Poder, aquello era lo que más necesitaba, lo que más requirió en todo este tiempo. En base a el poder giraba el orden, las clases sociales, la cultura misma, los fuertes eran los que vivían otro día para poder contar lo que pasaba.

Un pie bajó de manera pesada contra el suelo de piedra.

Escalones, interminables escalones se cernían en frente de la persona mientras que daba uno a uno los pasos, después de todo ¿De que servía apurarse ahora?

Girando el cuello, la capucha cayó mientras que vio detrás suyo la destrucción ¿Cuántos milenios de civilización estaba a su espalda?

Una ciudad de mármol, aquello era lo que podía decir, después de todo, lo que vio fue una ciudad enorme, blanca, y simétrica, todo parecía encajar en un orden todo parecía estar ubicado en un lugar.

Y como toda ciudad, todo tipo de vida estaba en aquella ciudad.

Otro paso, siguiendo subiendo los escalones vio la protuberancia en su hombro.

No era solo de su hombro, la parte hinchada venia de parte de su abrigo abultándolo, todo el brazo derecho estaba aumentando en tamaño, siendo como si fuese remplazado por algo.

Dedos de metal, tres veces mayor de un dedo normal eran vistos.

Su mejor arma, no, quizá aquella no fuera su mejor arma, más bien, en su momento fue el arma más potente que tuvo para librar esta guerra. Poder, algo lo cual no pensó en buscar, algo que solo se usaba para proteger, ahora, no había mucho que decir, ahora solo podía sentarse frente a las escaleras y descansar un momento.

Pensar en lo que pudiera hacer a continuación ¿El mismo tiempo era igual? ¿Valía la pena volver?

Ahora mismo, tenía más poder del que nunca hubiera pensado tener en toda su vida, pero ¿A qué costo? Alzando aquel brazo de metal abultado vio cómo su abrigo color blanco se estiraba mientras que apretaba el puño, no había sensaciones de parte de este, era casi como…negando para sí mismo se acomodó en su asiento.

No era lo que espero cuando decidió invadir el lugar. Solucionar el problema de raíz siempre fue la prioridad para evitar problemas futuros.

Cerrando los ojos, la figura vestida con aquel abrigo largo con capucha vio a la ciudad blanca.

O lo que quedaba.

Aquella piedra, tan parecida al mármol, estaba esparcida por todos lados, no había mucho que presenciar, no había cuerpos, no había humo, no había marcas de quemaduras, solo ruinas que en algún momento fueron parte de la cultura, de la sociedad, de la vida. Aquella ciudad en blanco, fue la ciudad madre del clan Ootsusuki.

Llevando una mano dentro de su bolsillo con su mano izquierda, saco una pequeña fruta color rojo, parecía una manzana, pero, algo deforme.

Sus ojos azules vieron aquella fruta unos instantes antes de tragar saliva ¿Qué era una más de miles?

Alzó la fruta mientras que la mordió, a diferencia del jugo normal de una fruta, era de un color rojizo, junto con un sabor metálico.

Evitar que su mundo cayera, aquella era la razón por la cual, hacia esto, un solo ciudadano, podía hacer miles de cosas más que un guerrero entrenado por años. Por lo cual, para poder llegar a este, para poder ir a un punto en el cual no pudiera ser otro niño para él.

Investigaron.

La ciudad de mármol era la única compañía que sentía, aquella ciudad, la que nunca iba a volver a ser habitada, la que iba ser abandonada entre aquel punto de inflexión entre las dimensiones, iba a ser dejada atrás, no había árboles, no había vida, todo lo que había a los alrededores de la ciudad abandonada de color blanco, era un negro interminable que no parecía tener fin, aquella era la razón la cual no podía hacer nada para poder seguir su camino, solo era un solo camino de una dirección, y las estatuas a lo largo de las escaleras que tenía era obvio que era su camino final.

Los Ootsusuki no eran así porque querían, no tenían opción, su mundo murió hace mucho, mucho tiempo, una parte de lo que robaban de los mundos iba a su propio mundo para restaurarlo de a poco, pero, otra parte, iba directa a la persona que estaba subiendo las escaleras. No sabía con que se encontraría, con que pelearía ¿Pelearía verdad? Niños, viejos, adultos mujeres, incluso algunos de ellos estaban indefensos, pero no importaba, no podía dejar cabos sueltos, no podía, no cuando el mundo le decía que tenía que terminar.

Los Ootsusuki que invadieron su mundo, fueron los que proporcionaron la herramienta que necesitaba la humanidad, y lo que más necesitaba era un recipiente que pudiera soportar todo esto, y él era la mejor opción, después de todo, alguien con tanto chakra, con tanta energía, podía soportar aquello.

Aquel brazo abultado de metal, era lo que proporcionó lo que más quería para poder subir de liga, de lo que necesitaba para poder elevarse entre aquellos que estaban con un poder superior, pensó que Kaguya era alguien normal, pero después de todo, al final, ella fue una de las pocas que tenía le permiso de poder consumir de a poco, las sobras, de la energía que se recolectaba de los mundos, por lo cual, cuando llegó por primera vez en la primera ciudad, pensó que iba a ser algo lo cual no iba a poder superar con la facilidad con que tenía hasta ahora.

Consumir, aquella era la habilidad con la que los Ootsusuki, podía superar los límites de todo, porque al final, ellos consumían el chakra de sus enemigos, ellos podían tener el acceso que necesitaban a todo para poder elevarse ante todos, pero no podían salvar su mundo, era curioso, como a pensar de todo, no podían hacer algo tan simple, pero no los podía culpar.

El hombre en el abrigo se puso de pie mientras que dejó que sus pensamientos se salieran, giró y se puso a subir las escaleras blancas una vez más, un paso a la vez nuevamente, el cielo negro sin nada para ver, era lo que le decía que aquel lugar, era lo más cercano al infierno para vivir, no había nada.

El sonido de una piedra resonó mientras que un pequeño fragmento de piedra blanca golpeaba su cabeza. El hombre se detuvo, su cabello rubio estaba intacto, girando su cuerpo, vio lo que estaba detrás suyo.

Una opresión tremenda apoderó el cuerpo del rubio mientas que vio a la pequeña frente suyo, un velo color blanco que colgaba por su cuello, un vestido blanco y estaba descalza, no estaba sucia, no estaba arruinada, no estaba con ninguna herida, pero, el rostro, el rostro que le dio aquella niña Ootsusuki, fue todo lo que necesito para que debajo del abrigo, su mano izquierda se apretara.

El hombre quería llorar ¿Era lo correcto? Un héroe, así fue como lo llamaron, así fue como le dijeron, pero al final del día ¿Para la niña frente suyo que era? Un hombre, seguramente la pequeña no sabía nada de los humanos aun, posiblemente no lo sabría nunca, después de todo, la cresta, un solo cuerno, era un sirviente.

― ¡¿Dónde están todos mis amigos?! ―fue una voz quebrada, algo que casi hizo que el hombre caiga de rodillas ante aquella acción de la niña. Otra piedra fue lanzada con fuerza a su cara. ― ¡Mamá dijo que un hombre de blanco los llevó a todos! ―la voz de la niña fue quebrada mientras que vio como el hombre estaba parado sin moverse. El hombre vio como la niña corrió y golpeó su estómago, no había caso, la tenía aquel abrigo, no porque quería, sino por necesidad, la armadura perfecta.

La niña siguió golpeando mientras que vio al hombre frente suyo, varios nombres fueron señalados por la niña mientras que solo seguía golpeando, el hombre se quedó quieto mientras que vio a la niña, no tenía nada para poder consumir chakra, no tenía ojos, no tenía nada para poder volverse fuerte, además, estaba le hecho de que no podía sentir un chakra especial saliendo de ella, era como una niña normal. Al final, seguía siendo una de un cuerno.

La clase más baja de entre todos, para completar, era una de un cuerno corto, lo peor de lo peor.

Levantando su mano derecha, la enorme figura de aquel brazo cernió a la chica mientras que iba a sobarle la cabeza, eso hasta que una mujer corrió hasta la niña.

Era una figura de color blanco con un cuerno, un cuerno corto, parecía adulta, pero ¿Cuántos años tendría? Sin consumir nada, la longevidad de los Ootsusuki no era diferente a la de los humanos, por lo cual, quizá si era lo que pensara, fuese incluso más joven que él. Pero aquello no era lo que venía al caso, no aquello era el comienzo, la forma en la que abrazo a la niña, la forma en la que se encogió todo eso, para evitar que la mano del hombre toque a la niña.

― Por favor…―fue casi un susurro, la mujer se dio vuelta, ojos blancos, no contaba con ningún ojo extra, otra sirvienta, pero tenía una cantidad decente de chakra. Desarrollo, peligro. ― No le hagas nada, es solo una niña ¿Ves? Tenemos un solo cuerno, no podemos hacer nada, no somos combatientes, por favor…―la voz de la mujer se quebró mientras que veía a la niña que estaba viendo en confusión a la mujer mayor. ―Por favor no le hagas nada, no toques a los niños ―deformando un rostro tan hermoso, la mujer vio al hombre en frente suyo.

¿Los humanos no eran pequeños y sin poder?

La mujer, desde pequeña, ignoro a esas criaturas, después de todo, nunca iba a interactuar con uno, después de todo ¿Alguien sin poder de lucho interfiriendo con otros mundos? No era algo que necesitara saber.

Abrazando con fuerza a la niña, su hija, vio al hombre parado en frente suyo, alto, mucho más que ella, enorme, imponente, con sus ojos podía ver el poder de aquella cosa, cosa era el termino correcto para referirse a ese humano, era como ver una cascada sobre el hombre, no tenía fin aquella energía alrededor del hombre. Piel bronceada, ojos azules y pelo rubio, era obvio a la vista que era humano, pero al final, la mujer siempre aprendió a postrarse.

¿Era este el castigo por los usurpadores de otros mundos?

El hombre se agacho mientras que retrocedía un poco, aquel brazo enorme, era la raíz principal de su miedo. La mujer lo vio, a los combatientes, una vez en el suelo y sometidos, siendo convertidos en…algo parecido a los frutos que ellos mismos hacían, no era lo mismo, no era más…deforme, el olor a cobre, sangre salía de la boca del hombre, la fruta que comió hace poco era aún posible de apreciar en sus dientes algo rojos cuando abrió la boca como para responder.

― ¿Tienen miedo? ―aquella pregunta tomó por sorpresa a la mujer, alzando el rostro vio al hombre por fin fijamente al rostro.

Dolor, dolor en toda la expresión estaba plasmado en la cara del hombre, dolor de todo lo que estaba pasando.

― Lo siento…―la voz del hombre fue casi un susurro mientras que veía al suelo ¿De que servía disculparse? No iba a cambiar nada, ya había consumido a niños y viejos, pero ¿Estas dos personas valían la pena? No tenían ojos para poder viajar, no tenían habilidades para poder superarse, pero, del dolor nace el poder…

¿No era eso lo que predigo siempre aquel hombre?

Y del dolor se conoce la paz…

No quieres hacerlo, no tienes por qué seguir así ―aquella voz, que por ahora era la voz de la razón para el rubio. ― Naruto, por favor, déjalo, no tiene sentido ―terminando de hablar, aquel sonido en su cabeza, se detuvo mientras que Naruto cerró los ojos y vio a las dos personas enfrente.

― ¡Los demás le tienen miedo de que los busquen! ―y la calma del rubio se fue al momento de escuchar aquellas palabras de la pequeña que tenía ojos llorosos ―los ojos de la mujer se abrieron de sorpresa mientras que abrió su boca mientras que intentó formular algo.

― ¿Otros? ―la voz del rubio hizo eco casi como si hubiera sido aumentada, la niña vio sin comprender a la mujer que la abrazaba.

Un sonido de algo creciendo se escuchó mientras que ambas Ootsusuki vieron los ojos del hombre.

Líneas negras y ojos brillantes color amarrillo.

Girando el cuello el hombre vio la dirección donde podía ver el chakra.

― Al norte de la ciudad, en la parte subterránea, un refugio…―la voz de Naruto fue casi robótica, un picor llegó a su hombro mientras que vio su brazo derecho reaccionar al chakra. Aquella cosa, aquella maldita que costó tantos recursos, servía para extraer el chakra y hacer lo mismo que los primeros Ootsusuki que invadieron. Pasar a un ser con energía a aquella fruta…mal hecha, pero la fruta seguía siendo lo primordial.

Unas manos llegaron a sus pies mientras que vio el rostro de la mujer bajo sus pies, el velo de la mujer cayó mientras que las facciones arrugadas en miedo fueron visibles, no había odio, puro horror.

― Por favor…son solo niños, todos son de un cuerno…por favor…no le hagas nada a ellos ―un Ootsusuki arrodillándose a un humano, algo lo cual se tomaría como un chiste, ahora. La mujer solo podía hacerlo para evitar otra cosa.

Naruto vio el punto del refugio, era obvio algo, la baja calidad de chakra y cantidad, indicaba que la mujer no estaba mintiendo, pero ¿Debía hacer algo? ¿Seguían siendo parte de los Ootsusuki?

Naruto alzó su mano izquierda mientras que vio su puño cubierto por un guante blanco.

Le hubiera gustado que su ropa hubiera sido naranja, pero ¿Al final a quien tenía que defender?

Era muy distinto ahora, ese clan, parte de la muerte de cientos, quizá miles de mundos, ahora no era nada más que un cumulo de niños, y por lo que sintió, alguna que otra mujer de un cuerno, no había esperanzas con los que no tenían más de un cuerno, no contaban con la fuerza.

Entonces.

El rubio miró a la mujer de rodillas mientras que él mismo rubio se agachó y le tendió una mano.

Cambiar, todo podía cambiar, quizá ahora decir eso era hipócrita, después de haber consumido a los de dos cuernos, pero, no importaba, no importaba ahora nada, no después de lo que pasaría ¿Si quiera el mundo iba a poder soportarse una vez que termine de subir las escaleras?

No veía muchas esperanzas para esta realidad.

El rey de los humanos, aquel fue el título que le dieron cuando emprendió su viaje, quizá fue de reconocimiento para que no fuera olvidado, olvidar.

Naruto cerró los ojos mientras que se dio media vuelta, podía escuchar los susurros, de gracias, casi en forma de mantra de parte de la sirvienta, pero no importaba ahora, no importaba nada ahora, solo seguir adelante ¿Quedaba en su mundo alguien que pudiera oponerse a los Ootsusuki?

No, el chakra no era nada más que un uso para facilitar la vida diaria, no se especializaban más en el combate, no querían ver lo que estaban haciendo mal, no existía la perfección como antes, no, ahora su mundo…era... ¿Normal?

La tecnología consumió casi todo ¿De que servía pasar años entrenando para lanzar una bala de viento cuando aquellas cosas, armas, disparaban esas balas de metal a una velocidad considerable?

No había caso, la gente se volvía floja, creyendo que esas cosas eran la solución, que no tenían que forzarse, que los ninjas estaban inutilizados ¿Si quiera el proyecto para mandarlo para terminar con los Ootsusuki fue para el propio bien?

Ya habían categorizado los Ootsusuki que su mundo no tenía más nada que ofrecerles, lo investigó una vez que estuvo aquí, ellos solo tenían que esperar, que ese mundo pereciera, porque, no tenía solución, no tenía remedio, aquellos que fueron dotados con poder, no lo querían, decían que no lo necesitaban.

Su mundo no era como antes, las academias ninja cerraban año tras año, de las pocas que quedaban eran las de la capital de Konoha, capital de Konoha ¿Cuándo pasó de ser una simple aldea a una mega ciudad?

Cada paso subiendo las escaleras le revelaba cada cosa de su mundo ¿Quizá fuese un genjutsu? No le importaba, después de todo, no tenía esperanzas en volver después de esto, no, no quedaba nada para él ¿Hokage vitalicio? No querían echarlo porque no sabían como, Naruto conocía a los de la política, siempre lo mismo, siempre la misma situación, queriendo más y más, había gente que lamia sus zapatos solo para no sentirse en peligro de que "El ser más fuerte vivo" fuera a por ellos, por algo como corrupción.

Una suave risa llegó de la garganta de Naruto mientras que veía el recorrido final de las escaleras. No quedaban muchos de los que supieran de lo que él era verdaderamente posible de hacer, no, casi todos estaban muertos, curioso, no era inmortal, mucho menos eso, pero su tiempo de vida, al parecer se expandió, setenta años, curioso, como dentro de poco sería su cumpleaños ochenta.

Era ochenta ¿verdad?

El tiempo realmente podía ser raro en esta parte de las dimensiones ¿Si quiera seguiría su casa una vez que termine esto?

El último paso fue dado mientras que terminaba de pararse frente al templo que había estado esperando llegar durante tanto tiempo. Pretencioso, aquello era lo que podía decir Naruto una vez que vio la arquitectura enorme del lugar.

No importaba, siguiendo caminando hacia adelante vio como las puertas se abrían para él, aquellas enormes puertas de color blanco moviéndose, solo significaba que el propietario le estaba dando la bienvenida.

Cerrando los ojos unos instantes, recordó lo último que venía de su mundo, de su gente.

¿Qué ha hecho él por nosotros? ―Aquel grito con clamor, hizo que uno de los clones de Naruto se girara para ver al hombre hablando, en los barrios bajos. ― ¡No hizo nada por nosotros! Se queda sentando en su trono a la espera de los que tienen recursos, solo escucha a los que tienen dinero ¡Qué pasa con nosotros que no tenemos para pagar! La voz del hombre era cada vez más fuerte y con intensidad. La poca gente que se juntó a su alrededor vio no con desapruebo, ahora con interés lo que aquel hombre estaba gritando.

El clon lo vio todo, una vez que se disuelva el original lo sabría, aquel sujeto que hablaba e incitaba a los demás, era alguien que fue despedido por corrupción.

Hace casi diez años.

Sonidos de pasos hicieron que él rubio girar su cuello y viera en enfrente una vez más.

Un guardia estaba frente a la puerta, un Ootsusuki de dos cuernos, mirando al rubio con miedo, no hubo tiempo de reacción, de un momento a otro, el rubio estaba en la entrada, para al siguiente pasar frente al guardia que le había abierto la puerta, la mano enorme de metal llegó a la cara del Ootsusuki, antes, hacer esto, llegar a este punto, pelear contra uno de los de su raza especializado en la guerra, hubiera tomado mucha energía, mucho esfuerzo ¿Ahora?

Una mancha roja salió debajo del brazo del rubio mientras que la cabeza del guardia no estaba presente, poco después, el cuerpo del hombre pasó a ser una simple fruta que cayó sin problemas contra el suelo, salpicándose con la sangre ya derramada con anterioridad.

Con su mano izquierda alzó aquella fruta para llevar a su rostro.

Morder.

El sonido crujiente de la fruta mientras que el líquido salía de la parte mordida fue lo que se escuchó mientras que el rubio siguió su camino, seis sirvientes, cada uno de un cuerno, estaban parados a los lados de otra puerta, esta vez más pequeña, solo para que abrir la puerta con miedo. Ignorando al rubio como si aquello pudiera evitar algo, ese guardia que fue casi muerto instantáneamente, fue alguien fuerte, alguien que ninguno de esos sirvientes podría si quiera pensar en hacer algo en su contra, y ahora, estaba siendo consumido por el invasor.

Hace años, alguien como este guardia, podría herirlo quizá ¿Ahora? Para él rubio no era nada más que un chiste en este punto.

― No tiene por qué tener miedo ¿De que serviría ir contra ustedes ahora? ―la voz de Naruto fue cansada mientras que vio de reojo a los Ootsusuki que estaban detrás, no era lo que esperaba realmente, el ver como aquellos rostros que posiblemente tenían cientos de años de experiencia se deformaban para tener una expresión de horror. ― No tengo nada que hacer contra ustedes, y ustedes no tienen por qué hacer algo contra mí ―terminando eso, el rubio siguió su camino hasta llegar done estaba la última puerta y pasar, solo para que un fuerte sonido llegase mientras que la puerta se cerraba detrás suyo.

No había mucho que ver, a diferencia del blanco del exterior, la habitación en la que entró, era un gris profundo mientras que no había nada que pudiera decir que estaba de más en el lugar, bastante minimalista.

Eso fue lo que pensó el rubio mientras que vio la sala, lo único que podía destacar era las ventanas. Curioso, como a pesar de que estaba presente un cielo negro profundo, la luz era de igual manera presente casi a penas, pero el ver como las ventanas tenían una iluminación tan grande, fue curioso.

― El ver a un humano plantarse cara contra mi…es curioso, como a pesar de todo, nunca pensé volver a interactuar de manera directa con uno ―una voz fina, una voz casi melodiosa sonó mientras que el rubio dejó de ver el lugar para ver el frente, un trono, uno simple que se extendía desde el suelo hasta el techo, llegando a tener varios metros.

Una reverencia fue dada por parte del rubio mientras que veía a la mujer sentada en el tronó. En apariencia tenía cierto parecido, Kaguya Ootsusuki, girando el cuello el rubio vio como las manos de la mujer en trono estaba apretando la piedra crujiendo a su fuerza.

― ¿Sientes odio? ―la pregunta del rubio llegó a los oídos de la diosa de aquella raza como si fuese un interruptor, el espacio se volvió más pesado, el techo se expandió mientras que la furiosa de la mujer era posible ver.

― Para tener guerreros una vez más ¿Cuántos hijos tengo que tener otra vez? ―la mujer vio al hombre parado frente suyo, los ojos ahora estaban remarcados por venas, cuatro cuernos fueron visibles mientras que la mujer se ponía de pie, el tercer ojo emergió en el frente de la mujer mientras que extendió sus manos. ― ¿Sabes a cuantos de mis hijos perdí por ti? No queda ningún guerrero, simples sirvientes los cuales nunca soñarían con pararse a mi lado, tendrán que ser los padres de las futuras generaciones ―la mujer dio un paso adelante mientras que extendió su mano apuntando el rubio.

Un sonido, un parpadeo, no, un destello.

La mujer pasó de apuntar donde estaba el rubio para para un golpe que iba directo a su rostro, el brazo derecho del rubio rujió mientras que una presión azul llegó de parte de la parte de atrás del hombro, los ojos de la mujer se abrieron mientras que sus pies dejaron el suelo, no por propia voluntad.

Un golpe directo contra la pared, dejando que la mujer se estrellase hizo que el rubio se pusiera frente al trono de la mujer.

― ¿Por qué consumir tantos mundos? Ese golpe, podría haber destruido posiblemente a la ciudad, pero estas allí, en la pared como si no hubieras sentido nada ―el rubio habló mientras que vio a la mujer que se despegaba de la pared con un ceño fruncido ¿Ilesa?

No era cierto, la mano le tembló, ese brazo del rubio. Iba a ser un problema.

El tercer ojo en la frente de la mujer brillo mientras que un chasquido de dedos se entonó.

Un mundo con hielo fue creado mientras que el rubio vio a su alrededor. Subiendo la parte de su abrigo del cuello se tapó la boca mientras que abría uno de sus ojos, Naruto vio a la mujer parada mientras que empezaba a levitar. Terminó los juegos.

― Esa ropa que llevas ¿Qué es? Es demasiado dura, demasiado restrictiva, más parece una armadura ¿Tienes miedo? ―la voz de la mujer fue casi como si fuese curiosa.

Me hubiera gustado que pudiera ser teñido de naranja…el blanco…es el color de ellos Naruto habló mientras que vio a los hombres frente suyo.

Quizá, pero Hokage, entienda, no podemos tocar más esta ropa, si bien el abrigo está hecho para repeler casi todo, no podemos interactuar de manera que queramos con él, podemos haberlo creado, pero no modificarlo Naruto dio un suspiro de decepción mientras que vio los científicos frente suyo.

― Puede ser ¿Quién no tendría miedo después de ir contra alguien que ha vivido más que lo que podemos catalogar en la historia? ―la mujer Ootsusuki sonrió mientras que extendió una mano, un portal negro salió frente a su mano, solo para ver como el rubio volvía a saltar frente suyo.

No la dejaba castear algo como un portal a su lado, después de todo, apenas veía que convocaba uno, el rubio saltaba a su frente.

Se suponía que ninguno de los demás que vivieron podrían acceder a esta habilidad…

― Mi hija fue un problema ¿No? La pequeña Kaguya siempre fue algo impulsiva ―la voz de la mujer hizo eco mientras que vio como el rubio sonreía, algo no iba bien.

Un aumento en el rubio llegó mientras que el color oro llenó el cuerpo del rubio, el brazo derecho abultado se hinchó mientras que el chakra salía como un grifo abierto.

― Puede que seas mucho más fuerte que ella ―la voz del rubio fue al lado de la mujer, moviendo sus manos bloqueado el golpe de la mano derecha.

El metal hizo contacto con el cuerpo de la mujer mientras que crujió. Fragmentos de hierro volaron mientras que la mujer abrió su boca mientras que vomitó, castear algo, otro mundo, una forma de eliminar al hombre. Seis copias del mismo sujeto ya estaban esperando en el lugar donde iba a golpear, golpes sucesivos.

Molesto.

Fue lo que pensó mientras que giró la mujer mientras que las copias explotaron y los ojos del hombre se abrieron mientras que la mano de la mujer viajó directamente a su estomagó mientras que lo atrajo, fue duro, los dedos de la mujer, y la mano crujieron mientras que pasaba el abrigo del rubio en el estómago mientras que pasaba el cuerpo del hombre desde el frente y salir en la espalda. Una explosión a quemarropa de parte del hombre se dio mientras que un brazo de chakra creció al momento de ver a la mujer levantar su otra mano hacia la cara del rubio.

Saltando hacia atrás, la mujer vio el cuerpo del hombre, el vapor saliendo de la herida del hombre mientras que veía como la sangre caía de la parte de arriba del abrigo del hombre.

― ¿Se supone que eres humano? ―no hubo emoción en la voz de la mujer, no, aquello no fue nada más que curiosidad, después de todo, al final, todo fue hecho para que ella pudiera aprenderlo. ― Los humanos no se curan una vez son atravesados, puedo ver como te duele, como gastas energía en curarte, no te culpo, el chakra puro puesto en mi mano no es algo simple, normalmente alguien moriría por eso, pero, viendo como fue algo como una herida perforante, entonces puedo decir que no eres humano ―la voz de la mujer fue meticulosa, eso antes de ver como el rostro del hombre se deformaba por primera vez en ira.

― ¡Soy humano! ―la voz del hombre fue acompañado por un mundo en gris.

Velocidad que no podía ser medida, velocidad que no debía ser posible de ver, de hecho, a pesar de los ojos perfecto, la mujer apenas siguió el ritmo. No podía castear las habilidades por las que fue conocida como dios, no, aquello sería demasiado lento, seres que estaban lejos de la comprensión, eso era lo que el rubio y ella misma era, pero uno se especializaba más en una cosa que otra, por lo cual, al momento de intentar concentrar su chakra y querer pasar a la ofensiva, tenía que desviarlo para defenderse.

Ganar tiempo.

― Te haces llamar humano, pero no puedo recordar algo parecido a ti, nombrarte un humano superior, no estaría mal, pero, eso sería si es que fueses aun algo catalogable como comprensible ―alzando las manos mientras que señalaba la dimensión que creó, el rubio entrecerró los ojos mientras que se ganaba la atención que debería. ― Todo a tu alrededor, no esta posible para la supervivencia de ustedes, criaturas tan frágiles, pero, estas parado frente a mí, parado como si no fueses nada más que un igual, no te llamaría Dios, no, supongo que eso sería no solo presuntuoso y acertado a la vez, sino, que sería como negarte a ti mismo, por lo cual ¿Qué piensas que es un dios?

Naruto saltó mientras que ignoró las palabras de la mujer, un golpe a su cabeza, un saltó y golpear su costado.

Naruto no podía considerarse un Dios, no, no estaba preparado ¿Qué era un dios? Alguien que estaba en la cima de todo, que estaba sobre las cosas que uno consideraría normal, y sobre todo, alguien que pudiera soportar el tiempo mismo, para el rubio, ni un siglo, y había sido una existencia larga ya ¿Soportar tanto tiempo?

No podía, un Dios, alguien que permanecería tanto tiempo vivo, tanto tiempo solo, no era lo que pudiera aspirar a ser, no podía estar solo, no podía estar vivo tanto tiempo, no la compresión de las pequeñas cosas… ¿Eso no era lo que un Dios sabría?

― Quema ―no fue un jutsu, no fue una habilidad, sino algo que la mujer cantó mientras que el rubio giró su cuello a su espalda, ahora no estaba en el vacío y detrás suyo.

Un sol.

La mujer estaba saliendo de aquella dimensión antes de que aquella cosa detonara, era lo mejor, la única habilidad que la diosa podía hacer más rápido que el rubio, era saltar en un portal, pero no importaba, era el movimiento que necesitaba.

Naruto vio como aquella cosa parecida a un sol, empezaba a crecer, una sonrisa torpe llegó mientras que vio los restos de su abultado brazo derecho, no importaba ahora.

Fue en ese momento, en que la mujer colapsó aquella dimensión mientras que aquella cosa explotaba, no era algo lo cual pudiera escapar el rubio, la mujer lo sabía, por lo cual, al momento en que se cerró la dimensión, supo que terminaba la pelea ¿Mandar a alguien a otro mundo y destruirlo? Aquella acción era demasiado fácil, y por cosas injustas como esas, ella era eso.

Dios.

Algo parecido a vidrio roto empezó a formarse en frente de la diosa. Abriendo los ojos vio como poco a poco se caía a pedazos los fragmentos, el calor emergió de ese lugar mientras que vio una mano roja llena de humo.

El rubio salió de aquella fisura mientras que algunas partes de su cuerpo estaban aún al rojo vivo ¿Regenerarse a este nivel? Con el absurdo nivel de chakra y consumir a los Ootsusuki, era posible para él.

― Pensé que iba a morir ―la mitad derecha del rostro del rubio estaba quemaba mientras que pasaba a la sala gris mientras que la mujer veía con ojos abiertos al hombre que pasó. El humo pasó a cubrir el rostro del hombre mientras que poco a poco la piel cubría la parte afectada.

― No es algo lo cual uno podría salir como si anda de ese lugar ¿Qué hiciste? ―la diosa más que asustada o algo parecido, estuvo curiosa.

― No me quemé, si es lo que piensas, mis quemaduras, son mi propia culpa, el chakra que me rodeo para detener la maldita cosa que me lanzaste en la cara, me quemó, demasiada densidad, pero no importa, tampoco es para mucho ―Naruto finalizó mientras que vio su ropa, el abrigo blanco largo quemado mientras que veía como ahora las mangas estaban totalmente carcomidas, dejando a la vista la pieza rara de metal que estaba como brazo derecho, aquella cosa fue curiosa para los ojos de la diosa que solo podía contemplar aquella cosa, que a la vista, el chakra como era conducido y demás.

Era como un brazo de verdad, pero con un plus.

― ¿Robaron uno de los ojos de mis niños para armar esa cosa? Valiente de tu parte venir con algo que demuestra la mutilación de mis niños ―la voz de la mujer hizo eco mientras que pisó con fuerza. Solo para que él rubio estuviera a su lado al instante con el brazo derecho en alto para golpear. La diosa extendió su mano para bloquear el ataque, para que el rubio sea nada más que una nube de humo, y que desde arriba cayera otro rubio.

El espacio alrededor de la mujer se dobló mientas que el rubio que cayó desde arriba explotó, la idea era que el rubio acelerara y golpeara la mano que la mujer levantó para empalarlo, pero al ver el ataque que venía, un rasengan, entonces puso su mano como para succionar el chakra, solo para que cambiase una vez más reemplazando la masa de chakra por una estrella ninja, la cual se clavó sin restricciones en la mano de la mujer.

― ¿Es esto lo que planeas? Algo como esto no puede lastimarme, pero entiendo tu técnica, si fuera como mis niños, tendría mi habilidad para observar chakra paralizada, pero para mí tanto como mi única niña, restricciones como esas no son algo lo cual nos preocupemos ―la diosa se dio vuelta mientras que un rubio emergió del suelo, Naruto tenía los ojos con sorpresa mientras que vio el golpe entrante de la mujer. Agachándose, empezó un intercambio corto de golpes, el cual, al continua, el rubio tuvo la ventaja, quizá la mujer tuviera poder, pero no experiencia.

Un golpe plano en el pecho de la mujer hizo que ella apretara los dientes, pero, el chakra oro cubrió tanto a la diosa como al rubio, el brazo de metal palpito mientras que la mujer intentó liberarse mientras que el rubio no dejó que se mueva.

― No puedo acceder a mi poder total en un lugar como este, pero al menos, de todo lo que junte, te lo regresare ―el jefe final, no había razón por la cual dar piedad, Naruto lo sabía, si la dejaba ¿Cuántos mundos más terminarían muriendo? Un pitido llegó del bazo mientras que la mujer escuchó una simple voz de aquella cosa.

― Liberación del setenta por ciento ―la voz del rubio fue el comando que necesito un brazo mientras que se infló como si fuese un globo.

Las afueras de la ciudad principal, fueron cubiertas por una oleada de masa azul, chakra puro que circulo unos instantes para poco después hacer explosión. El momento culmine fue dado mientras que todo se puso de color rojo mientras que el cielo negro interminable se quedó de color rojo intensó, los que quedaron, los sirvientes se habían alejado de la capital, solo para ver como todo se puso de color rojo, no hubo respuesta para los que se quedaron dentro del palacio de la diosa, no, no había razón la cual pensar en eso.

Una niña vio como el cielo se ponía de color rojo, todo iluminado de color rojo mientras que la explosión no parecía cesar, era como si hubieran encendido una luz enorme y la hubieran puesto frente a la vista de todos.

El primer y último amanecer de ese mundo en, mucho, mucho tiempo fue dado.

Naruto vio todo de color blanco antes de que sus ojos giraran y vieron al frente una vez más, su cuerpo, la ropa, el abrigo que había sido preparado para soportar tanto castigo, lo último que quedaba era la parte que caía a los costados del hombre, aquello mientras que el propio Naruto caía de rodillas ante el suelo, que ahora era como un arcoíris, no había mucho que ver, no había nada que percibir, todo aquello, no era nada más que una forma irregular.

Una respiración fuerte llegó a su lado mientras que vio los ojos de la mujer restaurarse mientras que todo el cuerpo de la mujer estaba negro carbón.

El rubio vomitó sangre mientras que sonreía. Este iba a ser el fin. Usando sus manos para apoyarse en la plataforma que era aquel suelo extraño, se puso de pie, solo para escuchar como aquel brazo se fragmentaba y hacia que el rubio cayera al suelo. Estrellándose contra el suelo, vio como tres de los cuatro cuernos se convertían en polvo de la mujer.

― ¡Maldito bastardo arrogante! ―ahora fue el momento en que la diosa, se puso de pie, levitó y su cuerpo recuperó su tez blanca y quedo parado allí en toda la gloría de su cuerpo. Naruto vio a la mujer desde el suelo mientras que intentó levantarse, posiblemente el que recibió el mayor impacto fue él, su cuerpo, entrenado hasta la última gota para recibir chakra, fue dañado hasta el punto en que le dolía todo, quizá se regeneró, pero ahora, no era lo que esperaba el que estuviera tirado como estaba.

Gritando el rubio se puso de pie mientras que los pedazos de metal caían al suelo mientras que los restos del brazo se desprendían, la mayor parte de su chakra, que acumuló de los otros Ootsusuki, se fue, Naruto lo sabía, aquel poder que obtuvo y que acababa de detonar, fue la culmine de lo que podría haber conseguido, quizá sus reservas de chakra ahora se expandieron hasta la última instancia, pero ¿Cuánto tiempo le tomaría juntar todo el chakra una vez más?

¿Si quiera iba a salir vivo ahora?

Su cuerpo no daba más, dolía, quemaba, su curación se detuvo, no podía sostenerse a sí mismo, pero al menos, la diosa en su frente no estaba en la mejor posición al igual que él. La mujer estaba desnuda mientras que respiraba con cansancio, apenas pudiendo mantenerse de pie la mujer dio unos pasos mientras que arrugó el rostro en molestia, el hecho de que se pareciera tanto a Kaguya, le incomodaba.

Tres cuernos, la diosa sintió como tres, de los cuatro cuernos pasaban a ser nada más que simple polvo, cada cuerno para ella, era una vida y poder, había gastado tres cuernos para poder sobrevivir, uno para curarse, no funcionó, otro para defenderse, tampoco, y el ultimo para revivir, el cual fue la salida que tuvo. Débil, en un sentido de la palabra ahora no era diferente de los sirvientes que ella misma tenía. La diosa giró su cuello mientras que vio al rubio corre hacia ella, un brazo izquierdo en alto mientras que le daba un golpe en el rostro, los ojos del rubio estaban en blanco mientras que la sangre salía de su boca y nariz.

Dolor, dolor, ambas partes estaban en dolor máximo, pero no importaba, Naruto solo se movió al ver a la diosa, si no la mataba ahora, volvería, siempre los Ootsusuki volvía, y siempre eran más fuertes, posiblemente la única que quedase que era de otra liga era Kaguya misma, pero ahora mismo ella no estaba ni cerca de poder salir de su sello.

Una fuerte cortina de viento salió mientras que el rubio sintió un temblor en su quijada mientras que la mujer había golpeado y haciendo que se eleve en el aire. El rubio sintió como sus pies descalzos dejaron el suelo mientras que veía a la mujer que saltó y le golpeó una vez más el rostro. Poniéndose encima del rubio, la diosa saltó y empezó a golpear sin descanso el rostro del rubio mientras que este levantó su única mano en un intento de defenderse de los golpes.

Un cabezazo fue dado de parte del rubio mientras que golpeaba el rostro de la mujer sacándola de su sí, para ponerse de pie y patear a la mujer en la frente. Solo para caer poco después de espaldas al suelo, el rubio gruño mientras que su rostro hinchado hacia que fuera difícil ver. La diosa tenía una fuerza absurda, y eso que él era un peleador de corta distancia.

La diosa se puso de rodillas mientras que tenía la boca abierta, la mirada perdida y la sangre saliendo de su boca. Gritó, gritó como si no hubiera nada más que hacer mientras que se ponía de pie, su mano se llenó de algo negro mientras que un hueso creció de su palma.

Naruto abrió los ojos con horror mientras que intentó moverse, apretando los dientes, se agachó dejando que el hueso no lo tocase, dejando que él rubio estuviera en el pecho de la mujer.

― Ni siquiera los tienes grandes…―la voz del rubio sonó mientras que la mujer se rio por lo bajo. Ambos retrocedieron con energía para saltar en un destello. Los ojos del rubio se abrieron mientras que la mujer igualaba su velocidad. Una sonrisa feroz de la diosa mientras que aceleró. Pero, el brazo del rubio detuvo la embestida de la mujer mientras que su brazo izquierdo paraba el golpe, una patada llegó mientras que crujido vino de parte del cuello de la mujer la cual abrió los ojos y un simple quejido salió antes de caer al suelo.

Naruto se rio mientras que camino hasta el cuerpo de la mujer, la cual tenía los ojos fijos en el hombre, un cuerno más y estaba fuera, pero, sino lo hacía igual mente estaba fuera. La mujer en su duda, le dio el tiempo que el rubio necesito para juntar para un rasengan, uno simple, pero a la vez fuerte, sin oportunidad de esquivar, el cuerpo de la mujer termino con un agujero en el pecho mientras que la sangre caía por todos lados, el ultimo cuerno de la mujer cayó mientras que la sangre salió de la boca de la diosa mientras que el rubio caía de espaldas al ver como el cuerpo de la mujer pasaba a ser polvo.

― ¿Terminó? ―los ojos del rubio solo demostraban cansancio ¿Hacia cuanto tiempo que no dormía?, comer, y demás, mantenerse todo a base de chakra, era difícil, como si su cuerpo pidiera un descanso, sus músculos se ablandaron mientras que perdía masa muscular, sus mejillas se hundieron mientras que el rubio se quedaba en el suelo con una mirada perdida.

Era como si hubiera envejecido, de una apariencia de principios de sus cuarenta, a uno de los setenta. Naruto alzó su mano, viendo como estaba marchita, curioso, como a pesar de todo, él no era nada parecido a la quinta Hokage, por lo cual, al momento de ver su mano, notó como no había mucho que decir a parte del hecho de que no entendía el porqué de la reacción de su cuerpo.

Un sonido de cristal sonó una vez más mientras que vio hacia abajo, lo que sería un piso transparente en el cual se encontraba tirado, ahora se resquebrajaba para caer hacia el abismo. Naruto apretó los dientes, tenía que intentarlo.

― ¡Kurama! ―la voz del rubio sonó rota mientras que el zorro se movió, ambos lo habían acordado, el no usar el poder del kyubi en su totalidad, no podía darse el lujo en aquel momento, el ataque suicida con casi todo su poder iba a ser algo lo cual podía evitar eso, y funcionó mejor de lo que pensaron.

El cuerpo del rubio recuperó su volumen mientras que empezó a salir humo, curando las heridas que estaban con anterioridad, una sonrisa llegó en el rostro de Naruto, el saber sobre las dimensiones, para tratar con seres así, uno tenía que ajustarse a sus propios estándares, quizá el rubio no pudiera ver los flujos como los Ootsusuki, pero, podía sentir las finas realidades, ahora mismo, no estaba lejos de su mundo original, quizá rompiendo uno a dos barreas podría pasar de vuelta a su mundo.

El rubio sonrió mientras que estiró su brazo izquierdo, y buscó, buscó el lugar donde golpear, aquellas acciones, fue la misma la que uso para salir de aquella explosión en la que la diosa lo había dejado, el ver el más pequeño fragmento de realidad, el más cercano a su frente y hacer lo que mejor podía, golpear ¿Era esto el golpear tan fuerte que rompiera la realidad? Parecido, pero no, solo se centraba dónde podía, no había mucha ciencia, aquello fue un regalo de las enseñanzas de Sasuke.

Otro sonido de cristal llegó mientras que vio como el vacío negro se rompía, siendo un éxito al ver un páramo con flores.

Cerrando los ojos, el rubio dejó que caía mientras que se centraba en los últimos momentos en ver el paisaje.

Unos ojos blancos se abrieron, con curiosidad, no era normal que algo afectara su sueño, no, mejor dicho, no era normal que algo alterara la dimensión en la que estaba sellada. Los sonidos de grilletes llegaron mientras que la mujer retrocedió un poco al momento de ver una mancha rubia caer en frente suyo, aquel lugar, posiblemente no era más grande que unos kilómetros, por lo cual, el ver aquello, algo que no había visto después de rebuscarse en todos lados del lugar, era curioso.

Las cadenas de la mujer se movieron mientras que se ponía de pie, no había mucho que admirar, sus pies tocaron la yerba mientras que dejaba el árbol en el cual había estado conciliando sueño. Una mirada de molestia llegó mientras que vio las cadenas del lugar aferrarse al cuerpo del hombre, estaba acostado boca abajo, el pelo rubio y el cuerpo bronceado, lo único que tapaba al hombre era una combinación de pantalones y algo parecido a un abrigo que se aferraba a su cintura y que caía hacia abajo, dejando el torso totalmente libre, y, sobre todo, a la vista el hecho de que no poseía un brazo.

Las cadenas terminaron de cubrir al hombre mientras que poco a poco llegaban a las muñecas y al cuello del hombre, donde se ajustaron con fuerza.

La mujer sonrió, otro tonto que era demasiado para ser vencido y terminó sellado, el estado del rubio, le recordaba su estado cuando ella misma fue sellada, sin un brazo, al menos, el hecho de no poder usar chakra no significaba que no pudiera regenerarse, pareciera ser el mismo caso con el hombre en el lugar, por el hecho del humo que estaba saliendo de algunas partes que se notaban con lesiones, lo único que no se curaba era el brazo.

― Mmmhh…―la mujer vio aquello con curiosidad, caminando llegó hasta donde estaba el hombre mientras que vio como estaba dormido, interesante.

Moviendo su pie, volteó al hombre mientras que vio el rostro de este, aquello mientras que alzaba una ceja. De todas las personas que esperaba ver, no esperó que fuera alguien como él, no, de hecho, el cómo llegó aquí era demasiado para pensar.

Agachándose, la mujer llevó una mano a la cara del hombre, no tenía sentido intentar golpearlo, nadie podía herirse en este lugar, una condena más, para evitar que ella misma se salga de este lugar con su muerte. Molestia llegó en el estómago de la mujer mientras que vio al hombre en el suelo.

Naruto estaba cansado, pero, al notar como la luz del sol era interrumpida, abrió los ojos mientras que vio lo que no esperó ver en todo lo que llevaba peleando.

Naruto miró el rostro de la mujer que lo miraba con interés más que otra cosa, de todas las cosas, de todas las dimensiones, realidad, y demás posibles alrededor de su propio hogar ¿Era este un chiste?

― Kaguya ―la voz del rubio sonó cansada mientras que no despegó su vista de la mujer.

― Eres el pervertido ―Kaguya no recordaba mucho de la batalla que tuvieron, unos momentos antes de su sello y otro que otro momento al azar, y el momento en el cual el rubio se transformó, o algo parecido, en varios hombres, guapos. Aquello fue lo que recordó, con demasiada profundidad.

― ¿Ese es el título que me diste? ―Naruto no se movió, no giró su cuello, solo vio a la mujer la cual se sentó frente suyo mientras que inclinaba su cabeza con curiosidad. Naruto vio aquello, como a diferencia de aquella vez, no había sensaciones hostiles, o algo parecido de parte de la mujer. ― Esperaría haber dejado una mejor impresión ―Naruto movió sus manos sintiendo las cadenas, aquellas cadenas, evitaban todo chakra posible.

Una gota de sudor cayó de la frente del rubio.

― ¿Qué le hiciste a tu cuerpo? ―la pregunta de Kaguya hizo que Naruto alzara una ceja. Hasta este momento, esto era realmente tranquilo, demasiado, tanto que le preocupaba. ― Pareces desconcertado ―la voz de Kaguya sonó igual de tranquila y pasible.

Naruto estaba pensando en que estaba pasando, no sentía nada de su brazo derecho, no había nada que pudiera hacer, era como si le quitasen algo importante, pero no importaba, después de todo, si hubiera podido, con la oportunidad que tenía ahora, hubiera devorado a la mujer sin pensar, después de todo, dos cuernos, clase alta. E hija directa.

El combo completo de lo que debía evitar que se propagara.

― No entiendo porque actúas tan casual ¿No deberías estar molesta o tratando de matarme? ―la voz del rubio llegó a los oídos de Kaguya mientras que la mujer parpadeó. En parte aquellas palabras del hombre, eran ciertas, después de todo, ella debía sentir odio, molestia, ira, pero ¿De que servía? Ninguno de los dos podía moverse o dañar al otro en este lugar, no podía molestarse por cosas que ya no podía modificar ¿Volver a la tierra? ¿De que servía?

― No tengo necesidades de algo que no serviría en nada ―la voz de Kaguya fue cansada mientras que daba un suspiro, el rubio alzó su cabeza más y vio a la mujer mirando el cielo. Naruto vio hacia arriba y vio aquello, no era un cielo, era más una caja pintada de azul lo que tenía a sus ojos, pero no importaba ¿De que servía quejarse ahora que estaba encadenado y sin poder usar nada?

― Realmente eres diferente a tu madre ―la voz del rubio fue cansada, pero, al terminar de decir aquellas palabras, sintió como sus mejillas fueron movidos, y su rostro se giró mientras que tenía el rostro de la mujer frente suyo a una corta distancia.

Naruto estaba acostado boca arriba mientras que Kaguya lo movió, puso su cabeza sobre su regazo mientras que lo acercó en su totalidad.

― ¿Qué quieres decir con mi madre? Madre no pertenece a ningún lugar, Madre esta, sobre todo, si la conocieras, ella te hubiera drenado apenas pudiera ―la voz de desesperación de Kaguya hizo que Naruto alzara una ceja, ahora podía ve algo distinto en los rasgos de la mujer.

Miedo.

Miedo verdadero.

― ¿Tienes miedo de que te siga ella? ―la voz del rubio fue calmada, él sabía a donde iba esto, el ver como Kaguya, la que consideraron Dios, girara su cabeza y asentir en silencio, hizo que el rubio sonriera, esa faceta tímida de la mujer con aquellos rasgos, hasta se podría considerar lindos.

― Ella no existe más, al igual que los tuyos ¿Significa algo para ti? ―Naruto podía adivinar, odio, aquella era la opción más acertada para poder saber de parte de la mujer, después de todo, lo que seguía era lo esencial. ― Fui a donde residían los de tu clan, o, mejor dicho, raza, no sé, no quedan guerreros, de hecho, creo que con lo de mi ataque suicida para llevarme a tu madre, posiblemente no queda nada más que un hueco en el espacio en donde alguna vez estuvo su ciudadela…―la voz del rubio resonó mientras que se detuvo, era obvio algo, las gotas en su cara no eran de lluvia.

Lagrimas cayendo del rostro de la mujer llegaron al rostro del rubio, la frente de la mujer se puso sobre la frente del rubio mientras que un susurro que no esperó llegó de parte de la mujer.

― Gracias ―la voz de Kaguya era algo lo cual, no esperaba el rubio, quebrada y con emoción, pequeñas arcadas venían de parte de la mujer mientras que una pequeña risa llegaba. Una sonrisa estaba presente en el tonó de la mujer mientras que una sonrisa enorme de oreja a oreja de total felicidad fue visible.

Los ojos de Naruto estaban abiertos, aquello no era lo que esperaba.

― No sé como lo hicieron, no me interesa, ahora mismo, no me importaría vivir como humana, por fin…después de tanto tiempo…tanto, tanto tiempo, no tengo que sentir que en cualquier momento me van a matar para ser consumida…―una risa llegó de parte de la mujer mientras que se levantaba de su lugar y veía al rubio el cual estaba con los ojos abiertos y una expresión desconcertada.

La mujer solo sonreía mientras que caminaba a los lados con tranquilidad mientras que se detuvo y vio al rubio en el suelo que estaba mirándola con verdadera curiosidad.

― Eres Kaguya Ootsusuki ¿Verdad? ―la voz del rubio era de confusión total mientras que veía a la mujer que estaba parada frente suyo. Naruto se sentó mientras que sintió como su cuerpo ardía, el haber consumido tanto y no haber restaurado nada aun quemaba. ― Eres Kaguya Ootsusuki, la mujer que quiso al mundo bajo su control ¿No? ―Kaguya levantó una ceja mientras que caminó hasta el rubio que tenía en frente.

Naruto vio a la diosa, el odio, la irracionalidad del aura de la diosa frente suyo, era totalmente distinta, no había nada cercano a lo que recordaba que fuese su yo actual de lo que en su momento fue la mujer, entonces ¿Quién era la mujer frente suyo?

Parpadeando en compresión, la mujer cerró los ojos mientras que puso un semblante más serio.

― Pido disculpas por mi arrebato…es solo…que, si, soy Kaguya Ootsusuki, pero, a diferencia de antes, o aquel entonces, ahora, mis metas cambiaron, antes solo quería sobrevivir, el que aquellos, mis hermanos y mi madre me buscaran, eran por algo, era para mí exterminio, pero ahora, si realmente dices de verdad esto…entonces… ¿Simplemente que hago? ―la voz de la mujer fue ahora un poco más apagada. Viendo sus manos.

Kaguya desde que recordó su salida, no había tenido un momento en el cual podía relajarse, podía vivir tranquila en la tierra, todo este tiempo, no fue lo mismo, vivir con miedo, tener un ejército por miedo, todo por aquella mujer, pero si ese rubio decía la verdad…

Dudaba realmente, su madre tenía la oportunidad de revivir tres veces, no entendía como aquel sujeto logró sobrepasarla, recordando el poder de aquella vez, no había parecido, por lo cual, era raro, no entendía Kaguya ¿Cómo esa mujer logró hacer algo?

Kaguya se mordió el labio mientras que vio al rubio, parecía tan raro todo. Kaguya dio un suspiro mientras que alzó la cabeza. La mujer se quedó quieta mientras vio al cielo falso, no se movió.

― ¿Vivir? ―la pregunta del rubio hizo que la mujer girase el cuello y viera al hombre que ahora estaba de pie.

Alto, aquello era lo que Kaguya pensó cuando vio al hombre de pie.

Redención, del odio a la paz.

Aquella enseñanza…

Entonces…

¿Todos los que consumió en su momento fue en vano si dejaba a la mujer viva?

¿Todos los niños y demás? Los gritos de cientos de habitantes, llegaron a los oídos del rubio mientras que tragó en seco ante aquello, era algo que sentía rara vez, miedo, no era miedo a fallar, lo cual era su miedo perpetuo, no, ahora, era un miedo tangible a algo en sí.

Del dolor la paz ¿Era así?

Naruto vio el muñón que le quedaba de su brazo ¿Si forzaba aquella entrada podría terminar con Kaguya?

Parado frente a la mujer, Naruto se quedó viéndola, a diferencia de aquella vez, no había una mirada molesta, no había una mirada de superioridad, no había nada, solo una mirada curiosa, casi inocente. Ojos que miraban al rubio a la espera de algo.

Esta no parecía la madre del chakra, era demasiado inocente a los ojos del rubio, no, no era eso, seguía el semblante de siempre, solo…

¿Qué debería hacer?


Ah, bueno, no sé cuándo voy a volver actualizar, pero, primero que nada.

No va a haber harem, y esta vez, tampoco trio, la pareja, tampoco está decidida aún. La inclusión de Kaguya está por más mal que bien, lo sé, pero no quería dejarla fuera.

Seguro tiene algún error de tipeo o algo así, estoy algo muerto después de escribir esto, pero realmente quería subirlo ya, lo hice lo mejor que pude y lo revise lo mejor que pude, pero bueno, siempre me quedan errores.

Como sea, gracias a los que llegaron hasta el final, espero que disfruten, y que les guste, este será algo nuevo que voy a trabajar, e intentar que sea algo largo.

Realmente estuve feliz haciendo esta historia, espero que disfruten.

Rey de picas fuera.