― ¿No es hermoso este nuevo mundo? ―

― De hecho, tan hermoso que no debería existir ¿Verdad conejo? ―

― Al igual que todo, zorro ―


― ¿Realmente vas a seguir haciendo esto? ―el tono de voz de alguien con disgusto palpable pudo escucharse.

― ¿Por qué no? Yo quiero, solo necesitar seguir haciendo lo que haces, eres un objeto después de todo ―la respuesta con felicidad solo hizo que la primera voz diera un resoplido.

Asqueroso.

― ¿Abusar de mujeres con el poder que te di? ¿En serio? ―

― Cállate de una vez sabio de mierda, como dijiste, tú me diste el poder, ahora es mío ―la respuesta ahora fue con un toque de molestia. ― Ahora mismo no eres mucho más que una roca que brilla, por lo cual, solo guarda silencio y escucha lo que digo como siempre ―la respuesta al sabio fue dada con enojo.

―…―no hubo respuesta del nombrado sabio.

Sabio.

El título que le fue otorgado junto con su creación como sacred gear.

Naruto siempre creyó que debía ser un mal chiste el que tuviera ese título, algo tan pomposo como "Mente del sabio" era idiota al pensar del hombre.

Pero no importaba ahora.

Viendo a trasvés de la joya en la frente del hombre que ahora era su portador, Naruto solo pudo mirar asqueado la escena frente suyo.

Quizá el tonto actual pudiera usar su poder mejor que la mayoría de todos los portadores que tuvo en los últimos mil años.

Pero realmente era desagradable.

Un joven, quizá de nomas de veinte a la vista, solo pasó de un delincuente normal a uno que estaba sobre la liga normal.

"Solo mi suerte" fue el pensamiento interno del rubio.

Pero no importaba, no con la persona que el tonto adolescente secuestro ahora.

Una niña de cabello rubio que estaba en una esquina de la habitación.

Normalmente Naruto hubiera avisado a su portador de algo como esto.

Pero ya no tenía utilidad ahora.

― Entonces si completo la inscripción así, me cuerpo mejorará a un estado súper humano ¿No? ―el adolescente preguntó mientras que terminaba de copiar los símbolos raros que estaban en el libro en una de sus manos.

Con una mano, el adolescente sostenía un libro con una cubierta color negro, mientras que con la otra tenía sus dedos llenos de sangre, los que usaba dibujar en el suelo.

Símbolos que realmente parecían sacados de un libro de cuento por la forma en la que estaban plasmados en todo el suelo en forma de un circulo que se cerraba en el centro donde estaba el joven.

Con un último ademán, el joven terminó las inscripciones y vio su trabajo.

Realmente parecía la cosa verdadera en ese momento.

― ¿Ahora lo que necesito es un sacrificio verdad? ―la pregunta del joven a su sacred gear salió.

― De hecho ―la respuesta solo presente para el joven llegó.

Cuando el joven se levantó para caminar hasta donde estaba la niña de pelo rubio.

Un dolor pasó en el pecho del adolescente.

― ¿Qué? ―fue ahora un simple susurró del delincuente al momento de que su cuerpo caía sin ceremonia ni nada contra el suelo.

Quedándose en el lugar exacto del medio de las inscripciones.

― Un humano tonto que me secuestró para un acto tan asqueroso ―la niña se puso de pie.

Una expresión de disgusto estaba cantada en la cara de la joven mientras que veía el enrome circulo que el adolescente ahora muerto con un agujero en el pecho había hecho.

Caminando hasta el libro que el joven había portado en su mano.

La niña tomó el libro y sus ojos se agrandaron.

Lengua antigua demoniaca y angelical en varias páginas eran presentes.

Leguaje que ahora era más como runas demoniacas o sacras.

― ¿De dónde un idiota como este sacó esto y pudo usarlo? ―la niña examinó el libro, ella no podía leer nada de lo que estaba presente.

Posiblemente solo hasta los ángeles de tercera generación podrían leer lo que dice allí, o alguno que otro fan del idioma.

― Yo se lo mostré ―la niña giró su cuerpo y en su mano apareció algo parecido a una lanza al instante en que la voz llegó a sus oídos.

Examinando el lugar en donde estaba, la niña vio el almacén vacío, las paredes simples de color gris por el concreto manchadas en algunos lugares por sangre, instrumentos simples como palas y destornilladores amontonados.

No había nadie que le hablase.

― ¿Buscaste a tu lado? ―la voz fue más fuerte.

Un par de alas salieron de la espalda de la niña mientras que se pegaba al techo del lugar.

No era mucha altura, siendo que se encontraba en el sótano, pero de igual manera, cualquier distancia que le ayudara funcionaba para la niña.

El sonido de músculos siendo rotos junto con huesos sonó.

El humano que había matado se levantó.

Pero algo era raro sobre aquello.

El agujero seguía presente en el hombre que había matado.

― ¿Quién eres? ―la pregunta de la niña fue más una orden.

― Mmm…―el hombre miró a la niña unos instantes.

Blanco.

Eso fue lo que vio la niña una vez el cuerpo del adolescente se infló y explotó en algo parecido a espuma blanca.

La niña se tapó los ojos mientras que sintió la espuma que le salpicó, empezaba a escurrirse de su cuerpo.

Asqueroso.

― Ahora realmente se siente bien esto ―la niña giró su cuello y abrió los ojos para observar a la figura nueva en el lugar.

Un hombre.

Tez bronceada, pelo rubio corto.

Y estaba completamente desnudo.

― ¿Qué? ―la niña retrocedió en el aire mientras que veía al rubio mover los hombros como si probase que tal estaba su cuerpo.

― Ah…se siente bien volver, pero es deprimente este cuerpo ―la voz del rubio llegó ahora más audible.

Alzando la cabeza, el rubio miró a la niña que lo observaba expectante, la joven no había hecho ningún movimiento extraño, solo quedó a la defensiva.

Chica inteligente.

― ¿Quién eres? ―la pregunta de la niña fue más fuerte.

― ¿No es de mala educación preguntar antes el nombre de alguien antes de presentarse a uno mismo? ―la pregunta del rubio vino con un tono de broma.

La joven de pelo rubio entrecerró los ojos.

No había hostilidad por parte del rubio.

Pero no iba a bajar la guardia.

― Mittelt ―la niña se presentó viendo al hombre poco después asentir con la cabeza.

― Naruto Uzumaki ―la niña alzó una ceja ante la presentación algo pomposa del rubio.

― ¿Se supone que es un nombre importante? ―la pregunta de Mittelt hizo que el rubio parpadease en sorpresa.

― ¿No soy famoso? ―la pregunta fue de curiosidad total.

― ¿Deberías? Es la primera vez que escucho tu nombre ―la niña comentó.

El rubio dio un suspiro y bajo la vista para empezar a murmurar cosas.

― Supongo que nadie me conoce como mi nombre antes de todo esto, después de todo ¿Si quiera los idiotas de arriba y abajo lo saben? Posiblemente tampoco la princesa lo haya mencionado ―el rubio rechistó la lengua para tomar el libro que había caído de las manos de la joven que estaba volando.

Al instante las paginas se movieron solas hasta llegar a una página en específico. Un brillo salió del libro y rodeó al rubio.

Pantalones negros con botas del mismo color y una capa que cuerpo completo color blanco cubrieron al hombre.

Un bastón llegó en la mano del rubio, era de color negro que se extendía a toda la altura del rubio y algo más.

― ¿No te suena la historia del sabio en la ciudad de dragones? Es un cuento infantil bastante hermoso la verdad ―los ojos de la niña se abrieron y entendió ahora la situación.

Uno de los sacred gears más erráticos que existieron, y la culpa la tenía el alma sellada que era famosa por poseer a sus portadores o hacer que se suiciden.

― Este ritual…―la niña quería correr, si era lo que pensaba correctamente.

― De hecho, debo agradecerte, al matarlo activaste lo que necesitaba que su cuerpo sea un buen contendor temporal hasta que mi cuerpo real vuelva ―

El rubio llevó una de sus manos a su ropa, la mano ahora tenía unos guantes negros. El bastón se quedó parado sin que pareciera que iba a moverse.

Naruto odiaba el hecho de que esa ropa se pareciera tanto a los de los Ootsusuki.

― Sí tan solo fuera posible que esto sea naranja…―el rubio susurró mientras que veía su ropa. ― Bueno, no importa, tienes suerte querida, puesto que eres una caída y no un demonio y un ángel normal, no te tocare ni un cabello, si es que no me haces nada, obviamente, no tengo nada en contra de los tuyos ―la respuesta simple del sabio hizo que la niña tragara.

Cuando la niña se estaba retirando sintió que chocó contra algo en la entrada de abajo.

― Dije que no haré nada, pero nunca dije que te iba a dejar salir querida ―Mittelt escuchó las palabras del hombre con claridad.

Tenía opciones.

Escuchar lo que decía a consecuencias de lo que podría llegar a pasarles.

O apostar que ese nuevo cuerpo no podría hacer nada en contra de ella.

No quería ir contra las posibilidades actuales.

― ¿Qué quiere el sabio dragón de mí? ―la joven bajó sus alas y quedó frente al rubio, la lanza en las manos de la joven se esfumó.

Los ojos del rubio se abrieron ante la mención de eso.

― ¿Sabio dragón? Hasta donde yo recuerde iba por kyubi ―la pregunta de Naruto fue de curiosidad absoluta.

Quizá como sacred gear pudiera haber interferido con humanos, pero eso era todo, no había mucho que hacer con lo sobre natural.

― Lo sabemos ¿Eras un progenitor verdad? ―la memoria del rubio voló a mil años antes.

― Nunca entendí ese título de progenitor, pero bueno, no importa los títulos o lo que sea que me den, tengo curiosidad ¿Estamos en un país bélico no? Necesito que me saques de aquí ―la joven alzó una ceja.

― ¿No puedes simplemente usar alguna habilidad de transferencia e ir allí o por ese estilo? ―la pregunta de la joven tenía su punto.

Naruto llevó una mano en su mentón mientras que asentía con la cabeza.

― Puedo hacerlo, pero quiero hablar por el camino ―la respuesta casual del rubio hizo que la joven alzase una ceja.

― Entonces ¿Me vas a secuestrar con elegancia? ―Mittelt preguntó mirando a todos lados de la habitación.

― Si fuera un secuestro ya te hubiera noqueado cariño ―Mittelt frunció el ceño ante la forma de hablar del rubio. ― No me mires así ¿Acaso quieres que use la fuerza? Quizá este cuerpo sea el de un humano, pero es el cuerpo que consideré con mayor compatibilidad en mil años ¿No te parece que si estoy como estoy es por algo? ―la voz del rubio fue peligrosa.

Ojos color oro miraron a la joven que se quedó en su lugar de la nada con miedo de todo.

― Donde quieres ir…―la pregunta de la joven salió por fin.

― Me alegra que por fin nos entendamos, quiero ir a Japón ―la joven parpadeó un poco y miró al rubio.

― ¿Japón? ―la pregunta fue con duda real. ― No es eso muy… ¿Genérico? Digo, está la puerta al infierno en américa, la escalera al cielo en roma, pero ¿Un kyubi que quiere ir a Japón? ―la pregunta de Mittelt era válida.

― No me interesa ir al infierno ahora, no puedo acceder al Cocytus en mi estado actual, que sería el único lugar que me interesa del infierno, además no me sirve de nada ascender al cielo si no puedo robar poder sacro ―hundiéndose de hombros el rubio dio un suspiro y negó con la cabeza.

― ¿Y vas a Japón porque…? ―Mittelt fue expectante de la respuesta.

― Porque hay un charco de energía natural casi ilimitado allí, no me interesa ir al castillo dragón que estaba en Europa, ahora mismo no me sirve nada ―la joven asintió con la cabeza.

― Supongo que la decirme todo esto, es porque me vas a matar ¿No? ―El rubio alzó una ceja mientras que miraba al ángel caído.

― ¿No pensaste por algún momento que fuese de naturaleza amable a todo esto? ¿Qué clase de leyendas tienen de mí? Bueno, con ser llamado sabio dragón ya es mucho…―dando un suspiro el rubio vio a la joven caída.

― Siempre hay cuentos de como matas a tus portadores, viendo lo que le acaba de pasar al último, perdón por tener miedo ―levantando las manos en signo de rendición la joven dio un suspiro.

Al menos Mittelt ya había aceptado que el hombre no la iba a matar.

Por ahora.

― Bueno, no es que yo quiera matarlos, siempre les advierto que no usen mi poder como quieran, que tiene un gran coste al cuerpo ―la voz del rubio era de cansancio y resignación. ― El chakra natural aquí, es bastante denso, por lo cual es fácil que los novatos pierdan control, en especial cuando se trata de convertir chakra natural en fuerza, creo que la mayoría terminan convertidos en piedra o si no me dan las riendas de su cuerpo cuando ya no hay vuelta atrás ―resoplando con molestias el rubio miró a la joven, negando para sí mismo el rubio giró sobre sus zapatos y golpeó el bastón en el suelo.

La sala se volvió azul como un cristal antes de romperse y descomponerse en motas de luz.

― Quité el sello de la entrada y salida niña, bueno, nos movemos ¿Tienes algún amigo que quieras llevar con nosotros? ―Mittlet parecía quedarse quieta unos instantes. ― Entonces los tienes, no te molestes en hacer nada gracioso con ellos, este cuerpo puede ser humano ―el rubio ya no estaba frente a la joven de pelo rubio.

A Mittlet le tomó unos segundos realizar aquello.

Y otro segundo el notar que el rubio estaba a su lado de espadas ya caminando hacia la salida.

Instintivamente la joven dio un paso atrás en falso y con poco equilibrio.

― Veo…―fue el susurro de la joven para seguir al rubio afuera.

De hecho.

No había mucho que hacer contra el sabio.


Naruto vio la ciudad mientras que caminaba al lado del ángel.

Una ciudad que no había podido presenciar de manera directa nunca.

No es que importase ahora.

La prioridad actual de Naruto era ir a Japón y encontrarse con Kaguya.

Si el rubio estaba enojado con los demonios y ángeles, entonces la antigua diosa estaba furiosa.

Había trabajado con ella algunas veces cuando algunos de sus portadores la encontraban.

Todos muy tontos que pensaban que podían tener un poco de juego con la Diosa por su estatus como "Heredero del sabio"

Divertido.

Fue lo que pudo pensar el rubio ante la forma en la que la mujer podía hacer explotar a alguien chasqueado los dedos.

Al parecer, incluso Kaguya estuvo enojada con el resultado del asalto a la ciudadela.

Ninguno.

Tanto Naruto como Kaguya entendían bien la magia o poder sacro y demoniaco para poder ser la amenaza definitiva.

Kaguya no estaba en su mejor momento obviamente, pero Naruto.

El rubio se culpó.

Se sentó en laureles y se dejó con la idea de que solo necesitaba tener de vuelta su poder para poder ser alguien que nadie iba a combatir.

En normalidad, ninguno de los demonios y ángeles le hubiera ganado, sí.

Pero estaba en desventaja a lo cual ¿Desde cuándo él había dejado de concentrarse en aprender más y más?

Un verdadero tonto que se sienta un trono solo engorda para la vista de los reyes.

Penoso.

Naruto miró como la gente a su alrededor lo observaba.

La ropa que tenía no era del todo normal después de todo.

Era el mismo traje que uso cuando invadió el mundo de los Ootsusuki.

Pudo reconstruirlo con el paso del tiempo.

Después de todo, el rubio había preservado lo que sobró con un sello, no fue difícil que alguno de sus portadores encontrase aquello, siendo que él era el único que podía tocar los sellos vinculados.

Otra cosa que aprendió Naruto, que, en aquel mundo, su idioma de sellado, usaba caracteres de runas de demonios, lo cual facilitaba el hecho de que los otros pudieran interactuar con su barrera.

Como quedó demostrado cuando ese demonio rompió su barrera a la ligera.

Un error que no se iba a repetir.

― Es curioso cómo no pareces el ser que retrata tu leyenda ―Naruto bajó su cabeza y vio a la niña caminar a su lado.

¿Tan mala era su leyenda?

― ¿Sobre mi apariencia no dice nada? ―la pregunta era válida para el rubio.

Si bien se presentó con un aspecto totalmente aberrante ante los demonios y ángeles, eso solo fue cuando estaba vivo.

Posiblemente su apariencia se diera a la luz tan a la normal después de que…

Hicieron que su alma deje el cuerpo.

Ahora lo primordial era esperar la oportunidad y sacarse a sí mismo y a posiblemente Azure del Cocytus.

Después sería pan comido volver a llamarla.

Con todo eso de la magia y poder sacro y demoniaco.

Las posibilidades eran infinitas.

― Fuiste descripto como un zorro enorme lleno de rabia, con ojos rojos y una piel roja cuando eras humano, piel que se desprendía cuando más enojado estabas ―la respuesta de Mittelt hizo que el rubio se tranquilizara.

― Eso es mejor de lo que pensé ―el rubio no quería cambiar de apariencia, ni de nombre.

Solo había una persona que podía decir su nombre a los demás, bueno, dos en todo caso, pero confiaba en todo su ser en el segundo.

Y luego estaba Kaguya, que mató a más demonios que los últimos nacidos en diez años.

La antigua diosa verdaderamente estaba enojada por su muerte.

Mucho más de lo que pensó.

No, Naruto no pensó si quiera que la mujer se enojase porque él muriese.

Y la gota que colmó el vaso fue cuando el portador se acercó a ella.

Cuando la mujer se dio cuenta de que ahora no era nada más que un alma en una joya.

Algunas iglesias en Japón se cerraron por ese hecho.

Miedo.

Miedo de la antigua diosa.

Al parecer, Kaguya era considerada como él.

Un progenitor de su raza.

Los primeros.

Aquello debido a la solidificación de sus características.

La mujer había usurpado el puesto que debían ocupar Ddraig y Albion, existencias que se consideraron extras, si bien sus portadores tenían el potencial. Ahora estaban en el top diez más como un puesto honorario que uno fijo, puesto que aquellos portadores.

Nunca llegaban al punto culmine de que se requería para acceder.

Aquella decisión se tomó hace unas décadas.

Al terminar de caminar llegaron a lo que sería una casa que parecía en ruina total.

― ¿Es este un estereotipo o algo así? ―la pregunta del rubio hizo que Mittlet frunciera el ceño.

― Mi compañero se lastimó hace poco, está muy débil, era uno tres pares, le arrancaron dos ―un simple "Oh" se escuchó del rubio mientras que seguía a la joven.

¿Perder poder por arrancar alas?

Era posible.

Si tu poder no era suficiente para aguantar el shock, era posible.

Quizá a partir del cuarto par no pasase eso, pero ahora, no había remedio.

Entrando en la casa en ruinas, no había nada.

La niña caminó hasta lo que parecía una puerta que iba al sótano.

El sonido de la madera siendo levantada resonó mientras que la joven sacudió el polvo que había caído.

― Dos horas fuera y tanto polvo en este maldito lugar…―caminando dentro y siendo seguida por el rubio, la puerta de madera se cerró sola.


Una vez el rubio entró en la parte del sótano.

No esperó que tuviera mejor apariencia de lo que tenía el exterior.

El suelo estaba limpio, era losa, las paredes revestidas por papel tapiz rojo con detalles de madera en la parte baja.

Una heladera pequeña, un par de sillones y tres camas eran los muebles principales de la sala.

Lo que sí podía ver a montones eran libros por el lugar, carpetas y mapas.

Entonces aquella había sido la base de aquellos ángeles por un tiempo.

― ¿Ahora puedo saber a quién trajiste? ―era una voz cansada.

Naruto notó eso cuando el hombre que estaba en una cama habló.

Pelo negro, tez bronceada y una barba desaliñada.

Una apariencia normal en toda la regla.

Excepto por las vendas que abrazaban todo el cuerpo del hombre, y una mujer a espaldas de este que las ajustaba.

― Bueno, pasaron cosas, fui secuestrada por un humano, pensé que estaba haciendo un ritual para los demonios, pero ehm…él estaba siendo usado por alguien para volver a la vida ―ante las menciones de eso, y el hombre viendo al rubio.

Era fácil suponer que quien volvió a la vida.

― Mataste al humano y ese sujeto tomó su lugar ¿Me equivoco? Ah, estoy cansado de los fantasmas ¿Qué necesidad tiene de tomar posesión? ―Naruto alzó una ceja.

No era la respuesta que esperaba el hombre.

― Naruto Uzumaki ―el rubio se presentó con cordialidad.

El hombre alzó una ceja y miró fijamente al rubio.

Naruto entendió a donde iba eso, parecía que el hombre era viejo, bueno, no era de su importancia.

― ¿No te vi antes? Se siente lo mismo que la persona que conocí hace unas décadas, pero no puedes ser tu…―el hombre entrecerró los ojos y miró al rubio. ― ¿Eres un usuario de la mente del sabio no? ―la pregunta bastante correcta hizo que el rubio abriese los ojos con sorpresa.

― Puede ser ―una respuesta vaga salió de los labios del rubio mientras que caminaba al sofá.

― Él es el sabio, reencarnó con el ritual que su portador estaba haciendo, al parecer cuando lo maté él tomó el cuerpo de este ―Mittelt contestó haciendo que los ojos del hombre y la mujer en la sala se abriesen.

― ¿Qué? ―el hombre se puso de pie para luego hacer una mueca.

― ¿Hola? ―la presentación del rubio fue penosa en mayor parte.

― Me era demasiado raro que Mittelt trajese a alguien como un humano aquí, y ese sujeto…mi suerte, soy Dohnaseek, no sabría decir si es un placer el conocerle o no ―la voz del hombre sonaba cansada, y totalmente desganada.

Naruto alzó una ceja.

No era la reacción que esperó de parte de alguien que fue un ángel de tres pares.

Demasiado manso.

― No vengo a causarles problemas, solo quiero llegar a mi destino, y que mejor manera que me lleven ustedes ―una sonrisa de paz salió del rubio mientras que miraba a los tres caídos en la sala.

― No sé si Mittelt lo mencionó, pero ahora tenemos una misión de parte de Kokabiel de vigilar este lugar de mala muerte, Azazel es único que nos puede sacar de esta situación de mierda ―la voz del ángel caído de pelo negro fue despreocupada hasta cierto punto ahora.

― No creo que se queden mucho tiempo más en este lugar, las ordenes eran vigilar al portador de mi sacred gear ¿Me equivoco? ―la pregunta de Naruto hizo que el hombre sonriera.

― Zorro astuto, sí bien podemos informar tu muerte, no nos va a sacar de aquí en un par de días más, sí te acercaste a nosotros y no a los humanos en sí, es porque realmente quieres ir allí de una vez ¿Me equivoco? ―por primera vez la mujer caída de pelo azul profundo habló.

Ajustando una última venda en la espalda del hombre, caminó hasta uno de los sofás.

― No realmente, solo necesito de ustedes…pero a la vez, no de solo ustedes ―Mittelt alzó una ceja ante las palabras confusas del hombre.

― No voy a hacer un trato contigo, es más fácil venderle mi alma a un demonio que hacer tratos con alguien que se sabe que puede encadenar almas a objetos ―Dohnaseek habló, el ángel se colocó la camisa blanca y que había estado a su lado y poco a poco se la abrochó.

― No te pido a ti nada, por eso dije, que, de ustedes, pero no solo de ustedes ―Dohnaseek sonrió ante las palabras del rubio.

― Buscas a un idiota, eso lo sé, por cierto, la portadora del Twilinght Healing esta con la iglesia actualmente Dohnaseek se ajustó el chaleco gris de vestir de su ropa y miró al rubio de reojo.

Una sonrisa depredadora.

No era extraño esto, después de todo, siempre un portador de aquel sabio terminaba buscando al portador de aquel sacred gear capaz de curar.

Donde estaba el alma de la antigua emperatriz dragón.

A diferencia de otros sacred gears de tipo dragón, aquel solo otorgaba a lo mucho una afinidad hacia estos.

Funcionaba para familiares menores.

― Bueno, eso es mucho más de lo que pensé que podría tener en poco tiempo ―el rubio río ante aquella información.

Amabilidad.

Algo que Naruto tuvo toda su vida.

No iba a dejar de lado a los que le presentaron amabilidad ahora mismo.


― ¿Madre? ―una voz salió de un joven.

La nombrada giró a su alrededor viendo el lugar.

El lugar limpio, hermoso a la vista, paredes revestidas con papel tapiz, pisos de cerámica con mosaicos recubierto por una alfombra ornamentada que pasaba en medio de estos.

Un lugar hermoso y caro.

― ¿Madre? ―una voz joven la volvió a la llamar.

La mujer movió sus ojos hacia un pequeño ¿Quizá seis años? El no saberlo con certeza era penoso.

― ¿Que sucede cariño? ―la mujer sonrió dejando su semblante sin emoción unos instantes mientras que se agachaba y miraba al niño.

― ¿Es cierto que padre y tú van a salir? ―La mujer parpadeó un poco ante aquello.

Ella.

Grayfia.

Se odiaba bastante.

Pero no podía odiar al niño que estaba frente suyo.

― Va a ser algo momentáneo, solo un poco sobre algunas cosas complicadas ―la sonrisa en el rostro de Grayfia fue presente mientras acariciaba el cabello del niño.

Un cabello rojo.

Ondeando un cabello carmesí.

Que arrasó a un lugar que quiso llamar hogar.

La mujer negó para sí misma con su cabeza, el niño la miró con confusión momentánea que desapareció cuando la mujer lo cargó y abrazó.

Felicidad.

Algo que era raro en sí.

Después de todo ¿En quién debía confiar actualmente?

Una vez que llegó a la ciudad de los demonios junto con la joven Tiamat las cosas fueron a mal de peor.

Grayfia cerró los ojos y respiró hondo.

Le alteraron los recuerdos.

Ella había olvidado, por tanto, tanto tiempo que había sido cuando ella estuvo por morir ante aquellos demonios que la perseguían.

Ella no murió y Sirzech la salvó.

Ella fue salvada por un grupo de tontos que querían vivir felices.

― ¿Mami? ―un desliz de parte del joven en sus brazos, normalmente por la educación, él no la llamaría así.

El niño notó como su madre tembló.

Quiso separarse y ver el rostro de la mujer.

Pero un brazo que la sujetaba con fuerza impidió que se moviera del abrazo.

― No pasa nada, solo estoy feliz de que estés aquí ―Grayfia comentó mientras que acariciaba el cabello del niño.

La mujer solo podía pensar en aquellos días.

Nombres y rostros fueron tragados por la oscuridad.

Pero podía aún sentir que los conocía.

Dándose vuelta luego de bajar al joven caminó sin preocupación hasta una de las habitaciones cercanas.

Viendo que estaba vacía.

La mujer cayó de rodillas mientras que se abrazaba con fuerza. Temblando, intentando tranquilizarse.

Un jadeo contenido salió de su garganta mientras que sus ojos se abrían con fuerza.

Un grito mudo.

Un grito que ella ansiaba dar fue retenido por la fuerza, haciendo que la mujer quedase de frente contra el suelo.

Pegando la frente contra el suelo, Grayfia jadeó, ese jadeo era otro grito que quería salir.

Cientos de años viviendo en un recuerdo y mundo falso.

Era por eso que la actual reina dragón la odiaba.

La joven Tiamat pensaba que los traicionó.

Traidora.

¿Siempre lo había sido?

Grayfia solo podía recordar una sonrisa vaga que salió de un lado de la habitación.

Una cama suave una figura sonriéndole y cuidándola.

No era Sirzech.

Traidora.

Penoso.

¿Era su razón tan débil que no pudo anular algo como eso?

Asqueroso.

Ella se asqueó de sí misma.

Nunca dejó de ser una sirvienta.

Nunca se liberó.

Siempre estuvo bajo alguien.

Solo hubo un tiempo en el cual estuvo libre.

Libre de todo, de los idiotas de las familias, de los que buscaban poder y de los que buscaban algo por ser solo ella.

Dos sonrisas que se fueron hace mucho tiempo.

Entonces.

¿Por qué razón le devolvían los recuerdos de la nada?

¿Ella siempre fue Grayfia o fue otra persona?

¿Su nombre era ese?

¿Siempre fue querida o eso también se distorsionó?

Llanto.

Lagrimas salían de los ojos de la mujer.

Frustración carcomía todo su ser.

Dolía, le dolía a Grayfia tanto que la pregunta.

¿Importaba a este punto?

Llegó como un golpe a su mente.

Mal agradecida.

Siempre lo fue.

No pudo ayudar.

Y siempre fue así.

Iba a estarlo siempre.

Sola.

Sufriendo.


― Aun no entiendo porque necesitabas venir al inframundo ―Mittelt habló viendo al rubio leyendo otro libro que el mismo escribió.

Mittelt solo podía ver al hombre y pensar ¿Era tal el ego que tenía?

― Tenía que ayudar a alguien, después de todo, era una persona que quería mucho, me dolía que tuviera los ojos cerrados ―una mirada de nostalgia estaba presente en los ojos del sabio.

La joven ángel caído caminó hasta estar al lado del rubio.

Mirando las hojas que veía con tanta concentración vio un rostro dibujado en él.

Al lado de cientos de inscripciones en el lenguaje de los demonios antiguos.

― ¿Es eso un sello? ¿Puedes hacer eso a distancia? ―una risa del rubio salió mientras que veía a la ahora curiosa caída.

― No, es más como liberación, libertad en la vista, puedes llamarlo como despertar, y lo siguiente, no, no puedo hacerlo con nadie que no haya marcado con anterioridad, y tampoco es que funcione bien, tengo que tener un vínculo con la persona para que resulte ―Mittelt vio confundida al rubio.

― ¿Esas no son demasiadas restricciones? ―la pregunta fue valida de parte de la joven.

― Lo son, por eso nunca nada es fácil, algo tan tonto como eso hace que este cuerpo humano se desgaste demasiado ―Naruto dio un suspiro.

Su cuerpo original también era humano.

Pero comprar a un humano de su mundo con este era como comparar hormigas con elefantes.

Podrían existir los humanos poderosos, pero, siempre fue lo mismo, como humanos, un golpe mortal y fuera.

Ese no era su caso.

― Supongo que no me vas a decir que hiciste, pero viendo la foto y todo lo que parloteaste fue a una mujer ¿Era cierto el rumor que el sabio se acostó con cada sirvienta del castillo? ―Naruto abrió los ojos ante aquellas palabras y se empezó a reír con fuerza.

Mittelt se sintió ofendida por aquello.

Pero no dijo nada.

Desgastado.

Mentiroso.

La joven aún podía sentir.

Como si estuviera parada al lado de un cadre o algo peor.

― ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llegaste con nosotros? ―una pregunta de cansancio salió de una mujer que estaba actualmente parada al lado del rubio.

Ambos estaban frente a una parada de taxis mientras que esperaban a que llegue uno.

― Una semana a lo mucho, y que piensas Kalawarner ¿Crees que va a haber algún idiota qué acepte? ―Naruto preguntó viendo a la mujer de cabello azul a su lado.

Dando un suspiro la mujer se encogió de hombros.

― Siempre hay un idiota como nosotros que está dispuesto a trabajar con el sabio ―la mujer respondió mientras que veía al rubio alzar una ceja.

― Nunca entendí ¿por qué? ―Naruto sacó una mano del bolsillo y vio su reloj.

El sonido de autos en constante movimiento solo hizo que las palabras al aire del rubio se quedaran con más notoriedad.

― ¿Por qué están tan dispuestos a ayudarme y seguirme? ―la pregunta solo se ganó una mirada desganada de la mujer a su lado.

― ¿Por qué pelear? Podríamos matarte, pero ¿Acaso queremos enemistarnos contigo? No somos idiotas, si te matamos vas a saltar de portador y ese portador va a venir a buscarnos ¿Me equivoco? ―una sonrisa llegó en el rostro de Naruto.

No, la mujer no estaba equivocada con lo que iba a pasar sí es que lo matasen, así como así, siempre hay consecuencias de matar a alguien.

― Deben temerme realmente si es que tanto miedo a eso tienen ―la respuesta se ganó una risa seca de Kalawarner.

― Tu ultimo portador conocido, asesinó a tres demonios de clase alta, tres nobles, no es algo lo cual podamos lidiar, quizá ahora mismo seas más fuerte que nosotros ¿Quién dice que alguien que vivió en la época de los grandes no tiene un plan de respaldo si unos débiles un par lo intentan matar? ―un auto sonó frente a ellos otra vez.

Kalawarner lo vio.

La sonrisa depredadora en el rostro del rubio.

No es que ellos tuvieran muchas opciones desde el comienzo.

Un ser que guarda rencor a los más grandes de las dos facciones.

No era un chiste el cual debían intentar algo.

Desde minuto uno en que bajó con Mittelt en su base.

Algo les gritó en su cabeza.

Que era mejor no hacer nada contra la cosa al lado de su compañera.

― Me están dando mucho crédito, mi objetivo no es la venganza ―la mujer parpadeó en sorpresa ante aquellas palabras.

― ¿Entonces? ―la duda se cernió en la voz de la caída.

― Traer de vuelta a la emperatriz es mi único objetivo, de allí a que haga lo que haga, es solo cuestión de eventos, voy a usar todos los medios para traer de vuelta a Tiamat ―Kalawarner alzó una ceja.

Tiamat la reina dragón del karma estaba viva y coleando.

¿Por qué revivir a alguien que no ha muerto?

― ¿No esta ella viva? ―una risa fue dada de parte del rubio ante la pregunta de la mujer.

― Oh, Tiamat es el nombre de la dragona del karma, pero eso es solo su nombre, el clan de los dragones blancos le dieron ese título que pasó a ser un nombre, la persona que quiero revivir es Azure Tiamat ―terminó el rubio.

Para la mujer fue confuso.

Era la primera vez que escuchaba eso.

Para el mundo, siempre existió una Tiamat, la que pasó su vida en la antigüedad, la que interfirió en los viejos reinos, pero desapareció un tiempo hasta que volvió.

Más fuerte que nunca.

― ¿Esta Azure era importante? ―no era la pregunta correcta, la mujer lo sabía.

Pero era la pregunta que quería hacer.

― Es la única y legitima persona que se merece gobernar, sobre todo y todos ―Kalawarner vio una sonrisa tranquila en el rostro del rubio ante la mención de ello.

El sonido de un vehículo tenerse frente a ellos sonó.

Era tiempo de irse.


Si había algo que Kaguya nunca pensó ser.

Era ser dueña de lo que los humanos llaman empresa.

Dinero, ella tenía mucho tiempo para acumular dinero.

Aburrido, los estándares de los humanos eran aburridos, pero no del todo.

Había entretenimiento en los programas de televisión y videojuegos.

Algo que la mujer, contra toda lógica, aprendió a disfrutar por el hecho de que había poco que le superase actualmente.

Fue sumamente divertido.

Actualmente estaba en una habitación en un edificio alto, un departamento que a simple vista se veía lujoso, muebles y paredes caros, electrodomésticos caros.

Y la diosa solo estaba con unos pantalones cortos y una camisilla blanca en el departamento.

¿De que servía estresarse por su empresa cuando podía controlar a alguien que no la traicione y que haga su trabajo?

Ella solo necesitaba vivir de lo que generaba y disfrutar.

Acomodándose en el sofá de la sala, la mujer dejó salir un jadeo de placer al acostarse en aquel cómodo lugar.

Quizá los humanos eran más útiles de que ella pensaba.

Su teléfono no estaba en el sofá.

Alzando la mano, la mujer hizo que el aparato volase a su mano desde la cocina hasta allí.

¿Un dios viviendo como lo hacía ella?

Era extravagante, pero no del todo loco.

Ella misma conoció a uno que otro que actuaba como ella.

Alzando las piernas en el reposa brazos del sofá empezó a ver su teléfono.

Era mejor aprovechar la paz antes de que el idiota reviva.

El sonido de la puerta siendo tocada resonó haciendo que la mujer rechistara la lengua.

Levitando y con un ademán, la tela blanca, el kimono que siempre usó en sus peleas, se dio presencia en ella. La única deferencia era que ahora tenía su cabello solo hasta la espalda.

Kaguya frunció el ceño ante el recuerdo de un cuervo idiota que la llamaba neet.

Abriendo la puerta vio a alguien que esperaba no ver.

― ¿Y ahora estas aquí por…? ―no hubo salido ni nada parecido por parte de Kaguya al presente frente a su puerta. ― Te dije que si volvías a venir así sin invitación te castraría ―la mujer dejó caer su kimono y volvió a su estado casi sin ropa.

― Ya, nos conocemos hace un par de cientos de años ¿No puedes ser más cariñosa? ―la voz de la persona frente a la puerta sonó divertida.

― ¿Vas a dejar de coquetear conmigo? ―la pregunta fue recibida con una risa nerviosa. ― Eso pensé, y…―la mujer bajó los ojos y vio a un niño que la miraba con miedo y nerviosismo. ― ¿Sigues con esto? Siento pena por como lo llevas, si me vuelves a pedir que firme para ser su madre entonces te voy a mandar a la Antártida otra vez ―el hombre se estremeció un momento y negó para sí mismo.

― No, no es nada como eso, vamos, lo aprendí a la mala, Padre, pensar que sigues esperando al sabio ―el hombre se rascó la frente con molestia.

― Es el único digno, y eso no va a cambiar ―dándose vuelta la mujer volvió hacia el sofá.

Dejando a los dos en la puerta.

Ambos recién llegados, entraron y cerraron la puerta.

― Veo que este lugar sigue tan impecable como siempre ¿Lavas las cosas con tu poder o simplemente tienes servicio al cliente? ―

― Debería echarte de este lugar, es mi edificio, es obvio que tengo lo que quiero, di lo que quieres de una vez y sal de aquí ―Kaguya ya sonaba cansada. ― Solo dilo ya, Azazel ―ahora ya sonaba molesta.

― Bueno…―


― ¿Es normal que escribas todo el día? Supongo que lo de sabio no fue solo por nombre ―Mittelt se acercó al rubio que tenía una libreta en la mano la cual estaba ahora llena de garabatos.

― Solo protección ―la joven se confundió ante las palabras del rubio.

― Nunca entendí como funciona lo que haces ¿Son encantamientos o son amuletos? ―el interés era obvio en la voz de Mittelt.

― Eso es un secreto comercial, pero sí, puede usarse de amuleto y a la vez de encantamiento, supongo que diciendo eso, ya puedes saber que estoy haciendo ―Naruto le respondió terminando de escribir en la libreta.

― Grimorios entonces ¿No? ―el rubio asintió ante la respuesta correcta.

Y le acarició la cabeza la joven.

Una sonrisa llegó en el rostro de la joven antes de sacudir la mano del rubio de su cabeza.

― No hagas eso, viejo raro ―la respuesta de la joven solo hizo que el rubio se riera de ella.

― No creo que seas tan joven ―la respuesta de Naruto solo hizo que la joven se enrojeciera, tanto de vergüenza como de molestia.

― ¡Solo tengo un par de siglos maldito fósil! ―la risa del rubio solo creció ante aquello.

Para el rubio, era divertido burlarse de la niña.

― Ya, ya, lo que sea, bueno ¿Preparada? Dohnaseek y Kalawarner ya tomaron el tren hace rato, es nuestro turno de ir, te quedaste dormida y ahora vienes conmigo, que cuestionable de tu parte, como era de esperarse de una niña ―un pequeño golpe fue dado al brazo de Naruto por la niña.

― Sí que eres molesto ¿Lo sabes? ―a pesar de todo.

La joven no se apartó o molestó de verdad por las burlas.

Para ambos.

Fue cómodo.

― El problema es el ángel caído de la zona, primero vamos a Tokio y luego a Kuoh ¿No? ―Mittelt interrogó a lo que Naruto asintió. ― ¿Por qué precisamente a esa ciudad? ―

― Porque está cerca de Tokio, territorio de Kaguya, se supone que hay un demonio que es dueño del lugar, Kaguya tiene un trato con él de que, si no la molesta, entonces no va a interferir con nada, pero bueno, sé que ella puede ser voluble y los demonios codiciosos, vamos a aprovechar eso ―Naruto explicó mientras que empezaba a caminar hasta la entrada de la estación.

― ¿No es eso aprovecharse? Aunque no creo que nadie se mueva contra ella si es que mata a ese demonio, he visto lo que puede hacer la auto nombrada Diosa ―Mittelt se llevó una mano a su ante brazo y desviaba la vista.

― Oh ¿Autonombrada? Mi, ella es una Diosa, para mí, ella es considerada de naturaleza divina ―la respuesta hizo que Mittelt alzara una ceja.

― Conoces a varios Dioses ¿Y para ti clasifica ella como Dios? Digo, no tiene culto, sequito o seguidores, la mayoría la llama Diosa solo por miedo, está en ese top raro que siempre menciona Dohnaseek, por lo que pensé que era por eso ¿Es tu diosa acaso? ―

― Lo es, Diosa, Diosa conejo, ella es la única que puedo darle el título, para mí los demás son existencias fuertes, nada más, pero los llamo dioses, porque son fáciles de identificar así, pero si tuviera de creer en una sola, ella es mi Diosa ―Naruto no mintió.

La única Diosa que reconocía como tal.

Fue Kaguya.

Bajando ya en donde el tren esperaba, el espacio se redujo por la cantidad de personas que entraron en este.

― Siempre es tan ajetreado viajar así… ¿Por qué no tenemos esos convenientes cirulos de transportación? ―Mittelt sonó desganada.

― Tienen sus limitaciones mayores al infierno, no es su culpa, tampoco la de su líder, pero no podemos cambiar eso ―Naruto logró sentarse antes que alguien más.

Mittelt al tardar vio el lugar.

No había lugar disponible.

Tampoco es como si ella iba a ir de pie.

Sentándose en el regazo del rubio, ella se acomodó.

― ¿Me ves como un asiento? ―la pregunta del rubio vino con diversión.

― Es tu culpa, se supone que las niñas como yo, que están creciendo tienen prioridad, pero aquí me ves ―Mittelt se recostó en el pecho del hombre mientras que fruncía el ceño y cruzaba los brazos.

― Eso es cuestionable y lo sabes ―la diversión en la voz del rubio era imposible de no notarla.

A los ojos de cualquiera que lo viera.

Era más como ver a un padre e hija.

― ¿Es eso así? ―murmulló con molestia la joven.

Naruto estaba algo desconcertado.

¿No estaba siendo demasiado amable la niña?

No solo eso, sino que estaba actuando definitivamente amigable.

Raro, era raro, era como si actuasen solo para su favor.

Pero a la vez, el hombre sabía que no iban a actuar en su contra a pesar de todo ¿Por qué estaban tan dispuestos a ayudarlo?

No era molesto, obvio, pero era curioso.

― ¿No están demasiado tranquilos conmigo alrededor? ―la pregunta del rubio hizo que la joven alzase una ceja.

No había hablado en japonés.

Habló en alemán.

― ¿Y ese cambio de idioma? ―Mittelt miró al hombre como si fuese algo raro.

― Estamos ya en Japón, por lo cual, es mejor si la gente no entiendo lo decimos, por cierto, no, ser sabio no me da lenguajes automáticos, tuve que aprenderlos, si bien puede traducir con el sistema de los sacred gears, es de necesidad aprenderlos ―Mittelt cerró la boca y pensó unos instantes antes de responder.

― ¿Qué pasa? ―

― Tengo curiosidad, ustedes, son demasiado serviciales y demasiado altivos a la hora de ayudar, por eso, tengo dudas ¿Qué quieren de mí? ―

― Nada en particular, Dohnaseek te sigue por el hecho de que representas una oportunidad, y Kalawarner porque estoy contigo, y como yo sigo a Dohnaseek, entonces la cadena va, al único que estamos siguiendo es a Dohnaseek ―Naruto parpadeó ante la respuesta de Mittelt.

― No esperé eso… ¿Y qué crees que puede sacar él de mí? ―la pregunta de Naruto hizo que Mittelt se riera.

― No lo tomes como alguien que quiere poder, él quiere paz, no es como esos que buscan poder o están locos por la guerra, bueno, el cayó por la guerra, pero ese no es el punto ―Mittelt miró a los ojos a Naruto. ― Ninguno de nosotros quiere problemas, si viene alguien y nos dice "Hagan esto y tendrán paz" lo haremos, entiende, sí vemos que tiene sentido lo que pide, vamos a hacerlo ―Mittelt terminó sin despegar los ojos del rubio.

― Ese es un punto de vista humilde y estúpido ―Hipócrita, eso fue lo que se gritó el rubio.

Él probablemente haría lo mismo si le dieran la oportunidad.

― Puede ser así, pero es lo que queremos, una vez que estemos en paz, nos iremos ―la voz de Mittelt fue calmada y casi soñadora.

― Son mejores personas de lo que pensé ―la voz del rubio fue profunda y sincera.

― ¿Y lo dudaste? El que haya matado a ese sujeto solo fue en defensa, Dohnaseek cazaría demonios descarriados, quizá él lo disfrute, pero no es tan tonto, si puede ver que está en peligro y puede evitar la situación, lo hará, todos somos seres pensantes ―Mittelt terminó.

Naruto miró a la niña unos instantes como si esperase algo.

No hubo mayor respuesta.

No hubo mayor intervalo en su respuesta.

Una risa muerta salió del rubio mientras que veía a la niña y pensaba en los otros caídos.

Ellos habían llegado al punto en que deseaban la felicidad por sobre todas las cosas.

Al parecer.

Naruto era el único idiota que se justificaba el servir siempre a los demás.

Aquello solo trae sufrimiento a uno mismo.

Tortura.

¿Habría algún ser que se condenaría a una eternidad para ayudar a personas?

Posiblemente.

Pero.

Al igual que él, eventualmente llegaría al punto de inflexión.

En darse cuenta de lo absurdo y tonto que era eso.


Las horas pasaron en silencio durante el viaje, tres horas y llegaron a Tokio.

Naruto frunció el ceño.

Después de los últimos sesenta años, las cosas sí que se veían raras.

― Estamos aquí, supongo que vamos a ver a tu conocido ¿Dónde vamos? ―el rubio para responder a la pregunta de la joven, solo señaló la torre más alta de la ciudad.

― Vamos a la última habitación, ella está allí ―

No hubo mayor comentario por el recorrido.

Caminar por las calles llena de gente era una experiencia rara para ambos, Naruto por el tiempo en que solo fue una joya y para Mittelt que, como su estatus de ángel, nunca tomó algo como un recorrido por donde muchos la pudieran ver.

Raro de verdad.

Llegando hasta el edificio caminó hasta la recepción.

En el camino hasta allí y en las semanas pasadas.

El rubio había cambiado algo de ropa.

No podía llegar tela que era prácticamente blindada a todos lados.

Pantalones negros, zapatos negros, y para la felicidad del rubio, una camisa naranja que brillaba sobre la corbata negra que portada.

― ¿Puedo ayudarlo? ―la pregunta de la recepcionista llegó.

Un hombre que se alzaba sobre la media normal de estatura lo miraba con una sonrisa, ojos cerrados y bien vestido.

― Supongo que la princesa está en la torre, busco a Kaguya, dígale que Naruto Uzumaki vino a verla ―la recepcionista alzó una ceja, pero no dijo nada.

Solo envió el texto a la mujer.

Si lo leyera o le dijese que los saquen era otra cosa.

Lo que la recepcionista no esperó era que la respuesta de la mujer fue inmediata.

La recepcionista miró al rubio y tragó en seco.

En todo el tiempo que ella llevaba trabajando.

Kaguya Ootsusuki jamás dejó que nadie subiera a su planta.

Nunca recibía visitas.

El que alguien causase una respuesta inmediata a la mujer que solo estaba encerrada.

Era para tomar en cuenta.

― Por favor, hablé con el guardia, de allí, para la guía ―haciendo unos gestos al guardia, la recepcionista vio como el hombre palideció. ― ¿La niña va con usted? ―la pregunta de la recepcionista vino con un asentimiento de la cabeza del rubio.

En el camino hasta allí, por la gran multitud, ninguno se dio cuenta cuando la joven agarró la mano del rubio y el rubio también la tomó.

Ninguno se dio cuenta y siguió así.


Naruto no pudo ni tocar la puerta antes de que esta se abriera en frente suyo.

Unas manos fueron directamente al rostro del rubio al momento en que se abrió la puerta.

Una risa estalló seguido de eso.

― ¡Qué es esa apariencia lamentable zorro! ―Kaguya gritó en risas viendo a Naruto.

― Y tú te ves igual que bien conejo ―la sonrisa del rubio creció al ver a la mujer frente suyo.

La risa de ambos pasó lentamente a un lento jadeo mientras que la mujer tenía la cabeza gacha.

Naruto estaba llorando.

Una sonrisa tranquila apareció en el rostro de Kaguya mientras que le empujaba para entren.

― Ah sido mucho tiempo desde que pudimos hablar así ―Kaguya comenzó con una voz suave.

Como antes.

Seguía en ese estado de vestimenta casi deprimente.

― Unos pocos cientos de años, pero nada como lo que vivimos antes, conejo ―Naruto tenía sus manos en su rostro mientras que miraba el suelo.

― Lo sé, la última vez que hablamos de manera directa, yo era la joya y tú eras el cuerpo ―la mujer habló con tranquilidad.

― ¿Los azares del destino? Me alegro que, a pesar de todo, jamás rompí tu joya ―Naruto extendió su mano y toco el rostro de la mujer. ―Veo que la reencarnación te funciono de maravilla, señora dentro del top diez ―aquel comentario se ganó una risa de Kaguya.

― Sabes que, por mis habilidades, estaría más arriba ―Naruto sonrió ante aquello.

― Ah, adoraba tu ego, pero sí, mandar a alguien a cualquier dimensión o borrarlo de manera existencial sigue siendo algo injusto que digamos ―Naruto comentó mientras que giraba y veía a su acompañante, la joven caída.

Que no se había movido en ningún momento.

― No crees que la estas asustando mucho ¿Conejo? ―la pregunta del rubio hizo que la mujer resoplara.

― Ni siquiera tengo mis cuernos arriba o mi poder prendido para que tenga ese miedo, pero bueno ―al terminar de decir aquello, la mujer chasqueó los dedos.

Al instante Mittelt cayó al suelo jadeando y respirando con fuerza.

― Supongo que no está acostumbrada a manejar fuerzas como las nuestras, oh, siento pena por la chica, si hubiera estado frente a ti en tu mejor momento posiblemente hubiera muerto con solo pararse a tu lado ―Mittelt miró con cuidado arriba, alzando la cabeza y viendo a la mujer con una expresión plana.

― Tan…fuerte… ¿Él es? ―la pregunta de Mittelt apenas pudo salir.

― En su momento de pelear contra esos líderes tontos, como se hacen llamar, él no estaba ni cerca de la mitad de su fuerza, por no decir su resistencia ¿Este cuerpo actual puede manejar más chakra? ―Naruto asintió con la cabeza. ― Ahora, sí el tuviera este cuerpo hace un buen tiempo, él no hubiera sido sellado ―finalizó Kaguya mientras que se sentaba.

― Monstruos…―el susurro de Mittelt fue dado, haciendo que tanto Kaguya como Naruto se mirasen unos instantes.

Una risa suave salió de Kaguya y una escandalosa del rubio.

― Posiblemente si hubiera estado en mi mejor momento, necesitarías mínimo cinco grandes rojos para detenerme ―Naruto se reía y negaba con la cabeza.

Posiblemente una exageración, pero ¿Después de haber comido cada Ootsusuki a excepción de Kaguya?

Su nivel estaba en otra liga.

― ¿Qué demonios son? ―en todo lo que llevaba pasando con el rubio.

La joven nunca fue agresiva o preocupada.

Ahora tenía miedo.

Mucho miedo.

― Solo unos tontos que quieren vivir en paz ―Naruto comentó mientras que sonreía.

― Tonto tú, pero sí, quiero vivir en paz, verdaderamente amo a los humanos, hacen tantas cosas buenas ―la mujer comentó mientras que se relajaba en su asiento. ― Vali, tráeme agua ―al momento de decir eso, Naruto alzó una ceja.

Giró su cuello y vio a lo que estaba a un lado de la habitación.

No pudo discernir por la ropa que usaba.

Ahora, el nombre tampoco ayudaba.

¿Eso era un niño o una niña?

Bueno, era lo de menos.

― Me sorprende que no hayas matado a ese de allí ¿No es un portador de Albion? ―Naruto preguntó.

Al instante, el cuerpo de Vali se quedó rígido.

― Si hubiera sido de Ddraig, ten por seguro, lo hubiera asesinado al momento en que lo hubiese visto ¿Albion? No me interesa ―la mujer puso una mano debajo de su mentón y esperó hasta que el vaso con agua llegue a su mano.

― ¿Lo estas cuidando por qué…? ―

― Le debía un favor a un cuervo, me ayudo para tener algunas cosas que necesitaba para mi vida, a cambio de mi neutralidad total con las otras razas ―Naruto se sorprendió.

― ¿Qué serian esas cosas? Sé que puedes crear varias cosas, por eso estoy bastante confundido ―

La mujer jugó con su cabello y le dio vueltas con el dedo.

― No es de importancia, hablando de cuervos, el otro cuervo, el tonto, quiere hacer su plan de aquí a algunos años ―el desinterés en la voz de Kaguya hizo que Naruto le preste mayor importancia a ese tema.

― Como sea, dejando de lado eso, vamos a tener mucho tiempo para ponernos al día, ahora se viene lo primordial ―Naruto miró a la mujer ahora con seriedad evidente. ― Hay un demonio viviendo en Kuoh, quiero esa ciudad, es parte de tu territorio ¿Tienes algo en contra suya para que pueda matarlo? ―la pregunta de Naruto solo sacó una sonrisa de la mujer.

― Como siempre, esperando mi conocimiento ―la respuesta solo sacó una risa seca de Naruto.

Amaba que la mujer no hubiese cambiado a pesar del tiempo.

― De hecho, quiero deshacerme de él tonto pomposo, pero tengo un pacto de no hostilidad hasta un par de años más, por lo cual, no iré, sinceramente, no me importa romperlo y matar, es solo un demonio, pero ¿Qué valor tendría mi palabra si hiciera eso? ―Kaguya preguntó haciendo que el rubio asintiera.

― De hecho, tu arrogancia y ego como siempre juegan a nuestra contra ―un pequeño golpe llegó en la cabeza del rubio cuando una moneda se estrelló a la cabeza de este.

― No me compares con algo como eso, los demonios tienen ese signo suyo de vanidad ¿Yo? Yo solo sé que soy la única y verdadera ¿No fuiste tú mismo que me llamó la única Diosa que reconoces? ―la sonrisa de Kaguya solo se volvió más confiada.

― No tengo nada que refutar, pedí eso, pensaba matarlo porque sí, pero, bueno, después de Grayfia, aún tengo la esperanza que exista algún demonio decente ―la respuesta de Naruto hizo que Kaguya suspirase, dejando caer la sonrisa.

― No pude hacer nada en mi estado en aquel entonces, y después de eso, jamás la volví a ver, no sabía que le alteraron los recuerdos hasta hace un par de décadas, por cierto, borré tu nombre y rostro de cada persona que lo conoció, actualmente solo Tiamat, Grayfia y yo podemos reconocerte, bueno, creo que Grayfia puede reconocerte ―la albina llevó una mano a su mentón mientras que pensaba.

― ¿Es por eso que ninguno de esos caídos pudo reconocerme? ―la pregunta de Naruto fue con un tonó de sorpresa. ― ¿Qué tan fuerte eres ahora? Y no me digas que sigues siendo solo tú y tu perfección ―Naruto se puso de pie y tomó a la mujer de la cintura y la levantó.

― ¿Y esto?... ―la confusión en el rostro de Kaguya era evidente.

Pero no hizo ningún movimiento de separarse del agarre.

― Tienes músculos más definidos, oh, alguien estuvo entrenando ¿Los dioses entrenan? ―la pregunta del rubio fue con burla.

Pero lo que no esperó fue que la mujer extendiera los brazos y abrazara lo abrazara.

El silencio llegó.

Los dos únicos testigos, Vali y Mittelt, se habían mantenido al margen de aquello desde hace un buen rato, no querían meterse con ellos en ningún aspecto.

― ¿Tienes idea del susto y rabia que sentí en aquel momento? ―la voz de Kaguya fue tenue mientras que no soltó su abrazo.

Naruto solo pudo quedarse con los ojos abiertos y sin poder procesar aquello.

Pero a poco a poco, dejó la cintura de la mujer y correspondió el abrazo.

― No eres culpable de nada y lo sabes ―la respuesta de Naruto fue tranquila, casi como si fuera una manera de reconfortar a la mujer.

― Ja! Diciendo eso cuando sabes que, si hubiera gastado el chakra de mi existencia, podría haber llevado a todos lejos ―Naruto no dijo nada cuando la mujer habló.

― Al igual que tu zorro, yo era feliz ¿Sabes que se sintió pertenecer a un lugar después de tanto, tanto tiempo? Oh, debes de conocer ese sentimiento, esa ciudadela, fue mi todo, mis hijos fueron unos tontos, mi esposo fue el idiota más grande que existió, pero a pesar de todo, nunca dejé de amarlos, a pesar de que no me veían como nada más que una figura, nunca los dejé de querer, incluso miles de años después, ahora los sigo recordado con cariño ¿Esa ciudad que me dio la bienvenida con las manos abiertas y con un trato de uno más? Lo amé, Azure era posiblemente la única persona en toda la existencia que reconocería como mi igual, pero los demonios la quitaron…―Naruto pudo sentir el temblor de la voz de Kaguya.

― Yo siempre odie ese sentimiento ¿Por qué estoy en deuda con alguien inferior? Te odiaba, más que nada en el mundo los primeros años, pero ¿Cómo poder despreciarte? Me cuidaste, siempre me mantuviste a salvo, cuando no era nada más que una misera joya que esperaba encarnar, me cuidaste ¿Cómo crees que me sentí cuando la única persona que sabe cómo me siento y comparte mi origen pasó a nada más que un accesorio para algún humano tonto? ―Kaguya recostó la cabeza en el hombro del rubio.

― No tuviste que estresarte tanto ¿Ves? Estoy aquí, ahora, puedo volver, solo queda un par de cosas más y podremos volver, Tiamat volverá, su hija vendrá y estaremos todos felicites como debió ser ―una risa amarga salió de Kaguya ante las palabras del rubio.

― Nunca lloré en todo este tiempo aquí, pero, la tristeza ¿Es eso lo que dicen que hace distinto a los Dioses de los humanos? Creo que perdí mi divinidad a cambio del poder que conseguí, pero ¿Valió la pena? ―Kaguya interrogó.

Naruto dio un suspiro e indicó que sacara a los dos jóvenes de la habitación.

― Vali, ve arriba, lleva a la caída, cuídala y no hagan nada tonto, puedes jugar con lo que quieras y los libros que están arriba están a tu disposición, más tarde te traeré la cena ¿Sí? ―el tono de voz de Kaguya fue realmente amable.

Y Naruto al ver la reacción de este "Vali" supo que la relación de ambos era bastante buena.

Solo hubo sonidos de pasos después de aquello antes de que ambos jóvenes subieran a la siguiente planta de la habitación.

― Yo mismo no sé quién soy ―Naruto haló mientras que se sentaba en el sofá.

Kaguya no había soltado al hombre.

Tampoco sentía ganas de soltarlo.

― Ambos no sabemos ¿Te preguntas si el cambio fue hecho antes o después? ―Kaguya preguntó recostándose en el regazo del rubio.

Naruto sonrió y llevó una mano en la cara de Kaguya.

― ¿Por qué estamos tan cómodos ahora? ―Naruto preguntó mientras que veía a la mujer sonreírle por igual.

― Porque aprendimos a vivir con esto ―la respuesta era simple.

― Quizá, pero ¿Soy lo mismo o una parodia mal escrita de mí mismo? ―Naruto preguntó.

― Ambos lo somos ―

― Puede ser, cada acción, cada cosa, cada pequeña cosa que intentamos antes ¿Era necesaria para este punto? ―Kaguya pensó ante la pregunta de Naruto.

― Puede ser ¿No son esas acciones que nos definieron? ¿Yo sería la misma si no hubiera huido de mi mundo? ―Kaguya respondió con otra pregunta.

Ambos se miraron.

Naruto se agachó hasta estar frente a frente con Kaguya.

Sus narices casi tocándose.

― No lo creo, al igual que yo nunca sería los mismo si me hubiera rendido antes ¿Por qué lo haría? Yo aun debía esforzarme en la aldea, debía ser el líder, debía ser reconocido ―Naruto cerró los ojos.

― ¿Y eso te trajo felicidad? ―la pregunta ida de Kaguya solo hizo que el rubio pensara en aquella vida que tuvo.

― ¿Quizá? Me casé, tuve hijos y cuidé de mi gente, pero, como siempre, los humanos…―Naruto no terminó porque Kaguya lo interrumpió.

― Tienen miedo a lo que no conocen, y ambos, pensamos como humanos ―Kaguya sintió como el rubio se levantaba.

Una mano de Naruto fue al cabello de la mujer mientras que acariciaba este.

― Es bastante sedoso como siempre ―la sonrisa de Naruto creció al ver la de Kaguya.

― Una diosa debe ser siempre impecable, una diosa debe ser perfecta ―

― Ambos sabemos que no ―Kaguya encontró divertido eso.

― Lo sé, pero ¿Es necesario mantener esa imagen? Ambos aprendimos, como debimos ser en su momento ―Kaguya cerró los ojos ante el tacto del rubio en su cabello.

― Ambos debimos haber dejado todo mucho antes por ella ―

― Porque ambos ―

― Vivimos lo suficiente para condenarnos por otros ―fue al unisonó por parte de ambos.

La risa estalló de ambas partes.

― ¡Intente ser el salvador de todos! ¡Pero pensar que ya salvé más de lo que debería! ―Kaguya compartió la risa por las palabras de Naruto.

― ¡Mírame hablar de esta forma! ¿No aprendí nada? ¡ja! Los idiotas que me ven como un objeto de poder ¿Piensan que las acciones que uno toma son porque sí? ―Kaguya contestó al rubio.

― Nunca pedimos esto, tampoco podemos culpar al destino, nosotros hacemos nuestro destino ―Kaguya sonrió ahora con una mirada amenazante.

― Sé que vamos a tener el destino que queremos, porque ya está todo, zorro ―

― Vamos a terminar como debe ser y de la forma de debe ser, conejo ―


― Me sorprende que estén aquí ―

― No por gusto, pero el sabio nos guio ―encogiéndose de hombros, Dohnaseek miró a la persona que tenía en frente.

Azazel sonriendo a ambos con diversión.

A Dohnaseek y a Kalawarner.

― Veo eso, fue inteligente el no haberse enemistado con él, pero no quita los errores pasados, pero no importan ahora, quédense en Kuoh por ahora, no hagan nada, vivan con normalidad y sin decir nada, solo quédense como si fuesen parte de la ciudad, y no se preocupen por el demonio de allí, dudo que pueda contar otro día ―las últimas palabras que mencionó Azazel antes de irse fueron por no decirlo.

Con un tono alegre.


Una persona podría tener su conciencia unida por diez segundos una vez que su corazón fuera perforado o aplastado, y dos segundos después de que su cabeza fuera separada.

Entonces.

― ¿Por qué sigo vivo? ―la pregunta con un tono de miedo sonó mientras que unos ojos llenos de horrar miraban a su alrededor.

― Porque vas a vivir por un par de semanas antes de que te mate ―la respuesta de la persona parada frente a la cabeza en el suelo fue demasiado alegre.

Naruto miró el escenario.

Verdaderamente.

Era una parodia de lo que fue.

Pero.

¿No era eso bueno a como era antes?

Vivir por lo que quieras y no por lo que quieran.

El sabio había visto todo tipo de cosas de parte de los humanos siendo un sacred gear por mil años.

Mil años y muchas vidas que no debían ser recordadas.

― Yo…no entiendo, mi nobleza…―

― Esta muerta, sinceramente ¿Tienes el permiso para traficar humanos como piezas de mana? ―la pregunta del rubio hizo que la cabeza mirase a cualquier cosa que pudiera ayudarlo.

Nada.

No tenía nada.

― ¿Quién eres? ―el demonio habló viendo al hombre sentado en la silla que hace unos minutos era suya.

― Oh, puedes llamarme sabio dragón, después de todo ¿Para qué presentarme con alguien muerto? ―

Fue esa noche, que uno de los demonios a cargo de un territorio desapareció, no hubo conmoción o alteración.

Una figura que nadie extrañaría cayó.

Solo llegó una vista la cual podía aprovechar aquella situación…


― No entiendo porque quieres ir allí, es demasiado peligroso ―una voz firme fue escuchada.

Como testigo, un cuarto totalmente amueblado de lujo junto con una gran ventana a las espaldas de la persona.

― No como crees, conocí a un demonio que tiene un trato con un invocar de esa zona, al parecer la diosa Kaguya ya no tiene interés en la caza de demonios ―la respuesta fue igual de firme.

― Rias, sé que estas motivada, pero, existen tantas ciudades que puedes tomar ¿Por qué una tiene cerca a algo como ella? ―la pregunta tenía un tono de preocupación.

― Sirzech, hermano, Lucifer, esos son tus títulos, por lo cual ¿No sabrías mejor que nadie que la información que pasa por nosotros es la única y verdadera? ―Rias respondió a la figura frente a ella.

Sirzech cerró los ojos.

Era cierto.

Pero de igual manera ¿Habría algún perjuicio en contra?

― Confía en mi hermano, el chakra en esa zona es realmente tranquilo, Koneko, mi torre, pudo decirlo, es el mejor lugar para que ella se quede ―Sirzech se frotó la frente ante las palabras de Rias.

― Solo por esta vez, pero déjame ver todo para que las cosas estén bien, supongo que Grayfia puede encargarse de ello, un humano invocador es solo eso, un humano ―Sirzech se rindió

La sonrisa de Rias creció, corrió y abrazó a su hermano.

Era momento de comenzar su historia.

Aquella fue la única línea de pensamiento que llegó en la mente de Rias.


Y fue entonces.

Que el tiempo pasó.

Un pervertido creció.

Nació y se formó.

Un invocador de demonios se dio a conocer.

Y una heredera llegó.

Fue el momento.

Fue el lugar.

Y ahora…

― Entonces no veo problemas de lo que hablamos verdad ¿director? ―a pensar del tono amigable.

Era demasiado fácil leer como se notaba el desagrado de la persona frente a un hombre rubio sentado en una silla de cuero.

― Oh, lo siento, chica Gremory, pero sí, no veo porque, como su buen directo ¿Cómo decir que no a una heredera comprometida con la gran casa de los Phenex? ―

Rias dejó caer la farsa mientras que salía de la oficina del directo de la academia kuoh.

La joven de cabello carmín, con el uniforme de la academia no necesitaba girarse para ver al hombre con el que llevaba trabajando por este territorio por unos años.

Un invocador de demonios.

Naruto Uzumaki.

El humano que más odiaba Rias actualmente.

― ¿Problemas con el director una vez más? ―Rias rechistó la legua viendo al escuchar eso.

Esa cosa no era humana o un director.

― No, me dio todo el permiso que quisiera, pero no me cuadra algo ―Rias mencionó girándose y viendo a Akeno.

― Le recuerdo que hacerle algo sería lo mismo que desafiar a más de diez grandes familias ―Akeno recordó aquello con un pequeño tono de molestia.

Rias odiaba al hombre llamado Naruto que se hacía pasar por directo.

Siempre sabía de más.

Siempre hacia algo que ella no quería que hiciera.

Pero al final del día.

No podía hacerle nada.

Rias miró hacia la ventana de afuera.

Y lo vio.

A Hyoudou Issei que le devolvió la mirada.

Fue entonces que la realización llegó a la pelirroja.

Era el comienzo.

De la historia.

La historia que debía ser suya.


Ah, que puedo decir, estoy escribiendo casi tuerto, a las cinco de la mañana.

La universidad me mantiene demasiado ajeno de muchas cosas, pero tampoco me puedo excusar de eso mucho, siendo que me la pasé aprovechando mi tiempo de descanso y jugando y durmiendo.

No sé aun como ira el emparejamiento, pero no va a ser harem. Quizá a lo mucho, tres chicas ¿Eso ya sería harem? Meh, quizá de esos tres pases a un dos o uno.

No lo sé.

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, les deseo lo mejor y espero que les haya gustado la historia.

Dios, mi marca favorita de cigarrillos ya no entró en la ciudad porque cerraron todo.

Bueno, no es como si saliese a comprar algo como eso ahora…Nah, a quien engaño, hubiera ido de inmediato.

Sabe, ya no sé que hacer, un grupo se enoja por el nivel de los personajes de dxd, otro se enoja por los niveles de personajes de Naruto, ah, como sea, espero mejorar, y entender bien como balancear esto, porque sinceramente. Para mi Kaguya podría tomar el puesto de Ddraig y Albion.

Ah…

Espero que no me haya pasado con algunas partes, y sí, obviamente voy a explicar mejor como llegó a lo que es la última parte.

Pero necesitaba ya poner eso.


Comentarios:

Altair-Chaan: Gracias como siempre, espero que este capítulo haya traído de vuelta alguna esperanza de lo que esperabas. Sinceramente espero que algo de lo que haya pasado evoque algún buen sentimiento.

Dasgun: 1111

johan uzumaki: quisiera, pero bueno, que se puede pedir de un sujeto que escribe fanfiction, ah…doy pena…como sea, espero que te haya gustado el capítulo.

DSarcas: Muchas gracias porque te gustara y me alegro que cumpliese con tus expectativas, espero que este también lo logre.

cristrol44: 1, muchas gracias espero que este capítulo también te guste, 2, realmente muchas gracias por los cumplidos, me esforcé mucho, 3, bueno, más que poder sería durabilidad, que es lo que más quise remarcar, supongo que me faltó señalarlo mejor, 4, No, jamás me voy a deshacer de Kurama y más adelante van a ver qué pasa, 5, en este capitulo se aclara mucho, y bueno…tampoco es que importa mucho ahora, 6, muchas cosas que a lo largo de la historia que estoy usando, pero va por ese camino, espero saber tus teorías, 7, jaja, vamos a ver, ahora lo que pasé y la resolución que lleguen, de eso depende la venganza, 8, a lo largo de la historia se explicara en detalle, 9, sinceramente, no te imaginas como me motiva leer algo como esto, tanto que me dan ganas de continuar siempre, 10, odio los finales tristes, demasiado, intento dar finales "Felices" al menos para mis personajes, pero…depende de que ojo veas lo feliz que son. ¡Espero que te haya gustado y también espero leerte en los comentarios! ¡suerte!

Guest (invitado): Si…eso no iba a pasar, espero que no te haya aburrido.

Ragma: Gracias, espero que este capítulo también te haya gustado.

VicenteVanCoco04: No tanto como crees en lo de sacred gear, obviamente habrá muchas más cosas, pero no tanto como acciones actuales.

Lilhuesos: Bueno, ya pasó lo que tenia que pasar, y no es tan complicado ¡Hey! Azure Tiamat, es mamá Tiamat, y Tiamat sola es Tiamat hija.

johan uzumaki: hay tantos sentimientos encontrados con esa relación que no sé dónde comenzar.

Andres Gutierrez1: Graciassssssssssssssssssssss.

Triexia: Adelante, pero asegúrate que no suban otro canal antes…que ya vi una de mis historias en seis páginas distintas, una ni siquiera sabía cómo se llamaba mi historia ¡Como es eso! Suerte.

Nightocore: Bueno, espero que este capitulo ansiado este a la altura de lo que quieres.

Ahora sí, perdón si me salté algún comentario.


Ah, como sea, gracias a todos por el apoyo ¡Espero volver a verlos en los comentarios!


Rey de picas fuera.