¡Hola gente! Aclarando esta historia no es mia es de la adaptación de la película rosas rojas y la autora de esta historia es Garde18
Capitulo 1
Estaba ella observando el reloj, sentada en su cama en completo silencio, esperando que este sonara de una vez por todas. Su nombre, Irisviel von Von Einzbern una mujer de larga cabellera platinada, de figura esbelta y enigmáticos ojos rojos, y aunque por fuera pareciera tranquila, por dentro estaba sumamente nerviosa, pues hoy era el día en el que su vida iba a cambiar para siempre, lo sabía o más bien lo intuía.
Finalmente el reloj sonó indicándole que ya había llegado la hora (literalmente). Instantáneamente lo apago, dio un gran suspiro, tomo su almohada poniéndola tras su cabeza se dejó caer de espalda tratando de serenarse. Se levantó segundos después y corrió al baño a lavarse los dientes (incluyendo la lengua). Una vez terminado esto escucho que alguien tocaba la puerta, se dirigió a ella, pero a mitad del camino se detuvo espero un par de toquidos mas para finalmente abrir. En la puerta se encontraban sus dos mejores amigas Ritsuka Fujimaru, que poseía cabello naranja corto, un cuerpo muy bien dotado y unos vivaces ojos de color celestes. A su lado estaba Sakura Matou una pelimorada de buen cuerpo y con mirada violácea. Ambas estaban de pie fuera del cuarto con una mirada de seriedad, pero segundos después las tres amigas dan un grito tipo colegiala y ambas amigas entran al cuarto sumamente emocionadas.
Por otro lado, en una florería de los suburbios de Fuyuki, tenemos a una chica de cabellos rubios atado en una coleta alta, figura atlética y ojos verde cual esmeraldas. Arturia Pendragon se llamaba, quien era la dueña del lugar, la ojiverde, al igual que la peli platinada, observaba su reloj de muñeca esperando que no se le hiciera tarde, mientras una mujer a su lado le hablaba.
- Quiero algo que diga lamento que muriera, pero no demasiado, era un perro y no debiste quererlo más que a mí.
La rubia suspiro, despego su vista del reloj y se dio la vuelta quedando frente a la mujer.
- ¿puede hacer un arreglo que diga eso?
Mientras en la casa Von Einzbern, Asuka Von Einzbern madre de Irisviel, a pesar de llegar casi a sus cuarenta y haber tenido dos hijas no perdía su figura curvilínea bien conservada, tenía el cabello color platinado igual al de su hija, una tez clara y unos ojos de color azul que poseían una altivez digna de una mujer de sociedad, vestía un elegante y a la vez sencillo vestido color lila claro, se acercó a un espejo para verificar su maquillaje al tiempo que decía.
- Iris querida, puedes decirle a tu padre que no use ese traje.
- Se ve bien – grito Irisviel al tiempo que asomaba su cabeza desde la habitación donde se encontraba – te ves bien – le susurro a su padre, mientras le regalaba una sonrisa.
- Gracias preciosa – le respondió su padre Kenta Von Einzbern, de castaño cabello solo que ligeramente más oscuro que el de su esposa e hijas y unos muy intensos ojos sangre en el cual delataba una sabiduría que los años se encargaron de dejarle, vestía un modesto terno color negro, con una camisa limpiamente blanca y una corbata del mismo color del terno.
- He visto mejores trajes – fue lo único que pudo decir Asuka al ver que su petición/orden no iba a ser cumplida.
- Tengo una pregunta – se escuchó una voz aniñada proveniente de la hija menor de los Von Einzbern, Illyasviel de tan solo 9 años de edad, usaba un vestido color violeta con estampado de flores blancas.
- Alguien puede callar a mi hija – dijo Asuka conociendo las caóticas preguntas que a su menor hija se le ocurría hacer.
- ¿Por qué el abecedario tiene ese orden? – definitivamente era una niña muy especial, que a veces ponía en aprietos a las personas con su curiosa mente.
- Nadie sabe ni es necesario – le respondió su madre, mientras le colocaba un prendedor en sus cortos cabellos – por una vez en la vida podrías… - detuvo su reprimenda al contemplar cómo su hija mayor salía de la habitación donde estaba.
Tenía puesto un vestido de novia que al igual que el de su madre era sencillo, pero eso no lo hacía menos hermoso, su rostro estaba perfectamente maquillado y su cabello recogido en un peinado sofisticado, se le veía nerviosa pues ese era el día en el que se uniría con quien era su gran amor y mejor amigo, algo en su interior le decía que este día iba a ser más especial de lo que se imaginaba.
Todos los presentes en la habitación quedaron en silencio y completamente quietos observando a la futura novia.
- ¿Les gusta? – pregunto Irisviel un poco tímida.
- Estas hermosa – le dijo su padre con una brillante sonrisa aun no creyendo que su princesa estaba a pocas horas de casarse.
- Cariño – fue lo único que pudo decir Asuka al tener un nudo en la garganta y una sincera sonrisa en su rostro, igualmente orgullosa como su esposo.
- Ja pareces un merengue – le dijo la pequeña Illyasviel, con una sonrisa infantil soltando pequeñas carcajadas.
- Gracias – le respondió Irisviel con una sonrisa, sabiendo que esa era su peculiar forma de decirle que se veía linda.
Volviendo con Arturia, esta terminaba de cargar su auto con las flores requeridas.
- Llegas tarde – dijo seriamente Arturia a castaña oscura con una felina mirada azul cielo, quien es Rin Tohsaka su amiga de la infancia.
- Tuve sexo ¿a dónde vas? – respondió Rin con simpleza.
- Boda – fue la escueta respuesta de la rubia – siempre tienes sexo – dijo con cansancio sabiendo que su amiga nunca cambiaria.
- Una tiene que hacerlo ¿linda pareja? – pregunto Rin sin interés real.
- No los conozco vino la madre –
- Es lo común, sal conmigo después –
- Claro. –
- ¿Lo harás? – pregunto algo extrañada frunciendo el ceño.
- Por supuesto. –
- Oye eso es genial iremos juntas – dijo Rin emocionada creyendo que al fin su amiga iba salir de la abstinencia.
- Te veré haya. – fue lo único que dijo mientras subía al auto.
- ¿No vendrás? –
- Es mi anuncio favorito de la tele. – dijo con simpleza.
- Ashh necesitas una vida – respondió Rin un poco harta de ver que su amiga de nuevo volvía encerrarse.
- Tengo algo parecido, estoy bien – Arturia no quería entrar en discusión con la castaña pues se le hacía tarde, así que ya no dijo más y simplemente se fue.
En una iglesia de Fuyuki.
- No, estoy bien, me siento bien, muy bien, no estoy nervioso estoy tranquilo. Gracias – se escucha una voz masculina y tranquila que hablaba con una pareja senil mientras estrechaba la mano del caballero, el hombre poseedor de esa voz se llama Kiritsugu Emiya de tez clara ligeramente bronceada, un porte altivo y elegante cual caballero de antaño, él era el afortunado que iba a casarse con la hermosa Irisviel, vestía un traje elegante y a la medida color negro, y a diferencia de su prometida él se denotaba sereno.
- Hola – saludo Arturia quien se había acercado por la espalda del susodicho para poder ultimar los detalles con este.
- Hola – contesto Kiritsugu un poco confundido pues no recordaba haber hablado alguna vez con la chica rubia.
- Eres Emiys ¿cierto? ¿el novio? –
- Si el novio, pero solo Kiritsugu está bien – dijo con simpatía, a pesar de no conocerla le había caído bien.
- Bien, yo puse las flores. – respondió con una sonrisa, a Arturia también le había caído bien, no era el estirado que pensó que sería.
- Ah ¿en serio? Te quedaron perfectas, o no Shiro. – pregunto Kiritsugu a su amigo rubio que se había quedado callado hasta el momento.
- Fabulosas, sí, yo no distingo ningún tipo de flores. – Shiro Emiya observada con interés a la preciosa rubia que tenía enfrente.
- Pero son fabulosas no crees – dijo Kiritsugu mas por cortesía, pues él tampoco sabía mucho acerca de estas.
En un auto elegante de color blanco se hallaba la novia sentada con su padre al lado, cada segundo que pasaba se ponía más nerviosa y no entendía por qué, muy a pesar que su madre le dijo que era normal.
- ¿Ahh? Kenta – llamo una mujer que se encontraba en el misma auto – ¿Cuánto tiempo llevas casado? – pregunto para intentar calmar los notorios nervios de la joven.
- ¿Ahh? 30 años – respondió el hombre con simpleza.
- Ahh – se enterneció la mujer
- Si la hubiera asesinado cuando lo pensé ya estaría libre – dijo Kenta con un poco de pena.
- … - la mujer no sabía que responder ante eso.
- Un hombre libre – se siguió lamentando Kenta. – recuerdo que de camino a la iglesia quería gritar "detengan el auto, esto es un grave error", pero no se puede o sí.
- … - las dos mujeres en la limo realmente no tenían idea de que decir.
- No, te sientas ahí y no dices nada, mientras te llevan a la sentencia más larga… - hubiera seguido de no ser porque su hija lo interrumpió.
- Paren el auto – esa simple oración hizo que los que estaban presentes, en especial la mujer, se preocuparan, creyendo que Irisviel se había tomado muy en serio lo dicho por su padre – tengo que ir al baño – eso fue lo único que dijo después con una ligera sonrisa sabiendo que sus palabras habían causado un pequeño susto, si bien estaba nerviosa y efectivamente lo dicho por su padre no le ayudaba en nada, no iba a arrepentirse ahora que estaba a poco tiempo de dar el sí.
El auto se detuvo frente un McDonald, y Irisviel salió de este casi corriendo con una sonrisa mientras sostenía su vestido para que este no chocara con el suelo y se ensuciara, se internó en el local donde todas las personas presentes veían con un poco de curiosidad a la joven que acababa de entrar, pues no es muy común que mientras estés comiendo una hamburguesa se aparezca una chica con vestido de novia, eso suele pasar más en los aeropuertos.
Irisviel simplemente siguió su camino hasta el baño del lugar.
En la iglesia, Arturia le estaba dando una flor a Kiritsugu y a Shiro diciéndoles donde y como debían ponérselas.
- Tranquila aquí estamos – esa era la voz de Asuka quien se acercaba a los tres jóvenes, venia junto con Sakura y con Illyasviel tomada de su mano.
- Hola Asuka ¿estás bien? – saludo Kiritsugu junto a un beso en la mejilla cuando la vio llegar.
- ¿Necesitas ayuda con eso? – pregunto Asuka refiriéndose a la flor.
- Hola Kiritsugu – dijo Illyasviel chocando los cinco con él.
- Hola Illya. – respondió.
Mientras eso sucedía, Arturia ayudaba a Shiro a colocarse la flor en el saco, en tanto este, se mordía los labios ante la agradable vista.
- Hago ejercicio – fue lo único que se le ocurrió decir, mientras Arturia lo observaba un poco extrañada, casi queriéndose burlar – y no estoy gordo – siguió con su inteligente conversación.
- No – dijo Arturia intentando aguantarse las ganas de soltar un comentario sarcástico.
- No, y tengo el estómago marcado. –
- No me gustan los hombres con músculos – respondió Arturia mas para molestarlo.
- El bono es que soy muy sexi. – Arturia casi se pone a reír ante esa forma tan sosa de "coquetear" si es que se le podía llamar así a lo que él estaba haciendo.
- Kiritsugu tengo una pregunta – dijo Illyasviel.
- Ahora no – le pidió su madre.
- ¿Cuál? – permitió Kiritsugu.
- ¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca con un objeto inmovible? – otra pregunta, que hacía a cualquiera haber deseado prestar atención a las clases para no quedar como tonto ante una niña.
- Ahh mmm… bueno, no tengo ni idea princesa – y Kiritsugu no era la excepción a la regla.
- No tiene idea, podrías dejar que se case en paz – pidió/suplico Asuka deseando que su hija por una vez se guarde sus preguntas complicadas, mientras intentaba llevársela de ahí.
- Eso jamás pasa – pero antes de lograrlo Arturia las detuvo poniéndose a un lado de la niña – si hay algo que no pueda parar, no es posible que haya algo que no pueda moverse, y viceversa – dijo haciendo gestos con sus manos para explicarse mejor – no pueden existir entiendes es una pregunta capciosa, con su respuesta – termino Arturia con una pequeña sonrisa, en cierta forma esa niña le recordaba a ella cuando era pequeña, siempre queriendo saber todo.
- ¿Puede sentarse conmigo? – pregunto Illyasviel a su madre mientras era llevada por la misma, quería conocer más a esa chica que parecía ser la única que podía responder todas las dudas que su peculiar mente creaba.
Su madre solo la vio, también sorprendida de que una persona pudiera entender lo que su hija hablaba. Pero después pensó que tal vez no era mala idea, al fin y al cabo esa chica podía mantener entretenida a su hija hasta que terminara la ceremonia.
- ¿Qué estoy haciendo aquí? – se preguntó Arturia viéndose sentada en uno de los lugares más cercanos al altar, junto a la niña.
- ¿Cuándo duermen los peces? – Illyasviel no presto atención a lo dicho por la mujer y se dispuso a seguir preguntando.
Por otro lado Kiritsugu y Shiro estaban en el altar, de cuando en cuando Kiritsugu volteaba hacia la puerta de la iglesia esperando ver a su prometida.
- ¿Vendrá cierto? – pregunto Kiritsugu un poco inseguro.
- Claro que si – respondió Shiro deseando calmar a su nervioso amigo, que estaba a poco tiempo de entrar a prisión o casarse, como quieran llamarlo.
- Sí, claro – dijo Kiritsugu volviendo su vista al altar - ¿Cuándo? ¿Cuándo vendrá? – pero a los pocos segundos volvió su vista a la puerta.
- ¿Y cómo te llamas? – pregunto Arturia a la niña desde su sitio.
- Mi nombre es Illyasviel – respondió – tengo 9 años, y mi hermana es mayor que yo por 20 años, Kiritsugu es lindo – dijo volteando a ver a Kiritsugu, quien seguía mirando la puerta mientras Shiro intentaba calmarlo.
- Me gusto la florista – confesó Shiro a su amigo en un intento por que su atención se centre en otra cosa que no sea la tardanza de Irisviel.
- Sí, lo note – respondió Kiritsugu sin verlo, había sido demasiado obvio a su parecer.
- Le gusto ¿no? – pregunto con un exceso de confianza – tengo el presentimiento de que le gusto. –
- Es mi boda, ¿podemos hablar de mí? – pidió Kiritsugu esta vez mirándolo con cansancio, más para no decirle que no noto en ningún momento un interés real en la florista.
- Claro, sí. – respondió este con calma. Para luego ambos observar la puerta – ¿sentiste que le gusto a ella? – pero no paso ni un minuto cuando volvió a hablar.
Kiritsugu solo pudo observarlo, su amigo jamás iba a cambiar.
Afuera de la iglesia un auto blanco se estacionaba frente a ella.
- Llegamos – anuncio Kenta – el último en llegar al altar es una niña – dijo intentando ser gracioso para luego bajar del auto y adelantarse a las puertas de la iglesia.
- Bien, llego la hora – hablo Irisviel aun en el interior dando un suspiro.
- Deséame suerte – pidió la mujer a su lado.
- ¿Suerte a ti? – pregunto un poco confundida
- Es una boda, la madrina siempre sufre en las bodas – respondió la mujer, que recién me vengo enterando es la madrina.
- Jajaja – rio ligeramente sintiendo sus nervios bajar un poco.
- Deséame suerte – repitió la madrina para después bajar del auto.
- Suerte –
En el interior de la iglesia Asuka se dio cuenta de la llegada de su esposo e hija.
- Son ellos – anuncio a uno de los encargados para después tomar su lugar al lado de su hija menor – ya llegaron – dijo con una sonrisa que mostraba su emoción.
- Todo listo, voy a preparar las de la recepción – informo Arturia mientras se ponía de pie.
- Sí, claro – respondió Asuka.
- Disculpe – dijo Arturia a las personas a su lado queriendo decir que le den espacio para poder moverse.
Justo cuando logro salir de las bancas, las personas se pusieron de pie dando a entender que la novia estaba a punto de entrar, y efectivamente por la puerta apareció la figura de Irisviel tomando el brazo de su padre; Arturia aprovecho ese momento para salir sin ser notada, a medio camino algo le hizo dirigir su vista hacia donde todos estaban viendo, a Irisviel le paso algo parecido, dejo de ver el altar y paso a ver entre las personas que estaban a un lado de ella, quienes la miraban sonrientes, pero todos ellos no importaron cuando sus ojos carmín chocaron con otros verdes, solo segundos se sostuvieron la mirada, solo segundos bastaron para que ambas chicas pudieran sentir que algo en ellas se aclaraba, como si hubieran encontrado lo que no sabían que estaban buscando, para Irisviel fue como si todos los nervios que sintió esa misma mañana simplemente se esfumaran, para Arturia fue algo que no pensó sentir por nadie y no sabía si eso era bueno o malo, lo ninguna de ellas sabia era que a partir de ahora su vida iba tomar un camino diferente, donde tendrían que luchar contra ellas mismas para descubrir aquello que estaban sintiendo.
