Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Noelle Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.
(En colaboración con davidomega59)
Entre los Bosques Susurrantes Silvy logró ver las murallas y edificaciones de piedra de Erelandia, una de las tantas localidades dentro del dominio de Luna Brillante. Su gran puerta de madera estaba cerrada y parecía no haber seña de si sus otros amigos o La Horda habrían puesto ya un pie en el lugar.
Ahora que su padre estaba sano, más alto y fuerte que antes iba dejando un rastro de musgo verde maloliente del que salían vapores nocivos y nauseabundos que hacían a los hombres malos de La Horda caerse y cuando se levantaban eran mucho más amables y amigables con ella haciendo lo que ella les pedía.
Hace un par de días escuchó un par de risas juguetonas entre las nuevas plantas infectas que crecían mientras Gamond se hacía paso por los Bosques Susurrantes y se encontró con tres pequeños amigos que el Abuelo Nurgle había envíado para ayudarla, fueron ellos los que le dijeron que debía ir a Erelandia.
Sus nuevos amigos son diminutos y putrescentes, de no más de treinta centímetros de altura. Con cuerpos regordetes y abotargados por las enfermedades, su piel verdosa está cubierta de pústulas y forúnculos, presentan traviesas y engañosas caras amables con cuernos y dientes afilados, y provistos de extremidades distorsionadas o desproporcionadas.
Dos de estos Nurgletes juegan a los pies de su padre mientras que el tercero está a su lado en los hombros del monstruo que alguna vez fue Gamond.
— ¿Aquí el abuelo Nurgle traerá más amigos? —. Pregunta Silvy al rechoncho engendro.
— Sí, así es, mientras más amigos mejor ¿o no? —, dice entre sonrisas retorcidas, — ¿No te sentías sola en aquella casucha? ¿Solos tu padre y tú?
— Sí, algunos días fueron muy tristes —. Dice Silvy haciendo un puchero.
— Pues se acabó. ¿Sabes cuál es la mejor forma de hacer amigos? ¡Dándoles regalos! Y como papá quiere verte feliz, él mismo ha hecho algo especial para todo esa gente de allá.
— ¿De verdad? —. Pregunta Silvy dibujando una sonrisa.
Gamond hace un gorgoteo, sus entrañas gruñen y su ahora deforme boca se abre y con una vaporosa nube verde oscura vomita cientas de moscas de plaga. Una nube que zumba y revolotea y se dirige hacia Erelandia volando por encima de sus muros. Gritos y lamentos empiezan a escucharse dentro de las murallas mientras las edificaciones de piedra empiezan a cubrirse de mo y la madera empezó a pudrirse.
La putrefacción y deterioro que toma toda una vida se había logrado en cuestión de minutos.
"¿Que qué somos? Vuestros sabios insisten en que existimos únicamente para tentaros, aunque de un modo muy real somos vosotros. Somos vuestros propios deseos, vuestros propios miedos, vuestras propias ambiciones y odios dadas forma. ¿Cómo puedes luchar contra nosotros? Sólo luchando contra vuestra propia Humanidad, ¿y por qué querríais hacer eso? Estaríais luchando contra la misma vida. Ya que, ¿qué es el Caos sino la vida? - Tzaal, demonio de Tzeentch"
Tenía que salir de ahí, rápido. Solo tenía que buscar los libros sobre los Primeros y la historia de Etheria para poder irse.
Todas las palabras e ideas sobre cambio que Adrey y su protegida Lila hablaban le parecían bien hasta que se dio cuenta de que estaban jugando con algo que era más que magia negra y prohibida. El aura que rodeaba ahora todo Mystacor era densa y le transmitía pavor y desespero, pura sugestión a su parecer pero después de no saber más sobre aquellos que aún se mantenían fieles a los pilares bajo los que se fundó el reino sabía que tenía que salir de ahí.
Buscar a Castaspella era la única opción y solo había un lugar a donde podía ir.
Repentinamente se oculta tras la esquina al oír pasos en la entrada a la biblioteca, ve salir un par de estos dementes que creen en falsos dioses y están destruyendo Mystacor con magia oscura. No importa lo que digan, los dioses y demonios son de seguro palabras de su locura por poder.
Al estar seguro de que nadie estaba en el pasillo, rápidamente entra a la biblioteca y se oculta entre los libreros mirando a todas partes.
Tan pronto como consiga esos libros, buscaré a Sam y nos iremos de aquí, no iba a dejar que tal conocimiento fuera destruido o dañado de alguna manera. Tenían que llevarse lo que pudiera servir a futuro, la historia y unas reliquias les ayudarían con la Rebelión a derrotar a estos sectarios dementes.
Mientras buscaba esos dos libros, empezó a notar que extrañamente no había nadie cerca, ni siquiera para los estándares de los archivos de la biblioteca de Mystacor había tanto silencio, y eso lo estaba inquietando.
Mira.
De la nada, escucho un susurro en su oído y de inmediato miro a todos lados. No había nadie, pero puede jurar que escuchó una voz distorsionada, como si fueran varias justo a su lado.
-¿Eh?- Mientras miraba a su alrededor, vio un libro extraño, este tenía una portada que no parecía común y hasta estaba arrugada y deforme. Decidió tomarlo para saber que era, extrañamente se sentía como piel al tacto. Decidio darle la vuelta al ver solo una mancha de color cafe oscuro con forma de luna, y se arrepintio de hacerlo.
-¡AAHH!- Tras un grito de miedo y shock, el libro cayó al suelo, y se veía algo que nunca hubiera visto en sus peores pesadillas.
Sobre el libro, estaba la cara agonizante y de terror puro de su amigo Sam.
Debía ser una pesadilla, tenía que serlo porque algo así era imposible. Incluso estaba alucinando si estaba empezando a ver sombras retorcerse a su alrededor.
Ahí las voces volvieron.
Mira. Mira. Mira.
Repentinamente y con el miedo a su máximo punto decidió buscar esos libros rápido y se apresuró mientras las voces seguían.
Después de un par de minutos, vio como las sombras formaban una mano con garras sobre un libro brillante, y la portada decía; 'Historia de los reinos de Etheria'
Mira. Mira. Mira. Mira. Mira.
Con temor decidió tomar el libro.
Muéstranos.
Sentía miles de cosas a su alrededor, como si estuviera cubierto de miles de ojos sobre él mientras sudaba frío del terror a cada segundo.
Mira. Mira. Acepta el cambio.
— Son tonterías, no existen los demonios ni los dioses—. Se decía a sí mismo mientras abría el libro para llevarse las páginas que necesitaba. Pero mientras miraba las páginas de la nada empezó a ver como puntos de energía de varios colores desde azul, morado, rosa y más empezaban a salir de la páginas. Iba a soltar el libro, pero descubrió que sus manos no responden.
Los puntos de energía empezaron a girar a su alrededor. Con terror empezó a ver como todo a su alrededor cambiaba, y cuando miro arriba, solo pudo gritar.
Estaba viendo seres de las pesadillas mas temibles de un demente. Seres con pieles azules, rosadas o moradas e incluso mezclas entre las tres lo miraban con cientos de ojos, mientras todos tenían bocas sin labios llenas de dientes filosos como navajas y otros con picos y dientes lo rodeaban y le gruñian o se reían de él, algunos tenían incluso caras más pequeñas sobre sus cuerpos o al lado de sus cabezas, mientras que varios extendieron sus garras o manos o hasta tentáculos hacia él deseando atraparlo.
Desesperadamente trato de soltar el libro y al verlo, vio como las páginas estaban cambiando. Y entre ellas varias palabras estaban cambiando, vio como una línea paso de decir; "La Princesa del poder guia el camino al futuro y la prosperidad" a "El Arquitecto del destino guía el camino al futuro y el cambio".
Mientras gritaba, sentía como si su piel fuera arrancada junto a sus músculos y órganos, mientras poco a poco sentía sus huesos quebrarse.
Hasta que… Ya no sintió nada.
— ¿Qué sucede? ¡Sigue cavando! —. Exige Kalmtrukz cuando ya no escuchó el motor de la máquina.
— Piedra brillante y blanca muy dura para perforarla —, replica Khak, — Si lo rompemos muy fuerte, la máquina explotará y ya no tenemos otra.
Khak volvió a encender la máquina y vuelve al trabajo pero perforando muy lentamente, la luz de la piedra disforme que da poder a la máquina parpadea mientras la roca blanca que delataba que estaban a un lado del Castillo de Cristal donde Kalmtrukz creyó que podían encontrar refugio y encontrar un mejor armamento.
Mientras Khak seguía a lo suyo algo llama la atención de Kalmtrukz, algo dentro de ese túnel que le hizo erizarse, pues llegó a su nariz un olor conocido, una peste que sabía que en el momento en el que volviera a olerla solo le traería miseria y conflicto.
De un nuevo agujero cavado sale una docena de esclavos skavens con capas y capuchas rojas gimiendo y gruñendo. Entre mordiscos, chillidos y maldiciones, Kalmtrukz y sus acompañantes cubrieron a Khak. Uno de los esclavos apuñaló a uno de sus acompañantes y empezó a destriparlo con sus propios colmillos y garras, mientras que el otro le fue cortada la mandíbula y apuñalado una veintena de veces.
Kalmtrukz logró acabar con el resto de esclavos con varios cortes y heridas por su maltrecho y encorvado cuerpo, del agujero de donde salieron sus atacantes ve varios ojos brillando en la oscuridad que se dan la vuelta y huyen marcha atrás.
— ¿Clan Mors retirándose? —. Pregunta preocupado Khak.
— No se retiran, no-no —, dice Kalmtrukz mientras lame la sangre de sus podridos dientes, — A decir donde estamos, si-si.
Glimmer abre las puertas de la habitación donde se haya Double Trouble y le encuentra con su habitual expresión burlona.
— Ash, ¿otro interrogatorio? Creí que ya habías superado esa etapa, querida, ya dije todo lo que sabía y… —, guarda silencio al ver que la barrera mágica que le mantenía en cautiverio desaparece, — Tal vez no es de mi incumbencia pero ¿qué estás haciendo?
— Las tropas hordeanas deben haberse replegado hasta la Zona del Terror después de haber sido derrotados por… lo que sea que haya allá fuera. Tengo la información que necesito y tú vas a ayudarme —. Explica Glimmer con firmeza.
— Ajá, ¿y qué te hace pensar que voy ayudarte así sin…? —, vuelve a ser interrumpide cuando logra atrapar una pesada bolsa con dinero, — Vaya, parece que sí nos entendemos después de todo. ¿Qué debo hacer?
— Vas a ir hasta la Zona del Terror, vas a informarme de la situación y yo haré el resto —. Responde Glimmer.
— Te guardas detalles, eh. Inteligente —, Double Trouble revisa el interior de la bolsa, — Es más de lo que Catra pudo ofrecerme jamás. ¿Y qué piensan las demás princesas de tu plan? ¿Qué tiene She-ra que decir al respecto?
— Ella decidió actuar por su cuenta y yo también sé tomar mis decisiones. Te diré por donde salir sin que te vean,
— Me parece perfecto pero olvidaste mencionar como esperas que sobreviva allá afuera con todo lo que está pasando. No quiero que una rata gigante me coma.
— Cambias de forma ¿o no? Ingeniatelas —. Sentencia Glimmer.
— Ahora entiendo porque me diste tanto dinero —. Ambos salen de la habitación mientras Double Trouble toma forma de una guardia mientras tras una esquina son seguidos por una atenta mirada.
Ithrant había escuchado todo.
(Suena "Mephisto's Lullaby")
Era su momento, lo que escucho hablar a "la reina" Glimmer era solo dulce néctar para sus oídos, El príncipe oscuro les digo que el momento de surgir estaba por llegar. Y el "plan" que escucho fue justo la última prueba.
No importaba que tanto se esforzara "la reina" actual en proteger a su reino, si al final su destrucción vendrá desde dentro. Mientras pasaba desapercibida hasta salir del castillo, pudo ir lentamente con seguridad a los viejos túneles de escape del castillo donde nadie jamás pensaría en buscarlos hasta que fuera tarde.
Cuanto más bajaba, más podía sentir como la energía de lugar la vigorizaba, y poco a poco tras caminar un tiempo y pasar una barrera especial, pudo escuchar cientos de risas y gritos tanto de éxtasis como de agonía.
Cuando giro hacia lo que parecía una simple pared de piedra, la atravesó y vio un camino hacia dos puertas de oro con un símbolo que para ojos ajenos sería algo irreconocible y parecido al símbolo del género masculino y femenino mezclado en una forma e inclinado a un lado, pero para ella y los demás dentro de esas puertas, era el símbolo de su dios, el símbolo del príncipe oscuro; Slaanesh.
Sonreía al recordar los placeres que le ha permitido probar, ya sea la carne, la comida, y su favorito que era el arte de la espada. Si antes era lo bastante hábil para hacer parecer a She-ra un simple bruto que no sabía manejar una espada, ahora sus habilidades harían que hasta fuera doloroso ver la horrible habilidad de "la heroína de Etheria" en comparación a su nueva habilidad de espada llevada a reinos más altos que los que cualquier podría soñar.
Las puertas empezaron a crujir mientras lentamente se abrían en reconocimiento a sus espadas regaladas por uno de los Guardianes de los secretos de Slaanesh, que era tanto su llave para este lugar, como para este nuevo sentido de vida tan exquisito.
Mientras las puertas se abrían, lentamente salia un humo de color rosado y podía oler distintos olores que asaltaron sus sentidos hasta casi embriagarla. Mientras los sonidos se habían intensificado y podía oír una especie de celebración sin restricción, que era justo lo que pasaba en ese momento y a toda hora del día y la noche.
Para ella la vista que presenció, era exquisita. Pero para cualquier otra persona, era un infierno salido de las más depravada pesadilla que ni el más cruel y despiadado monstruo podría crear.
Hay docenas de personas de todos los tipos y edades, jóvenes, adultos, viejos, e incluso niños en todo tipo de actos grotescos. Algunos comían distintas frutas o carnes aun cuando se podía ver que ya no podían comer más, o incluso tenían personas atadas a las mesas mientras con una total calma y jovialidad los cultistas hablaban y reían entre sí como si no estuviera usando sus cuchillos y tenedores para cortar la carne de la piel de personas o incluso les arrancaban los ojos para comerlos como si fueran uvas.
Otros estaban en medio del salón, sin la más mínima prenda de ropa, tocándose y arrastrando sus manos entre sus cuerpo mientras gemidos sensuales y de excitación se oían, incluso mientras algunos se clavaban las uñas y se mordían hasta sacar sangre, mientras por encima de ellos estaban colgando los cuerpos de cientos de personas y niños con sus cuerpos desnudos y cubiertos de heridas que hacían una grotesca parodia de una lluvia de sangre a la que se sumaban las lágrimas de sus ojos, mientras que lloraban de dolor y desesperación.
Pero en otra esquina había gente tocando instrumentos que parecían estar hechos de carne y otros que estaban hechos de los cuerpos de personas vivas que lanzaban gritos de dolor y sufrimiento con cada nota tocada. Había un órgano con el cuerpo de una persona fundido a este con los tubos saliendo de su espalda y con cada tecla, el humo que salía lo hacía gritar de dolor al sentir el vapor pasar por sus entrañas para pasar por los tubos. Un grotesca parodia de un arpa, de la cual era una persona arrodillada con sus tendones cortados mientras su brazo derecho estaba extendido hacia atrás y alargado como una tenaza hasta dar la forma de un arpa y las cuerdas salían de lo profundo de la piel de su espalda, mientras una mujer de gran belleza pero con ojos negro y una tenaza como mano izquierda estaba tocando las cuerdas dando una bella melodía mientras ignoraba los llantos de la persona que era ahora su arpa personal.
Mientras en otras esquina se veían celdas de metal colgando con cientos de personas y niños sin ropa, que permanecían temblando por el espectáculo de horror que estaba frente a ellos, y en agonía por saber que tan pronto como los cultistas se aburrieran de sus juguetes actuales, ellos serían sus nuevos juguetes.
Pero también había en lo profundo de la habitación, distintas personas haciendo todo lo anterior, acompañados de individuos con Tenazas en sus manos, o incluso con varios brazos en forma de garras o pinzas. Era difícil definir si eran hombres o mujeres, pues parecían tener un lado izquierdo de mujer y un lado derecho como el de un hombre y aun así con sus ojos de colores morado o esmeralda y lenguas largas, tenían una belleza antinatural.
Del techo de esta zona, colgaba un candelabro, con una persona completamente unida a este, pero lo más perturbador para cualquier otra persona, era que aunque estaba vivo, carecía por completo de piel en todo su cuerpo dejando al descubierto todos sus músculos.
Al entrar en la cámara principal, fue recibida con sonrisas retorcidas y bellas por igual en todas las direcciones.
— Hermanos y hermanas... La hora... ¡HA LLEGADO!" —. Gritó de forma que se oyera en todo el lugar.
Y no se decepcionó de la reacción de todos. Miles de gritos de júbilo se escucharon mientras su alegría y placer aumentaban con cada sensación que probaban. Y ahora saldrían al probar más sensaciones en nombre del príncipe oscuro. Todo en nombre del Caos.
Si bien la fascinación de Entrapta por la tecnología podía ser divertida de ver ese no era el momento, no cuando Etheria era devastada y un arma capaz de destruirlo todo y a todos yace en el centro del planeta. Se sentía sucia al tener que recurrir a She-ra, la clave de todo aquel entramado desalmado de su propia gente, para abrirse paso por Isla Bestia pero a tiempos desesperados…
Bow dijo que no había forma que Glimmer descubriera que la Black Garnet era la pieza faltante para activar el arma pero Adora entendía que su amiga estaría dispuesta a hacer lo que hiciera falta para detener ya no a los hordeanos, sino a esa ola de nuevos invasores que superan en todo tanto a La Horda como a ellos mismos.
— ¿Esto es real? —. Pregunta incrédulo Micah pellizcando la mejilla de Bow.
— Sí, ¿recuerdas que ya hicimos eso antes? —. Responde el arquero.
— Ah bueno, no puedo dejarme llevar —, el rey camina hacia ella, — ¿Todo esto es real? ¿De verdad vamos a casa? ¿Y este caballo en verdad habla? —. Swift Wind suelta un grito por la insistente necesidad del rey remarcar que, en efecto, el caballo habla.
La nave se eleva y da un rápido giro y así como vieron Isla Bestia aparecer entre la bruma, así la estaban dejando atrás.
¿Todo esto es real?
A Adora le gustaría decir que no. Le gustaría decir que no había un arma de destrucción masiva en el centro del planeta, que no había monstruos pululando por Etheria sedientos de sangre y guerra, que cientos de personas no habían perdido su hogar, que She-ra era una heroína y no el gatillo esperando a ser jalado.
Que de verdad tenía oportunidad de decidir, que aún había opción, que había esperanza…
Volviendo a ser ella misma da un vistazo al brazalete que usa para llevar la espada y ve con horror algo que ya había notado pero por las prisas no pudo ver con claridad.
La piedra rúnica de la espada está agrietada.
A su mente llegó ese último choque que su arma tuvo contra la de aquel demonio, el zumbido del metal contra el metal aún resonaba en su mente, toda su fuerza la había puesto en esa tajada final y la fuerza del impacto la sintió hasta en sus huesos.
Si esas cosas pudieron dañar la Espada de Protección, aquello que la convertía en She-ra, en el símbolo de la Rebelión, en la esperanza de Etheria… en la pieza clave para los Primeros, ¿qué les podía esperar a los demás si fallaba?
¿La espada corría riesgo de romperse?
De ser así ¿qué pasaría después? ¿Qué sería de ella sin She-ra? Aun así le parecía irónico que lo que le faltó a Los Primeros la primera vez ahora se estaba resquebrajando.
Unas respiraciones ásperas se escuchan en la orilla de una playa en Las Salinas mientras un par de Desangradores de Khorne buscan por el lugar algo o alguien para asesinar pero solo era otro asentamiento vacío. Ambos demonios escucharon un par de estruendos para que luego ambos fueran destrozados en varias partes y sus restos cayeron al suelo mientras sus cuerpos desprendían cenizas.
— ¡Justo en el blanco! —, ríe Luthor Harkhon ante el espectáculo, — Recarguen cañones. No queremos que nos encuentren desprotegidos —, ordena el vampiro a sus marineros zombis, — Estos malditos están por todos lados ahora.
— Vaya fortuna haber llegado a este lugar plagado con todos los demonios del Caos —. Musita el Capitán Drekla.
— Pues es una fortuna en efecto. Imagina lo que podremos llevarnos de aquí. Esas lagartijas pueden quedarse con sus artefactos en sus sucias y abandonadas ruinas, parece que aquí puede haber mejores botines y tal vez grumetes más eficientes ¡¿No es así, muchacho?! —. Aquel pobre diablo que había encontrado en la playa estaba atado en el nido de cuervo del galeón.
Luthor esperaba obtener algo de información de él pero solo balbuceaba sobre monstruos ardientes y malolientes y algo sobre La Horda. Cosas que a Harkon no le podían importar menos. No iba a obtener nada así pero simplemente se rehusaba a morir.
— No le digas a nadie esto, pero esas cosas que reventaron en la orilla me dan mal espina, lo verdes y apestosos por otro lado es divertido ver como sus tripas son desparramadas, y más si hay algún inepto cerca al que le caigan esos desperdicios —, ríe maniaticamente el vampiro, — Oh, los gritos cuando se empiezan a derretir.
El hordeano de cabellos verdes miraba hacia arriba implorando una nube de lluvia para saciar su sed o un rayo que acabara con su sufrimiento.
— Escucha, te traje para que me ayudaras en estas aguas misteriosas pero hasta ahora lo único que me has dado es esa mirada lastimera que me está empezando a hartar, así que… —, Luthor saca su espada y la pone contra el cuello del triste infeliz, — ¡Habla! ¡¿Qué es este lugar y por qué está plagado por los engendros del Caos?!
Balbuceos en voz baja es la única respuesta que obtiene.
— ¡Habla más alto, niño, no puedo oírte!
— ¡MÁTEME! —. Suplica el hordeano.
— Bah. Siempre es lo mismo con ustedes los mortales —, Luthor se queda pensativo, — Me hace falta tripulación, pero nadie me habla así en mi nave. Supongo que es la única forma en el que ambos saldremos beneficiados —, el vampiro apuñala al desvalido a través de las sogas que lo atan y lo arroja sobre la cubierta, — ¡Llévenlo adentro! No queremos que despierte en esa posición tan incómoda.
Sus sirvientes no muertos obedecen las órdenes de su amo mientras el Drekla sigue viendo a la orilla.
— Supongo que tendremos que buscar un lugar donde asentarnos —. Comenta el segundo al mando.
— Me leíste la mente. ¡Atención, gusanos! A partir de ahora estás aguas y la tierra que encontremos nos pertenece. ¡Vamos a sacar a esos sucio engendros de nuestra propiedad! —, Aquellos aun con la suficiente voluntad en la no muerte gritan en apoyo a su capitán, — A veces no está tan mal darle un poco de vida a este lugar.
En Huatl las cosas estaban un poco agitadas, los chamanes eslizones estaban apurados preparándose para algo de lo que no estaban muy seguros que era pero el Slann designado para la Ciudad Templo había abierto los ojos que brillaban con aura verde mientras su poder crecía más y más.
Los demás eslizones y saurios seguían con las construcciones del lugar hasta que algunos fueron alertados de algo de suma importancia para ellos.
— Ha empezado, se está moviendo —. Los eslizones ven como un huevo de carnosaurio, más grande que cualquier otro, se había resquebrajado un poco y se movía.
— Imposible. No debería de nacer ahora, no si es tan grande. El saurio que lo montará no debe haberse desovado aún —. Dice uno de los eslizones. cuando escuchan un zumbido.
Saliendo de debajo del templo central para ver que ocurría ven como los jeroglíficos del lugar brillan con más fuerza que el propio sol de Lustria. Al zumbido se le unió un croar profundo, de las columnas iluminadas salen disparadas aces de luz que se juntan sobre la cámara estelar.
Un orbe de luz se forma y queda suspendido sobre el suelo con majestuoso brillo hasta que rayos rojos y negros empiezan a envolver el orbe y la luz blanca se torna en un manto negro donde varios ojos insidiosos les devolvían la mirada a los hombres lagarto.
El orbe cae contra el suelo como si fuera de metal y una estela de luz mágica disparada por la cámara estelar donde reside el Slann y hace explotar el orbe de donde salen un par de aulladores de Tzeentch, unas moscas de plaga de Nurgle y un reducido grupo de desangradores de Khorne.
Los aulladores hacen honor a sus nombres que hace a los eslizones retorcerse ante tal terrible grito que alcanzaba hasta los huesos, el eslizón ve como un desangrador se le acerca peligrosamente dispuesto a despedazarlo hasta que una pesada maza lo destroza sin mucho problema.
Trog Kant, uno de los líderes saurios más fuertes que hayan existido, sus hazañas eran grandes pero poco conocidas en comparación con las de Kroq-gar o el anciano króxigor Nakai, pero su fuerza no podía ponerse en duda.
El guerrero saurio rugió y los otros desangradores cayeron sin mucha dificultad, algunos aplastados por su maza, a otros les arrebató su espada llameante y los apuñaló con ellas, a otros simplemente les destrozó sus alargados cráneos con sus propias manos.
Las moscas de plaga fueron rápidamente derribadas por los eslizones con sus dardos y flechas pero era difícil de atinar a pesar de que estas eran especialmente grandes, un razordón rugió y con un espasmo arrojó las espina de hueso de su espalda y aquellas moscas que no fueron atravesadas en el primer ataque lo fueron en el segundo.
Los bastiodones usaron sus colas para derribar a los aulladores y sus pisadas acabaron con el trabajo. Cuando los invasores fueron completamente erradicados un nuevo orbe se formó sobre sus cabezas. Trog Kant rugió esperando la siguiente embestida del Caos pero esta vez el orbe se mantuvo brillando en un blanco impoluto.
El desasosiego imperó entre los sangre fría hasta que el cháman eslizón clama desde el templo central.
— ¡No se acerquen! ¡No debemos entrar aún! —, ordena, — ¡Nos perderemos si lo hacemos ahora!
Trog da un último rugido mientras el orbe queda sobre el suelo de la ciudad-templo.
— ¡Ese fue el último! —. Grita un hechicero colocando el lente lunar en un pilar de los Primeros.
— Creí que nunca acabaríamos. Ahora podemos pensar en la forma en la que conectaremos todos los lentes para crear la red. Esa siempre fue la parte complicada —. Piensa Lila en voz alta.
— No tendrás que preocuparte por eso, Lila —. Dice Adrey.
— Claro que me preocupo. La cantidad de magia que se necesitará para crear la red será casi tan grande como…
(Suena "The Realms of Chaos - Total War: Warhammer III OST")
— Todos aquellos que han visto la verdad y siguen a los Verdaderos Poderes, escúchenme —, la voz de Lilith empezó a retumbar en las mentes de todos los seguidores del Caos por toda Etheria, — Nuestra hora casi ha llegado. Sabrán cómo y cuándo actuar cuando lo vean —. Lila ve a Adrey con emoción.
Se acabará la aflicción y podrán ver una nueva Etheria regida por aquellos que les trajeron salvación —. Silvy sonríe mientras se pasea por las calles de Erelandia.
— ¿Lo oyen? Aún podemos ser amigos solo dejen que el Abuelo Nurgle los salve —. Les decía a los moribundos habitantes afectados por las enfermedades.
Cuando todo haya terminado vengan conmigo y contemplen el fruto de sus esfuerzos… — Ithrant mira a Midna quien se viste con la armadura de la Guardia Real de Luna Brillante ahora con el símbolo del Príncipe Oscuro dibujado en el yelmo.
Desde La Aguja de los Dioses —. A pesar de estar a solas, Lilith extiende sus alas mientras admira la vista desde la montaña más alta de Etheria. Ahí donde sus amos le dijeron fuera, donde se alzaría el monumento de su victoria.
— El tiempo de La Horda y las princesas se acabó, gatita —, amenaza Tung Lashor con una sonrisa después de oír las palabras de Lilith, — Solo estás alargando lo inevitable. ¡Sal y terminemos con esto!
Catra intenta recuperar el aliento mientras la sangre corre por un corte hecho en lado derecho de su frente desde la ceja y otro en su brazo izquierdo. Su labio se había partido por uno de los puñetazos de Tung mientras en su mente tambores de guerra resonaban y serpientes siseaban.
Venganza. Deseos de venganza se apoderaron de ella, vio sus manos manchadas con su sangre y el cuerno de caza vuelve a escucharse y esta vez pudo jurar que retumbó por todo el lugar.
— Conseguiste toda esa fuerza y poder ¿y aun así sigues usando ese nombre ridículo? —. Brama Catra apareciendo en un andén sobre Tung Lashor.
La felina saca las garras a falta de otra arma y se lanza contra el reptil en picado.
