Cambios Inesperados

Había olvidado el dolor de su cuerpo, pero de nuevo se hizo presente. Toco aquella mancha de sangre en su ropa, aun estaba húmeda. Camino siguiendo a su nuevo dueño, pensando que tenia un buen porte. De todos los dueños o amos, como quisiese llamarle ya que tiene el mismo significado, el era con el mejor porte, los demás no tenían buena ropa, o si la tenían no sabían combinarla, unos solo tenían dinero pero en verdad nada por dentro, otros no eran muy guapos que digamos, y mas con muy mala educación. En cambio, este chico, por que en verdad era un chico, no un señor como los otros amos, de ojos zafiro, parecía educado, buen porte, sabia combinar su ropa y muy guapo.

Siguió caminando tras su amo, y entraron a una habitación muy amplia y silenciosa. Se quedo en la puerta admirando, se sentía un pequeño niño con mucha curiosidad, y no un joven como en verdad lo era, pero es que el es así. Su combinación de pequeño y de joven.

-Siéntate- ordeno su amo. Y tal como lo ordeno, Joey lo hizo. -¿Cómo te llamas?

-Joey...-

-¿Nada mas Joey?- hablaba sin voltear a verlo, solo veía unos papeles que tenia en la mano.

-Wheeler... Joey Wheeler, señor.-dijo temeroso

-Bien, Joey, no me digas señor, soy tu dueño, tu amo.- volteo a verlo a los ojos.-¿Qué te paso?- pregunto mirando las manchas de sangre que se agrandaban

-No lo se...amo.

-¿Cómo que no lo sabes?

-No, ayer... ayer que trate de escapar, me volvieron a capturar, y cuando abrí los ojos, me encontraba encerrado y amarrado, y me dolía mucho el cuerpo. Ahora veo que tengo heridas.- a la explicación de Joey, Kaiba guardo silencio.

Salió de la habitación y hablo con uno de los guardias que cuidaban la puerta. No tardo mucho en volver a entrar y minutos después entro una mujer con una pequeña caja y vendas.

-Acuéstate ahí, y quédate quieto. La señorita curara tus heridas.

Y tuvo que hacer caso. La joven se acerco y lo primero que hizo fue coquetearle. ¿El mundo estaba lleno de mujeres fáciles?

-ejem...- fue lo único que salió de los labios del dueño de aquellos ojos zafiro. Inmediatamente la chica entendió la indirecta y dejo de hacer eso.

-Quítate la camisa.- dijo la chica, que sonrió al instante. Kaiba volteo al escuchar eso, y prefirió no hacerse notar mucho, se acomodo en una esquina, recargándose en una pared y desde ahí observaba lo que sucedía.

Lo que sucedía en todo ese reino, era que el joven Kaiba era el que manejaba una gran parte del reino, y la otra la manejaba Yami. Yami, un tipo que se hace pasar por un faraón, y tiene a un chico que siempre le acompaña, parece el la gallina y el chico ese el pollito. El chico se llama Yugi, al parecer siente algo especial por Yami, pero esté por muy altanero no lo nota.

Hay un pequeño grupo constituido por 4 chicos. Marik, Malik, Bakura y Ryo. Los cuatro hacen muchos males, pero son amigos de Yami y Yugi, y algo así como compañeros de Kaiba. Kaiba es un chico duro, callado, su silencio mata como su mirada. Se a dado cuenta de lo que pasa, pues no es nada tonto, es un genio a pesar de lo joven que es, si no fuera por eso, Yami seria el único que manejaría el reino.

Seto Kaiba, 17 años. Tiene un pequeño hermano, pero ahora no se encuentra con el, se encuentra en un viaje, conociendo otros lugares, y estudiando, pues el chico es igual de inteligente que su hermano mayor. Kaiba se da cuenta que Yugi anda muriendo por Yami, para el, es muy fácil notar como ese pobre babea por el otro, pero Yami... Yami antes era un chico muy educado, pero ultímenle anda muy...¿cómo se dice?... 'urgido'. Si, esa era la palabra, pues coquetea con cualquiera que se le curse, sea hombre o mujer, solo que siempre busca un físico atractivo.
Si tan urgido esta, no sabe por que no se fija en Yugi, si le tiene tanto cariño, además Yugi no se le resistiría, dejaría que Yami hiciese lo que quisiera.

Kaiba necesita esclavos, pues su reino no se mantiene solo, necesita de gente que trabaje, y para no escuchar quejas, que mejor que esclavos que solo le das de comer y ellos harán lo que les pidas. Al escoger, era obvio que el lo tenia que hacer, pues no quería mas cabezas huecas, pero al observar a este grupo que había venido, se fijo en uno en especial.

Llamaba la atención, obviamente. Cabello pintado por los rayos del sol, un rubio muy atractivo, ojos chocolate, la piel se veía suave, y su cara con una mirada muy curiosa. Parecía un cachorro, y ¿por qué no tener un perro en casa? Nunca sobra. Claro que el, Seto Kaiba, nunca se enamoraría, no le agrada el amor, y claro, nunca se fijaría en un chico. Eso era lo que pensaba, pero en realidad Wheeler le llamo la atención.

No le llamaba Wheeler, pues se supone que el debe de tenerle respeto a Kaiba, no Kaiba a el. Muy en el fondo, si lo quería, lo deseo, pero eso era algo muy vulgar viniendo de el. En verdad Joey tenia un cuerpo atractivo, pero no debería de pensar en eso, pues era solo su esclavo....personal. Si hacía algo con el, nadie debería de enterarse, además para eso sirven los esclavos, ¿no?

Aun que tampoco dejaría que le hicieran cosas a ese perro, nadie, ni que lo lastimaran, por que al parecer ya le habían hecho algo. Tampoco lo vendería, no tenia por que, no necesita dinero ni nada. Aun que...aun no conoce a Joey, debería de conocerlo.

Cada ves que la joven curaba las heridas de Joey, este se movía, le dolía lo que le hacían. Kaiba miro asombrado las heridas que tenia. En los costados tenia como rasguños muy largos, como hechos por pedazos de vidrio, en el pecho hematomas, como en la espalda, y muchos golpes, que habían hecho que además de los hematomas, su piel se halla abierto. En los brazos, cortadas largas, y en sus dedos, tenia sangre, como si le hubiesen carcomido.

Tardaron algo en curar todas sus heridas, la mayoría de su cuerpo estaba cubierto por vendas que la joven coloco cuidadosamente. Después se marcho con la orden que Kaiba le había dado.

-¿No sabes que te paso?- volvió a preguntar Kaiba

-No.- fue todo lo que respondió.

-Bien, ahora sal, ahí te llevara un sirviente a la cocina para que comas, seguramente no has desayunado.

Antes de que Joey respondiera, se abrió la puerta, entrando un guardia diciéndole algo a Kaiba al odio, este salió inmediatamente, seguido de el, Joey, que planeaba seguirlo, pues era su amo, pero una mano en su hombro lo detuvo. Volteo, observando a un señor ya de edad, que lo miraba cálidamente. ¡Vaya, alguien cálido! Llego a pensar que todos tenían esa mirada fría que tenia su amo.

El señor lo llevo a la cocina. ¿Todo en ese palacio era tan grande?...esa fue una pregunta tonta, era obvio, si era un palacio, tenía que ser grande todo. Le dieron de comer, como un rey, eso pensó Joey, pues le daban mucha comida, y ¡se veía deliciosa! Comió todo lo que pudo, se atraganto varias veces, pero con ayuda de los jugos y aguas de varios sabores se paso la comida.

Después de unos momentos el estomago le dolió, por comer tanto y tan rápido. Pero es que no había comido desde hace tiempo, y tenia que llenar esos días, ¿ne?x3

Decidió caminar y darse un pequeño paseo por el gran palacio. Se entero, en el transcurro del paseo que en todo ese reino, había dos enormes palacios. Uno que le correspondía a su amo Kaiba, y otro, que al parecer era de un tal Yami. El nombre se le hacía raro, pero total, no sabía como estaba todo en ese lugar, pues era un reino diferente al del cual venia Joey.

En realidad aquel palacio era grande, y tenia cosas muy 'elegantes' y muy costosas. También observo varias cosas que nunca en su vida había visto, y personas platicar amablemente. Pequeños niños jugar alrededor de una fuente, y unos un poco mas grandes jugar con unas cartas muy raras.

Sin darse cuenta, ya había salido del palacio, pero es que había tantas cosas tan interesantes. Nuevamente una mano en su hombro lo detuvo, al voltear vio que era un guardia, se tenso notablemente, los nervios le ahogaba, y era por que tal ves lo regañarian.

-¿Tu eres Joey Wheeler?- pregunto serio el guardia

-Si...¿por qué?

-No deberías de estar fuera del palacio, si te encuentra el señora Kaiba te puede mandar a decapitar, mejor entra, por que escuche que te andaban buscando. Tu debes de estar todo el tiempo con el señor Kaiba.

-si...ya voy. – fue todo lo que dijo y se dirigió a buscar a su amo Seto Kaiba, después se escaparía y se asombraría con mas de aquel reino.

Llego al lugar donde le habían curado las heridas, pero antes toco la puerta. Una vos fría, obviamente la de su amo, le dicto que pasara. Al entrar se encontró con su amo escribiendo en unos papeles.

-¿Dónde estabas?

-...estaba observando su palacio. ¡Es realmente grande y muy hermoso!- respondió feliz.

-Tu no debes de separarte de mi. Eres mi esclavo personal, y solo puedes largarte si yo te lo ordeno. Yo soy el que dirige una gran parte de este reino, y si quiero, puedo mandarte a matar y nadie me dira nada. ¿Entiendes?

-si- bajo su vista, no le gustaba que lo regañaran.

-....-suspiro- ...necesito que vayas a la entrada, quiero que esperes a 4 chicos, dos albinos, y otros dos con piel morena....ah! que combinación es esa! Solo vienen a dar lata...- bufó enojado y con esa indicación, Joey salió dirigiéndose a la entrada.

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Disclaimer: Los personajes de Yu-Gi-Oh! no me pertenecen, son de su respectivo dueño Kazuki T.
Notas de la autora:
¡Hola! Me alegro mucho que les haya gustado el fic. La verdad me han dicho que son muchas parejas, y que les esta mareando, pero tal ves no debí de haberles dicho o.o pero ya verán que con el transcurso de la historia verán como todos se meten con todos y se engañan, solo se usan. Espero que aun les guste o.o Saludos y gracias por todo!
Ja ne!