(En colaboración con davidomega59)

My War:

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la

Let's start a new life from the darkness

Until the light reveals the end

Sinister faces, growing curses

This is my last war

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (squeezing out their wisdom)

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling on to their)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (very last coins)

Destruction and regeneration

You are the real enemy (Rastis! Rastis! Rastis!)War!

(My) War!

(My) War!

Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!


El cielo rojizo por el sol ocultándose en el horizonte adorna la vista mientras da paso al cielo nocturno. El viento arrastraba la arena por las solitarias dunas del Desierto Carmesí, las cuales lucían un color rojo como la sangre ante la luz del sol poniente. Arenas que han estado ahí incluso antes de la aparición de cualquier ser inteligente sobre la faz de Etheria, que esconden secretos e historias de la que solo el desierto ha sido testigo y ha sido el mismo desierto el que se las ha tragado, mientras debajo de las mismas, criaturas desconocidas y peligrosas reptan siguiendo lo que su naturaleza les dicta.

En la cima de la más alta de las dunas yace parada una figura alta y esbelta, cubierta con una armadura de metal negro. El peto, las grebas y las botas, tan livianas como duras reflejaban cierto brillo oscuro al verse reflectada la luz sobre ella mientras una máscara y yelmo también negros cubrían su cabeza, escondiendo su rostro. En las cavidades que le permitían ver solo se veía un vació mientras su respiración resonaba en su interior. Al frente del yelmo lucía una estrella de ocho puntas apuntando hacia todos los puntos cardinales. Se mantiene ahí, sin moverse y en silbido del viento se puede escuchar un susurro que le decía Sabes lo que tienes que hacer. Levanta una mandoble dentado con marcas sobre la hoja. La figura despliega dos prominentes alas de metal, parecidas a las de un murciélago, que chirriaban según se movía. Un chirrido metálico por el que al aire surcaba haciéndolo sonar como un silbido adusto. Montó en vuelo y cada aleteo hacía resonar en el aire un estruendo como el de dos placas de metal pesado chocando entre sí.

- Su ira y ambición no paran de crecer. - Sus negras palabras son llevadas por el viento.


Se limpia la arena del visor mientras el deslizador surca por los montículos bajo los abrazadores rayos del sol del desierto. La Capitana de la Fuerza Catra los había enviado a crear un perímetro, demasiado grande a su parecer, y encontrar más habitantes del Desierto Carmesí para forzarlos a unirse a La Horda, además de patrullar y notificar por si pasaba algo inusual; aunque tal vez eran demasiadas patrullas.

Una nube de arena y polvo era levantada mientras el motor rugía y el piloto maniobraba para evitar cualquier obstáculo, seguidos de otro deslizador con otros tres soldados. Krevsly y Doran se conocían desde hace ya varios años y formaban parte de la misma brigada, no habían tenido expediciones o formado parte de misiones tan grandes como esta, únicamente servían como tropas de relevo en puestos de avanzada en los Bosques Susurrantes, por lo que estaban aprovechando esta oportunidad para pasársela bien en la medida de los posible ya que con la Capitana Catra las cosas debían hacerse como dijera en el momento que lo dijera. Era bastante estricta para no haber ido nunca a Orientación par Capitán de la Fuerza.

Doran hace que el deslizador suba por una duna bastante empinada con rapidez seguidos por sus otros compañeros, Krevsly sabe que está acelerando discretamente porque ya sabe lo que va a hacer y se sujeta con fuerza mientras esboza una sonrisa debajo del casco. El deslizador se eleva a una altura considerable sobre la duna dejando una estela que es llevada por el viento, precipitándose otra vez sobre la arena ambos no pueden evitar soltar unos vítores por la emoción. Mientras bajaban por la duna, Doran señala algo con su dedo.

-¡Mira eso! – Krevsly gira su cabeza y un objeto puntiagudo que se esconde al otro lado de una duna. Doran detiene el deslizador y esperan a sus otros compañeros que se habían quedado atrás. Una vez los alcanzaron les regañaron.

- ¿Qué acaso están locos? – Pregunta la líder de ese equipo. - ¿Quieren meternos en problemas?

- Hay algo allá. – Señala Krevsly por encima de la duna.

- ¿Cómo que algo? – Pregunta la líder.

- Vamos, Leslie. Hay que revisar. – Dice Doran acelerando.

- ¡Alto! ¡No! – Grita Leslie a oídos sordos. Un soldado reptil habla soltando gruñidos quejumbrosos. – Ya sé, Leonard. No pondré esto en el reporte. - Reanudan la marcha tras sus compañeros, siguiéndoles de cerca por varios metros, se detuvieron en la cima de una de las dunas y allí fueron recibidos por una vista inusual.

Una estructura piramidal enorme. No sobresalía de la arena, no parecía que una parte estuviera enterrada. Estaba perfectamente conservada y había una especie de entrada al pie de la pirámide adornada por hileras de columnas que conducían hacia una gran puerta hacia la oscuridad que había dentro de la estructura.

-Mira esa cosa. – Dice Krevsly. Detrás de su casco había una expresión anonada ante lo que estaban viendo.

- ¿Crees que eran estructuras de Los Primeros? – Pregunta Doran.

- ¿De quién más? – Responde Krevsly. – Vamos a investigar.

- ¿Estás demente? – Pregunta Leslie. – Hay que reportarlo para que la Capitana Catra venga a revisar o nos colgará por no hacerlo.

- Si lo hacemos, y no hay nada interesante dentro, también lo hará. – Replica Krevsly. – Vamos, entramos, damos un vistazo rápido y salimos.

- ¿Acaso tienen miedo? – Incita Doran. El soldado reptil suelta un rugido.

- Bien. – Acepta resignada Leslie. – Pero si algo pasa, no dudaré en dejarlos atrás.

Haciendo su camino hacia abajo, dejan los deslizadores a unos metros antes de que las hileras de columnas empezaran y empezaron a andar a pie. La arena era poco firme haciendo que sus pies se hundieran hasta los tobillos y solo esperaban que no se les colara dentro de las botas. Mientras avanzaban con dificultad Leslie empieza a tener un mal presentimiento, el viento se había alborotado de repente y parecía arrastrar una voz. Gyrios, una de los soldados del grupo de Leslie, se tambalea y agita sus brazos para recuperar el equilibrio.

-¿Qué pasó? – Pregunta Leslie.

- Me tropecé con algo, creo. Alguna de las criaturas que viven aquí. – Responde

- Solo espero que no sea muy grande. – Agrega Doran.

- Nah. Debe ser solo una tonta lagartija. – Dice Gyrios, ganándose una réplica bastante airada de Leonard. – Lo lamento.

Llegando a la entrada, escuchan el eco del interior y ninguno se anima a dar el primer paso. Tragando grueso, Krevsly pone un pie dentro, encendiendo una linterna y perdiéndose en la oscuridad es seguido por sus no muy seguros compañeros.


La reunión "tan importante" a la que Glimmer tenía que ir por fin había concluido. Eso no quitaba que estuviera molesta por el hecho de que Bow le haya colgado de la forma en la que la hizo. El vacío en la sala de guerra se hacía notar, tal vez, demasiado. Escuchaba el agua correr en los jardines de Luna Brillante, algunas aves cantar afuera, mientras la habitación era iluminada por la luz natural que se filtraba. Pocas veces había sentido la ausencia de sus amigos pero en esos instantes era opresiva, sabía que al volverse reina sus responsabilidades iban a verse incrementadas, pero tal vez no había dimensionado del todo lo que eso implicaría.

Su tía Castaspella partió a Mystacor al día siguiente de su coronación, después de todo, ella la líder del lugar, pero le habría venido bien algo ayuda en algo para lo que era inexperta. Vio el comunicador sobre la mesa y consideró volver a llamar a Bow pero podría estar en una situación comprometedora y lo último que quería era que sus amigos salieran lastimados, pero si quería asegurarse que estuvieran a salvo debía protegerlos ella misma. Pero se abstuvo recordando cual era su posición ahora.

Suspirando, se levanta de la silla y se dirige a la salida, al abrir la puerta se topa con alguien que justo iba pasando por ahí, o iba a entrar talvez. Era alto y esbelto, tenía un rostro de rasgos finos y encantadores, llevaba una túnica y un colgante púrpura.

-Lo siento. No sabía que estabas ahí. – Se disculpa Glimmer. - ¿Quién eres? No recuerdo haberte visto por aquí.

- Solo soy un enviado de Mystacor, su tía Castaspella me envió a buscar algo que olvidó el día de su coronación.

- ¿Mi tía olvidando algo? – Glimmer arquea una ceja. – Vaya, supongo que hay una primera vez para todo, ¿no? – Glimmer empieza a reír nerviosamente, ante la nula respuesta del desconocido y su rostro inexpresivo hicieron que risa muriera lentamente. – Bueno creo que lo estoy retrasando en su misión así que lo dejaré continuar. ¿Quiere que lo ayude? – Pregunta con los ojos brillosos.

- Estoy bien por mi cuenta. – Responde de forma fría. Glimmer baja la mirada.

- De acuerdo. – La reina regente mira sus manos y regresa a la mesa para recoger el comunicador. Vuelve a plantearse la idea llamar otra vez, y una vez más decide que tal vez no sea lo adecuado.

- ¿Hay algún problema? – Problema pregunta el desconocido. Glimmer no lo había notado, pero su voz era bastante grácil.

- Nada, es solo que… - No sabe como responder.

- Ha de ser difícil para usted lidiar con todas estas nuevas responsabilidades.

- Lo es. – Se queja Glimmer. - Tengo que ver como mis amigos se van allá afuera a pelear mientras yo me quedo aquí en reuniones que ni siquiera tienen que ver con la guerra. Y cuando intentó hablar con ellos vienen y me cuelgan sin decirme que está pasando y… - Suelta un largo suspiro recargándose sobre el respaldo de la silla.

- Eso es muy inapropiado. – Glimmer voltea a ver al desconocido. – Usted es la reina. Ellos deberían de notificarle de toda clase de situaciones, sobre todo en tiempos como estos. Su autoridad debe de prevalecer por sobre su relación. – Se acerca a ella y posa una mano sobre su hombro. – Además, hace falta que las figuras regentes tomen más partido en esta situación.

- Pero para eso está la Alianza de Princesas. Trabajamos juntos para detener a los Hordeanos. – Responde Glimmer.

- Si… La Alianza. – Dice el desconocido. – Pero usted es su líder, su majestad. Todos pueden venir y enaltecer a las princesas y recordar con alevosía sus valerosos actos, pero recordarán siempre quién fue el que los guío hacia la victoria. ¿Y quién más sino su reina? Después de todo, un ejército no es nada si al final no tiene un líder que los guie.

Glimmer piensa en lo que acaba de oír. Esto no se trataba de gloria, sino del bienestar de todo ser en Etheria, sin embargo tenía un punto. Ella es ahora la comandante en jefe de toda La Rebelión, ella es la líder beligerante. Había hecho una promesa frente a su pueblo de recuperar su hogar y vencer a La Horda. She-Ra podía ser la Princesa del Poder, pero si alguien iba a defender a su gente a toda costa hasta las últimas consecuencias iba a ser ella.

-Además. – Agrega el desconocido. – Ir a la batalla debe ser algo… emocionante. Usted estuvo en la primera línea durante mucho tiempo, he oído relatos de grandes hazañas en batalla, aunque últimamente se relacionan más a She-Ra que a cualquier otro guerrero dentro de La Rebelión. Debe ser catártico llegar al final del día y saber que han conseguido una victoria. – Da una mirada insidiosa a Glimmer, mirada que pasa desapercibida por ella al estar viendo su comunicador. – Pero, ¿qué voy a saber yo de estos asuntos? Los libros y la cultura son lo que me apasionan. Después de todo así somos, ¿no? Nos movemos por pasiones diferentes. Si me disculpa, continuaré a lo que he venido.

- Oh, si. Los siento si lo retrasé. – Se disculpa Glimmer.

- No se disculpe. – Responde mientras arrastra la túnica

- ¿Y cuál es su nombre? Creo que nunca nos presentamos.

- Nesalesh, para servirle, su majestad. – Dice haciendo una reverencia, para luego retirarse, cerrando la puerta al salir

Ellos deberían notificarle todo tipo de situaciones recuerda las palabras que le dijo Su autoridad debe de prevalecer. Toma el comunicador, espera unos segundos hasta que la imagen de Bow aparece en la pantalla.

-¿Te atreviste a colgarme, Bow? – Pregunta con gesto serio y las manos en su cintura.

- Si. Pero solo porque huíamos de los hordeanos. – Responde su amigo. La imagen de Adora también aparece en la pantalla – Y ahora nos escondemos de ellos. Además, tienen la nave de Mara. – Adora lo mira con el ceño fruncido – ¿Qué?

- Todo está bajo con…

- ¿De verdad? – Interrumpe Glimmer. - ¡Eso está súper! Una situación extrema, probabilidades en contra ¡y yo perdiéndomelo por esta reunión aburrida! – Sus emociones le estaban ganando, pasaba por su mente todas las misiones en los Bosques Susurrantes para pelear contra hordeanos o la vez que tomaron ese puesto de avanzada. Sentía un cosquilleo en las parte baja de la espalda, la reunión había terminado, no tenía nada más que hacer y cumpliría su promesa para con Etheria. – Ok. Aguarden. Voy en camino. – Sonríe y se teletrasporta.

- No, no, no, no, no, no. – Grita Adora al comunicador, pero Glimmer no la escucha y la transmisión se corta.


Mystacor era el más fascinante de los 7 reinos de Etheria. Una ciudadela suspendida en el aire oculta por las nubes y construida sobre antiguas ruinas de Los Primeros; un lugar perfectamente inexpugnable ante cualquier asedio, a no ser que se cuente con maquinaria aérea, cosa con la que La Horda no contaba. La fortaleza color lavanda era conocida no solo por ser el lugar donde todos los hechiceros y maestros de artes místicas se entrenaban, sino también por sus playas, sus balnearios y su aura de calma que desprendía sabiduría antigua. Hechiceros practicando sus runas, canalizando su magia, leyendo sus libros y cultivando sus conocimientos. Mystacor era parcialmente neutral en el conflicto de La Horda y La Rebelión, aunque hasta hace poco su líder, Castaspella, había tenido un papel más o menos activo a favor de La Rebelión de Princesas.

La magia etheriana era curiosa, ya que si bien solo unos cuantos podían entrenarse para dominarla, la magia venía del planeta mismo y cualquiera tenía acceso a ella. Pero aquellos que podían dominarla la sentían fluir por su ser, por su espíritu. Él podía sentirlo y miraba con desdén que un lugar así no se enfocara al estudio de la magia y todas sus formas en su totalidad, y en lugar de eso fuera visto como un lugar para retiros veraniegos. Una figura alta con una túnica larga y blanca que le cubría el rostro caminaba por los pasillos del lugar, con un pendiente azul colgando de su cuello. La piedra rúnica en Luna Brillante lo había dejado intrigado y saber que había otras princesas conectadas a sus respectivas piedras rúnicas lo había cautivado. Podía ver como todas las posibilidades se unían entre sí en todos los futuros, pero no podía saberlo todo. No era su don. Así que se dispuso saber más de ellas.

Mientras caminaba por un corredor con estatuas que representaban a los antiguos líderes de la ciudadela. Llegando a un espacio libre puede sentir algo… inusual.

Fuerza su paso a través de un pasaje secreto, dando lugar a un corredor oculto y oscuro. Adentrándose, camina por un largo rato en la penumbra ve murales representando acontecimientos del pasado. Una representación del planeta rebosante de vida, un artefacto romboide tiene mucho peso visual en una de las representaciones y extremidades amorfas arrastrándose desde un vació que le recordó a sus propias legiones. Bajando por unas escaleras, pisa una runa que hace un muro de fuego se levante ante él. No se inmuta.

-₱₳₮é₮ł₵Ø – Dice mientras reanuda su paso a través del fuego, que no era más que una ilusión. Siguiendo su camino, gira a la izquierda llegando a un salón amplio envuelto por un aura celeste y en el medio hasta el fondo ve un pilar con inscripciones escritas sobre su superficie. Siente la magia que reside dentro del monolito.

Alzando uno de sus extraños miembros deja que su propia energía corra por el pilar haciendo que se divida en tres pilares y un cristal en el centro suspendido en el aire. La superficie de los pilares se vuelve oscura y rayos rojos empiezan a emanar de él.

-Şērงirá – Dice para sí mismo

Volviendo por donde había venido, escucha unos pasos a su izquierda acercarse de repente y cambia de forma. Castaspella, absorta en su preocupación por Glimmer y considerando si volver a Luna Brillante para ayudarla se ve interrumpida por la presencia de un niño de piel rosa pálido y cabello verde oscuro con una túnica azul con bordes y detalles dorados.

-Hola, ¿qué haces aquí? – Pregunta de forma amable.

- Creo que me perdí. – Responde el niño. – Soy nuevo e iba hacia la biblioteca a investigar sobre Las Piedras Rúnicas.

- ¡¿Nuevo?! – Pregunta airándose un poco, pero recupera un poco la compostura pues no se la había notificado, pero se sentía más sorprendida aún que un niño tan pequeño quisiera leer sobre una magia tan compleja como la de Las Piedras Rúnicas. – Yo puedo llevarte, si gustas. – Se ofrece la mujer dándole una sonrisa.

- Gracias. – El niño le devuelve la sonrisa.

- ¿Y cómo te llamas pequeño?

- Zetentch


Catra no podía sentirse más complacida por la actuación que Double Trouble había dado. Adora no pudo reconocer la diferencia cuando peleó contra ella en ese cráter abandonado de ladrones y escoria, y ahora solo imaginaba todas las posibilidades, seguramente sería un aditamento crucial para La Horda. En el deslizador revisa su comunicador y nota que tiene un mensaje enviado hace un par de horas en repetición infinita. Mientras Scorpia y Double Trouble hablaban, bueno, mientras Scorpia adulaba a Double Trouble, Catra reproduce el mensaje. Ve una cámara temblorosa en un lugar oscuro y sonidos de acero chocando contra piedras, gritos de horror de una mujer y los chirridos de agonía de un soldado reptil. Respiraciones agitadas y destellos verdes de las armas eléctricas y el sonido de la carne siendo cortada de un tajo era lo único que distinguía en ese caos indescifrable, hasta que pudo distinguir un rostro de lagarto que ya había visto antes; un escalofrío recorre su espalda.

Ve un par de pies corriendo y hundiéndose en la arena ya en lo que parecía ser el exterior, la cámara enfoca el rostro cubierto por el casco de quien envió el mensaje; tenía manchas de sangre sobre el visor.

-¡Capitana! ¡Despertaron! ¡Los muertos…! – Escucha como el soldado se atragantaba con algo, el comunicador cae y ve como el cadáver se alza en el aire, atravesado por un aguijón y una cola de escorpión arroja el cadáver hacia un lado como un despojo de carne y un rugido monstruoso resuena y la transmisión se corta. Catra voltea a ver que ni Scorpia, ni Double hayan escuchado. Su frente se cubre de sudor y sus manos tiemblan un poco. Siente molestia en el brazo donde tenía las marcas.

-Scorpia. – Llama Catra. Scorpia se acerca. - ¿Cuántas patrullas desplegamos en el desierto? – Pregunta sin dirigirle la mirada.

- Aaaaah, no sé. ¿Muchas? – Responde Scorpia.

- Llámalos. Que todos salgan de aquí. – Dándole la espalda, borra el mensaje.

- Pero Catra…

- Los necesitaremos a todos. – Catra da una sonrisa segura. – Este horrendo lugar no tiene valor. Deja que se lo queden los ladrones y la escoria. Nuestro premio está en otro lado. – Le dedica una mirada Double Trouble.


Naggaroth es en su mayor parte un país helado, con vientos gélidos que provocan tormentas de nieve y aludes. Los Elfos Oscuros hicieron de este lugar su hogar después de haber huido ante su derrota en la guerra civil contra sus semejantes de Ulthuan. Los Elfos son altos y fuertes, aunque su constitución es más esbelta. Sus extremidades son largas y tienen dedos finos y delgados. Sus ojos son grandes y ovales, y su mirada es inquietante, ya que trasmiten una sabiduría ultramundana que desconcierta a otras criaturas.

Aunque la rapidez de mente y la velocidad del cuerpo resultan útiles de forma individual a los Elfos Oscuros, la combinación de ambas les otorga una capacidad letal en combate. Las Elfas Oscuras son tan peligrosas como sus congéneres masculinos, y tan buenas guerreras como ellos, luchando codo con codo en las batallas. Las más salvajes son las Elfas Brujas, las más fervientes acólitas de Khaine, el Señor del Asesinato. Son las más crueles de su despiadada raza, las más sanguinarias, y las más bellas. Su inmaculada piel es pálida como la leche, y sus cabellos son blancos como el hielo u oscuros como la noche. Sus despiadados ojos son pálidos y sus bocas rojas están siempre prestas a reír ante el dolor de los demás.

Entregadas a Khaine, estás a veces pueden interpretar lo que su oscuro y despiadado dios les mande.

-Él ya tiene una montura. ¿Por qué darle otra? – Inquiere una elfa bruja.

- No debemos de cuestionar su voluntad. Además, es para el Rey Brujo después de todo ¿Recuerdas? – Responde otra desidia. – Khaine al fin se ha manifestado en favor del Rey Brujo y debemos cuidar de este huevo hasta que esté listo para nacer. Así ha sido interpretado ¿Quién sabe lo que está deparado para él? – Toma un huevo de dragón en sus manos, más grande de lo habitual. Recubierto de escamas negras y moradas que desprenden cierto brillo al ser puesto contra luz – Si. Este será grande. Muy grande.


This is War:

A warning to the people

The good and the evil

This is war

To the soldier, the civilian

The martyr, the victim

This is war

It's the moment of truth and the moment to lie

The moment to live and the moment to die

The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world from the last to the first

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world, it's a brave new world, it's a brave new world

A brave new world

The war is won

The war is won

A brave new world