Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Noelle Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.


(En colaboración con davidomega59)

(Land of the Northern – Assassin's Creed: Valhalla OST)

El Garra del Sufrimiento rompía la superficie congelada de las costas de Norsca abriéndose camino hasta llegar a la orilla. La embarcación se tambaleó cuando el casco de piedra, madera y acero chocó contra la costa norteña.

El clima les impidió desembarcar en las barcazas. Un telón blanco que impedía ver mucho más allá de un palmo, aquellos druchii con una vista más aguda lograban distinguir una cadena montañosa completamente blanca, todo acompañado de una helada y cortante ventisca. Nada a lo que no estuvieran acostumbrados en Naggaroth.

— ¡Gélidos! —. Ordena Velshakir. Las poleas bajaron cuatro jaulas con veinte de los reptiles bípedos de piel fría con despiadadas garras y largos y afilados colmillos que pueden triturar a un hombre.

— ¿Sabes hacia donde debemos ir, al menos? —. Pregunta Caidrin Steelpoint, uno de sus oficiales.

— Monolito de Katam, en el centro de Norsca, o eso es lo que las brujas dijeron —. Responde Velshakir.

— ¿Y hacia dónde es eso?

— Lo sabremos cuando lleguemos.

— ¿De verdad crees que van a quedarse a esperarte aquí durante…?

— ¡Escuchen! —, exclama Velshakir, atrayendo la atención de sus subordinados, — No tengo idea cuanto nos tomé llegar hasta nuestro destino así que solo diré que —, empiece a bajar por las escaleras de la supra estructura del puente de mando, — El Rey Brujo conoce esta nave, El Rey Brujo conoce mis velas, conoce el casco de mi nave y sabe qué es lo que venimos hacer. Así que por si alguno de ustedes, sabandijas, se cree el más listo del mundo y cree poder llevarse mi nave para vanagloriarse sobre como logró hacerse con tal embarcación, espero que tenga en cuenta que él no es tan indulgente como yo. No se acaben las provisiones tan pronto y no dejen que ningún sucio norteño ponga un pie en el arca —. Las provisiones estaban listas, las espadas afiladas y el humor de Velshakir era bueno para variar.

Seguida de cerca por los otros diecinueve que la acompañarían da un salto de un trozo de roca y cae sobre el helado suelo de Norsca. Su blanco cabello se camuflaba con la nieve y la ventisca y abre dos de las cuatro jaulas. Los gélidos salen moviéndose de forma vertiginosa, uno se la acerca y le gruñe en la cara.

— Compórtate, chica. Si tienes suerte probarás carne norteña —. La criatura se vuelve un poco más dócil frente a Velshakir.

— ¿De verdad crees que eso será suficiente para convencerlos? —. Pregunta Caidrin. Velshakir estaba empezando a hartarse de sus preguntas.

— Por supuesto que no. Pero caminaría por toda la costa de los Desiertos del Caos para regresar a Naggaroth y recuperar mi arca y matar al bastardo inepto que me la quitó. Porque, no sé tú, pero yo pienso volver con vida —, monta a la bestia con escamas negras y azules y ojos amarillentos, — ¡Vámonos ya! No cargaré con cadáveres o inútiles, y sean precavidos; lo mejor que les puede pasar es morir, lo peor… se lo dejo a su imaginación.

Cada jinete ya sobre su montura empiezan la marcha y al paso rápido de los gélidos se pierden entre la tormenta blanca siguiendo la invisible pero presente esencia del Caos.


My War:

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la

Let's start a new life from the darkness

Until the light reveals the end

Sinister faces, growing curses

This is my last war

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (squeezing out their wisdom)

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling on to their)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (very last coins)

Destruction and regeneration

You are the real enemy (Rastis! Rastis! Rastis!)

War!

(My) War!

(My) War!

Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!


Con cada hora que pasaba Catra solo recibía notificaciones y comunicados del avance imparable de sus fuerzas sobre los Bosques Susurrantes. Perímetro tras perímetro, kilometro tras kilómetro, ve en su mapa digital como el símbolo de La Horda se alzaba en cada una de las posiciones de interés marcadas y aunque no supiera nada del avance de la flota, sabía que Las Salineas serían suyas al anochecer.

Pero todo sentimiento de euforia, excitación o triunfo estaba teniendo un duelo a muerte con un sensación de agobio incesante seguidos de rabia y dolor en su brazo marcado. Sus ojos le ardían, los brazos le temblaban y le costaba mantenerse de pie pero no iba a dejar que eso la venciera. Había esperado esto por mucho tiempo y no iba a perderse ni un solo minuto de esto. Solo cuando Luna Brillante fuera reducida a escombros dormiría tranquila.

Era su victoria. Era su momento. Era su mundo. Y se lo repetiría las veces que hicieran falta.

Un planeta entero para ti… sola.

Desecha ese pensamiento rápidamente. No importaba. Adora le había dado la espalda y la abandonó, al igual que Scorpia, al igual que todos. A donde sea que haya ido, eventualmente la encontraría y la haría pagar por su traición.

Cuando descubrió aquella nota en su habitación sobre la chaqueta que le robaron a esos bandidos del Desierto Carmesí se sintió extrañamente decepcionada, podría decirse incluso que triste, aunque no tenía razón para ser así. Tomó su decisión.

Tomaste tu decisión. ¡Ahora vive con ella! Oye el eco de la voz de Adora desde lo más profundo de su mente. Estaba divagando en cosas sin importancia, ahora su mente debía estar centrada, debía ser seria, debía…

— Tiene que ser una broma —, farfulla Catra cuando ve como la baliza de localización de uno de sus batallones, — 28° batallón informe —, solo recibe ruido blanco en respuesta, — ¿28° batallón? —, no hay respuesta, — ¡Respondan!

La cámara instalada por orden suya en los tanques se enciende, no había audio y la imagen era intermitente. Pudo distinguir como los rayos de las armas eléctricas eran disparados compulsivamente en todas direcciones, el vehículo pesado parecía haber caído en una zanja y no lograba ver aquello a lo que le disparaban con desesperación.

Ve como en la parte frontal del tanque empiezan a escalar unas… ¿personas? ¿Podía llamar a esas cosas personas con toda esa piel encostrada y pústulas supurando un líquido que se notaba denso? Era un aspecto grotesco y vomitivo que le hacía recordar a…

No. ¡No, no es cierto!

Estampa su puño contra la mesa de control haciendo temblar los monitores mientras otro eco susurraba con jovial malicia en su mente "Ellos regresan… como muertos".

La transmisión se corta una vez más y de manera definitiva y antes de que eso pasara pudo jurar haber visto que entre esos inmundos atacantes habían soldados hordeanos con armaduras podridas y corroídas, enfermos y babeando.

— No, solo son trucos de Shadow Weaver. Ella… ella —, ella no tiene magia, ya no como antes. Adora era demasiado buena como para dejar que esa anciana conjurara tales hechizos y los soltara por ahí, aun si fueran solo ilusiones, — Están afuera.

Aquel cuerno de caza vuelve a sonar. Pudo jurar que los vidrios de la habitación vibraron por la fuerza en la fue soplado.

¿Fueron solo sueños? ¿Premoniciones? ¿Estaba dormida en ese momento? No, no lo estaba, pues en sus sueños solo ella sufría y ahora esas cosas estaban allá afuera persiguiendo a otros.

Te vemos. Una afirmación… una advertencia.

Se había encontrado con algo o algo la encontró a ella. ¿Qué debía hacer? ¿Detener el ataque? ¿Huir? ¿Advertir? ¿Le creerían acaso? En ese momento solo pudo formular una única orden.

— A todas las tropas de tierra. Usen fuego letal a discreción contra todo aquello que se muestre hostil. Repito. Todo aquello que se muestre hostil —, intentó establecer comunicación con Hordak una vez hubo terminado tomó asiento y acomodó su cabello y empezó a revisar una por una todas las cámaras que habían sido instaladas en las zonas ya controlada, — ¿Dónde estás, Scorpia?


Cuando Oukli fue hasta Lilith y sus seguidores estaba más que dispuesto a hacer lo que hiciera falta para ayudar a los suyos, Jon Tolvok era el que más reservas tenía y había abogado por She-ra y la rebelión en un par de ocasiones, rápidamente fue más dedicado a las enseñanzas de Lilith y él quiso dejar aquellas sendas extrañas pero su "falta de fe" no pasó inadvertida y eso lo llevó a aquella situación.

De rodillas sobre la entrada al Reino de Las Salinas y con Lilith a su lado.

Podía ver las embarcaciones con el símbolo de La Horda se acercaban a Las Salinas con premura. Eran docenas.

— La Horda a sus puertas, y sin rastro de las princesas —, proclama Lilith, — Ni siquiera de su princesa regente. ¿Algo que objetar?

— Su ausencia es un hecho, y tal vez La Horda gane hoy, pero eso no los hace vencedores —. Oukli intenta estar seguro de sus palabras.

— El mar será suyo. Para mí ya hay un claro vencedor.

— ¿Tú? —. Pregunta Oukli con astío. Lilith se arrodilla delante de suyo y lo obliga a verlo de frente.

— Quiero que veas esto —. Extiende sus alas y empieza a sobrevolar frente a la barrera mágica.

(Suena Fade to black b70a – Bleach OST)

La brisa marina acaricia el rostro de Hordak con una mirada presuntuosa adornado con una terrible sonrisa que demostraba la seguridad en sí mismo veía a su premio alzarse allí delante suyo esperando a ser tomado. Tan fácil, tan sencillo. Un gran día para su causa.

Si no fuera por aquella figura negra que atraía su atención como la de su tripulación. Pide que le den unos binoculares para verla mejor. Alas de murciélago, armadura negra y un yelmo que cubría toda su parte posterior de la cabeza hasta el cuello.

La magia de la puerta de Las Salinas se movía como el propio mar. Embravecidas creando ondas, de las manos de aquel ser alado brotaba un brillo que cambiaba de azul a rojo, de rojo a verde y de verde a morado mientras la barrera se hacía cada vez más inestable.

Oukli sentía como la estructura bajo sus rodillas temblaba, escuchaba como la magia debajo de él se contorsionaba y era estrujada como si fuera agua a punto de alcanzar su punto de ebullición. A la distancia Hordak veía como los colores claros y traslúcidos de la barrera se iban convertían en remolinos negros e inestables.

Un gélido viento sopló desde la barrera que se redujo hasta ser una esfera de energía blanquecina e implosionó. Las estatuas que servían de marco para la puerta crujieron y se rompieron haciendo caer a Oukli quién no llegó a tocar el mar, pues su cuerpo quedó en medio de un centenar de manos ásperas y pinzas que desgarraron su piel.

Los hordeanos en los barcos vieron como desde la Puerta del Mar salían monstruos de pesadilla en tropel como una avalancha de demencia caótica. No tocaban el agua y se abalanzaban unos sobre otros, deseosos de ver quien llega primero hasta ellos.

Unos gruñendo, otros emitiendo un cacareo sáfico otros riendo enérgicamente.

Tal es la rapidez que Hordak no alcanza a dar orden alguna, solo levanta el arma y dispara.


Había pasado mucho tiempo desde que Huntara había visto de frente a Tung Lashor. Ese día acordaron una repartición equitativa de territorios controlados, siempre había conflicto por eso, pero era mejor que arriesgarse a una guerra abierta.

Pero esto ya iba mucho más allá que un simple pedazo de tierra. Huntara no sabía decir si esto era por venganza o simplemente buscaba ser más de lo que era cuando fue vencido.

No le importaba. La había atraído hasta ese lugar donde llevó a Adora para capturarla hace tiempo ya. Fuera lo que fuera que buscara Tung Lashor no iba a obtenerlo y esta vez no iba a dejarle ir.

— Te ves peor de lo que imaginaba —. Comenta Tung Lashor cuando finalmente tiene a Huntara de frente.

— Tú no te ves mejor —, responde ella, — ¿Qué es lo que buscas ahora?

— ¿Alguna vez has visto lo que hace una serpiente encenizada cuando ve a un intruso en su madriguera? —. Pregunta Tung.

— ¿Vas a expulsarme? ¿Con qué derecho? —. Huntara da un paso hacia al frente.

— Con el que me confiere mi lugar de nacimiento —, afirma el reptil, — Eres una invasora. Alguien que vino de más allá de nuestras fronteras y reclamaste tierra que es mía.

— Los fuertes hacen las reglas en el Desierto Carmesí —. Espeta Huntara.

— Pero ese día no tuviste la suficiente fuerza para acabarme. Y henos aquí —, Tung toma el mango de su arma, — Y una pequeña corrección. La serpiente encenizada no expulsa a los invasores.

La arena se levanta hacia los ojos de Huntara al momento que el mandoble da un tajo transversal que no la hiere por pura suerte. Tung grita una maldición y empieza a dar cortes y estocadas contra la ex-hordeana quien solo puede retroceder y esquivar.

En un momento de descuido por parte del reptil, Huntara despliega su barra de metal y golpea con toda la fuerza que puede reunir en esos escasos segundos de ventaja. Un golpe así habría sido suficiente para desequilibrar a cualquiera, incluso a alguien grande como Tung Lashor.

De poco había servido y él la ataca con la intención de apuñalarla. La hoja dentada pasó cerca de su abdomen y ella le toma el brazo y con su codo golpea el brazo de Tung para desarmarlo, pero él no suelta el mandoble. Ambos empiezan a forcejear, Huntara da codazos contra el rostro del reptil hasta que atina a darle un cabezazo que finalmente hace que suelte el arma.

Huntara vuelve a usar su barra de metal para golpearlo pero él detiene el golpe y le arrebata el objeto para partirlo con la pierna. Ambos gritan con furia y cargan uno contra el otro, caen al suelo. Huntara apuntala la cara de Tung Lashor a puñetazos con toda la fuerza que pueda tener, él detiene sus puños y con sus piernas los hace girar para quedar él encima, Huntara responde con una patada para quitárselo de encima.

Huntara vuelve a cargar contra él, quien la detiene y con su cola golpea su costado. Tung aprovecha para lanzar una serie de contundentes golpes hacia el rostro, el pecho, el abdomen. La toma por la coleta y la arroja contra el suelo.

La nariz y boca de Huntara sangraban mientras que Tung apenas tenía un corte en la mejilla. Huntara se arrastra hacia el arma de su rival y cuando intenta levantarla no puede, pues su peso le supera. Ella podría blandirlo pero no con la agilidad de su dueño, lo sabía, y ahora se veía incapaz de siquiera levantarlo y la falta de energía no era la razón.

Tung da una patada en el estómago de Huntara, haciendo que se retuerza en el suelo.

— ¿No habrás creído en serio que podías usarla contra mí o sí? —, se mofa el reptil mientras levanta el mandoble como si fuera una simple daga, — ¿Cómo podrías hacerlo? Si ni siquiera eres consciente de aquello que ahora mismo me observa.

— Estás… loco —. Acusa Huntara.

— Al contrario, estoy completamente cuerdo y consciente de la verdad —, siente un pinchazo en la parte posterior de su hombro, se retira un dardo tranquilizante y lo aplasta con su mano, — Eso ya no va a funcionar.

Tung chasquea los dedos y en cuestión de segundos Huntara ve como todos sus acompañantes son sacados de sus escondites y arrojados por los escalones de piedra. Aquellos que no se partieron el cuello con la caída, fueron degollados, apuñalados o descabezados por los subordinados de Tung Lashor.

Ella gruñe con ira e intenta levantarse pero antes de cualquier hacer otra cosa, Tung hace un corte y acto seguido Huntara tiene que llevar su mano a su ojo derecho y siente como la sangre empieza a cubrirle la palma. Tung vuelve a derribarla.

— Estoy indeciso —, dice Tung mientras le pisa el cuello a Huntara, — Podría matarte ahora mismo y ofrecerle tu cráneo. Eso lo complacería, sabe que te odio. Pero también puedo hacerte ver como todo aquello que construiste pasa a ser mío. Tenerte en una jaula para… servirme, como todos en este desierto.

Un áspero y crepitante sonido empieza a escucharse. Un escabroso aullido que se acercaba cada vez más, Tung siente una corriente de aire proveniente de la entrada del lugar, afuera, la arena revolotea en el aire. Con cada minuto que pasaba se acrecentaba hasta que su vista fue nublada y sus ojos lastimados cuando una tormenta de arena súbita cubre por completo el lugar.

El vendaval cayó desde arriba y arrastraba susurros iracundos en el aire. Escuchó un par de quejidos y el distinguible sonido de la carne siendo cortada y la sangre siendo derramada, intenta discernir algo entre ese torbellino amarillento. La arena parecía ya no lastimarle la vista, podía incluso ver mejor que antes lo que le permitió ver cinco pares de ojos azules acercarse hacia él portando espadas que reflejaban el brillo espectral que salía de sus ojos.

Una atronadora voz clama con una beligerante autoridad

Nosotros no servimos. Reinamos.

Tung ruge con rabia mientras blande su espada, decapitando a los cadáveres que caen desarmándose sobre el suelo.

La tormenta finalmente pasa, Tung ve a todos sus seguidores muertos en el graderío excepto Oroshk quien mira en todas direcciones con una espada en la mano y eleva un bramido rabioso y frustrado al ver que Huntara había escapado.


Para atrapar una rata hay que poner una trampa.

La frase que las ayudó a capturar a este… cambiaformas les estaba sentando como disparar una flecha al aire y que te cayera en el pie.

Adora escucha horrorizada como Double Trouble explicaba como había manipulado todo a su favor y de los hordeanos. Catra puso el tablero, movió sus fichas, se comió a las fichas rivales con facilidad pues no había quien las manejara y solo puede ver como Mermista baja la mirada al escuchar que su reino había sido eliminado del tablero de juego.

— ¡Eso nunca pasará! —, exclama Glimmer, — No los dejaremos. Ahora que conocemos su plan podemos detenerlos.

— ¿Detenerlos? —, ríe Double Trouble, — Esto fue una treta, querida. Una distracción. La batalla en Las Salinas se ha terminado, sucedió más temprano esta misma tarde. Se acabó el tiempo. Las Salinas se han ido.

— No —. Es la única palabra que logra articular Mermista.

— No es cierto. No es demasiado tarde. ¡No puede ser! —. Niega Glimmer mientras se gira y los lleva hasta una roca en la entrada a Las Salinas.

Adora ve como Glimmer echa a correr hacia donde estaba la Puerta del Mar. Columnas de humo se elevan hasta un cielo rojo con nubes negras. Aquel malestar que había logrado controlar vuelve de repente haciéndola sentir mareado y lucha con todas la fuerzas que tiene para no caer de rodillas junto a Mermista quien se lamenta al ver aquel escnario.

Las estatuas que adornaban la entrada se habían ido y al interior del reino solo veía llamas que reflejaban su iracundo brillo sobre el mar.

Pero algo está mal…

Adora lo sabe.

(Angel of Doom – Neon Genesis Evangelion OST)

Ve restos de embarcaciones hordeanas flotando, un estandarte con el símbolo de La Horda rasgado yacía húmedo sobre una roca, cascos, armaduras y armas estaban esparcidos por todo el lugar. Ni siquiera los ciudadanos de Las Salinas eran guerreros tan fieros u organizados como para causar tanto daño a La Horda.

Allá, en las alturas, un trío de aves delgadas de apariencia carroñera sobrevuelan el lugar.

El sonido alrededor de Adora pareció desaparecer, no podía sentir la brisa ni oler el humo. Sobre las murallas ve sombras difuminadas con cráneos alargados y ve como las espadas que portan se prenden en llamas.

— Adora —. La llama Bow haciéndola volver a la realidad. Nota como observa hacia la orilla donde yacen unos monstruos repugnante con la piel resquebrajada, cubierta totalmente de úlceras.

En las rocas atrás de ellos salen seres tan altos como un hombre con cuerpos esbeltos y femeninos y piel palída, algunas tenían cabellos blancos o morados, otras tenían cuernos y sus brazos terminaban en pinzas y tenazas quitinosas. Sus ojos que son como unos grandes focos esmeralda que brillan con una maligna luz interior.

Un grito agudo se escucha y aquellas aves que sobrevolaban los restos ardientes de Las Salinas se precipitan sobre los rebeldes. Su apariencia es repugnante, una horrible parodia de una mujer con ojos blancos sin atisbo de inteligencia más allá de aquella que el instinto le indica. Sus extremidades son desproporcionadas y sus labios toricdos.

Bow dispara un par de flechas y una de ellas atrapa a una de aquellas arpías en una red mientras las otras dos intentan atraparlos con sus garras negras y afiladas.

A sus pies masas rosados con formas poco discernibles se arrastran hacia ellos, una de ellas lanza un grito espantoso y se arroja contra ellos Adora saca su espada y sin tiempo para transformarse mueve su espada y corta a aquella cosa a la mitad solo para ver con pavor como esas dos mitades se vuelven azules. Dos rostros malignos brotan de esos pedazos y chillan y ríen con malicia.

Mermista pasa de la pena al miedo al ver como criaturas parecidas a mantarrayas multicolor tiran de un disco aplanado con una figura encorvada y con forma tubular cuyo cuerpo, si se le puede llamar así, termina en un faldón de carne rosácea expulsando fuego azul y morado.

Mermista al ver aquellas llamas levanta una pared de agua que se convierte en polvo y ceniza, aquello que tira de ese demencial carruaje volador aúlla haciendo que tengan que cubrirse los oídos.

— ¡Glimmer! —, grita Adora quien sacude a su amiga quien parece estar en trance viendo algo.

Allí delante de ellos un ser alado y completamente oscuro flota batiendo sus alas con un brillo rojo en sus ojos.

— ¡Teman y dobléguense ante el poder de los Dioses Oscuros! —, proclama, — ¡Dejen arder la galaxia!

— ¡Glimmer! —. La reina finalmente reacciona y con un tenue brillo salen de ahí antes de que algo más pasara.


Los sistemas de alerta no dejaban de sonar, su sala principal que siempre se mantenía de un blanco impoluto combinado con verde se veía bañado por las luces rojas de las alarmas. Las comunicaciones en muchos frentes había cesado y ahora los sistemas de su nave estaban fallando y no podía acceder a la mente del resto de sus hermanos para revisar por su cuenta lo que estaba pasando.

De forma tan precipitada e improvista la luz de Hordeano Primero estaba siendo opacada pero no dejaría que se apagara.

Una nueva alerta vuelve a ser disparada pero más fuerte que las demás y esto lejos de molestarle, le sorprende, pues le indicaba que una de sus naves escolta había sido destruida. Como si no hubiera problemas ya dentro de su nave insignia.

Detrás de él oye una puerta abrirse.

— ¡Finalmente! ¡Informen! —. No hay respuesta. Solo unos pasos de metal acercándose con premura.

Se gira y ve a tres robots con el armazón derruido y echando humo. Las máquinas abren fuego y él se cubre usando su trono, su pantalla de control es despedazada y todos sus datos se pierden, reducidos a pedazos de cristal resquebrajados.

Escucha tres disparos y tres golpes pesados sobre el suelo. Se asoma y ve a uno de sus clones herido y cargando con un arma humeante después de disparar.

— Hordeano Primero, ¿está herido?

— ¡¿Qué está pasando?! —, exige el tirano, — ¿Qué clase de error pudo causar esto?

La nave se queda sin energía dejándola a merced total del vacío aterrador del espacio infinito.

En la oscuridad, el jefe supremo de La Horda Galáctica ve un punto rojo en la fría negrura de su ventanal que se hace más grande de forma vertical y, desafiando a todas las leyes de la física que conocía, escucha el sonido de una rasgadura que hace vibrar los cristales y la estructura de su nave con un estruendo parecido a un trueno en medio del espacio.

Un agujero amarillo y naranja vomita cientos de miles de criaturas y adefecios de piel roja con cuernos, escucha el impacto de sus cuerpos al exterior, de esa rasgadura ve un par de ojos que brillaban como si fueran volcanes entrando en erupción, y de ese mismo agujero brota un monstruo increíblemente alto, con cuatro pares de cuernos brotando de su frente y unas alas negras y piel roja. Su cara ancha y sin nariz muestra sus colmillos con fiereza y una expresión de odio.

El monstruo levanta un hacha doble que cualquier otro ser blandiría a dos manos pero este lo hace con una sola mano. Y lanzando un rugido que resuena desde donde está hasta lo más profundo de su cabeza, deja caer un hachazo.

Desde la distancia, a unos cientos de kilómetros, si alguien estuviera ahí para ver, vería una estela roja saliendo desde una estrella escarlata arrasando con algún objeto masivo y cualquier estruendo que pudo haber producido, se lo tragó el infinito.


This is War:

A warning to the people

The good and the evil

This is war

To the soldier, the civilian

The martyr, the victim

This is war

It's the moment of truth and the moment to lie

The moment to live and the moment to die

The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world from the last to the first

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world, it's a brave new world, it's a brave new world

A brave new world

The war is won

The war is won

A brave new world