CAPÍTULO 7
EN MI CASA Y CON MI GENTE.
SISTEMA GALILEO.
FLOTA COLONIAL.
COLONIAL ONE.
OFICINA PRESIDENCIAL.
"Buenas tardes, bienvenidos a su programa Evidencias Claras. Soy su anfitriona Karen Corday y está tarde analizaremos en compañía de nuestros especialistas invitados, la relación que se ha formado entre la flota colonial y la flota terrestre".
"Cómo todos ustedes sabrán, el régimen de Global, entregó al gobierno colonial una de las naves Islas recién construidas y reparó las naves de la flota de Las 12 Colonias de Kobol. El costo no ha sido revelado, pero especialistas calculan que estuvo en el rango de los cientos de millones de créditos; costo que se sabe, fue cubierto por la flota terrestre. Varios de los miembros del consejo de gobierno, alzaron la voz en contra de este proyecto. Que consideran un desperdicio de dinero y recursos que podían ser usados para el bien de los supervivientes de la Tierra. Siendo como siempre el Consejero Andrews quien ha levantado la voz, exigiendo al Almirante Global, detener el proceso de reparación de las naves coloniales, hasta que sea autorizado por el consejo en Ciudad Macross".
"Hasta este momento, las operaciones en la reparación de las naves coloniales continúan; incluso parecen estar a punto de concluir y nadie dentro de la junta militar parece haber hecho caso del llamado de los consejeros".
"Al ser cuestionado sobre el tema. El consejero Phillip Andrews respondió que junto con varios de los consejeros afines a sus ideas, buscará el apoyo del gobierno colonial, que citó como un ejemplo de un gobierno civil funcional, que tiene el control sobre sus fuerzas militares y que hasta ahora pudo proveer a sus ciudadanos con …".
Laura Roslin miraba aquel show sobre política y no pudo evitar sonreír con algo de vergüenza, incluso se podría decir que se sentía algo indignada ante aquellos comentarios.
Los supervivientes de las colonias estaban al borde de la inanición, enfermos y en medio de lo que se podía llegar a decir era una mini guerra entre Galactica y Pegasus. Andrews era un hombre inteligente y Laura le reconocía ese detalle.
Hasta ese momento no había recibido comunicación alguna por parte del consejero, lo que solo podía significar que no tardaría en llegar. Seguramente aquello estaría dirigido al Quórum de los 12 y no a la oficina presidencial, eso era lo único que le daba cierta calma y tenía buenas razones para confiar en que si se llegaba a un consenso, tardarían por lo menos, meses.
Junto con su personal más cercano habían estudiado a buena parte de sus contrapartes de la Tierra. Y en lo que se refería al Consejero Phillip Andrews, era el mismo tipo de político que los miembros del Quórum de los 12. Arrogante y fiel creyente de ser superior a cualquiera que estuviera a su alrededor; anteponia las necesidades de la flota terrestre a las de sus vecinos y seguramente no dudaría en entregar a los colonos a los cylons si eso le aseguraba una posición de fuerza. Su interés era meramente superar a Global en poder y posicionarse él como el mandamás en la flota terrícola.
"No creo que tarde mucho en pedir una audiencia con usted". Zarek miró a la presidenta Roslin mientras dejaba su taza sobre el escritorio.
"Debemos ser muy cuidadosos con ese hombre Tom. Por lo que Luan me dijo sobre él, buscará la manera en que lo apoyemos en contra de Global y sobre todo en contra de Campbell". Laura recordó la conversación con el alcalde de Ciudad Macross, sus palabras estaban muy presentes en su mente. " Estoy segura que buscará la forma que hagamos el trabajo sucio por él".
"Posiblemente ya la tenga". Zarek se llevó las manos al rostro. El teléfono en el escritorio de Roslin sonó y después de solo un minuto la presidenta colgó.
"La representación de Galaxy Industries está por llegar".
"Cara de póker señora presidenta, cara de póker".
En el espacio, un transporte TRA-10, con una escolta de Vipers del Pegasus se aproximaba al Colonial One. Los pilotos de aquella nave sabían que estaban en la mira de uno de los Vipers y no parecía importar a ninguno de ellos.
En la cabina de pasajeros, los dos representantes de Galaxy estudiaban con detenimiento el caza que los acompañaba. Uno de ellos en particular, estaba maravillado de que aquella gente había construido un caza funcional en algo menos de la mitad del tamaño de alguno de los suyos. Por su parte su acompañante pensaba más en el costo de construcción de aquellas naves y sobre las mejoras que se podían hacer en ella.
Para ese momento ya podían ver al Colonial One y preparaban los obsequios que habían llevado con ellos.
Las esclusas de las naves coloniales eran algo más grandes que el estándar de las naves terrestres y aquel transporte tenía acoplado un sistema de transferencia construido en específico para ese propósito.
Al llegar cerca de la nave presidencial colonial y después de un par de indicaciones del capitán de la nave; aquel sistema sellaba el pasaje entre ambas naves y daba la señal de poder cruzar. La compuerta del Colonial se abrió y lo que los representantes de Galaxy Industries vieron en primer plano fue a Billy, políticamente sonriendo junto a un par más de asistentes.
"Señoras, bienvenidas a Colonial One, soy el asistente de la Presidenta Roslin, Billy Keikeya".
"Agradezco en nombre de mi compañera la bienvenida señor Keikeya". Una de las mujeres avanzó un poco y extendió su mano a Billy. Ambas usaban un equipo de protección similar al que Global y su comitiva habían usado en Macross durante su primer encuentro con los colonos. "Esperamos que nuestro acento no afecte nuestra conversación".
Macross había enviado un paquete con la información sobre el lenguaje colonial y aquellas dos mujeres, pasaron semanas estudiando. Habían alcanzado un nivel respetable en el uso de la lengua estándar colonial.
"En verdad no creo que sea un impedimento …".
"Me disculpo por la presentación tardía. La Dra. Emily Lammar, jefa de ingeniería de Galaxy Industries y yo soy Elinor Tuld la representante de Galaxy Industries ante el gobierno de Ciudad Macross y espero que con el gobierno colonial en un futuro muy cercano". Billy sonrió y las invitó a seguirlo para llevarlas a la oficina presidencial. Unos cuantos pasos atrás, dos hombres levantaron un par de cajas y en silencio abordaron la nave.
La Dra. Lammar observaba aquella nave con creciente interés y en algunas ocasiones durante el corto trayecto, desde la compuerta hasta la oficina de la presidenta dio pequeños saltos; aunque intentó hacerlo sin llamar la atención, fue claro que estaba investigando la gravedad artificial.
Después de un par de minutos, Billy las guío hasta una compuerta custodiada por dos guardias. Seguramente los Marines Coloniales de los que tanto habían escuchado y que si podían, querían ingresar dentro de sus filas, aunque aquello estaba algo lejos en el futuro.
Antes del escape de la Tierra y durante los preparativos del mismo, Galaxy Industries contrató cientos de mercenarios de varias partes del mundo. En cuestión de algunos días, aquellos mercenarios ya estaban a bordo de la O'Neill que sería su residencia y cuartel.
Los términos de su contrato fueron claros y sencillos.
A cambio de proteger los intereses de Galaxy y de sus clientes, se les daría alojamiento y comida. En caso de muerte, sus familias podrían permanecer en aquella nave y recibirían algo parecido a un seguro de vida, en caso de despertar. Solo sabían que el castigo sería severo.
Galaxy Industries y la flota de la Macross vivían en una tensa calma, con incidentes ocasionales entre pilotos y controladores de vuelo a la hora de hacer entregas y ocasionalmente, las patrullas de ambas flotas se encontraban en algunas zonas y aquello terminaba en dogfights, dónde afortunadamente y hasta ese momento nadie había disparado.
Después de un par de toques, Billy abrió la puerta invitando a pasar a las representantes de Galaxy.
De pie frente a su escritorio encontraron a la Presidenta Laura Roslin y a su derecha un hombre que sabían formaba parte del gobierno colonial, pero del cual no sabían su nombre.
"Señora presidenta, le presentó a Elinor Tuld representante de Galaxy Industries y a la Dra. Emily Lammar, jefa de ingeniería de Galaxy Industries". Billy después se dirigio a las dos mujeres terrícolas. "Señoras, es mi placer presentarles a la Presidenta de las 12 Colonias de Kobol, Laura Roslin y al Representante de Sagittaron ante el Quórum de los Doce, Tom Zarek".
Ambas mujeres notaron de inmediato las diferencias entre las dos personas frente a ellas. Mientras que Roslin no dejaba de sonreír educadamente, Zarek las estudiaba de pies a cabeza. Eran las dos caras de la moneda y de manera casi inmediata muchas de sus expectativas y suposiciones se hundieron como un bloque de plomo en el mar.
Después de muchos años de trabajar en una industria tan competitiva como la aeroespacial, aquellas mujeres habían aprendido a leer a sus contrapartes y lo que veían no les gustaba para nada. Posiblemente un par de meses atrás, pudieron haber encontrado a una presidenta cansada y agobiada por todos los males que aquejaban a su gente. Una mujer que seguramente en la desesperación hubiera aceptado cualquier trato que se le pusieran sobre la mesa con tal de alimentar y sanar a su pueblo.
Ahora encontraban a una mujer que se había recuperado de aquello y que se veía llena de confianza y fuerza. Su servicio de inteligencia había fallado de forma catastrófica al recomendar dejar pasar algo de tiempo y dejar que la U.N. Spacy se hiciera cargo de los colonos. Habían perdido una buena oportunidad de conseguir lo que querían a un precio bajo. Zarek, era incluso peor, sabían reconocer a una persona peligrosa y con aquel hombre, todas sus alarmas se habían disparado.
Después de un par de apretones de manos formales, las dos invitadas tomaron asiento y Laura ocupó la silla presidencial, una silla que había sido obsequio del Almirante de Flota Global, a su diestra Zarek ocupó la antigua silla presidencial.
"Presidenta Roslin, antes que nada, quisiera expresar de forma personal mis sinceras condolencias por la tragedia de las Colonias de Kobol". Tuld lucía sería y había cierto toque de sinceridad en sus palabras. "Espero que después de esta reunión, las relaciones entre nuestros pueblos puedan mejorar y podamos aliviar un poco más las necesidades de sus ciudadanos".
Fue en ese momento que Tuld se dio cuenta, de forma inmediata, que desde aquel punto en adelante, todo esfuerzo de ganarse la simpatía del gobierno colonial estaba destinado a hundirse en la mierda.
Lo noto en el rostro de Roslin, lo noto en el rostro de Zarek, incluso lo había notado en el rostro de Billy. Ninguno de ellos le había comprado aquellas palabras; regresando a la flota de Galaxy, la cabeza del jefe de inteligencia iba a rodar.
"Representante Tuld, agradezco sus palabras. Pero estoy segura que entenderá que mi siguiente pregunta podría parecer algo grosera, pero, ¿Cuál es la razón de que Galaxy Industries viniera hasta ahora?". Roslin se detuvo por un minuto mientras Billy dejaba unos vasos con agua sobre el escritorio, enfrente de cada uno. La botella, claramente mostraba una marca que la identificaba como parte de los productos fabricados en Macross. "Han pasado meses desde que la flota de las colonias llegó al sistema. Meses desde que Macross nos extendió una mano en nuestro momento de necesidad y aunque no olvidó que ustedes nos enviaron ayuda, comprenderá que mis sentimientos estan encontrados en este momento".
"Señora presidenta, puede estar segura que Galaxy Industries, solo tiene el deseo de cooperación con la flota colonial". Muy a pesar de que su rostro reflejaba tranquilidad, por dentro Tuld veía su plan caer a pedazos. "Por supuesto que entendemos que nuestra demora para entablar un contacto formal puede ser tomada como un insulto. Pero por favor entienda, que la seguridad de nuestros clientes es primero".
"Eso lo entendemos". Zarek intervino por primera vez en la conversación. "Nosotros tenemos una obligación con nuestros ciudadanos. Protegerlos es nuestra principal meta". Laura recargó su espalda en el respaldo de la silla, su rostro había cambiado un poco. "Creo que lo que la presidenta quiere preguntarle es, ¿qué es lo que quieren?".
"¿Perdone?".
"¿Qué es lo que vinieron a buscar?. Aquello que nosotros tenemos y ustedes no". Laura permaneció inmóvil en su silla por un instante, miraba a Tuld con dureza. "Ustedes vinieron aquí por algo, dejémonos de rodeos y digan que es lo que buscan y que es lo ofrecen".
Por algunos segundos tanto Tuld, como la Dra. Lammar permanecieron en silencio.
"Bien, esto quitará mucha mierda del camino"
Elinor tomó una postura más cómoda. "Sistemas de gravedad artificial, sistemas de viaje FTL y después de verlo, muy posiblemente sus cazas. Eso es lo que queremos Presidenta Roslin. ¿Que tenemos para ofrecer?; armamento avanzado en comparación con lo que tienen ahora, mejoras a sus naves y productos de consumó. Equipos de minería, equipos de procesamiento, sistemas hidropónicos y los productos necesarios para aumentar su producción y reducir el tiempo de maduración de los cultivos".
"La mesa directiva de Galaxy Industries, me dio la autoridad para obtener los equipos que necesitamos. Temo que será en un precio mucho mayor del que habíamos imaginado".
"Temo que sí". Roslin y Zarek miraban a las dos mujeres aún con algo de molestia en la mirada. "Debo decirle que perdieron la oportunidad de hacer este trato cuando hubiéramos dicho que si, quisiera saber, ¿Qué les hizo tomar todo este tiempo?".
"Además de no confiar en ustedes, la posibilidad que Macross se debilitará al tener que soportar la carga de otras 40000 personas de golpe". En esta ocasión había sido la Dra. Lammar quien hablo. "En el mejor momento, la relación entre las dos flotas es tensa. En más de una ocasión hemos estado a punto de un conflicto armado, que estoy segura pueden imaginar que nosotros perderíamos, su ventaja es palpable. Además de ello, ellos tienen …".
"Sistemas de viaje y ustedes no". Zarek sonrió mientras decía aquello. "La Capitana Hayes fue muy amable y nos dio algunos detalles interesantes". Lammar miro aquel hombre.
"Así es señor Zarek. Las naves de Galaxy Industries tiene un sistema de viaje FTL que permitía el viaje entre los planetas de nuestro sistema solar. El gobierno de la Tierra Unida no permitió que particulares tuvieran acceso a sistemas con mayor potencia y cierto número de componentes nunca fueron entregados a ninguna de las empresas del sector, ni a los particulares. Cuando las colonias O'Neill estaban siendo reconvertidas de naves mineras a colonias, mi departamento estaba desarrollando nuestro propio sistema. Por desgracia, la marea de la guerra cambió en nuestra contra y al realizar nuestro escape, tuvimos que estar cerca de la zona de influencia del pliegue de las naves de la U.N. Spacy".
"Imagino que los sistemas de gravedad artificial también estaban vedados de uso fuera de los militares". Zarek se había llevado su mano derecha a la barbilla, algo que hacía de forma inconsciente al ver alguna oportunidad.
"Está en lo correcto señor Zarek. Esos son los sistemas por los cuales queremos negociar. Nuestros sistemas pueden no ser tan avanzados, como los serían las armas del tipo Reflex de la flota de Macross, pero puedo asegurarles que nuestras armas de Partículas Cargadas, sin duda tienen más poder que sus armas de energía cinética".
Laura y Zarek permanecieron en silencio escuchando la explicación de la doctora. Su cara solo reflejaba cierto interés, pero habían escuchado un par de cosas que les había interesado. Si habían entendido bien, su contrapartes terrestres contaban con armamento avanzado y ahora se los ofrecían por tecnología que no les afectaría entregar.
Después, seguiría una explicación sobre como Galaxy había usado cubiertas giratorias para resolver los problemas de salud por la falta de gravedad en las tripulaciones.
Llegaría el momento que Laura temió desde el principio de aquella reunión. Tuld fue la encargada de hablar de ese punto en adelante.
"Galaxy Industries, está solo pensando en la seguridad de sus clientes y personal, señora presidenta. Es por eso que una de las propuestas que tenemos para ustedes es la siguiente". La mujer recibió un folder con papeles de uno de sus acompañantes y se los entregó a la Presidenta Roslin. "Sabemos que las Doce Colonias de Kobol aún necesitan muchas cosas, entre ellas volver a su hogar, a sus mundos y es por eso que una de nuestras propuestas, consiste en proveer a sus fuerzas militares con equipos como los nuestros. Armas, equipos de protección, sensores, armas para sus naves y eso incluye armas nucleares, ya sean nuestras o de diseño colonial mejoradas por nuestros ingenieros".
"A cambio, Galaxy Industries obtendrá los sistemas de gravedad artificial y sistemas de salto colonial". Tuld miró a Roslin a los ojos. "En el caso que las fuerzas de seguridad de Galaxy se vean involucradas y exista la posibilidad de retomar algunos de los mundos de las 12 Colonias, parte del pago serán tierras donde por asentarnos".
Ni, Laura, Ni Zarek, ni mucho menos Billy pudieron ocultar su sorpresa ante aquello último.
"Señorita Tuld, parece pensar que aceptaremos esta propuesta sin más, ni más".
"Más importante, que iremos a la guerra contra los cylons con las fuerzas que tenemos disponibles". Zarek miró a las dos mujeres y eso las hizo temblar. "Solo tenemos dos Battlestar y temo decir, que solo tenemos un comandante capaz de realizar operaciones en contra de las tostadoras con buen margen de éxito. Incluso modificando las naves dentro de la flota colonial en naves de guerras de emergencia; no tenemos el personal con el entrenamiento y experiencia requeridos para algo así".
"Y justamente ahí es donde entramos nosotros". La Dra. Emily intervino con una sonrisa en los labios. "Los cylons son máquinas, controladas por un programa ¿Cierto?".
"Por la información recabada en el Pegasus a una prisionera, así es". Laura Roslin se movió nerviosa en su silla al recordar los métodos usados para obtener aquellos datos. " Sabemos que son los modelos humanos quienes controlan a los Centuriones y Raiders. Ellos mismos parecen tener algún tipo de acceso a los sistemas electrónicos de sus naves".
"Pues bien, nosotros tenemos un departamento especializado en guerra electrónica y cibernética. Si ustedes nos proporcionan una muestra con la cual trabajar, podemos crear un programa que desactive a los cylons o por lo menos, los ponga fuera de combate el tiempo suficiente para encargarse de ellos". Aquellas palabras hicieron eco en la cabeza de Laura. "Al final de cuántas son máquinas, tenemos muchas ideas de como combatir contra un enemigo como ese".
"Armas de pulso electromagnético, agentes corrosivos en gas, municiones antiblindaje". Tuld sonrió mientras decía aquello.
"Y el pago a esta ayuda, ¿nuestros sistemas de salto y de gravedad?". Zarek se inclinó un poco.
"Y en el caso de vernos involucrados, tierras para asentar a nuestros clientes y personal. La idea de Global sobre regresar a la Tierra no es otra cosa que un viaje a un suicidio masivo. La Tierra está pérdida desde el día que fue bombardeada desde órbita y estamos muy seguros que si algún superviviente existió, sin duda alguna murió meses después a causa de la radiación y contaminación producida después del ataque. Sin duda alguna los incendios de ciudades y zonas boscosas debieron reducir los niveles de oxígeno en el planeta, la ceniza seguramente bloqueó los rayos del Sol y un invierno nuclear afectó al planeta". Tuld miro a Roslin a los ojos. "No queremos regresar a un infierno como ese, si no es en la Tierra, por lo menos queremos buscar algún lugar donde comenzar de nuevo y prepararnos. Caímos una vez, no caeremos una segunda".
Laura había escuchado cosas similares cientos de veces en los meses pasados. No importaba si fueran civiles o militares, siempre era la misma tonada, enojo, dolor y el distintivo deseo de vengarse de quienes los habían expulsado de sus hogares.
A su mente llegó el recuerdo de alguna vez haber estado a bordo de Galactica, en aquel corredor lleno de fotografías, ese que se había convertido en monumento a la memoria de todos los muertos en las colonias. Ahí vio a una anciana que hablaba con un par de fotografías; simplemente dijo unas cuantas palabras y se fue. Laura después descubriría que aquellas fotos eran las fotografías de quién seguramente eran su hija y su esposo, a su lado, la fotografía de quién seguramente eran sus nietos.
"Volveremos por ustedes". Laura dijo aquello como un susurró. De antemano sabía que muchos en el Quórum, civiles y militares, pero sobre todo Cain, estarían más que felices de aceptar el trato sin pensar siquiera en las consecuencias. "Representante Tuld, me ha dado mucho en qué pensar y estudiar. Estoy segura que entenderá que una decisión como está, debe ser tomada una vez que todos los involucrados dentro del gobierno colonial alcancen un acuerdo. Desafortunadamente tomará algo de tiempo".
"Por supuesto que entendemos señora presidenta y estamos seguros que al final llegaremos a un acuerdo beneficioso para ambas partes". Tuld hizo una señal y ambos asistentes se aproximaron con una de aquellas cajas. Cuando la abrieron, los colonos descubrieron diferentes bienes entre botellas de licores, caramelos, diferentes tipos de comidas enlatadas entre otros artículos que se podían considerar de lujo. Imaginaron que la otra caja contenía algo parecido. "Solo un pequeño obsequio del CEO de Galaxy Industries, espero sea de su agrado".
Aquello no era otra cosa que un sobornó y Laura Roslin sabía reconocerlos.
"Le agradezco su obsequió, desafortunadamente en estos momentos solo tenemos algunas cosas que deseábamos compartir con ustedes. Por favor hágale saber a su CEO que le haremos llegar algo acordé a su generosidad en los próximos días". Laura estrechó la mano de ambas mujeres y después de un par más de comentarios las dos regresaron a su transporte.
Zarek se aproximó a la caja y tomó una de las botellas; la había reconocido al ver una similar en uno de los programas de entretenimiento de Macross. Al girar su rostro, Laura ya dejaba dos vasos sobre el escritorio.
"Creo que eso salió mejor de lo que esperábamos". La presidenta tomó su asiento mientras el hombre abría la botella.
"Creo que sí, pero algo de la información que no dieron me dejó muy intranquilo". Zarek sirvió algo de la bebida en el vaso de la presidenta y después en el suyo. "Sobre todo lo que nos ofrecen".
"Armas nucleares y lo que necesitemos para la guerra cibernética. Eso da mucho en qué pensar".
"Creo que esto lo tendrá que discutir con el Comandante Adama, pero creo que nuestros hermanos de la Tierra tienen una política muy laxa en cuanto al despliegue y uso de armas nucleares. Si no mal recuerdo, en su informe, Caín nos informó que durante su primer encuentro con las naves de la U.N.S., casi todos los cazas estaban armados con misiles nucleares. Solo ese grupo de cazas superaron con creces todo nuestro arsenal nuclear".
Al ser miembros del Quórum, Zarek tenía información sobre cuántas armas nucleares estaban a bordo del Galactica y después del Pegasus. En total, las fuerzas coloniales contaban con alrededor de 60 cabezas nucleares Clase-D.
Que Galaxy Industries les ofreciera venderles ese tipo de armamento, significaba que tenían los materiales y equipos necesarios para fabricarlos, pero también significaba que habían planeado que los colonos fueran a la guerra o por lo menos enfrentarán a los cylons a cierto nivel. Laura casi podía ver el esquema completo frente a sus ojos y no era uno que le agradará, por lo menos el que veía era uno donde terminarían pidiendo la asistencia de Galaxy y con ello tendrían nuevos vecinos.
"¿Piensas informar al Quórum sobre la oferta?". Laura miró al hombre que le daba un sorbo a su bebida.
"¿Estás bromeando?". Zarek sorprendió a Roslin con su respuesta. "Causaría más problemas de los que tenemos, tendremos que manejar este ofrecimiento, como asistencia. Que podría tener un precio muy alto para todos".
SISTEMA GALILEO.
BATTLESTAR PEGASUS.
SALA DE PLANEACIÓN.
Helena Caín era una mujer que se había ganado una reputación de ser una buena oficial, una perra maldita como muchos la describían, pero una buena oficial al final de cuentas.
Las destrucción de las colonias y el hecho de que la mujer de quién se había enamorado resultará ser una cylon la habían hundido aún más en el abismo. Había ejecutado a su mejor amigo y posiblemente la única persona que la mantenía en contacto con su humanidad o por lo menos lo que le quedaba de ella.
Casi de inmediato había tomado una actitud beligerante con sus contrapartes terrestres a razón de no ser lo que esperaba. Había pensado en ellos como cylons, había querido tomar una de sus naves por la fuerza y aquello hubiera sido considerado un acto de guerra, que a todas luces no iba a ser resuelto de manera pacífica.
Al final serían las tremendas bolas del Comandante Adama y de toda su tripulación, quienes salvarán el día. Helena estaba lejos de olvidar aquella afrenta a su rango y autoridad, pero por ahora lo dejaría pasar.
Más no lo iba a olvidar.
Al comenzar los intentos de civiles por llegar a las naves de la flota Macross, Helena no tardaría ni un día en ordenar a sus hombres en el taller del Pegasus, construir varios de aquellos artilugios y buscó entre sus tripulación a quienes realizaron misiones de infiltración.
Cinco vehículos y cinco equipos, por lo menos 4 habían sido un fracaso, mejor dicho aquello fue una tragedia para aquellas 12 personas. En la quinta misión, sus hombres habían informado estar a punto de abordar una de las naves, después de eso nada.
Si el personal de seguridad de aquella nave los habían descubierto, la U.N. Spacy no había dicho nada. Si ese era el caso, seguramente aquellos hombres ya estaban muertos, en el mejor de los casos, habían sido capturados.
Ahora la Vice Almirante Helena Caín se había topado con una sorpresa, que seguramente la U.N. Spacy le estaba guardando para algún momento en el futuro.
Tres días atrás, uno de sus Raptors había regresado de una misión de reconocimiento en los cinturones de asteroides del sistema. En parte aquella misión consistía en tomar una serie de fotografías de algunos asteroides de interés para la Pegasus; Cain quería instalar puestos de escucha y necesitaba asteroides con ciertas condiciones para que pasaran desapercibidos de los sensores de las naves terrestres. Uno de ellos, se trataba de un asteroide de enormes dimensiones que fácilmente entraba en el rango de un planetoide y que había llamado la atención de las fuerzas y gobierno colonial por depósitos de Tylium en la superficie.
Desafortunadamente para ellos, Macross les había informado que la zona donde se encontraba aquel asteroide, era una zona de pruebas de armas y práctica de tiro de las Valkyries y Fenrirs de la flota. Sin embargo, aquello no iba a detener a Cain para poner hombres en aquel lugar y obtener cuanta información pudiera, sobre todo si esa información era sobre las armas y tácticas de sus vecinos los terrícolas.
Pasarían tres días desde que el Raptor regresa hasta el momento que Cain miraba las fotografías tomadas del que ahora llamaban planetoide Tauren. Y varios de los miembros del personal de inteligencia a bordo del Pegasus estaban genuinamente interesados en lo que aquellas fotografías mostraban.
Helena había revisado las imágenes una y otra vez y también estaba interesada.
El telescopio usado por el Raptor era lo último en sistemas de foto reconocimiento de las fuerzas coloniales. Un sistema que tomaba cientos de fotos del mismo punto en cuestión de segundos y después una computadora unía todas aquellas imágenes dando como resultado una imagen con una asombrosa cantidad de detalles.
Lo que la Almirante Caín miraba en aquel momento gracias a esos detalles, la tenía de pésimo humor. Aquellos terrícolas tenían más secretos que una tumba gemeni.
"¿Cuántas naves han contado hasta ahora?". Caín preguntó aquello mientras jugaba con una pequeña navaja.
Aquella imagen se trataba de una toma de Tauren que había captado una enorme cavidad. En la entrada y por lo que parecía dentro de la misma cavidad, naves que claramente pertenecían a la Tierra montaban guardia, acompañadas por lo que solo podían ser satélites armados y plataformas defensivas. Lo que estuvieran escondiendo en aquel lugar, valía la pena tener parte de aquella flota solo en aquella posición.
"En la entrada contamos al menos 8 de sus clases ARMD y Oberth. Desafortunadamente el ángulo en el que se encontraba el Raptor no permitió una imagen del interior de la cavidad, pero al menos se registraron 10 de sus destructores Banshee entrando o saliendo de ella. También una de sus naves de construcción y minería". Helena miró al mayor mientras guardaba la navaja en su bolsillo.
"¿Qué piensa mayor?".
"Que es muy probable que tengan alguna base, posiblemente los astilleros que creemos usan para construir las piezas de sus naves".
"Se puede distinguir varias operaciones mineras en la superficie del asteroide y sus drones mineros viajan desde los asteroides cercanos con la carga hasta la cavidad. Deben tener un centro de procesamiento y manufactura". Aquello lo comentó otro de los miembros de inteligencia a bordo de su nave. Aquellos hombres y mujeres, en un principio se les había entrenado para identificar alguna amenaza proveniente de los cylons y de grupos insurgentes humanos. Muchos sentían que habían fallado de manera monumental, ahora lo daban todo para mostrar su valía a la Caín.
"Por un par de lecturas del DRADIS, sabemos que el espacio de la cavidad es enorme. Por lo menos debe tener unos 6000 metros de diámetro. Necesitaremos un barrido cercano y enfocado para darnos una imagen de lo que esconden dentro de Tauren, señora".
Caín miró las siguientes fotografías, con aquellos drones mineros entrando en una formación perfecta, justo en medio de las naves que guardaban la entrada. También podía ver patrullas de Valkyries y de Fenrir volando un poco más lejos de la entrada; en otra de las fotografías, lo que su personal le había informado no era otra cosa que una batería de misiles que apuntaba hacia el campo de rocas y no era la única.
Cuando menos 25 baterías similares estaban estacionadas sobre la superficie, el número de satélites de defensa aún estaba por ser confirmado, pero se sabía que eran cientos. Lo que fuera que ocultaban en aquel sitio, debía tener un valor enorme para los terrícolas.
"Quiero enviar un equipo en dos días, que aterricen en uno de los asteroides que sabemos que minan y después usen los drones para entrar. Deberán llevar arneses para asegurarse a ellos, tendrán que improvisar para salir". Caín miró de nueva cuenta al mayor. "¿Alguna noticia del equipo que enviamos ayer?".
"No señora y de nuevo ninguna comunicación de los terrícolas concerniente a ellos".
"Creo que tendremos que esperar hasta que dejen entrar a los civiles a sus naves para poder infiltrar un equipo". Helena miró su reloj, habían pasado más de 4 horas de la fecha y hora límite en qué su último equipo se consideraba pérdido. Los terrícolas eran mejor de lo que había imaginado en cuanto a seguridad. "Tengo una reunión en la Macross dentro de cinco días, quiero que instalen una barquilla debajo, veremos si podemos meter un par de agentes aprovechando mi viaje".
"Entendido almirante, comenzaremos a trabajar en las dos misiones". El joven mayor se aproximó a Caín entregando un folder con algunos papeles. "Señora, estos son los equipos y sistemas que los talleres del Pegasus podrían intercambiar con la Macross, sabemos que son cosas que ellos seguramente pueden producir, pero bajo las circunstancias es lo mejor que podemos ofrecer". Caín miro la lista por un par de segundos.
"Seguramente nada les va a interesar, está claro que todo esto lo puede producir. Vere con que puedo trabajar".
Cain tomó los documentos y salió de la sala; caminó por los pasillos de su nave y llegó hasta sus cuarteles. Dejó los documentos sobre una mesa y se quitó la chaqueta arrojándola a una silla cercana. Sabía a ciencia cierta que nada que pudiera ofrecer a la Macross sería de interés. Simplemente ellos tuvieron tiempo para prepararse, se habían adaptado bien a la vida en el espacio.
La Almirante Cain se aseguró que la puerta de sus cuarteles estuvieran aseguradas y después de asegurarse de que lo estaba camino hasta un archivero de dónde tomó un folder.
En aquel folder, imágenes e impresiones de noticias relacionadas con la Capitana Hayase lo llenaban. Eso era el trabajo de dos semanas de su personal de inteligencia, según ella quería saber todo lo posible sobre aquella mujer.
Busco una botella de Ambrosía a medio usar y sirvió un vaso antes de tomar el folder y caminar hasta su cama. Simplemente se acomodó y empezó a leer aquel informe en voz alta, como si quisiera memorizarlo lo antes posible.
"Hayase Misa, capitana, 25 años, oficial al frente de SDF-1 durante los 3 años …".
Helena estaba fascinada por la historia detrás de Misa y su interés en aquella mujer crecía día con día. A los 24 años de edad, Caín era una Teniente a bordo de un crucero de las colonias, estaba muy lejos de ser lo que era ahora y sin embargo Hayase Misa comandaba una de las naves más importantes de la flota terrícola, era la mano derecha del hombre a cargo y sin duda una de las figuras más prominentes dentro de la sociedad terrícola.
Los escándalos amorosos en los que se había visto involucrada, los veía como parte de su corta edad y falta de experiencia en el tema. Durante un par de días, la almirante colonial se sintió un tanto ansiosa por el descubrimiento de la edad de la Capitana Hayase. La atracción por aquella chica se había hecho más fuerte al conocer su historial militar y en cierto punto de su fantasía, la imagino peleando a su lado para recuperar las colonias.
Cualquier persona con algo de sentido común podía ver qué la mujer estaba obsesionada con aquella joven; quizá era que Misa era una belleza por dónde se le viera o tal vez fue el hecho de todas sus victorias hasta el escape de la Tierra, el trato a los hombres bajo su mando, la lealtad que le mostraban.
Simplemente sabía que algo la atraía de aquella jovén y estaba dispuesta a descubrir de qué se trataba, sin importarle quien estuviera en su caminó.
FLOTA MACROSS.
ISLA NUEVA TIJUANA.
LA LÍNEA.
Junto con los bares y prostíbulos de las cubiertas inferiores en Nueva Tijuana, había un sitio al que nadie se acercaba a no ser por perder el camino o simplemente porque muy posiblemente de aquel lugar nunca volvería a salir.
La Línea era un bar escondido entre un espacio del casco y las cubiertas inferiores; estaba justo a un lado de la avenida que conectaba con la siguiente isla y era perfecto para cuándo se quería pasar desapercibido y hacer tus negocios en paz.
En realidad, La Línea era un centro de interrogación y detención de la Oficina de inteligencia de Macross y de La Manada.
No mucho tiempo atrás, había llegado un nuevo inquilino a una de sus celdas y varios de los agentes terrícolas estaban en una sala usada ya varias veces. En su mayoría se había tratado de traficantes que habían roto las reglas y que algún dios te protegiera si eras un violador o pedófilo, las cosas se ponían feas en un instante. Aquella ocasión las cosas eran diferentes, el detenido tenía varias horas con la cabeza cubierta, amarrado a una silla con un par de correas de cuero en muñecas y tobillos.
Frente a él, un oficial de inteligencia golpeaba un bolígrafo contra la mesa una y otra vez. A un lado Maks miraba al hombre mientras que Ian simplemente llenaba un vaso con agua de la manera más escandalosa posible. Un guardia detrás del prisionero reconoció una señal de Campbell y segundos después le quitaba la capucha a ese hombre. Por algunos instantes mantuvo sus ojos cerrados, la luz le lastimaba.
"El mío es Joshua, ¿Cuál es el tuyo?".
"¿Qué?". Aquel hombre parecía sorprendido al escuchar el dialecto estándar de su gente en aquel lugar.
"Quiere saber tu nombre". Campbell sonrió mientras miraba de reojo aquel oficial. El prisionero solo guardó silencio. Ian se acercó y aproximó el vaso con agua a la boca del hombre, casi por mero instinto, el prisionero rechazó el gesto. "Sabes, para la situación tan difícil en la que te encuentras creo que un trago de agua no estaría mal".
"...".
"Bien, pero para que sepas, después de nosotros está el Coronel Patterson y sus hombres felices". Joshua dijo aquello y de inmediato Maks giró su rostro con cierta sorpresa en su rostro.
"¿Homosexuales?". Maks preguntó aquello haciendo ademanes con una mano.
"No …, solo hombres felices". Contestó Joshua.
"¡Homosexuales!". Contestó Maks mientras levantaba los hombros triunfantes.
"¿Por qué tienen que ser homosexuales para ser felices?".
"Tienen cosas bonitas". Contestó Maks con una sonrisa a la pregunta de Joshua.
"No son homosexuales".
"¿Y quién eres tú para decidir por ellos?. ¡Es posible que alguno de ellos en estos momentos esté sintiendo fuego ardiente en el cu..".
"¡Ese es su apodo Maks!".
"¡Aaaaah!". Las reacciones dentro de la sala eran variadas entre todos los presentes.
"Cómo sea". Joshua se recargó en la mesa y obtuvo toda la atención del prisionero. "Caín los envió con la misión de obtener cuanta información pudieran obtener. Eso lo entendemos, nosotros hacemos lo mismo aunque de una manera diferente. Lo que quiero saber y en verdad tiene a muchas personas con cierta ansiedad, es lo siguiente. ¿Por qué trajeron todo ese explosivo?".
Aquel hombre permanecía inmóvil y sin decir una sola palabra, simplemente miraba a sus captores mientras ellos lo observaban.
"Las otras misiones tenían equipos de escucha, micrófonos, cámaras. Oro y plata para usarlo o por lo menos cambiarlos por créditos, ropa de civiles y todo lo que creyeron necesario para poder pasar desapercibidos. Pero ustedes fueron diferentes". Maks caminó hasta estar a un lado del prisionero. "Ustedes no traían consigo nada de eso. Solo armas y esos explosivos y estoy más que seguro que la Almirante Caín no es tan idiota como para ordenar lo que estoy imaginado querías hacer".
"¿Creen que tengo miedo a la muerte?. No le temo porque los dioses me guiarán a su lado y estaré ocupando un lugar a la diestra de Zeus". En ese instante, los cuatro terrícolas en la sala cambiaron su actitud de manera inmediata.
El guardia detrás del prisionero de inmediato quitó el seguro a su arma. Ian tomó su arma de cargo y la llevó frente a él. Joshua y Maks permanecieron en sus lugares sin hacer comentario o movimiento alguno.
"¿Cuál era el blanco?, ¿quién era el blanco?".
Joshua preguntó aquello mientras sacaba una pequeña navaja de uno de sus bolsillos. El prisionero simplemente sonrió, una sonrisa que todo el personal terrícola había visto antes.
"Los atraparon tratando de entrar en Isla 7, el mercado de granjeros de Vermont se instalaba al día siguiente. Y estos cabrones traían esas canastas raras en su transporte". Maks miró al prisionero mientras él le sonreía. "El blanco era el mercado y la gente que iba a comprar".
"Está escrito que la Tribu de la Tierra podría oponerse a la unión con sus tribus hermanas y que sangre sería derramada hasta que aceptará su lugar como una de las tribus del hombre". El prisionero dijo aquello y sólo segundos después recibió un duro golpe al rostro. El guardia había reaccionado por puro instinto.
Nadie parecía estar en contra de aquella acción.
Ian se acercó al colono y se aseguró que estaba inconsciente. Todos estaban mirando al hombre, cuando de nueva cuenta el guardia, en una rápida sucesión de movimientos, colocó su pistola sobre la cabeza del prisionero.
"¿Nos ahorramos problemas señor?".
"No, tenemos que sacarle toda la mierda que sabe, después yo mismo en encargó". Mask miró al guardia mientras éste retiraba su arma y la colocaba en su funda. "¿Sabes quién fue el escuadrón que los interceptó?".
"El 22 señor".
"Joshua llamalos, quiero verlos aquí en una hora, necesito …".
"Necesitas irte y llegar a tiempo a tu cita". Ian ni siquiera dejó terminar su frase a Campbell. El puertorriqueño se movió hasta estar a un lado del CAG del Aura. "No has tenido un descanso apropiado en los últimos dos meses. Nosotros nos haremos cargo, ve con las chicas y descansa; ninguna nos perdonaría si permitieranks que te quedarás para atender está mierda".
"Negro ...".
"Nada de negro, saca tu culo canadiense de aquí y ve a descansar un par de días. Pondremos a la guardia en alerta y también implementaremos el protocolo Palestina. Ahora, ¡Largo de aquí!, te informaremos si algo ocurre".
"No creo que sea el mejor momento para que me tomé días de descanso negro. Está mierda es sería". Mask miró al hombre inconsciente. "Tu viste la mirada de este cabrón, escuchaste lo que dijo".
"Y justamente es por eso que necesitas descansar. ¡Vete y dejanos esto a nosotros!".
"Vaya señor, no quiero sufrir la furia de la Capitana Hayes". Joshua sonreía mientras miraba al Comandante Campbell. Incluso aquel guardia sonrió y le hizo una seña para que saliera de la habitación.
"¡Solo mantenganme informado de lo que le saquen a ese cabrón!, ¿Entendido?". Después que todos dentro de aquella habitación asintieron con la cabeza o algún gesto, Campbell salió de la habitación, mientras "los clientes", lo miraban hasta que salió del local.
Minutos después, estaba en la calle principal de la Isla en camino a uno de los restaurantes cercanos a las cubiertas exteriores. En la terraza de aquel restaurante, Misa y Anka recibían sus órdenes y una tercera se acercaba a la mesa. Seguramente la suya.
El chico solo hizo una seña a la recepcionista y cruzó casi por todo el restaurante para llegar hasta donde estaban sus compañeras. Simplemente sonrió, beso en la cabeza a Anka, después un fugaz beso en los labios a Misa y tomó su lugar en la mesa mientras uno de los meseros servía a las chicas algo de agua.
"Por tu cara puedo decir que las cosas salieron mal". Lo que había dicho Misa fue casi al momento en que le servían su comida y solo segundos después de que el CAG del Aura tomara su lugar.
"¿Perdona?".
"No te sorprendes cariño, Ian llamó. Nos contó lo que pasó en la sala y nos advirtió que buscarías alguna manera de escaparte". Misa miró al chico y sonrió. "Tenemos un par de días y es raro tenerlos, si crees que te vamos a dejar escapar así de fácil, estás muy equivocado".
"¡En todo caso!". Anka se preparaba para dar el primer bocado a su conejo asado, se detuvo en seco con aquel comentario. "¿Por qué voy a ir yo también?. No es que desprecie unos días de descanso en un yate privado, pero en serio creo que solo deberían ir ustedes dos".
"Fue su idea". Mask señaló a la mujer frente a él.
"Te debía lo del vestido de la gala y en verdad, no creo que pasar tanto tiempo en tus cuarteles sola sea bueno para ti. Y si vas a estar a solas con dos personas en medio del vacío del espacio, ¿quienes mejor que nosotros?". Anka permaneció en silencio por algunos segundos, mirando a Misa. "Además, no creo que exista nadie mejor en toda la flota para amarrarlo de ser necesario".
Los dos pilotos miraron con cierta sorpresa a la Capitana Hayase mientras daba un bocado a un arroz parecido a la paella.
"¿Debemos preocuparnos?". Anka miraba a Mask, mientras Misa los miraba divertida.
"No estoy seguro".
"El lunes tengo una reunión con Caín, para el jueves revisión completa de los regimientos. Eso me tomará hasta el sábado. No pienso desperdiciar estos días por pequeñeces, me espera el infierno, déjenme estar en el cielo por unos días de acuerdo". Misa dejó por un momento sus cubiertos y se llevó la mano derecha a su barbilla, algo que hacía cuando estaba por liberar algún tipo de información delicada.
En respuesta Anka y Maks también dejaron de comer y centraron su atención en la mujer frente a ellos.
"Se que lo que ocurrió en La Sala te tiene inquieto Maks, se que tú también lo estás Anka. Nos hemos comportado como simples matones durante todo esté tiempo y estoy segura que más de una persona dentro de la flota nos consideran eso. Simplemente un grupo de criminales que deberemos ser juzgados cuando regresemos a la Tierra. El Almirante entiende que se tenía que hacer y que ustedes cargan con ese terrible peso sobre sus hombros". Los dedos de Misa jugaban en el borde de una copa con agua frente a ella, estaba nerviosa. "Todo su escuadrón es igual, todos dentro de La Manada también lo son. Quiero pedirles un favor a ustedes dos, aunque sea por los próximos días, dejen ese peso atrás porque tiempos difíciles vienen".
"La flota los va a necesitar más que nunca, el Almirante Global los va necesitar más que nunca, yo los voy a necesitar más que nunca". Por algunos segundos todos guardaron silencio.
"Si hubiéramos seguido el plan original, estaríamos esperando la transmisión en el punto de tránsito. Espero que los satélites puedan captarla estando aquí".
"Se pensó con esa idea, pero muchas cosas pudieron pasar durante estos años". Anka lanzó su cabeza hacia atrás. Tenía una vista clara del planeta que la flota orbitaba, también de las naves que acompañaban a las Islas. "Ni siquiera sabemos si llegará hasta aquí".
"Ni siquiera sabemos si pudieron enviarla". Maks giró su rostro para ver las mismas nubes que miraba Anka.
"Solo podemos tener algo de esperanza". Misa aprovechó que no la miraba y de un rápido movimiento alcanzó las manos de sus acompañantes sobre las mesas. Ambos reaccionaron con algo de sorpresa. "Solo me alegra que no estén los demás, me faltarían manos".
La manera en la que Misa les sujetaba las manos decía mucho. Pero era suficiente para saber su significado.
Tiempos difíciles estaban por llegar y no sabían que tan difíciles serían.
Jaaa, otro capítulo.
Bueno hace un mes no veo mi computadora y sigo con mi celular (vendido aparato). En fin, nuestra querida Almirante Caín quiere todo con Misa, porque como dice la canción
Cuarentaaaaa y veinte
Cuarentaaaaa y veinte
Es el amor lo que importa
Y no lo que diga la gente
Bueno creo que Mala tendría mucho que decir.
Llevar a Anka a su descanso, ¿Por qué no?. En el próximo capítulo veremos algo de acción y el comienzo de los problemas.
Sigan leyendo y un abrazo y besos para todos.
