― ¿Realmente me vas a hacer esto? ―
― ¿No te gusta? ―
― Oh, claro, horas extra de trabajo solo porque quieres abrir un puesto de aguas termales en el inframundo el cual está dirigido a quien sabe qué cosa de verdad… ¡Es obvio que no me gusta esto! ¡¿Sabes si quiera la cantidad de permisos y demás que tengo que conseguir para poder hacer lo que pides?! ―
Frente a frente.
Dos personas estaban mirándose con intensidad.
Serafall viendo al hombre que tenía en frente suyo con molestia e irritación.
Naruto estaba viendo con tranquilidad a la mujer a espera que termine su rabieta.
― Eso no fue muy de chica mágica ―
― ¿Quieres que una chica mágica te patee el culo? ―
― Ahora eres agresiva…―Naruto comentó con falsa preocupación.
Serafall golpeó con sus dos manos el escritorio y miró al rubio frente suyo ya con paciencia perdida.
― ¡Es obvio que voy a estar agresiva! No puedo creerlo…esto no es solo trabajar horas extra, es esclavitud…―Serafall chocó su cabeza contra el escritorio del rubio ya con desgano y resignación.
― Sabes que lo haces porque me quieres ―
― Lo hago porque un papelito me impide hacerte y solo obedecerte en todo ¿Qué carajos es lo que haces con tus contratos? ―Serafall se rindió y caminó hasta uno de los sofás y se dejó caer en el asiento antes de dar un fuerte suspiro.
― ¿Ya te calmaste? ―la pregunta del rubio se ganó de un gruñido sin ganas de la mujer.
Naruto dio un suspiro antes de caminar hasta la cafetera en su oficina, bajar una taza y empezar a servir con tranquilidad el café.
― ¿Tres de azúcar? ―otro gruñido de aceptación vino de la joven de cabello negro en la sala.
― ¿So-tan quiso matarte otra vez? ―la pregunta de Serafall se ganó un suspiro del rubio.
― Pienso que te uso de otra manera ¿No deberías arreglar eso? ―
― ¿El cómo te ven? No es una orden, y no me importa, ya hay una advertencia en el inframundo con tu rostro, no hacer contratos y no dañar ―Serafall se sentó de manera correcta para luego ver la taza de café que estaba frente suyo.
La mujer dio un suspiro, actualmente, Serafall estaba vestida como una empleada de oficina promedio, un uniforme elegante normal de color gris.
Estirando la mano Serafall tomó la taza y le dio un sorbo.
Un sonrojo vino en la cara de la mujer ante aquel sorbo.
Eso para luego sonreír con felicidad y luego mirar al rubio.
― Entonces, señor zorro ¿Quiere arreglar una junta para mañana o para dentro de un lapso de un mes? ―la pregunta de Serafall fue un tono profesional.
― Dentro de un mes, tengo trabajo pendiente, entrega los detalles a Grayfia y luego mándame un mensaje cuanto esté todo listo ―
Un bufido salió de Serafall.
― A sus órdenes capitán, realmente…apenas pueda te voy a colgar de algún lugar infeliz ―Serafall susurró aquello antes de darse vuelta y sonreír al rubio.
Naruto no cambió su expresión sonriente en toda la charla.
La vena en la frente de Serafall creció ante aquel desprecio indirecto de su amenaza.
Un círculo mágico apareció debajo de Serafall, la cual sacó los dedos del medio antes de desaparecer en aquel circulo.
― Si que me ama ―
La sonrisa de Naruto creció hasta que salió una pequeña risa.
Azure extendió sus piernas mientras que abría los ojos con pesadez.
Un cuerpo humano temporal.
Aquello era lo que Naruto le otorgó, su aspecto era el mismo, por obvias razones de comodidad, pero lo que a la mujer le encantó.
Era que su cuerpo no tenía ni una sola cicatriz la cual se pueda ver en su cuerpo, era un cuerpo perfecto, no había puntos en los cuales se pueda ver imperfección.
Fue en aquel intervalo en que se vio por primera vez en el espejo en que ella comprendió que realmente podía llamarse a sí misma "bonita" una vez más.
No ese ser aberrante que solo dos idiotas habían llamado como hermoso.
El simple pensamiento de aquello le dio un cosquilleo en su ser.
Sentándose en su cama ella estiró los brazos mientras que tarareaba.
La cama que le prepararon era fina, o mejor dicho costosa, muy costosa, los muebles a su alrededor también, todo parecía una mezcla entre el estilo victoriano y el moderno.
Sorprendente.
Azure se puso de pie mientras que la sabana que la tapaba caía a sus pies, pero había un problema.
― Oh…―el susurro de la mujer llegó cuando vio que la almohada se quedó pegada en su cabeza.
A pesar de ser un cuerpo humano, de igual manera desarrolló cuernos, cuernos que eran como cuando estaba en su apogeo.
Unos realmente grandes.
Viendo a su alrededor la mujer dio un paso hasta el botón que el rubio le había dicho que tocase si es que necesitara algo.
Al instante la puerta se abrió revelando una mujer que llevaba un velo blanco que le tapaba el rostro completo ¿Cómo se movía tan bien con aquello en su cabeza?
Era una mujer, traje de sirvienta, falda larga y las manos en la espada a espera de algo.
― ¿Puedes traerme mi ropa? ―la pregunta fue amable y con un tono tan natural y armonioso, que la mujer con el velo blanco se quedó quieta por unos instantes antes de asentir y caminar para hacer el pedido.
La sirvienta, como todas las personas en el lugar actual, un edificio de gran tamaño en el centro de kuoh, pertenecían a una sola persona.
La Diosa Kaguya.
El símbolo bordado de la luna creciente color plata en el velo era el distintivo único de aquella diosa.
― Veo que te estas adaptando a tu cuerpo temporal ―una voz suave resonó en el lugar antes de que Kaguya entrase en la habitación donde la mujer de cabello celeste pálido estaba esperando.
La sirvienta al instante hizo una reverencia antes de ir a buscar lo que se le pidió.
― Es raro escuchar a alguien decir eso… ¿Es normal para ustedes esto? Digo, sé que reencarnaste una vez aquí, pero ¿Hubo más? ―Tiamat preguntó viendo a Kaguya.
La diosa meneó la cabeza y cerró los ojos contemplando la pregunta.
― De hecho, reencarné un par de veces, pero a diferencia de ti, mi cuerpo original fue destruido de toda forma de recuperación ―la respuesta de Kaguya hizo que la boca de la mujer frente suyo se abriera.
Un "Oh" en comprensión fue audible mientras que la dragona daba un suspiro posterior a eso.
― Supongo que por eso en ese entonces no eras nada más que una joya contenida, sabes, pienso que fuiste posiblemente el primer sacred gear, al menos creo que fue eso que usaron Naruto y tú para que vuelvas se parece en premisa ―
― No lo creo, no puedo ser encerrada en algo tan aberrante para el uso humano, mi poder no es posible de emplear para nadie más que mi propio ser ―
― ¿No cambiaste nada en tanto tiempo verdad? ―la pregunta de Tiamat fue casi como un susurro resignado.
― ¿Por qué debería? Tanto tú como el zorro tonto no les molesta ―
― Eso es cierto, si Kaguya no fuese Kaguya entonces el mundo sería un lugar raro para volver ―Tiamat comentó con diversión antes de dar un paso y caer de rodillas casi al instante.
― Tu contenedor fue creado ayer, es obvio que no estas acostumbrada ―Kaguya dio un suspiro antes de caminar hasta la mujer.
Si hubiera sido otra persona, otra situación incluso otro tiempo, Kaguya hubiera dejado en el suelo a la mujer.
Pero aquello cambió con el pasar de los años.
Vivir y disfrutar fue algo que se arraigó en Kaguya tanto como el deseo de poder, aquello debido a la eliminación de su clan.
Realmente Naruto tenía el mérito más grande que ella podía creer o imaginar.
― Esto es tan raro…un día estoy atrapada en un sacred gear con una monja y al siguiente estoy en esta situación ―la sonrisa de la mujer hizo que Kaguya se quedase mirándola por unos instantes.
Desde siempre, el rostro plano de la diosa conejo nunca mostró mucha alteración.
Pero no por eso significaba que era imposible de leer.
La puerta volvió a sonar cuando la sirvienta llegó con la ropa preparada para Tiamat.
― ¿Una corona junto con un cetro? ―la sonrisa nerviosa de la mujer hizo que Kaguya la mirase como si no entendiera lo incorrecto.
― No veo porque no, siendo que eres la reina que reconozco, en su tiempo siempre usabas esa corona de oro y zafiros, el cetro fue idea del zorro ―Kaguya comentó.
Una risa nerviosa salió de Tiamat viendo aquellas ropas.
Primer era un vestido de cuerpo completo de color azul oscuro con líneas azules pálidas que recorrían verticalmente todo el conjunto, eso con las medias negras y los zapatos negros daban un alce elegante, pero a la vez lúgubre.
Los guantes que cubrían sus manos, pero con cortes en los dedos para que estos estén libres.
Era ropa hecha para no usarse de manera casual.
― ¿Es esto necesario? ―
― No veo que esté mal ¿No es tu estatus de Emperador? ―la pregunta de Kaguya salió con una duda real sobre las preguntas de Tiamat.
―…―no hubo palabras de la mujer de pelo celeste, se limitó a ponerse la corona en la cabeza y tomar el bastón, era obvio que aquella vestimenta tenía un simbolismo.
― ¿Dónde vamos? No creo que le dijeras a la mucama que me diera esta ropa solo para tenerla ahora ―
― ¿Te incomoda? ―
― Bueno…pensé en usar algo más suelto…―
― Oh…―
― No pensaste que iba a optar por algo tan trabajoso siempre ¿verdad? ―
―…―sin respuestas de Kaguya.
Un suspiro se dio de Tiamat antes de quitarse la corona y ponerla sobre la cama de la habitación.
Ella había estado en el edificio de Kaguya para prevenir cualquier problema a futuro.
― ¿No me dijiste que eras perfecta en la sociedad humana? ―
―…―el silencio de la Diosa conejo siguió.
Tiamat se palmeó la frente.
Aquello iba a ser complicado.
Simplemente hay cosas que nunca cambian.
Kiba tenía los ojos cerrados y solo un pensamiento en su cabeza.
Ignorar la situación actual en la que se encontraba.
La sonrisa prácticamente petrificada en el rostro de Kiba daba a indicar dos cosas a diferentes grupos.
Para Rias y los demás demonios su actitud cotidiana.
Para Naruto y Mittelt.
Que Kiba estaba ocultado algo o simplemente que no quería que se le molestase.
― Sigo sorprendido de como Himejima-senpai logró capturar al otro ángel caído ―el tono de admiración de Issei fue tan grande que hizo que Kiba quisiera reír.
Koneko no dejó de mirar a Kiba en todo momento. Buscando algo en las reacciones del joven de pelo rubio.
Sin obtener nada.
― Mi, Issei-kun, es obvio que el encontrar cuervos hace que los otros salgan volando ―la respuesta de Akeno solo intensificó la mirada de respeto de Issei.
Kiba sabía, que ese cuervo no era uno que estaba en ese lugar para volar porque sí, solo estaba de regreso a su casa.
Después de haber buscado el lugar del combate.
Kiba encontró algo que simplemente no supo cómo decirlo o como expresar cuando lo vio.
Una caja con vasos de café que estaba esparcida y manchada de sangre, junto con otra caja al lado de esta con su interior desparramado dejando a la vista todos los dulces que estaban en la caja.
Fue un ataque sorpresa de Akeno a Kalawarner, no hubo pelea en sí, Kiba lo determinó, solo fue un rayo que partió el pecho de la mujer como si fuese agua a un papel.
― Asia-san, sinceramente me siento mal por no haberte salvado aquella vez…―Issei se giró y vio a la joven de cabello rubio que estaba viendo su taza de té en la mano como si buscase algo.
― Ah ―la voz de Asia salió con un tono de sorpresa cuando entendió que le hablan a ella.
En algún momento de la conversación, todos empezaron a hablar de la escena vista para luego pasar a lo que fue la vida de Asia en la iglesia.
― ¿Sucede algo con el té Asia-chan? Parece que no es de tu agrado ―Rias le preguntó con diversión viendo el nerviosismo de la joven que en su momento fue una monja.
― Yo…no, está realmente bueno, es un té delicioso, solo…no sé, siento que le falta algo ―la voz de Asia sonó pensativa antes de darse cuenta de sus palabras. ― ¡No lo mal entiendan no me estoy quejando! Es solo…siento que no está completo ―Akeno miró a Asia que estaba con la taza de té en la mano.
Sonriendo con diversión la mujer dio un bufido de diversión antes de comentar algo sobre la reacción linda de Asia.
― Mi, pensar que nuestra querida monja sería tan quisquillosa con esto ―la diversión sonó en la voz de Akeno, haciendo que tanto Rias como Issei sonrieran al ver a la joven nerviosa que estaba viendo aún la taza de té.
A los ojos de Issei, todo parecía correcto, Koneko viendo a todos con interés y comiendo sus dulces en silencio, Kiba parecía disfrutar del lugar, la sonrisa amable del joven siempre estuvo presentes cuando estaban todos juntos, tanto Rias como Akeno parecían felices con Asia y su rescate.
A los ojos de Issei.
Parecía que todos estaban felices, que todos disfrutaban de la comodidad y de la compañía del otro.
Una verdadera familia formada de aquel grupo.
Issei se sintió feliz ante aquello.
Que un pervertido como él pudiera estar en aquella situación con tantas mujeres hermosas.
Le hizo feliz y a la vez entrar en más confianza y evocar más fe hacia Rias.
La que era el centro de aquella pequeña familia.
La que orquestaba la felicidad de todos.
― ¿Al menos me vas a decir de que trata este nuevo funcionario que contrastas? ―Sona caminaba detrás de Naruto con una carpeta en mano viendo los documentos que el rubio presentó.
Era algo tan extraño y excéntrico que el mismo director le diera las notas a la presidenta del consejo que cualquiera pensaría que simplemente el director le dejaba ayudar para que aprendiera sobre lo que era manejar la escuela.
La realidad era que Sona también tenía un peso en la votación de la escuela en torno a cambios.
― Oh, es mi nueva secretaria, pero es más la que se va a encargar de la organización de las planillas que se presentan y demás ―la voz de Naruto sonó despreocupada.
Quizá traer a Tiamat a aquel lugar no fuera tan buena idea.
Pero tampoco iba a dejarla sola por un instante además, su núcleo, que era lo importante ahora, era casi intocable para cualquiera.
Algo bastante extremista, pero era lo que Naruto necesitaba para estar tranquilo.
― Lo sé, pero quiero saber de donde es, su dirección, donde estudió, quien es en base a que la contratas y porque la contratas, no te veo en con la necesidad de tener una secretaria ―ambos se pararon frente a la oficina del rubio antes de que este abriera la puerta y entrase seguido de Sona.
Entonces Sona continuó.
― Tiene a mi hermana como secretaria para sus locuras en el inframundo, a Grayfia para sus ventas de grimorios y cosas mágicas, inclusive a Lady Phenex como nexo para la alta sociedad ¿Por qué otra secretaria? Hasta estoy pensando que quieren un harem de mujeres demonios ―Naruto miró a Sona como si esperase algo.
La joven también se quedó viendo al rubio.
― ¿Qué? ―la pregunta de Sona hizo que Naruto diera un suspiro.
― Estoy con mucho trabajo, y no me da para poder terminar algunas cosas, quiero a alguien más que competente ―Naruto caminó hasta su escritorio, abrió uno de los cajones y sacó una carpeta la cual tenía guardada.
Sin pensarlo mucho lo lanzó sobre el escritorio y miró a Sona.
La joven dudó unos instantes antes de caminar hasta el escritorio y tomar la carpeta y abrirla.
― Es una persona que conozco ya hace un tiempo, incluso antes de entrar en todo esto de lo "sobrenatural" como Rias y tú deciden nombrarlo ―la respuesta de Naruto hizo que los ojos de Sona se abrieran ante aquello.
Sona levantó la vista y vio un pequeño deje de cansancio en los ojos del rubio.
¿Era él acaso…?
Sona no dijo nada, se quedó en silencio por unos instantes antes de dar un suspiro.
― Supongo que ella está en la lista de protección ―la respuesta de Sona hizo que el rubio sonriera.
La joven de cabello negro había aceptado.
Se podría decir que desde aquel pequeño encuentro dentro de donde guardaba algunas cosas, la joven lo trató mejor, o al menos, tuvo una mejor perspectiva de lo que era vivir como alguien como él lo hacía.
― Es algo más complicado, de hecho, si ella recibe un solo signo de molestia, alguien la intimida ―Naruto hizo una pausa mientras que enfatizaba esa palabra, haciendo que Sona apriete el puño. ― La lastiman de la más mínima manera, puedes creer que el contrato con tu hermana va a ser lo mínimo que te puede preocupar ―las únicas personas que Naruto no tenía el dominio completo o un trato en sí era con Rias y Sona, y por ende sus familias como tales.
Grayfia fue un agente externo el cual no aprovechó como debió cuando hizo el trato por ella.
No, Naruto lo sabía, no había podido hacerlo.
Una sonrisa suave salió en los labios del rubio.
Sona no entendió el significado de aquello.
Pero no había malicia en el accionar del hombre.
Solo por ahora.
Iba a dejarlo en paz.
― No entiendo de porque aceptaste ―la voz de Rias sonaba tanto desconcertada como con un deje de molestia.
― Me encargué de revisar cada pequeño detalle de ella después de eso, es normal, de hecho, fue a la misma escuela que el director antes de todo esto, además de que los registros y demás muestran que ella fue maestra en una pequeña escuela, al parecer ella y ese director son de oriente medio ―Sona contestó con una voz calmada mientras que tomaba la taza de té que tenía delante suyo.
― Con su historial de personas "conocidas" parece ser que no lo tomas como antes, no creo que ella se normal ―Rias comentó con algo de preocupación ahora.
Sona siempre fue la que mostró una fuerte negación al hombre, tanto que era la que siempre planeaba algo.
El verla aceptado tan fácil le era preocupante, preocupante por el hecho de que algo pudo haberle pasado a su amiga.
― La otra vez tuve una conversación…con el hombre, una en donde estaba en su estado más ¿Lucido? ―Sona comentó haciendo que Rias muestre ahora sorpresa.
― ¿Lucido? Eso, no lo entiendo ―la voz de Rias fue pasando de la confusión a la frustración.
― El hombre el cual conocemos es el sabio dragón, la otra vez tuve la oportunidad de hablar con el portador ―Rias arqueó una ceja y dio un suspiro.
― No es importante realmente quien sea el que toma los estribos ―Sona abrió los ojos.
― Rias, tú…―
― Ya sabía que eso pasaba, mi hermano me lo informó hace un tiempo ya ―Rias comentó para darle un sorbo a su té.
― Entonces ¿Por qué tanto empeño para tomarlo como el que hace todo? No veo a un culpable, es solo alguien que no puede controlar el poder que se le dio ―
― Todos son culpables ¿Sabes? El sabio tuvo una designación, un decreto del Dios bíblico de que no debería existir, por eso fue cazado y encerrado en un sacred gear ―Rias bajó la taza de té con cuidado.
Sona solo pudo quedarse en silencio ante aquello.
Sí, ella realmente no conocía de esos hechos.
― La diosa de los ingratos es conocida por aparecer después de que el sabio muriese, creo que ya entiendes por dónde va, algunos creen que ella fue una creación del sabio, no se sabe correctamente como fue, incluso Beelzebub-sama cree que eso fue posible debido a que se encontró algo que la dragona del karma llevaba, un colgante hueco, sus propiedades aún no se descubren, pero está tan saturado de energía natural que la mayoría de los Yokai deciden simplemente no acercarse ―
Sona solo miró a Rias.
La información que la peli roja soló fue realmente algo que no tenía consciencia.
― lucifer ―
En la cabeza de Sona resonó ese nombre dado por Naruto.
Fue curioso como en su momento no encontró algo, pero ahora siendo que Rias sabía tanto.
Tanto gracias a su hermano.
Daba una idea de que algo realmente estaba entre manos.
― Nos desviamos ―Sona se ajustó sus gafas para ver a Rias. ― La mujer que viene está en el contrato de protección, incluso con cláusulas especiales, tu hermano mismo firmó esto al igual que mi hermana ―Sona comentó mientras que extendía su mano.
La vicepresidenta caminó y le tendió otra carpeta a Sona, la cual bajó la carpeta en la mesa.
― Ese es el contrato, involucra el nombre de muchas familias nobles, por lo cual, por favor, controla a Akeno, la mujer que viene es humana, lo sé, pero es mejor prevenir, sigo pagando el precio por lo de dejar a Akeno a sus anchas ―esta vez el tono de Sona fue algo hostil.
Rias sintió un escalofrió, pero dio un suspiro.
― Lo siento sobre eso, no pensé que ibas a perder dos piezas en mi lugar…―la voz de Rias ahora fue débil cuando comentó eso.
Un chasquido de disgusto salió de Sona antes de beber su té.
― Momo y Yura ahora son prácticamente propiedad del hombre, no sé de lo que les manda hacer, tampoco puedo saber o ellas decirlo, todo gracias a que alguien no controló al miembro de su nobleza que tiene un trauma, oh, espera, ese podría ser cualquiera de tus miembros ―Sona terminó para bajar su taza de té y ponerse de pie.
Rias se quedó viendo su taza, con el líquido aún dentro.
Ignoró el sonido de la puerta abrirse y cerrarse con furia.
Apretando las manos Rias miró el líquido temblar dentro de la taza.
Ella iba a hacer todo lo posible para mantener a sus queridos siervos con ella.
Porque ellos eran su mundo.
El sonido de su teléfono hizo que saliera de su estupor y girase para ver el teléfono sonar a su lado.
Llevó la mano en dirección al teléfono para luego contestar.
― Sucede algo ¿Yuuto-kun? ―Rias preguntó mientras que miraba la puerta por donde salió Sona.
― El sabio me llamó para hablar, al parecer Grayfia-san estaba en la oficina, ella me informó que todos debemos reunirnos más tarde en el club, el heredero Phenex va a venir mañana―Rias abrió los ojos ante aquello.
Era demasiado pronto para que eso pasase.
― Estaré allí en cinco minutos, supongo que la citación en para dentro de media hora ¿Puedes llamar a Issei-kun? ―
― Como ordene ―
Ante aquello, Kiba cortó la llamada, dejando a Rias con sus pensamientos.
La joven de cabello rojo estaba estresada ante aquel tema.
Era demasiado pronto para ir contra Raiser, y para completar el sabio mismo iba a estar en la misma habitación.
Los dientes de Rias se apretaron con rabia cuando entendió algo.
Ese hombre aceleró el proceso, no había otra explicación.
Aquel bastardo.
― Supongo que accedió rápido ―Naruto habló haciendo que Kiba sonriera y viera al hombre.
― De hecho, ahora tengo que ir a llevar a Issei-kun, supongo que usted viene ¿No? Debería avisar a Mittlet en todo caso también ―ante aquello, Kiba vio como el hombre asentía con la cabeza.
Dando una pequeña reverencia el joven rubio dejó la sala.
Dejando solo a tres personas dentro.
Naruto, Grayfia y Koneko.
La última solo estaba sentada en uno de los sofás comiendo dulces.
Era parte de su contrato con el rubio el estar como guardia para él en esta clase de situaciones.
Koneko dirigió sus ojos hacia el demonio que veía con más normalidad de lo que uno podría esperar.
Grayfia estaba simplemente sentada transcribiendo algunas cosas.
El uniforme de criada ahora estaba presente.
― Te van a salir caries si no te cuidas ―Grayfia habló de manera tranquila para levantar la vista y ver a Koneko.
El cambio de expresión de la joven.
Fue nulo.
Tampoco contestó nada.
― Ya, tampoco es para tanto, tenemos que hacer algunos preparativos para mañana ―Naruto comentó desde su silla viendo a las dos personas en su oficina.
― Dices eso, pero ya tenemos todo lo necesario, no entiendo el porqué, organizar esto de esta manera, podríamos hacerlo tranquilamente hoy mismo ―
― Puede ser, pero quiero ver algo ¿Podrías espiar la casa de Issei Hyoudou hoy? Koneko-chan obviamente no puedes decirlo esto a Rias ―la joven de pelo blanco solo asintió para seguir comiendo. ― Realmente eres algo ¿No? ―Naruto sintió algo al ver lo despreocupada que estaba la niña.
Sin respuestas.
Naruto dio un suspiro audible para luego volver a ver a Grayfia.
La mirada de la mujer era como si esperase que el hombre siguiera.
― Bueno, lo entiendo, quieres respuestas, quiero saber del accionar de Rias ante esto, no es mi culpa, por si lo preguntas, Lady Phenex es la que quiere esto más rápido ―Naruto comentó haciendo que un "Oh" audible saliera de la mujer.
Grayfia sintió para luego bajar lo que estaba copiando y alzar los brazos en signo de cansancio.
― Te ves más cansada de lo usual ¿Noche fuerte con Sirzech? ―la pregunta de Naruto hizo que Grayfia baje la cabeza y cierre los ojos.
― Bueno…―
― No es como si no supiera, no te desagrada él, lo sé, no puedes evitar sentir afecto, y no te juzgo ―la sonrisa tranquila de Naruto hizo que Grayfia se sintiera algo reconfortada.
La noche anterior no fue como de costumbre.
Ella realmente se quedó sin energías con el hombre.
― Dejando eso de lado me gustaría que hicieras eso de vigilar el cuarto de Issei-kun, dile a Sirzech o a quien respondas hoy que es sobre la familia Gremory ―Naruto terminó para pararse de asiento.
Poco después la alarma sonó indicando el fin de las actividades por el día.
Koneko se quedó unos instantes más en el sofá sin moverse.
La puerta sonó un par de veces dejando ver a Kiba que estaba parando con una sonrisa esperando a Koneko para irse.
Naruto tenía que reconocer que el joven realmente cuidaba de todos los miembros del club como si fuesen un tesoro.
Aquello le generaba una pequeña sonrisa.
Al final Kiba no estaba tan roto como se podría esperar.
― ¿No es esta película la que se estrenó ayer? Me sorprende que no la vieras aún ―
― Lo es, pero quería esperar a verla ―Kaguya comentó sentándose al lado del rubio.
― ¿Es eso lo que llaman actuación? Me recuerda a los teatros ―la reina Tiamat comentó.
La mujer de cabello azul pálida estaba con la cabeza recostada en el hombre del rubio, y Mittelt estaba en el regazo de Naruto.
― De hecho, aunque prefiero los teatros donde las personas dedican cuerpo y alma para su papel, debo decir que estas películas son bastante buenas también ―Kaguya contestó.
― ¿Por qué no se callan y vemos ya esto? ―Naruto dio un suspiro para luego sentir un dolor en su costado. ― Tiamat, tus cuernos salieron otra vez ―
― Oh, lo siento ―
Mittelt quería golpearse la cabeza contra el suelo. La joven pensó que iba a ver algo como siempre con el rubio, no esperó la cantidad de personas que se sumaron a esto.
― ¿Cuándo me vas a convertir otra vez en hombre? ―otra voz sonó de fondo haciendo que Mittelt quisiera golpearse otra vez.
― ¿No era que te gustaba? ―Kaguya se giró y vio a Vali que estaba sentada en un sofá individual.
― Eso fue hasta que Arthur empezara a coquetearme ―la respuesta de Vali generó silencio en toda la sala.
Naruto se quedó mirando a Vali.
Kaguya tenía la boca abierta en sorpresa, ella era la que conocía mejor al grupo del dragón blanco, y el hecho de que aquello pasase le costaba comprenderlo.
Mittelt simplemente no quería meterse y pensar en esa situación estúpida.
― ¿Felicidades? ―Naruto preguntó haciendo que Vali rechistara la lengua.
― No pensé que ibas por ese camino, aunque lo estaba suponiendo porque no interactuabas con ninguna mujer ―Kaguya comentó con intriga.
― ¿Él era un hombre? ―Tiamat estaba viendo aquello con sorpresa.
Vali quería golpearse la cabeza ante aquello, después de todo.
Esto era surrealista.
Pasos resonaron en un callejón.
Tres figuras emergieron de un callejón.
Era de noche, la oscuridad era apenas era confrontada por algo como un poste de luz el cual estaba parpadeando.
― ¿Qué se supone que tenemos que hacer? ―
La voz con confusión resonó mientras que caminaba con más lentitud que las otras dos figuras.
― Momo-chan, relájate un poco, sé que…fuimos las que perdimos esto, pero por lo que parece no es tan mal, no es así ¿Príncipe? ―
Kiba solo estaba parando con una expresión tranquila frente a ambas chicas.
― Yura-san, por favor, no me llames así, no tengo ningún lugar al cual heredar para ser llamado así ―una suave risa salió de Kiba. El joven de cabello rubio se dio la vuelta y vio como ambas chicas estaban nerviosas.
No las podía culpar, prácticamente fueron vendidas por Sona, a pesar de toda la mala voluntad que tuvo para acceder.
Incluso ahora la joven Sitri dejó de buscar el contrato de su hermana para buscar una forma de recuperar la propiedad de sus piezas.
Cosa que Rias no había hecho por él a pesar de lo mucho que profesaba del cómo iba a cuidar a sus sirvientes.
Momo tragó cuando miró alrededor del lugar. No era como antes ella era invocada y hacia los contratos.
― ¿Cómo funciona esto? Realmente me sorprendió en su momento que el director sea propietario de un sacred gear, siempre pensé que era la marioneta de Gremory-sama y Sona-sama, pero me sorprende esto ―Yura habló con calma dando unos pasos hasta donde estaba Kiba.
El joven nunca dejó de sonreír.
Kiba extendió una mano hacia Momo que aún no había caminado hasta el frente con ellos.
La joven de cabello blanco dudo unos instantes antes de bajar la cabeza y extender su mano y tomar la de Kiba. Fue tranquilizador para la joven.
Después de todo, todo este tiempo había tenido un ligero enamoramiento por el príncipe.
Yura se rio por lo bajo. Desde hace tiempo ya sabía que la joven tenía un enamoramiento por el príncipe de kuoh, por lo cual esto le fue divertido de ver.
― Bueno, cumplimos con algunos encargos del director y ocasionalmente de Dios ―la respuesta de Kiba hizo que Yura y Momo dieran un jadeo.
― ¡¿Dios?! ―Yura miró a Kiba que seguía sonriendo con tranquilidad. ― ¡¿No son nuestros enemigos?! ―la voz de Yura sonó realmente exaltada ante aquello.
Momo solo se quedó con la boca abierta y con la sorpresa pintada en su rostro sin poder decir nada del shock.
― Oh, no me mal entiendan, no me refiero a Dios como tal como ustedes, reconozco la existencia del Dios que comanda los ángeles, pero me acostumbré a llamar Dios a la Diosa de la luna, o como ustedes la llaman, Diosa de los ingratos ―Kiba terminó haciendo que la expresión de Yura pasase de sorpresa a comprensión.
Para luego asimilación.
― Eso…tiene sentido... ¿No seríamos entonces como sus ejecutores? Además ¿Diosa de la luna? ¿No sería el panteón de japones? Pensé que no tenía afiliación ―una risa suave de Kiba hizo que ambas jóvenes vieron como el rubio se rio como si alguien hubiera contando un chiste.
― Oh, no, no la confundan, ella odia su verdadero simbolismo, es por eso que prefiere que se la llamé Diosa de luna, aunque por lo que escuché tiene poderes que no puedo comprender que están relacionados con la luna ―Kiba sonrió viendo el desconcierto de ambas.
Momo solo miraba su mano que aún sujetaba Kiba.
Casi parecía un sueño.
― ¿No lo vas a decir? ―la sonrisa de Kiba indicó que no. ― Al menos nos puedes decir que vamos a hacer con regularidad ¿Sí? ―la pregunta de Yura fue recibida con una risa suave de Kiba.
Ahora para Yura. Kiba ya estaba empezando a ser molesto con solo sonreír y reír.
― Mi trabajo normalmente es de evitar que los descarriados entren en la ciudad, a pesar de lo que creen, muchos demonios callejeros les gusta venir aquí porque los demonios no tienen la autoridad para entrar como les plazca, es aquí y Tokio, donde hay una acumulación bastante grande de callejeros ―Kiba habló haciendo que ambas jóvenes se vieran entre sí como si esperasen algo más.
― Eso…es relativamente normal, solemos pelear contra ellos y capturarlos, Sona después los envía para ser juzgados ―Momo comentó.
― Pero es cierto que es la primera vez que cazamos de noche ¿Hay alguna diferencia? ―Yura vio a Kiba.
― Los demonios reencarnados, como sabes, tienen una tendencia a ser más fuertes de noche, por lo que ustedes nunca pelearon de verdad, además…no vamos a cazar tu típico demonio callejero ―la sonrisa de Kiba y el tono amable parecían tranquilizar a Momo.
A Yura le estaba empezando a poner de los nervios eso.
Nadie puede estar tan relajado y risueño siempre.
Momo estaba con lágrimas en los ojos agachada y tapándose los oídos.
Cazar demonios callejeros no sonaba fuera de lo normal.
Ella solía hacer eso con el grupo y pequeños contratos con niños pequeños que buscaban cosas simples como juguetes o jugar con ella.
Su habilidad siempre fue algo de doble filo, por lo cual Sona no había dejado que la usara porque sí.
― Ese fue el último ―la voz de Kiba sonó con calma haciendo que la joven alce la cabeza y vea la escena en frente suyo.
Momo llevó una mano a su boca e intentó reprimir que el contenido de su estómago salga.
No lo consiguió.
Yura había ayudado algo cuando empezó la pelea, pero poco a poco.
Su ánimo se fue mermando cuando vio a Kiba y como peleaba.
Rápido, demasiado rápido, Yura no pudo seguir nada de lo que el caballero hizo, las cabezas rodaban como si fuesen trompas antes de que alguien se diera cuenta.
Allí estaba de nuevo.
Kiba sonriendo con tranquilidad absoluta, espada en mano llena de sangre.
Yura tuvo su sospecha, pero esto ya no era divertido.
¿Príncipe?
Kiba era más un príncipe demonio a sus ojos ahora.
La sangre parecía la cortina de un teatro caía lentamente indicando el final de la actuación.
Los pies del joven estaban pisando la sangre que se escurría del grupo que estaba detrás suyo.
― Hanakai-san ―
Momo se sobre saltó cuando Kiba le llamó.
Una mano se extendió frente a la joven para que se levantase.
Casi como si le estuviera pidiendo para salir a bailar en aquel escenario marchito.
Momo iba a extender su mano.
Hasta que vio la sangre cayendo de la mano de Kiba.
Y el joven no estaba herido.
― Ah…―un susurro casi como un jadeo salió de la boca de la joven antes de cerrar los ojos con fuerza.
Y tomar la mano.
― Bien ―la sonrisa de Kiba se extendió para luego levantar a la joven de un tirón y darle un abrazo.
La sangre manchó el cabello de Momo cuando la mano de Kiba fue a acariciarle el cabello.
― Bien, bien, lo hiciste bien ―Kiba consoló a la joven que estaba tanto avergonzada como aterrada.
Guiando a la joven para que de unos pasos más Kiba llevó a Momo a una esquina cerca del cumulo de callejeros. Casi como si fuera un baile.
Momo escuchó jadeos y sollozos. Poco apoco interpretados como música para aquel baile.
Levantando la cabeza buscó de dónde venía para ver a un hombre adulto, quizá en sus treinta, con una barba desalineada y lágrimas saliendo de sus ojos. Fue entonces que la burbuja se rompió y volvió a la realidad.
Había una espada clavada en su costado y en su pierna que le impedía moverse.
Una espada salió del suelo frente a Kiba y Momo.
― Sé que puede ser difícil, pero es para que esto te sea más llevadero, si no estás lista no voy a decirte que lo hagas, siempre hay otra oportunidad, y no quiero que te culpes de esto ―Kiba tomó la espada y se la puso en la mano a Momo.
La joven dio un jadeó antes de mirar a Kiba.
Yura no intervino.
Porque ella misma sabía que esto era necesario para la joven.
Yura misma ejecutó uno a dos de aquel grupo, pero sabía que Momo no había estado en mucho más que el arrestar.
Esto era un mal necesario que nadie se atrevió, Sona también sabía de esto, pero ella nunca iba a dar una orden como esta si es que no hablaba primero con alguien y le decía que se prepare.
Esto más que un shock podría ser un trauma.
― ¿Yo? ―la pregunta de Momo fue recibida con la mano de Kiba sujetando la suya junto con la espada, casi como entrelazando los dedos
Momo se quedó quieta, ella miró al hombre negando con la cabeza en lágrimas, aquel sujeto era lo mismo que ella, un demonio con un maestro, alguien que alguna vez fue humano.
Miedo, horror plasmado en el rostro de aquel hombre que esperaba que le dieran el no, que no le condenasen, que le pidieran que se reformara y que haga algo.
Pero no morir.
Momo cerró los ojos con fuerza y dio un grito cuando bajó la espada con fuerza.
Kiba abrió los ojos con sorpresa. Siendo que el mismo rubio no se esperaba aquel desenlace.
La espada pasó libremente sin restricción a través del cuello para abajo del hombre.
Fue por unos segundos más antes que de cayera y muriese con lágrimas en los ojos.
― Sabes, la mayoría no tuvo opción para esto, el que lo hicieras ahora no es malo, tampoco bueno, solo te hace reconocer como lo que eres, igual que nosotros desde el fondo, humana ―la voz de Kiba fue suave, casi como si fuera un intento de consuelo para la joven de cabello blanco que estaba ahora abrazándose a sí misma.
A pesar de que parecía el susurro del diablo.
Yura no dijo nada, tampoco se movió de su lugar, para ella esto era un mal necesario, pero para la larga…
Agradecía como odiaba a Kiba por esto.
― Me encargaré de limpiar, así que no se preocupen de más, descansen y por favor, no te satures con la vista, estas personas torturaron a varias mujeres y jugaron con ellas, a puesto que si le hubieras perdonado y defendido él te hubiera usado de rehén, no eres una mala persona Hanakai-san, pero sí alguien más decidida de lo normal ―Kiba intentó dar algo de consuelo.
Eso hasta que vio la mano que estaba usando estaba manchada con sangre, de hecho, la espalda de Momo estaba de igual manera manchada.
Casi por instinto retrajo la mano y la miró como si fuese a quemarse en cualquier momento.
No comentó nada cuando Yura caminó y tomó a Momo y la ayudó para salir.
― Te odio bastante solo porque eres un demonio Kiba-kun, pero al menos te soportaré por ahora ―los recuerdos de las palabras de Freed invadieron la mente de Kiba.
― Sabes, la diferencia entre tu y yo, es prácticamente nula si lo piensas bien, aparte de que eres un asqueroso demonio, es que yo sí sé disfrutar esto, al final del día, duermo feliz y cómodo, tienes que probarlo, lamer la sangre de lo que acabas de matar…es el éxtasis puro ―
Kiba no entendió porque el divague de aquel hombre loco estaba en su cabeza ahora.
Levantando la espada y viendo el filo manchado de sangre.
Kiba se quedó mirando la hoja por unos segundos, segundos que parecieron minutos. Kiba podía ver la sangre escurrir en gotas por la hoja de plata que tenía en su mano, poco a poco goteando hasta llegar al mango y tocar la mano del joven, haciendo que el líquido aún tibio cayera en la mano de Kiba.
Kiba movió su lengua dentro de su boca y tragó saliva…
Sin saber que hacer hasta que acercó la hoja hasta su rostro, lo que quedaba del filo sin manchas reflejó la luna a su rostro.
Casi fue como si fuera algo caliente.
Pasó su lengua por la sangre que estaba en la hoja dándole una lamida lenta.
Los ojos de Kiba se abrieron, la sonrisa del joven creció, la boca de Kiba se abrió mientras que un jadeo involuntario salió de su garganta, los ojos se abrieron dejando ver una expresión feliz.
¿Eso era de lo que hablaba el sacerdote siempre?
Un anhelo de algo, un sentimiento que no podía ser lo mismo una vez probado, fuera de la lealtad, fuera de gozar, fuera de todo lo normal que le brindaba cualquier sentimiento.
¿Cómo era sentirse hacer algo que estuvo reprimiendo por tanto tiempo?
Eufórico.
Lejos del lugar, y sin que el joven de cabello rubio se diera cuenta, Yura estaba tapándose la boca conteniendo la respiración, esperaría un poco más para irse.
Ella ya sabía que algo andaba mal con el joven, siempre feliz, siempre cordial. Parecía el significado de lo que uno podría conocer como "Caballero"
Era obvio que entre tanta bondad algo podrido iba a estar en la cesta de manzanas.
Era la primera vez que veía al joven sin el semblante tranquilo y con una sonrisa fuera de su constante signo de amabilidad. Y a Yura no le gustó lo que vio.
La joven de pelo azul se quedó hasta que escuchó el circulo activarse y salir de su escondite.
Aquello no era bueno.
Si bien no había visto ninguna vacilación en el rostro del rubio cuando terminó con los demonios, no esperó aquella tendencia…cuestionable.
Quizá esto de trabajar para el director fuera peor de lo que imaginó.
― ¿Entonces? ―
― De hecho, fue como dijiste…hacer algo tan bajo…el que la señorita haga eso es…―Grayfia intentó juntar sus palabras, pero nada salió.
― Ya, fue algo que era predecible y se evitó, no me gustaría que una guerra civil se diera solo porque una chica no quería casarse, a veces…las obligaciones por muchos es mejor que el final de uno ―Naruto comentó con cansancio.
― ¿Hablas por experiencia? ―
― De hecho, así es ―
― No entiendo porque te forzaste tanto a ti mismo ―Grayfia caminó hasta sentarse frente al rubio.
Estaban en la oficina, el día anterior fue la convocatoria y hoy era el día de la llegada de Raiser.
― Situaciones las cuales pude haber evitado su hubiera sido más egoísta ―la respuesta de Naruto hizo que Grayfia diera un suspiro.
― En media hora es el encuentro ¿Raiser no va a hacer nada tonto? ―la pregunta de Grayfia hizo que Naruto diera un tarareo.
― De hecho, no lo creo ¿O sí? No es idiota, por más que desprecie a los humanos, o que hable mal de ellos, nunca lo vas a ver lastimando a alguien, es un sujeto tonto ―Naruto comentó sonriendo y se giró para por la ventana. ― Si bien tiene un harem el cual lleva a todos lados ¿Alguna vez lo viste o escuchaste de él maltratando? Quizá no tenga buena reputación por sus palabras, pero es bastante racional y meditativo, aunque es algo despiadado cuando quiere algo, no busca daño a plenitud, no como cierta persona ―Grayfia se encogió de hombros ante aquello.
Era obvio que hablaba de Rias.
La puerta se abrió dejando entrar a una mujer con un traje de vestir azul oscuro con líneas tenues de un azul más claro. Falda larga y medias largas fueron presentes mientras que la mujer entraba con una sonrisa algo nerviosa.
Los ojos del rubio se abrieron ante aquello, era posible ver lo avergonzada que estaba la mujer por esto.
― Tiamat-sama ―Grayfia habló haciendo una reverencia.
Naruto se pellizcó el puente de la nariz.
― Es Azure A. Tia, no creo que sea conveniente llamarme así en la escuela ―la sonrisa de la mujer fue calmada y tranquilizadora.
El cabello celeste caía con libertad en la espalda de la mujer mientras que caminaba hasta estar frente a ellos.
― Ah, te queda bien el traje ―Naruto sonrió.
Tiamat sonrió al rubio y le devolvió la mirada de felicidad.
― Es algo…más revelado de lo que pensé, siempre quise usar la ropa moderna, pero esto es…―
― Si no te sientes cómoda no dudes decir algo, podemos cambiarlo al instante ―Naruto le comentó ya con un semblante preocupado.
― Ah, no, no ―extendiendo los brazos, Tiamat bajó sus manos hasta la falda. ― Sé que esta es una falda larga ya en sí, pero la última vez que usé un vestido en público fue uno que llevaba hasta mis tobillos…―aquel comentario causó que Grayfia diera un suspiro para luego negar con su cabeza ante aquella situación.
― Adorable ―el comentario de Naruto hizo que la dragona abriese la boca. Dejando a la vista los dientes en punta que tenía la mujer, alzando los brazos para taparse el rostro la mujer de cabello celeste desvió la vista.
― Supongo que ya no estoy acostumbrada después de tanto tiempo ―aquel comentario hizo que una risa saliera del rubio que le dio un abrazo a la mujer con cariño.
― Ah, hace mucho tiempo que no pasaba esto…―la sonrisa del rubio fue suave. Las manos de la mujer subieron por el cuerpo del rubio antes de corresponder al abrazo.
Grayfia se quedó al margen de todo aquello.
Un sentimiento de opresión nacía con fuerza en su pecho. Poco a poco, la visión de la sirvienta fue cambiando.
Ya no estaba viendo la escena de ambos, Naruto y Azure hablar y jugar cómodamente, poco a poco, era como si el mundo se alejase, ella pudiera verse parada en medio de aquella habitación, solo viendo, y repitiendo la escena frente de ella. Cada segundo, parecía un minuto, un sudor frio recorrió el cuerpo de la mujer y sintió como sus ojos temblaban.
¿Era eso con lo que ella estaba conforme?
Amaba Sirzech.
Odiaba a Sirzech.
Era bueno.
Malo.
Gris.
La respiración de la mujer aumentó en ritmo cuando destellos de su tiempo con ambas personas hace mil años llegaron a su mente, una y otra vez repitiéndose aquello en bucle.
Superponiéndose con lo que ella vivió con Sirzech y los Gremory.
¿Ella iba a estar tan feliz como Tiamat si ocupara su lugar?
Feliz.
Aceptada.
― ¿Grayfia-chan? ―un jadeo salió de la mujer cuando volvió a la realidad, dejando aquel espacio de pensamiento del cual estaba hace unos momentos.
La respiración de Grayfia era algo entrecortada, como si le faltara el aliento.
Poco a poco ella miró a su alrededor, viendo como tanto Naruto como la antigua reina estaban viéndola con una mirada preocupada.
― Perdón, solo me consumí en mis pensamientos ―no fue una mentira, pero tampoco una respuesta que alguno de los dos aceptara.
― Aún tenemos tiempo si quieres hablar de lo que pasó, cualquier cosa puedes decirlo ―Naruto la miró con preocupación. Tomando a la mujer por el antebrazo el rubio acercó su cara a la de la mujer de cabello ceniza.
La respiración de Grayfia aumentó.
Ella estaba con Sirzech, realmente estaba feliz viviendo como lo había hecho.
No debería tener aquel pensar.
No era lo mismo que hace tantos años.
Pero lo sentía así.
― No es nada, solo se me sobrecargaron mis horarios últimamente ―Ambos presentes frente a Grayfia no se compraron aquella mentira, pero lo dejaron pasar.
Grayfia estaba por darse la vuelta y seguir su camino hasta que una mano se posó en su cabeza y sintió su frente choca contra el pecho del rubio.
Sin que nadie lo viera o se diera cuenta.
Ante aquello, Grayfia aspiró fuerte y sintió como sus ojos se ponían en blanco cuando subieron.
― Puedes contar con nosotros, no importa que, siempre puedes hacerlo, sobre tu horario, puedes relajarte entonces, pasa de descanso en el castillo Gremory o en casa, no importa ―la respuesta de Naruto hizo eco en la mente de Grayfia, la cual se recompuso cuando se separaron, estando ya en su estado de la reina más fuerte del infierno.
― Lo sé, y agradezco su atención, si estoy en una posición la cual lo necesite no voy a dudar en contar con ustedes, solo, ahora no es necesario o algo lo cual preocuparse ―la respuesta correcta y con el tono helado ya de Grayfia hizo que Azure soltase una breve risa.
― Intentando actuar tan seria, no va contigo Grayfia ―la sonrisa de la mujer hizo que el pensar de Grayfia se detuviera unos instantes antes de salir de la habitación.
Solo para ser seguida por ambos.
Grayfia llevó una mano a su pecho y sintió una opresión ahí.
Sin saber cómo reaccionar, como cualquier emoción que siempre se le dijo que fue innecesaria.
La enterró.
Rias junto con su sequito estaba quieto y como siempre.
Al menos eso fue lo que Issei pudo decir con solo ver.
Rias estaba algo nerviosa. Aunque con lo sucedido ayer no esperaba para más. Pero aquello no daba a entender porque el actuar de los demás.
El único que podía ver que se comportaba como de costumbre era Kiba, pero el ver sonriendo a todo momento al joven rubio era algo lo cual ya era prácticamente de marca.
Un círculo brilló en la habitación haciendo que Issei mirase al recién llegado.
Un hombre rubio, alto y con porte elegante, vestido con un traje rojo y una camisa blanca debajo de este.
― Ah, ha pasado mucho tiempo ¿No? Mi querida Rias ―la voz del hombre resonó con fuerza en la sala.
El silencio llegó para todos los presentes, la incomodidad era algo que Issei notó casi al instante, los únicos que no podía leer con propiedad era al directo que estaba sentado en un sofá individual con la doncella de cabello plateado que lo interrumpió ayer a su lado.
― Es Gremory para ti, Raiser, no veo el punto por el cual venir al mundo humano ¿No era que te desagradaba? ―las palabras de Rias hicieron que Raiser hiciera un silbido.
― Coloréame sorprendido ante esa muestra directo de molestia ―Raiser miró a Rias con diversión mientras que se sentaba en el sofá individual frente al sequito de Rias. ― Por cierto, buenas tardes, Sabio, perdón mi falta de modales al no saludarlo primero ―ante la consternación de Rias, Raiser hizo una reverencia solemne al rubio.
― Oh, no te preocupes en eso Raiser, siempre eres bienvenido ―la sonrisa de Naruto hizo que una pequeña sonrisa de costado se elevara en el hombre de traje rojo.
― De igual manera mis disculpas, agradezco que siempre patrocine a los Phenex ―ante aquello un rechistar de lengua salió de la boca de Rias. ― Oh, querida Rias, es de mala educación hacer eso ―Raiser comentó con diversión viendo a la mujer ya malhumorada.
― No quiero escucharte decir algo sobre educación ¿No era que nuestro contrato era para cuando termine la escuela? ―Rias comentó con cansancio y enojo ya evidente.
― ¿Qué está pasando? ―Issei preguntó a Kiba que estaba sentado a su lado.
― Es el compromiso de Rias-sama, ella tiene que casarse con el heredero de la casa Phenex ―ante aquellas palabras el mundo de Issei se rompió.
Fue como si un martillo le hubiera golpeado el pecho y le hubiera quitado el aire.
¿Qué era esa situación? Y ¿Por qué Naruto estaba sonriendo viendo todo aquello?
Issei vio como la empleada, Grayfia, le tendió una taza de té, no fue del estilo oriental como lo que bebían, fue del estilo occidental.
― Ese sujeto tuvo algo que ver con esto ¿No? ―Rias señaló con el dedo a Naruto que le dio un sorbo a su taza de té.
Cerrando los ojos mientras que disfrutaba de la bebida.
El rubio dio un suspiro de satisfacción una vez que bajó la taza en el palto que sostenía con su mano.
― Realmente tu té es lo mejor que existe como siempre, Fia-chan ―Naruto comentó con una sonrisa haciendo que seguido a sus palabras, Grayfia asintiera con la cabeza.
― Me esfuerzo mucho para lograr ese cometido ―las palabras de Grayfia hicieron que Naruto diera una risa suave.
Aquella atmosfera feliz entre ambos se vio volcada cuando Rias golpeó la mesa frente a ella.
― ¿Esto es algún tipo de venganza? ―Rias miró al hombre con molestia ya no oculta.
― Me temo que no soy responsable de mucho más que reunirlos a los dos ―Naruto comentó mientras que miraba a Rias.
Fue instantáneo para Issei, pero podía jurar que vio un destello rojo en los ojos del rubio. Con un ojo cerrado y el otro entreabierto Issei juraba que vio un ojo rojo con una rejilla. El joven castaño desvió sus pensamientos cuando vio a Rias temblar por unos instantes, parecía que el aliento se le fue. Issei se levantó y ayudó a Rias a sentarse.
― presidenta…―Issei susurró viendo a la joven.
― Entonces ¿Por qué estas aquí? ―Rias comentó con un pequeño temblor.
Solo por unos instantes, casi un parpadeo.
Sintió que un zorro enorme estaba frente a ella y que estaba por morderla.
― Diversión ―aquella palabra hizo que el silencio en la sala fuese uno sepulcral.
Nadie dijo nada.
Kiba sonrió con un poco de diversión, que la mayoría interpretó como que se molestó. Rias misma supuso eso siendo que el joven rubio le era leal.
― ¿Diversión? ―esta vez fue Raiser el que habló.
Aquella pregunta de Raiser vino seguida de una gran carcajada.
Dando un chasquido de dedos, un montón de círculos se formaron a su lado.
Quince figuras aparecieron al instante.
Para Issei, el mundo parecía detenerse.
Quince chicas realmente hermosas aparecieron y saltaron con toda la alegría del mundo a Raiser.
― Supongo que tengo algo que puede darte mayor diversión entonces ―la sonrisa de Raiser creció al igual de la Naruto.
Las interacciones entre Rias y Raiser fueron tensas, todas negociaciones hasta que Issei se enojó, un enojó que le hizo saltar hacia Raiser solo para ser golpeado con total facilidad por una chica con un bastón.
Una risa generalizada de todos los miembros del sequito de Raiser llegó hacia Issei el cual estaba sin ninguna posibilidad de levantarse.
Su orgullo le gritaba que no, pero la presión que aquella risa en sintonía le gritaba que sí.
― Eres patético para luchar por algo como eso ¿Y eres el dragón emperador de está era? Decepcionante ―las palabras de Raiser fueron seguidas con la aceptación de algún contrato de Rias y Raiser.
― ¿Qué tal está Mittelt? ―la pregunta de Raiser hizo que Issei volviera a alzar la cabeza con interés, olvidado su anterior humillación.
― Ah, está bien, tuvo algunas complicaciones últimamente por unos cuantos murciélagos, especialmente por uno con alas de cuervo ―Issei movió sus ojos hacia el sonido de una taza cayendo al suelo.
Akeno estaba con su sonrisa habitual, pero ahora, la mirada no era disimulada.
Desagrado absoluto.
― Oh ¿No era mejor que vaya a la escuela que mi madre le dijo? En mi territorio era sería tratada como si fuese una reina misma ―las palabras de Raiser hicieron que Issei alzase la cabeza con desconcierto y mirase a todos en la sala como si esperasen que dijese algo.
― Lo sé, a ella le gustaría eso, ahora que pienso, es una posibilidad que lo haga, creo que ya no tiene motivaciones para quedarse aquí ―las palabras de Naruto hicieron que Issei sintiera algo retorcerse en su estómago.
Solo…
¿Qué tan importante era Mittelt en la política al final? ¿No era solo la hija adoptiva de un portador de sacred gear?
― Ella…ya tiene su vida hecha aquí ―está vez las palabras salieron sin que Issei lo supiera.
Una mirada de asco le fue dirigida por Raiser.
― ¿Quieres un harem, pero no estás preparado mentalmente para eso? Eres tan superficial que no entiendo porque estás parado con toda esa voluntad ―las palabras de Raiser terminaron con un suspiro de cansancio y asco.
Issei se quedó plantado en su lugar. Viendo al hombre de traje rojo levantarse y viéndolo desde abajo. Raiser extendió su mano y apuntó a Issei.
― Es suficiente, Raiser-sama ―la voz de Grayfia llegó haciendo que todos se voltearan a ver la a mujer que estaba ahora con el cuello inclinado hacia un lado y viendo todo con una expresión aburrida.
Raiser alzó las manos en signo de inocencia.
― Mis disculpas, supongo que me enojó un poco lo que este pequeño de clase baja significa ―Issei ahora miraba el suelo y escuchaba atentamente las palabras de Raiser. ― Además si la reina más fuerte del infierno me lo dice, obviamente no puedo desobedecer ―Issei abrió los ojos con sorpresa y vio a la mujer parada de manera casual lado del director.
Sintió como todo su cuerpo se enfrió de la nada.
― Deberías controlar ese temperamento Raiser, sé que no lo ibas a matar o algo así, pero siempre causas mal entendidos donde vas ―Naruto suspiro mientras que se masajeaba la frente. ― Tu madre ya está algo desesperada por eso ―
― Ah, eso…supongo que algunas cosas no se pueden evitar, viendo a un sucio de clase baja- ―
― Raiser…―
― Ya, ya, solo bromeaba ahora ―Naruto no le creyó, pero lo dejó pasar, tampoco era su padre para cuidar del comportamiento del joven de cabello rubio. ― Buenos, nos vemos en la fecha acordada querida, no olvides prepararte bien ―Raiser terminó antes de desaparecer junto con las quince mujeres que vinieron con él.
El silencio llegó a la sala el cual solo fue interrumpido por un suspiro de Grayfia.
― Debería intentar hacer que su nobleza se comporte adecuadamente, Rias-sama ―aquellas palabras hicieron que Rias mirase a Grayfia.
― No quiero que me hables como si supieras algo, antes te podía llamar mi hermana, ahora solo eres el bonito perro del portador del sabio ―Rias se detuvo cuando una barrera se alzó de golpe.
Issei parpadeó ante aquello.
Una espada se colocó al lado del cuello de Rias.
Y una Koneko estaba con el puño arriba esperando para golpear a Akeno en cualquier momento.
Koneko estaba temblando mientras que Kiba estaba sonriente, pero estático.
Rias sintió el acerco bajo su cuello, espada la cual fue puesta por su propio caballero.
― No creo que ofender a Grayfia te saque de tu situación actual ―las palabras de Naruto eran calmadas, pero algo en su tono parecía fuera de sí.
Lo que normalmente se podría considerar como un tono juguetón ahora era un tono algo seco, casi como si fuese solo condimentado algo para que aparente el olor, pero sin tener el sabor.
― Naruto-sama, esto es un poco extremista, entiendo el sentimiento de Rias-sama por-―una fina línea de sangre salió del cuello de Rias cuando Kiba acercó la espada más.
― ¿Yuuto-kun? ―Rias vio a su caballero sin cambiar su semblante solo haciendo lo que el sabio pedía.
Era obvio, siendo que ella era su maestra y ella lo salvó de aquel momento en el cual estaba al borde de la muerte.
No había forma en la que Kiba dudara de ella.
Naruto alzó la mano e hizo que tanto Koneko como Kiba se volvieran a su posición original. Koneko temblando se abrazó unos instantes para luego sentarse en el sofá y sin ganas abrazar la bolsa de dulces.
Kiba solo se quedó en su lugar y retrocedió poco después para apoyarse contra la pared.
― Ellos fueron enviados por ti por un trato tonto que por el contrato no voy a revelar ―Naruto comentó mirando a Rias. ― Siempre creo en las segundas oportunidades, solo…―Naruto apretó el puño detrás de su espalda. ― Por favor, no hagas que esa segunda oportunidad se rompa ―Naruto se puso de pie para ser seguido por Grayfia.
La doncella hizo una reverencia y abandonó la sala.
Rias bajó la mirada y apretó los labios, incluso con todo lo que le dijo a Grayfia, ella no había reaccionado en nada. Rias lo sabía, que tenía que ponerse en el lugar de la mujer y la forma en la que Naruto le hizo recordar eso fue usando a sus propios sirvientes contra ella.
Issei solo estaba en el suelo con una sonrisa tonta.
Débil, era débil ahora, sin resolución convincente, solo una palabra para ser el rey de un harem, pero eso fue todo…
Pero ahora entendió algo después de ver la sala.
Naruto no fue era la persona agradable y risueña que siempre fue con él.
Solo… ¿Qué pasó con su relación?
― Fuiste extremista con ella ―Grayfia habló viendo al rubio.
Ahora Grayfia vestía un suéter blanco y una falda larga color beige, completado por zapatos de plataforma plana y medias negras que subían y desaparecían dentro de la falda.
― Ella se niega a ver lo que hace a los demás, no soy ciego, esas palabras ¿Te dolieron? ―Grayfia apretó los labios ante aquella pregunta.
Bajando la cabeza la mujer dio un suspiro.
― Esto no fue inventado, no es parte de lo que me borraron en su tiempo, la vi crecer, la vi como aprendía todo, la vi aprender a caminar y hablar, y sobre todo como ella me llamaba hermana ― Grayfia sonrió con cansancio ante aquello.
La luz de naranja baño el pasillo de la sala la cual iban caminando.
― Es por eso que la aprecias tanto, incluso con ese creciente desagrado, sigues siendo fiel a los Gremory ―Naruto comentó con tranquilidad haciendo que Grayfia intente decir algo para refutar aquello.
Pero no hubo palabras que salieran de la boca de Grayfia.
Las manos de Naruto subieron y tomaron a la mujer por las mejillas y le alzó la cabeza para que se mirasen.
― Ya no sé que sentir realmente, soy feliz, pero a la vez siento que algo falta ― Grayfia tomó uno de las manos del rubio e hizo que pegue por su rostro con cuidado.
― Lo sé, por más que quiera ayudar, tu tienes que llegar a la resolución que buscas ―Naruto comentó sonriéndole a la mujer. ― Eres la persona que quieres ser, quien escribe, su camino, no existe el destino, por eso, hazlo, decide, busca y explora, y cuando te des cuenta de que falta, nunca te voy a negar la entrada ―al comentar aquello Grayfia sonrió con afecto y miró por la ventana.
Fue una escena que no esperaron ver cuando los dos vieron el patio.
Cerca de un árbol en el centro del patio varios niños estaban amontonados cerca de Tiamat que estaba sonriendo y hablando, todos estaban prestando tanta atención que parecía que la mujer estaba dando clases.
Fue una vista que hizo que la sonrisa de Naruto creciera con felicidad, después de todo, la sonrisa pura e inocente de Azure volvía frente suyo, una vez más.
Solo quedaba devolver las cosas a su origen.
Pronto, el punto clave de su plan iba a nacer y con ello.
La felicidad iba a volver.
― Te ves algo cansado ¿Sucedió algo? ―la pregunta de Tiamat hizo que Naruto diera un suspiro.
― Puede ser, las cosas se complicaron a final del día, pero por lo que vi, disfrutaste tu primer día en la academia ―una sonrisa salió en Naruto viendo a la mujer de pelo celeste.
― De hecho, me divertí, los niños son muy amables, incluso me tome foto con algunos, pero no entiendo eso de que su cámara no funcionaba…solo parecía apuntar a mi pecho ―Naruto se quedó quieto y se giró para ver a la mujer. Totalmente inconsciente de aquello.
― Ah, no esperé eso, sinceramente ―la respuesta de Naruto hizo que Tiamat se riera un poco.
― Era alguien torpe, llegó a primera hora y me dijo que parecía algo como una de esas modelos de las que tantos se hablan ―Tiamat llevó un dedo a su frente e intentó recordar cada evento.
― Por las dudas ¿Ese chico tenía pelo castaño? ―ante aquella pregunta Tiamat asintió en comprensión.
¿Realmente Issei se acercó para una foto y terminaron sacando una foto así?
Ese trio era peligroso, y más para alguien que era inconsciente del mundo humano actual como lo era Tiamat.
― Creo que no tienes derecho para reírte del conejo, acabas de hacer algo que ni siquiera ella- ―Naruto se detuvo a media oración, recordando el escándalo hace algunas décadas de las fotos de Kaguya desnuda en una piscina privada. ― Olvida lo que decía ―
― Ah ―el comienzo de una risa alegre salió de la mujer antes de empezar a reír bastante fuerte.
Ambos estaban frente a la academia, por lo que la vista fue realmente rara por decir menos.
― Me alegro que sigues siendo el mismo de siempre ―la sonrisa de la mujer con una pequeña lagrima de tanto que se rio hizo que el mundo de Naruto se detuviera antes el rostro de felicidad pura.
Un latido fuerte sonó en el pecho del rubio antes de pasar una mano por los hombros de la mujer.
― Quizá cambié, pero no te das cuenta ―
― Sigues siendo un bufón ―
― Eso duele ―
― Pienso que antes no eras un bufón no un mayordomo ―
― ¿Ah? ―Naruto sonó ofendido, solo para que una nueva risa saliera de la mujer de cabello celeste.
Caminando hasta pararse en frente de Naruto, dio una pequeña vuelta sobre uno de sus pies y extendió los brazos, como si fuese a dar un giro de ballet.
Naruto se quedó quieto viendo aquella escena con la boca abierta.
Hermoso.
La puesta de sol iluminando detrás de la mujer con el sol en su cabeza a modo de una corona hizo que la mujer pareciera casi irreal.
― Vamos a casa ―extendiendo su mano, Tiamat esperó al rubio.
Naruto solo dio un suspiro de diversión de tomar la mano y caminar junto a la mujer.
― vamos, hay un conejo que quiero molestar ―
Creo que todo esta yendo demasiado bien…demasiado feliz…
¿A quién shipear? Hasta ahora lo que tengo pensado no es un harem…
Pero tampoco voy a decir quien es ¿O si es con las tres chicas? ¿O es solo dos? ¿Quizá solo una relación normal con una?
Ah, bueno, cosas de la vida.
Comentarios:
DSarcas: Espero que no este arruinando esto y que este yendo por buen camino, espero verlo aquí y saber si le gustó el capítulo.
Guest (1): Quizá ponga demasiados sentimientos, quizá tenga incongruencias, pero dudo que sean tantas como dices, y si es así, tengo que mejorar, porque estudio, pero estudio de verdad cada dato que pongo, detalles de objetos, historia y fechas; todo para que quede en concordancia, me gustaría que me señale lo que parece incongruente, para tomar en cuenta para una revisión, no tengo problemas con las críticas, puede soltarse, aunque también mi método de escribir es no dar toda la información incluso al lector, porque hay cosas que no quiero dar a mostrar de ante mano. Le deseo suerte si lee este mensaje, y que encuentre una buena lectura.
Andres Gutierrez1: Gracias, espero verlo también, como siempre.
Gabriel Suarez: Gracias, haha, de hecho, sí, la fuerza es una cosa que no se puede tomar a la ligera, pero en cuanto a lo Akeno, hay muchas otras formas de castigar a alguien más que de forma física.
lilhuesos: Y aquí sigo, espero que le guste el capítulo.
Altair-Chaan: Bueno, cada uno ve lo que le parece, si le dio risa es por algo. Me alegro que disfrute de mi intento de escritura, espero que esto no lo vea como una paja de poder sin sentido, que me rompo la cabeza intentando que eso no se vea así. Es que no sé, Freed pudo tener algo más de protagonismo con lo caótico que era me terminó gustando el hijo de puta, lo de Kalawarner, bueno, cosas. No pienso en mi como un degenerado, tanto, pero sí me gusta como los personajes pierden sus cávales de a poco. Kiba es god, para mi al menos, supongo que de tanto que se lo delega no tiene el protagonismo merecido, sobre el odio, bueno, la mayor parte del sequito Gremory son indiferentes, pero eso es porque no conocen a quien matan, lo único que cambió del canon con la muerte de Kalawarner es que dos personas se conocían en esa escena.
No veo tanto como mierda, pero debo decir que tanto Rias como Akeno, no son lo mejor que hay en el mundo de dxd, hay opciones más cuerdas y…menos ofrecidas. Aquí nadie es normal, porque todos son caóticos. Es que no puedo agarrar a Naruto y decir "Bueno vas a matar a todos y vas a cogerte a todos" Naruto tiene su propio pensar, incluso con tanto tiempo, no puedo quitar eso. Bueno, no a menos que haga algo.
Grayfia…me gusta mucho, pero a la vez está ahí, cosas de la vida, harem, harem harem, Mmmmm…no me gusta el harem.
A la larga ese sentimiento de Issei se desarrolla, no puedo leer la novela tranquilo con el presente la verdad. Espero que te haya gustado el capitulo y que llegue a disfrutar.
black fox of moon: el capítulo anterior se necesitó lo del estado melancólico es ese punto, no puedes decirle a alguien que después de tanto ahora está bien, supongo que es el morbo por saber como termina que no lo deja de leer, no sé si eso es bueno o malo, espero que el capítulo le guste y espero verlo aquí, le deseo lo mejor, suerte en todo.
cristrol44: ¡Hola! Es porque actúan como los ven los demás, no como Issei los ve, eso es diferente. Cosas para adelante, y Azure es prácticamente la Tiamat de la mitología Sumeria, por las dudas. Freed…está bien, y hace lo que hace.
Grayfia está en un punto de quiebre ahora, supongo, digo yo, Kalawarner me gusta mucho su diseño, yo tampoco quería hacerlo, pero se tenía que hacer. Al principio tampoco odiaba a Issei, pero mientras más avanzas en la novela, no puedo, no puedo darle ese gusto como otros que lo ven como algo bueno, no puedo con lo mal que está él. Espero que este capítulo también te guste y espero verte como siempre, realmente agradezco que siempre estés aquí.
DARKNI: Ese era el punto de Kalawarner, me alegra que la gente notara ese pequeño esfuerzo. Y también agradezco que le parezca que la historia va por buen camino. Es divertido como uno ve un punto de vista distinto del habitual y empieza a creer algo más. Lo de los Gremory lo esperaba, me sorprende lo de Issei, haha.
Rey de picas fuera.
