Capítulo 6
En la florería de Arturia, esta se encontraba atendiendo a una mujer.
- Que tal un poco más de color aquí, tengo unas lilis preciosas – recomendaba la rubia viendo el ramo con flores variadas en su mano.
- Porque no, claro que si – respondió la mujer, sonriendo ansiosamente – son para mi novio – informo – voy a decirle que tendremos un bebe.
- Es grandioso – dijo la rubia con una sonrisa sincera.
- Eso creo – hablo la mujer algo dudosa – espero que acceda… en definitiva lo hará, él siempre tiene todo bajo control – siguió, sonriendo nerviosamente – me sorprende que no use el diafragma – su voz se cortó y comenzó a sollozar, Arturia observo la escena sin saber que hacer – él va a odiarme – el llanto salió, la rubia puso una mano en su espalda intentando reconfortarla – va a odiarme – repitió, para después abrazarse a la incómoda rubia.
- Si, no me sorprende, suena maravilloso – Arturia pasaba sus brazos por la espalda de la mujer.
- Es que… es que, es que – intento decir entre hipeos, cuando de pronto el teléfono empezó a sonar.
- Tengo que… si me permite… – la rubia trato de soltarse, pero la mujer no se lo permitió. Arturia se las ingenió para alcanzar el teléfono con la mujer aun abrazada a ella - ¿Qué tal? Florería… si, puedo hacer entregas… ¿ahora?... no, no hay problema – la llamada finalizo.
Momentos después, Arturia logro convencer a la mujer de que lo hablara con su pareja y se dispuso a cumplir el pedido, que era en un restaurante muy elegante.
- Hola, me dijeron que la entregara a la mesa 7 – informo a uno de los trabajadores.
- Por supuesto, es la de allá – le dijo señalando una mesa al lado de uno de los ventanales.
La rubia hizo su camino hasta el lugar mencionado, observando a muchas personas de vestimenta formal sentadas en las otras mesas. Cuando llego se dio con la sorpresa de encontrarse con Shiro Emiya.
- Lindo ¿no? – dijo el rubio con una sonrisa seductora. Arturia sonrió con ironía.
- Si, muy lindo – respondió sarcásticamente.
- Mátame si me equivoco, pero creo que quieres besarme – dedujo este con confianza.
- Shiro, tú y yo – dejo las flores en la mesa – eso no pasara –
- ¿Ah no? – pregunto curioso. Arturia negó con la cabeza.
- Seré tu amiga – ofreció a cambio. Shiro lo pensó.
- Bueno, de acuerdo – acepto con resignación. La rubia se sentó en la silla disponible – por ahora – finalizo. Arturia solo pudo reír, negando con la cabeza.
Días después, los señores Einzbern, junto con Iris, estaban en la escuela de Illya, debido a que ella tenía una exposición.
- Si es la presentación escolar de mi hija debiste dejarme hacer unas camisetas – decía Asuka mientras se dirigían al salón de la niña.
- No era necesario para la ocasión – respondió Iris.
- Tal vez una bendición, tu padre no tiene la condición para eso y lo digo porque tengo buena memoria – continuo la platinada mayor. Iris rolo los ojos.
- Hola – una grave, pero gentil voz se escuchó, y Iris supo inmediatamente a quien le correspondía.
- Hola Arturia ¿Qué haces? – pregunto Asuka gentilmente.
- Ahm ayude a Illya con su… ella me invito – respondió con nerviosismo. Los Einzbern estaban a punto de decir algo mas pero…
- Illya esta lista para comenzar – los interrumpió la profesora.
- Esto es el espacio, esta ha muchos años luz de aquí – la voz aniñada de Illya se escuchaba en ese salón que estaba lleno de alumnos y algunos padres. El lugar estaba iluminado solo con una linterna que usaba la niña para señalar las partes de su maqueta hecha con papel platinado.
Mientras Illya explicaba su trabajo, Iris y Arturia, quienes se habían sentado juntas en la última fila con los padres de la primera, se dejaron envolver por el ambiente, que gracias a los reflejos de la maqueta, dejaba una vista muy tranquila y mágica. Todos tenían su vista hacia el frente.
Arturia se dedicó a concentrarse de lleno en Illya para no prestar atención a la platinada, Iris por su parte estaba muy nerviosa de tener tan cerca a la rubia, solo tenía que girar su rostro y podría perderse de nuevo en ese mirar esmeralda.
La presentación seguía, la mano de Arturia se trasladó de sus piernas a la banca donde estaba sentada, rozando accidentalmente con la de Iris que también estaba en la banca, ambas sintieron un estremecimiento ante el contacto, Iris se decidió a verla, pero al girar el rostro noto que Arturia no la veía, seguía con su vista en Illya, no soportándolo y deseando más que nada conectar su mirada carmín con la esmeralda de Arturia, separo su mano de la banca y la dirigió hacia el cabello rubio colocando un mechón suelto atrás de la oreja de la susodicha, ante esa acción la rubia giro el rostro y justo como quería Iris sus miradas se conectaron, perdiéndose en la otra, la platinada siguió acariciando el cabello de Arturia con ternura mientras esta se apoyaba en su tacto con una expresión apacible, Iris se olvidó de todo, de que estaba casada, de que sus padres o cualquier persona en el lugar podrían verlas, solo se dispuso a disfrutar ese momento.
- Eso es todo lo que deben saber sobre el espacio – escucharon decir a la niña, las luces se prendieron y así Iris fue sacada de esa fantasía que, lastimosamente para ella, no fue real. Todas las personas en el salón aplaudieron, la platinada se obligó a sonreír y aplaudir también, Arturia por su parte tenía una sonrisa en su rostro no dándose cuenta de la cara de decepción de Iris, pues seguía con su plan de intentar ignorarla, a ella y a los sentimientos que despertaba.
Una vez terminada las demás presentaciones, todos en la escuela salieron, Iris y Arturia se quedaron en la escalera principal una frente a la otra, gracias a que la escalera era amplia no tuvieron que pegarse mucho pues no estorbaban.
- Fue genial – comento la platinada sin saber que decir realmente.
- Muy buena – le siguió la rubia.
- ¿Debes irte cierto? – pregunto Iris, no deseando separarse de ella tan pronto.
- No, estoy bien – respondió tratando de mostrarse serena, aunque su subconsciente le decía que era mejor salir de ahí pronto.
- Arturia, yo… – se detuvo cuando dos niñas pasaron por el medio de ellas – creo que debemos hablar sobre algo – continuo la platinada decidida a aclarar las cosas, sonrió ligeramente – es solo que cuando estoy con… -
- Sí, he… debo irme – le corto Arturia antes de que terminara, sabia de que iba la conversación y como acabaría, pero aún no estaba lista para escucharlo – de hecho acabo de recordar que tengo una entrega – invento mientras se alejaba. La platinada solo la observaba con tristeza.
- Sí, claro – respondió la platinada desanimada. Lo último que vio, fue la espalda de Arturia antes de perderse de su vista.
En la mañana del siguiente día, Iris estaba en su cubículo de trabajo leyendo noticias en su computadora.
- Escuchen esto – llamo la atención a sus amigas Ritsuka y Sakura, quienes también eran sus compañeras de trabajo – "En su discurso, la distinguida científica, le hizo un tributo a su esposo el Dr. Chris Davis mal escrito, mañana la pareja festejara su aniversario número 42 después de estar juntos desde que se conocieron. Al preguntarle si podrían saber que todo funcionaria, la profesora Harris con P mayúscula contesto con términos científicos: no se sabe, pero no puedes estar seguro, así que solo te atreves. La seguridad es para quien no ama suficiente. "– termino de decir con una pequeña sonrisa. Ritsuka soltó un largo "Awwww" Sakura solo rio – ¿creen en el amor a primera vista? – Pregunto la platinada mientras la imagen de la rubia se colaba en sus pensamientos.
- Bueno, ahorras tiempo – dijo Sakura con desgano, recordando el ultimo novio que había tenido. Ritsuka se acercó a Iris arrastrando su silla con ruedas.
- No, en serio, que puedes… conocer a alguien o solo cruzar una habitación y con una mirada ver su alma a través de sus ojos – dijo esto recordando el día de su boda, específicamente el momento en el que cruzo miradas con Arturia camino al altar – ¿Creen que eso pueda pasar? – Pregunto mirando a sus amigas, quienes pensaban en lo dicho por la platinada.
- No – respondió Ritsuka.
- Por supuesto que no – le siguió Sakura, ninguna recordaba haber vivido algo parecido a lo que Iris describió.
- No, tampoco yo – volvió su vista al computador, asintiendo con la cabeza y sintiéndose ligeramente avergonzada.
Una vez salió del trabajo, Iris fue a un video-club a alquilar algunas películas que le habían recomendado. Cuando encontró los estuches, los tomo y fue con la encargada.
- Hola, estas por favor – le entrego los estuches, en lo que la mujer encargada fue a buscar los discos, la platinada decidió ver otros videos que estaban puestos en los estantes cercanos a la caja, que era la sección de adultos. Su vista se quedó fija en uno que parecía llamarla, pero antes de que pudiera pensarlo bien llego la encargada con sus películas, Iris fue inmediatamente con la señorita, pero después volvió a la sección y tomo el estuche que había captado su atención – y está también – dijo un poco avergonzada por estar pidiendo "esa" clase de video. La señorita tomo el estuche y leyó el título en voz alta.
- "Georgie Bush, la guerra de la cama" – en la portada había una mujer muy bien dotada, que no tenía nada puesto más que una bandera de los estados unidos, cubriéndole solo lo necesario, la mujer esbozo una sonrisa pícara y levanto una ceja juguetonamente. Iris se sintió en la obligación de explicar.
- Es para… investigación – hablo torpemente, esperando que la mujer se lo creyera.
- Dile como quieras cariño – contesto con tranquilidad, no era la primera vez que estaba en una situación de ese tipo. Se dirigió a la computadora – Esta rentada – le informo luego de encontrar el archivo de esa película.
- Ara, no importa está bien – le quito el estuche, ahora que lo había pensado bien se dio cuenta que era ridículo.
- Deberían devolverla les llamare –
- No, no importa… – intento detenerla nerviosamente.
- No créame – le corto mientras tomaba el teléfono – esa querrá verla – finalizo dándole un guiño, para luego hacer la llamada.
Iris se encontraba en un dilema, una parte le decía que detuviera a la encargada y se fuera de ahí, pero otra, que al parecer tenía más fuerza de convencimiento, hizo que se quedara ahí de pie, a esperar a que traigan esa película.
Para su mala suerte, Asuka, quien había salido justamente a visitarla a ella, paso por el video-club y pudo reconocerla a través de la puerta de vidrio, decidiendo así, ir a saludar a su hija y conversar con ella.
- Sabia que eras tú – fue el saludo de Asuka una vez estuvo cerca de la platinada que le daba la espalda. Iris se dio la vuelta, su cara era una mezcla perfecta de sorpresa y terror, que a los pocos segundos pudo esconder bien con una máscara de tranquilidad.
- Mama – respondió, mientras "disimuladamente" ocultaba el estuche debajo de su billetera y brazo.
- Iba a dejar esto con las fotos de la boda, a ese fotógrafo deberían despedirlo, me saco como una delincuente en lila – parloteo mostrándole las fotos que antes estaban en un sobre de manila, pero luego su mirada se dirigió a lo que su hija intentaba ocultar con esmero – ¿algo bueno? – pregunto con curiosidad.
- No, nada – respondió en lo que agarraba las películas ya rentadas y las ponía encima de "ese" video.
- Hay una chica que necesita tu copia de Georgie Bush – de todo lo que esa mujer estaba hablando, se tenía que escuchar justamente esa oración que en la mente de la platinada más joven fue como si lo hubiera gritado, haciendo que su madre la mirara arqueando una ceja en señal de confusión.
- ¿Georgie Bush? – cuestionó Asuka, no sabiendo de que hablaban con exactitud. Iris solo quería que la tierra se la tragara. De todas las personas que conocía, tenía que encontrarse en esa situación con su madre.
- Investigación – le ayudo la mujer encargada, al ver la cara de pánico de la platinada. Esta asintió repetidamente incapaz de ver la cara de su madre.
- Es para… mi marido – por fin pudo decir algo coherente – está muy interesado en política americana – finalizo su mentira dando un suspiro. Afortunadamente, Aska se distrajo y se alejó de su hija – o algo así – dijo para si misma.
- Yo creo que es muy sexi – escucho comentar a su madre, provocando que volteara a verla – No lo sacaría de la cama por comer galletas ¿tu si? – hablo refiriéndose a un cartel tamaño real de Brad Pitt, donde el chico se veía más joven y tenía la camisa abierta mostrando su marcado abdomen. Asuka utilizo las fotos para abanicarse.
Momentos más tarde, la platinada estaba ya en su apartamento, aprovechando la soledad para poder ver "la película". En la sala, donde ella estaba, solo se escuchaban los gemidos que salían de la televisión, Iris miraba con curiosidad todas las escenas que se mostraban, en un principio no hacia ningún efecto en ella, pero eso cambio cuando las imágenes de esas mujeres fueron reemplazadas por la rubia que ocupaba sus pensamientos, y ella misma, siendo las protagonistas de esos actos. Solo entonces pudo sentir mucho calor, así como una ligera humedad en su entrepierna. Su respiración comenzó a agitarse, y en ese momento… escucho el sonido de la puerta ser abierta.
- Amor ¿estás en casa? – se dejó escuchar la voz su esposo en el lugar, la platinada rápidamente paro la película, la saco del reproductor y la guardo en su estuche (todo a tiempo record) para cuando su marido llego a la sala, Iris buscaba un lugar donde esconder la película, el pelinegro no se dio cuento de la odisea por la que pasaba su esposa, pues estaba distraído leyendo las cartas que les habían enviado – Ah, estas en casa – dijo al verla mientras se acercaba.
- Hola – saludo aparentando tranquilidad.
- Me alegra verte, la mañana fue dura, tenía que salir de ahí – le dio un beso a su esposa como saludo - ¿quieres almorzar? – pregunto el pelinegro.
- Si, por favor – sinceramente tenía mucha hambre. Miro las películas sobre la mesita.
- Ah, trajiste unos videos – dijo mientras los cogía.
- Si, no te molestes en verlos, es que yo… – contesto mientras buscaba la forma de quitárselos pues "la película" estaba ahí.
- Este me gusta – comento el pelinegro al leer uno de los títulos – este es malo – dijo viendo otro de los videos hasta que llego al último, leyó la portada y una sonrisa seductora se formó en sus labios leyendo con interés el titulo – seguro que este jamás lo he visto – hablo juguetonamente mirando a su esposa.
- ¿Cuál estas…? – Decidió hacerse la desentendida, mientras tomaba la película con falsa curiosidad – Ara, ara me dieron una equivocada, oh por dios la chica del video-club debe haberse equivocado la devolveré – finalizo con una sonrisa nerviosa.
- Jajaja si devuélvela – dijo Reito – este es excelente y… bueno este es porno ofensivo – hablo torpemente.
- Si – dicho esto la platinada se dispuso a llevar esa película lejos de ahí.
- Aun así veámosla – pero el pelinegro la detuvo – las cosas han cambiado para nosotros en este departamento y bueno… sé que la culpa es mía – prosiguió mientras dirigía a la platinada al sofá.
- No, es mía es que yo… – trato de replicar la platinada pero nada le venía a su mente – pero no quiero verla –
- ¿Por qué? – pregunto Reito.
- No me excita – fue la escueta respuesta de la platinada, luego beso ligeramente los labios de su esposo y se puso de pie. se quedó en el sofá algo contrariado.
- Bueno, ¿qué le pasa? – se preguntó a sí mismo viéndola internarse en la cocina.
Lectores anónimos: Muchas gracias
Pd: Tengo pagina de facebook por si quieren leer doujin traducidos de love live, symphogear, Mai Hime, los espero con ansias, me pueden encontrar como: Mapache Curioso, espero su visita ansiosamente.
Pd: Si quieren otra historia adaptada o traducida no duden en pedirla.
