Cambios Inesperados
Corrió hacia la habitación, esperando que su amo no le cerrase la puerta en la cara, o mucho menos, dormir fuera, ya que en las noches hacia mucho frió. Entro empujando la puerta de golpe, pero es que a la velocidad en la que iba, no había podido frenar.
Cuidado! Tiraras la puerta! – regaño su amo, que estaba viéndolo desde un punto de la habitación
yo...eetto...lo siento... -decía sonrojándose, recuerdos del sueño habían llegado de pronto a su mente.
¿Te sientes mal? – pregunto el CEO - ¿por qué estas sonrojado?
No, por nada. – contesto con un notorio nerviosismo, y es que Kaiba se había dado cuenta!
Ya es tarde, duérmete. – ordeno.
Katsuya solo se acerco a la cama, lentamente, mientras que el Kaiba mayor desapareció de su vista al entrar en el baño. Antes de que se sentara en la cama, con sus manos toco las suaves sabanas, y al instante pudo detectar el aroma que desprendían estas, igual que las de su amo, obviamente era por que el dormía ahí. Se acerco un poco mas, para oler claramente, cuando escucho una voz proveniente del baño que hizo que se levantara de inmediato, algo sonrojado nuevamente.
Toma, ponte esto, te sentirás mas cómodo. – le aventó una ropa, que cayó en la cama - ...¿seguro que no te sientes mal? – se maldijo, seguramente se le notaba el sonrojo y nerviosismo.
si, seguro...gracias. – murmuro sin mirarle a los ojos. Y nuevamente aquella figura elegante desapareció. Miro la ropa, se sentía muy suave, y era linda. ¿A todos sus esclavos les daría algo con tanta comodidad? De seguro esa ropa valía mucho, valía algo que el mismo no podría comprar.
La habitación era realmente grande, con un estilo raro para Katsuya pero muy cómodo, la cama de su dueño, era enorme, y parecía muy cómoda, de seguro lo era, tal vez se sentía mejor que en la que el dormía. Si, era seguro que era mejor. En esa habitación también habían ventanas francesas, al parecer le gustaban a Kaiba, y las cortinas eran delgadas e igual que las sabanas parecían suaves. Incluso, también había un sillón en una de las esquinas de la habitación, que parecía muy cómodo. O todo se veía cómodo o era que en realidad estaba cansado y su mente y cuerpo anisaba descanso.
No tardo Kaiba en salir, su mirada rápidamente se fijo en la cama, esperando ver a aquel esclavo de piel no mas blanca que la suya, y cabellera rubia, mas no lo encontró ahí. "Tal ves salió, pero si es así, no lo dejare entrar, dormirá afuera" pensó el dueño de aquel reino, pero al voltear hacía el sillón, se encontró con el perro hecho un ovillo. "Seguramente cree que dormirá ahí." Pensó el CEO.
¿Se puede saber que haces ahí, perro? – las palabras duras hicieron que dejara de dormitar.
..¿dormir? – respondió el rubio
Eso lo se, baka, pero ¿por qué razón en el sillón?
...¿quiere que duerma en su cama? – el Ceo no respondió y levanto las sabanas.
Vamos, adentro. – ordeno. El rubio no tuvo otra opción, recordando su sueño se puso de mil colores, y sentía como las mejillas le ardían, y las manos le sudaban. – Hm...creo que llamare a un doctor.
no, no! Estoy bien – e inmediatamente se echo en la cama. El contacto de su nariz con aquellas almohadas le hizo reconocer mas fácilmente el aroma de aquella persona fría.
Trato de no moverse, y en un instante Kaiba se había acostado a su lado. Podía sentirlo cerca de el, y se encontraba nervioso, pero el cansancio empezaba a nublarlo, cerrarle los ojos completamente.
¿Cachorro?... – llamo el CEO, mas lo único que tuvo en respuesta fue el abrir de un solo ojo castaño. Kaiba se acerco demasiado a Katsuya, poniéndolo nervioso, y le susurro al oído. – Por nada del mundo, creas lo que te diga Yami, no te acerques a el.
¿por qué? – y aun que estaba nervioso por lo cerca de su amo, tenia demasiada curiosidad y volteo a verlo, quedando a solo pocos centímetros de el.
Lo comprenderás después- hizo una pausa, como no queriendo contar nada, como si fuera una molestia. – solo...no te acerques, ¿esta bien?
si. – respondió, y volvió a cerrar los ojos inmediatamente, pues su cuerpo le pedía a gritos besar aquellos labios.
Inconscientemente Seto empezó a acariciar la cabellera de Katsuya, quien daba señales con pequeños y leves ronquidos de que ya se encontraba totalmente dormido. ¿Por qué razón acariciaba a su esclavo? Era cierto, de una forma le atraía, y ciertamente no debería de estar durmiendo en su cama, pero aquel rubio le hacia tomar decisiones que nunca había tomado, incluso, hacia cosas sin pensar.
Seria mejor no seguir pensando eso, en pocas horas tendría que ir al reino de Yami y no tendría descanso, pues ese Yami solo le fastidiaba y no lo dejaba hacer lo que el quería.
No tardo en quedarse totalmente dormido.
Las pocas horas para dormir habían pasado demasiado rápido, y es que cuando uno de divierte o duerme, así pasa. Noemí toco a la puerta, pero nadie contesto. Al abrir la puerta, por que era seguro que no le harían caso, descubrió una pareja durmiendo placidamente. Sonrío, nunca había visto al CEO dormir así.
Katsuya apoyaba su cabeza en el pecho del Kaiba mayor, y parte de su cuerpo descansaba en el de su amo. Parecía un cachorrito, y Seto su dueño, quien solo lo abrazaba. Seguramente si preguntaba dirían que era por el frió, o simple accidente, aun que tampoco juzgaría, pues no tiene por que, además de que se veían muy lindos juntos.
El cuerpo de Joey se empezó a estirar, el joven rubio abriría los ojos pronto. El CEO al sentir el cuerpo arriba de el moverse, abrió los ojos molesto.
¿Por qué demonios te mueves tanto?... – pregunto, para después abrir sus ojos con sorpresa al ver al rubio con ojos enormemente abiertos, y detrás de el, fuera de la cama, se encontraba Noemí con una gran sonrisa. - ¿Qué demonios...?
eetto...yo... – se separo de inmediato, pues sus rostros estaban demasiado cerca, y al separarse, fue a dar con el suelo. –itai(1)!
Deja de aullar – dijo molesto, volteando a ver a Noemí - ¿ya es hora?
Si señor, venia a despertarlos.
Seto se levanto sin voltear a ver a ninguno de los dos, y con un sonrojo en su cara. Entro al baño y no tardo en abrirse la puerta y mirar hacia una cabecita rubia que se encontraba aun en el suelo
Perro, mas te vale que cuando salga ya estés listo! – y cerro la puerta con un azoton.
Vamos, será mejor que vayamos a ponerte listo. – pronuncio Noemí ayudando a Katsuya a levantarse. – ya he arreglado tu habitación.
Ya era hora de marchar, y Seto como siempre estaba impecable, con un porte de superioridad y elegancia. Su esclavo ya se encontraba montado en un caballo, mientras lo observaba con detenimiento, y dándole tímidas caricias.
No te morderá... – dijo el CEO subiéndose a su caballo. – solo te arrancara la mano.
A esto, Katsuya se asusto, y su cuerpo se tenso, y su amo, solo rió. Se le hacia muy bonito el caballo, pero le tenia miedo, ¿y si era cierto que le mordía? No, no que le mordiera, si no que le arrancara alguna extremidad de su pequeño cuerpo...no quería eso, así que trato de no pensar en eso, pero aferrarse al caballo.
Ya vamonos, perro.
¿Y no llevaremos nada? – pregunto tímidamente
Si, pero todo eso, ya esta allá, ayer se lo llevaron. – explico al momento que su caballo empezaba a moverse. – pero no nos quedaremos mas de un día.
Que equivocado estaba el CEO...por primera vez.
No tardaron en irse, y Noemí se despidió cálidamente del pequeño rubio que estaba totalmente tensado con el caballo y del mayor de los Kaiba, que solo se despidió agitando lentamente su mano.
El caballo de Kaiba iba primero, abriendo paso, con su porte de elegancia, no mas que del CEO. Obviamente, si algo es del CEO merece verse bien, por eso el caballo, y por eso, la vestimenta del rubio, que se le hacia un poco incomodo y raro, pero al tiempo le agradaba por que era de lo que su amo le había dado.
En cambio, el caballo del joven rubio iba detrás del de Kaiba, siguiéndolo, pero a diferencia del caballo de Kaiba, este desprendía energía, y dulzura, obviamente no mas que la de Katsuya, pero al parecer le quedaba. Poco a poco el caballo le dio a entender a Katsuya que no haría daño, los caballos son buenos amigos si les tratas bien, como se debe, como te gustaría ser tratado, son como humanos, pero en diferente cuerpo.
El camino era largo, pero no importaba, por que Jounouchi podía observar la ciudad, era muy grande y las personas, hay de todo, malas, buenas, egoístas, celosas, gruñonas, lindas, exageradas, etc.
Aquella parte del reino estaba muy bien cuidada, y no faltaban los árboles ni las pequeñas plantas. Los pajarillos se divertían, y aun que todo se le hacia muy entretenido a Jounouchi, el sueño lo estaba venciendo, y es que tenia sueño por que se durmió tarde ayer, gracias a su amo. Recordó que Kaiba también había dormido tarde, y tal ves mas tarde que el. Volteo a ver a su amo, que tenia la mirada fija en el horizonte y sus ojos demostraban algo de furia, ¿qué estaría recordando en ese instante? ¿sería acaso por algo sobre el tan famoso Yami? Deseo llegar pronto a aquel reino, tal ves seria igual o mas hermoso que el de su amo.
Ya estaba haciéndose de noche, y Katsuya se estaba cayendo del caballo, dormido. Seto no tuvo otra opción que tomar el cuerpo de Katsuya y ponerlo frente al suyo, en el mismo caballo.
Tu nos seguirás, ¿esta bien? – le dijo al caballo, quien lo miro de reojo. – ya que si sigue en tu lomo, este cachorro se caerá, y no queremos mas heridas en su cuerpo, ¿verdad? – el caballo contesto con un relinchido, dando a entender que entendía y estaba de acuerdo.
Katsuya empezó a abrir un poco su ojo derecho, viendo como el horizonte se movía lentamente, se le hizo raro, y se levanto de inmediato asustado, hasta sentir un cuerpo detrás del suyo, demasiado pegado.
Tranquilo, mira, ahí esta el palacio del idiota de Yami. – dijo con voz algo enojada. – recuerda lo que te dije, no creas nada, no te le acerques.
Katsuya no ponía tanta atención a las palabras de su amo, su cuerpo estaba tenso al sentir el del de ojos azules. Después se relajo un poco, ya que observo aquel palacio, enorme, pero aun así, pensaba que el de Kaiba era mas hermoso. Paseo su mirada por todo el horizonte, observando cada pequeño detalle. Volteo a un lado, pensando donde estaría aquel caballo que antes lo cargaba, y encontrándose con el, quien lo miraba raramente.
No te preocupes, no esta enojado contigo. – respondió Kaiba como si leyera su mente.
¿Me esta reprochando algo? – pregunto.
Hm..tal ves.
Las puertas del palacio se abrieron, seguramente Yami ordeno a abrirles las puertas al verlos llegar. No tardaron en ser escoltados por unos guardias. Eran grandes y fuertes, pero seguramente sin cerebro, pensó Katsuya, aun que la verdad, el pensaba que el tampoco lo tenia.
Sintió el aliento tranquilo de Kaiba en su oreja, y se tenso inmediatamente.
Recuerda lo que te dije, cachorro.
Y antes de voltear a verlo, vio como algunas personas dentro del palacio se le quedaban viendo, seguramente pensaban que eran pareja, pero no lo criticaban, pues conocían al dueño de aquel reino vecino.
Se bajaron del caballo, Kaiba caminaba con paso firme pero despacio, mirando a su alrededor, pues hace mucho tiempo que no pisaba aquel lugar y la verdad no le agradaba, siempre era acosado por alguien, o salía enojado, furioso, con dolor de cabeza o estomago. Siempre había algo mal.
Siguieron su camino, algo largo, y el lugar no podía observarlo bien Katsuya ya que era de noche, no tenia idea cuanto había dormido en el transcurso del viaje. El iba adelante del CEO, pero algún mal presentimiento hizo que se detuviera, haciendo que Kaiba tropezara con el.
¿Qué te pasa perro? – pregunto algo enojado. - ¿qué ya no sabes caminar?
Es...solo que...—
¿Que?
Algo... – prefirió no decir nada, y se oculto detrás de su amo, mientras que este lo observaba extrañado.
No dijo mas, y camino de nuevo, observando de reojo como su esclavo caminaba despacio, parecía asustado. No tardaron en entrar en un gran salón, que habían varias personas.
¿Te sucede algo? – pregunto ahora preocupado
Es que... – fue interrumpido Jounouchi por otra voz.
¡¡¡Setito! ¡Hasta que llegaste! Creí que no lo harías, conociéndote...— fue interrumpido Yami, quien venia casi corriendo a los brazos de Kaiba
Si, conociéndome, pero no lo haces, así que hazte a un lado, nos quedaremos hoy, estamos cansados y no tengo ganas de escuchar tus estupideces, tal ves mañana...
¿Nos?... – pregunto un confundido Yami
Si, mi esclavo y yo – al decir esto, salió un Katsuya algo tímido.
Hm..esta bien. – dijo, y antes de que hiciese algo, la luz de aquella habitación se había apagado.
Al pasar esto, Katsuya se apego mucho al cuerpo de su amo. Afuera, el viento soplaba muy fuerte, haciendo que la luz de fuera, y velas se apagasen.
No tardo en llover fuertemente, al instante, lastimado la piel de aquellas personas bajo esa lluvia.
Asustando pequeños y mentes inocentes, los truenos y rayos aparecían.
Estos días lloveria...
(1)Itai: "Aww" o "auch" o cualquier quejido de dolor xDU
Whatever! ¬¬ Discúlpenme pero el bendito de Katsuya cumple el 25!¬¬ es que hay gente que revuelve mucho...¿verdad Kida? Por cierto...¿de quien quieres ser esclava? oÔ ¿A quien quieres que te presente?... nah! Ven y búscame en mi hermoso Canadá! No por medio de Lòrelai!¬¬ y muchísimas gracias mujer! Y ¿sabes? No cometeré error, algo que nunca en mi vida he hecho es rendirme, y esta no va a ser la primera vez.
