―Te veo raro últimamente.

Naruto parpadeó para ver quien estaba bajando las escaleras. Aunque de igual manera podía reconocer esa voz siempre.

―Tiamat…―Naruto susurró lo suficientemente alto como para que la mujer lo escuchase, pero no tanto como para despertar a la persona que estaba durmiendo en su regazo.

―Es bueno verla con un rostro tan pacifico, incluso ahora, no puedo olvidar, ese día en que ella habló contigo y ambos se salvaron ―la sonrisa de Tiamat fue suave. Caminó hasta donde estaba Naruto y vio como estaba sentado en el sofá largo con Grayfia descansando en su regazo.

―Ella estaba cansada, cualquiera puede pensar que ella está traicionándonos, pero ¿La culparías? Vivió sin el saber de qué nos conocimos, ella solo supo que fue salvada por Sirzech cuando desertó, ¿Ahora? No la culpo por todo lo que le está pasando, no sabe a quién seguir ―Naruto comentó antes de acariciar el cabello de la mujer con delicadeza, el cabello se movió del rostro de Grayfia dejando a la vista el rostro de paz que presentaba.

La luz del sol aún no se filtraba por las ventanas, era de madrugada aún, Tiamat apenas tenía los ojos abiertos, era evidente que se había despertado para hacer algo antes de volver a descansar, solo que en el proceso se encontró con Naruto.

―Lo sé, nunca la culparía, si una persona que te trató bien toda tu vida al final te mintiera ¿Cómo te sentirías? Amor, cosas como esas, con Ddraig pasé lo mismo, pasé mucho tiempo con él, pero…poco a poco, la locura de su glotonería le consumió su mente, odié que ese idiota se hiciera eso a sí mismo con el fin de protegernos ¿Qué sentido tiene proteger algo si no vas a poder estar con ello al final? ―Tiamat bajó la cabeza antes de sacudir la cabeza.

―Lo sé, yo era el mismo tipo de tonto que pensaba que dar el todo de sí por un bien mayor era lo mejor ¿Qué pasa con las personas que dejamos atrás que intentamos proteger? ―Naruto dio un suspiro antes de recostar su cabeza en el espaldero del sofá.

―Lo sé, ese pequeño demonio te iluminó de eso, posiblemente sin ella íbamos a estar peleando un buen tiempo más, quizá otros mil años, quien sabe ―una risa suabe salió de la boca de Tiamat. La mujer llevó una mano a sus labios intentando ocultar el gesto.

―Una vez noble, siempre noble.

La sonrisa de Naruto creció ante la confusión de la mujer.

―Supongo que es tonto de mi parte intentar saber que pasa por esa cabecita tuya ¿Vas a asistir a la boda de ese demonio? ―la pregunta fue dirigida con toda la buena voluntad, solo que la parte de "demonio" sonó inconscientemente con un tono de disgusto.

―No, no tengo más nada que hacer, ya me presenté en el juego de ellos, así que no tiene importancia, la boda será mañana, por lo cual solo voy a seguir con lo que estoy haciendo ahora y esperar a que Rias abandone el mundo humano al final de la semana ―la respuesta de Naruto sonó sin ganas, como si respondiera algo sin valor.

―Entonces vamos a tener mucho tiempo después de eso.

―Lo es, pero sigo preocupado, tu cuerpo está junto al mío, pero ¿Crees que vas a estar bien? ―Naruto miró a la mujer a los ojos.

Tiamat se quedó quieta viendo al rubio antes de caminar hasta el sofá que estaba cerca y dar un suspiro antes de sentarse.

―No lo sé, si fuera antes de mi incidente con los Dioses, sí, ahora, no lo sé, seguro sabes que fui dividida en dos ¿No? ―Naruto asintió ante la pregunta de Tiamat― Es eso, aparte de ser privada de mi privilegio, fui despojada y una parte de mi cuerpo usada como un mero artefacto para crear vida.

―Los del oriente, lo sé, aún es algo confuso, pero parece que cada Dios otorgó un rasgo a su creación, creación que terminó como una al final, los humanos ―Tiamat asintió. La mujer se hundió más en su asiento ante el pensar de las posibilidades en un futuro― ¿Los ángeles van a venir aquí?

Naruto vio como la mujer apretó el reposabrazos del sofá. Alzando los ojos y viendo a la mujer una vez que ahora tenía la vista hacia abajo, Naruto le contestó.

―Lo van a hacer, las espadas robadas por Kokabiel y el del proyecto de la espada van a estar aquí, quieren causar un desastre.

―¿No debería tener miedo de Kaguya de que interfiera? Es su ciudad de igual manera, quiera o no, no es algo lo cual puede ir porque sí, dudo que incluso él decida ir frente a un Dios como tal.

―Y no lo va a hacer, tiene un contrato conmigo de intermediaría, tanto Kaguya como yo, no vamos a interferir en su plan, no nos importa que pase la guerra, solo se van a matar entre ellos, Kaguya comentó que no hay de que preocuparse por parte de los humanos.

Tiamat cerró los ojos y esperó unos instantes antes de preguntar, el ver el rostro serio de Naruto le dio una idea de a donde iba esto.

Lo peor es que le estaba gustando la idea.

―Entonces ellos mismos se debilitan y se quedan fuera ¿Una forma de terminar ellos lavándose las manos? ―Tiamat miró a Naruto el cual sonrió.

―La paciencia es una virtud, puedo ser una persona totalmente tranquila y me gustan las segundas oportunidades, no confundas, el que esté perdonando ahora no significa que olvide todo para el mañana ―una risa suave salió de Tiamat ante la respuesta de Naruto.

―No te tomé como alguien tan rencoroso, pero puedo entenderlo, como alguien como ese pequeño Kokabiel puede llegar a robar armas que cuidaba la iglesia, supongo que Freed va a ser el que las maneje ¿Me equivoco?

―De hecho, ese loco es bueno para cortar, le jodieron bastante la mente, pero ahora es posible para el vivir como un humano, si bien no tan "normal" que digamos, él puede existir y convivir con los demás.

―Es bueno escucharlo.

Asia estaba algo perdida, sin saber dónde ir.

Mañana tendría que ir a la boda de Rias y ver como la mujer que la salvó y ella terminaban en la esclavitud de parte de un demonio que les superó en un partido.

¿Por qué era así la vida? ¿Dios la odiaba tanto por haber curado a aquel demonio que terminó haciendo que su nuevo hogar se esfumase?

Entró en una cafetería algo alejada del centro de la ciudad, no es como si ella misma hubiera querido estar en ese sector de la misma, pero había estado perdida en sus pensamientos y quiso ir a la iglesia.

Solo para recordar que no podía acercarse.

El sonido de la campana sonó con fuerza cuando abrió la puerta. Asia se sobre saltó cuando aquello llegó a sus oídos, pero no podía dar marcha atrás ahora. Caminó hasta una de las mesas y se sentó para esperar.

El lugar tenía un aire agradable, se veía bastante bien cuidado las paredes pintadas sin daños y los muebles en buen estado, pero se notaba que los años ya habían comido el brillo de los muebles.

Una anciana caminó hasta donde estaba Asia y le tendió un vaso de agua junto con un menú.

―Ah…―Asia intentó decir gracias, pero fracaso al instante en que se entreveró con sus palabras― Gracias…

La anciana se rio de buena gana antes de darse la vuelta y caminar.

―El mesero va en camino.

Las únicas palabras que le dedicó la mujer a Asia fueron esas antes de que mirase con interés el menú. Café y postres.

Todo se veía tan bien en las imágenes de muestra que Asia no sabía que ordenar. Tenía dinero, pero no quería malgastar, aquello era algo que Dios nunca le gustaría.

Los pasos sonaron a su lado, Asia supuso que debía ser el mesero a lo cual aun mirando el menú comentó lo que quería. No vio el rostro del hombre que le atendió, solo supo que era hombre por el uniforme que llevaba que había visto de reojo.

Al cabo de unos minutos la orden de Asia llegó a su mesa antes de que probara el café que le trajeron. Fue en ese momento en que vio a su alrededor en busca de quien le sirvió el café solo para ver como nadie estaba presente a su lado, solo la cuenta y un pequeño caramelo que ella reconoció.

Un caramelo que Freed llevaba en su bolsillo.

El resto de los días habían pasado con normalidad para Naruto. Relacionarse con Tiamat, salir y mostrarle el lugar. Algo que le hizo feliz, Kaguya había estado ocupada con algunas cosas que no mencionó, pero el rubio conocía suficiente a la mujer para saber que solo quería estar jugando o disfrutando, cuando ella quisiera atención iba a exigirla.

Caprichosa, aunque ella nunca lo reconozca, un verdadero Dios.

Hoy era el día en que finalmente iba a estar libre de los Gremory en la escuela, quizá no estuviera tan tranquilo con enviar a Issei al inframundo, pero por cada acción que mostraba como le gustaba pensar abajo le hacía pensar que era un buen uso de aquello para que recapacite.

Kiba y Koneko iban a estar aquí de igual manera, su contrato era casi una separación de los Gremory.

La sorpresa del rubio al ver a todos los demonios presentes en la escuela al día siguiente de la boda fue enorme. El pensar de Naruto se detuvo cuando sintió la presencia de todos. La sonrisa amable de Naruto nunca desapareció, pero el día que llegó a la escuela se detuvo a la entrada al sentir como todos estaban presentes.

―Es bueno verlo, director.

Naruto mantuvo su mascara tranquila y feliz, se giró y vio a Rias que estaba parada sonriéndole con arrogancia.

―Gremory, pensé que ibas a estar ocupada con tu matrimonio ―Rias frunció el ceño ante la forma tranquila en la que Naruto le habló, a los ojos de la pelirroja era semejante como si no tuviera volar el que existiera.

―De hecho, pensé que iba a estar de luna de miel, pero mi precioso sirviente vino y me sacó de las garras, o mejor dicho ¿Alas? No importa, soy libre de todo compromiso ―Rias finalizó y esperó ver algo de parte del rubio frente a ella.

Naruto solo asintió la cabeza en acuerdo y le dio unas palmadas en la cabeza.

―¿Felicidades? Normalmente eso es lo que se dice cuando se felicita por la boda, pero terminaste tu compromiso por lo cual estoy algo desconcertado ―Naruto sonrió una vez más antes de seguir caminando dentro de la academia.

Tiamat estaba parada a unos metros de ellos, se había quedado en el auto mientras que buscaba algo, solo llegó y vio como Naruto habló con Rias unos instantes antes de avanzar.

―Gremory-san, buen día ―Rias se dio vuelta y vio a la mujer en traje de color azul oscuro. La sonrisa que le regaló Tiamat fue amable, tanto que le costó procesarlo― ¿Te pasó algo bueno? Naruto te felicitó, supongo que sí ¡Felicidades!

Rias abrió la boca intentando decir algo, pero no salieron palabras de su boca. La mujer de cabello azul pálido era demasiado amable, demasiado genuina…

Y por eso ella era un buen partido para su nobleza.

―Yo no tengo excusa, no tengo nada que decir, Sirzech me entregó la invitación, no esperaba esto, conozco a Issei-sama a pesar de que él no me conozca, sé de sus limitaciones por eso pensé que no iba a pasar a mayor el duelo planeado por Sirzech, yo…―Naruto vio a la mujer de pelo plateado en el suelo, Grayfia estaba con la frente pegada al suelo disculpándose de su incompetencia.

Naruto caminó hasta la mujer, Grayfia estaba en su traje de sirvienta, el que se presentase con ese aspecto frente a él significaba que odiaba todo de ella, era fácil de leer.

No lo dudó. El rubio caminó hasta estar frente a Grayfia y cayó de rodillas antes de levantarla y alzar su cabeza que estaba tocando el suelo. Un abrazo fue dado por parte del rubio, un abrazo suave, si bien se incrementó su agarré, no fue en un sentido de reclamar, sino de consolar.

―¿Cómo quieres que te culpe? Sé que no es tu culpa, además me reportaste esto el mismo día que le disté la invitación, yo no fui, me confié en que no iba a poder hacer nada, de hecho, no sé cómo lo hizo, en poder bruto…―Naruto se detuvo y abrió los ojos.

―¿Naruto?

La suave voz de Grayfia hizo que Naruto volviera en sí después de unos segundos de haber estado estático.

―Nunca pienses menos de ti, no eres una sirvienta, no eres alguien que no tiene voz, que no tiene voto, eres alguien que está sobre muchos, ahora quiero que sepas esto, no importa lo bajo que creas que estás, siempre, siempre estás en un estatus el cual pocos soñarían, así que alza la cabeza y espera a el futuro venidero, que el escenario se va a poner en marcha ―Grayfia sintió como los brazos del rubio la separaron.

Los ojos de Grayfia se abrieron al ver la cabeza del rubio. La ventana principal de la sala estaba a espaldas del rubio, ella había abierto para limpiar el lugar. El sol entró con fuerza a espaldas del rubio.

Naruto se puso de pie ante los ojos de Grayfia, la mujer estaba de rodillas, levantó la cabeza y se cegó al ver el sol, pero esa misma luz oro baño al rubio dando una visa casi irreal. El cabello rubio brillando con los ojos azul que parecían resplandecer en el contra luz que se generó en parte del rostro.

Una mano se tendió frente a Grayfia a la espera de que ella la tomase.

―Levántate, si no quieres no importa, de igual manera te alzaré, porque al final te apoyaré, puedes elegir el camino que quieras, pero no importa, nunca serás mi enemigo.

Grayfia se quedó con una expresión blanca unos instantes antes de levantar su mano y tomar con duda la mano de Naruto. Al instante el rubio entrelazó los dedos y le sonrió a la mujer. Una promesa y una sonrisa.

Al igual que aquella vez, al igual que siempre.

Alegría.

―!¿No te lo había dicho?!

Un golpe fuerte sonó antes de que el sonido de un cuerpo cayendo fuera escuchado. Saji estaba frente a Kiba que estaba en el suelo tirado con algo de sangre saliendo de su boca, probablemente el golpe le cortó el interior de su boca con los dientes.

―No voy a hacer nada que ella no quiera, además ¿Por qué te pones furioso? No es como que le des señales o algo, a pesar de lo mucho que ella intentó estar a tu lado ―al comentar aquello una patada fue dada al pecho de Kiba, cortesía de Saji.

―No eres de nuestra nobleza, la presidenta está intentando traer a Momo-chan de vuelta con nosotros, está es la última vez que te lo advierto, o sino…

Kiba extendió su mano, Saji ni lo notó por el arrebato que estaba soltando. Kiba lo pensó, pensó realmente que quería cortar el cuello del rubio frente a él, que quería desgarrarlo, dejarlo jirones con todo tipo de espada.

Kiba parpadeó ante aquel pensamiento, su mano se relajó y cerró los ojos. Dejó a Saji hablar, no importaba, tampoco era como si fuese algo que fuese relevante para él, después de todo, Saji era un cachorrito contra él, no iba a poder reaccionar si le decapitaba.

Kiba se quedó en su lugar tirado, no se movió, no por dolor, ni por molestia, si no por miedo, miedo de sí mismo.

Una espada, existía para cortar después de todo.

―Entonces está es una de las excalibur ¿No?

―¡Sí señor! ―la voz emocionada de Freed hizo que Naruto mirase con más interés a la espada en su mano, era uno de los fragmentos de la excalibur, Freed lo recibió de los ángeles caídos, al parecer tenía la misión de causar coas en la ciudad y llamar la atención de la iglesia.

―Bastante impresionante la verdad, pensé que serían más cutres ―Kiba estaba viendo la espada. El joven estaba parado al lado de Naruto el cual sostenía la espada examinándola.

―Mi excalibur-chan es la mejor, pero aún no está completa, y por lo que me dijo la Diosa, nunca lo va a estar, faltan partes de creación que solo los seres fuera del entendimiento humano pueden crear ―Freed hizo una pausa antes de sonreír con más alegría― No entendí nada, pero no me importa, supongo que es parte de lo que ustedes quieren ¿No?

Naruto dio un suspiro antes de pasarle la espada a Kiba. El vapor salió de las manos de Kiba ante el tacto, pero lo que sorprendió a Freed era que el joven rubio pudiera blandirla.

―El peso es bastante bueno ¿Esta es la de rapidez? Serías un problema bastante grande para cualquier demonio de clase media o quizá alta, dependiendo del caso, si los enfrentas ―Kiba comentó a Freed. Las manos del rubio seguían ardiendo, pero no mostraba ningún signo de dolor, era obvio el rechazo del objeto santo por ser un demonio.

―Oh, me vas a hacer sonrojar, Kiba-kun, si es como la tetona roja perra, sí, de hecho, no necesito una espada sagrada, los de su clase son poder puro al azar, puedo decapitarla antes de que reaccione ―Kiba flaqueó un poco su sonrisa ante aquellas palabras.

Era el mismo pensar que él tenía con respecto a Saji. Una coincidencia y un pensar bastante simplista, pero a la vez bastante similar en un sentido no casual.

―¿Y tú qué opinas Koneko-chan? ¿Te gusta mi espada? ―Freed sonrió antes de caminar hasta la pequeña albina que estaba sentada sin prestarle atención a ellos.

Koneko miró a Freed que sostenía el fragmento de Excalibur cerca de su entrepierna con el mango, aquello junto con la pregunta que dio, hizo que el rostro de la pequeña albina se contrajera.

―Pervertido asqueroso ―Freed parpadeó ante aquellas palabras de Koneko. Le tomó unos segundos a Freed ver su pose y como se acercó a Koneko. El hombre estalló en una risa enorme ante aquello.

―Realmente ellos se llevan bien a su propio modo ―Naruto le habló a Kiba viendo como Koneko y Freed empezaban a pelear verbalmente.

―Lo sé, Koneko-chan no habla mucho, pero ahí está, hablando con un psicópata con el mayor interés que uno puede ver de parte de ella, supongo que ayuda el hecho de que Freed nunca intentó matarla abiertamente como a todos ―una risa suave salió de Kiba ante aquello.

―No sé qué pensar a veces, Mittelt no soporta a Freed y Dohnaseek, lo ve como un medio de entretenimiento, Freed está…cuerdo, no va a matar a todo aquel que tenga en frente a diferencia de antes, no, incluso antes solo lo haría con gente que estaba relacionada con demonios, al parecer fue rescatado de un lugar donde su familia era invocadora de demonios, no pagaron el cupo y torturaron a todos junto con él, diría más pero ya sabes esta historia ¿No?

Kiba miró a Naruto antes de dar un suspiro.

―Sabes, si fuese Rias en vez de la iglesia, puedo ver como él se convertiría en un fiel seguidor, lo más probable que si ese fuese el caso, Rias misma hubiera mandando a esos demonios para que le hicieran eso a su familia ―una pequeña risa algo divertida, más de lo usual en una conversación así, salió de Kiba. Fue melódica, elegante en cierto sentido, pero fuera de lugar.

―Puedo ver eso, pero no importa ¿Estás feliz con esto? Grayfia-chan no puede odiar a Sirzech por lo bien que la trató por todos estos cientos de años, me sorprende que no tengas ese mismo dilema con Rias, después de todo, ella te trató demasiado bien ―Kiba miró a su alrededor antes de tararear. Caminó por la habitación antes de ir por un pequeño jarrón que estaba apuntando al otro lado.

―Grayfia-san es muy amable, la persona más amable que conozco, incluso Koneko tiene su lado que haría algo fuera de sí, pero Grayfia sin orden de su rey, no movería nada, simplemente ―Kiba puso el jarrón correctamente para mirar al rubio con una sonrisa enorme y brillante― Yo no soy Grayfia, tampoco soy la paciencia personificada como ustedes, el pedido de "actuación" para el robo de las espadas, lo veo como algo divertido, algo que voy a disfrutar y ver si me es posible cortar ya los lazos con los demonios, eso me deja como alguien bastante egoísta ¿No?

Kiba vio la sonrisa del rubio extenderse no fue la misma sonrisa amable de siempre, era algo más salvaje, más descontrolado.

Aterrador.

―¿Tendremos visitas de la iglesia hoy? Me sorprende que tuviera permiso para venir ―Rias miró a Sona la cual estaba con un rostro cansado.

―El director y tú nobleza van a tener el encuentro, por favor, controla a Yuuto-kun, todo esto de la espada sagrada va a hacer cosas que no queremos por él ―Sona no lo mostró, pero estaba realmente preocupada. Rias que se encontraba en la sala del consejo, no vio el rostro desconcertado de Momo y el rostro de disgusto de Saji.

―Lo tendré en cuenta ¿Hoy a última hora? Me parece bien, veamos que quieren decirnos.

Issei miró a su alrededor, estaban en la sala del club, se suponía que tenían que esperar a algunos invitados permitidos, por lo cual debía ser respetuoso en parte, la razón era el hecho de que tenían permiso del sabio y Kaguya.

La sangre de Issei se heló ante el recuerdo de la Diosa cuando estuvo frente suyo. Quizá fuera hermosa, a un punto que la última vez se le vino a la mente su imagen cuando estaba complaciéndose, pero también estaba el hecho de que ella tenía un aura aterradora. Era mejor pasar de eso y centrarse en la realidad.

La puerta se abrió dejando entrar a una persona, primero Issei pensó que iban a ser los invitados, pero fue el director que entró con una sonrisa y saludad con una mano. Zapatos y pantalones negros, una camisa naranja casi fosforescente y una corbata negra.

―Es bueno verlos otra vez chicos ―tanto Rias como Akeno arrugaron el rostro por las palabras del rubio, se notaba la hostilidad a todos lados de parte de las dos jóvenes. Kiba y Koneko estaban tranquilos y sin cambio alguno en su estado de ánimo.

Issei no sabía cómo sentirse al estar frente al hombre.

―Director…

Akeno habló con formalidad ante la presencio del hombre, Rias asintió la cabeza e hizo una reverencia.

Naruto caminó hasta uno de los sofás individuales y se tiró con un suspiro.

Rias arrugó el rostro por el accionar del rubio.

―Esperaría algo más de profesionalismo por su parte ante esto ―la recriminación de Rias hizo que Naruto se riera.

―Puede ser, quizá debería, pero no importa, estamos en mi escuela de igual manera, eres bienvenida de irte cuando quieras ―Rias frunció el ceño, pero no dijo nada.

La puerta volvió a sonar, pero esta vez dos figuras, algo bajas, entraron antes de cerrar la puerta detrás de ellas. Ambas figuras llevaban capas de cuerpo completo y capucha de color marrón. Cuando ambos terminaron de recorrer hasta estar frente a los demonios y el rubio se quitaron la capucha.

Issei abrió los ojos ante las bellezas que tenía en frente, dos jóvenes, una de cabello azul con un mechón verde y la otra con el pelo castaño en doble coleta.

―Saludos ―la joven de pelo azul asintió con la cabeza, no hubo formalidad en sí en sus palabras o en sus acciones― Soy Xenovia, mi compañera es Irina, ambas somos enviadas por la iglesia para la recuperación de las espadas sagradas robadas.

Issei abrió los ojos al escuchar aquello. La mayoría de los miembros estaban sorprendidos ante aquello. Kiba estaba con su cara de siempre y Koneko solo se dedicó a comer, así que nadie pudo ver una expresión de verdad de parte de ellos.

―Oh, entonces suponen que los demonios tienen algo que ver con el robo ¿No?

Rias miró al hombre, la indignación llenó el rostro de Rias al instante de ver como Xenovia asentía con la cabeza en confirmación de las palabras del rubio mayor.

―De hecho, sino tiene nada que ver con los ángeles caídos, es bueno que se queden fuera de esto ―las palabras de Xenovia hicieron que Rias frunza el ceño.

Naruto ignoró la discusión que se dio frente suyo entre los enviados de la iglesia y los demonios, no era algo que le importase, además.

Él sabía dónde están las espadas de igual manera, pero al igual que Kaguya, tenía un trato con cierto cuervo.

Así que una guerra entre las tres facciones no le era de importancia.

De un momento a otro la conversación pasó de la iglesia a los demonios, de los demonios a Issei y de Issei a Kiba. Una corriente bastante variable de pensamientos.

―Supongo que usted es el portador del sabio entonces y ella es la bruja Asia ―Naruto movió sus ojos y vio a los ojos a Xenovia. Había una mirada fuerte dada por la joven de cabello azul y mechón verde.

―Depende quien pregunte.

Kiba se cubrió con una mano la boca y se volteó ante el surgimiento de una leve risa. Más cualquiera podía ver el desagrado de Issei y el miedo de Asia.

Xenovia frunció el ceño.

―La iglesia tiene orden de matar a cualquier portador de ese sacred gear, sacred gear que el mismo Dios mandó hacer porque la bestia que contiene no debe existir, así que al igual que ella, Asia la bruja ¿Puede aceptar una muerte rápida y sucumbir ante la luz? Claro, eso si aún tiene algún remanente de humanidad.

Hubo duda de parte de Asia, duda en que debía hacer. Naruto solo se rio ante aquella mención haciendo que la joven inflara los cachetes al ser ignorada de tal manera.

Bastante infantil la verdad.

―Como era de esperarse de un ser tan profano ―Xenovia miró a Naruto antes de dar un suspiro.

Naruto dejó que la conversación entre los niños siga. Eso hasta que Kiba sugirió una pelea entre ellos, una amistosa.

Eso le interesó un poco.

Rias alzó la cabeza viendo a su alrededor. La barrera que se levantó para el encuentro entre Kiba e Issei contra las enviadas de la iglesia, fue hecha por el rubio que estaba viendo todo aquello con interés. Ella vio como con dos signos de mano la barrera se irguió con fuerza a diferencia de una barrera normal que conociese, esto parecía incluso ser…opresivo…

Naruto miró todo con interés, interés que se fue apagando conforme pasaban los minutos. Kiba a pesar de todo lo que dijo, no peleó en serio, Issei fue dominado y las portadoras de espada santa solo eran un adorno a sus ojos. Era totalmente imposible que cumplieran con su misión, después de todo, incluso siendo lo que era, como cierta parte reconocía la fortaleza de Kokabiel.

No había nadie en la ciudad que pudiera hacerle frente de manera directa. Bueno, para Naruto aquello no era un problema de igual manera.

Debería coordinar con el caído para que Grayfia no esté en la ciudad justo ese día.

El sonido de las espadas rompiéndose llamó la atención del rubio. Kiba estaba en el suelo con Xenovia apuntando su espada a su cuello.

―Realmente patético ―Xenovia exclamó con desprecio.

Una sonrisa creció en la cara de Naruto ante aquello. Kiba probablemente estaba riéndose internamente ante las palabras de la mujer, quizá no fuese el más fuerte, pero Kiba estaba muy por encima de cualquier demonio de la ciudad. Quizá Issei pudiera ser un problema, pero eso claro, gastando cada recurso que tenía.

Hablando de Issei.

Era momento de ver para despertar a Ddraig.

Antes de que los dioses se formasen y se dieran a conocer como en el presente, cuando todo era un caos, cuando todo lo que se conoció como vida aún era un mero proyecto.

Los dragones habitan el mundo sin reglas, sin ataduras, de entre ellos, hace tanto tiempo que el mundo decidió olvidar.

Se levantaron dos seres que cambiarían el mundo a todo conocer que se pudiera dar, pero por esa misma razón, el cambio tuvo que ser olvidado.

El rey dragón que estaba, sobre todo, el dragón que contaba con la vida de todos, la que representaba la vida y el nacimiento de todo ser saliente de sus aguas. El rey dragón, la primera Diosa dragón, el ser primigenio de una gran cantidad de Dioses que nacieron de su ser.

Tiamat la madre de la vida, el primer ser reconocido como un Dios y un concepto.

Al lado de aquella mujer, no, aquel concepto de vida que daba a luz a todo lo conocido, la primera persona la cual Tiamat estuvo a lo largo de una eternidad, la persona la cual conoció como un ser querido que terminó de una manera patética al no haber podido frenar la cantidad de Dioses que nacían.

Apsu.

Los recuerdos de Tiamat de ese tiempo oscuro y perdido eran borrosos, pero aún podía recordar con claridad eventos que nunca la habían dejado descansar tranquila, no hasta que se encontró con la segunda generación de los dragones, dragones que estaban presentes incluso antes que ella.

Ddraig el rojo fue la persona que salvó a un retazo de lo que en su momento fue Tiamat.

Sangre y viseras cayendo del cielo a la tierra dando luz a toda vida, cada Dios posterior a ese evento decidió dar a luz a la misma creación con diferentes características.

Humanos.

La que generó todo el mal.

La que intentó destruir la paz.

Madre.

Creadora.

Vida.

Una espada cayó del cielo dividiendo el cuerpo de la entidad que era llamada Tiamat. El cuerpo de la diosa dragón se dividió en dos dando a luz a los seres y haciendo que el mundo naciera de su sangre y viseras, la otra mitad que debía ser sellada y controlada hasta el fin de los tiempos solo pudo ver como su propio cuerpo era usado como un medio, como un simple juguete de los dioses que ella misma engendró.

Con un único ojo maltrecho Tiamat tuvo que ver como la mitad de su ser era sacrificado para la creación, todo aquello mientras que el dolor siguió, la inmortalidad era algo bueno para algunos, muchos dioses desearían la inmortalidad de alguien como ella, un ser tan ancestral.

Pero en el momento en que Tiamat no le dio mucha importancia a no poder morir con propiedad, fue el momento en que se arrepintió toda su existencia y solo deseó una cosa.

Morir.

Un fuerte jadeo llegó seguido de un grito de dolor absoluto.

Tiamat se sentó en su cama mientras que se abrazaba a sí misma, no había heridas, no había cicatrices, no había nada.

Estaba bien.

El sudor cayó de la frente de la mujer de pelo celeste. La respiración de Tiamat fue entrecortada, jadeó y sintió miedo, miedo de todos y todo.

Un dios despojado de todo para ser un simple dragón que era conocido solo por ser hermana de alguien como Albion. Tiamat estaba feliz con aquello.

Quizá ella en su momento fuese fuerte, más fuerte que cualquiera, pero de igual manera seguía siendo de la tercera generación. Las generaciones en dragones eran distantes casi por eones. Tanto ella como Albion heredaron características fuera de lo común, la única diferencia fue que ella dividió a la creación con sus aguas. Aguas que ahora no le pertenecían.

Un mundo el cual la rechazaba.

Una suave risa salió de Tiamat al momento de apretar con fuerza las sábanas las cuales estaba sujetando. Miedo nació dentro de la mujer antes de apoyar su cabeza en su regazo y acurrucarse.

Si bien todo aquello ya no era algo posible, además que no existía nadie que pudiera identificarla, no cuando ni Albion mismo podía recordar su origen, de igual manera sentía miedo y que aquella posibilidad de algo contra ella a una escala mayor fuera dada nunca terminó de carcomerla.

Dando un suspiro Tiamat bajó los pies al suelo y se puso de pie, tambaleó un poco antes de caminar hasta el espejo de la sala y ver su cuerpo. No había cicatrices, cicatrices dejadas por los dioses.

Si ella tan solo pudiera vivir como humana por el resto de su vida.

Sería realmente feliz.

Kaguya miró el escenario que tenía en frente antes de poner su mentón en la palma de su mano y descansar su cabeza ahí.

Aburrido, todo aquello, era aburrido, pero de igual manera el zorro tonto quería que todo fuese como el intento de cuervo deseaba.

―Es bastante aburrido todo esto la verdad, puedes ir y acabar con él, ganar puntos con los demonios y generar más duda, no veo la razón de esto ―Kaguya miró a su lado y vio a Naruto que estaba sonriendo comiendo un tazón de ramen.

―Pero haciendo eso solo se generará más sospechas de parte de Sona, no me interesa la verdad que eso pase, no necesito que Serafall intente algo ―Naruto cerró los ojos ante de sorber los fideos con fuerza.

―Es desagradable como los comes así ―Kaguya arrugó el rostro viendo al rubio comer.

―No te pregunté si querías ver de igual manera ―la respuesta de Naruto hizo que Kaguya diera un chasquido de lengua.

La mujer estaba vestida con una falda larga azul, zapatos de plataforma baja y un suéter con cuello de tortuga color blanco. A su lado, Naruto vestía como siempre, pantalones y zapatos negros con una camisa color naranja y corbata negra.

―Creo que lo que mencionó Naruto es más conveniente.

―Es obvio que vas a estar de su lado Grayfia, es como preguntarle a Tiamat a quien apoya, a mi o al Idiota, las dos solo van a apoyarlo de igual manera ―Kaguya chasqueó la otra vez solo para ver al frente y ver a Tiamat que estaba sentada y sonriendo con nerviosismo.

Nerviosismo que era dado por las palabras de Kaguya, siendo que obviamente, lo que dijo era cierto para ella.

―Bueno ¿No perdemos nada? Digo, nunca se equivocó, además…Kaguya, tus planes siempre terminan…

Kaguya arrugó la frente cuando la dragona mencionó aquello.

Naruto se rio con fuerza de las dos y Grayfia solo dio un suspiro.

Los cuatro realmente se llevaban bien uno con otro.

―No te rías de ella ―Tiamat infló las mejillas. Aquellas palabras fueron dadas por la mujer por el hecho de que después Kaguya se enojaría con ella y dejaría de hablarle al rubio.

―Tiamat-sama, creo que debería dejar de pensar en que puede hacer entrar en razón a Naruto…―Grayfia llevó una mano a su frente antes de masajeársela.

―Es culpa de ustedes dos, el zorro tonto se burla de mi para que se rían ―una sonrisa nerviosa volvió a Tiamat y nació en Grayfia ante aquellas palabras de Kaguya.

Naruto solo se rio más fuerte.

Los cuatro estaban en la terraza de uno de los edificios de Kaguya, se suponía que iba a ser solo una comida regular entre ellos.

Pero esto fue a otro extremo.

Como se llevan caóticamente bien.

―Culpo a Grayfia por consentir demasiado a Naruto.

―Pero si hablamos de consentir, entonces Tiamat-sama sería la que lo mima demasiado…

―Kaguya es la que le da todo lo que quiere.

―No me pongas a ese nivel tan bajo, una diosa obviamente escucha a sus seguidores, por eso sé que eres tú la que causa esto.

―¿Es así? Pensé que serías tú, entonces Grayfia es la que convierte todo a su gusto.

―Lo siento, Kaguya-sama y Tiamat-sama, pero son ustedes las que siempre escuchan todo lo que dice y terminan haciéndolo.

―Las dos saben que es su culpa.

―Pero si son ustedes.

Ante la discusión de las tres mujeres, Naruto estaba riendo algo más fuerte ante la escena frente suyo. El ver como esas tres interactuaban, pareciera que era sacado de una historia mal contada.

Era absurdamente divertido y a la vez Naruto sabía que las tres se apreciaban y se conocían más que suficiente para esto.

Realmente.

Si tan solo pudiera quedarse con las cosas como ahora…

―Entonces voy a morir ¿No?

Naruto se quedó en silencio viendo al sacerdote que estaba en la iglesia destruida. La luz de la luna apenas pasaba por las zonas destruidas del techo, dando una pequeña iluminación. Iluminación que Freed estaba usando para leer el libro que tenía en mano.

La biblia.

―No, pero no sé si vas a poder seguir con tu trabajo de medio tiempo.

―Renuncié a uno, el otro que tengo es casi fuera de la ciudad, pero por lo transitado que es prácticamente no es nada, meh, preferiría morir la verdad ―Freed sacó la lengua y puso una cara que expresaba su desagrado― Pero importa mucho, Kiba-kun va a estar esperando, el viejo y el cuervo también ¿Puedo matarlos a todos?

―Puedes hacer lo que quieras, nadie te va a detener, al menos yo no lo haré ―la voz cantarina de Naruto hizo que un chillido de felicidad saliera de Freed.

―¡Ah! ¡El señor me está dando tal providencia divina! ―Freed soltó la biblia para abrazarse a sí mismo antes de dejar salir una carcajada.

Éxtasis, solo con el pensar de poder matar a libertad a los demonios el hombre de cabello ceniza empezó a reír y balbucear con la boca abierta, un hilo de saliva salió de la comisura de su labio antes de gotear en el suelo.

Naruto se aclaró la garganta haciendo que Freed mirara al rubio una vez más. Cerrando la boca y limpiándose la barbilla con un pañuelo que sacó de su bolsillo, Freed se aclaró la garganta.

―Intentaré hacer el mayor disturbio posible ¿La chica que vino tiene a Durandal ¿No? ―Freed habló esta vez con un tono mal lucido. Naruto alzó una ceja ante aquello, incluso después de tantas sesiones para recomponer su mente el hombre seguía igual de mal.

―De hecho, es un secreto bien guardado, pero a la vez no ―Naruto confirmo haciendo que Freed resoplara con diversión.

―¡Ah! ―Freed se volvió a abrazar a sí mismo en éxtasis― Esto será hermoso ¿No? Kiba-kun ―el tono cantarín de Freed hizo que Kiba sonriera al ver como el hombre se volvía a recomponer.

―Tengo que felicitarte por tu actuación frente a todos cuando las enviadas de la iglesia llegaron ―Naruto asintió viendo a Kiba.

―Oh, no es nada, realmente es fácil complacer a una persona que solo cree en lo que siente que es real ―la sonrisa amigable de Kiba hizo que Freed silbara en aprobación.

―Realmente progresaste niño bonito, antes pensarías dos veces antes de hacer algo contra la tetona pelirroja, ahora hasta tramas con nosotros ―Freed se rio suavemente antes mover a los lados el cuello.

―Las prioridades son distintas ahora ―Kiba cerró los antes de empezar a salir de la iglesia― Entonces ¿Durandal? Divertido.

Naruto miró al joven salir del lugar, Freed bufó en diversión antes de caminar al lado del rubio y salir también de la iglesia. Al cabo de unos segundos Naruto miró la escultura frente a él.

―¿Dios realmente nos buscó salvar? ―después de esa pregunta para sí mismo Naruto comenzó a salir del edificio. Aquello ya no era de su consentimiento, ya no importaba.

Al igual que en algún momento ser Hokage fue su camino, ahora tenía un nuevo camino.

Solo tenia que pisar los escombros en este.

―Realmente no puedo creer que gastaste todo nuestro dinero en esto… ―una voz juvenil sonó para poco después ser interrumpida por un jadeo que exudaba indignación.

―¡Disculpa! ¡Pero es la imagen de un santo! ―Kiba vio a lo lejos como ambas enviadas de la iglesia estaban peleando por haberse quedado sin dinero, era verdaderamente divertido ver como se culpaban entre sí por el hecho de que las personas no les donaban.

Kiba miró a su lado y vio a Issei y Koneko que estaban detrás suyo. Koneko sabía el plan en sí. Era Issei el único que estaba siendo manipulado por el beneficio de otros.

Como fue desde el principio.

―¿Son ellas no? ―Issei comentó viendo a las dos mujeres. Kiba vio como el sonrojo de Issei aumentaba al ver como ambas estaban prácticamente una junto a la otra. Kiba rodó los ojos y miró hacia Koneko que solo hizo un signo con la mano en señal que no dijese nada.

―De hecho ―Kiba confirmó.

Los tres demonios caminaron hasta las dos enviadas de la iglesia y se pusieron en frente. Kiba sonrió antes de sacar una moneda y lanzarla en el cuenco de donaciones.

―¡Gracias! ―Irina exclamó feliz cuando escuchó el sonido de una moneda caer. Pero al instante su cara se agrió cuando vio que se trataba de una moneda de un yen. Para completar cuando vio al rubio, un demonio, sonriéndole amistosamente mientras que sacudía su mano solo sintió que algo iba mal― Ah…

Irina dudó en responder hasta que Issei intervino y comenzó a hablar sobre la situación. Tanto Irina como Xenovia se iban a negar en comienzo hasta que Kiba comentó sobre invitar a una comida.

Realmente.

Dulce en palabras y en acciones, esas acciones hacen que se sumen al aspecto fino del joven de cabello rubio y daba como resultado la imagen que cualquier tuviera de un demonio clásico intentando hacer que alguien caiga para un contrato.

Lo peor es que habían logrado el cometido.

Un deseo.

Algo que anhelar, que querer, que codiciar. De la codicia nacía el mal, eso al menos era lo que se recitaba con frecuencia.

¿Era demasiado para él codiciar un mundo en paz?

Donde no lo busqué, donde no tenga que pelear, donde solo tenga que disfrutar con las personas que quisiera estar.

Utópico.

Un deseo se convierte en un sueño cuando toca esa línea que divide a lo posible con lo imposible.

―¿Pero de verdad es imposible?

Naruto miró todo desde el techo de la academia.

Sacerdotes peleando contra los demonios, de los sacerdotes a los cerberos.

Era divertido ver como el esfuerzo solo se iba volviendo cada vez más diminuto por parte de los demonios. Casi parecía como si hubieran lanzado a un jefe de zona en un lugar para subir de nivel. Naruto parpadeó ante aquel pensamiento.

Kaguya le estaba llenando su cabeza con todos esos juegos.

Un grito resonó con fuerza. Naruto volvió a mirar hacia abajo, los demonios estaban teniendo problemas para enfrentar a los demás. Kiba estaba peleando contra Freed en un lugar algo más apartado de los demás. Más parecía un sparring que un enfrentamiento de verdad entre dos personas que debían matarse, se notaba que ambos espadachines tenían su momento propio.

El resto estaba peleando por su vida.

―No vas a intervenir ¿Verdad? ―Naruto giró el cuello y vio a Mittelt que estaba parada detrás suyo.

―No, si mueren es la decisión del mundo ―Naruto se volvió a girar viendo la "Guerra".

Mittlet se quedó en silencio viendo el humo volar en alto. La barrera que habían erguido los demonios ahora era una prisión para ellos mismo. La joven giró uno de sus ojos y vio un símbolo que había estado estudiando, un sello a base de chakra, las inscripciones estaban por todo el techo de la academia, líneas de esa misma inscripción desaparecían entre la distancia desde el punto donde estaba el rubio.

Nadie entraba y nadie salía, no sin que tuviera permiso.

Sellado a base de chakra, al parecer no era necesario el poseer chakra interno para poder interactuar de manera directa con las inscripciones, era como usar una parte de lo que componía la magia como detonante de aquello.

Otro fuerte sonido resonó, Mittelt alzó los brazos y se cubría del viento que salió de un edificio cercano, el gimnasio acababa de explotar en pedazos por un solo ataque de Kokabiel.

―Bastante cutre ―Naruto comentó para dar un suspiro. El rubio comenzó a caminar dejando la escena.

―¿Naruto-san? ―Mittelt entre abrió los ojos y vio al rubio que se detuvo para verla.

―Me retiro por ahora, no tengo nada más que hacer aquí, dentro de poco levantaré la barrera de igual manera, necesito que Sirzech o Serafall entren para ver lo que va a pasar.

Silencio.

Todo aquello que mencionó el rubio.

Parecía demasiado fuera de sí.

Una gota de sudor se deslizó por la mejilla de Mittlet cuando el rubio estaba por darse la vuelta otra vez y dejar el lugar.

―¿Issei-kun no va a estar en vuelto en todo esto? ―Naruto se quedó callado, la reacción que Mittlet esperó no era lo que tenía en frente, era como si el hombre fuera otra persona.

¿No era amable al punto de estar siempre en dilema consigo mismo?

―Soy consciente, pero no es necesario que intervenga para salvarlo más tarde, además deberías saber, que él en este momento, posiblemente te dejaría morir por los otros demonios ―Naruto no quería sonar rudo. Pero algo tan cerca como un conflicto entre todos era algo que quería que pasase.

Era mejor que se destruyan entre todos ellos. Una pena que aún no era el momento.

―Vamos, no te preocupes, a pesar de todo, no es el día que ellos morirían, bueno, al menos con algo de suerte- ―Naruto abrió los ojos y miró hacia el campo de batalla una vez más. El rubio no supo que pasó, pero pudo verlo y sentirlo.

Kiba obtuvo el balance breaker. Naruto silbó ante aquello, era mucho más progreso de lo que esperó, quizá Freed muera en esto si no tuviera cuidado ahora.

No, Kiba posiblemente no lo haría, no cuando el deseo de Freed era que el rubio lo matase…hablando de relaciones raras…

Él estaba llegando.

Issei estaba con sangre en la boca, parecía imposible terminar con Kokabiel, no cuando todo lo que el hombre hacia era mover un dedo y todos los presenten ya estaban esquivando una muerte inminente.

Débil. Issei se sintió débil, realmente débil al ponerse en frente de alguien que se suponía que no estaba ni siquiera en lo que sería un "Dios" como tal. Arrogante pensar que pudiera con uno, quizá, pero para Issei no era importante aquello, no, lo que realmente deseaba ahora mismo.

Era poder proteger a las personas que le pusieron su fe y confianza en él. Todo porque a los ojos de Issei los demonios que le extendieron la mano en su final con los caídos fue su todo.

Con un grito Issei volvió a cargar contra Kokabiel, no era diferente de las embestidas anteriores que realizó, no, era simple, pero está vez, Issei sintió que podía llegar lejos, que podía gritar al mundo su amor por los pechos de Rias, que podía decir con seguridad que amaba estar con los demonios que lo revivieron.

La sonrisa se extendió en el rostro de Issei intentando ir contra una fuerza mayor.

A los lejos Naruto aplaudía el esfuerzo de Issei. Pensó ¿Era así como se sintió Dios cuando lo vio pelear contra las tres facciones en una batalla perdida? Curioso, no había felicidad o algo cercano a intriga ante aquella vista de alguien dándolo todo por algo.

Era triste.

Una risa se escapó de la boca de Naruto antes de negar la cabeza. El sonido de pasos se escuchó cuando un clon vino al lado de Naruto y Mittelt.

―Vali está listo, deja caer la barrera.

Naruto miró unos segundos más el escenario en frente suyo.

Una pena, los demonios viven hoy otra vez.

Con un chasquido de dedos Naruto hizo que las inscripciones se rompieran, al instante el clon hizo una reverencia antes de desaparecer en una nube de humo. Naruto miró unos segundos más el lugar antes de dar un suspiro. Mittlet ya se fue por lo que vio, la niña estaba algo con miedo de él, no la podía culpar, hasta ahora solo vio lo que quería que viera.

No lo que realmente era.

El cielo se fragmentó al instante en que una de las barreras se rompió, trozos de algo parecido al cristal cayeron del cielo, entre aquel agujero, entró luz iluminando la figura de Kokabiel casi de manera ominosa frente a todos los demonios. Más el propio Kokabiel se quedó quieto y se limitó a alzar la cabeza hacia arriba y ver a la figura que se erguía sobre él.

Armadura plata y azul, alas azules que no se movían o generaban algo, parecía que la figura estaba solo estática en el aire a la espera de algo. Kokabiel se puso rojo, la ira brotó en el rostro del hombre al instante en que el miedo llegó en la voz del hasta ahora imbatible y tranquilo caído.

El emperador blanco fue nombrado y maldecido en alto por Kokabiel antes de que Issei pudiera identificar a la figura suspendida en el aire.

En otro nivel, aquello fue lo que Issei pudo decir cuando vio la figura brillar en alto con el cielo fragmentado de la barrea, la lluvia de cristal de la misma realidad doblada hizo que pareciera una lluvia de resplandeciente con el foco como resplandor aquella figura parada en lo alto.

No hubo advertencia, no hubo palabras, no hubo acciones extra. La armadura plata no estaba en el suelo, solo un fuerte viento hizo que todos vieran el suelo donde antes estaba Kokabiel parado solo se encontraba la triste figura del hombre boca abajo con sangre saliendo de un brazo cortado y una mano que pasaba por su hombro derecho.

Issei se quedó helado, Ddraig aplaudió al presente, la emoción hizo que el dragón rojo rugiera en euforia al ver el poderío de aquella figura. No hubo palabras entre ambos dragones de sus respectivas armaduras, pero se podía sentir en el aire la emoción de ambos, el interés por la violencia.

Por la pelea y la guerra.

―Tus alas son asquerosas, no son como las de Azazel ―una voz dulce, casi parecía que estaba recitando en vez de maldiciendo, Issei miró a la figura con interés renovado ahora. Después de todo podía ver el volumen en el pecho de la armadura.

Un volumen que solo indicaba una cosa.

―¡Bastarda desgraciada! ¡¿Por qué no te vas a que ese idiota te mime y que te den por donde tanto te gusta con ese portador de espada-?! ―Kokabiel no pudo seguir cuando la sangre voló por el lugar. Issei que había estado cerca sintió como la sangre cayó en su rostro y le entró en ojo.

No hubo movimiento de Issei, ni siquiera pestañeó cuando el grito desagarrado de parte de Kokabiel al momento en que una de sus alas era arrancada a la fuerza por parte de la figura envuelta en plata.

Era momento de que el juicio de Kokabiel se diese.

Las cosas los días siguientes pasaron para los demás en la ciudad como si nada hubiera sido afectado, como si una guerra no hubiera estado al borde de salir, todo aquello se dio al momento en que los demonios de la ciudad estaban más y más nerviosos con el pasar de los días.

Mittelt había estado a sus anchas los ultimas en los que los demonios apenas habían tenido tiempo para interactuar entre sí por las circunstancias que se dieron con el incidente con Kokabiel.

Mittlet realmente quería apoyar a su único amigo que parecía en negación, pero no pudo decir nada, no pudo hacer nada más que mirar desde lejos por el odio que ahora estaba siendo presente en Issei. Para los ojos de Mittelt era comprensible aquello, Issei desarrollando aquella aversión contra los caídos era algo obvio, después de todo, todo lo malo hasta ahora del mundo sobre natural vino de la mano de estos.

Pero de igual manera, con todo lo que intentó ayudar incluso desde lejos, no logró nada.

El sonido del teléfono de Mittelt sonó al momento en que detuvo su pensar, la joven de pelo rubio dejó escapar un suspiro que no sabía que estaba sujetando cuando tomó el teléfono. Mittlet alzó una ceja ante el numero marcado.

¿Por qué Vali le mandó un mensaje?

―¿Realmente vas a convertirte en un demonio? ―fue una voz calmada la que resonó en la habitación.

No había nadie más excepto por Kiba y Xenovia en aquella habitación. Ambos estaban en el departamento de Kiba. Al parecer Naruto tuvo la idea de que él hablara con ella, Kiba agradecía que esto fuera informado a Momo, después de todo, estaba empezando a disfrutar de la compañía de la joven que antes solo consideraba entretenimiento simple.

―No tengo nada más que ver con la iglesia, además, los demonios al menos los Gremory por lo que sé y vi tratan muy a los suyos, me vendría bien ese cambio de ambiente ―Xenovia estaba en un sofá individual con un recipiente de ramen instantáneo en sus manos.

―¿Es así? Pensar que querrías pasar de la opresión a la esclavitud, ah, supongo que el pensar de una doncella siempre es difícil de descifrar ―Xenovia frunció el ceño ante las palabras de Kiba. Miró al joven de cabello rubio que estaba sonriendo con los ojos cerrados y a la espera de alguna respuesta.

Xenovia no iba a darle ese lujo.

―¿Entonces qué? Pensé que me invitaste aquí porque creí que ibas a convencerme para ser un demonio ¿No te ordenó eso Rias? ―Xenovia tuvo curiosidad. Dejó los palillos que habían estado en una sus manos y miró ahora con real interés a Kiba.

―Ah, eso ―Kiba parecía que estaba hablando de algo sin importancia por el tono que estaba dando. Cosa que empezó a molestar a Xenovia― No deseo que te conviertas en demonio, la verdad, hay formas más sencillas de torturarse a uno mismo ―Kiba sonrió a la mujer que ahora parecía confundida.

―Si no te envió la chica Gremory…entonces ¿Quién fue?

Una suave risa salió de Kiba haciendo que Xenovia frunza el ceño.

―El sabio me mandó, te ofrece una oferta, únete a nosotros ya que dejas a los de la iglesia ¿Supongo que no tendrías problemas con eso? Él no busca el que seas un demonio, tampoco usarte, solo quiere que vivas como una human hasta el final.

Xenovia se quedó en silencio.

―Cunado ofrecen algo que es realmente bueno es porque es mentira, si me lo hubiera dicho el demonio pervertido hubiera aceptado, pero tú…estás en la definición de lo que es un demonio perfecto.

Xenovia solo frunció el ceño ante la tímida sonrisa que le dio Kiba.

―Puede que sea un demonio, pero nací humano, viví como humano y morí como humano, pero, eso no significa que una vez mi existencia cambie, mi mente cambie, los demonios son solo una especie, si buscas a los verdaderos demonios entonces solo ve a tu alrededor, porque la verdadera esencia del humano, es ser eso.

Xenovia podía jurar que la sonrisa amable que le daba Kiba era lo mismo que una expresión llena de lujuria, jubilo, felicidad y éxtasis, pero no, solo era una sonrisa amable y sincera.

―Verdaderamente humano.

―Kokabiel va a ser juzgado y sentenciado, el Cocytus fue abierto y se lo encerrará para siempre ―papeles resonaron con fuerza ante aquellas palabras.

Azazel lanzó los papeles que había tenido en sus manos hace unos instantes, era obvio el cansancio en el rostro del líder.

―Era lo esperado de igual manera ―Vali comentó con los brazos cruzados bajo su pecho, la cara tranquila de la joven ahora estaba con un pequeño deje de diversión.

―Sé que querías golpearle hace mucho tiempo ¿Pero arrancarle las alas? Bueno, no es que importe, va a estar en una sentencia eterna desde ahora de todos modos.

―Lo sé ¿Los demonios cuando van a abrir la puerta?

Azazel alzó una ceja, pero respondió de igual manera con la verdad.

―Desde hoy de noche la puerta se abre, los preparativos ya están listos, lo importante es tenerlo ahí antes de la reunión con las facciones ―Azazel comentó antes de levantarse. El hombre que había estado frente a un escritorio sintió como su cuerpo estaba tenso al dejar tanto papeleo.

―Veo, no es como si alguien lo extrañase de todos modos ―las palabras de Vali hicieron que Azazel diera un suspiro.

―Puede ser, pero sigue siendo uno de mis hermanos, por más que odie lo que hizo, sigue siendo uno.

―¿Consideras así a cualquiera de tus hermanos que no cayeron? ―Vali preguntó con interés. Azazel se quedó pensativo por unos instantes antes de dar un suspiro.

―Juntarte con Kaguya-san solo te volvió impertinente y con ganas de preguntar cosas innecesarias, de todos modos, no importa hora mismo, prepárate y no hagas un escandalo cuando vayas a la academia ―Vali hizo una expresión de sorpresa que era obvio que fue fingida con sobre actuación.

―¿Cómo lo sabes? ―Azazel se rio ante aquella reacción.

―Sé que el sabio te preguntó si querías molestar a Issei, realmente a veces me pregunto porque te mima tanto.

―Porque soy adorable.

―Ahora eres adorable, antes eras solo un problema.

―Siempre fui adorable.

―Claro, claro.

Kokabiel odiaba todo lo relacionado al sabio, a los dragones y a Azazel, reamente odiaba todo lo que tenia que ver con ellos, pero al a vez no podía hacer nada ahora mismo, no con todos los sellos y con la puerta abierta que daba al fin de todo, de donde nadie regresaba o podía entrar a libertad.

Las puertas se abrieron, inmensas puertas se abrieron frente a Kokabiel, cadenas estaban por todo su cuerpo, su ropa antes de calidad, ahora solo era un pequeño trozo de tela que cubría su intimidad.

Humillante, degradante y asqueroso.

Iba a matar algún día a los caídos.

Lo que más odiaba era el hecho de que la Diosa estaba decepcionada con él. Se le permitió a Kaguya visitarlo una vez solo para ver como sus ojos estaban con una expresión que denotaba tal incompetencia que no supo que decir o como sentirse.

Todo su plan se fue y solo quedó un contrato al aire con un ser que podía controlar la realidad a voluntad. Más eso no explicaba por que el sabio quitó la barrera a últimos minutos.

No, Kokabiel lo sabía, que le indicó un tiempo para que lleguen los demonios de alto rango a presenciar la escena, pero lo que no contó Kokabiel era que Vali apareció. El caído pudo verlo de reojo, como en lo alto del edificio que estaba el sabio.

La expresión de sorpresa ante la llegada de Vali estaba ahí.

Entonces no había sido cosa del hombre, lo cual podría haber jurado sino hubiera visto su rostro. Kokabiel quiso dar un suspiro, pero no pudo con la mordaza en su boca.

El sonido de cuerpo cayendo se escuchó cuando los guardias a su alrededor cayeron uno a uno al suelo como si se hubieran quedado dormidos.

Kokabiel miró a todos lados.

―Pareces sorprendido ―los ojos de Kokabiel brillaron de esperanza cuando Naruto apareció saludándolo con una sonrisa. Las llaves de sus restricciones en su mano ondeante solo significaban que vino a sacarlo. Kokabiel quiso reír, quiso mostrar la alegría de haber hecho un contrato con un sabio, incluso con todo lo que no quiso en un comienzo.

Estaba agradecido.

―Es porque lo estoy ―Kokabiel parpadeó, esa no fue su voz.

Era la voz del rubio que conocía, pero algo estaba mal, algo estaba realmente mal, era como si el hombre estuviera disfrutando de aquello de como el estaba caminando casi arrastrándose a su frente.

Calor.

Calor empezó a salir de la puerta del hielo eterno, calor que no era algo lo cual pudiera considerar como algo siquiera soportable.

Era un calor fuerte y abrumador.

Una mano enorme se asomó del umbral de la puerta. Un ojo rojo se abrió paso a través de la puerta, una hilera de dientes blancos se presenció antes de un cristal cayera a su lado. Un cristal que apenas pudo distinguir.

Pero podía ver como una persona estaba dentro.

Cabello azul pálido con una expresión de paz marcada en el rostro, un cuerpo cubierto de cicatrices, unas horribles que recorrían por casi la mitad de su cuerpo. Kokabiel se sorprendió de la colección de aquellas heridas de parte de la mujer de la mujer, pero el hecho que más desconcertó al hombre.

Era como la cabeza de esta estaba separada del cuerpo.

Un fuerte viento caliente salió detrás de la puerta antes del vapor se arremolinase dejando una pequeña figura a comparación de la gloría gigante que había estado con anterioridad.

Kokabiel giró sus ojos y vio algo que lo desconcertó.

Naruto Uzumaki, el recipiente actual del sabio caminó fuera del umbral de la puerta del Cocytus. El vapor saliendo del cuerpo del hombre…algo cambiado la verdad.

No tenía el brazo derecho y tenía una colección de cicatrices tan burdas como la mujer en el cristal, o incluso más.

―Te tomó tu tiempo, Kurama ―la sonrisa del Naruto bien vestido que conocía Kokabiel fue enorme, tal que parecía que acababa de ver lo más hermoso que vio en su vida.

¡Ja! Como si fuera alguien para exigir, mocoso ―la voz de Naruto que apenas estaba vestido con tela color blanco y que tenía cadenas en las piernas habló con un tono de voz demasiado profundo. Tan profundo que parecía que no era el mismo rubio.

Ojos rojos sangre con una rejilla negra fue lo que cegó a Kokabiel antes de darle la vista nuevamente.

Ahora el hombre lo entendía.

La ira nació en el caído que forcejeó en el suelo.

La sangre se esparció cuando la cabeza del hombre explotó y manchó el lugar. En donde estaba la cabeza del anterior cadre, un ángel de cinco alas, ahora estaba un pie descalzo, el tintineo de cadenas sonó cuando la figura levantó su pie una vez más.

―Se suponía que debíamos usarlo más ―Naruto miró el desastre, sacó un pañuelo de su bolsillo antes de taparse la nariz.

Tuviste mil años para jugar con estos tontos, tuve mil años esperando para matar a uno ¿No era tan importante?

―No sinceramente ―Naruto comentó antes de que varios clones aparecieran y empezaran a limpiar todo y organizaran a los guardias― Los dejaré en un bar cercano y con efectos de resaca.

Los clones sacaron a los guardias y empezaron a limpiar.

Naruto miró a Kurama en su cuerpo.

―Realmente pasó mucho tiempo, viejo amigo, veo que recuperaste mi cuerpo en un buen estado.

Mil años para curar es suficiente tiempo, entonces ¿Vamos a descontrolarnos? ―la sonrisa enorme en el rostro de Naruto fue casi de excitación.

Naruto extendió su mano hacia adelante en un saludo hacia su yo controlado por Kurama.

La risa de Kurama estalló antes de apretar la mano de Naruto.

―Bienvenido de vuelta compañero ―en ese momento, Naruto cerró los ojos y el mundo cambió.

Dos pasaron a ser uno, y uno pasó a todo.

Todo que estuvo unido desde el comienzo.

Y que despertó después de una larga siesta.

El Naruto frente al que le faltaba un brazo se quedó estático. Una vez que el total regresó a su forma original, el sobrante no fue necesario.

Crujido.

―Al menos uno lo logró ―la sonrisa de Naruto a Naruto fue sincera.

―No, nosotros lo logramos ―la misma sonrisa de Naruto salió hacia sí mismo.

Antes de que el Naruto frente suyo pudiera decir algo más. El sonido de la cerámica romperse se escuchó antes de que el cuerpo del rubio se pusiera blanco y cayera en un montón de polvo dejando solo el traje que había estado usando.

Naruto miró con una sonrisa triste.

Su yo alguna vez fue uno, un uno fue un todo y un todo era lo que necesitaba.

Siempre el original era el que terminaba en un pedestal cuando las copias estaban destinadas a caer en polvo.

―Descansa, hiciste un buen trabajo, yo, Naruto Uzumaki, estoy agradecido contigo, Naruto Uzumaki.

Escucharte decir eso no aclara nada.

Una risa salió de Naruto aligerando el ambiente.

―No esperaba que fuera el caso, Kurama.

Nunca lo es, ah, como sea, vamos, ni siquiera esto tiene sentido, dejemos este deprimente lugar y recuperemos a tu princesa.

―Eso es lo más importante ahora ―Naruto caminó hasta la ropa que había quedado en el suelo. Le tomó poco vestirse, la única diferencia era que la manga de su brazo derecho ahora estaba colgando.

Caminó hasta el cristal y lo tocó con cuidado.

Dios decidió mandar a un lugar donde nadie podría recuperar el cuerpo de ambos, como un único signo de amabilidad, los "enterró" juntos, pero ahora no importaba.

―Dentro de poco, todo será como debe ser.

Deja de ser críptico y vamos.

Una sonrisa nació en el rostro de Naruto.

Silencio reino por unos instantes.

―…―Kurama se quedó en silencio unos instantes― ¿Estás llorando?

No hubo respuestas, tampoco hubo necesidad de volver a preguntar.

Yo también te extrañe compañero.

Me atrasé casi un mes en actualizar, más de lo normal no voy a mentir, pero bueno aquí está. Pasaron cosas, no creo contestar nada ahora. No sé si tomarme un descanso, llevo actualizando esto de manera mensual desde hace un tiempo, además que quiero hacer otras historias…

Por cierto, la historia está destinada a durar a lo mucho al capitulo 15, por lo cual puede varias entre eso a solo 13 capítulos, como sea espero que la historia este siendo decente.

Saben, me leí libros, no me refiero a "Oh, leíste un articulo sobre tal cosa" me leí mucho sobre la mitología de Mesopotamia, y también investigué sobre cada cosa de "Tiamat" o del porque elegí el nombre de "Azure" o "Azure A. Tia" cosas random que me pasé buscando.

Me sorprende después de investigar el poco escenario que tuvo la Tiamat original en la historia de DxD, digo…prácticamente se planta a Tiamat como un concepto en no solo su leyenda sino en otras…

Como sea, está junto con la historiade "Placer de los pecadores" serán los últimos fics de Naruto que voy a hacer en un buen rato.

Supongo que ya me sobré extendí con los comentarios que nadie lee.

Si tienen alguna pregunta pueden ir a la cuenta que cree de Wattpad "ReydePicas _", con el guion todo junto sin el espacio, pueden poner el comentario que quieran y responderé en el tiempo que tenga disponible. De todos modos.

Muchas gracias a cualquiera que lea la historia o que disfrute lo que escribo, a pesar de ser lo que es, agradezco que exista gente que le guste lo que hago.

Gracias, de verdad.

Normalmente respondería a comentarios, pero lo dejaré un tiempo, por cierto, siempre leo los reviews, es lo que más adoro ver así que espero saber su opinión.

Rey de Picas fuera.