CAPÍTULO 6

EN EL PRESENTE.

SISTEMA GALILEO.

FLOTA COLONIAL.

NAVE TRITON.

TRES SEMANAS DESPUÉS DE LA CAPTURA DE LA NAVE CYLON.

"Buenos días, soy Nilaa Orsen. Bienvenidos al CaNN, el noticiero de la flota. Agradezco que nos acompañen en el que será el último noticiero transmitido desde el Triton, en los próximos días, una parte de los pasajeros y una servidora, abordaremos la Isla 14 o Isla Caprica como fue bautizada por muchos de los habitantes de esta flota. Por este medio y de manera pública, quisiera agradecer al Capitán Velar y su tripulación por todo el apoyo que nos brindaron durante en esta travesía y le deseamos todo el éxito y suerte en su futura misión".

"Cómo sabrán el Triton, será adaptada para convertirse en una nave botánica, ayudando en el esfuerzo de supervivencia de todos los sobrevivientes de las 12 Colonias de Kobol. Pero no será solamente está nave la que será modificada o pasará por un proceso de mantenimiento. Hasta el momento, un 47% de las naves de la flota fueron reparadas y se espera que muchas de ellas sean reconvertidas para cumplir algún otro propósito. Una de las pocas excepciones, es la Astral Queen, que continuará su misión como nave prisión después de pasar por una reconfiguración; dónde se construirán bloques de celdas e instalaciones de trabajo para los prisioneros".

"Cómo sabrán, la mayor parte de los pasajeros a bordo de las naves, fueron transferidos a la Isla, que fue entregada por parte del gobierno de la U.N. SPACY. Gracias a ello, aproximadamente el 80% de los habitantes de la flota contarán con un hogar propio, con todos los servicios básicos asegurados". La imagen de Nilaa sería sustituida por imágenes del interior de la Isla y de los supervivientes de las colonias siendo guiados por personal de la U.N. Navy. "La entrega fue hecha por personal de la marina terrícola, en muchos de los casos, los enseres domésticos y artículos de primera necesidad ya estaban dentro de los módulos habitacionales. Cada módulo es capaz de albergar un total de 6 personas de manera cómoda y proporcionan a sus habitantes la privacidad que creíamos sería imposible volver a disfrutar".

"Isla Caprica, será operada por la marina colonial y muchos de los sistemas faltantes están siendo construidos en la Macross bajo las especificaciones solicitadas por el gobierno de la Presidenta Roslin y en la Battlestar Pegasus. Dos sistemas de salto, armamento defensivo y varios sistemas de DRADIS serán instalados en los próximos meses; la negativa del gobierno del Almirante de Flota Global para instalar armamento terrestre en la nave fue un tema de discusión en los últimos días. Miembros del Quórum de los Doce, demandaron que esos sistemas fueran instalados, aunque esta demanda fue entregada al Alcalde de Macross, Henry Luan". Las imágenes mostraron a los miembros de Quórum en lo que había sido la primera visita a Ciudad Macross unas semanas atrás. No hace falta decir que los colonos, estaban sorprendidos al descubrir que dentro de aquella nave, el total de habitantes, casi doblaba al de los supervivientes de las colonias. "Muchos han criticado el actuar lo algunos miembros del Quórum de los Doce, al dirigirse a Luan en lugar del Almirante de Flota Global, en lo que se considera una ofensa grave, que puede afectar las relaciones de ambos gobiernos y en consecuencia a la relación ….".

"Entre ambos gobiernos". Roslin miraba la pantalla de su nueva oficina mientras que a un lado Billy servía una taza con café y en un vaso con agua, disolvió una tableta de aquellos milagrosos suplementos alimenticios que habían salvado a su pueblo del fantasma del escorbuto.

"Tal parece que el escrito llegó a su destino". Billy le ofreció primero el suplemento y Laura lo tomó gustosa.

"Si el Quórum quería jugar fuerte, yo también puedo". Laura bebió el contenido de aquel vaso de un solo trago. Se había enamorado de la sensación que le producía aquella bebida.

"Desafortunadamente, mis colegas no lo tomarán bien señora presidenta". Zarek recibió una taza de café de parte de Billy. Aquella maravilla se había vuelto muy popular entre los habitantes de las colonias y por lo menos en Isla Caprica, los precios habían subido de manera abrupta.

Algunos alimentos de la U.N. Spacy ya se podían encontrar en el mercado negro, incluso algunos de Galaxy Industries, habían encontrado su camino hasta algún departamento en uno de los bloques habitacionales. Chocolate y tabaco alcanzaban precios exagerados y aun así, algunos se daban el lujo de comprarlos.

Zarek se había enamorado del aroma de aquella bebida, pero sobre todas las cosas; del efecto que tenía al beberla, algo similar a un té que tenían en las colonias.

"¿Ya respondieron la solicitud para la embajada?".

"El Alcalde Luan me informó que la propuesta será presentada este viernes en la junta de consejeros". Laura tomó su taza y dio un sorbo al líquido. "Me informó que es muy probable que la acepten, pero no sabe si podremos instalarla en Ciudad Macross".

"Sería algo maravilloso poder instalarnos ahí, estos terrícolas me han maravillado con la forma en que pudieron construir esa ciudad en el espacio disponible".

"Tom, si se nos autoriza instalar la embajada, serás mis ojos y oídos en ese lado. Global y su gente nos han dado mucho, pero creo que su generosidad tiene un límite y creo ya casi llegamos a el". En ese aspecto, Roslin estaba muy preocupada. Su miedo era que al verlos en mejores condiciones, simplemente serían abandonados.

"Descuide señora presidenta, estaré atento. Por cierto, escuché que una representación de Galaxy Industries vendrá a verla, ¿alguna idea?".

Después de algo más de dos meses, finalmente la GI, había hecho contacto oficial con Laura y habían solicitado una reunión. Fuera de algunos bienes, aquel grupo no había mostrado interés alguno para entablar alguna relación con los supervivientes de las colonias y ahora de la nada solicitaban una reunión con la presidenta.

"Ni idea, lo único que puedo decirte es que estoy tan intrigada como tú lo estás. La única idea que se me vino a la cabeza, fue que al vernos en mejores condiciones, quieren ver qué pueden sacar de nosotros. La forma en que Globlal y Hayase hablan de ellos, da la impresión de ser un grupo del que no puedes dejar de verlos de reojo".

"Por lo que pude leer y ver en sus archivos, incluso la población de la Flota Macross les tienen en un concepto que apenas roza lo aceptable". Zarek tomó un trago de su café. "Creo que lo único por lo que los aceptan, es por el hecho que ellos pudieran producir esta maravilla".

Durante la evacuación de la Tierra, la flota de la GI solo aceptó a sus clientes con un número limitado de personal asociado. En algunos casos habían disparado en contra de naves de transporte del Gobierno de la Tierra Unida que habían intentado llevar a refugiados a las naves.

En Galaxy Industries nunca planearon convertirse en una flota de refugiados, la idea original había sido, formar la primera flota civil en salir al espacio y colonizar nuevos mundos con aquellos que pudieran pagar sus tarifas. Tarifas que iban desde una decenas de millones, dónde por esa cantidad se le entregaba al cliente, una yate privado con cierta capacidad de viaje FTL y auto sustentabilidad alimentaria para un determinado grupo de personas, se le entrenaba para operar sus sistemas y la promesa de enviar provisiones cada cierto tiempo, hasta los paquetes de cientos o miles de millones, dónde esa persona estaría albergada en alguna de las colonias de la clase O'Neill. En una residencia construida para cumplir con los más altos estándares y cumplir con uno que otro capricho del cliente.

Galaxy como empresa había vendido la idea de que al comprar sus servicios, sus clientes estarían a salvo. Y lo estaban, siempre y cuando estuvieran cerca de las naves de la U.N.S., ellos no tenían un sistema de pliegue con el poder necesario para poder viajar grandes distancias. Aquel detalle los tenía en jaque y fue lo primero que Global le había informado a Laura en una llamada días atrás.

Si algo quería la Galaxy Industries, era el sistema de salto colonial.

"Quiero pedirte que estés a mi lado en esta reunión Tom. Necesito que me ayudes a leer a estas personas". Laura sabía que para enfrentar a un grupo de lobos, nada mejor que un cazador como Zarek.

"Estaré encantado, tengo curiosidad sobre estas personas. Como los pintan en la flota Macross, creo que serán difíciles de tratar". El comunicador en la oficina de la presidenta sonó y la voz del capitán del Colonial One le informó que el Comandante Adama necesitaba hablar con ella. En sólo unos segundos la voz de Adama se hizo presente en la habitación.

"Comandante Adama, ¿Ocurre algo?".

"Nada por lo que alarmarse señora, sólo quería informarle que Galáctica está por entrar a dique en un par de horas. Estaremos a oscuras por un par de horas, cuando menos hasta que podamos conectar nuestras comunicaciones con las de la nave de reparación terrícola". Un Daedalus C, un par de naves de carga y un enjambre de vehículos de construcción estarían a cargo de la reparación de Galactica.

La Vieja Dama pasaría cuando menos dos meses en reparación y ese tiempo se lograría gracias a un ejército de trabajadores en ingenieros de la U. . Años de práctica construyendo naves en condiciones adversas, los habían convertido en expertos para resolver problemas, idear métodos más rápidos de construcción, pero sobre todo, eran hábiles en ahorrar tiempo y materiales.

"Bill, si es posible, quisiera pedirte que vinieras al Colonial One cuando acabes con los deberes en tu nave, quisiera discutir algunas cosas contigo".

"Estaré ahí en unas cuantas horas señora presidenta. Galáctica fuera". Zarek miraba a la presidenta un tanto confundido.

"El Almirante Global me ofreció construir un porcentaje del armamento para surtir a nuestras naves. A cambio de ello, pidió los planos de Laura".

"¿La nave furtiva que construyeron en Galactica?".

"Lo sé, es algo extremo. Pero creo que ven la nave como una amenaza a su seguridad. Si debo ser sincero contigo, no estoy muy convencida de llevar a buen puerto este acuerdo. Esa nave es una ventaja que tenemos sobre ellos, tampoco me gusta la idea de entregar los planos de nuestras armas a un agente externo para que las produzca. Pero Caín no es de confiar y hasta hace poco, los talleres de Pegasus era el único lugar donde podíamos fabricar esas armas".

"Y Helena podría usar eso a su favor". Zarek se dio cuenta que la presidenta estaba entre la espada y la pared. "Puedes creerme que no envidio tu posición".

"Creo que nadie lo hace en estos días Tom". Laura sonrió antes de tomar un poco de café. "En verdad que nadie lo hace".

FLOTA MACROSS.

ISLA NUEVA TIJUANA.

LA CALLE SEXTA.

Aunque fuera el mediodía, La Calle Sexta estaba abarrotada como siempre por visitantes y tripulantes de distintas naves e islas.

Aunque no tenía ninguna similitud con la que alguna vez existió en la Tierra, (sabían que Tijuana había desaparecido por el reporte de una nave de evacuación), tenía ese toque de libertad y desenfreno de su ancestro. La calle recorría casi en su totalidad el espacio interno de la Isla; edificios de hasta 6 plantas ocupaban ambos lados de la calle. Dónde restaurantes, comercios, cafeterías, tiendas y bares, atendían a sus clientes desde la mañana hasta bien entrada la noche.

Por debajo, en las cubiertas inferiores, bares y casas de citas, estaban bien escondidas de los ojos de pequeños que daban paseos con sus padres en la cubierta principal.

En ese lugar las cosas cambiaban de manera drástica.

Los locales estaban abiertos las 24 horas, solo cerraban algunos días del año. El consumo de alcohol en las calles se toleraba y las chicas y chicos de los diversos locales ofrecían sus servicios en las puertas de los establecimientos. Pero a pesar de esta imagen de libertinaje y descontrol, aquel lugar tenía reglas muy estrictas de lo que se podía hacer y qué no.

En términos prácticos, aquello eran los barrios peligrosos de la flota y todo estaba controlado por una mujer.

En su oficina, Madame, como era conocida por todos, terminaba su informe mensual y se preparaba para enviarlo. Ella podía ser la dirigente de aquel lugar, pero por arriba de ella, existía una cadena de mando que llegaba casi hasta el Almirante Global; nada pasaba en la flota sin que estuviera permitido.

Alguien llamó a la puerta, un par de segundos después una mujer joven entró a la oficina, se veía algo nerviosa.

"Señora, tiene visitas". Madame detuvo a la chica antes siquiera pudiera decir de quién se trataba.

"¡Diles que estoy ocupada y que no tengo tiempo para atender a cualquiera!".

"Señora ...".

"¡Pues a estas cualquiera tendrás que atenderlas quieras o no!".

El escuchar aquella voz en la otra habitación hizo sudar a la mujer, su mirada reflejaba sorpresa y miedo. De inmediato le dio una señal a la joven para hacer pasar a las visitas.

"¡Cristo bendito!". La mujer se había puesto de pie en solo cuestión de unos segundos.

Aquella joven abrió las puertas de par en par y acto seguido hizo una reverencia mientras dos mujeres entraban.

"Espero no le causemos ningún inconveniente, mi querida señora". Anka entraba con la mirada fija en aquella mujer. Podía ser mayor, pero la joven estaba en el terreno alto, sobre todo con Misa a un lado. En cuestión de segundos, ocuparon las dos sillas frente al escritorio de la mujer. "Estábamos por el barrio y quisimos pasar a saludar".

"Capitana Hayase, teniente. Me disculpo por mi falta de respeto de hace un momento, pero cómo sabrán, tengo que mostrar fuerza en cada momento sin importar quién sea".

"Lo sabemos Madame, mantener bajo control estas cubiertas de la nave, es del mayor interés para todos". En ese momento, aquella joven entró a la habitación con una botella de vino y tres copas. Por el sonido de las copas, se notaba que temblaba aterrada. " Y ese es el punto de nuestra visita".

Anka miró a la chica, en un intento inútil para abrir la botella de vino, sus manos temblaban y no podía acertar al corcho. Aquella piloto se levantó de la silla que había ocupado unos segundos antes, acercándose a la joven que la miraba aterrada.

"Tranquila linda, yo me encargo, por favor déjanos a solas con la señora". Aquella chica observó de reojo a la mujer que le hizo una señal para que se retirara. Mientras tanto, Anka abría la botella de vino. "Merlot Drake, no creo que existan más de 50 botellas en toda la flota".

"Solo quiero ofrecer lo mejor a nuestros mecenas" Madame sonreía nerviosa, esa botella la tenía guardada para ocasiones como esa. Si la Capitana Hayase se molestaba y Maks se enteraba, no quería ni imaginar que podía pasar.

"Muchas gracias por la amabilidad". Misa la miraba de manera compasiva, aquello no era buen signo. A su lado, Anka dejaba una copa con vino. "Pero creo que es momento de pasar al asunto que nos trae a molestarla".

"Capitana Hayase, usted dirá en qué puedo servir al gobierno de la flota".

"Cómo sabrá, dentro de una semana se permitirá a los colonos poder entrar a las naves de la Tierra. Estamos más que seguros que Tijuana, Bondi y otras islas serán de gran interés para ellos".

"Puedo asegurarle que mientras ellos se comporten, nada pasará. Tener problemas desde el primer día, no es algo bueno para el negocio". La mujer sonreía nerviosamente. "Y si es por algún asunto de salud pública, me encargaré de que todos tengan cuidado y sea obligatorio tener un cuidado extremo en las casas de huéspedes".

"Gracias, aunque también quisiera pedirle que se abstengan de entregar documentos y tarjetas de créditos falsos a los que quieran quedarse aquí de manera secreta". La Madame sintió cómo su estómago daba un giro completo, si antes sudaba, después de aquello incluso su maquillaje estaba corriendo por sus mejillas. "Tres empleados del departamento de finanzas y uno en el de población nos dijeron cosas interesantes durante una conversación que tuvieron con algunos miembros de la manada".

Anka, dejó la copa para Madame frente a la mujer, ni siquiera se enteró. Unos momentos después la chica ocupó su silla, interviniendo en la conversación.

"Resulta que les habían hecho una propuesta difícil de rechazar, no fueron nada discretos por así decirlo. Tampoco fueron buenos manteniendo la boca cerrada". A un lado la Capitana Hayase daba un sorbo al vino. "Y es por esa conversación que estamos aquí".

En cuestión de unos segundos, Anka rompió la copa en su mano, sujetó la mano de Madame y con el fuste roto, atravesó la palma de la mujer que gritó al sentir la pieza de cristal atravesando su carne.

"Ricardo lo entendió por las malas, en su caso tuvimos que tomar medidas más extremas, me disculpo por ello". Misa dejó su copa sobre la mesa. "Esta será la única advertencia señora. Otra estupidez como esa y una mano herida será la menor de sus preocupaciones. Perdí a cuatro buenos empleados, estúpidos, pero buenos empleados".

"Nadie iba a salir herido". Madame ya sudaba y algunas lágrimas recorrían sus mejillas corriendo el maquillaje de sus ojos. "Solo dejaríamos entrar a los que pasarán por un examen médico".

"Y es por eso que dos de mis hombres están abajo buscando todo el material que pueda comprometer al personal que grabó en las habitaciones de su establecimiento. Eso incluye el vídeo de esa pobre enfermera a la que usted estaba chantajeando". Misa ni siquiera parecía molesta, solo era su mirada la que indicaba que algo malo estaba por ocurrir.

"Yo …".

Anka vio la señal que esperaba en los ojos de la capitana Hayase. El grito de la Madame se pudo escuchar por todo el local, algunos incluso dirían después, que habían escuchado cómo se habían roto los huesos de su brazo.

"Espero que le quede claro, señora mía. ¡No se meta con mis niños!. Mucho menos haga favores a cierto miembro del Consejo de Ciudad Macross".

Misa se levantó y con Anka detrás, caminó hasta la puerta de la oficina. Dio una última mirada a la mujer que sujetaba su brazo; ni siquiera se atrevió a levantar la mirada, tenía demasiado miedo para hacerlo.

"Recuerde que en esta flota, existe una matriarca, recuerda agradecerle que nos pusiera ciertos límites, en su caso teníamos otros planes". Misa y Anka salieron cerrando tras de sí la puerta de la oficina. En el pasillo, aquella jovencita temblaba de terror al verlas caminar con dirección a las escaleras del lugar, solo el grito pidiendo ayuda de la Madame la hizo volver en sí.

FLOTA MACROSS.

ISLA NUEVA TIJUANA.

RESTAURANTE HAITÍ.

Lee Adama terminaba su segundo plato de aquel misterioso guisado que Hikaru le había recomendado. A su lado Kara iba por su cuarta cerveza y no parecía tener intenciones de parar el consumo de aquel delicioso elixir que había descubierto gracias a los miembros del Escuadrón Skull.

Un par de semanas atrás, un pequeño grupo de personal colonial había recibido una vacuna. Pasarían tres semanas en adiestramiento con personal de la Spacy, principalmente en tácticas y operación de ciertos equipos que se les había entregado junto a la Isla. El entrenamiento había sido intenso y por fortuna habían recibido tres días para salir francos.

En el caso de Lee y Kara, su adiestramiento con Skull había progresado de forma acelerada. Que todos ellos tuvieran experiencia en combate, les había ayudado favorablemente. Los dos pilotos coloniales se vieron sorprendidos al descubrir que todos los pilotos de la sección 1 de Skull tenían en promedio 30 derribos confirmados y los dioses sabían cuántos más sin confirmar.

En el caso de Kara, eran las relaciones personales las que habían despertado su curiosidad y en cada ocasión que podía sacaba algo de información a esos hombres.

Ichijyo resultaba ser la pareja sentimental de Lynn Minmay, una de las celebridades más importantes en la flota de la Tierra y que rápidamente ganó popularidad en el mercado del entretenimiento colonial. No menos interesante resultó el Comandante Roy Fokker y su relación con la Comandante LaSalle, una de las 7 personas catalogadas por el personal de inteligencia colonial como de importancia.

"¿Entonces tú y Claudia tienen todos esos años saliendo?". Preguntó Kara después de beber algo más de la mitad del contenido de su tarro.

"Si, nos conocimos poco antes de la guerra y desde entonces estamos juntos".

"¿Y tú saliste con la Capitana Hayase?". Aquello lo preguntó mientras señalaba a Ichijyo.

"No fue nada serio, aunque fue algo intenso". Contestó el piloto mientras se recargaba en su silla. "Solo no digas nada enfrente el Comandante Maks, te podrías meter en problemas".

"Maks es el CAG del Aura ¿cierto?". Fue en esta ocasión Lee quien preguntó con mucha curiosidad.

"¡Ese mismo!, ¿se imaginan casi robarle la mujer a ese monstruo?. ¡Es por eso que todos admiran tanto a Hikaru, tiene los testículos más grandes de la flota!". Kakizaki se carcajeaba mientras golpeaba la espalda de su compañero.

"¿Es tan peligroso como dicen los rumores?". Lee ahora parecía preocupado.

"El hizo lo que tuvo que hacer". Max simplemente respondía con cierta seriedad, aquello no pasó desapercibido por los colonos. "Muchos estuvimos sorprendidos cuando las noticias de sus acciones se extendían por la flota. Aquellos que formaron La Manada, fueron los que tenían la misma idea, pero que no se atrevieron a pasar a la acción. Posiblemente necesitaban de alguien que cargará los pecados junto con ellos". Kara dejó su tarro sobre la mesa, para ese momento, casi sin cerveza.

"Hemos escuchado algunos rumores. En lo personal quisiera saber si son ciertos". Todos miraron a la piloto colonial. "¿Es cierto que controla todo lo ilegal en la flota?".

"El no lo controla". Roy le dio un largo trago a su cerveza antes de continuar con la respuesta. "Simplemente mantiene en Jaque a un grupo de personas que buscan sacar provecho a como sea lugar. Lo queramos o no, ellos tuvieron un papel importante trayendo productos necesarios de la flota de la GI cuando nosotros estábamos en caos. Cuando Maks y La Manada pusieron orden de nuevo en la flota, ellos no tuvieron otra opción que seguir la línea que se les impuso".

"El Almirante Global podría hacer algo al respecto, ¿me equivoco?". Lee parecía haber hecho la pregunta exacta en el momento justo.

"El Almirante de Flota Global tiene un papel más importante y perdona que lo diga, pero fue Maks quien decidió cargar con el peso de hacer lo que se tenía que hacer". Roy miró a Kara. "Todos pudimos hacerlo, pero solo él se atrevió".

Unos segundos después de aquel intercambio, una joven de pelo rubio se acercó por detrás a Hikaru, cubriendo sus ojos con las manos.

"¿Adivina quién soy?".

"Una famosa cantante y actriz que viste de incógnita para que tus fans no vengan y tener un poco de paz".

"Qué chico tan inteligente".

El resto de Skull hizo gestos en saludo a la chica, era claro que todos ellos sabían quién era. Debajo de aquellos lentes obscuros y lo que para un ojo entrenado era una peluca de muy buena calidad, aquella joven no parecía ser militar. Kara y Lee necesitaron unos segundos más para descubrir la identidad de aquella chica.

"Por favor, no hagan un alboroto, son pocas veces las que puedo salir sin que me siga algún reportero". Minmay había bajado un poco sus lentes y simplemente había guiñado el ojo. "¿Son ellos a quienes llevaremos a la bahía?".

"Sí y por cierto, te agradezco tu ayuda en esta ocasión".

"No tiene por qué agradecerme Comandante Fokker, siendo sincera también necesito un tiempo para pasarlo con Hikaru". La joven se había acercado más a Ichijyo, casi estaba encima de él. "Por lo que se los robaré un rato cuando lleguemos ahí".

"Por mí no existe problema, solo les recuerdo que no quiero ser el tío borracho, aún no". Roy les sonrió mientras Minmay se sonrojaba.

Bahía era otra de las Islas usadas para el esparcimiento de la población en las naves de la flota Macross. Un enorme complejo que simulaba una playa y una zona costera.

Aquel lugar solo tenía un par de años de existencia, muchas de las plantas aún eran pequeñas, los peces eran escasos, pero se había convertido de la noche a la mañana en uno de los principales centros de esparcimiento.

Entrar, solo era permitido con boleto y en una fecha determinada. Solo fue gracias a qué Minmay cobró un favor, que el encargado de admisión los dejaría pasar aún sin tener boleto. Para Hikaru, ese era un pequeño extra de salir con la mayor celebridad de la flota.

Algo de diversión no les caería mal, en su futuro no se veían muchas oportunidades para hacerlo, aunque eso aún no lo sabían.

SISTEMA GALILEO.

NAVE RESURRECCIÓN 12.

OCULTA DETRÁS DE G3.

G7 era un gigante gaseoso en una órbita irregular en el sistema Galileo y por varias razones, era el sitio perfecto para esconder las naves cylons capturadas.

El campo magnético del planeta confundía al DRADIS colonial y generaba lecturas falsas.

A bordo de las naves, un nutrido contingente de tropas de la Tierra habían tomado posesión de aquellas naves. Centuriones y Raiders estaban inactivos gracias al programa de Sharon y los sistemas de salto de las tres naves estaban desconectados.

Técnicos e ingenieros recorrían los pasillos estudiando cada objeto de interés. En el caso de la Resurrección, las cámaras de clonación tenían casi toda la atención del personal y eso incluía al Dr. Lang y a la Dra. Acharya. Estaban maravillados con las posibilidades que aquel equipo ofrecía a la raza humana, eso, si eran capaces de comprender su uso y cómo manejarlo.

Junto con su personal de seguridad, el Almirante Global recorría aquella enorme instalación escuchando las explicaciones de sus jefes de departamentos.

Uma era la más emocionada sobre aquellos equipos y por mucha de la tecnología Cylon; según ella, el potencial para la salud humana de aquello era monumental.

"Señor, tenemos personas en la flota con extremidades amputadas, podríamos clonar los miembros perdidos y después injertarlos sin miedo a un rechazo y además…".

"Doctora, comparto su emoción, pero debo pedirle de favor, que antes de hacer algo tan maravilloso como eso. Usted y su equipo debe asegurarse que su uso sea seguro, no quisiera ningún incidente por apresurar las cosas".

Uma parecía estar algo decepcionada pero no dijo nada más sobre el tema, simplemente afirmó con un movimiento de cabeza.

Global sabía que en ocasiones tenía que poner freno a la desenfrenada carrera de Uma en busca de conocimientos. La mujer era excelente en su trabajo, pero en ocasiones alguien tenía que detenerla. Pero estaba de acuerdo con ella sobre las posibilidades de aquellos equipos, eso si era posible para su uso en humanos.

"¿Los prisioneros han cooperado?".

"Ninguno de ellos habla señor". Un Coronel del Ejército de las Naciones Unidas contestó dando un paso al frente. "Dicen que no hablarán, a no ser que sea alguien al frente de la flota".

"Pues parece que llegue en un buen momento. Coronel, si pudiera llevarme con ellos, le estaría muy agradecido".

Aquel joven oficial guío al grupo por varios corredores hasta llegar a lo que parecía ser una enorme plaza en el centro de la nave. Todos los modelos humanos habían sido confinados a esa zona de la nave gracias a instalaciones sanitarias en el área y al ser un espacio abierto, los guardias podían tener buena visión de los prisioneros.

Muchos de ellos habían sido capturados al salir de los tanques de clonación, habían peleado por sus naves y habían probado de primera mano, lo que era estar en el lado equivocado de un rifle terrícola. Los cylons se dieron cuenta casi de inmediato, que los terrícolas se movían con la seguridad de veteranos. Eran disciplinados y seguían órdenes al pie de la letra.

Sus naves eran pequeñas si las comparaban con algunas naves coloniales, pero no hubo lugar a dudas que sus armas compensaban con creces su tamaño. De alguna manera debían escapar y alertar a su gente sobre el peligro que representaba está Tierra.

Johan, una copia uno, el que podía considerarse al mando de aquella flota, tenía días creando algún plan para retomar su nave.

Para su mala suerte, estos humanos eran listos y antes de encerrarlos en la plaza, habían sellado cualquier ruta de escape. Placas de un material que no pudo reconocer habían sido colocadas en compuertas y se les había advertido que explosivos fueron instalados en ductos de ventilación. En cada corredor, aquellos terrícolas habían colocado nidos de ametralladoras y días atrás un cinco les mostró a sus hermanos y hermanas lo que ocurría cuando cargaba en contra de una de ellas.

Basta con decir que tardaron horas en quitar los pedazos de tejido de la cubierta y de una pared cercana.

En la mente de las copias Uno, ellos eran superiores a los humanos, ellos eran mejores y ahora estaba aquí; tratando de maquinar un plan para escapar y mostrar a estos terrícolas lo que un Cylon era capaz de hacer.

"¡Almirante en cubierta!".

Aquellas palabras le hicieron voltear para ver un grupo de soldados entrar por uno de los corredores. Detrás de ellos, otro grupo de terrícolas entro y de inmediato noto al hombre de bigote que entraba en la plaza. Se dio cuenta de la reacción del personal cercano al saludarlo y ver cómo su pecho se inflaba con lo que solo podía ser descrito como orgullo y respeto.

Vio como dos de aquellos soldados hicieron mover a dos de sus hermanos de una mesa y otro más, uno de los encargados le hacía señales de aproximarse. Johan se levantó y caminó en compañía de una tres y de un dos, no darían ni tres pasos antes de ser detenidos por uno de los guardias.

"¡Solo tú!".

Aquel Uno siguió su camino en solitario hasta llegar a esa mesa y tomar asiento, justo enfrente de aquel hombre. El sonido de seguros y armas siendo cargadas se hizo presente en todo el lugar.

"Intenta algo y todos mueren". Aquel comentario vino del mismo guardia que lo vigiló todo el camino hasta la mesa.

"Por lo que veo, los humanos son temerosos en todas partes, no importa de qué planeta sean. Le temen a lo que saben es mejor que ellos".

"Soy el Almirante de Flota, Bruno J. Global, oficial al mando de la flota terrícola y gobernador provisional de Ciudad Macross". Global lo miraba de manera calmada, fuera la que fuera la reacción que esperaba aquel Uno, esa no era. "Mis hombres me informaron que deseaba hablar con la persona a cargo, en ese caso, soy yo".

"Para ser alguien tan importante y venir hasta aquí, me siento halagado".

"No tiene por qué, estaba en la nave y al preguntar sobre su estado, se me fue informado. Solo fue suerte, tengo personal que puede hacerse cargo de esto". Global saco su pipa de un estuche y también sacó aquel pequeño saco de piel que Müller le había enviado lleno de tabaco. "Me informaron que no han querido dar información alguna, creo que es de su mayor interés el responder las preguntas de mi personal".

"Puedes estar seguro que mis hermanos y hermanas no responderán". Johan parecía orgulloso de aquella respuesta. "Deberían liberarnos y es posible que se les perdone la vida. Ya destruimos a billones de humanos, unos cuantos millones más, na harían gran diferencia".

"No creo que tengas idea de lo que un pequeño puñado de personas con un propósito y sin nada que perder son capaces de hacer. Y sobre dejarlos ir, sería una desviación difícil de tomar, como tú has con tanto orgullo, nosotros tampoco podemos dejar pasar el hecho de billones de civiles asesinados, en la Tierra hemos tenido nuestra dosis de genocidios y no lo tomamos a la ligera". Global encendió su pipa y le dió una bocanada. "Aunque no estoy seguro si es posible, las leyes de la Tierra estipulan castigos severos en casos como el suyo".

"No me dirás que juzgarán a un grupo de máquinas, por lo que era la opción lógica para su supervivencia, ¿O sí?".

"Se me informó que las pruebas genéticas muestran una variante de menos del 3%, eso a nuestra vista los convierte en humanos". El rostro de aquel Uno expresaba disgusto, lo habían llamado humano. "En términos generales, para nosotros ustedes no son máquinas, no son otra cosa que seres humanos y aún no sabemos qué hacer con ustedes".

"Yo sé lo dije Almirante Global, déjenos ir y posiblemente los dejemos en paz. La Tierra no es de nuestro interés'.

"Es Almirante de Flota y no me creo en absoluto eso. Por lo que hemos podido hablar con la señora Agathon y con la señorita Inviere. El simple hecho de ser humanos, nos pone en la línea de ser sus enemigos y como tal, debemos ser destruidos".

"¿Sharon y Gina están vivas?".

"Así es, están a bordo de mi nave. La señorita Sharon ha dado muestras de su deseo de permanecer junto a su esposo y futuro hijo en la Tierra y se le ha concedido asilo político, claro está que el gobierno colonial no sabe de ello". Global permanecía en silencio, había dado esa información para ver la reacción en su contraparte y había sido mejor de lo que pudo esperar. Era confusión. "En el caso de la señorita Inviere, recibió atención médica y actualmente está bajo tratamiento psicológico y terapia emocional. Bajo la custodia de Cain, la señorita Inviere sufrió de tortura, algo que aún estamos viendo cómo manejar".

Johan estaba confundido por como aquel ser humano se expresaba, pero sobre todo que incluso siendo humano, parecía estar dispuesto a tomar acciones en contra de Cain. Aquel cylon se dió cuenta que solo tendría una oportunidad de salir de ahí, era un todo por todo.

"¡Nuestra libertad a cambio de la vida de los últimos 20 000 colonos!".

Global miró al cylon sin expresar emoción alguna, pero Johan sabía bien que había dado en el clavo. Si tenía alguna oportunidad de salir con vida era esa y no podía desaprovecharla.

"Muy bien, escucharé la oferta, pero tenga cuidado sobre lo que está por decir". Global lo miraba directamente a los ojos.

"Tenemos la posición de varias flotas de naves civiles que lograron escapar, les daré las coordenadas de 6 de ellas si nos dejan ir". Aquel Uno, parecía confiado en su plan, si estos humanos eran como los colonos, estarían desesperados por salvar a cuántos de ellos pudieran.

"Todas".

"¿Qué?".

"Quiero todas las ubicaciones de las flotas de refugiados conocidas por los cylons".

"Solo sabemos de esas 6, en el caso…".

"No me mienta". Global cortó de golpe a Johan, aquel hombre había cambiado en un instante. Incluso el cylon, una máquina según él, sintió una opresión en el pecho al estar frente a aquel hombre. "La señora Agathon ya nos había dado esa información, en realidad son 11 flotas de refugiados. Muchas de ellas simplemente las monitorean y están esperando a que mueran, saben que varias de esas flotas están al límite. Por desgracia, las computadoras en sus naves no tenían las coordenadas exactas de esas flotas, ni la posición de las naves que las seguían. Si quieren salir vivos de este sector, podemos hacer un trato." Bruno dió una larga inhalación a su pipa. "Aunque tenemos la capacidad de ir y rescatar a todas esas personas a sangre y fuego, no está en nuestro interés antagonizar con ustedes, no mucho menos empezar una guerra, cuyo costo estoy seguro, sería grande para ambos bandos".

"Quizá para ustedes, nosotros tenemos cientos de naves listas para atacar y enjambres de nuestros cazas harán desaparecer a sus defensas". Johan se regodeó al decir aquello.

"Creo que sí le pregunta a cualquiera de mis hombres, le responderá que antes sus palabras, ellos solo ven más blancos". Global mantenía un rostro serio, pero detrás del almirante, sus guardias sonreían. "Quizá le sorprenda y no crea esto. Pero hemos estado involucrados en batallas, dónde cientos de naves, solo son un puñado del total. Necesita algo más que eso para amenazarnos".

Johan podía leer a la perfección a los humanos, para eso había sido diseñado, para descubrir cuando mentían y como usar eso a sus favor. En este caso, Global no mentía y eso hizo pensar al Uno.

"¿Qué propone?".

"Ustedes serán mensajeros, pondremos provisiones y combustible al tope en una de sus naves. Les quitamos todo el armamento, Centuriones y Raiders y los remolcamos hasta un punto, dónde la señora Agathon nos asegure que tardarán por lo menos 6 meses en regresar a su territorio". Global dió una nueva inhalación a su pipa. "El mensaje para que les informen a todos los cylons es uno muy simple. Manténgase alejados de la Tierra, de su gente y podremos vivir en paz; de lo contrario, tomaremos medidas acorde a la amenaza".

"Veo que no importa de dónde sean, la arrogancia está arraigada en su ser". Johan miraba a Global directamente a los ojos. "Sabes perfectamente que volveremos y terminaremos con todos ustedes y aun así nos dejarán ir. Sería mejor destruirnos, pero me es claro que no tienen las bolas necesarias para hacerlo".

"Puede pensar lo que quieras, tomaré ese comentario como un sí" Bruno se levantó de la mesa y se alejó dando la espalda al cylon. "¡Eh!, una última advertencia. Allá afuera, existen cosas peores que la humanidad. Tenlo en mente".

Global salió de la plaza y todos los soldados tomaron guardia media y continuaron con sus labores. Johan permaneció en la silla mientras varios de sus compañeros se acercaron.

"Algo no está bien". Una de las tres miraba a los guardias.

"¿Te refieres a que nos dejarán ir sabiendo que volveremos?, ¿A qué ese hombre decía la verdad al no tener miedo a nuestras amenazas?". Aquel dos miraba a un par de guardias en el nido de ametralladora en el pasillo.

"A todo, pero olvidaste la parte de las cosas peores que la humanidad".

"Solo estaba fanfarroneando". Aquel uno se levantó de la silla. "Cuando nos dejen ir, debemos regresar lo antes posible y terminar con estos humanos. Buscaremos la ubicación de la Tierra en lo que quede de sus naves y la convertiremos en cenizas". Ese Uno nunca lo dijo, pero la Tierra a la que él se refería, no podía ser la que el resto de sus hermanos y hermanas imaginaban.

En el pasillo de la Nave Resurrección, Global se detuvo al saberse lejos de oídos curiosos.

"Confirmamos lo de las flotas, ahora la pregunta, ¿qué haremos?". Lang miró al Almirante con algo de sorpresa.

"Creo que eso lo tendrá que consultar con el Almirante Müller señor. Pero creo, que aunque no sean terrícolas, debemos ayudarlos".

"¿Las modificaciones a los Sistemas de Pliegue están listas?".

"Hace un mes señor". Lang sonrió. "Podremos regresar a la Tierra más rápido de lo esperado, pero creo que tiene otros planes".

"Ya que tenemos la ubicación de las colonias, creo que no estaría de más buscar algunos supervivientes. Estoy seguro que la Presidenta Roslin estará feliz de recuperar a algunos de sus compatriotas".

"Y estoy segura que recuperar algo de su suero anti radiación no sería mala idea. Es más eficiente que el nuestro". La Dra. Acharya había recuperado una pequeña muestra de una jeringa durante los primeros días, aquellos en los que se trataba a los enfermos de las colonias. Sabía que en las naves coloniales, el inventario de aquel fármaco era casi cero y nadie sabía cómo producirlo, obtener más del mismo ayudaría a comenzar su producción en la Flota Macross.

"Lo tendremos como parte de la misión doctora, pero la principal será salvar a los que podamos". Global se llevó la mano a la barbilla. "Tendré que hablar con Müller y con la Capitana Hayase, si queremos que esto funcione, solo tendremos una oportunidad y un margen muy pequeño de éxito".

"Yo estoy seguro que el Almitante Müller se lo dirá, pero posiblemente tenga que mover algunas naves de su estación en Mesopotamia. Son las que mejores probabilidades de éxito tiene". Varios miembros del personal de seguridad se mostraron llenos de sorpresa ante el comentario del Dr. Lang. Ninguno hizo pregunta, ninguno quiso indagar en aquello. "Además, podríamos aprovechar la oportunidad y realizar pruebas de combate de los sistemas que se instalaron".

El Almirante de Flota Global miró a un punto fijo en el piso mientras en su pipa el tabaco se consumía.

Arriesgar naves y tripulaciones para salvar la vida de desconocidos no estaba en sus planes. Pero también sabía que de haber podido hacerlo años atrás, hubiera mandado cuántas naves estuvieran a su disposición a rescatar gente de la Tierra si aún estaban con vida. Aunque aquello era de gran importancia, en su cabeza se había puesto un límite. Una nodriza y transportes Aura equipados con sistemas de camuflaje electrónico, no estaba dispuesto a arriesgar más que eso.

La tripulación tendría que ser voluntarios, que deberían saber que en caso de ser capturados, no habría misión de rescate. También sería necesaria ayuda de personal colonial y ese era otro problema.

Cualquier miembro de la tripulación del Pegasus, estaba completamente fuera de las opciones. Todos ellos habían sido envenenados por Cain y los varios intentos de entrar a las naves terrestres en días pasados lo reflejaban.

Aquellos hombres y mujeres le servían ciegamente.

Eso dejaba al personal de Galáctica y tendría que ser Adama quien los escogiera. Aquel hombre había dado pruebas de ser confiable y de solo querer el bien para los tripulantes de su flota.

"Serán días largos, muy largos".

Aquello fue lo único que dijo antes de continuar su camino con el resto de su personal para volver al SDF-1.

En nuestro próximo episodio, la Presidenta Roslin recibe a la delegación de Galaxy Industries y algunos de sus temores se confirman.

Mientras tanto, Cain hace un descubrimiento que la hace reevaluar el nivel de riesgo de los terrícolas.

Esto y más, en su serie favorita, Robotech, digo Macross, digo…

Aaaaggg, ustedes entienden. :P