Eternity

Afuera, se desataba una tormenta, los truenos no se hicieron esperar. El viento contestaba violento, meciendo los árboles sin temer en tumbarlos. Aquella mansión ya no era normal. No era la que un día había conocido Katsuya.

Las llamas que contenían las velas, temían, queriéndose apagar. En las escaleras se escucharon ruidos extraños, que distrajeron a Katsuya, haciéndolo voltear, y al hacerlo se arrepintió inmediatamente. Lo que veía no podía ser cierto, no era lógico. Las gárgolas que se encontraban el final de las escaleras (parte de arriba, segundo piso) se estaban moviendo, y de sus hocicos solo salían gemidos extraños. Las alas de aquellas gárgolas se extendieron, como si ellos hubieran descansado y se estuviesen estirando como un minino.

Las puertas de la mansión se abrieron violentamente, dejando ver en medio una figura delgada y algo alta, completamente mojada. Unos ojos destellaron en la oscuridad, mientras la lluvia y el viento se colaba por su alrededor.

-"Kaiba, déjalo, no puedes hacer eso ahora." – dijo una voz clara y melosa. – "Tu sabes perfectamente del por que no puedes jugar."

-"Argh..." – gruño Kaiba, debatiéndose en hacerle caso a aquella figura con voz melosa o hacerle pagar por lo que le había hecho Katsuya. – "esta bien." – dijo, retirándose un poco, para luego propinarle un puñetazo a Katsuya, que lo dejo en el suelo.

-"Pobre chico." – dijo la figura, que se recargaba en la puerta, aun abierta.

Katsuya miro en dirección de aquella persona, aun en el suelo, y pudo ver claramente como afuera, a un lado de las puertas, dos enormes figuras se movían.

-"¡Qué diablos...?" – murmuró.

Aquellas figuras eran dos enormes estatuas, en forma parecida de ángel y el otro de demonio. Esas estatuas al entrar no las había visto¿estaban ahí¿y las gárgolas?

-"¿No las habías visto, Jounouchi? Creo que aun que pasaste por todos lados, observando mi casa, no notaste los... 'grandes' detalles." – dijo Kaiba, recargando su cuerpo en el barandal de piedra que tenia en la escalera, y un brazo arriba de esté. –"Son una nueva decoración, como se fue Mokuba, creí que podía cambiar algunas cosas."

Katsuya se sentó en el suelo, donde ya estaba momentos antes casi acostado. Su vista fue a dar hasta ver a aquella figura nuevamente, que se entretenía viendo y al parecer hablando con las enormes estatuas. Sus oídos le empezaron a lastimar, las estatuas de la puerta principal comenzaron a hablar, un lenguaje que no conocía, pero por el tamaño que eran las estatuas, su voz era mas pesada y lastimaba cada vez mas.

-"Ah, lo siento, creo que no estas acostumbrado a sus voces." – comento con son de burla Kaiba

-"Hablan el lenguaje prohibido." – respondió la figura a lo lejos, como si leyera la mente de Jounouchi

-"¿Qué esta pasando aquí, Kaiba?" – pregunto ya muy asustado y asombrado Jou.

-"Estamos en un mundo de fantasía, Jounouchi, mas que este no es un sueño y al ser feliz, no es el final, si no el principio." – contesto

-"Kaiba, lo vas a traumar, pensara que el final será cuando uno sea el mas infeliz" – dijo nuevamente aquella figura, para que al final solo Kaiba mofara. –"Déjame me presento, por que se que Kaiba no lo hará. Soy Gin Rutherford ¿y tu quien eres?"

-"...Jounouchi Katsuya." – respondió temeroso

-"Mucho gusto."- camino, dejando atrás a las dos estatuas, que al parecer empezaban a pelear.

El candelabro que estaba puesto en el techo se movió bruscamente, para luego mecerse. Jou lo miro, y pudo ver unas aves extrañas, completamente negras y ojos rojos. Eso no era normal, la mansión de Kaiba no era nada normal. Algo raro estaba pasando.

Afuera las gotas de lluvia caían violentamente, miro la puerta y puso ver como aquellas aves extrañas salían deprisa por la puerta, mientras las dos enormes estatuas trataban de derribarlas. A lo lejos escucho un gruñido, y volteo, su vista fue a dar a una gran chimenea que antes ya la había visto, y aquella estatua de un león se movía, viéndolo directamente a el. Se asusto, seguramente Kaiba le había puesto algo a la bebida¡estaba totalmente loco!

-No, solo esta maldita la mansión, no te preocupes. – dijo Kaiba, recargándose nuevamente en el barandal de pierda. – vamos¿no se ven lindas¿o te dan miedo?

Escucho unos pasos acercarse, se dio cuenta que era el chico llamado Gin, que al alejarse un poco de la oscuridad pudo notar su piel tersa, ojos brillantes y plateados, y su cabellera algo larga, del mismo color que aquellos ojos.

-Tranquilo... tal ves es demasiado para ti por este día¿no lo crees? – sonrió dulcemente.

Mas antes de contestar un chico con un porte delicado entro, tenia algo que le enredaba su cuello, se acerco al de ojos plateados, y pasar sus brazos por el cuello de este.

-¿te alimentas de mordidas o que? – pregunto Kaiba, sin voltear a verle.

-¿Crees que pueda dejar que se entere su amigo, Kaiba? – pregunto Gin

-Haz lo que quieras, nadie le creerá, de eso me encargare yo. Además aun me debe dolor, mucho dolor.

-¡De que rayos hablas Kaiba? – pregunto Katsuya

Pero antes de que contestara, escucho un quejido, volteo su rostro para encontraste con una escena algo fuera de lo normal. En realidad todo lo de esa mansión estaba fuera de lo normal.

Aquel chico esbelto soltaba quejidos y gemidos, mientras Gin mordía su cuello, haciéndole sangrar, y al parecer bebiendo aquel liquido.

Sintió alguien muy cerca de el, demasiado, miro a un lado y Kaiba estaba demasiado cerca de el.

-Lo siento perro, pero tu mente se volverá loca, es demasiado por hoy. – paso una mano por sus ojos, para después la oscuridad envolverle por completo.

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Nota: Lo se, lo se! Es tan poquito! Es que ando castigada nuevamente, y tengo tantos fics que actualizar!

Hahaha, lo se, lo se, es que me encanta +love+ y para quien leyó Hipnotízame, sabrá quien es mi adorado Gin x3

Disculpenme por no contestar sus reviews, pero sigan enviandome por que no saben lo feliz que me hacen cuando los leo! Tomo encuenta todas sus opiniones, amenazas y quejas! gracias por todo! Besos!

Tetsuya Ogawa.