Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Noelle Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.
(En colaboración con davidomega59)
Su paso era lento pero firme en aquel páramo de arenas de tonos morados, una firme marcha encabezada por los robots como primera línea de ataque. Detrás de ellos se alzaba la baliza de comunicaciones descendida hace un par de horas para desplegar a sus unidades sobre el planeta con el único fin de conquistarlo.
Nada escapa de la Luz de Hordeano Primero.
Junto a sus hermanos habían limpiado las zonas circundantes no habiendo encontrado habitantes del planeta cuyo nombre no sabían y no importaba, si no era importante para Hordeano no lo era para ellos.
Uno de los clones ordena a 5 de las máquinas avanzar a la cima de una colina para divisar algo o evitar algún ataque que les esperara al otro lado mientras el resto de clones cuidaba la retaguardia.
La ausencia de viento, calor o nubes les era intrascendente pero el repentino aroma a humo le llamó la atención a más de uno de los más de diez clones que avanzaban junto a los robots. No había columnas negras cerca y ningún incendio se veía a la distancia como para que aquel olor les llegara y menos cuando no había corrientes de aire.
El olor a humo pronto adquirió otro aroma un poco más característico. Algo se estaba quemando pero no podían dilucidar si era plástico, metal, combustible o carne. No les dio tiempo a sacar conclusiones cuando era ahora azufre lo que rodeaba el ambiente y ya ninguna pudo ignorar aquello.
— ¿De dónde proviene ese olor? — pregunta uno de los clones.
— No lo sé. Debe haber actividad volcánica en algún lugar cercano —. Responde otro.
— Es terreno inestable y peligroso en potencia. Hay que realizar un sondeo aéreo —. Sugiere otro al tiempo que los robots regresan.
Su paso era más rápido y menos automatizado que de costumbre, sus movimientos lucían como si tuvieran articulaciones, sus carcasas de un blanco inmaculado estaban manchadas de negro, su visor era rojo y desprendían vapor de aberturas que antes no existían.
Los sistemas de seguridad del resto de máquinas se activan y abren fuego contra aquellos que se aproximaban. Los impactos no hacían mella en el armazón y devuelven los disparos con proyectiles plasma roja que atravesaba con facilidad el blindaje de los otros robots y tenían la suficiente potencia para atravesar a otros dos.
Cuando la lucha se volvió cuerpo a cuerpo, nada pudieron hacer los robots normales contra sus semejantes que habían sido mejorados de alguna manera en tiempo record. Sus cañones destruían a las máquinas, brazos con fuertes remaches de acero eran arrancados con facilidad mientras los cables despedían chispas y el sonido del metal siendo aplastado llenó el ambiente.
Las armas de los clones tampoco hacían ninguna clase de daño y pronto vieron que aquellos robots que no fueron dañados severamente se levantaban con visores rojos y despidiendo humo de sus partes expuestas.
La sorpresa más horrible llegó cuando el grito ahogado de uno de los clones se escuchó desde la retaguardia, y al voltearse lo vieron siendo empalado y alzado en el aire por una criatura de hombros anchos, extremidades largas, espalda curvada y un alargado cráneo que portaba una espada cubierta por una brillante llama roja y amarilla. Luego apareció otra, y otra y otra mientras nubes negras como el carbón se arremolinaban y el cielo se tornaba escarlata y el olor del humo y el calor del fuego envolvía el ambiente junto con otro aroma peculiar.
El olor de la sangre.
My War:
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la
Let's start a new life from the darkness
Until the light reveals the end
Sinister faces, growing curses
This is my last war
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (with devil's faces)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (squeezing out their wisdom)
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (with devil's faces)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling on to their)
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (very last coins)
Destruction and regeneration
You are the real enemy (Rastis! Rastis! Rastis!)
War!
(My) War!
(My) War!
Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!
La magia que emanaba de la barrera luminosa cuya luz se reflejaba sobre las aguas del mar en calma bajo el manto de la noche llegaba hasta esa carcasa moldeable y desechable que Tzeentch llevaba por el plano mortal. Las efigies de seres con cuerpos humanos y colas de pez custodiaban la entrada al reino de Las Salineas sirviendo a su vez como arco que sostenía la barrera.
— Debí de suponer que fuiste tú quien mantuvo a Khorne en esa relativa calma todo este tiempo. La verdadera intriga es sobre lo que le ofreciste a cambio —, La voz del Príncipe Oscuro no rompe su concentración, — Me pregunto que más me ocultas.
— ռօ օƈʊʟȶօ ռǟɖǟ, ֆɨʍքʟɛʍɛռȶɛ ռօ ƈօʍքǟʀȶօ ʟօ զʊɛ ֆé —. Responde Tzeentch.
— ¿Y qué fue lo que sabías y se lo dijiste? —. La molestia de Slaanesh se hacía evidente cada día que pasaba.
— S̴o̴l̴o̴ ̴o̴t̴r̴a̴ ̴f̴o̴r̴m̴a̴ ̴d̴e̴ ̴d̴i̴s̴t̴r̴a̴e̴r̴l̴o̴ —. Afirma Tzeentch.
— ¿Cuándo empezaremos? No creo que haga falta decir que Nurgle está empezando a esparcirse —. Comenta Slaanesh.
— P̷o̷r̷q̷u̷e̷ ̷y̷o̷ ̷d̷e̷j̷é̷ ̷q̷u̷e̷ ̷p̷a̷s̷a̷r̷a̷ —. Tzeentch no había adoptado alguna retorcida forma, solo era una bruma disforme suspendida en el aire y aun así el más joven de los Dioses Oscuros pudo sentir su mirada.
— No sin antes asegurarte que no se adelante —. Supone Slaanesh.
— S̴a̴b̴í̴a̴ ̴q̴u̴e̴ ̴n̴o̴ ̴i̴b̴a̴s̴ ̴a̴ ̴p̴o̴d̴e̴r̴ ̴c̴o̴n̴t̴e̴n̴e̴r̴l̴o̴ ̴m̴u̴c̴h̴o̴ ̴t̴i̴e̴m̴p̴o̴ —. Una cosa era ocultarle cosas y otra muy diferente era insultarle.
— Me gustaría sugerir que no eches a perder tus propias conspiraciones con una guerra entre ustedes —. Dice Slaanesh.
— Q̶u̶e̶ ̶s̶e̶ ̶p̶r̶e̶p̶a̶r̶e̶n̶ ̶p̶a̶r̶a̶ ̶d̶a̶n̶z̶a̶r̶ —. Dice Tzeentch, el Príncipe Oscuro sonríe con complacencia. Al fin era hora del espectáculo.
— Tengo que estar ahí y lo sabes —. Reclama Lila mientras Adrey la sostiene firmemente de los hombros y la ve directamente a los ojos.
— Lo sé, pero necesito que estés afuera con los demás si llega a salirse de proporción —, dice Adrey, — ¿cuántos son?
— Muchos más de los que creí. Es como si hubieran esperado que esto pasara —. Dice Lila.
— ¿Qué hay de tu amiga?
— Estará ahí, lo sé —. Afirma Lila esperanzada.
— Debes ir a descansar —. Ordena Adrey, Lila se muestra reticente a irse pero sabe que todo lo que dice y hace Adrey está bien pensado.
Sale de la habitación y recorre los blancos pasillos de Mystacor hasta salir a uno de los patios donde yace una fuente en el centro. La neblina hacía que fuera una noche fría pero no para ella. Algo se arremolinaba en su interior que le hacía pensar cosas que no había pensado antes, sabía que había sido una visionaria y ahora quería más. Ya no era simple inconformidad, era ambición pura.
En su camino hacia su habitación cruza miradas con Oderon quien venía de ver a Castaspella, lo sabía, aún a pesar de la niebla lo pudo reconocer y él a ella. Ninguno dijo nada, no hubo gestos o ademanes, solo se vieron como figuras difuminadas en la penumbra.
No estaba segura de qué haría Oderon al final pero creía fervientemente que el Señor del Cambio lo haría hacer su parte en todo esto, sea que lo quisiera o no.
— Pues yo digo que hay que hacerlo —. Exclama Glimmer ganándose una mirada de reproche de Adora.
— No antes de que estemos seguros que podemos ganar esto —. Afirma Adora.
— ¿Y cuándo será eso? Catra ha replegado a todas sus fuerzas de vuelta a la Zona del Terror, incluyendo a las de Dryll —, señala la Reina, — No hay mejor momento que ahora para atacar.
— Uuuuuuggghhh —, se queja Mermista, — ¿Podríamos discutir esto en otro momento? Uno en el que no estén a punto de arrancarse el cabello entre ustedes.
— Mermista, no creo que sea el momento para decir esas cosas —. Señala Perfuma.
— Tal vez deberíamos deliberarlo todos y llegar a un acuerdo —. Dice Bow.
— No hay nada que deliberar —, Glimmer se para de su asiento, — mañana iremos a Dryll y lo recuperaremos. Tal vez haya algo de las investigaciones de Entrapta que nos pueda ayudar. Partimos a primera hora. — Sin nada más que decir sale a zancadas de la sala de guerra seguida por las miradas de preocupación y cansancio de Bow y Adora.
— Si está decidido entonces podemos pasar a otro tema —. Dice Swift Wind.
— ¡No vamos a darte una silla! — Exclama Adora.
Glimmer se pasea por los pasillos de Luna Brillante sin un rumbo en específico, solo quería alejarse de la sala de guerra cuanto fuera posible. Lo que había dicho Flutterina la había puesto a pensar seriamente las cosas y Nesaalesh también había tenido un punto en las veces que habló con él. No quería que sus amigos salieran lastimados pero no podía ganar sola y menos podía dejar que Adora se hiciera responsable de todo. Ella era la reina, ella estaba a cargo, ella había hecho una promesa. Ella debía ganar.
Lo que daría por encontrarse con aquella enigmática persona una vez más. Necesitaba de un buen consejo para saber que decisiones debía tomar en esos momentos tan tensos. Sabía que no podía confiar en Shadow Weaver del todo pero la necesitaba para aumentar sus habilidades mágicas, solo ella podía enseñar lo que necesitaba para ser útil en la batalla aunque trataba de practicar lejos de ese jardín en el que se mantenía. Sentía un denos ambiente en ese lugar y sabía que debía tener los ojos abiertos por si era el efecto de algún hechizo que estuviera haciendo.
Dudaba que hubiera cambiado del todo y menos cuando había sido tan rápido. Los comentarios mordaces o las vanas alabanzas ante algún avance y el sus severidad se habían visto mermadas desde hace un tiempo pero sabía lo que era, lo que hacía y como lo hacía. Fue criada por su madre y sabía cuando las palabras venían del corazón.
Pero no quería ser como ella, no iba a sentarse y esperar pasivamente a que La Horda estuviera a sus puertas y recuperar Dryll sería un paso importante para acabar con todo.
— No entiendo porque a mucha gente no le gusta la carne de salamandra —, escucha Huntara a decir a un ser de aspecto canino a su lado que conoció en aquel bar en medio del desierto mientras la da un mordida, — Un poco dura… tal vez, pero muy sabrosa.
— No está mal —, responde la líder del Desierto Carmesí, — Pero prefiero la crema de cactus. Te llena mucho más —. El recuerdo de la Niña Flor, como le decía ella, viene a su cabeza permitiéndose sonreír porque ella fue una parte fundamental para sacar a La Horda de su hogar.
Ese día había sido mucho más calmado de lo normal pero aún quedaba mucho por hacer para que el desierto volviera a ser lo que alguna vez fue y haría lo que estuviera a su alcance para que cuando ese momento llegara, mantenerlo de esa forma pero ya había aprendido que todo tenía que ir un paso a la vez.
Las fogatas que cocinando los alimentos de los bandidos mientras reían y bebían podian verse hasta donde alcanzaba la vista en El Valle de los Perdidos y era de esas cosas que Huntara aprendió a apreciar con el pasar de los años. Pero repentinamente un escándalo empieza escucharse no muy lejos de donde está
De una de las estructuras de dos pisos un par de seres reptilianos salen al balcón mientras derriban a un bandido y vacían un barril con un líquido negro sobre las casas y galeras que están debajo, Huntara pronto se da cuenta que del cuarto de donde salieron hay un brillo naranja y sale humo de las ventanas talladas en la piedra. Uno de los reptiles toma un trozo de madera envuelto en llamas y lo tira donde habían derramado aquel líquido y el fuego se enciende de manera violenta.
Huntara da órdenes a quienes estuvieran cerca y empiezan a correr hacia donde está el incendio, quería a los que lo causaron con vida. Corriendo por las callejuelas del lugar alza la vista y ve puntos rojos cayendo del cielo sobre las lonas y telas de varias de algunas casas que empiezan a ser consumidas. Los habitantes del valle no ven más remedio que ir hacia las cisternas y usar el agua que con tantas dificultades habían reunido.
Huntara llega al lugar donde se había iniciado todo. Tomando a un par de bandidos bajo sus brazos llevándolos fuera de una choza que se está quemando dejando que otros los lleven a un lugar más seguro. Sus ojos se resecan mientras a través de su garganta se abre paso el humo hasta sus pulmones haciéndola toser, quita de su camino algunos muebles envueltos en llamas, oye un crujido y evita que las debilitadas vigas de madera cedan y dejen caer el techo sobre ella. El humo y el polvo le dificultan aún más abrirse paso.
El calor abrazador empezaba a hacer mella en su piel y las llamas devoraban la piedra y la madera creando un sonido extraño como el de una bestia rompiendo huesos con sus mandíbulas.
Alguien salta sobre su espalda dando un grito demente, ella rápidamente se lo quita de encima, estampándolo contra el suelo. El atacante se recompone y, daga en mano, empieza a lanzar ataques contra Huntara. Es pequeño pero rápido y ágil, resistía los golpes de Huntara como si no fueran nada. Una sonrisa sardónica se formó en el rostro del reptil cuando la sangre empezó a brotar de su nariz.
Otro reptil más alto y delgado aparece gritando desaforadamente con un cuchillo, Huntara logra parar el fugaz ataque, fue tan repentino que la única forma que encontró para pararlo fue agarrar la hoja de aquel cuchillo que desgarró la piel de la palma de su mano. Huntara empieza a soltarle puñetazo tras puñetazo en el rostro, les dolía y aun así no cedían, resistían como si su vida dependiera de ello.
El más pequeño se lanza de nuevo al ataque y Huntara usa al reptil más largo como escudo, la daga lo atraviesa y Huntara los empuja haciéndolo caer, sabía que aquel lugar iba a caer pronto y aunque fuera una lástima por los que quedaran ahí, tenía que salir. Regresando por donde había venido siendo seguida por sus atacantes, no porque escaparan sino porque querían atraparla.
Derriba una estantería donde había chatarra apilada cayendo sobre el más pequeño quien es dejado atrás por el otro reptil más largo, escucha como la roca y la madera del techo caen mientras su atacante se deja la vida para alcanzarla. Logra ver la salida y al momento de cruzar aquel marco de puerta siente un par de dientes encajándose en su hombro.
Ambos caen y su atacante se levanta a prisa, el humo y el fuego la habían debilitado y entre tos y ojos llorosos intenta recuperar el aliento.
— ¡Vamos! ¡Vamos! —, exigía el reptil, — ¡De prisa! Quiero acabar con esto —. Su saliva se mezclaba con la sangre en sus labios y goteaba por su mentón, los cortes en su cara por los golpes de Huntara también emanaban sangre y con sus dedos la usa para dibujar unas marcas por su rostro.
La mandíbula del reptil se desencaja, más sangre brota de su nariz y boca mientras un pedazo afilado de metal encajado desde la parte posterior de la cabeza sobresale de entre sus labios. El pedazo de metal sale y el atacante cae al suelo mientras aquel que acompañaba a Huntara durante la cena la ayuda a levantarse.
Sus manos estaban manchadas con sangre al igual que sus ropas y su cara, tenía un ligero corte en el cuello.
— ¿Qué pasó? — pregunta Huntara.
Gritos desesperados se escuchan cerca de ahí, entrando por un callejón y bajando un par de escalera llega a una pequeña plaza donde más atacantes apuñalaban y desgarraban la piel de los rostros y pechos de los habitantes del valle manchando las pocas losas de piedra y la arena mientras de fondo podía ver columnas de humo elevándose.
Un cuerno resuena por las paredes del acantilado y los atacantes empiezan a replegarse en tropel como si fueran salvajes. Son salvajes piensa Huntara Y asesinos. Desde la orilla de un risco ve una figura alta y prominente, sus ojos amarillentos brillaban en la oscuridad de la noche. Una casa explota en llamas y el breve brillo de esa explosión ilumina el rostro de Tung Lashor viéndola con una leve y siniestra sonrisa.
Su sangre hierve, siente una presión en su cabeza, da un vistazo a los habitantes asesinados, siente el ardor de su herida en la mano la cual aprieta dejando caer un pequeño chorro de su sangre mientras deja soltar un furioso grito que se escucha por el valle maldiciendo a Tung Lashor.
— Esta es una de las cosas más descabelladas que he escuchado jamás —. Exclama Castaspella quien tiene a Lila delante y Oderon a su derecha.
— ¿Qué? ¡No! Mire, sé que puede escucharse como una locura pero déjeme explicarle —, se defiende Lila mientras Izmali sostiene todo los progresos escritos de su proyecto, — Las ruinas de Los Primeros usan magia ¿verdad? No solo la usan si no que la contienen. Usted ha visto lo que hay de debajo de Mystacor, ahora imagina todo lo que puede haber allá afuera. Podríamos usar esa toda esa magia para crear toda una red interconectada que no se acabe nunca. ¡Imagine todo lo que se podría hacer!
— ¿Cómo qué exactamente? —. Cuestiona Castaspella.
— Esa… es la parte que aún no tengo del todo clara, pero solo abre un mundo de posibilidades —. Dice Lila con una sonrisa apenada.
— Si esto llegase a funcionar, ¿cómo podríamos canalizar la magia de las estructuras de Los Primeros? —. Pregunta Casta.
— Aún estoy tratando de averiguarlo. Pero creo que se puede hacer lo mismo que con los cristales que usan para las defensas de Mystacor. Si cada hechicero tiene uno de ellos encima siempre sus reservas de magia serían casi infinitas, sin preocuparse de que dibujó mal una runa —, explica emocionada Lila, — Sé que suena alocado pero si funciona podría ser la más grande…
— Arma creada en la historia —, interrumpe Oderon, la sonrisa de Lila desaparece, — La magia no debe ser usada como un arma, siempre se pueden explorar otras formas. La Horda pensaría que hemos tomado parte y pondría sus esfuerzos en buscarnos y sí nos encuentran…
— No, no es un arma. Es el primer paso a un futuro mejor. Piénsenlo. Magia y tecnología combinadas para mejorar la vida de las…
— ¿Y no se te ocurrió acaso que si La Horda llegase a tomar el control de esta… "red" podría ser lo que les hacía falta para ganar la guerra —. Hablas Castaspella.
— B-bueno, entonces podríamos… eh… d-defendernos. Enseñarle a los estudiantes de estudios avanzados y superiores a como defenderse para que así no sea peligroso cuando…
— Lila —, interrumpe Casta, — Cuando Oderon me informó sobre tu proyecto quería saber con exactitud porque pensé que no era lo que me decía —, Lila siente como sus ojos se empiezan humedecer, — pero ahora veo que este "proyecto" no busca beneficiar a nadie más que a ti.
— ¡No! ¡No es cierto! ¡Izmali! Tú me entiendes ¡Dile que las cosas no son como cree! —. Le suplica Lila.
— Tiene razón. Mire… solo —. Izmali intenta buscar entre todos los documentos algo que haga cambiar la opinión de Castaspella pero lo único que consigue es que todos los papeles caigan al suelo.
— ¡Izmali! —. Dice Lila.
— Y-yo —. Izmali no logra encontrar palabras para excusarse.
— Ambas son alumnas sobresalientes pero me temo que esto no puede seguir adelante —. Castaspella ayuda a Izmali a levantarse.
— Por favor —. Suplica Lila quien no puede retener más las lágrimas.
— Lo lamento —. Sentencia la Líder de Mystacor.
Ese recuerdo había estado repitiéndose en bucle desde que Lila había venido a ofrecerle "una nueva oportunidad". Por un momento quiso darle el chance para ver con más claridad a lo que Lila ofrecía pero cuando descubrió que había estado hablando con otros estudiantes sobre el mismo tema pudo darse cuenta de cuales eran sus verdaderas intenciones.
La oía hablar sobre un "nuevos comienzos", "grandes cambios" y "conocer la naturaleza verdadera de las cosas". Discurso acompañado con agravios hacia miembros del Gremio de Hechiceros y sobre todo a Castaspella. No podía ser la única que escuchaba la amargura y resentimiento en las palabras de Lila y todo a raíz de Adrey.
Lo había conocido y le parecía una persona entrañable pero al parecer solo la había utilizado para sus propios intereses. Una pieza probablemente desechable y era una lástima que para este punto Lila no escucharía de razones. No pudo defenderla cuando Casta le cortó las alas y muy para su pesar, no sería parte de este complot. Si las cosas salían como creía que iban a salir tendría que irse, no sabía a donde, pero Mystacor dejaría de ser un lugar seguro, pues Lila promulgaba ideas radicales inspiradas por esoterismo y misticismo.
Izmali conocía los peligros de jugar con cosas que no entiendes.
Las puertas se abren con un rechinido dejando ver el blanco inmaculado de la Sala de Audiencias de Mystacor, donde casi todos los miembros del Gremio de Hechiceros estaban ya reunidos con excepción de Draulon Nightfate quien escoltaba a Adrey dentro de la sala. Cada miembro se haya sentado sobre sillas de piedra tallada blanca con un adorno dorado en el centro dispuestas en un círculo alrededor de un pequeño patíbulo de piedra donde Adrey yacía de pie mientras Draulon tomaba su respectivo lugar.
— Sean todos bienvenidos a esta tercer y última audiencia para decidir el destino del acusado Adrey Eòlas, por sus transgresiones a las leyes de Mystacor —, empieza Castaspella. Solo hay silencio, — Debido las discrepancias e indecisiones de algunos de los miembros de este Gremio, he concedido un tiempo más que considerable para que reflexionen sobre la decisión que quieren tomar, por lo que, es momento de expresarlas ahora.
Todos los miembros del Gremio se miran entre sí. Las expresiones neutrales de cada uno dificulta el saber que está pensando cada uno mientras el silencio en la sala se prolonga cada vez más haciendo que una semilla de preocupación empiece a germinar en Castaspella, quien quiere terminar con ese asunto de una vez por todas.
— Esto es absurdo —. Dice Adrey.
— No es su turno para hablar —. Reprende Casta.
— Si no lo hago ahora, no lo podré hacerlo nunca. Eso es todo lo contrario a la justicia
— Su tiempo para exponer su defensa ya pasó y lo único que hizo fue…
— Advertirles del terrible destino que nos espera ¡si no hacemos nada! —, el eco de su voz resuena por toda la sala, — No tenían que deliberar sobre qué hacer conmigo, sino sobre lo que tenían que hacer para salvar nuestro reino. Pero se preocupan más por las leyes del mismo que les impide hacer algo al respecto.
— Esas leyes son las que han hecho prevalecer este reino durante años y aunque La Horda supiera de nosotros jamás podrían llegar hasta nosotros. Por lo que las únicas amenazas que nos quedan son las que yacen en el interior —. Le espeta Casta de forma tajante.
— Tal vez las cosas sean mucho más complicadas que eso —, Oshaera toma la palabra, — Tal vez tenemos a la guerra tocando a nuestras puertas más cerca de lo que realmente pensamos.
Castaspella queda atónita.
— Me siento a la libertad de hablar por mí mismo y Akai Zhamsa —, habla Draulon, — En que tal vez las preocupaciones sobre un posible ataque están bastante bien fundamentados, aun si seguimos sin aprobar la forma de proceder del acusado.
— Es por eso que estamos aquí —, resalta Casta, — Si un posible ataque es posible o no, es un tema para otro momento. Estamos aquí para dejar en claro que las leyes de nuestro reino no pueden ser ignoradas de forma tan deliberada en pos de la guerra, rompiendo con la neutralidad.
— Neutralidad que nos ha llevado a estar en esta situación —. Comenta Cait.
— Neutralidad que nos ha llevado a estar a salvo por 40 años —, Argumenta Casta, — Y nuestra situación es que esas leyes que han existido desde incluso antes que muchos naciéramos fueron…
— Leyes que ya están obsoletas—. Udrog Landrath interrumpe de repente tomando a todos por sorpresa, en especial a la líder.
— Asi es, y dichas leyes obsoletas solo retienen el potencial de los estudiantes, y mas aun con nuestra estimada líder cree ciegamente que el incidente de Light Spinner se repetirá ante la mínima búsqueda de progreso—. Expone Adrey.
— ¡Suficiente! —, Castaspella alza su voz mientras se pone de pie, — Una y otra vez se desvía el tema principal como si no fuera importante, y cada palabra que escucho solo me hace pensar que se ha perdido el rumbo aquí. Este reino se fundó como un bastión del conocimiento en un mundo que no termina de entenderse a sí mismo y lo hemos olvidado posicionándonos en favor de aquello que atenta contra todos esos pilares sobre los que se construyó Mystacor por la búsqueda de la magia y no voy a permitir que se resquebrajen aún más.
Silencio. Silencio absoluto.
— Entonces lo admite —, dice Umi Lunarlake, — Admite que le hemos dado la espalda al mundo en favor de nuestra comodidad y conveniencia. Prefiriendo el prestigio sobre el servicio.
— Saben que no es cierto —, se defiende Casta, — Hemos colaborados con los demás reinos, con Luna Brillante sobre todo, para darle fin a la guerra.
— Y a pesar de eso parece que está tan desconectada incluso de su propio reino que debería regentar, como para darse cuenta de la inconformidad general —, dice Cait, — La Horda abarca cada día más territorio y aún tienen en su poder el Reino de Dryll que quien sabe lo que estén haciendo ahí. Los hordeanos se han establecido muy cerca de nuestras fronteras, saben que existimos y donde estamos y ha habido un descenso drástico en la calidad educativa de nuestros salones, y ni siquiera necesito mencionar la inmensa cantidad de proyectos dados por múltiples estudiantes prodigios que han sido cancelados. Todo bajo su gestión.
Castaspella ve con ojos horrorizados como todos se miran entre si y parecen estar de acuerdo y le desesperaba que ni siquiera Oderon saliera en su ayuda, solo se mantenía ahí, viendo todo pasar.
— No viviremos por siglos y menos con La Horda tan cerca, nuestro tiempo parece verse limitado. No podemos seguir dejando que reglas escritas en libros empolvados sin actualizacion a la era actual nos sigan anclando al pasado pues la única constante es el cambio y resistirse a él, trae decadencia —, Cait se pone de pie con la espalda recta y la frente en alto, — Necesitamos un liderazgo orientado hacia al futuro. Tal vez nuestra apreciada compañera necesita un merecido descanso.
— Está audiencia no es sobre una elección es sobre… —. Castaspella intenta replicar pero es interrumpida de nuevo por Cait.
— Debe ser unánime.
(Suena "No One Walks Away from Me" - Ramin Djawadi)
Hay segundos de silencio en los que Casta pasaba su horrorizada mirada de aquí a allá esperando que el sentido común volviera a imperar entre el Gremio.
— Mi más profundo respeto, Castaspella —. Dice Draulon mientras levanta la mano, seguido de Akai Zhamsa.
Seguido por Oshaera, seguida de Groloth, seguido Umi, seguido de…
No. No puede ser.
Uldrog Landrath levanta su mano. Mientras mantiene la mirada en el suelo lejos del resto.
Casta se gira con desesperación hacia Oderon quien tiene sus manos entrelazadas sobre su regazo con los ojos cerrados. Suspira muy pesadamente y sin dirigirle la mirada a Castaspella levanta su mano al tiempo que Casta cae de rodillas agarrándose del apoyabrazos mientras una sola lágrima recorría su mejilla.
Una sola y simple lagrima cargada de pura armagura.
This is War:
A warning to the people
The good and the evil
This is war
To the soldier, the civilian
The martyr, the victim
This is war
It's the moment of truth and the moment to lie
The moment to live and the moment to die
The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight
To the right, to the left
We will fight to the death
To the edge of the Earth
It's a brave new world from the last to the first
To the right, to the left
We will fight to the death
To the edge of the Earth
It's a brave new world, it's a brave new world, it's a brave new world
A brave new world
The war is won
The war is won
A brave new world
