Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Noelle Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.


(En colaboración con davidomega59)

Su cuerpo le dolía tanto que apenas había palabras para describirlo, no sabía si había algo con lo que se le pudiera comparar. Sentía sus labios secos y sus ojos pesados, el oleaje acariciaba con su salado toque sus pies descalzos.

Intentaba darle orden y sentido a sus recuerdos de las últimas horas. Estaban a la entrada de Las Salinas, la Puerta del Mar se colapsó, demonios corriendo unos sobre otros contra ellos y Lord Hordak disparando su arma y… nada más.

Tal vez era mejor así. Si los rasguños y mordidas a lo largo de su cuerpo fue con lo que escapó de esa marejada infernal, no quería saber lo que le había pasado al resto de la flota. Se suponía que ese día darían el golpe maestro para conquistar Etheria al fin y los barrieron como si fueran menos que polvo.

Con las pocas fuerzas que logra reunir en sus brazos, empieza a arrastrarse tierra adentro impulsándose con los codos, cuando no pudieron más usó los dedos que aguantaron menos. No había avanzado más de 5 metros.

Mientras descansaba dando la cara al suelo escucha el sonido de arrastre de algo, ve un cangrejo ermitaño arrastrando su caparazón fuera del agua pasando cerca de su rostro. Alguien ríe cerca suyo mientras se le acerca dando pisotones con sus botas.

(Suena "All Roads Lead to Rum - Total War: Warhammer II OST)

— ¿Sabes la cantidad de veces que he visto a sujetos como tú? — Pregunta burlonamente quien estuviera ahí con él, — Tirados en las playas, las costas e incluso en el mar abandonados. Así fue como pasamos de ser uno a ser muchos.

Lo toma del cabello y lo hace girarse hacia al mar donde una embarcación muy vieja y arcaica de madera y velas negras rasgadas. Su vista cansada no le permitía ver a aquellos que estaban sobre la embarcación que vitoreaban y reían burlona y triunfantemente.

— Desde que llegué aquí a través de esa luz brillante me he quedado sin partidarios, e irlos encontrando por ahí me ha venido muy bien —, Entonces sobrevivieron más, — La fortuna favorece a los infames, ¿sabes?

Un ojo rojo como el cielo de la Zona del Terror se asoma frente a él mientras un gran parche negro cubre el otro, su era piel agrietada y blanca al igual que su cabello y esbozaba una gran sonrisa de las cuales resaltaban dos grandes colmillos.

— ¿Q-qué… eres? — Pregunta débilmente.

— Luthor Harkon, para ti muchacho y a partir de hoy estás a mi servicio. ¡Vamos! Muerto no me sirves —, suelta una risotada, — En realidad sí, pero prefiero llevarte mientras tu sangre está caliente.


My War:

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la

Let's start a new life from the darkness

Until the light reveals the end

Sinister faces, growing curses

This is my last war

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (squeezing out their wisdom)

La-La-La-La

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (with devil's faces)

Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling on to their)

Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (very last coins)

Destruction and regeneration

You are the real enemy (Rastis! Rastis! Rastis!)

War!

(My) War!

(My) War!

Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!


El pecho de Catra se expandía con pesadez mientras sostenía una barra de entrenamiento entre sus manos y su daga tallada con la cola mientras el sudor corría por su frente mientras cada cierto tiempo se quedaba viendo a todos los monitores de la sala de control esperando alguna señal o vistazo por si aparecía Scorpia.

Un tic nervioso asomaba en su ojo cada vez que no veía aquello que quería. Veía aquellas cosas con su piel enferma y cubierta de ampollas y lo único que le podía causar era rechazo y rabia. Se preguntaba si darles un golpe con la barra de metal o algún otro objeto terminaría en que se caerían en pedazos, pero también le hizo pensar en si las moscas a su alrededor revolotearían a su alrededor después de hacerlo. El simple hecho de pensar que tuviera que llegar a tocarlos le provocaba escozor.

Creyó que entrenar mantendría su mente ocupada pero era difícil cuando saltaban las alarmas de emergencia de los batallones los cuales ignoraba deliberadamente.

Luchaba contra el impulso de ponerse la armadura más gruesa que hubiera, armarse hasta los dientes e ir y encontrar a la princesa renegada ella misma, pero la idea de salir de la Zona del Terror la hacía temblar. Era la primera vez en su vida que no quería salir de allí, lo cual la hacía sentir como una cobarde.

Y para rematar aquella precaria situación, Double Trouble no se había reportado desde hace y tiempo y perdió toda señal de la flota y no llegaba ningún reporte de la invasión de Las Salinas.

Sacude su cabeza, da un golpe hacia arriba, otro hacia abajo, hace un barrido y da una voltereta mientras da un corte con su cola. Flexiona un poco su pierna, toma aire y repite, y repite, y repite.

— ¡Maldita sea! — brama al ser uno de sus golpes bloqueados por unas cajas apiladas con repuestos.

Golpea la caja superior con la barra hacia a un lado y patea la de abajo la cual no se mueve por el peso. Eso la hizo enojar. Un sonido hueco metálico empezó a escucharse que se hacía cada vez más fuerte mientras la capitana apaleaba la caja con desprecio. Apretaba los dientes mientras la barra subía y bajaba abollando la caja y desperdigando tuercas y tornillos.

Hasta que el objeto no estuvo completamente aplastado fue que paró. Pasó su mano para peinar su cabellera hacia atrás solo para ver con renovada furia al ver que la caja que apartó de un golpe, destruyó uno de los monitores.

Empezó a ver todo en rojo, arrojó la barra contra el centro de mando haciendo saltar chispas y rompiendo cristales, lanza también el cuchillo que clava en otra pantalla la cual arranca con sus propias manos y la arroja contra otras cajas que caen con un estruendo.

Sus puños se estampaban contra el metal mientras lanzaba patadas a los monitores. Sus nudillos le dolían, algunos tenían unos cortes y cuando se agachó para verlos su diadema cae de su cabeza y ella solo puede caer de rodillas y llorar con amargura mientras clavaba sus garras en su cabeza.


La Guardia Real de Luna Brillante había sido desplegada como nunca antes.

En los bosques, el valle, la montaña, el río, la aldea aledaña al castillo, la sala del trono, los jardines y a las puertas de la sala de guerra. Debían de informar inmediatamente si llegasen a ver algo que no fuese etheriano y cumplir con los votos que habían hecho para con Luna Brillante, fuera cual fuera el costo.

Esas fueron las palabras de la Reina Glimmer, que para su molestia, notó que faltaban guardias pero apenas pudo decir algo al respecto, pues se encerró en la sala de guerra con el resto de las princesas. Llevaban ahí horas.

El fracaso de Dryll fue un duro golpe contra la moral de los rebeldes pero el estado de alteración de la reina y sus acompañantes fue alarmante para todos, la alarma devino en horror y un estado de negación por parte de Perfuma cuando empezaron a narrar aquello que habían visto en Las Salinas.

— D-debe ser un error —, niega Perfuma, — Tal vez estaban muy lejos para distinguirlos, o tal vez un truco o…

— ¡Basta! —, exclama Mermista con el cabello desarreglado y los ojos hinchados por el llanto, — ¡No fue un error ni un truco! ¡Esos monstruos arrasaron a La Horda y MI reino! ¡Hay que hacer algo y hay que hacerlo ahora!

— ¿Y qué vamos hacer según tú? —. Pregunta Adora aún alterada.

— Tú eres la princesa del poder ¿no? —, espeta Mermista, — Volvamos allá y destruyámoslos a todos.

— Destruyeron a la flota hordeana como si nada, ¿de verdad crees que podemos vencerlos así nada más? —. Alza la voz, justo lo que menos necesitaba en ese momento era pelear de nuevo con una amiga.

— ¡Nosotras tenemos magia, ellos no! ¡Podemos acabarlos! —. Grita Mermista.

— ¡No lograríamos nada! —, suelta Adora con amargura, — Tú los viste, nos superan en número, tal vez en fuerza también y… en brutalidad.

— Mermista… —. Habla Sea Hawk, quien pone una mano sobre su hombro.

Mermista lo ve a los ojos, se vuelve para ver a Adora, Glimmer y Bow y cae de rodillas sintiéndose derrotada e inútil. El silencio se adueña del lugar mientras que en la cabeza de cada uno había cientos de pensamientos que hacían ruido que los inquietaba reviviendo una y otra vez el momento el momento en que aquella voz vociferando fuerte como un trueno y clara en sus palabras que a Adora le hacía sentir pavor.

Dioses Oscuros.

¿Qué significaba eso? ¿Quién o qué era aquella cosa? ¿De dónde habían salido esos monstruos? ¿Arrasaron con todos en la flota?... ¿Catra estaba con ellos?

El sonido de la puerta abriéndose de golpe la saca de sus preguntas, nota que Perfuma ya no estaba, Bow salió de inmediato detrás de ella. Glimmer y Adora hicieron lo mismo. ¿Qué más había pasado? ¿Estaban a salvo en el castillo?

— ¡Perfuma! ¿Qué ocurre? —. Pregunta Bow alcanzando finalmente a la chica.

— R-recordé que desde hace días que no sabemos nada de un pueblo en Plumeria, creí que solo se habían atrasado en sus envíos y envié a alguien a revisar pero no han regresado, ¡y cuando ustedes dijeron que vieron esas cosas yo… yo…! —, Las manos le tiemblan y la voz se le quiebra mientras las lágrimas amenazan con salir, — ¡Tengo que ir a ver! ¡Tengo que saber que todo está bien!

— Y lo haremos —, dice Adora con firmeza, — Nadie más saldrá lastimado ni por los hordeanos ni por… —. No puede terminar la frase. Glimmer los rodea y con un brillo desaparecen y reaparecen en el centro de Plumeria.

Inmediatamente Perfuma con sus poderes alza raíces que saca de la tierra y los rodea como un capullo para regresar a la tierra y moverse a través del suelo. Fueron varios minutos donde ninguno dijo nada, la preocupación en el rostro de la princesa de Plumeria solo era opacada por la de miedo de la princesa del poder.

Finalmente salen de entre la tierra y Perfuma se adelanta rapudamente, sin esperar a sus compañeros va pasando entre grandes trozos de tierra removida y árboles derribados y la misma escena de hace unas horas se volvió a repetir pero esta vez a la luz de la luna.

Un enorme cráter con tierra caída y hundida yacia frente a ellos. Vieron los restos de las casas hundidas o destrozadas y dentro de los agujeros del crater hay un brillo verde antinatural, mientras a su vez escuchan cientos de voces gritonas y chillidos viniendo de debajo de la tierra.

— ¡Intrusos-intrusos! —, grita una irritante voz detrás de ellos, — ¡Muertos! ¡Esclavos! ¡Da igual-igual! —. Lanzando un grito, una rata del tamaño de Glimmer se les abalanza portando dos espadas.

Bow rapidamente lanza una de sus flechas trampa, atrapándolo en una red en pleno aire.

— ¡¿Qué-es-eso?! —. Pregunta el arquero mientras retrocede y parte del suelo se derrumba, estuvo de un punto de caer en aquel hoyo hasta que fue halado por Glimmer.

Estruendosas pisadas se escuchan viniendo desde el cráter, una sombra monstruosa y corpulenta asoma desde el fondo, como si ver un roedor como el que se retorcía rabioso detrás de ellos no fuera suficiente, ahora una abominación pesadillesca siendo montada por otra rata que reía con demencia se presentó ante ellos luciendo como una versión mutada de un roedor de tres metros.

Glimmer es la primera en reaccionar e intenta tomar a sus amigos para regresar a Luna Brillante, el monstruo rata responde con una velocidad anormal para su gran tamaño, se acerca y le da un manotazo a Glimmer haciéndola estrellarse contra un árbol dejándola inconsciente. Adora saca su espada y sin clamar al honor de Grayskull se transforma con un brillo que lastima la vista del monstruo rata que deja caer su mano derecha sobre la guerrera en un intento de acabar con la luz. Ella levanta su espada y atraviesa la mano gigante de aquella cosa, haciendo que grite de dolor, Perfuma hace salir fuertes raíces de la tierra hacia el monstruo amarrándolo mientras She-ra salta sobre el lomo del monstruo y da un golpe que manda a volar a su jinete antes de que pueda hacer algo.

Bow corre hacia Glimmer y la toma en brazos mientras mira si está bien, repentinamente chillidos y maldiciones empiezan a salir de debajo de la tierra. Cientos y cientos de ratas salen en tropel, sus ojos rojos refulgen como un mar de rubíes sangrientos corriendo hacia ellos, al verso superados, She-ra tiene que tomar a una pasmada Perfuma y echar a correr con Bow cargando a Glimmer a toda la velocidad que sus piernas les permitieron mientras una marea de ratas de gran tamaño les pisaba los talones.


Durante mucho tiempo a Scorpia le aterraba la idea de quedarse en el más absoluto de los silencios. El silencio no era el problema, el problema era estar sola en él. No sabía el como o por qué el silencio le incomodaba y era esa la razón por la que siempre buscaba algo que decir, muchas veces si no hacía falta, muchas veces si redundaba, creía que las cosas eran mejor si había algo que contar.

Pero desde que dejó la Zona del Terror, sin nadie más para hablar que Emily, empezó a darse cuenta que tal vez no era tan malo. No es que no le gustara hablar con Emily, es solo que no era una gran conversadora, sin mencionar que era difícil de entenderle a veces. También le temía a sus propios pensamientos, pero esos días, en los momentos de silencio, le había dado la oportunidad de reflexionar sobre todo.

Le hizo darse cuenta de todo lo que había pasado desde que empezó su entrenamiento, de todas las veces que se le tachó de ser rara o no apta para ser Capitana de la Fuerza, de como se le acusó de ser la viva imagen del nepotismo. Nunca supo expresar correctamente que estaban equivocados y no empezó a hacerse a notar cuando trabajó con Catra. De verdad creyó que podía ser aquello que sabía que era, que podía ser amiga de la felina.

Se dio cuenta que eso no iba a ser por más que ella se esforzara, Catra no quería que eso pasara, todos sus pensamientos y acciones giraban en torno a Adora, aunque solo estuvieran enfocados a destruirla. Tal vez se dio cuenta de eso muy tarde o muy pronto de que no merecía que Catra la hablara y menospreciara así.

— ¿Sabes, Emily? —, habla Scorpia mientras calienta su exoesqueleto a luz de una fogata y da una mordida a una barra gris, — Si estuvo mal la forma en la que Catra decía y hacía las cosas, y sí, me dolió mucho lo que me dijo, pero realmente no puedo enojarme. No es normal la forma en la que hace todo en torno a Adora, pero debajo de todo eso entiendo porque lo hace. Ellas tenían una conexión realmente especial. Quería entender a Catra pero ella no quería, no podía obligarla, y Entrapta y yo también teníamos esa conexión, no tan profunda pero la había. Ella me entendía y yo a ella… a veces. Y se entendía también con Hordak, ¿raro, no?

Su mirada se queda perdida entre las llamas mientras analiza lo que acaba de decir, y lejos de hacerla sentir insegura, la reconforta. Admitía algo que ya sabía y temía aceptar y al final no fue tan malo como creyó.

Ya voy, Entrapta.

Un ruido entre los árboles llama su atención, ríe un poco por asustarse con algo tan tonto. Eran los Bosques Susurrantes, ahí había ruidos y animales de toda clase, solo era un ciervo o una lagartija. O eso creyó cuando escucha un quejido pesadumbroso que solo podía emitir una persona.

— Am… ¿Hola? —. No hay respuesta, solo el sonido de ramas partiéndose, Emily parece inquieta, ella también es invadida por una sensación punzante. Miedo.

De entre las sombras de los árboles un hombre con dientes afilados y ojos abiertos y amarillentos da un grito mientras la ataca con una espada torcida, Scorpia se cubre y la hoja choca y se parte al golpear la pinza de la scorpio. Al ver su arma rota el sujeto enrolla un tentáculo baboso alrededor de su cuello y empieza a apretar con fuerza. Emily da un cabezazo contra el atacante y aunque logra derribarlo, este no afloja ni un poco su agarre.

Scorpia corta el tentáculo con su pinza y se quita el resto aun retorciéndose del cuello con expresión de pánico y asco. Los músculos se retuercen y babean y un nuevo tentáculo sale retorciéndose como un látigo. Scopia se adelante y lo sujeta de los hombros y le da un rodillazo. El tentáculo se enrolla en su brazo e instintivamente lo pica con su cola. El veneno no parece hacer efecto y lo pica otra vez y otra vez, sangre negra y pastosa brota de las heridas.

El mutante intenta morderle el cuello pero termina atravesando su boca desde la parte baja con aguijón y los brazos y las piernas ceden y cae sobre la fogata muerto pero con aquel tentáculo aun dando unos cuantos retorcijones.

— Creo que debemos irnos ¡ahora! —. Tomando su mochila, Scorpia emprende la huida con mirando a todos lados, asustándose con cada sombra o árbol torcido que veía, aceleró mientras tenía a Emily siguiéndole el paso.


— Está vacío —. Afirma Bow mientras con cuidado, deposita a Glimmer dentro de una casucha abandonada que encontraron después de dejar atrás a las ratas.

Por unos momentos tras derribar unos árboles con ayuda de los poderes de Adora y Perfuma se les concedió un respiro de dos segundos, pero las ratas demostraron agilidad ante los obstáculos y después de repetir el proceso una veces más, pudieron perderles la pista lo suficiente como para ocultarse y que no siguieran su rastro, pero si podían moverse tan rápido a pesar de llevar armaduras y con monstruos rata grandes, era mejor no tentar la suerte y ocultarse de momento.

— ¡Esto es terrible! —, se lamenta Perfuma, — Primero aquellos monstruos atacan Las Salinas y ahora mi reino está infestado por esas… ratas monstruo. ¡¿Qué vamos a hacer?! ¿Debo evacuar a todos? ¿A dónde iremos? ¡Somos demasiados!

— ¡Perfuma! Baja la voz —, Adora intenta calmar a la alterada princesa, — No sabemos qué tan cerca puedan estar. Lo solucionaremos, una cosa a la vez —. Dice la rubia con el mejor tono reconfortante que puede dar en ese momento.

— La Horda avanza por los Bosques Susurrantes y ahora estos monstruos aparecen de la nada, no sabemos en qué otra parte de Etheria puedan estar. No podemos estar en todos lados —. Perfuma pierde cada vez más los estribos.

— Perfuma, respira, ¿sí? Trata de calmarte. Ya pensaremos en algo pero primero debemos volver a Luna Brillante, no estamos a salvo aquí —. Dice Adora adoptando un gesto un poco más serio.

— No puedo dejar solo mi reino. Debo advertirles, debo… —. La princesa empieza hiperventilar hasta que finalmente no aguanta más y Adora toma su cuerpo en brazos antes de que se estampara contra el suelo.

— ¿Qué tan mal está? —. Pregunta Bow.

— Mucho. ¿Cómo está Glimmer?

— Aún no ha despertado —, dice cabizbajo, — Adora, ¿qué vamos a hacer? No podemos enfrentar tantos enemigos a la vez.

— N-no lo sé, pero encontraremos la forma, estoy segura. Le preguntaré a Light Hope cuando volvamos, ella debe saber algo —. El mareo y dolor de cabeza vuelve y Bow le recomienda ir a descansar un poco mientras se esconden en la casucha. Habría rechazado la oferta en otro momento pero en ese momento se sintió terriblemente mal.

A duras penas se recuesta para descansar, pero en vez de recostarse o sentarse se queda para ver con pavorosa sorpresa, creyendo que sus ojos saldrían de sus órbitas al ver aquella estrella de ocho puntas dibujada sobre una ornamentación torcida y macabra. Torpemente agita su mano buscando donde agarrarse.

El mundo se tuerce y su cuerpo se desploma sobre la hierba seca, el techo gira sobre su cabeza mientras su pecho se expande muy pesadamente mientras siente que sus parpados se hacen pesados, y siente como si algo frio y envolvente la estuviera tratando de arrancar su fuerza. Ve la figura de Bow frente a sus ojos, por un segundo las cosas vuelven a su lugar y escucha al joven decir su nombre varias veces mientras la sacude— ¡Adora! ¡Adora! ¡Por favor! —, voltea a ver a Glimmer quien aún se mantenía igual y da un vistazo a Perfuma también sobre el suelo, — No me dejes así —. Dice haciendo un puchero.

(Suena Frank's Choise – Punisher OST)

— Los Dioses Oscuros pueden ser muy caritativos si se lo proponen —, dice alguien afuera. Dioses Oscuros, recuerda el arquero, — He aquí, frente a ustedes, la Princesa de Plumeria.

— ¡Alto! —, Bow sale de la casucha con arco y flecha listos, — N-no se acerquen.

— Profanas este lugar con tu presencia, vasallo. ¿Cuántos más hay con ustedes? —. Pregunta uno de los sujetos afuera. Nubes cubren la luz de las lunas y apenas puede reconocerlos en la oscuridad.

— ¿Qué es eso de los Dioses Oscuros? —. Pregunta Bow mientras empieza a sudar frío. No sentí miedo frente a los hordeanos, pero ellos… eran otra cosa. No ayudaba la ligera risa de burla que dieron.

— No eres digno de saber ni siquiera sus nombres. Sigues falsos poderes, pero siempre tienen los brazos abiertos para aquellos dispuestos a hacer su voluntad —. Una voz femenina habla a su derecha.

Ve como empiezan a acercarse y tensa más el arco llevando apunta de un lado a otro intentando parecer amenazante frente a aquellos… no sabía bien como definirlos.

— Se aferra a su tambaleante mundo —. Comenta uno de ellos.

— Deja que los pilares agrietados caigan sobre él —. Cada vez escuchaba más voces, empezaba a ver sombras donde tal vez no había, la sensación de cientos de ojos mirándolo incluso desde arriba, acrecentaba mas el miedo que sentia.

Un brillo rosa pasa a su lado y explota en el suelo, iluminando un momento los alrededores, en ese instante ve rostros demacrados y carcomidos.

— ¡Bow! —, exclama Glimmer, — ¡Trae a Perfuma! —. Sin pensarlo, recoge a la desmayada princesa y corre hasta Glimmer quien sostenía a Adora y lo siguiente que supo es que estaban en la habitación de Glimmer.

— Glimmer, ¿estás…? —. No puede terminar la frase al ver como su amiga de la infancia sale por la puerta con premura en dirección a la Sala de Guerra.


Las primeras luces de la mañana empezaban a asomarse entre las montañas y las copas de los árboles. Los primeros dos días de avance a esa misma hora veían bandadas de aves en el cielo, animales salvajes se hacían a un lado al ver su inexorable avance sobre territorio enemigo.

Pero esa mañana no había ave que batiera sus alas, no había fauna que echara a correr al verse amenazado, no había motores que rugieran y ya no había órdenes que seguir.

Última transmisión enviada: hace 18 horas.

Lonnie estrella su casco contra una roca, rompiéndolo por completo. No había brisa que soplara, ni ruido que llamara su atención. Delante de ella yacían desperdigados restos un tanque hordeano con el metal carcomido y oxidado, más allá a unos metros había una sección de árboles astillados y podridos.

— Está libre —. Afirma hacia un agujero entre las raíces.

Kyle y Rogelio se asoman, el rubio se cubre un poco los ojos al salir pues habían pasado horas en las más absoluta y húmeda de las oscuridades. Golpes, rasguños y magulladuras varias los hacen moverse con cierta rigidez.

— ¿Nada aún? —. Pregunta Kyle.

— Nada. No hay respuestas, ni transmisiones primarias, secundarias ni de emergencia —, dice Lonnie entre dientes, — Ni siquiera recibió la última aun cuando era de auxilio —. Deja caer el aparato de comunicación al suelo y frota sus cienes.

Rogelio gruñe algo.

— ¿Volver? ¿Para qué? ¿Para que nos recrimine por haber abandonado la misión y no eche a un calabozo? Ni hablar —, replica la chica con rabia, — Si es que lográsemos llegar, por supuesto.

Nunca había tenido una sensación como aquella sintió en las últimas horas del día anterior cuando todos aquellos mutantes saltaron de la nada y empezaron a masacrar a toda la unidad con una violencia que no había visto antes. Su aspecto era asqueroso, monstruoso, distaba de ser algo producto de la naturaleza. No pudo pensar en mucho más que solo apartarse y atacar y en un momento de distracción, cuando una de las bombas de combustible de uno de los tanques explota Rogelio la tomó a ella y a Kyle los metió en aquel hoyo esperando que no los buscaran.

— Sabía que no valíamos nada para ella. Solo somos carne de cañón, reemplazables —. No entendía porque su voz se quiebra y sus ojos amenazan con llorar pues ya sabía que todo lo que La Horda les enseñó no valía nada.

Lo supo cuando Adora se fue así sin más y lo estaba confirmando en ese momento, pero al parecer muy dentro de su ser quiso creer que todos esos años tuvieron alguna clase de significado para Catra. Obviamente no.

Ninguno de los tres dice nada. Se quedan ahí mientras un amanecer inusualmente rojo se filtraba entre la flora. Kyle toma el dispositivo de comunicación y empieza revisar algo.

— Parece que no fuimos los únicos —, Rogelio hace ruidos de duda, — Sí, mira —. Ve un mapa rudimentario del territorio y ve como muchos de los batallones habían mandado señales de emergencia desde incluso horas antes de que ellos fueran atacados.

— ¿Dónde aprendiste a ver eso? —. Pregunta Lonnie un tanto asombrada.

— Lo decía en uno de los manuales, ¿no los revisaron? —. La morena y el reptil desvían la mirada avergonzados.

Kyle esboza una sonrisa y ríe un poco, a lo sus dos compañeros se unen muy tímidamente. Unas simples razas y otra vez silencio.

— Déjenme intentar algo —. El chico empieza a toquetear el aparato y empiezan a escuchar estática, y entre la estática hay un murmullo distorsionado.

— ¿Qué es eso? —. Pregunta Lonnie.

— Alguien está transmitiendo por el canal de comunicación auxiliar —. Afirma Kyle.

— ¿No podemos ser los únicos que no sabían sobre esto o sí? —. Pregunta Lonnie a Rogelio que solo se encoje de hombros.

— Vaya, vaya, ¿quién es el tonto ahora? —. Kyle sonríe presumidamente.

— ¡Dame eso! —, le quita el aparato de un manotazo, — Habla la sargento primera Lonnie, 12° batallón mecanizado, respondan —. Después de un par de intentos finalmente logra sacar en claro la voz.

8° pelotón al habla, ¿dónde están? Necesitamos ayuda por aquí —. Dice a través del comunicador.

— Kyle, ¿podemos triangular su posición?

— Por supuesto, déjame ver —, Vuelve a toquetear el instrumento y ven que activó una baliza desde su dispositivo, — Diles que enciendan sus balizas.

— Enciendan sus balizas para poder encontrarlos.

Claro… un segundo… ya está —. Una flecha aparece apuntando hacia el este.

— Bien… nos dirigiremos allá y… esperen —. Entabla comunicación con alguien más que hablaba por ese canal.

10° sección de deslizadores, ¿puede alguien escucharnos?

— Aquí sargento primera Lonnie del 12° batallón mecanizado… ¿cómo están?

Muy golpeados. La mitad fueron asesinados, solo quedamos 15 y 6 están heridos y no hemos recibido ninguna señal desde la Zona del Terror.

— De acuerdo, eh, si encienden sus balizas podemos… un momento —, cambia de frecuencia, — ¿Hola?

Al fin, nos destrozaron aquí, envíen a alguien ¡ya!

— Relájate, amigo, no eres el único con problemas en este momento.

No hemos podido contactar con ninguno de los Capitanes de la Fuerza.

— Será mejor que te olvides de ellos.

¿Quién está a cargo ahora?

Lonnie guarda silencio por un momento y se gira a ver los mal trechos rostros de sus compañeros antes de responder.

— Yo.

¿Tú?

— ¿O prefieres hacerlo tú? —, hay silencio en la línea, — Eso pensé.


This is War:

A warning to the people

The good and the evil

This is war

To the soldier, the civilian

The martyr, the victim

This is war

It's the moment of truth and the moment to lie

The moment to live and the moment to die

The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world from the last to the first

To the right, to the left

We will fight to the death

To the edge of the Earth

It's a brave new world, it's a brave new world, it's a brave new world

A brave new world

The war is won

The war is won

A brave new world