Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Noelle Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.


(En colaboración con davidomega59)

La costa de Nordland es un lugar desolado en el que un pueblo endurecido malvive del mar. Toda la costa se cubre con frecuencia de una espesa niebla y sufre violentas tormentas en otoño e invierno. Esto hace que la costa de Nordland sea un duro hogar para la flota imperial, pero desde que Marienburgo se separó del Imperio la marina no ha tenido más remedio que establecer aquí su base.

El avance de Millhadris y sus compañeros a través del bosque fue rápido y sin mayores inconvenientes pues en las fronteras ni los pieles verdes ni los hombres bestia duran mucho después de cruzarlas, aunque alguno de los elfos de Laurelorn había comentado que incluso era raro que ni un solo mutante se haya logrado escabullir entre el bosque pero estando ya en la costa no tenía sentido darle importancia a eso.

Desde el asentamiento más occidental de Hargendorf hacia el este hasta Neues Emskrank, la orilla está compuesta por tierras bajas y arenosas interrumpidas aquí y allá por turberas y cenagales. Al oeste, hacia Norden, la costa se vuelve más rocosa y se cubre de guijarros hasta dar paso a las colinas costeras de Ostland.

— Hay demasiada niebla pero el viento es constante, tal vez para el amanecer esté lo suficientemente despejado para que puedan partir —. Comenta Eadril.

— ¿De verdad no vendrá ninguno de los suyos? —. Pregunta Millhadris.

— Las órdenes de nuestra reina fueron claras y no han cambiado hasta ahora —, responde Eadril, — No somos tan numerosos como ustedes y nuestro bosque no tiene el poder que reviste al de Athel Loren. Si algo va a pasar, debemos estar aquí.

— ¿Ese es nuestro barco? — pregunta uno de los compañeros de Millhadris.

— Así es —, confirma Eadril, — Quedó en la desembocadura del Río Schaukel por culpa de unos raqueros y la marea lo hizo que se quedara aquí varado… poco antes de que su reina y la nuestra entablaran diálogo.

Millhadris no hizo ningún gesto, no quería atribuir ciertas circunstancias a los dioses pues aún no entendía la razón para que Isha o Kurnous se preocuparan por la existencia de un mundo más allá de las fronteras de la realidad, no le gustaba dejar todo en manos de las voluntades de los dioses y temía que tendría que abrazar el furor de Khaine ya sea en ese otro mundo o en las tierras del norte.

Una fuerte ráfaga de viento revuelve su cabello pálido, las olas rompen contra la costa, escucha a la distancia las hojas de los árboles estremecerse mientras en la oscuridad de la noche veía la neblina arremolinarse a su alrededor, podía sentir aquella bruma acariciando su rostro.

El viento sopló con un poco más de fuerza y creyó oír el trueno de alguna tormenta a la distancia. Las velas color ocre de aquella embarcación se agitaban y era de esas raras ocasiones en las que se abrazó un poco a sí misma pues empezaba a sentir frío. El viento no amainaba y se mezclaba con la brisa marina aullando hacia el norte como si lo estuviera atrayendo.


My War:

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la

Let's start a new life from the darkness

Until the light reveals the end

Sinister faces, growing curses

This is my last war

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (squeezing out their wisdom)

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling on to their)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (very last coins)

Destruction and regeneration

You are the real enemy (Rastis! Rastis! Rastis!)

War!

(My) War!

(My) War!

Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!


— Tengan cuidado, todos deben estar intactos para que funcionen adecuadamente —. Ordenaba Lila a los estudiantes de primer y segundo año mientras quitaban los lentes lunares.

Durante años sirvieron para la protección de Mystacor pero ahora ella le daría un mejor uso en favor del Señor del Cambio y la magia. Le emocionaba la idea de crear una nueva era de magia y obviamente solo sería un primer paso. En su mente se gestaban docenas de planes a futuro para poder aprovechar la magia y también en como algunos detractores le plantarían cara pero ahora El Gremio la favorecía y una de sus aspiraciones era llegar a formar parte del mismo, aunque esto último no se lo ha comentado a nadie. Ni siquiera a Adrey.

— Veo que no perdiste el tiempo —. Dice Izmali.

— ¡Izmali! Creí que estarías afuera de la Sala de Audiencias la otra vez, pero ya que estás aquí puedes ayudarme. Mira que todos los cristales sean removidos con cuidado, iré a buscar mis mapas —. Indica Lila.

— Me enteré de lo que pasó… con Castaspella —. Dice Izmali con duda.

— ¿Y quién no? —, responde Lila, — Ya se habían tardado si me lo preguntas —. Sus palabras eran rígidas.

— Sé que estabas molesta con ella por lo que pasó pero no deberías…

— Molesta es poco pero ahora que ya no está podemos retomarlo donde lo dejamos.

— ¿"Podemos"?

— Si. Tú y yo, con más manos; más ayuda. Esta vez no habrá problemas ni entrometimientos.

— Supongo que Adrey metió mano en todo esto.

— No, fue Cait, Adrey aún no forma parte del Gremio y Oderon se encarga de manejarlo mientras eligen a alguien más.

— ¿Y qué pasó con Casta?

— Creo que se encerró en sus aposentos y no ha salido desde entonces. Que los disfrute mientras pueda, porque en algún momento la desalojarán.

— Oh…

— Pero ya basta de eso. Vamos, tenemos trabajo que hacer —, Lila la toma de las manos, — ¿De casualidad recuerdas dónde dejé esos mapas?

— Sí, yo los tengo, me pediste que los guardara. Iré a buscarlos si quieres, no sabrías encontrarlos entre todo el desorden que tengo.

— Muy bien, estaré aquí.

— Ya regreso.

Una que sabía que Lila ya no le vería, Izmali echó a correr lo más rápido que pudo hasta donde sabía que están las habitaciones de Castaspella. Una que llegó golpeó repetidas veces la puerta pero no se abría, volvió a llamar esta vez con más insistencia y el resultado fue igual. Tuvo que hacer uso de un hechizo que nadie, ni siquiera Lila, sabía. Dibujando una runa sobre la cerradura escucha el cerrojo y entra para ser recibida por una alterada Castaspella con una runa dibujada en su mano sostenida en el aire.

— Maestra Casta ¿qué hace? —. Cuestiona Izmali sorprendida.

— ¿Te envió a tratar de convencerme?

— ¿Qué? ¿Quién?

— Oderon y Adrey ¿qué te mostraron?

— ¿De qué está hablando? —. La dura expresión de Casta se relaja y deshace la runa.

— Temo que Adrey estuvo explorando formas de magia oscuras y peligrosas, las mismas que Light Spinner hace años o tal vez incluso peores.

— ¿Magia oscura? Maestra, no entiendo… —, se detiene al ver una runa a medio dibujar en el suelo, a un lado de la cama, — ¿Va a escapar?

— No tengo pruebas para demostrar lo que digo pero tampoco tengo dudas y ya no… tengo amigos aquí para ayudarme, no me queda más remedio que pedir ayuda a Luna Brillante —. Los hombros de Casta decaen.

— ¿Cuánto le falta para terminar? —. Pregunta Izmali mientras va hacia la puerta para cerrarla de nuevo con llave.

— Está casi listo, solo tengo que unir estos puntos y concentrarme.

— ¿Por qué no lo borró cuando llamé a la puerta?

— Porque casi lo tenía. Aunque parezca increíble no muchos hechiceros saben abrir cerraduras sin destruir la puerta por completo, ¿en qué te estuviste metiendo, Izmali?

— ¿Me recuerda?

— Reconozco a mis estudiantes, ahora la pregunta es ¿por qué estás aquí?

— Lila… me habló de cosas extrañas. Sobre entidades extrañas y de alguien que cambia las cosas o algo así.

— Lo mismo que Oderon y Adrey me dijeron. Creo que es más serio de lo que pensé. ¿Estás segura de venir conmigo?

— Completamente.

— Ayúdame —. Maestra y estudiante canalizan la magia hacia sus dedos para completar la runa y una vez estuvo completada un brillo cubrió la habitación y lo siguiente que vieron fue el mar de nubes que oculta a Mystacor de los visitantes indeseados.


Cuando los Ancestrales ordenaron la Construcción de las Ciudades-Templo, dijeron exactamente dónde debía construirse cada una de ellas. Todas las ciudades debían ocupar un nódulo de la Red Geomántica, una amplia matriz de energía terrestre natural que abarca todo el mundo. Los Ancestrales pudieron recurrir a su amplia reserva de energía y, a través de ella, manipular y alterar las placas continentales, los patrones del tiempo, e incluso la órbita del propio mundo.

Huatl es un raro ejemplo de una Ciudad-Templo que está en proceso de refundarse y en vías de recuperación, después de permanecer vacía durante milenios. Una delegación de Slann de Xlanhuapec, la Ciudad de las Brumas, acordó que para favorecer el Gran Plan Huatl tenía que ser despertada, de modo que se dispuso una gran columna de artesanos Eslizones y obreros Kroxigores para hacerlo.

En la actualidad, aunque la reconstrucción solo está en su primera fase, el Gran Templo ya ha sido reconstruido y su cámara estelar alberga a un Mago Sacerdote por primera vez en mucho tiempo. La jungla resuena con las labores de los artesanos Eslizones que esculpen relieves en piedra. La tierra se estremece mientras enormes bloques de piedra son transportados por los Kroxigores.

Fuera lo que fuera que estuviera pasando en "El mundo más allá" como lo nombraron muchos eslizones, era imperativo reestablecer aunque sea una fracción de la Red Geomántica para que ellos pudieran tomar parte en lo que creían era una guerra por venir y que podría ser parte del Gran Plan de los Ancestrales.

— La Red Geomántica está incompleta sin no está conectada con las tierras más allá del gran charco —. Dice un eslizón artesano.

— Sí, lo estará. Pero sin Chupayotl a nuestro alcance, tampoco lo están los nuestros —, confirma otro mientras su lengua siseaba, — Una vez más hemos de enfrentar esto… solos.

Chupayotl era una Ciudad-Templo de los Hombres Lagarto situada al sudeste de Lustria. Anteriormente era una ciudad habitada situada en la superficie, pero hoy en día se encuentra hundida y sumergida en lo más profundo del mar.

Chupayotl era un nexo importante en la red geomántica, y gracias a ella los Slann de Lustria podían comunicarse con sus homólogos de Zlatlan, situada en las Tierras del Sur, al otro lado del Gran Océano, y viceversa. Huatl estaba cerca del Gran Océano pero sería muy difícil reestablecer la conexión con alguna Ciudad-Templo que quede en las tierras al sur de Viejo Mundo.

Las pisadas de los Kroxigores hacen retumbar el suelo mientras los saurios gruñen y tiran de las piedras colocándolas en su sitio mientras el habitual calor de Lustria acrecentaba más y más. De pronto en la cima del Gran Templo se ve como un chamán eslizón con un cinto de plumas y un cráneo de cría de terradón por casco empieza a corretear de una esquina a otra alrededor de la cámara estelar colocando antiguas tablillas.

Las tablillas brillan como luceros nocturnos a plena luz del día, refulgiendo cada vez más. Dos estelas de luz eran despedidas de cada tablilla, una dirigida hacia el cielo y la otra canalizándose hacia el interior de la cámara estelar. Los segundos pasaban y las estelas de luz se mantenían de igual forma hasta que un croar resonó desde el Gran Templo por toda la Ciudad-Templo y la tierra vibró seguida de un croar profundo y gutural mientras un rayo de luz azul era disparado hacia el oeste.

El mago sacerdote Slann salió de su trance un momento para volver a caer en el mismo casi inmediatamente.

— Ha sido reestablecida —. Dice el eslizón artesano.

— ¿Será suficiente? —. Pregunta el otro.

— No lo sé.


La espada cayó al suelo junto con su portadora quien sangraba de la nariz y sangraba profusamente debido a un corte en su brazo izquierdo.

— ¡Levántate! ¡Ahora! —, exige Ithrant, la guardia se levanta intentando cubrir su herida con la mano, — No dejes que vuelva a pasar, vamos.

Ithrant lanza una estocada que es torpemente detenida por su rival, un rápido movimiento dirigido al cuello es esquivado, seguido por tajos desde arriba y desde abajo. La guardia no aguanta más el dolor y después de bloquear uno de los ataques de Ithrant deja caer la espada.

— ¡Patético! —, Ithrant le aprieta la herida dejando que su mano se cubra con sangre, — ¡No conseguiremos nada así! Debes aceptar el dolor de cada herida, hacerlo tuyo y sobrepasarlo para que haga falta más que esto para lastimarte de verdad.

Girándose para encarar a otra de las involucradas y sin mediar palabra alguna la lanza una estocada y un corte, hiriéndola cerca de la rodilla haciéndola tambalear.

— Acepta el dolor —, exige Ithrant. El sonido del acero chocando contra acero vibra por un par de segundos, la guardia herida le da un golpe con el codo en la cara de Ithrant quien se mueve con mucha más rapidez y la derriba, — Están yendo en contra de sus heridas, acéptenlas, encuentren calidez en ellas y muévanse con base en eso.

Ithrant entendía mejor que nadie que alcanzar la pulcritud de su técnica llevaría no solo dedicación sino también algo de sufrimiento. Brazos y piernas magulladas, dedos ampollados y torceduras de la mano con músculos doloridos. Ellas tenían que entenderlo. Tenían que entender que el escozor que sus heridas les provocaban no debía ser un impedimento sino su inspiración, solo así alcanzarían la perfección.

Más temprano que tarde entendió que Slina no era alguien con un aura de misterio y belleza a su alrededor, era algo más. Más grande, más fuerte, más hipnótico. Algo que recompensaría su sufrimiento con aquello que anhelaba.

— Estas no son simples palos para dar golpes, son instrumentos que deben ser usados correctamente —, Midna da un paso al frente con una espada corta con una hoja muy delgada que en lugar de ser plana es circular, ninguna dice nada.

Ithrant lanza un corte transversal desde abajo, dobla la muñeca para redirigirla y dar un corte a la altura de la cabeza, Midna se agacha y gira sobre sí misma mientras rodea a su atacante al mismo tiempo quedando detrás de Ithrant colocando la punta de su espada sobre su mejilla izquierda.

— Descuidas mucho tu izquierda —. Ambas bajan las armas, Midna la ve presumidamente cuando se escucha el sonido de unas puertas grandes abriéndose de golpe, saliendo de su escondite y asomándose por una esquina ven a todas las princesas entrar con rostros molestos y frustrados.

La misión de Dryll había fracasado.

— Esta guerra está completamente perdida —. Dice Midna con resentimiento.

— No —, responde Ithrant mientras toma la mano de Midna, — Nosotras la ganaremos —. Le aprieta la mano con más fuerza para besársela, Midna se suelta del agarre y pone su mano sobre la mejilla de Ithrant, acariciándola y delineando sus labios.


Si bien los habitantes de Plumeria eran en su mayoría caritativos unos con otros tanto entre sí como extranjeros siempre hay alguien que le disgustará hacer cierta clase de actividades y para Dery es tener que hacer de recadero, le era tedioso y molesto tener que recordarle a los demás lo que se supone ya saben que hacer pero Gerbera no había enviado su suministro de provisiones mensual.

— Ya deberíamos de haber llegado —. Se queja Dery.

— Llegaremos pronto, una vez allí podremos descansar —. Dice una de los cinco acompañantes cuyo nombre no recordaba en ese momento, pues venía de Luna Brillante pero estaba seguro que su nombre rimaba con petunia.

Su viejo amigo Carlus le había ofrecido mudarse con él a Gerbera hacía tiempo ya, el declinó la oferta por razones que ahora mismo ya no recordaba. No quería creer los rumores que se extendían como las raíces de que La Horda estaba más cerca de ganar la guerra de lo que nunca estuvo, esa clase de situaciones lo ponían en un debate entre si haberse ido a Gerbera para estar lejos de la guerra o agradecer de haberse quedado en zonas más cercanas a las fronteras de los demás reinos para no llevarse la desagradable sorpresa de que todo el planeta había caído a manos de los hordeanos.

Tal vez descubriría esa respuesta cuando llegara y hablara con Carlus.

Mientras camina se tropieza con una roca, por instinto se voltea a verla para seguir caminando, es cuando nota el estado del camino.

Los árboles estaban inclinados y la tierra bajo ellos removida exponiendo sus raíces. Habían grandes socavones aquí y allá, de algunos salía un mal olor otros rebosaban de lodo o tierra húmeda. Algunos de los agujeros en el suelo fueron hechos debido a que alguna vez hubo árbol ahí de pie y fue derribado con todo y raíz, era fácil adivinarlo por las marcas de arrastre que dejaron en el suelo.

— ¿Y aquí que pasó? —. Murmura para sí mismo Dery.

Un grito llama la atención del grupo, apresurándose para ver qué había ocurrido encuentran a uno de los miembros dentro de un agujero.

— ¿Estás bien? — preguntan, el solo asiente frotándose la cabeza debido al golpe.

— ¿Cómo te tropezaste? —. Dery asumía que se había tropezado pues era un agujero de tamaño considerable como para no verlo.

— No me tropecé, iba caminando y el suelo cedió.

— Busquen lianas o algo con que sacarlo.

Separándose, buscaron de un lado para otro algo que les pudiera servir para ayudarlo, pero las ramas eran demasiado delgadas y frágiles como para soportar el peso de una persona.

— ¿Encontraron algo? — preguntan uno de ellos a lo que el resto niega con la cabeza.

— Tal vez podamos sacarlo si hacemos una cadena humana —. Sugiere Dery.

— Podría funcionar.

— Bien, vamos —. Regresaron hacia donde había caído su compañero llevándose la sorpresa de que ya no estaba ahí.

— ¿Cómo salió de ahí solo?

— ¡Cosas ingenuas! —. Una desagradable voz les grita desde atrás.

Un horrible ser con apariencia de rata parado sobre dos patas con un casco y pechera color rojo tomaba al compañero de Dery del cabello mientras ponía la hoja de una espada curva sobre su cuello. Sus ojos rojos irradiaban un brillo malicioso que los hizo estremecerse.

Oyeron otros gritos y del agujero donde había caído aquel tipo salieron más de aquellas ratas, sometiéndolos y amenazándolos. Sus manos eran frías y ásperas, su pelaje marrón estaba sucio y enlodado, los gruñidos y bufidos que salían de sus fauces venían acompañados por una peste atroz.

— ¿Serán útiles? —. Pregunta una de las ratas.

— Yo los veo muy débiles —. Replica otro.

— Servirán como alimento, si-si.

— ¡Lo harán! —, alza la voz uno de ellos, — Pero tal vez Girak quiera saber cosas de aquí —, una horrenda sonrisa se forma en su hocico, — Tiempo no tuvimos de preguntar cuando salimos. Cosas-humanas solo gritaron y después se callaron más rápido de lo que creímos.

Dery supo rápidamente y con certeza de que hablaban, rogando que no fuera cierto.

— ¡Llévenlos! ¡Ya! —, ordena uno, — Mal presentimiento tengo, mientras más rápido nos vamos, mejor será ¡Ya!

Entre súplicas y sollozos cada miembro es arrastrado por aquellos hombres rata, ante la resistencia los golpeaban, cortaban o mordían. Sin consideraciones ni el más mínimo respeto a la dignidad de aquellos desafortunados los llevan dentro de los túneles que los llevaron bajo la tierra.


Tung Lashor iba y venía de un lado al otro cada vez más irritado en aquel pozo con un monolito de piedra blanca en centro, su espada clavada en la arena mientras hace rechinar sus dientes y crujiendo sus nudillos. Sentía las venas de su cuello palpitando mientras Oroshk lo seguía con la mirada.

— Tú mismo vas a matarte si sigues así, muchacho —. Comenta Oroshk.

— Se están tardando demasiado. Debí acabarla en el Valle de los Perdidos —. Escupe Tung.

— ¿Y arriesgarte a qué te pudieran emboscar o apuñalar por la espalda? No, muchacho. A veces hay que tener algo de paciencia y asegurarte que todo está a tu favor —, la voz de Oroshk se vuelve siseante y deseosa, — Si quieres ve y enfréntala en campo abierto y ya veremos como te va. Esperaste años para deshacerte del viejo, puedes esperar horas para deshacerte de ese estorbo.

— Señor —, unos exploradores llegan con respiración agitada, — Estará aquí antes del mediodía.

— ¿Por qué le tomaría tanto?

— Se detuvo a descansar. No estuvo persiguiendo todo el día —. Tung voltea a ver Oroshk quien se mantiene inexpresivo

— Supongo que tendremos que esperar un poco y ahorrar fuerzas. Huntara no llegó a ser quien es de la nada. Incluso los animales cansados son capaces de pelear duramente. No habría honor en derrotar a alguien que le falta el aliento y le fallan las piernas de tanto cansancio, además ¿Qué son un par de horas más a la par de toda una vida de dominio? —. Tung se sienta al lado de su espada clavando su mirada a la entrada a aquel lugar.


(Suena Down Below – Final Space OST)

Entonces… ¿puedo dar la orden? —. Preguntó Catra con deje de súplica.

Ya es hora —. Afirmó él con seguridad mientras ve como Catra sonríe con complacencia.

Muchas fueron las veces en las que fantaseó volver a ser aquello que fue bajo el mando de Hordeano Primero. Esa sensación cosquilleante de estar al frente en el fragor de la batalla, muchos fueron los enemigos que él mismo remató y muchos más a quienes abatió personalmente, tenía la oportunidad de volver a esos días.

Las sirenas de alerta empezaron a sonar a primeras horas de la mañana, soldados iban y venían tomando sus posiciones o subiendo los últimos cargamentos de munición repuestos o lo que sea que Catra les hubiera mandado a hacer.

— ¡Informe! —. Exclama Hordak.

— ¡Todo listo, Lord Hordak! —. Afirma la Capitana de la Fuerza Octavia, Hordak sonríe.

— ¡Andando! —. Los motores de más de una docena de barcos rugieron, el sonido de las puertas de metal abriéndose se entremezclaba con el de las olas del mar meciéndose tumultuosamente mientras la luz del día bañaba las embarcaciones y su propio ser.

Había sido un tiempo desde la última vez que sentía el viento en su rostro.

— ¿Estamos a punto de salir y todavía salen con eso? —, escuchó a Catra quejarse, — ¡Vamos! ¡Tenemos que irnos!

— Tú te quedarás —. Ordena Hordak.

— ¿Qué? —. Ve como sus hombros bajan y una de sus orejas se agita por un breve momento.

— No creerás en serio que te dejaré participar en esto después de tu reciente comportamiento —. Dice Hordak.

— ¿"Reciente comportamiento"? ¿Qué se supone que significa eso?

— Comportamiento errático y disociativo, falta de concentración, rigidez muscular, falta de sueño y alucinaciones.

— ¿Alucinaciones? No sé de qué estás hablando —. En su reticencia no ve al pequeño diablillo de Hordak volar cerca de ella y posándose sobre el hombro de su amo.

— Creo que puedo hacerme una idea.

— No… no puedes quitarme esto. ¡No puedes! Gracias a mí es que todo esto está pasando ¡Fui yo! ¿Lo olvidas? ¡Sin mí aún estarías en tu laboratorio sintiendo lástima por ti mismo! — Berreaba Catra, su mirada de rabia no le inmutaba en lo más mínimo mientras su cola se crispaba.

— Y no voy a olvidarlo ni ellos tampoco, Capitana —, Hordak gira un poco su cabeza para mirar a todas las tropas en las naves que ya estaban saliendo, — Te quedarás aquí y lideraras a las tropas de tierra para ocupar territorio. Acorrala a las princesas.

— ¡Tú… no vas a…! —. Hordak aprieta el puño y su nueva arma recién creada brilla un poco, no tenía el más mínimo ánimo de usarla por primera vez contra ella.

La Capitana de la Fuerza da un grito de frustración y hace su camino fuera de la embarcación a largas zancadas dispuesta a arrancarle los ojos o la piel al primero que se le cruce.

— ¡Avancen y pongan rumbo hacia Las Salinas! —. Vocifera Hordak, la cubierta vibra por la aceleración del motor y una buena parte de la flota hordeana se hizo a la mar.


Las ramas de los árboles crepitaron y se rompieron mientras las alas de Lilith cortaron a través del aire, aterrizando pesadamente sobre el suelo sorprendiendo a sus seguidores interrumpiendo sus oraciones y meditaciones, sin mediaciones alzó la voz para que todo le escucharan.

— El momento de su anhelada retribución está ahora a su alcance —, dice Lilith, — La Horda se moviliza una vez más sobre la tierra que les pertenece con toda la intención que aquellos que estén en su camino sean sublevados bajo su yugo, las princesas se esconden en sus salones brillante de piedra tallada pero ustedes, que están afuera exponiéndose a los elementos, son más fuertes y más numerosos.

— Nos estancamos —, dice uno de los seguidores quien portaba un ropaje con la marca de Slaanesh y varios cortes en sus brazos a modo de demostrar devoción, — No hemos conseguido que más personas se nos unan en este tiempo.

— Y aun así, son más que la Rebelión —, las alas de Lilith bajan por primera vez desde que llegó de manera tan repentina, — No deben temer nada. Los Verdaderos Poderes les concederán la fuerza que necesitan, pero… ya saben lo que solicitan.

— Traeré a uno de los prisioneros —. Dice otro de los seguidores.

— No —, replica Lilith, — Un triste y sucio prisionero no le será de su agrado teniendo en cuenta el cometido que quieren alcanzar —, los seguidores entienden el camino que sugería su guía, y si lo que obtendrían sería la derrota de La Horda pues…

— Yo me ofrezco —, una persona con rasgos de ave da un paso al frente, su cresta de plumas sobresalían de entre los seguidores por sus bellos colores, — A través del sufrimiento viene una recompensa que me hará disfrutar de un nuevo mundo si el Príncipe Oscuro me acepta.

Lilith pasa el frío metal de su mano por el rostro de la voluntaria con una gentileza poco propia de su ser.

— Un bello ser —. Una gran hoguera aparece de repente atrás de la voluntaria.

Lilith la hace girarse mientras le sostiene los hombros para desenvainar su mandoble y atravesar su pecho. Las marcas en la hoja del arma brillan por un breve momento. La sangre cae sobre la hierba mientras saca la espada del cuerpo de la voluntaria y con un movimiento salpica la sangre que mancha el arma sobre el fuego. Otro seguidor se acerca y clava un puñal sobre la chica, seguido de otro, seguido de un tercero y un cuarto quienes salpican la sangre sobre las llamas.

La voluntaria cae sobre las llamas que se tiñen de múltiples colores al consumir sus plumas de forma inmisericorde. El fuego se alzó por sobre la cabeza de los seguidores, se forma un torbellino de fuegos multicolor mientras Lilith extiende sus alas mientras recita algunos versos en la lengua oscura y así como la hoguera apareció sus fuegos se apagaron dejando nada más que cenizas que soltaban pequeños brillos entre la superficie gris.

Lilith bate sus alas con fuerza dispersando las cenizas sobre todos los seguidores de modo que ninguno quedara sin mancharse. Todos los presentes empiezan a retorcerse y adolecer toda clase sufrimiento mientras sus cuerpos se contorsionan, sus huesos crujen y su piel se hincha y extiende.

Pequeñas alas escamosas o fibrosas brotaron de las espaldas de algunos, los cuellos de algunos se alargaron o se inflamaron, las lenguas de otros se alargaron y sus ojos se volvieron rojos, verdes o negros o brotaban más globos oculares en partes inusuales. Los brazos de muchos se convirtieron en tentáculos, sus dientes se volvieron colmillos torcidos y colas escamosas o peludas salieron de entre la piel y el músculo. Cuernos crecían en las cienes de unos aquí y otros por allá pero en sus hombros.

Manos se convirtieron en pinzas, bocas se abrían en torsos susurrando injurias y extremidades extras crecían con siete o seis dedos. Un espectáculo atroz y repulsivo. A pesar del sonoro sonido de la carne y hueso siendo contorsionados de forma brutal y antinatural, las víctimas recibieron tales mutaciones como si las hubieran anhelado durante mucho tiempo.

— Los Verdaderos Poderes les conceden sus bendiciones. Úsenlas con sabiduría y fervor —, Lilith abre sus brazos, — Etheria es suya y ya nadie va a interferir.

Gritos de júbilo resuenan por el bosque mientras el aire se llena de una energía terrible y sombría.


Un páramo insalubre se extendía por casi un kilómetro. Las aguas de una pequeña laguna cercana se tornaron turbias, mohosas y purulentas mientras el aletear de moscas inusualmente grandes se escuchaba por el lugar.

La flora se pudrió más no dejó de ser verde, ahora era un musgo pastoso y hediondo que cubría una buena parte de los alrededores. Los animales que se atrevieron a cruzar aquel infecto cerco quedaron atrapados por la tierra suelta y lodosa que se los tragó y los incautos que llegaron hasta la laguna y bebieron de sus aguas cayeron inertes de inmediato para que su carne fuera fagocitada por ese entorno o devorados por los abyectos gusanos mutantes dejando nada más que huesos que se pudrirían también con el tiempo.

Del cráneo de lo que alguna vez fue un venado brota una seta verdosa y maloliente que es arrancada por las manos de la pequeña Silvy que ahora se cubría de aquel musgo y pequeño cuerno salía del lado derecho de su cabeza. Oliendo aquel hongo como si fuera la más bella de las rosas del mundo mientras veía con complacencia como la tierra era labrada y moldeada para ser de la forma que es ahora aunque triste porque sabía que no podía replicar la belleza del jardín de Abuelo Nurgle, pero trataría esas tierras con el mismo cariño y dedicación.

Ring a-ring o' roses,

A pocketful of posies.

A-tishoo! A-tishoo!

We all fall down!

Canta en ese idioma ajeno mientras camina por su nuevo hogar.

Fishes in the water,
Fishes in the sea
We all jump up with a
One, two, three!

— Mi pequeña —. Escucha la voz de aquel viejecillo que ya no tenía por qué seguir hablándole con aquel disfraz.

— ¡Abuelo Nurgle! —. Exclama ella.

— Tengo un favor que pedirte

— ¡Sí, lo que sea!

— Verás. Hay hordeanos enojados y un poco confundidos yendo hacia donde estás. Necesitarás ayuda para cuidar a tus creaciones ¿verdad?

— ¿Los hordeanos ya no serán malos, verdad?

— Por supuesto que no, aunque necesitarán de alguien que le enseñe a comportarse.

— ¡Está bien! ¡Lo haré! —, Silvy empieza a correr hacia las derruidas casas que aún quedaban en pie de aquella villa a la que habían llegado, — ¡Papá! ¡Date prisa! Abuelo Nurgle me ha pedido un favor, llevaremos a los hordeanos, si ven a sus amigos tal vez sea más fácil convencerlos de que dejen de hacer cosas malas.

Silvy echa de nuevo a correr mientras Gamond da pesados pasos con hinchadas piernas tratando de mantenerse erguido por el peso que le daba su abotargada barriga, su cabeza se mecía un poco debido al aumento en volumen que tuvo, su piel enconstrada supuraba pus y un líquido negruzco atrayendo a las moscas. Silvy le hacía gestos para que se apresurara, hacía lo que podía pero era difícil avanzar con aquella viga de madera que lo aplastó en lo que creyó eran sus momentos finales.

Pero no podía negarse ante los vivaces ojos de su pequeña hija que estaba más sana y viva que nunca.


Catra, no voy a volver.

Su mandíbula le empieza a doler de tanto apretarla.

Siempre has sido una decepción para mí.

Las manos le tiemblan de rabia.

Ella no huyó de La Horda, ¡ella huyó de ti!

Está empezando a ver borroso, su ceño no puede fruncirse más… ¿o sí?

Su mirada va de un lado a otro revisando monitor tras monitor. Si no iba a estar para ver la etapa final de su plan completarse, iba asegurarse que algún inepto lo echará a perder en tierra.

Entre su rabia y enojo el cansancio estaba haciendo más mella en ella que antes y solo suplicaba que…

No reniega en su mente. No ahora.

Adora ya no está aquí para protegerte.

Ve una figura alta y sombría, puede ver sus ojos y boca abiertos ardiendo en la oscuridad. Las manos de aquella figura están ensangrentadas.

Nada malo nos pasará si nos mantenemos juntas.

Ve una serpiente verde como una esmeralda arrastrarse por las arenas de un desierto susurrando palabras vengativas.

Esto es lo que le pasa a los fracasos.

Ve otra serpiente mucho más grande roja como la sangre deslizarse por el húmedo suelo de una calurosa selva.

Eres una mala amiga.

Ve a un ser más alto que She-ra, de aspecto fornido y salvaje con piernas, cola y cuernos de ciervo haciendo sonar un cuerno de caza mientras a su lado yace de pie un ser femenino de increíble belleza, llena de vida y con largos cabellos dorados fluyendo junto a ella.

Únelos.

El grito de Catra fue suficiente como dañar de algún modo su garganta y sus cuerdas vocales mientras las marcas en su brazo le quemaban su piel, se tambalea y logra aferrarse a su mesa de control antes de caer de bruces en el suelo. Enlazando con alguno de los líderes de escuadrón pregunta:

— Reporte.

— Estamos a punto de llegar a una de las locaciones señalada… Capitana.

— Acábenlos —. Dice en un susurro.

— ¿Capitana?

— ¡Acábenlos! ¡Arrasen con todos y todo los que se les ponga enfrente! ¡Quiero ver esos bosques arder desde aquí!

— A la orden, capitana.

Esta era su momento, el que había esperado hace tanto tiempo. Esta era su victoria que juró hace tiempo.

Etheria le pertenecía al fin.


This is War:

A warning to the people

The good and the evil

This is war

To the soldier, the civilian

The martyr, the victim

This is war

It's the moment of truth and the moment to lie

The moment to live and the moment to die

The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world from the last to the first

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world, it's a brave new world, it's a brave new world

A brave new world

The war is won

The war is won

A brave new world