― ¿Está lloviendo otra vez? ―una pregunta simple vino detrás de Naruto.

El rubio se dio la vuelta mientras que veía a Azure viendo la ventana de la oficina en la que estaba.

Varios pergaminos estaban esparcidos por todos lados mientras que la dragona tenia algunas ojeras y tinta en la cara.

Una risa suave llegó del rubio mientras que metió su mano en su bolsillo y sacó un pañuelo.

Mientras que limpiaba el rostro de la mujer que tenía los ojos semi abiertos.

― Puedo hacer el papeleo, soy muy bueno en esto, ya hizo suficiente, descanse ahora que puede, no va a pasar a mayores, está revisando cuentas, déjeme terminar esto ―la mujer aun con los ojos entrecerrados vio al hombre frente a ella.

Azure solo sintió la presión del pañuelo en su mejilla.

La dragona se había vuelto a dormir sobre los pergaminos recién escritos…por lo cual Naruto iba a tener doble esfuerzo otra vez para transcribir todo y luego mirar todo.

El rubio era el que hacia todo el papeleo casi, ella normalmente solo firmaba.

Pero era tan aburrido….

― Dios, no puedo creer como te manchas el rostro siempre ―Naruto habló mientras que tomó el mentón de la mujer y lo alzaba para limpiar el rostro de la mujer.

Una suave risa llegó de la dragona mientras que abría uno de sus ojos y miraba el rostro del rubio.

― Bueno, sé que no tengo que preocuparme de muchas cosas porque siempre estás aquí ―el rubio miró el rostro de la mujer unos instantes, parpadeando en confusión mientras que daba un suspiro.

― Ah ―una pequeña queja salió mientras que la mujer sintió como el rubio le apretó la nariz un momento.

― Eres demasiado floja ¿No eran que tus vestidos ahora te ajustan más? ―la mujer desvió la vista mientras que se rio por lo bajo.

― Bueno…-―la mujer no terminó de hablar antes de que el hombre le diera un abrazo.

Las manos de la dragona estaban a los costados del rubio mientras que la expresión de sorpresa plasmada en el rostro de la mujer era enorme.

― Tiamat ―Naruto susurró.

― Es Azure, Tiamat es la hija de Azure y Ddraig, la Tiamat que estas llamando está muerta, lo está desde hace miles de años ―las manos de la mujer subieron mientras que respondía al abrazo del rubio.

Jugueteando con el cabello rubio del hombre, la mujer volvió a cerrar los ojos mientras que bajaba la cabeza y la hundía en el hueco del hombro y el cuello del hombre.

― ¿Por qué estás tan obsesionado conmigo? Este lugar depende más de mi hija Tiamat, yo soy Azure ―la dragona sintió como la mano del rubio subió a su cuerno, pasaba a su cabeza para luego ir a por su cabello.

― Sigues siendo el símbolo de poder que queda de este lugar ―Naruto habló con calma y cerraba los ojos.

― No, los demás quieren a Tiamat, no entiendo del porque estas tan a la deriva que yo soy el pilar ¡Sal a las calles! Tiamat es clamada, Azure es conocida, pero olvidada ―la voz de la mujer fue simple, con un pequeño subidón del tono, pero sin llegar a sonar enojada.

―…―el rubio solo se quedó callado mientras que bajó más la cabeza.

― Lo entiendo, no quieres que muera, me diste a Kaguya para que pueda defenderme mejor, yo no tengo más mis propiedades de ataque, solo puedo curar, no soy débil, pero comparado a lo que fui, sabes bien que no soy lo de antes ¿Verdad? ―el sonido de la silla rechinar sonó mientras que la mujer se sentó y dejó al rubio que se quede en su regazo.

― Ddraig, hizo demasiado por todos, pero siempre es lo mismo, darlo por todo por todos ¿Por qué nunca da un final feliz? ―la pregunta de Naruto no fue dirigida a la mujer, pero de igual manera, la dragona respondió.

― Porque la felicidad de todos es el intercambio de la infelicidad de una sola ―los ojos de Naruto se abrieron mientras que veía el rostro de la mujer con sorpresa.

Y horror.

― Ddraig…quizá hasta que nos encontraste no parecía muy poderoso que digamos, pero de igual manera ¿Cómo crees que logró convencer al clan de dragones blancos para que me despose? ―Azure preguntó mientras que vio al rubio levantarse, y ella se acomodó en la silla. ― Es porque era uno de los más viejos, mucho más viejo que mi propio abuelo, y ya te estoy hablando de miles y miles de años ―Naruto abrió los ojos ante las palabras de la mujer.

― ¿Qué? ―la cara de Naruto no tuvo precio, haciendo que la mujer se ría ante la expresión y el desconcierto del rubio.

― Si, puede que sea viejo, pero bueno, nosotros dejamos de envejecer una vez que llegamos a un punto, no sé con los kyubi como tú, pero al menos puedo decir que en estos casi ochenta años no has perdido ni un día ―la dragona terminó.

― ¿Eh? ―Naruto parpadeó en sorpresa ¿No eran solo alrededor de cincuenta años?

― Supongo que has estado contando los años un poco…mal, no me sorprende, cuando vives mucho a menos que consultes de manera directa no siempre uno lleva la cuenta correctamente, ah, pensar que Tiamat está por cumplir su primer siglo ―la sonrisa de la mujer creció, cerrando los ojos la imagen de la pequeña Tiamat vino a la cabeza de Azure.

― Bueno…quizá perdí la cuenta de un par de años…―Naruto susurró al momento en que se rascaba con nerviosismo la nuca.

La sonrisa, risa y actitud jovial de la mujer, le calmaba de verdad.

― ¿Ves? Allí está el hombre que nos cuidó desde ya casi un siglo ―la mujer palmeó la mesa un par de veces mientras que Naruto alzaba una ceja. ― Si, realmente eres especial, de entre todos los que viven aquí, tu empezaste cuando nosotros no éramos nada, ahora mira la ciudadela ―poniéndose de pie la mujer caminó hasta la ventana grande de la oficina mientras que extendía los brazos.

Naruto pudo verlo, a la distancia, los dragones andar en paz, algunos comerciantes de otras razas, pero todos, en forma humana.

― Siempre me emociona cuando bajo a la ciudad y veo como están tan bien ―la sonrisa del rubio creció al momento de ver la vuelta a la vida de la ciudadela.

― Ese es el legado de Ddraig ―los ojos de Naruto se abrieron y giró su cabeza para ver a la mujer que caminó hasta estar frente suyo. ― Ninguno de nosotros ya necesita hacer más nada, podemos vivir ―la tranquilidad en el rostro de la mujer hizo que el rubio mirara unos instantes los rasgos de la mujer.

― ¿No sientes la perdida de Ddraig verdad? ―la pregunta de Naruto hizo que la mujer bajase los brazos y caminase con cuidado hacia el rubio.

― Él dio su felicidad, pero no tenía porque arrastrar la mía ―la mujer susurró mientras que daba un suspiro.

― Lo hizo todo por ti y Tiamat ―Naruto tragó mientras que vio a la mujer.

― Lo sé, y lo respeto, pero ¿Jugar con otras? ¿Ignorarme por más de una década? ¿Dejarme de lado en todo? ―Naruto se quedó en silencio mientras que cerraba los ojos ante la declaración.

― ¿No tuvieron ya esta discusión? ―Naruto abrió los ojos otra vez mientras que veía a la mujer molesta formándose frente a ambos.

― Kaguya…―Naruto susurró con un poco de desagrado, lo cual fue recibido con una mirada de asco de la misma mujer.

― No sé porque me molesto en venir si siempre soy tratada así ―Kaguya comentó mientras que volaba hasta la silla de la sala y se sentaba con calma.

― No se peleen, y sí, hemos tenido esta discusión, y decidí una cosa, Ddraig hizo lo correcto, pero, no por ser lo correcto está bien ―Azure habló y tuvo un asentimiento de la cabeza de parte de Kaguya.

―…―Naruto se quedó callado.

Para el rubio, aquella conversación, era como si le dijeran que todo lo que hizo en su momento, estaba mal.

― Es porque estaba mal, tonto ―la respuesta de Kaguya hizo que Naruto frunciera el ceño.

― No veo del porque viniste aquí ―Naruto comentó mientras que miraba a la mujer.

Kaguya dio un suspiro al momento de mirar hacia abajo.

― Supongo que los hechos van a hablar por sí mismos después, quiero ver si esta vez vences al destino ―la mujer terminó para desaparecer en un estallido blanco.

Naruto miró donde se fue la mujer para luego rechistar los dientes.

― Se volvió más arrogante ahora que tiene más poder y que no tengo la piedra de su alma ―Naruto susurró parea sí mismo.

Los pensamientos del rubio se detuvieron al sentir un abrazo en su espalada.

Los brazos de Azure colgándose en su pecho mientras que ella estaba abrazando al Naruto por atrás.

― Tiamat…―Naruto sintió como la mujer negó la cabeza contra su espalda. ― Azure…solo…olvidemos esto, no quiero que estés enojada ―al terminar aquello, el rubio alzó una mano y la colocó sobre la mano de la mujer y cerró los ojos.

Solo por esta vez, dejaría aquellos pensamientos conflictivos fuera.


― Te ves algo decaído hoy ―Naruto giró su cuello y vio a la mujer demonio que estaba a su lado.

Naruto dio un suspiro mientras que dejaba el cuchillo que estaba usando y soltaba la carne que estaba cortando.

― Ayer tuve una discusión con la princesa ―Grayfia miró unos instantes al rubio mientras que esperaba algo. ― Con Azure ―un "Oh" fue audible de Grayfia mientras que asentía con la cabeza.

― Puede sonar algo mal…pero ¿Ustedes están en algo verdad? ―Grayfia desvió la mirada mientras que vio el rostro en confusión del rubio.

Naruto no dijo nada, solo tomó el cuchillo y la carne y se centró en lo que estaba haciendo.

Y en sus pensamientos.

― ¡Perdón si fui algo insolente al preguntar esto! Es solo que…―Grayfia subió su mano hasta su propi antebrazo y lo rasco con nerviosismo. ― Siempre están juntos ¿No suelen estar hasta altas horas de la noche en la sala privada de la familia y luego la acompañas a su cuarto? No solo eso, sino que también se dice que ella misma te busca hasta altas horas, siempre salen a pasear, están en compañía del uno del otro, casi unidos, los únicos momentos en los cuales se puede hablar, así como estamos, es cuando trabajas ―Grayfia terminó con un pequeño rubor en el rostro. ― Lo siento si es que fue incomodo de preguntar…―

Naruto se quedó quieto mientras que miró sus manos.

Por primera vez en mucho, mucho tiempo.

El rubio sonrió.

Una pequeña lagrima salió de la mejilla del hombre mientras que con el dorso de su mano se limpiaba los ojos. El hombre dejó lo que estaba haciendo para secarse las manos con un trapo que estaba.

Aquello ante la mirada de preocupación de Grayfia, pero la mujer no detuvo al hombre, no, porque podía verlo.

La sonrisa más resplandeciente que había visto.

― Gracias, Grayfia-chan ―Naruto agregó el sufijo mientras que Grayfia parpadeó ante aquella acción, siempre fue su lenguaje algo occidental, era la primera vez que lo escuchaba sacar algo de su ser oriental.

Unas manos rodearon el cuerpo de la mujer mientras que Naruto abrazaba con fuerza a Grayfia.

― ¡Ah! ―un pequeño grito salió de Grayfia, pero en vez de alejar al hombre, correspondió el abrazo y mientras que escuchaba el breve sollozo del hombre. ― Dile a los demás que nos tomaremos el día ―una sonrisa de incomodidad adornaba el rostro de Grayfia mientras que hablaba a su compañera de al lado, la cual solo había visto como el hombre lloraba y abrazaba a la mujer con felicidad.

Cerrando la puerta detrás de ambos, Grayfia salió del lugar dejando un silencio en aquella sala.

― ¿Será que embarazó a ese demonio? ―uno de los dragones habló, el pelo negro y ojos rojos rasgados delataban su estirpe, eso y los cuernos que salían de su cabeza.

― No lo sé, pero, espero que sí es así, se largue ya de aquí, este castillo estaría mejor si la ciudad de su especie ―dando un suspiro de cansancio, el hombre se dio la vuelta y tomo unas bolsas que estaban en el suelo.

― Lo sé, casi todo el personal, a excepción del demonio y el zorro son dragones, podemos proteger a nuestra señora mejor que él, pero al parecer, ella solo confía en ese zorro ―otra voz se escuchó mientras que todos volvían al silencio una vez más.


― ¿Qué sucede? ―Grayfia habló recuperando el aliento después de que el rubio hubiera corrido por medio castillo para llegar hasta fuera.

― Por fin sé que hacer…―la mirada de felicidad en el rubio estaba tan centrada en la mujer que Grayfia miró hacia otro lado. ― Toda mi vida, cada momento de mi existencia, fue pensado en torno a otros, desde el día en que nací, siempre fue así, hasta el día de hoy ―Naruto abrió los brazos y miro al sol.

El viento llegó haciendo que la ropa de ambos hondeara, Grayfia vio la expresión del rubio.

Era como ve a alguien del cual se le habían levantado grilletes que había tenido por mucho tiempo.

― Todo este tiempo, pensé que hacer lo correcto de la manera en que todos fueran felices, estaría bien, pero, cuando llegué aquí, mis discusiones con Azure y demás, todo tiene sentido, no estaban enojadas por ser como era, no, era porque no descasé a pesar del tiempo ―Grayfia miró confundida al rubio.

― No lo capto…―mirando hacia abajo en señal de vergüenza, la mujer bajó su cabeza, seguido de eso, escuchó la risa suave del rubio.

― No hace falta, es…difícil de explicar, pero, ella y otra persona, no estaban enojadas con Ddraig y conmigo por querer ayudar a otros, no, sino, porque ya no teníamos por qué seguir haciendo eso después de tanto tiempo…―Naruto llevó las manos en los hombros de Grayfia.

La mujer se sobre saltó ante el contacto repentino.

― Ddraig y yo ya estábamos hechos para descansar, pensé que era el único que podía entender a Ddraig, pero no, yo solo era el único tonto que podía mal interpretar todo ―una sonrisa enorme vino al rostro de Naruto.

Grayfia lo vio, al hombre sonreír con felicidad, ante aquella vista con el sol en contraste.

Los ojos de Grayfia brillaron al ver la aquella escena de felicidad.

― Gracias, algo tan tonto como hoy, sino fuera por eso, no entendería aun, yo esperaba a irme de aquí, a que todo esto resultara mal, pero, ahora entiendo, no tengo que tener miedo, no, este, este es mi hogar ―el viento sopló una vez más mientras que el cabello del rubio se movía, Grayfia abrió la boca mientras que esas palabras salieron del rubio.

Un hogar.

― Yo…―la mujer susurró mientras que levantó la cabeza.

Naruto giró su cuello y vio a la reacción de la mujer.

― ¿Qué sucede? ―la pregunta del hombre fue amable. Ambas miradas de se encontraron a la espera de algo.

― ¿Está bien si hago de este mi hogar también? ―el susurro de Grayfia fue bajo, pero a la vez decidido.

Los ojos de Naruto se abrieron ante las palabras de la mujer.

La mujer que iba a dejar morir si no fuera por Azure, la mujer que no pensó en salvar por este lugar.

No, ese sujeto estaba mal, ahora.

Volvía s su viejo ser.

― ¿Por qué preguntas algo tan obvio? ―la sonrisa de Naruto fue cálida mientras que sintió como la cabeza de Grayfia se iba a su pecho mientras que escuchaba algunos jadeos.

La mujer también estaba llorando.

Recordando todo lo que pasó hasta llegar donde estaba ahora.


Una orden.

Aquello era todo lo que siempre ella necesito.

Necesitamos que nos ayudes ―una respuesta era simple a aquella pregunta.

Grayfia siempre estuvo en la oscuridad.

Desde que nació, siempre fue a un fin.

Complacer a la familia Lucifer.

Siempre lo mismo, sin ningún cambio, si ninguna forma de poder salir, solo esforzarse desde niña, sin palabras de aliento, no, todo era lo mismo.

Todo por los Lucifer.

Una niña que vivió siempre en la oscuridad de las ordenes, sin poder ver algo que quisiera, no importase que.

Hasta que llegó él.

Un hombre de pelo rojo que siempre clamaba de estar cansado de trabajar de más, pero, las conversaciones con aquel demonio.

Fueron tranquilizadoras.

Llegando un punto en el cual siempre estuvo para molestarla, hablarle.

Tratarla como una persona.

Como algo más que una marioneta de lo Lucifer.

Por esa razón, confió en aquel hombre para robar información cuando estalló la guerra civil.

Por esa razón, lo dio todo por el hombre.

Para que fuera tratada como alguien a quien respetar, alguien que pudiera elegir las cosas por sí misma, pero.

¿Cómo iba a lograrlo si iba a morir en tan poco tiempo?

Grayfia sintió su costado desangrándose, la magia de hierro era fuerte, y el que la perseguía era uno de los vasallos de Lucifer, alguien que estaba en otra liga.

Iba a morir.

Aquella era la oración que se quedó en la cabeza de Grayfia.

Mas el solo pensamiento de eso le daba más energía para poder seguir.

Ella deseaba vivir.

Si su destino era morir aquí, entonces lo evitaría.

Sirzech vendría en cualquier momento, en algún momento a salvarla.

Aquella fue la promesa que se dieron.

Lo más probable es que esté esperándola con una sonrisa en el rostro mientras que terminaba a sus enemigos con un ademan.

Sangre salió de la boca de la mujer mientras que la herida se abría más, pero Grayfia no podía detenerse, no cuando todo lo que iba a quedar de ella eran restos en aquel paramo de hielo.

Miedo, miedo a morir era lo que la impulsaba, quizá ella a diez años iba a tener un poder que superase a los que la perseguían, pero…

No estaba ella en diez años ahora.

Grayfia perdió su equilibrio mientras que chocó contra algo sólido, que la expulsó y repelió al instante.

Una barrera, una maldita barrera en su cara hizo que todo su cuerpo colapsara.

Los hombres la alcanzaron al instante.

Un pequeño jadeo salió de la boca de la mujer antes de que un golpe fuerte viniera a su rostro.

La nariz tronó mientras que se rompía, y junto con aquello algunos dientes salieron.

Pero los golpes a su rostro no se detuvieron.

Uno tras otro, el dolor aumentando, era difícil, la mano de la mujer solo podía sujetar con debilidad la nieve fría, recordándole el tacto y de que aún estaba con vida.

Otro golpe sacudió su cabeza para luego que con su único ojo posible abrir.

Viera como los hombres se alejaban para cargar un hechizo.

Una línea fin de lágrimas salió de su ojo que podía ver.

Ella iba a morir.

―…―el susurró de incoherencias llegó mientras que su boca, su mandíbula, lo más probable es que estuviera rota.

Fue en ese momento, en que todo se llenó de luz azul pálida.

Una línea que dejó a todos olvidados en polvo fue vista a metros de la cara de Grayfia.

Llegaron voces a su lado, pero poco a poco, girando el cuello como podía la mujer vio al hombre parado sujetando su cuerpo y viendo sus heridas.

Un rostro lleno de lágrimas que sonreía, le estaba sonriendo.

Grayfia miró al hombre como tocó y examinó sus heridas.

― Estoy…feliz…de que estés viva…―fue entre jadeos, pero Grayfia logró entender las palabras del hombre antes de que todo se volviera negro.

Desde ese momento, lo siguiente que Grayfia recordaba era estar frente a una chimenea, el dolor era casi nulo y estaba acurrucada en la calidez de una cama.

― Despertaste…―mirando al hombre a su lado, Grayfia lo vio, la amabilidad pintada en el rostro del hombre mientras que veía su estado.

Fue en ese momento en que Grayfia quería saber.

¿Por qué la estaba ayudando? ¿Por qué estuvo tan feliz cuando ella vivió?

Aquellos pensamientos poco a poco se fueron con su consciencia.

Días desde su despertar pasaron, ella había sido tratada como una invitada, al parecer de la familia real del lugar, Grayfia vivó como quería allí adentro.

Comida y servicio a su orden, todo lo que pidiera era traído con rapidez.

¿No había sufrido suficiente ella para poder disfrutar ahora?

― ¿Otra vez el zorro está cuidando a ese demonio? ―girando el cuello, Grayfia pudo sentirlo, tres dragones pasando cerca de su puerta.

― No me importa, que haga lo que quiera, podrá ser el mayordomo, pero sigue siendo un simple kyubi ―Grayfia se quedó quieta mientras que terminó de escuchar aquellas palabras.

Un kyubi ¿No fue su nación invadida por demonios hace años?

Entonces con más razón ¿por qué ayudarla?

El sonido de la puerta golpeándose llegó a los oídos de Grayfia mientras que se volteaba y miraba la puerta.

― Adelante ―algo quebrada, aquello fue la voz que salió de Grayfia.

La puerta se abrió dejando al rubio pasar con un carrito de servicio.

― Mi, mi ¿No estas algo somnolienta? Es casi medio día princesa, es hora de levantarse, al menos coma esto y si quiere quede en la habitación, pero por favor, cuídese ―Naruto habló.

Las palabras no podían ser procesadas por Grayfia, solo ¿Por qué era tratada así?

Amable.

Eso era lo que pensó Grayfia al momento de ver como el rubio le sonreía y trataba.

Grayfia vio, la reacción rara que de la nada vino en el rostro del hombre, un sentimiento de incomodidad nació en ambos, pero duró poco, puesto que el rubio salió de la puerta para poco después ver a alguien más.

― Are ¿Ya está despierta nuestra invitada? ―una cabeza se asomó del marco de la puerta.

Azure, la que sería la emperatriz actual de aquel imperio del dragón rojo.

Grayfia tragó en seco, sobre el hombre que había estado sentado a su lado, no podía decir si era fuerte o no a la primera, pero viendo a quien estaba en frente suyo, y poniendo atención a su alrededor.

Grayfia entendió la clase de lugar en la que estaba.

Rodeada de cientos o miles de dragones que se matarían entre ellos y a todo lo que exista, con tal de darle a la mujer frente suyo un poco más de tiempo de vida.

Los dos dragones que entraron a espaldas de la mujer lo decía todo.

Los ojos en rejillas de los guardias examinando a Grayfia eran todo, menos una bienvenida.

― Él estaba feliz de poder salvarte ―la voz de la mujer hizo que Grayfia se voltee y viera de nuevo a la mujer a los ojos.

Una sonrisa gentil florecía en el rostro de la actual emperatriz.

― No lo parecía…―la voz de Grayfia fue débil. Para el demonio, era cierto, verdaderamente a pesar del buen trato, no había sentido que el hombre que había estado a su lado estuviese satisfecho de que ella estuviera bien.

― Puedes pensar así, pero, él solo busca lo mejor para mi familia, por lo cual, ha hecho cosas, no muy agradables a lo largo del tiempo que lleva aquí, todo eso, a pesar de su naturaleza amable ―Azure se sentó con comodidad al lado de la cama de Grayfia.

― ¿Es eso…así? ―el tono de duda de Grayfia llegó a su clímax mientras que los dragones a su alrededor daban un suspiro.

― Es muy amable, demasiado, es por eso, que tanta amabilidad y desinterés, pueden hacer a alguien la persona más egoísta del mundo, a pesar de como suena ―


Grayfia estaba sentada una vez más frente a los libros que había tomado. Desde que se despertó, ella estuvo feliz, tranquila, de poder estar por primera vez en paz, pero a la vez, con duda de su futuro.

Azure no le dijo nada de tiempo límite para que se quede, los sirvientes no decían nada, solo actuaban, y el rubio que le salvó.

Seguía igual o más amable.

Levantándose de su asiento. Grayfia sintió como el vestido ornamentado de color pastel se movía con ella. El vestido fue uno de tantos que le fue otorgado por ser invitada.

Caminando hasta la ventana de la habitación en la que se encontraba, la biblioteca, pudo ver el patio.

La hija de Azure, Tiamat, corriendo contra el rubio con una espada de madera, ambos portaban tal arma.

Los movimientos de ambos eran fluidos, Tiamat era un monstruo entre monstruos; aquello fue lo que determinó Grayfia viendo el combate, la velocidad y fuerza al límite.

Era un espectáculo.

Pero a pesar de toda la exhibición de la dragona.

El rubio seguía desviando y bloqueando todos los ataques de a dos manos de Tiamat, aquello, con una simple mano.

La mano izquierda del rubio se movía instantáneamente para cualquier movimiento de la dragona en frente suyo.

¿Entonces el rubio era un maestro en la espada?

Sinceramente, Grayfia no lo creía.

La mujer determinó algo, la fuerza y respuesta, estaban presentes, pero la técnica, no estaba en el auge que alguien de tal título podía portar, ella había visto a cientos de caballeros humanos que fueron desafiantes, cada uno con técnicas que incluso sorprenderían al demonio más arrogante, por lo cual el ver la técnica del rubio no fue cosa de otro.

Pero, la fuerza, velocidad y reflejos que presentó.

Si eran de otro mundo.

La espada de la mano de Tiamat salió volando mientras que la mujer caía al suelo de espaldas.

― ¿Alguna vez te dijeron que pelear contigo es injusto? ―Tiamat susurró casi sin aliento por el entrenamiento.

Una sonrisa floreció en el rostro del rubio mientras que se reía poco después.

― De hecho, pero ahora mismo, pelear conmigo no es tan injusto como crees ―el comentario de Naruto hizo que Tiamat alce una ceja en confusión.

Grayfia también se confundió, con solo saltar de la ventana llegó donde estaban ambas personas entrenando.

― ¿Es eso así? ―Grayfia se acercó con una sonrisa tenue, pero, aun así, feliz.

― No es muy cortes espiar a los demás, Demonio ―el tono de voz agresivo de Tiamat hizo que ambos, el zorro y el demonio giraran y vieran a la joven en el suelo, la cual ahora estaba sentada con las piernas cruzadas.

― Y no es muy cortes tu forma de hablar Tiamat ―Naruto le reprochó pinchando la mejilla de la joven.

― Hey, ay, bueno ¡Entendí! ―Tiamat gritó en sucesión mientras que se alejaba del rubio, rodando en la hierba. ― Es solo…que por culpa de ellos…ese estúpido lagarto ya no está ―la voz de Tiamat fue débil.

Naruto suspiró, aun, a pesar de como la joven siempre se quejaba del dragón rojo que fue su padre, Naruto lo sabía, ella amaba al tonto de Ddraig.

― Supongo que no lo sabes, ella fue casi asesinada por los mismos demonios ―Naruto comentó mientras que llevaba la espada a su hombro.

― ¿Eh? ―el tono de confusión de Tiamat salió sin que ella pudiera hacer algo.

― Hay una guerra civil, estaba en el bando que se quedó con los viejos miembros…bueno, el bando que se levantó me persiguió y casi asesina ―la voz de Grayfia al contar la historia fue neutra.

Pero de igual manera, Naruto pudo ver como la mujer llevó una mano a su ante brazo mientras que se lo frotaba con nerviosismo.

― ¿Si todos son demonios por qué pelear? ―Tiamat preguntó con duda real.

Un gruñido salió de Naruto mientras que se agachaba y miraba a la joven.

― Supongo que todas esas veces que me dijiste que estudiaste con Ddraig y que leias sobre política, fueron mentira ¿No? Ella acaba de decirlo ―la voz de Naruto fue maliciosa. Tiamat tragó ante aquello.

― Bueno…―la joven dragona intentó defenderse.

― Pff…―una suave risa empezó junto con aquel bufido de Grayfia.

Ambos se giraron y vieron a la mujer demonio, la cual parpadeó, pero no dejó de reír, solo que estaba tapándose la boca con una mano.

― Lo siento, pero, es raro, siempre tuve tanta presión encima, pero el verlos, el verlos actuar así…es gracioso ―con los ojos cerradas y un poco de lágrimas por la risa, Grayfia sonrió a ambos mientras que miraba bajaba la cabeza. ― Realmente lo siento, pero, nunca pude relajarme como para reírme así ―Naruto miró a la mujer, luego giró su cuello y vio a Tiamat a los ojos.

Tiamat entendió de que trataba esa mirada.

Era de pedir complicidad.

Tiamat en un principio se enojó por el demonio, pero ahora, ahora con todo lo ocurrido y ver al rubio zorro a su lado de buen humor.

No podía importar menos.


Ahora en la actualidad, Grayfia caminaba por el salón ya de noche y recordaba a cuando renunció de ser sirvienta, ella realmente no esperó que el trato siguiese tan bien, pensó que los dragones le harían algo, pero, no, simplemente suspiraban o estaban cansados, pero no la molestaban, no le decían que hiciera cosas demás.

Era paz.

Para Grayfia que toda su vida se dedicó a aprender todo sobre ser una sirvienta para los Lucifer, fue como un cambio de aire, el pasar del ambiente opresivo de aquel lugar, a pasar a un lugar donde no importaba sus errores, sus acciones, nada, solo tenía que servir.

No había gritos, no había regaños, no había molestias, no había torturas, gritos.

Era casi un lugar utópico para vivir actualmente.

A pesar de la guerra que se desarrolló, todo, todo pareciera que iba a un punto en el cual las cosas no podían ir mejor.

Ahora, era momento de ver que podía hacer con su vida, que podía cambiar, pero primero.

Quería adaptarse.

― ¿Estás pensando de más otra vez? ―Grayfia se giró ante la voz de Naruto que venía del pasillo al que iba.

Saludando con la mano abierta y con una sonrisa, Naruto caminó hasta la mujer.

― Realmente estaba preocupada de que me asaltaras esta noche ―Grayfia se abrazó a sí misma mientras que se daba vuelta.

Naruto parpadeó mientras que miró a la mujer que hacía ese gesto de miedo.

― Esto… ¿Hablaste con Kaguya por si acaso? ―Grayfia parpadeó ante aquel nombre.

Era un nombre que escuchaba continuamente, pero no era una persona la cual llegase a conocer actualmente, pero la mujer demonio no le dio muchas vueltas al asunto.

― No, solo… ¿Supongo que quería bromear? Creo que pasó mucho tiempo desde que tuve a alguien con quien poder hablar con esta comodidad ―Grayfia comentó mientras que juntaba las manos y miraba al rubio que estaba parado frente suyo.

El hombre llevaba una bandeja que tenía una taza de té y un plato con algunas galletas.

― ¿Vas a algún lado o es para ti? ―Grayfia preguntó con curiosidad mientras que veía al rubio caminar con aquellas cosas a altas horas.

La única razón la cual Grayfia misma estaba despierta era por el hecho de que estaba haciendo cosas que se le acumularon.

Acumularon por holgazanear.

Algo lo cual no pensó la mujer que iba a poder ser concebible de su parte.

― Ah, esto, la princesa me pidió hace un rato que le trajera cuando pudiera esto, y por princesa me refiero a Azure no Tiamat ―Grayfia giró su cabeza hacia un lado ante lo que mencionó el rubio.

― No te sería más fácil decirle "Mi reina" o algo así, siempre confundes a la pobre Tiamat y a la señora ―Grayfia respondió mientras que vio el rostro del rubio iluminarse.

― Mi reina…no suena mal ―una sonrisa llegó al rostro del rubio mientras que pensaba en eso. ― Como sea, descansa, mañana es el día de las manzanas doradas, hay que cosechar todas ―la voz del rubio fue tranquila mientras que se perdía en el pasillo y se alejaba a las escaleras ―Grayfia dio un suspiro mientras que bajó la cabeza.

Ese tonto rubio.


Naruto tarareó mientras que vio a tres guardias en el piso de Azure, todos con lanzas de hierro negro infundidas con la propia sangre de los dragones. Realmente el imperio tenía un arsenal militar aterrador.

― Jefe ―la voz del guardia fue tranquila, los tres hicieron una reverencia mientras que veían al rubio.

Al contrario de la parte de servicio, los que serían pertenecientes a la parte militar del lugar.

Solo podían estar con respeto al hombre, dragón o no, siempre era lo mismo, el kyubi imponía.

― Ya chicos, siempre les digo que no tiene por qué ponerse así, somos compañeros en esto ―la sonrisa en el rostro del rubio solo demostraba que estaba apreciando el gesto.

― Lo sabemos, pero es gracias a esa barrera tuya que todos pueden estar en paz, los que salen olvidan como volver sí es que no están autorizados, no te imaginas de como ayudó eso cuando aquellos dragones de clase baja huyeron ―uno de los guardias se rascó la nuca mientras que sonreía al rubio.

Naruto dio una pequeña sonrisa.

Era cierto que esa era una de las acciones, pero no importaba, el haberse especializado en los sellos una vez que estuvo algo débil sirvió para algo de igual manera.

― Has estado con la familia desde hace décadas, el imperio está cerca de cumplir su primer siglo, y mira lo prospero que estamos, realmente no puedo estar más feliz de que se pueda cultivar las manzanas como se hacen aquí ―otro guardia comentó al momento de ver al rubio caminar nuevamente.

― Nuestra señora confía en ti, muchos de nosotros, los que nos encargamos de la seguridad, la conocemos de su mejor momento, la madre de los monstruos, quizá un nombre malo, pero para nosotros, es simple una madre más, por eso, el que la cuides y ella te acompañe para estar tranquila, nos da alegría ―el tercero habló terminando así las palabras de los guardias.

Los tres vieron al rubio saludando con una mano mientras que con la otra llevaba la bandeja, la espalda del zorro para todos los que llegaron a conocerlo, siempre fue grande.


La puerta sonó mientras que del otro lado fue golpeada.

Azure se levantó de su cama mientras que con paz caminaba a la puerta.

Bajando el libro que tenía en mano, caminó hacia la puerta.

Aquel libro, era posiblemente uno de los primeros en su existencia en el mundo humano, y era hecho por parte del rubio, la historia era…cuestionable, pero verdaderamente interesante.

Abriendo la puerta vio el rostro impasible de Naruto mientras que le sonreía con felicidad.

Una risa suave vino de Azure mientras que sus ojos en rejilla vieron el rostro del rubio distorsionarse en sorpresa.

La vista de la mujer, con el cabello azul pálido suelto, el cabello enredado en el cabello en los cuernos de la mujer, y la tez pálida solo fueron atributos que gritaban adorable, los cuales fueron aumentados con el simple vestido de color blanco que usaba para dormir, junto con la poca iluminación. Dieron otra vista de la mujer.

― Creo que me equivoqué de habitación, estaba buscando a una dragona gruñona, no a una diosa ―dándose vuelta a modo de broma, Azure se rio.

Hasta que vio las orejas algo rojas del rubio.

No podía ser…

Aquello era lo que llegaba en la cabeza de la dragona, la cual rápidamente giró alrededor del rubio y vio el rostro algo rojo de este.

― ¿Desde cuando eres tan inocente? ―la pregunta de la mujer hizo que ella misma estallara en carcajadas.

El rostro del rubio era algo rojo, pero a la vez de vergüenza y de frustración.

― No estaba preparado…―una excusa sin sentido vino del rubio haciendo que la mujer se riera más.

Empujando al hombre con cuidado, Azure hizo que el rubio pasase a su habitación, para luego cerrar la puerta detrás de ella.

― Veo que realmente estás leyendo esto ―una risa llegó del rubio mientras que tomaba el libro que había estado leyendo hasta hace unos momentos Azure.

― Que puedo decir, no, realmente no sé qué decir, es demasiado para cuestionar lo que está escrito allí ―con una sonrisa la mujer caminó hasta la mesa en la que el rubio dejó la taza y las galletas.

No pasó mucho antes de que el mismo Naruto se sentara en la cama y se recostara.

― Esa es mi cama, aun no regresaste a tu habitación ―la voz de la mujer fue tranquila mientras que veía al rubio estar en paz allí.

― Es molesto tener que ir otra vez hasta allí, simplemente, no tengo energías, pasé haciendo el papeleo, luego viendo las compras, la tierra y la situación de la ciudadela ―la voz de Naruto tuvo un aire desganado mientras que veía hacía el frente en busca de algo que desviar sus pensamientos del trabajo.

Un suspiro fue dado de Azure. Comiendo una galleta más y luego tomando el té.

La mujer caminó hasta la cama y se tiró al lado del rubio.

― ¿Qué demonios haces? ―Naruto giró su cuello que estaba viendo el techo. Ahora ambos estaban acostados viéndose uno frente a otro.

― Realmente debes dejar de hacer tanto trabajo ―Azure comentó mientras que estiraba los brazos.

Naruto soltó un bufido mientras que poco a poco pasó de eso a una risa.

― Me di cuenta de eso, y también de porque estabas enojada aquella ―las palabras de Naruto hicieron que Azure mirase al rubio con esperanza en sus ojos. ― Antes pensaba que era el único que comprendía a Ddraig, pero no, simplemente era el único que lo excusaba, hace mucho, mucho tiempo, estuve en su situación, e hizo lo mismo, cuando ya era mi momento de solo vivir por lo que quería, lo di todo, mi presente y futuro por otra cosa, es por eso que tanto tu como Kaguya estabais furiosas, es porque estaba haciéndolo una vez más, cuando ya debía estar feliz, pero ahora, sé que hacer, no tengo que ignorar a todos por que sí, no tengo que recurrir solo a lo malo, mi vista se nubló de lo que una vez quise, no era ser un líder, no era ser alguien fuerte, yo quería, un lugar, que llama hogar, en el cual me hablasen, me esperasen y me tratasen como alguien, y mi hogar, está aquí, ahora, con ustedes ―la sonrisa en el rostro de Naruto fue la más sincera que la mujer vio en todo el tiempo que había conocido al hombre.

Fue la primera vez que el rubio estaba con una pequeña lágrima de felicidad.

Una mano subió lentamente al rostro del rubio.

La pequeña mano de la mujer llegó a su mejilla. Para pellizcarla con fuerza.

― ¡Ay! ―Naruto miró con indignación ahora a la mujer, la cual bajó su rostro hasta su el hueco de su cuello.

― Eres el idiota más grande que conocí, pero al menos, al menos lo suficiente listo para entender el corazón de una idiota también ―la sonrisa en el rostro de Azure cundo se separó del hombre fue enorme.

El corazón del rubio se detuvo mientras que vio a la mujer sonreír con lágrimas también.

― Supongo que la edad nos volvió sensibles ―abrazando con fuerza a la mujer, ambos compartieron una breve risa ante aquella mención.

― ¿Eso importa? Al menos seguimos viviendo en este mundo, eso es lo único que importa ―Azure correspondió el abrazo mientras que ambos se quedaron quietos en esa misma posición.

Ninguno de los dos dijo nada, solo compartieron la felicidad de algo que pensaron que estaba roto hace mucho tiempo.

La mano izquierda de Naruto recorrió el cabello de la mujer, desde la cabeza hasta bajar hasta la cintura.

― Tú, para hacer tal movimiento a una mujer que estuvo casada ―un susurró llegó al oído de Naruto de parte de la dragona.

― Tiamat…―allí estaba otra vez, dándole el nombre que era de ella, pero que ya no podía portar.

― Realmente- ―Tiamat se quedó en silenció mientras que un mordisco llegó a su cuello. ― Ah, tú, bueno, a los zorros les gusta morder supongo ―poniendo las manos alrededor de la cabeza del rubio, la dragona sintió las manos del hombre abajar más de su vestido.

En vez de detenerlo, ella empezó a quitarle la parte de la camisa.

― Supongo que tengo demasiado tiempo sin hacer esto, espero que no te enojes si algo no va como lo planeas, mi reina ―los ojos de Tiamat se abrieron para luego sentir una mano en su muslo.

― Tiamat está bien, por esta vez, Azure va a dormir ahora y Tiamat se va a quedar despierta ―la sonrisa de la mujer solo creció. Soltando un pequeño jadeo ante otro mordisco, ella logró hacer que la camisa saliese.

La dragona abrió los ojos ante lo que vio, habiendo olvidado la cantidad de cicatrices del rubio.

Naruto sintió como la mujer se quedaba de lanada quieta. Girando hacia lo que veía, Naruto vio su cuerpo.

Sentándose en la cama y levantándose, el rubio miró hacia otro lado.

El silenció llegó.

El cuerpo del rubio estaba roto, no importase cuanto se intentase, iba a tomar tiempo, quizá ahora estuviese en un estado óptimo, pero las cicatrices seguían allí, sin importar lo mucho que hiciera, no podía sacarlas.

Y lo que más le daba pena, era aquel brazo que el mismo hizo, que daba un aire penoso a como estaba conectado.

Antes de que el rubio pudiera decir algo, la mujer lo besó.

Después de tanto, tanto tiempo, fue la primera vez que sucedió.

― ¿Crees que unas cuantas cicatrices harán que alguien como tú se vea feo? ―la sonrisa en el rostro de la mujer fue de burla mientras que se separó del beso. ― Si hay alguien que debe sentirse así, sería yo ―al terminar esas palabras la mujer dejó caer el vestido blanco, dejando a la vista, una enorme cicatriz, iba en medio del pecho y salía de la espalda, también estaba las cicatrices que se podían observar en sus costados.

Pero Naruto no vio eso, solo vio el pecho de la mujer y con una sonrisa la derribo en la cama, quedándose encima de ella.

Los ojos de la mujer se abrieron mientras que sintió como uno de sus pechos era apretado.

Un pequeño jadeo salió al momento de alzar la vista y ver el rostro sonriente del rubio.

― ¿Crees que unas cuantas cicatrices harán que alguien como tú se vea feo? ―repitiendo las mismas palabras, el rubio miró a los ojos a la mujer.

Ni siquiera Ddraig había mencionado lo mismo.

Una pequeña risa llegó de parte de Tiamat al momento de envolver los brazos alrededor del cuello del rubio y sonreír.

― Sí, supongo que eso aquí no importa, ya que estamos en nuestro hogar ―

Los ojos de Naruto se abrieron con pesadez al momento de que el sol entró en por la ventana y fuer a su rostro.

Bajando la cabeza pudo ver lo que hizo que todo lo que llegó a sufrir hasta ahora se fuera. Azure durmiendo sobre su brazo mientras que respiraba con tranquilidad.

La sonrisa de Naruto no pudo evitar crecer al momento de ver a la mujer dormir plácidamente.

Quizá en su momento era denso, pero, para lo que fue su relación con Hinata, hasta las últimas, no hubo aquel sentimiento de haber logrado suficiente para estar con ella, siempre fue lo mismo, más el amor de Hinata que el suyo. A lo cual ahora, para Naruto.

No podía describir la felicidad que tenía.

Con cuidado dejó a la mujer que se acostase fuera de su brazo, escuchando alguno que otro gruñido de parte de la mujer, pero no importó mucho.

Con una sonrisa suave, el rostro de Azure se alzó y le sonrió al rubio.

― Buenos días…―sonó bastante ido de parte de la mujer. Seguía totalmente desnuda, y con varias señales de contacto en su piel. ― Uh, realmente me hiciste un desastre ¿No? ―una sonrisa tonta vino en el rostro de la mujer antes de volver a acostarse mejor en la cama. ― Pensé que me ibas a arrancar los cuernos anoche, nunca pensé que alguien usaría los cuernos como apoyo para sujetarme a pesar de que ya estaba sin energías ¿No eres un pervertido muy grande en secreto o sí? ―Azure se enredó con las sabanas mientras que veía al rubio levantarse y vestirse.

Inclinándose y dando un beso a la mujer. Naruto sonrió ante como era correspondido.

― Tu lo propusiste como broma, no pensé que realmente lo querías así ―Naruto se volvió a sentar en la cama mientras que la mujer abrazó al hombre, para sentir el abrazo correspondido.

― Ah, realmente pensé que iba a morir allí ¿Sabes? No mentías cuando dijiste que no lo hiciste en mucho tiempo para estar tan emocionado ―jugando con sus pies, Azure volvió a besar al rubio.

― Me pregunto que pensaran los demás de esto, porque no creo que podamos contenernos, no, no eso, no te importa ¿Verdad? ―la sonrisa dibujada en el rostro de Naruto no pudo ser más grande al momento de que la mujer se rio de él.

― No, de hecho…―levantándose y sentándose al lado del rubio, Azure mordió con fuerza el cuello de este. ― No me gusta compartir, por eso, no esperes algo más aparte de esto ―la risa de la mujer solo hizo que Naruto se riera.

― Iré a traerte el desayuno, así que, solo espera con paciencia, no tomará mucho tiempo ―Naruto terminó de abrocharse la camisa para salir.

― Fu fu, realmente me gustaría desayunar otra cosa, pero no he comido ayer, así que no importa, vuelve rápido ―los ojos del rubio se abrieron al ver el rostro sonrojado de la mujer y la sonrisa embobada que tenía.

Lujuria.

¿Y Ddraig no quiso dejar todo por ella y su hija?

Ahora entendía porque Azure y Kaguya tenían más derecho de estar enojado con él.


Era aún temprano, pero las movilizaciones en el castillo seguían como siempre, activas, Naruto tuvo que irse a por una ducha antes de ir por el desayuno para la dragona.

― Ah, pero sí es nuestro querido Padre ―Naruto alzó una ceja mientras que se daba la vuelta.

En la cocina que hasta hace unos instantes había estado vacía, entró Tiamat, la joven hija de Ddraig con una sonrisa petulante.

― ¿Padre? ―Naruto preguntó con bastante confusión.

― Apeas a mamá, sé que sabes hacer las habitaciones insonoras, pero el olor de mamá esta tan pegado a ti que parece que la estoy viendo, realmente lo disfrutaron ¿Verdad? ―una risa llegó de Tiamat mientras que se sentaba en una de las sillas. ― Supongo que estas preparando algo para madre, que dulce ―la risa de Tiamat estalló después de eso.

Naruto parpadeó ante aquello.

― Siendo sinceros, pensé que estarías enojada…―la respuesta de Naruto solo hizo que Tiamat se riera más.

― Ame a Ddraig, Padre en su momento, pero literalmente mamá y tú me criaron ¿Qué esperabas? Bueno, también estuvo la señorita Kaguya, pero más que ayudar se burlaba de mí, pero servía como fuente de conocimiento. Si fuera otro dragón el que se hubiera tirado a mamá ya lo hubiera castrado ―Naruto parpadeó y abrió sus ojos con sorpresa.

Ante sus ojos, estaba la viva imagen de Azure, la Tiamat original de las leyendas. Vestía de la misma manera, y tenía las mismas facciones menos los ojos azules, siendo los ojos verdes de Ddraig. Pero lo que más le hizo sorprender al rubio, fue el lenguaje que usaba.

― Yo no te críe así ―Naruto entrecerró los ojos viendo a la dragona joven.

― Pasé mucho tiempo en el campo con Ddraig, y Kaguya no es la persona con lenguaje más refinado y lo sabes, es demasiado cortante y sincera en lo que dice, no sé si es una cualidad o algo para preocuparse, como sea, estoy feliz, ustedes, merecen ser felices, además…tenía miedo, de que en algún momento te fueras a hacer tu propia familia…por lo cual, estoy feliz de ver que te quedaste en la nuestra, no como esperaba, pero satisfecha ―Naruto solo suspiró mientras que terminaba de preparar lo que iba a llevar para Azure.

Llevando una mano a la cabeza de Tiamat, le zarandeó el cabello.

― ¡Hey! No me trates como una niña ―arreglándose el cabello después de eso, Tiamat vio al rubio caminar.

Ese viejo zorro merecía ser feliz.


Está lloviendo bastante otra vez.

Azure vio por la ventana mientras que se acomodaba frente a su escritorio.

Dando un suspiro la mujer tomó la taza de té que le había servido el rubio ¿Cuánto tiempo había pasado ya? No había sido ni dos semanas, pero el aire en su vida, era distinto, la primavera estaba por llegar, faltaba poco para que la temporada de lluvia termine ya.

―…―dando un suspiro de cansancio Azure giró su cuello y vio al rubio que estaba organizando algunos archivos en un mueble detrás suyo.

― No me des esa mirada, estamos en tú oficina, estoy pensando seriamente que alguien suplanto lo que conocía y me dejo un súcubo ―Naruto no pudo evitar dar una risa al final.

Ninguno de los dos le interesó realmente el papeleo.

― Bueno, no escuchó que estés en contra ―Azure se burló y volvió hacia los papeles.

Los pasos detrás suyo se escucharon mientras que unos brazos se posaron alrededor de su cuello.

― Es porque soy demasiado feliz ―Naruto no mencionó nada más, solo sintió como la mujer le acariciaba el cabello.

― Ya, ya, tampoco te pongas así, Grayfia está haciendo mucho trabajo ahora, por lo cual ¿Por qué no holgazanear un poco? ―Azure comentó haciendo que el rubio suspirara antes de levantarse.

― No tienes remedio ¿Verdad? ―Naruto se puso de pie, pero antes de poder hacer algo. Un rayo cayó con detrás de la mansión.

Y los ojos de Naruto se abrieron con horror.

Fue como si un cristal enrome puesto sobre la ciudadela colapsara y se rompiera.

La mira de horror del rubio creció al ver eso. Naruto lo sabía, el nivel que requería solo romper una sección de la barrera, él era un maestro en el uno de los sellos, le tomó mucho, mucho tiempo llegar a ese nivel ¿Y había otro maestro capaz de romper sus sellos?

No, eso fue chakra.

― Magia ―Naruto susurró mientras que vio en el cielo lleno de nubes negras y con la lluvia bañando el paisaje.

Cientos de figuras, ángeles volando en lo alto y demonios arriba cargando esferas de su propio tamaño de color negro profundo.

La puerta se abrió de golpe mientras que una docena de dragones venían con sus armas en mano viendo a la emperatriz en el escritorio.

― Aseguren a toda costa la seguridad de la reina ―los ojos del rubio brillaron mientras que los soldados asentían y daban un pequeño grito.

Naruto saltó por la ventana y vio las nubes y los demonios mirando desde lo alto.

Pero entre todo esto, saltó porque sintió una presencia en el patio.

Un hombre de pelo rojo estaba parado frente a un Grayfia con los ojos abiertos y sorpresa.

― Sirzech-sama ―el susurró de Grayfia llegó a los oídos de Naruto, la mujer de pelo plateado giró y vio el rostro de horror en el rubio.

― ¿Qué es esto? ―la pregunta del rubio llegó a los oídos del hombre parado frente suyo.

No hubo respuesta.

Una cortina de marea negra llegó mientras que golpeó de llenó al rubio.

― ¡Naruto! ―al instante Grayfia se giró y corrió hacia donde iba el poder de Sirzech. Pero antes de poder llegar donde estaba el rubio, Sirzech abrazó a la mujer que aún tenía una cara de horror.

― Esta bien, fuiste reencarnada hace tiempo por suerte, pude encontrarte ―la voz de Sirzech sonó tranquila y dulce.

Pero pasó a oídos sordos de Grayfia, excepto la parte de reencarnar.

― ¿Qué? ―la voz de Grayfia fue débil, casi muerta.

― Teníamos miedo de que te lastimaras, fue para protegerte, si algo te hubiera pasado, no sabría que hacer ―la voz de Sirzech fue en calma mientras que un circulo se levantó en el suelo.

Uno de teletransportación.

Pero antes de poder irse, el circulo se rompió.

Sirzech entrecerró los ojos mientras que abrazaba a Grayfia, podía verlo, el hombre de pelo rubio que debía ser nada más que cenizas con los dedos índice y medio arriba haciendo un sello de mano,

― ¿Piensas que puedes entrar y llevártela? ―la voz del rubio fue enojada. Naruto no comprendía del porqué de la situación, pero no era de sangre caliente como antes.

No era culpa de Grayfia en sí lo que pasaba; Naruto había escuchado algo de reencarnación y directamente las emociones de Grayfia se dispararon, quizá no fuera el mejor sensor del mundo, pero aun así podía sentir un cambio tan grande.

La piel de la cara de Naruto se despegaba mientras que dejaba a la vista una masa de chakra rojo con sangre y músculos. la prótesis del brazo derecho cayó al suelo ante la vista de todos.

― Un kyubi…entonces eras tú el responsable de la barrera, Ajuka me comentó sobre eso, que estaba hecha para defender de todo tipo de acciones, pero no de magia, supongo que eres uno de los yokai más puros que piensa que la magia es innecesaria, explicaría porque no la siento en ti ―Sirzech sintió como Grayfia forcejeó en su abrazó para salir y ver el rostro y cuerpo del rubio con preocupación evidente.

― ¿Grayfia? ―la voz de Naruto fue en sorpresa mientras que veía a la mujer caminar hacia él y abrazarlo con miedo.

Miedo a lo que podía pasar.

― ¿Qué? ―Sirzech entrecerró los ojos, en un comienzo, no pensó que Grayfia iba a estar con tanta libertad, pero lo sabía, no había nada de control de parte de los dragones a la mujer, y estaba bien cuidada, la estaban tratando bien.

La reacción inicial del hombre de pelo rojo fue de puro instinto en el campo enemigo, pero lo que ahora estaba viendo, lo desconcertó.

Naruto apretó el puño izquierdo mientras que dejaba que el sello que había puesto se desvaneciera. Casi al instante otros 2 demonios llegaron hasta su posición.

Un rechistar de vino de Naruto, cerró los ojos mientras que buscó la esencia de todos. Azure seguía en el castillo.

― ¿Qué es lo que quieren? Nosotros no tenemos nada que ver con su guerra ―la voz del rubio resonó mientras que abría un ojo.

Sin Kurama de su lado, la transformación de cola a cola debía ser manual.

La cuarta cola estaba a espera de salir. Naruto podía sacar el poder del alma de Kurama, pero no hacer que ese estúpido zorro despierte.

― Puede sonar así, pero, penosamente, el acuerdo de paz firmado por todas las demás facciones requiere la eliminación del reino del dragón rojo, no, el imperio del que fue el emperador rojo ―un hombre de pelo verde habló de manera cortes mientras que miraba al rubio a los ojos. ― Además, me gustaría que solo se rindieran y me acompañases ―la voz del hombre fue calmada y amable.

― Veo, una rendición…―Naruto alzó la cabeza y vio a los cientos o miles de ángeles y demonios volando alrededor del lugar. ― Reamente suena bastante bien…pero ¿Qué pasará con la familia real actual? ―la voz de Naruto fue firme mientras que miraba a los 3 demonios.

Pero no fue ninguno de ellos los que habló.

En descenso, un ángel de doce alas bajó con cuidado y gracia frente suyo mientras que le sonreía, seguido de eso, otro ángel más bajó con cuidado al lado del recién llegado.

― Me temo que como rendición y como fin político, la familia real actual, o será sometida o asesinada, me temo que por órdenes de padre nos encargaron de llevar a la antigua esposa de Ddraig, mientras que la hija, no tiene que pagar el pecado de sus padres ―el ángel habló con calma y un toque de pesar. ― Me temo que no es mi mejor presentación, Padre me envió como mensajero y si es necesario como guerrero, puede llamarme Michael, señor Kyubi, no, dado tu presencia ¿Eres un progenitor verdad? ―los ojos de todos se giraron al rubio, el cual entrecerró los ojos en confusión.

ocasionando o que Michael tomara las palabras que mencionó como afirmadas.

― ¿No hay forma de hacer que la familia real actual solo desaparezca del mapa? ―la pregunta de Naruto fue seguido de un ruido fuerte a su lado.

Tiamat, hija de Azure y Ddraig, y condecorada como reina dragón, cayó al lado del Kyubi.

― ¿Desde cuándo puedes tomar decisiones solo? ―todos los presentes se tensaron ante la presencia de la recién llegada.

Quizá fuese fuerte, pero le faltaba algunos pares de cientos de años para llegar a su fuerza prima.

Ahora mismo, solo era otro dragón fuerte del montón.

― Princesa ―un pequeño golpe fue dado en la cabeza de Naruto mientras que vio a Tiamat enojada.

Naruto abrió los ojos con horror.

Ella estaba siendo soberbia por su poder en crecimiento, Tiamat mostraba los rasgos de cualquier dragón joven.

Arrogancia.

El rostro de Tiamat se desfiguró en enojo mientras que veía hacia el frente.

― Todo es culpa de ese estúpido de Ddraig ¿No? Hizo tanto daño que su alianza quiere evitar cualquier posibilidad de que se levanten en venganza de su líder caído ―Tiamat razonó, con un punto valida.

― Me temo que- ―Naruto fue interrumpido por una mirada de Tiamat que decía que se calle.

Grayfia abrazó al rubio con fuerza mientras que tragaba.

Al final, la segunda persona que podía tratar con esto, era Tiamat, dado que estaba relacionada con la familia a cargo de la ciudadela.

Naruto podría ser alguien de poder político, pero no podía hacer lo que Tiamat y Azure hacían.

― Mi madre es pacifica, no quiere molestias, solo busca la paz, ante todo, entonces ¿Por qué matarla a ella? ―la pregunta de Tiamat salió con frustración.

Los demonios y ángeles estaban en silencio.

De parte de los demonios, podría haber negociación, pero por parte de los ángeles.

Fue un decreto de padre traer el alma de Tiamat Azure.

Naruto tragó mientras que veía todo el escenario, las cosas iban cada vez más fuera de control.

Si Azure aparecía, sería asesinada en el acto, pero Tiamat no estaba lista para negociar, el rubio sudó, sudor que fue evaporado al instante, estaba acumulando tanta energía Natural como poder del Kyubi como podía, por eso, la mirada de cautela de los demás solo fue dirigida a él.

El caos se desató cuando lo peor de lo peor llegó.

Un lanzamiento de lanza de parte de uno de los dragones llegó.

El silencio llegó mientras que uno de los ángeles caía en silencio hacia el suelo frente a los que estaban en tierra.

Fue en cámara lenta para los ojos de Naruto como uno de los dragones lazó aquella lanza, pero no se movió, el ángel tampoco.

En un ruido sordo, el ángel cayó sin ceremonia frente a las figuras, Michael miraba con los ojos abiertos a su hermano mientras que la mujer a su lado con tristeza.

Pero el grito de guerra llegó desde el cielo de todos los soldados reunidos.

Fue cuando todo se desató.

Las lanzas de los dragones volaron, para luego pasar a su forma de dragón después de aquel lanzamiento.

Cientos de dragones contra decenas de miles de ángeles y demonios.

Orbes negros cayeron por toda la ciudadela ante los ojos de Naruto.

No dudó.

Poniendo su mano en alto hizo un sello de mano haciendo que toda la ciudad se rodeara de un oro puro.

Cuando las bolas tocaron el oro alrededor de la ciudadela.

Pasaron sin resistencia la masa de chakra que él rubio preparó.

― ¿Qué? ―cientos y cientos de explosiones oscuras llegaban por todos lados mientras que los gritos resonarón.

Los dragones más débiles volaron para ser ensartados.

Todo eso ante la mirada del rubio y de Tiamat.

La cual se transformó y fue directo a los líderes.

No hubo acciones de más, un movimiento de ángel de doce alas fue lo que bastó para que una lanza se alojara en el pecho de la Tiamat ahora transformada.

Ya no había vuelta atrás.

Los ojos de todos se abrieron cuando del suelo salieron varios brazos de chakra puro.

Naruto agarró su camisa para arrancarla.

Un humo negro y rojo salió mientras que el viento sopló con fuerza.

Una mano enorme sin piel salió del humo mientras tomando al demonio de cabello verde por sorpresa. Arrojándolo lejos del lugar y haciendo que la lluvia se parase por un momento por el esfuerzo.

Naruto tragó.

Tenía que pasar el estado de las nueve colas para poder usar su forma de sabio, todo porque un idiota seguía dormido.

La piel y pelo se llenó en el cuerpo enorme ahora de Naruto mientras que miraba el suelo.

Grayfia estaba tratando a Tiamat con magia. La herida no fue mortal, era solo para incapacitar.

Naruto internamente se alivió de que no mintiera cuando dijo que no tenían la intención de matar a Tiamat.

Las manos enromes del zorro se cerraron en un sello enorme para tocar el suelo.

Una montaña salió a los pies de los ángeles y los demonios.

Tiempo.

Naruto se alivió cuando la forma de Kurama se levantó y brilló en oro para dejar a la vista poco después su apariencia con el manto de chakra dorado.

― Entonces puede llegar a esa forma tan reducida, aterrador ―Naruto entrecerró los ojos mientras que el demonio de pelo verde estaba volando frente suyo.

Hizo sellos con las manos.

Pero no pasó nada.

― ¿Crees que no sabemos cazar a los de tu clase? Vinimos preparados, no lo notaste porque cerraste toda la zona, pero aquí, llevamos meses preparando un área para evitar sellos, el que puedas usar chakra aun, es aterrador ―Naruto rechistó mientras que solo tocó el suelo para que este pasase a ser blando.

Los ojos de Ajuka se abrieron ante aquello.

Espinas de piedra salieron del suelo mientras haciendo que todos esquiven.

― ¿No acabas de decir que no podría usar elementos con los sellos? ―el demonio de pelo rojo voló con rapidez mientras que vio una esfera enorme de viento en la palma del rubio.

Más una pared de hielo tan gruesa como un edificio apareció para recibir el daño de aquella bola que explotó al instante.

― Y lo sería, pero no está usando sellos, eso es un verdadero sabio para ti, plan B ―Ajuka metió su mano en su abrigo sacando un papel, el cual se quemó al instante.

El cielo brillo antes de que un rayo de la magia de Sirzech cayera como cascada hacia la posición del rubio.

Naruto apretó los dientes y contuvo el aliento mientras que fue golpeado directo. Desde un comienzo, la energía fue como las gudoudama, el senjutsu hacia su trabajo.

Pero la magia era bastante distinta al chakra.

Naruto lo sintió, como el chakra era una armonía entre las tres energías, física, espiritual y mental, pero la magia usaba más la espiritual y la mental. No había equilibrio.

Desde un comienzo, Naruto no estuvo preparado.

Grayfia vio aquello, el cielo en llamas con horror, los ángeles cayendo al igual que los demonios, pero poco a poco, los cientos de dragones en el cielo, pasaron a ser cada vez más pocos.

― Serafall ¿La contención de la emperatriz qué tal va? ―la pregunta de Sirzech llegó mientras que un pequeño círculo mágico brilló en su frente.

― Necesito ayuda, mandé ese pilar de hielo como pude, pero no pensé que iba a ser tan fuerte ―el sonido del circuló llegó.

Michael miró al ángel a su lado, el cual asintió y salió volando.

Pero una mano la atrapó de su tobillo en pleno vuelo.

― ¿Ah? ―los ojos del ángel se abrieron en sorpresa antes de chocar en el suelo.

No fue un daño o algo, pero fue con el fin de retrasarla, el ángel lo sabía.

― Dejen…a Azure fuera…―desde el suelo se podía ver, la figura aun brillando del Kyubi.

Ajuka silbó en sorpresa.

Cualquier ser al tocar lo que tocó ese kyubi hubiera sido nada más que una mancha en la historia.

Y lo delataba que donde estuvo el impacto de la energía de Sirzech solo quedó un espacio negro y sin poder ver el final.

Un quejido se escuchó mientras que Tiamat tomó forma humana una vez más.

Grayfia sonrió al ver a la mujer abrir lentamente los ojos.

― ¿Grayfia…? ―estaba débil, eso era lo que Grayfia pudo ver, el susurró de Tiamat era apenas audible.

Cuatro demonios descendieron al lugar donde estaba Grayfia y Tiamat.

Fue un movimiento simple, no hubo pelea, solo un grito de sorpresa antes de que un circulo de teletransportación se activara y desapareciera la mujer, junto con la dragona.

― Grayfia rescatada, Tiamat fue enviada a una sede para que le traten la herida ―Sirzech habló mirando abajo, donde estaba el rubio que jadeaba.

Naruto vomitó sangre de la nada.

Los ojos de todos siguieron al rubio, el cual a plena vista no pareciera haber recibido algún daño considerable.

Naruto apretó su pecho.

Demasiada presión de chakra circuló en su cuerpo después de mucho tiempo.

Pero no importaba.

― ¿Ellas…van a estar bien? ―la pregunta del rubio fue recibida con un asentimiento de la cabeza de Sirzech.

― Yo no quiero hacer esto, pero…la paz de mi raza, y el cielo…―Sirzech susurró mientras que veía a Naruto.

― Eso de reencarnar, lo dejaste para el momento en que Grayfia muriera reviva ¿Verdad? ―Naruto se puso firme mientras que respiraba hondo, y luego escupió sangre, limpiándose la boca después. ― Fue efectivo, no lo voy a mentir, los demonios la persiguieron y la iban a matar, de hecho, ella murió en mis manos, pero como era un demonio lo sentó a penas, todo este tiempo la cuidaste cómo pudiste, pero pusiste la paz en frente ―Naruto sonrió al hombre de pelo rojo, una sonrisa ligera.

― Soy la persona que hubiera preferido ver muerto a miles de nosotros que, a ella, pero tampoco quiero la extinción de mi raza ¿Bastante hipócrita verdad? ―Ajuka giró su cabeza y vio con sorpresa a Sirzech.

Los dos ángeles también parecían sorprendidos.

― No, vas por buen camino, no olvides lo que tienes que proteger de verdad ―un destello, un parpadeo.

Un golpe fue dado al ángel Michael haciendo que caiga al suelo.

― Me aseguraré de volver con Azure, y eso es todo ―la voz del rubio fue en confianza.

Entre la lluvia de cenizas y humo.

Naruto sonrió mientras que tensaba su cuerpo, su nariz goteando en sangre.

Iba a desafiar el destino, e iba a ganar.

― Padre también quiere que te llevemos con él, por cierto, a pesar de que ya me tocaste mi tobillo, puedes llamarme Gabriel ―Naruto frunció el ceño para reaparecer y golpear al ángel.

Pero una masa de energía lo detuvo.

Ajuka juntó sus manos mientras que un fuerte aplauso se escuchó.

La energía detonó bajo la mirada de sorpresa del rubio.

Tres lanzas llegaron a su cuerpo mientras que se clavaron en su espalda y hombro.

― ¿Qué? ―el rubio susurró para luego girar y ver a Gabriel con un puño en su dirección.

La lluvia se meció hacia todos lados, haciendo que se detuviera mientras que el golpe llegaba a la cabeza del rubio. El suelo se fragmentó mientras que el sonido fue como un retumbar de la tierra, un terremoto en un puño.

Naruto sintió su cabeza nublarse por unos segundos, antes de alzar las manos e intentar hacer el sello de clones.

No salió.

Forzando el chakra, accedió a ir sin sellos.

Cientos de clones salieron, sujetándose los unos a los otros para detenerse.

Michael miró a su hermana jadear mientras que caía de rodillas.

― ¿Esa técnica otra vez? Aún te falta experiencia para que sea viable, aunque funcionó esta vez ―Michael ayudó a su hermana a ponerse de pie.

Una técnica de un solo golpe que reúne casi todo su poder y lo hace estallar, si fallaba era inútil, pero por suerte, conecto.

― Ese sujeto…es duro, siento que golpee una estrella o algo así ―Gabriel jadeó mientras que veía al rubio ahora sin el manto dorado ponerse de pie lentamente.

Naruto miró a su alrededor, la cabeza aún dándole vueltas, ese golpe, rompió su concentración y su manto de chakra.

Estaba expuesto.

Cuatro lanzas de hielo ahora vinieron frente suyo y le pasaron el pecho.

― ¿Ah? ―el rubio cayó hacia atrás mientras que vio a una mujer de pelo negro jadeando con fuerza. Se sujetaba el brazo que se movía de manera inútil y sin notoriedad de responder.

― Al final lo lograste…―Michael llegó hasta donde llegó el rubio.

Naruto se sentó, las lanzas como apoyo para no caer solo se incrustaron más.

― ¿No es demasiado resistente este sujeto? Incluso Ddraig dejó de moverse a este punto, aunque eran las lanzas de Azazel lo que traspasaron al dragón ―Ajuka habló al ver al rubio volver a ponerse de pie.

― Padre quiere que ambos, el kyubi que gobierna con la reina, y la reina de los rojos sean parte de su proyecto para salvar a la humanidad ―Michael habló con calma mientras que caminaba en una dirección diferente a la del rubio.

Naruto giró su cuello mientras que su corazón se detuvo.

En medio de un charco, con sangre y tierra bañando el cuerpo de la dragona ahora en forma humana, se encontraba Tiamat con los ojos abiertos y jadeando, con decenas de lanzas de hielo en su cuerpo.

Un gritó hizo que todos vieran al rubio correr hasta Michael y golpearlo.

Un golpe que no fue nada comparado a lo de antes.

Naruto apretó los dientes mientras que examinó las posibilidades.

― ¡Kaguya, si estás aquí viendo esto! ¡Llévala a un lugar donde no la puedan tocar! ―el grito de Naruto fue desesperando.

Pero en medio del silencio solo llegó una suave risa.

― La dejé con Tiamat…ella siempre salía, estaba preocupada ―la voz de Azure fue débil.

Sirzech se mordió el labio y miró el suelo.

El rubio estaba roto.

― No, no, no, te deje a ella por esta clase de cosas, tú no, tú no puedes irte ―una sonrisa torcida llegó de parte del rubio mientras que se arrastró hasta la mujer.

Si podía curarla, todo iba a estar bien.

Cayendo y haciendo las lanzas se rompan en su cuerpo quedo frente a la mujer.

Nadie se movió. Lo único que pudo escucharse fue el lamento de los pocos dragones que aún peleaban arriba.

La ciudadela cayó.

― Si tú vives…―extendiendo su dedo Naruto tocó la mano de la mujer que estaba clavada por una lanza de hielo al suelo.

Pero en vez de curar sintió como su cuerpo se rendía.

― Nunca te recuperaste ¿Verdad? Siempre pensé que éramos iguales, rotos hasta el punto de no retorno ―Azure se arrastró moviendo las lanzas.

Los ojos del rubio se horrorizaron mientras que la frente de la mujer tocó la suya.

― No…se suponía que era mi hogar ―Naruto quiso decir algo, pero tanto él como la mujer frente suyo.

Fueron rodeados por poder sagrado y sin poder decir nada más.

Las almas de ambos dejaron su cuerpo y fueron enviadas…

― La misión de Padre está completa, el cuerpo del sabio de dragones y la emperatriz dragona, Azure Tiamat, hermana de Albion, dragón celestial, fueron enviados a padre, con esto, el cielo está a mano con el inferno ―Michael voló mientras que brilló unos instantes y salió del lugar.

Sirzech se quedó mirando sin emoción los cuerpos de ambos quietos.

Caminando hasta ambos, quitó la lanza de hielo de Tiamat, le hombre de pelo rojo cerró los ojos de ambos y suavizó la expresión del rubio.

Juntó la mano de ambos mientras que miraba el suelo.

La lluvia no dejó en ningún momento de caer.

― Hay ordenes de padre, como ambos están muertos en vida, sus cuerpos serán destruidos para evitar su resurrección ―Gabriel fue tranquila mientras que caminaba hasta ambos.

Para ella, este fue el peor trabajo que podía hacer, pero, eran palabras de padre.

― Anímate demonio, Padre vio lo que pasaría si este lugar hubiera crecido más, todo estaría casi al bordo del colapso si fuera así ―Gabriel dijo eso, pero, ante todo, Sirzech lo vio, las lágrimas igual cayendo del rostro del ángel. ― Un amor puro y la buena voluntad no pueden compensar la de miles de millones…yo…no quería ―el ángel sollozó con fuerza mientras que juntaba ambos cuerpos.

Sirzech se quedó sin expresión.

Al igual que Grayfia, el rubio nunca sabría que él odiaba esto, al igual que él, nunca sabría que aquel ángel llorando estaba sufriendo por lo que hacía, los únicos que parecían más racionales eran Ajuka y Serafall.

Fue en ese momento, en que los planes de Dios comenzaron para dos sacred Gears más.

Un sacred gear que iba a ser codiciado, pero odiado, peligroso por la rabia de un sabio que fue empleada, pero que portaba tanto conocimiento y apoyo al cuerpo que lo convertía en uno formidable cuando entraba la locura del sabio dentro, el sacred gear conocido como.

sage's mind.

Y un sacred gear gentil, como lo fue Azure Tiamat, uno que iba a ayudar a todos y a cuidarlos, haciendo que los dragones se sintieran atraídos ante el tacto maternal de aquel sacred Gear, una sanación como la que se especializó la dragona reina.

Twilinght healing.


No me odien jeje.

Aclaración.

NARUTO SI VA A SER EL PROTAGONISTA.

Obvio que esto continua, supongo que hasta aquí llega el prólogo y la parte fácil de la historia, aún tengo que revisar mis apuntes y ver qué onda con esta zona.

Sé que a algunos les puede disgustar a Naruto perdiendo, pero solo espero no escuchar algo de Boruto, al menos tuve la decencia de decir que estaba débil, no de nerfear a un personaje para darle desarrollo espantoso a un niño el cual no pude comprender las acciones de una persona que tiene como cargo el cuidar a miles de personas.

Papi porque no me quieres, solo me regalas todo lo quiero, no es justo, no me gusta que en tu tiempo libre solo quieras estar con nosotros, no, está mal, ve a trabajar, sé que te puedo visitar, pero no, mejor te insulto y te digo que no haces nada bien.

No, no se nota que estoy súper disgustado con Boruto.

No porque existe una interacción con personajes va a ser un emparejamiento.

Ahora que lees esto, es solo una aclaración jeje, desde este punto en delante de lo que voy a hacer, espero que tengan en cuenta, en la vida no a todo lo que le hablas se vuelve tu amante de igual manera.

Quiero hacer este como un trabajo largo, a lo cual, espero que disfruten de lo que hago, que toma bastantes horas e incluso días hacer.

Realmente me gusta como estoy haciendo la historia, pero no sé si les va a gustar, ah, dilemas de la vida.

Debo decir que desarrolle últimamente un agrado al gender bender que me da miedo ¿Debería irme a un discord y escuchar divagaciones?

Si alguien quiere traducir alguna historia que hago al idioma que quiera, puede hacerlo y publicarlo en su perfil jeje.

Comentarios.

Shadic21: A su tiempo todo va a volver como en un principio, espero que con este capítulo no te genere disgusto.

Th3Manu: Muchas gracias por apreciar lo que hago, aquí el siguiente.

DSarcas: Cosas como esas me emocionan, espero que el capítulo cumpla con lo que tenías en mente, ah, cosas de la vida, adoro cuando la gente comparte lo que hace, no importa si está mal o no, solo quiero leer algo.

ArrowsToAthens: uwu

cristrol44: !Hola! Gracias por leer, y espero que esto sea algo de lo que tenías en mente, ah, sí que tengo miedo de cuando leo algo así, no cumplir con las expectativas. ¡Espero que disfrutes la lectura!

LeMebCRdz: Me sonrojas si lo pones así, pero es cierto, no es como si todos lo pasaran bien, soy muy inseguro de cuando publico, por lo cual, cuando leo algo como tú pones ¿Cómo no decir que eres un grande? Quizá te alegré a ti el día ¡Pero me alegras a mí mucho más el que pudiera hacer feliz a alguien! Suerte y espero lo mejor para ti ¡Se fuerte e intenta ser feliz! Lo diré una vez más por si no estás convencido ¡Eres un grande!

ewertonribe: Voy a ver como lo hago, ah, mi portugués esta algo oxidado, puedo leer pero no hablar, sobre eso, no quiero hacer algo extenso, en un comienzo solo pensaba que no sea harem, pero no logro decidirme, puede que sea alguna de las que dices, como puede que no, te deseo suerte y que te agrade la lectura.

Ragma: Gracias jeje, aquí hay otro.

Eliceo Lopez: Aquí el siguiente.

Altair-Chaan: A ti te tengo que poner en un altar, siempre estas presente, por cierto, mandé la solicitud, pero creo que me confundiste con un random más, bueno, no se puede evitar, soy de nivel bajo, jeje, juego más Azur lane que FGO, ah, cosa que amo azur lane. Aprecio realmente como siempre estas y comentando, es una de las cosas que siempre me motivan a escribir otro capítulo, el saber que hay gente que siempre está expectante, ahora, espero que te agra de la lectura, realmente me encanta el que siempre apoyes a pesar de todo. 886,176,023 es mi ID, no tengo problemas.

johan uzumaki: Respuesta complicada a corto plazo…


Rey de picas fuera.