Capitulo IX: Olvidarte

Decidió visitarlo, últimamente lo hacia mucho. Muchas parejas dicen que después del compromiso o del matrimonio la relación se volvía monótona, pero ellos eran muy diferentes, todo el día era algo diferente, algo nuevo y único que descubrían juntos. No todo era de color de rosa, pero siempre el amor estaba por delante de cualquier cosa

- Es una situación difícil, nunca me imagine que Eriol y Meiling tendrían algo, son tan… ¿diferentes?

- Yo, no lo encuentro tan difícil, solo míranos, cuando teníamos 10 años nos odiábamos y ahora, yo no puedo vivir sin ti.- expreso el castaño. Pero la magia del momento fue destruida cuando el estruendo de una puerta al cerrarse invadió la casa.

- ¿Meiling? ¿Qué te pasa?- dijo Sakura al ver entrar a Meiling con lagrimas en los ojos, pero solo recibió una silenciosa y triste mirada por parte de la china.- ¿Qué habrá pasado en la casa de Tomoyo?

- Si quieres puedes ir hablar con ella, a mi ella no me dirá nada.

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El cuerpo de tez clara, ligeramente bronceado, se flexionaba una y otra vez mientras hacia pechadas (flexiones, lagartijas, como quieran llamarle). Su rostro y sus brazos estaban cubiertos por pequeñas gotas de sudor; su cabello castaño sutilmente rubio caía en su frente para quedar mojado. Únicamente vestido con un pantalón deportivo, se paro para secarse la cara con la toalla blanca que colgaba de la mesa.

El sol de la tarde le iluminaba los ojos ahora amarillos. Miro hacia el cielo que le mostraba el ventanal, respiro profundo, tiro la toalla y tomo en sus manos un par de pesas. Cuando se disponía a seguir con su ya acostumbrada rutina, el sonido del timbre llamo su atención.

- Un momento.- dijo mientras tomaba la camisilla y se la colocaba lo mas rápido posible, "¿Quién será, no espero a nadie". Llego a la puerta y giro la perilla. Se encontró extraño ver ante él un arreglo de flores blancas con un par de piernas torneadas del mismo color…blancas como la nieve.

- Buenas Tardes, Brian…disculpa, creo que llegue en un mal momento…-expreso la nívea al notar la ropa 'mínima' y deportiva que llevaba el hombre. Llevaba con ella un regalo que, de alguna forma recompensaría todo lo que hizo por que ella.

- No, no, claro que no, Tomoyo puedes pasar.- dijo Brian sorprendido al ver tal mujer delante de su puerta. Se hizo a un lado para que la amatista pasara por la puerta con el arreglo de flores.- Y… ¿Cómo supiste que estoy hospedado aquí?

- En Tokio hay muchos hoteles, pero pocos Leifman.- expreso Tomoyo al entrar por la puerta- y…esto se lo obsequio en agradecimiento por todo lo que hizo por mí. Le doy mis mas sinceras disculpas por el trato inadecuado que le ofrecí al conocerle, y que presenciaras tan desagradable momento.

Tomo el arreglo entre sus manos, un arreglo de rosas y claveles blancos. Sonrió por lo irónico de la situación.- Es la primera vez que me dan flores.- dijo mientras se reía y causaba risa en ella. Era magnifico verla reír y feliz, cuando hace poco la había visto llorar.- Pero preferiría que dejaras de llamarme por usted, eso me hace sentir… ¿viejo?

- Disculpa, no es mi intención, es la costumbre.

- ¿Quieres algo de beber?

- No, no.- dijo dejando ver sus ojos a través de los lentes oscuros.- Solo vine a traerte el arreglo, voy camino a la universidad y el hotel me quedaba de paso…Fue un placer volverte a ver y nuevamente gracias.- y empezó a caminar hacia la puerta, al llegar a esta ser volvió solo para decir.- Nuevamente te pido disculpa…

- Tomoyo…No te disculpes porque no tengo nada que perdonar.-y con una sonrisa abrió la puerta y la dejo salir, no sin antes decir.- Cuídate.

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Pasaba su mano copiosamente a través de su rostro, tratando de borrar aquellas lagrimas que caían sin control, estaba desesperada, dentro de una encrucijada. Su moral y su corazón se encontraban en un debate interno, que la estaba enloqueciendo.

Su mente le reclamaba por su falta de decencia y dignidad que tenía con su amiga; pero su corazón le suplicaba que luchara por su amor, por su verdadero primer amor.

- Meiling…yo…este…- no encontraba forma de dirigirse a ella, antes le reprochaba su conducta, pero ahora viéndola así, sufrir de verdad.- ¿Hablaste con Tomoyo?

- Si…y…no quiso escucharme, y tiene razón en hacerlo, no la culpo. Ella me ve como su enemiga…- las lágrimas ya marcadas en el rostro de la china, cesaron de descender.- Si tan solo…

- Y… ¿has hablado con Eriol?- pregunto Sakura con impaciencia

- No….-Y un silencio mayúsculo arropo la habitación. Y de repente, una idea llego a la mente de Meiling.- He…pienso…terminar con él, nunca llegare a estar en paz…si Tomoyo…no me perdona…eso me hace sentir como basura.

- No te entiendo, ¿Quieres a Eriol? - pregunto la castaña, sintiéndose confundida.- ¿Por qué vas a terminar…?

- Sakura, ¿Qué harías si sabes que al estar con Syaoran le haces un daño tremendo a una amiga? ¡Qué demonios harías si Syaoran fuera el amor imposible de tu vida!… ¡¡¡ASÍ ME SIENTO YO! - grito.- y ya no quiero sentirme así, como una aprovechadora hipócrita…aunque se que no lo soy…

- Meiling…piensa bien las cosas antes de cometer una locura.- aconsejo Sakura, tratando de consolar a la china de largos cabellos. La veía tan indefensa y confundida.

-…De verdad te envidio, tú y Syaoran se aman y se van a casar, y nada ni nadie se lo impide…

- Te equivocas Meiling, él y yo pasamos por muchas cosas, los temores pueden ser mas grandes de lo que crees.- dijo Sakura, recordando los primeros momentos de su noviazgo con su prometido.

- Sakura…déjame sola…

La ojí-verde salio de la habitación sin decir nada, entendía que Meiling necesitaba espacio para pensar, pensar en su vida. Mientras la china, maldecía el silencio que inundaba la habitación, empezó a llorar de una manera callada, silenciosa, tratando de acallar las voces de su conciencia y corazón. Por fin, se sentía amada y amaba, se sentía mejor que nunca, por primera vez en la vida le encontró rostro y voz al amor… Pero la idea, de que nunca seria feliz con Eriol, llego a su mente, y poco a poco, la convenció parcialmente.

- Terminare contigo, y olvidare todo esto…- dijo para ella mientras gotas salinas se deslizaban solas por su rostro.

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Cuatro días pasaron, cuatro días llenos de conflictos silenciosos, de tristeza notable. Días donde Tomoyo se refugio en la universidad, con la excusa de que tenía que reponer el tiempo perdido; cuatro días donde Sakura y Syaoran fueron contagiados por la tristeza que existía en el ambiente. Durante aquel tiempo, Eriol intento desesperadamente hablar con Meiling, pero esta se le negaba, no le daba razones ni explicaciones, simplemente un 'No tengo tiempo' u un 'No puedo ahora', a sabiendas de que se moría por verlo, pero su la condición de su decisión no se lo permitía.

La luna estaba oculta por las nubes, que no permitían el paso de la luminosidad de la misma. Sentado en la sala de su casa. Conversaba con su amigo. Entre sus manos sujetaba su cabeza cabizbaja, en señal de preocupación, estaba realmente desesperado, pero trataba de no darlo a entender pues para él su amigo: "No merece que lo fatigue con mis problemas"

- ¿Y cuando la compraste?- pregunto el níveo, tratando de olvidar sus pensamientos molestos y al mismo tiempo levantando la cabeza.

- Hace casi una semana, solo estaba esperando a que terminaran de amueblarla.- respondió Brian sabiendo, que su amigo solo trataba de olvidar el rechazo extraño que recibía por parte de una china.- Esta cerca del hotel donde estaba hospedado, así que la dirección para ti, no va hacer un problema.

- ¿Y que te hizo comprar una casa en Tokyo?- pregunto con mucha curiosidad, pues él sabia que Brian no tenía nada solidó que lo atara a Japón.

- En nombre de mi padre, abriré una filial de "Inmobiliaria Leifman", así que me tendré que quedar por una temporada.- respondió con gran orgullo.- Hasta que la filial no este sólida, y pase por su primer año con buenas ganancias, no puedo ir a Inglaterra. Ordenes de mi padre.

- Mmmm, a mi me parece que te quedas por una chica de ojos amatista.- dijo Eriol soltando una carcajada y a la vez recibiendo un cojín por parte de su amigo.- Ya… era un broma.

- Esta vez, tus predicciones fallaron, Tomoyo es una chica que esta centrada en su universidad, y en estos momentos no encajo en su vida.- dijo, pero sabiendo que haría todo lo posible por entrar en su existencia, pase lo que pase.- Pero…- no pudo continuar porque el timbre de la mansión calo hasta la estancia.

- Vengo en un momento.

Se levanto y camino hasta la recepción con un poco de pesadez, antes de abrir paso sus manos por la cabellera negra-azul. El timbre volvió a sonar, así que se aproximo a la perilla y la giro, en realidad no esperaba a nadie y tampoco deseaba ver a mucha gente. Pero se sorprendió al ver la persona que estaba detrás de la puerta, estaba con la mirada perdida en un punto inexistente. Su mirada subió hasta sus ojos y quedaron congelados por varios segundos.

- ¿Po…podemos hablar?- pregunto con indecisión.

- Claro.- dijo mientras salía de la casa y cerraba tras si la puerta. Se detuvo un momento para mirarla: su pelo recogido entre palos chinos de color rojo, que dejaban caer algunos mechones, su cuerpo vestido con una sencilla blusa blanca de tirantes y una falda amplia lila, estaba hermosa. Pero sus ojos estaban tristes, sin brillo y eso…justamente eso le molestaba- Te rizaste el pelo, se te ve bien.

- Lo deje mojado, gracias…- verlo así con una simple camisa verde con pantalones oscuros, lo hacia lucir muy atractivo, su pelo a medio peinar le caía libremente en la frente. Estaba ahí, pero lucía cansado, como agotado de luchar.- Eriol…

- ¿Por qué no querías verme?

-…- la pregunta simplemente la sorprendió, no se la esperaba.- Necesitaba tiempo…para pensar sobre nosotros, y sobre nuestro futuro.

- ¿Y que no tenías claro sobre nosotros?

- NO, no es eso. Yo tenía todo claro, y todavía lo tengo…pero…las cosas cambiaron y…- no pudo continuar, bajo su cabeza para que el níveo no viese aquellas lágrimas furtivas que enmarcaban su rostro. Este se acerco y con el pulgar retiro cualquier rastro salino; con su mano acaricio la mejilla húmeda, coloco la otra en cadera y la obligó a verla a los ojos. Sus ojos se perdieron entre ellos, embrujados por la magia del momento.- Eriol…entiende…que tenemos que terminar…

- ¿Qué te tengo que perder? ¿Qué tengo que dejarte? ¿Eso quieres que entienda?- dijo mientras quitaba del rostro los mechones rebeldes. Cerro sus ojos por un momento.- ¿Quieres sacarme de tu vida? ¿Realmente quieres eso?

-…- El silencio los arropo por varios segundos "No…".- Si.- mintió, mintió gravemente, pero ya no resistía mas, mas intriga y mas ironía por parte de su conciencia, no había hecho nada malo, pero la visita a la casa de Tomoyo la había cambiado, la hizo sentir como una basura. Eriol la soltó y se paso la mano el rostro en señal de derrota.

- Pues…si eso es lo que quieres, saldré de tu vida, entonces. Solo…deja…dame la oportunidad de abrazarte.- y la vio asentir.

Él se acero lentamente, la tomo por la espalda y la abrazo, la abrazo como nunca, sintiendo que la perdía estando ella tan cerca. Sentir su piel en las palmas de sus manos lo quemaba tremendamente. Sentir como aquella mujer enterraba sus dedos finos entre sus cabellos de su nuca, era algo simplemente delicioso. Se separaron un poco, para verse el rostro: la duda y la desilusión se marcaba en su rostro, sus ojos rubíes se tornaron aguados, y él, él no soportaba tenerla ahí, frente a él sin poder hacer nada.

Pero la distancia se fue disminuyendo cuando el ingles poso lentamente sus labios en los de la china, un simple roce, una simple caricia. La besaba con calma, con amor y delicadeza, y ella aceptaba el beso con gusto. Su lengua húmeda, acaricio con exquisitez su labio inferior mientras se hacia paso a través de estos. Meiling se abrazo más a él, mientras sus manos se perdían en el cabello del níveo. La caricia paso a ser mas intima cuando en un acto de pasión sus lenguas se mezclaron en una danza embriagadora. El aire les faltaba y lentamente, con besos cortos se fueron separando, en contra de sus instintos.

Cara a cara, los dos debajo de un cielo oscuro sin luna, se despidieron para terminar con su último beso, el último beso del mejor momento de sus vidas. Meiling dejo caer sus manos del cuello del níveo, solo para tocarse los labios antes besados. Dio media vuelta en dirección a su automóvil. Al dar el primer paso, sus pies fueron regresados hacia atrás, porque fue atraída a través de su mano hacia un cuerpo masculino que ya conocía. La tomo por el rostro y acerco su boca a su oído solo para susurrarle.

- Gracias…

Todo su cuerpo se estremeció a chocar ese aliento calido contra su fría tez. "Gracias a ti también" fue lo único que pudo pensar Meiling. Tratando de no derramar ni una sola lagrima mas, se alejo de él y sin pensarlo dos veces puso en marcha su automóvil.

Se quedo parado, con la mirada puesta en el auto rojo oscuro que se adentraba en la noche oscura. Sus dos manos fueron a parar sobre su pelo, se sentía pésimo, como si varios camiones lo hubieran pisoteado. No se esperaba eso, todo menos eso. Eran tan duro, que después de haber tocado al cielo fuera lanzado al infierno. De repente, la imagen de un amigo esperando lo hizo salir de aquel trance y entro a la casa. Pudo ver como su amigo se acercaba, se leía en sus ojos que lo sabía, que lo había visto todo.

- Lo siento hermano.- expreso Brian mientras abrazaba a Eriol en señal de apoyo.- De verdad lo siento.

- No más que yo…créeme.

O

O

Apenas había podido doblar la esquina, ni siquiera tenia la fuerza para seguir manejando, las lágrimas le nublaban la vivista considerablemente, y las manos no le dejaban de temblar. Le dolía la cabeza y no podía de pensar en una sola persona. Y como si el cielo quisiese acompañarla varias gotas empezaron a descender del cielo negro. Golpeaba el guía una y otra vez, y los ojos empezaron hinchársele. Se sentía morir, como si un agujero negro la absorbiera por completo desde el centro de su alma.

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Caminó con su calma ya acostumbrada, tratando de evitar la mirada la de una que otra mujer que lo devoraba con la vista. Mucho había pasado en esas tres semanas, había conseguido trabajo en la inmobiliaria Leifman y comenzaba la universidad, todo esto lo estaba ocupando y absorbiendo los pocos minutos que tenia para descansar. Entro a aquel santuario lleno de libros y se dirigió sin pensarlo dos veces hasta el fondo del mismo. Últimamente pasaba mucho tiempo en aquel lugar, no solo por la universidad sino también por diversión, había retomado su viejo hábito o mejor dicho hobbie.

Leer libros no solo ocupaba su tiempo libre, sino que también lo ayudaba a desconectarse del mundo e imaginarse que ya no era ese hombre ocupado por su trabajo y su carrera, sino el protagonista de la historia.

Aunque una alegre muchacha uniformada le ofreció su ayuda, él ya sabía que libro quería, tenia varios días con el, estaba tratando descifrar, entender y adaptar a su vida propia toda las frases que mencionaba el libro. Alzo su brazo fuerte y blanco para alcanzar el libro. Luego de tener el libro en su poder inicio la búsqueda de una mesa totalmente sola, al encontrarla solo se dispuso a sentarse. Dándole la espalda a un estante enorme de libros.

'Citas Mundiales' esa era el nombre que lucia en la portada, abrió el libro en la ultima pagina que había leído y pronuncio en voz alta la frase que tenia frente a sus ojos añiles.

- …Añorar el pasado es correr tras el viento…- al instante la frase le pareció complicada y no la entendió.- ¿Qué quiere decir…- fue interrumpido por el peso y el estruendo de varios libros que cayeron sobre su ancha espalda y su cabeza.- ¡Que diablos!

- Disculpe, disculpe no fue mi intención.- se intento disculpar una muchacha mientras se inclinaba para recoger los libros derrumbados.

- No hay problemas, para la próxima…- se inclino también para ayudar a la joven, pero se sorprendió mucho al reconocer al instante el color de los ojos de ella.- ¿Sakura? ¡Que gusto verte!- dijo mientras la ayudaba a levantarse con libros en manos.

- ¡Eriol, hay que pena, disculpa, me tropecé y me apoye en los libros.- después de un abrazo agrego.- Hace mucho que no te veía.

- La universidad me esta absorbiendo por completo y la empresa ni se diga, este es uno de los lugares que me permite relajarme.- comunico el añil a su vieja amiga, le ofreció una silla y se sentó junto la misma.

- Te entiendo.- dijo con una mueca de cansancio.- Estoy aquí para averiguar la vida de Rene Descartes…no entiendo que tiene que ver un gran matemático con la publicidad…- dijo con cara de sarcasmo.- pero aquí estamos…

- ¿Y Syaoran?- preguntó por su amigo.

- Ese es otro que no puede mas con la universidad, aparte de la boda, estamos en preparativos. Él quiere hacer la boda el mes que viene, aunque trate de persuadirlo él esta decidido.- dijo y a la vez noto las ligeras ojeras que se asomaban debajo de sus ojos, lo notaba triste y a la vez tratando de no estarlo.

- Entonces tenemos boda en Septiembre, es un gran mes.

-Si…- vio como lentamente descendía la vista hasta el libro.- ¿Eriol, te sientes bien?- realmente se estaba preocupando por su amigo albino, él siempre le brindo su ayuda cuando mas lo necesitaba y ahora parecía que ella debería hacer lo mismo.

- Solo estoy un poco cansando, eso es todo.- "Claro que estoy cansado, la universidad me absorbe y el trabajo también…estoy cansado y no duermo bien, es eso claro que es eso…" pensó.

- ¿No es por Meiling?- con él había aprendido hablar directamente y sin rodeos.

La pregunta no lo tomo por sorpresa pero si lo sacudió un poco.- Hace casi un mes que no veo a Meiling, no creo que sea la causante de mi desgaste físico.- "Como no, si pienso en ella día y noche" y volvió su cabeza y observo nuevamente el libro, la frase que acababa de leer…"Añorar el pasado es correr tras el viento… ¿Qué quiere decir?" pensó.- Es solo la universidad que me tiene así.- y esbozo una sonrisa.

- Ok…pues Eriol me tengo que ir, Rene Descartes me espera.- le dio un beso en la mejilla y desapareció rápidamente de la biblioteca.

- Añorar el pasado es correr tras el viento.- de repente una idea le vino a la cabeza, una idea que de un punto de vista literal tenia lógica. "Mi pasado es todo aquello que he dejado atrás y si pienso en el día y noche estaré retrocediendo y nunca avanzare en la vida. Tengo que dejar de pensar en el pasado, tengo que alejarme de todo lo que recuerde mi pasado…Tengo que olvidar mi pasado…tengo que olvidar a Meiling".

Esa idea lo hizo estremecerse un poco, pero tenía lógica. Cerró el libro y lo coloco en la estantería, salio de la biblioteca. Tenía mucho que hacer si es que quería olvidar su pasado; se subió en su auto y tratando de evitar las avenidas congestionadas, se dirigió con prisa hacia su casa. No duro mucho para llegar a su casa y entrar lo más rápido posible. No lo pensó dos veces para comenzar a llamar un numero telefónico con urgencia. Tenia que apresurarse pues lo que pensaba hacer tenia que advertirlo con anterioridad.

- Inmobiliaria Leifman, Buenas Tardes…

- Buenas, me podrían comunicar con el departamento de personal.- dijo el níveo con toda la tranquilidad posible.

- ¿Quién habla, por favor?- pregunto la recepcionista.

- Eriol Hiraguizawa.- respondió con rapidez.

- Un momento…

Un silencio instantáneo arropo la llamada que hizo aumentar más la adrenalina que ahora recorría el cuerpo del ingles. Otra señora tomo el teléfono, ahora conocida.

- Eriol que alegría oírte, ¿en que puedo ayudarte?- le dijo animadamente la señora.

- Señora Hakoro, quiero anunciar mi renuncia…- dijo con mucha calma.

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Q les parece, bueno ¿noh? A mi me gusto un montón, como sufre el pobre Eriol… y que se diga de Meiling, ahhhhh… :( pero así es la vida… Les digo que por ahora no habrá reconciliación así que pueden seguir llorando.

Además quiero pedir disculpas por la graaaaaaaaaaannnnnnnnnnn tardanza que tuve para subir este capitulo, los exámenes me tenian hasta el cuello pero como estoy de vaca, VUELVO…

Quiero agradecer a todas aquellas personas que se han mantenido fieles y siguen leyendo Atracción Fatal.

Se despide Lady Atenea