El sonido del agua corriendo era lo bastante fuerte ante el silencio que había en el baño.
Kiba estaba mirando la sangre circular en el lavabo, sangre que había caído de su nariz hasta hace poco.
Saji lo había vuelto a golpear después de haber hablado con Momo durante el descanso, para Kiba, se estaba empezando a cansar de tener que soportar a Saji. Alzando los ojos y viendo su reflejo en el espejo del baño de la academia vio su mirada.
Unos ojos muertos adornaron el espejo por la presencia del rubio.
Kiba podía terminar con Saji cuando se lo propusiera, podía terminar con cualquiera cuando quisiera, pero al final, no se movió, no cuando posiblemente la cosa más aterradora que existe estaría en contra de que se moviese por su cuenta por algo tan trivial e infantil como lo era tratar con los demonios molestos.
Terminando de limpiarse el rostro, Kiba dio un suspiro y vio su cara, los moretones ya se habían ido, por lo cual no debía preocuparse de que alguien viese algún signo de golpe, a pesar de ser lo bajo que era Saji, Kiba sabía que el en términos de resistencia no era lo mejor, después de todo, ¿De qué te sirve resistir cuando nunca te van a golpear? Su velocidad era demencial cuando él quisiera.
Dando unos pasos hacia la salida del baño, Kiba abrió la puerta y vio a una persona parada al lado de la puerta del baño. Los ojos de Kiba se abrieron dejando su estado natural de ojos cerrados.
La sonrisa del joven creció al ver como estaba Xenovia con los brazos cruzados apoyada contra la pared esperándolo.
―No te tomé como alguien que fuera considerada con un demonio ―la sonrisa amable de Kiba hizo que Xenovia se quede mirándolo unos instantes antes de dar un suspiro.
―Hablé con el sabio, me dijo que deje que te golpeen, si quieren moverte te moverás, ¿Por qué dejar que alguien como ese peón te golpee? Eres el demonio más fuerte presente en este lugar, sé que la Gremory no tiene oportunidad, por no mencionar el poseedor del dragón celestial.
―¿Es así? Soy solo un simple sirviente de la casa Gremory no soy alguien para recordar o pensar ―la sonrisa presente en el rostro de Kiba hizo que Xenovia diese un suspiro.
―No te entiendo, haces cosas como estas, luego cosas que parecen que eres lo peor de lo peor…
―No soy lo peor que hay.
―Si tuviera que buscar la definición de un demonio, serías tú ―las palabras de Xenovia hicieron que Kiba parpadease y mirase a la joven, como si se preguntase si lo que decía era coherente.
―¿Crees eso? Me considero bastante servicial ante todos.
―Servicial, sonriente, no te alteras, haces contratos, juegas con las personas con su buena fe ―Xenovia entrecerró los ojos mientras que veía al joven.
―Lo estás pensando de más, soy alguien bastante olvidable.
―Tú y el portador del sabio comparten bastantes similitudes ―Xenovia se dio la vuelta y se puso al lado del Kiba.
―¿Es así?
―Dudo que estén emparentados pero su forma de actuar es bastante parecida. ¿Toujou-san sabe algo de lo que realmente eres?
―Actúas como si me conocieras desde siempre , ¿No nos vimos hace mucho unas semanas? Me sorprende que tengas ya esa impresión de mí.
―Tú espada, tú forma de luchar, todo con respecto a tu lucha, grita limitación, en la pelea contra Kokabiel, otra cosa que noté, fue tu choque de espadas con el ex padre Freed ―Kiba no se dio la vuelta, pero sintió el acero en su cuello.
La espada de Xenovia estaba en su cuello. El joven alzó las manos en signo de rendición antes de mirar a su alrededor.
No había nadie.
―¿Qué relación tienes con él? Sabías del actuar de él, su forma de lucha, su pelea, fue una práctica entre ustedes, sé que tuviste un pasado con la iglesia, ¿Está Freed relacionado con eso? ―la pregunta de Xenovia hizo que Kiba alce una ceja ante aquella mención.
El rubio dio un suspiro antes de darse la vuelta lentamente, quedando cara a cara con la joven de cabello azul y mechón verde. Xenovia no lo vio, no pudo seguir con sus ojos como el joven frente suyo se movió, fue instantáneo, como ya no estaba con su espada en el cuello de Kiba, sino ahora ella estaba de rodillas, Kiba tenía su pie en su hombro y la espada sacra en mano.
El chisporrotear con el olor a carne quemada empezó a llenar el lugar.
―¿No es más fácil crear una espada que quemarte? Es obvio que la espada te está rechazando ―Xenovia habló con calma.
―Quizá, pero, ¿Por qué no intentar usarla? Tengo una espada sacro demoniaca, no es como si esto estuviera tan fuera de la liga ―el comentario de Kiba fue seguida del sonido de la espada cayendo al suelo― Oh, era de esperar ―la mano de Kiba estaba temblando, la quemadura estaba bastante extendida en la palma y dedos.
Xenovia guardó silencio, no dijo nada ante el actuar del joven. Solo vio como sacó un pañuelo de su bolsillo y se cubrió la mano. Todo el actuar Kiba hasta ahora fue elegante, su voz elocuente y buen actuar, de lo que estuvo en la academia, pudo sacar del porque era llamado "príncipe" en Kuoh.
Una pena que la realidad era que no era nada más que un príncipe demonio.
―Fue un placer hablar contigo Xenovia-san, el director quiere hablar contigo a fin de clases ―la voz calmada de Kiba dando el mensaje fue escuchada ya de fondo por el caminar del rubio.
Xenovia se quedó quieta viendo la espalda del joven.
¿Qué pasaba con las personas con las que se relacionaba Naruto?
…
―Es bueno verlo, director ―la voz de Rias fue educada cuando se sentó frente al escritorio del rubio. Naruto miró con tranquilidad a la joven de cabello rojo antes de sonreír.
―También es el placer verte, Gremory-san, ¿Qué tal fue todo con tus siervos? Supe que tuvieron problemas con Kokabiel―Rias guardó silencio unos instantes antes de volver a contestar con cortesía.
―No es algo que deba involucrarse alguien que no presentó ni la más mínima ayuda, la ciudad estaba por colapsar y usted se sentó en su oficina como si fuese un día más, esto solo afianza que su estado como dueño de la ciudad es algo lo cual no tiene sustento ―Rias habló con fuerza. Más solo se enojó cuando vio como la sonrisa del hombre creció.
Dando una segunda mirada al hombre, Rias entrecerró los ojos. Parecía más alto, más musculoso, su pelo estaba algo más corto de lo normal, indicando que se lo había cortado ayer, lo cual era raro, siendo que ella sabía que el hombre se había cortado hasta hace poco el cabello.
―¿Quizá? No importa, sigo siendo el dueño, y no hay mucho que puedas hacer en dispuestas con los demonios, si quieres pedirle a alguien que cambie de dueño, puedes enviar una carta a la Diosa Kaguya si quieres ―Rias se quedó callada ante la mención de ese nombre.
Naruto sonrió al ver el rostro de la joven, era obvio que iba a pensar que él no aportó nada, ni siquiera una barrera para proteger el lugar, pero no es cómo funcionaba aquello, él si puso una barrera alrededor.
Solo que era para ayudar a Kokabiel con su invasión.
―No creo que eso sea todo por lo cual viniste a mi oficina, sé lo mucho que adoras mi presencia después de todo ―la sonrisa del rubio hizo que Rias sintiera como como los nervios se le subían por el cuello.
Aquel bastardo le estaba sacando de quicio.
―Quiero pagar por la libertad de los miembros de Sona ―la voz de Rias sonó más calmada. Naruto alzó una ceja ante aquellas palabras, no esperó que pidiera por la libertad de una casa contraria.
Siendo que Rias misma tenía dos miembros de su nobleza que estaban bajo su mando.
Curioso, ¿Quizá la pelirroja pensaba que ya estaban seguros de alguna forma?
Interesante.
―¿Entonces quieres pagar la deuda de Serafall? Porque la deuda de Sona se anexó a la de Serafall ―Rias parpadeó cuando escuchó eso.
¿Cómo demonios Sona dejó que algo como eso terminara anexado con la deuda de unos de los reyes demonios?
Dando un suspiro Rias recordó con quien trataba, el que era más demonio que los mismos demonios en cuanto a tratos, de verdad, Naruto Uzumaki era aterrador. La joven estaba por levantarse y retirarse ante aquello, era un caso perdido pagar la deuda de Serafall, algo como eso no era posible de cubrir incluso si todos los nobles con poder se reunieran, pero antes de irse Rias vio algo que le llamó la atención.
La mano derecha del rubio estaba cubierta por un guante negro que contrastaba bastante con su camisa color naranja y corbata negra.
―¿Tuvo algún accidente últimamente? ―la pregunta de Rias fue con curiosidad, parecía algo que era conocido por la joven.
Recuperación con magia. Había un par de efectos secundarios cuando se llegaba a ese punto, el aumento de altura, el cabello y el musculo podrían ser eso.
Ahora que recordaba Rias, había una información, no muy fiable, pero que existía.
Que el director se estaba muriendo.
―No, simplemente estuve algo más cansado de lo usual por si estoy algo más pálido, penosamente, no es tan sorprendente lo de mi mano, no lo consideraría un accidente, pero ahí está, soy algo frágil después de todo, soy humano ―la sonrisa del rubio creció cuando notó como Rias parecía ganar confianza.
―Si es así, espero que se recupere pronto, director.
…
―Te ves demasiado preocupada, ¿Sucede algo? ―Naruto caminó hasta estar frente a Azure, la verdadera Tiamat.
Ambos estaban parados frente a un tubo donde estaba el cuerpo de la antigua emperatriz dragón, frente a ambos, el cuerpo desnudo de la mujer estaba presente, un líquido rojo traslucido estaba en el interior del tubo enorme donde el cuerpo de la mujer flotaba.
―Otra cicatriz más ―llevando una mano a su cuello, Tiamat tocó el lugar que había estado viendo.
Lo que parecía haber sido una costura que iba de lado a lado en su cuello.
Naruto se quedó quieto, él sabía del pensar de la mujer, como era su actuar ante su cuerpo que a sus ojos estaba "roto" por tantas cicatrices que bañan el cuerpo de la mujer.
―Algo como eso nunca va a quitar lo hermosa que eres ―unas palabras cursis, muy fuera de su yo normal. Pero eran palabras las cuales quería decir, las que deseaba decir desde un principio ante el rostro que mostraba tanta preocupación.
―Un cadáver debería quedarse donde está ―la voz de la mujer fue casi un susurro. Levantando la mano, la mujer tocó el cristal del tubo. El color rojo que brillaba en el lugar bañó el rostro de la mujer.
Unas manos se posaron en los hombros de la mujer de cabello cian, un sobre salto llegó ante el contacto. Naruto no sabía que decir…
Había pasado tanto tiempo y, aun así, seguía siendo el mismo tonto, quizá cambió en su modo de pensar en algunos puntos, pero al final, seguía siendo el mismo idiota.
Un idiota que no toleraba ver como la mujer frente suyo se carcomía.
―No te preocupes de las cicatrices, no quedará ninguna, es por esto que aplazamos más el hecho de que pases a tu cuerpo original, a diferencia mía, tú situación no era urgente ―el rubio dio una ligera risa intentando aclarar el ambiente pesado.
Una pequeña sonrisa creció en el rostro de Azure.
―Cuando los dioses dividieron mi cuerpo, el daño en ese entonces, fue algo lo cual nunca se pudo reparar, cualquier poder, cualquier signo de poderío o supremacía que me coronaba fue carcomido para crear a los humanos, es curioso, como cada historia humana tiene una historia de creación distinta, los Dioses realmente se divirtieron cuando crearon cada humano.
Naruto se quedó en silencio ante las palabras sin humor de la mujer.
―¿Está bien que siga existiendo? Van dos veces en que los otros dioses quieren que muera, que deje de existir…―el silencio vino de la mujer antes de recibir un abrazo por la espalda― ¿Está bien para mi seguir viviendo?
…
Los pasos de Naruto al salir de la habitación después de haber dejado a Azure fueron tranquilos, casi en silencio. El rubio bajó las escaleras hasta ir a la sala.
Kaguya estaba allí, florando con un libro en el aire. Botas y pantalones ajustados, un suéter negro y un abrigo blanco eran vestidos por la mujer en el aire.
―¿Problemas? Tú cara dice que la pasaste mal ―la voz de Kaguya fue tranquila mientras que veía al rubio que daba un suspiro.
―Ella se está dejando llevar, no quiere reencarnar, pero a la vez sí, lo hace por todo lo que hice, piensa que sería mal agradecido o demasiado autocomplaciente de su parte el solo seguir un pensamiento tan egoísta ―Naruto llevó su mano izquierda a su frente y se masajeó.
Le estaba dando un dolor de cabeza todo esto.
―Conejo, ¿Problemas para estar tranquila? ―la voz de Kurama llegó de fondo.
Kaguya alzó una ceja ante aquello.
―¿Tranquila?
―Ignóralo, solo quiere tener una reacción de ti ―la voz de Naruto sonó cansada antes de dar un suspiro.
Dejándose caer en la cama el hombre cerró los ojos y dio un suspiro profundo.
―Tanto para llegar a esto…realmente estaré bastante decepcionado si es que las cosas siguen el curso actual ―Naruto llevó una mano a su frente y se tapó los ojos antes de volver a bajar la mano.
La luz que daba a la cara del rubio se vio reducida cuando algo tapó todo frente a él. Naruto abrió los ojos y vio a Kaguya que estaba volando sobre él.
―Te ves patético con esa expresión ―la voz de la mujer fue tranquila, su semblante en blanco, pero unos ojos que señalaban preocupación.
Ya no estaba la mirada muerta de una Diosa inerte.
―No sé qué esperabas desde un principio, el que no pudieras ver lo patético que era desde un principio no significa que no lo sea.
―¿Sigues con la auto complacencia? Pensé que pasaste por eso, mi error el pensar que después de tanto tiempo algo iba a cambiar en tú cabeza hueca ―Naruto sonrió ante la voz de la mujer.
Dejando de volar Kaguya se recostó al lado de Naruto en la cama, ella estaba mirando el techo al igual que el rubio ahora.
―Es bastante deprimente el cómo se terminó así, ¿has pensado en lo que quieres hacer? ―la voz de Kaguya fue tranquila. La mujer cerró los ojos y se volteó para acurrucarse al lado del rubio.
―Esto es absurdamente raro, no sé qué hicieron en los últimos mil años, pero esto está más allá de mi pensar ―la voz de Kurama sonó en la cabeza del rubio ante la acción de la antigua Diosa.
Una sonrisa creció en el rostro de Naruto.
Estaban los tres juntos, los últimos remanentes de un mundo podrido como lo fue el suyo, un mundo que probablemente encontró su fin a manos de las personas que predicaron abiertamente el que tenían la razón.
La mano izquierda del rubio, que estaba debajo de la mujer, se movió y la trajo más cerca, dando un abrazo, el rubio se acurrucó y puso se cabeza en el pecho de la mujer, como escondiéndose de todo.
―¿Tanto poder y vienes a dar tal presentación? ―Kaguya abrió un ojo y miró al rubio que ahora estaba con los ojos cerrados y apoyado en su pecho.
―Puedo terminar esto, destruir este mundo, todo, ¿Pero de qué sirve eso? Lo sabes mejor que nadie, el poder no es solo para el uso de una acción mínima ―Naruto se acurrucó más.
Kaguya no comprendió el pensar del hombre, incluso después de hablar con cada usuario e interactuar con el rubio por mil años.
Ella aún no entendía porque le costaba tanto hacer las cosas. Quizá ella pudiera llamarlo débil, al menos en torno a su mentalidad de no querer matar más, pero, ella misma estaba agradecida con ese pensar del hombre, después de todo, él pudo haberla destruido antes.
Las manos de Kaguya subieron a las mejillas del hombre y acariciaron lentamente la cara de este. Naruto parecía relajarse, el toque de la diosa, de la única que se supone que debía de temer por el potencial ilimitado que tenía un Ootsusuki…
No podía importarle menos.
Aquel tacto, aquel pequeño signo, el abrazo siguiente después de acariciar su rostro. Naruto solo pudo sentir un calor pasar por su pecho ante aquello.
Estaba disfrutando del tacto de la mujer, de la forma tosca y tonta de consolar que mostraba la Diosa.
Al final.
Naruto nunca supo porque se sintió tan bien aquel tacto.
…
Mittlet estaba viendo desde la azotea el patio. Las cosas se estaban moviendo más que antes en la academia, ahora con todo lo que generó Kokabiel, su estatus de "embajadora" no fue algo lo cual se veía con los mejores ojos, no por los demonios de la zona.
―Es curioso que estes aquí ―Mittlet se dio la vuelta y vio a alguien caminar hasta estar a su lado.
Azure estaba sonriendo con tranquilad al momento en que vio a la joven le dedicó una sonrisa de duda.
―Solo estaba pensando un poco ―la voz de Mittelt fue ahora en un tono neutro. Girando el cuello y viendo hacia el patio, ella lo vio, a Issei ahora siendo tomado de la mano por Gremory y…Akeno…
Si bien Naruto le había prometido una interferencia por el actuar del medio ángel caído, aún no había pasado nada. La ansiedad empezaba a caer en la cabeza de Mittlet, los pensamientos de preocupación y desesperación llegaban sin descanso.
¿Por qué no hacer algo?
Su razonamiento lógico le decía que el rubio estaba esperando, esperando el momento adecuado, el hombre había esperado más de mil años por esto, pero ahora…
Ella sentía que no podría aguantar más tiempo.
―No es bueno que una niña linda ponga un rostro tan aterrador ―la mano de Azure se posó en la cabeza de Mittlet revolviéndole el cabello.
La joven quería protestar, pero ella sabía algo, podía levantarle la voz a cualquier, menos a ella, posiblemente cualquier signo en contra la antigua Tiamat sería visto como pedir que el sabio viniese a matar.
El sonido de pasos llegó a los oídos de Tiamat, ella escuchó y sintió la presencia de alguien entrar. La mujer no se inmutó, eran los pequeños demonios al final y al cabo, quizá no pudiera acceder al poder que podía tener en aquel cuerpo roto que era suyo, pero…
Ella no fue un ser primordial para terminar siendo manejada por unos cuantos demonios.
―Con permiso ―la voz detrás de la puerta de la azotea sonó cuando Mittlet recién se giró y lo vio.
Sona junto con Tsubaki entraron y vieron alrededor por más personas.
Sona asintió antes de pasar por completo y ser seguida por Tsubaki, la cual cerró la puerta detrás de sí misma.
―Es bueno encontrarla aquí señorita A. Tia ―la voz de Sona fue tranquila mientras que miró a la mujer de cabello azul pálido y mirada amable.
―Oh, eres la pequeña Shitori-san ¿No?, es bueno verla presidenta del consejo ―la actitud amable y tranquila de la mujer hizo que Sona se quede quieta un instante antes de asentir para sí misma.
¿Entonces ella no estaba al tanto de lo sobre natural? Sona quitó ese pensamiento de su cabeza, ella no pensaba que no supiera nada.
―De hecho, pero preferiría que no me llamase "pequeña" en torno a un referente ―si bien Sona sonó tranquila, internamente se sintió ofendido ante aquellas palabras.
Mittlet miró en silencio todo. Ella sabía que Naruto estaba viendo esto, no había necesidad de preocuparse por esto, después de todo, el rubio lo veía todo en esta academia, si bien tenía sus puntos ciegos.
Ella no pensaba que dejaría alguno por donde la emperatriz pasase.
―Oh, mis disculpas, suelo tratar mucho con niños, me es bastante familiar el llamarlos así ―la sonrisa de la mujer solo creció. Ahora Sona solo estaba viendo algo lo cual era lo más evidente de la mujer.
Era como ver a un niño inocente que estaba feliz con todos.
Sobreprotegida, eso fue lo que Sona pudo decir por Azure, el rubio debió haberla sobreprotegido de todo en su infancia para que termine de esta forma.
Pero no era lo cual importaba, el potencial que tenía la mujer era absurdo, a tal punto que no había forma de medirlo.
No era un sacred gear, pero algo estaba más, ¿Una reencarnación quizá?
―Sería bueno si dejase este lugar, Uzumaki-san ―a Mittlet le tomó un par de segundos el realizar que fue a ella quien le dirigió la palabra Sona.
Ella había olvidado que había adoptado el apellido del sabio para que todo fuese más sencillo, pero la cantidad de veces que fue llamada así era bastante escasa que nunca se acostumbró.
―Creo que estaré bien estando aquí ―la voz de Mittlet fue tranquila. Sona levantó una ceja ante la negación del caído, pero no dijo nada más.
―Bien, seré franca con usted, señorita A. Tia ―Sona caminó hasta ponerse frente a la mujer― ¿Cree en lo sobre natural?
Los parpados de Mittlet se abrieron y cerraron con rápides ante aquella pregunta. Miró el rostro de Azure y no vio ninguna reacción, ningún cambio de expresión o algo parecido que la delatase.
Solo una cara de inocente confusión que daba a señalar que no entendía las palabras de Sona.
Mittlet sudó un poco ante la expresión tan bien cuidado de la dragona.
Ella era más de lo que parecía entonces…
―¿Sobre natural? ¿Hombres lobo y vampiros? ―la pregunta llena de confusión hizo que Sona diese un suspiro.
―Se puede decir, sí, pero estoy hablando ahora un poco más específico, ¿Ha leído la biblia? ―la pregunta de Sona hizo que Azure la mirase por unos instantes antes de asentir en visible confusión.
Sona dio un suspiro.
Esto iba a ser más complicado de lo que esperó, no pensó que la mujer sería tan ignorante en esto.
―Todo lo relacionado a Dios, lo ángeles y demonios, supongo que lo conoce entonces ―Sona asintió con la cabeza al ver la confirmación de la mujer de pelo celeste― Eso es bueno, porque entonces sabes lo que son los demonios, bien, tienes a un demonio frente tuyo ahora.
Las alas de Tsubaki y Sona se abrieron en par ante la última mención de eso. Los ojos de Azure se abrieron ante aquello, Sona pudo decir que fue sorpresa ante aquello.
Internamente Tiamat se estaba riendo un poco de la inocencia de los jóvenes demonios.
…
Issei se sintió raro. Desde hace un par de días su cabeza estaba dando algunas vueltas y sentía que su cuerpo cada vez estaba más…
Fuerte.
El castaño cerró los ojos y se concentró, Ddraig había estado callado, últimamente no había hablado mucho con el dragón. Issei se levantó de su cama y caminó hasta el baño, si bien había estado entrando, el cambio que notó cuando abrió los ojos y se miró al espejo fue raro.
Su cuerpo estaba mucho más definido, la parte baja de sus pantalones para dormir…¿No le quedaba algo pequeña su ropa?
Issei miró sus manos, ¿De dónde habían venido esas cicatrices? El castaño acercó su rostro al espejo y se miró en este, no solo eran sus manos, su torso y había una pequeña cicatriz que pasaba de manera horizontal en el puente de su nariz.
Con sus dedos, el castaño recorrió la marca y notó algo al mirarse fijamente al espejo.
¿Su vista no estaba algo empeñada?
…
―Entonces, ¿Sucede algo? Issei-kun ―la voz de Rias sonó como siempre amigable, tan agradable como siempre. El castaño sonrió y miró a la joven de cabello rojo. Rias miró al castaño y notó algo que no había hecho hasta ahora, a pesar de haber dormido al lado de Issei, ahora recién notaba el pequeño cambio.
¿No era algo más alto? Además…Rias entrecerró lo ojos y notó algo más raro. La sonrisa de Issei no fue con lujuria, emoción o algo parecido como siempre, nada, fue una sonrisa cortes, educada.
―Issei-san, ¿Puede venir un momento? ―Asia llamó a Issei que sonrió y caminó hasta la antigua monja.
Rias miró en silencio a Issei, había sido…¿Cuánto? Dos días, ahora que ella lo pensaba en que el rubio había empezado a actuar algo distinto, las acciones que mostraba, la forma de caminar, su mirar, su semblante, su actuar más cortes…
Era como ver a un noble.
―Ah, lo siento Asia-chan, pero no puedo leer lo que dice aquí ―la voz de Issei sonó nerviosa, el castaño se llevó una mano a su nuca y se rascó con nerviosismo. La joven monja le había puesto algunos papeles con la tarea que ella necesitaba ayuda, pero ¿Issei no podía leerlo?
―¿Qué te parece si pasamos por unos lentes después de clases? Además de que hay cosas que necesitamos hacer ―Rias habló con tranquilidad caminando hasta Issei y Asia, la joven abrazó a Issei y este sonrió ante el tacto.
Más no fue una sonrisa con lujuria como de costumbre.
…
―Odín está en la ciudad ―la voz de Grayfia sonó tranquila al reportar aquello a Naruto.
El rubio asintió con la cabeza ante la mención de aquello. Mirando una vez más a la mujer de cabello plata, Naruto sonrió ante la vista de está con ropa casual una vez más. Era bueno ver como Grayfia estaba tranquila una vez más.
Ambos estaban en la oficina del rubio, ahora que estaba llegando el momento de la reunión de las facciones, era también le momento en el cual debía centrarse en hacer lo que tenía en mente junto con Kaguya.
No es como que ellos quisieran sembrar caos, tampoco eran seres los cuales tuvieron un rencor en especial.
Simplemente eran dos personas que no podía olvidar.
No, Naruto no podía olvidar las cosas y dejarlas pasar.
No como antes, no como siempre lo hizo a lo largo de su vida.
¿Cuánto tiempo había pasado ya? Los días en Konoha sonaban realmente lejanos ahora cuando se miraba hacia atrás.
―Odín probablemente nos dará vía libre, solo evitemos tocar a su acompañante ―La voz de Grayfia fue plana al momento de mencionar aquello. Naruto asintió con la cabeza ante aquella mención. Una de las facciones que le bastante libertad fue la de los nórdicos.
Uno de sus portadores terminó en esa facción hace un tiempo, de ahí el cómo se profundizó en magia nórdica, para Naruto, el tipo de magia más fuerte por su forma de emplear la energía.
Odín era un paranoico absoluto, pero cuando se trataba de estar de su parte era un buen aliado al final, probablemente la única persona que inclusive con su fuerza restaurada a la cual pensaría en enfrentar, sería a Odín, quizá no fuese fuerte a su punto, pero en cuanto a lo que podía hacer el dios paranoico, era mucho más peligroso en torno a lo que podía hacer. Odín al igual que Azazel quizá no fuesen los más fuertes, pero siempre buscaban una forma de evitar los problemas mayores.
―¿Quién lo acompaña? ―Naruto levantó los ojos y miró a Grayfia. La mujer ahora estaba acostaba en el sofá, estirando las piernas la mujer dejó escapar un jadeo ante la acción de estirarse.
Naruto sonrió ante la vista de la mujer cerrando los ojos y mirando como se acomodaba en el sofá, era evidente viendo el rostro de la mujer que no había dormido apropiadamente otra vez.
―¿Sucede algo? ―la voz calmada de Grayfia sonó. El rubio sonrió ante la reacción ahora mucho más relajada de la mujer.
―Nada, solo te estoy admirando un poco ―la forma de hablar del rubio fue suave, casi un susurro, como si dudase si estaba bien lo que estaba diciendo. El rubio subió su mano a su boca y se tapó un poco el rostro. No es que se avergonzase como tal, pero ahora que estaba como era desde un principio. Su cuerpo…
Todo se sintió tan irreal…
―Pensar que después de mil años y ahora te interesa con la cabeza de abajo ese demonio ―la voz de Kurama interrumpió el pensar del rubio. Naruto se quedó quieto en su lugar. Miró hacia algún lado esperando ver al zorro que solo se reía a dentro suyo.
―¿Está bien? ―la voz de Grayfia sonó algo preocupada en ese punto― Mencionaste que podría haber alguna secuela por haber dejado tú cuerpo todo este tiempo…pasar de portador en portador, de persona a persona, como una mera herramienta ―la voz de Grayfia fue tornándose más y más vacía conforme hablaba.
―Grayfia…―Naruto extendió la mano acorde caminaba hasta la mujer― Nadie es una herramienta.
―¿Incluso yo?
Eso fue un golpe para todo lo que Naruto tuvo en mente. Levantando la mano que iba a dirección de la cabeza de la mujer, él lo vio.
Un rostro arrugado por el intento de retener el llanto.
Herramienta.
Él más que nadie podía saber lo que significaba pasar a ser eso.
¿Cuántas veces el rubio rezó e imploró a cualquier cosa que le quitasen todo poder y le dejaran como un simple humano más?
Una vida normal, una vida la cual podía vivir con las personas las cuales amaba, todo de acuerdo a su felicidad y de los demás.
Sin guerras, sin nada más que una sonrisa en el rostro de todos.
Una sonrisa que añoró tanto que Grayfia pudiera tener en un su rostro.
Deprimente, a tal punto en el cual pensó que la mujer solo era un reflejo de aquella persona que buscaba libertad hace mil años.
Grayfia había muerto el día de la caída de la ciudadela. Solo quedó una sirvienta la cual tenía una vista limitada y ojos vendados para completar y terminar la ceguera que el mundo le había dado.
Grayfia se sentó y el rubio no dudó en darle un abrazo. Fue deprimente por no decir menos el cómo el rubio casi quiso llorar.
¿Por qué le habían dado tantas emociones si iba a sufrir tanto?
Su humanidad fue lo que le permitió seguir hasta hoy día. Hubo un tiempo en el cual pensó que lo mejor sería ser solo un sacred gear al mando de alguien, esperando hasta el fin de los tiempo y quedando como un objeto a la deriva.
Un destino apropiado para alguien tan asqueroso como lo era él, alguien que masacró el clan de los Ootsusuki, incluido a niños, todo en busca de la "liberación" de aquella raza. ¿Quizá fue una muerte por piedad? No lo sabría, no quería saberlo, no necesitaba saberlo.
Solo deseaba poder ser feliz en aquel mundo.
Grayfia estaba dando arcadas por el llanto. Era curioso, como la llamada "Reina de hielo" era alguien tan emocional si es que uno la llegase a conocer. No se parecía nada la estereotipo de mujer fría porque sí.
Quizá en otro mundo, con otras circunstancias, con otras personas, ella hubiera sido más estable, menos emocional, más tranquila.
Pero ahora solo quedaba un retazo de cordura remanente en la mente de la mujer.
―Está bien, siempre que seas feliz, que sientas algo, que disfrutes algo, estará bien ―Naruto sintió como los brazo de la mujer rodearon su cuello y Grayfia presionó su cuerpo con más fuerza contra el suyo.
―Siempre escucho lo mismo, dices que está bien, pero también consideras esto como malo…no somos ni de asomo algo parecido a héroes en una historia, no en esta historia ―la voz de la mujer sonó algo quebrada.
Naruto no sabía cómo es que la mujer podía estar tan tranquila…pero ante la estadía a su lado se quebraba tan fácil como ahora. En parte le gustaba.
Era una faceta que solo él podía ver, que solo él tenía derecho de ver.
Kurama estuvo en silencio, pero sintió algo que no esperaba sentir de pare del rubio. Al principio fue con la dragona los primeros día en aquel mundo, pero ahora con el demonio frene a él, Naruto estaba desarrollando algo lo cual empezaba a preocupar al kyubi.
Obsesión.
Una obsesión que había mantenido al rubio por mil años, una obsesión que estaba empezando a rayar lo sano.
Kurama no era idiota, había visto el horario tanto de Tiamat como de Grayfia.
En un principio la libertad en torno a Grayfia era un poco más alta, no, no es que fuese libertad como tal siendo que el hombre no la reprimía para que esté en un solo lugar.
Ahora Grayfia había tenido un ajuste en su contrato, Kurama no lo supo bien, ¿Fue cuando el rubio habló y se burló una vez más de Grayfia de haber pasado una noche con su esposo? No le importó, gradualmente, Kurama observó como las horas de Grayfia al mundo demonio se iban reduciendo, ahora estaba este punto.
Donde prácticamente la mujer pertenecía más al rubio que su propio esposo.
Una sonrisa enorme se extendió en el rostro de Kurama. Naruto no había cambiado, pero decir que era igual que antes era incorrecto.
El rubio no cambió porque antes buscaba dos cosas las cuales el zorro siempre vio.
Reconocimiento y una familia. En su tiempo, Kurama recordó como el rubio actuó de manera tranquila, humilde por no decir menos en torno a su obsesión. Hinata fue la primera persona en estar con el rubio. El zorro lo sabía.
Naruto no es que amase a la mujer. Naruto amó el hecho de que la mujer le prestó atención y entonces llegó la aceptación y la obsesión de no dejarla como tal.
Fue bastante bueno el hecho de que Hinata hubiera estado tan enamorada del rubio, no es que Naruto hubiera hecho algo malo, Kurama lo conocía mejor que nadie, sabía el control que tenía el rubio con su actuar.
Pero también sabía cómo funcionaba de verdad su pensar. Un hombre reprimido en la obsesión de unas cosas que tuvo que sacrificarse porque él mismo se llamaba como que el único capaz de completar aquella acción, Kurama podía decirlo, la sinceridad y la caridad del rubio eran reales, tanto como su forma honesta de preocupación por otros, no albergaba odio en sí el hombre.
Porque su cabeza estaba en otro lugar. El accionar de Naruto estaba en el lugar correcto, sí, pero su mente nunca lo fue, siempre quiso algo.
Codicioso, el hombre era realmente codicioso, aquello lo enmascaraba con una mentira que él mismo se creía.
Altruismo y voluntarismo.
La primera vez que Kurama entendió el pensar del rubio fue cuando empezó a perseguir a Sasuke por el hecho de ser un "Amigo" no es que Naruto no pudiese tener otro amigo.
Era el hecho de que él necesitaba a ese amigo.
Volviendo a la realidad, Kurama vio como el rubio abrazaba con fuerza por no decir casi desesperación a la demonio de cabello plateado. Esto era algo lo cual podía ver en Tiamat.
Pero el punto culmine era cuando Naruto estaba alrededor de Kaguya.
Kurama lo recordaba de hace tantos años y ahora que lo vio en la era actual…solo pudo preguntarse cómo es que el hombre no había encerrado a la última Ootsusuki en algún lugar y se quedase contemplándola todo el día.
¿Eran por ser del "mismo mundo? Podría ser, Naruto estaba mucho más que "interesado" en la Ootsusuki. Siempre fue así, como Naruto se quedaba viéndola, casi esperando hacer algo o que la mujer hiciera algo.
¿Paranoia que pasó a una compresión de ella y esa comprensión que pasó a una obsesión casi absoluta?
Naruto jamás lo demostró, incluso ahora, nunca mostró algún signo de cambie en su rostro ante la antigua diosa, nadie más que el zorro lo sabía.
Y tampoco es como si fuese de su importancia en donde el rubio quería meter su cosa.
―Está bien ahora, todo va a estar bien ―la mano del rubio subió hasta la nuca la mujer, acercándola más a su cuerpo. Las cámaras de la heredera Sitri habían sido removidas, y no había nada que pudiese ver lo que pasaba ahora.
Grayfia se separó un poco y se quedó frente a frente con el rubio. Ambos estaban viéndose de frente, el rostro a escasos centímetros uno del otro. La duda se generó en el rubio. ¿Era lo que quería?
Decir que no sería una mentira. Durante todo este tiempo, él la estuvo viendo desde lejos, era por eso que tenía ya un contrato listo con la mujer.
Siempre estuvo viéndola, a lo lejos, no importase la era, el momento, el lugar.
El rostro de la sirvienta era el único rostro que podía ver durante tanto tiempo como lo había hecho. Con Kaguya tuvo sus limitaciones, Tiamat, la reina dragón del caos, por al menos los primeros quinientos años no dejó que se acercara.
Inconsciente e ignorante de todo lo que sucedió. Pudo hablar con Grayfia en alguna ocasión.
Fue divertido el recuerdo del rubio, ¿Era aquel el siglo dieciocho? Uno de sus portadores había donado su ser a cambio de salvar a su familia. El rubio había visto a la mujer entrar en aquel castillo, probablemente había sido por un contrato en aquel tiempo. Él rubio era un médico en ese momento, o, mejor dicho, su portador lo fue.
Aquel encuentro con la sirvienta en el castillo hizo que la fe que siempre le tuvo se quedase, al final, Grayfia era una buena persona, que fue obligada a ser como era por culpa de lo que la rodeó.
Los demonios.
Kaguya había sido la única sobreviviente de su clan y parecía que las cosas iban a mejor.
¿No sería lo mejor hacer lo mismo con los demonios?
Ya no importaba ahora, no tenía por qué contenerse, no después de esto, había pasado los últimos mil años mirando desde lejos por no poseer su cuerpo. No importase que tanto quisiera estar con alguna de ellas o quisiera recibir algún tipo de consuelo de las que realmente importaron en su vida.
No iba a mancillarlas con un cuerpo hibrido quimera como fue que lo tuvo por tanos años.
El contacto entre los labios de ambos se dio. Naruto empujó a Grayfia, la mujer desvió la mirada antes de cerrar los ojos. Había algo lo cual Naruto vio en la mirada de la mujer cuando recibió el beso a buena voluntad.
Duda.
¿Ella estaba pensando en Sirzech?
Grayfia podía sentir como las manos del rubio empezaban a recorrer parte de sus hombros. Ella se sintió bien, el tacto cálido le hacía sentir como si todo estuviese bien, pero una parte de su mente le gritaba que estaba mal, ¿Era aquello por apegarse a Sirzech por tanto tiempo?
La duda se sembró, la mujer intentó mover las manos para separar al rubio, pero su cuerpo rechazó la orden, solo se dejó guiar.
Ambos estaban en el sofá de la oficina de la academia.
¿Qué era esa situación?
―¿Te incomoda el lugar?, probablemente lo hiciste con Sirzech en su oficina más de una vez ―la voz de Naruto sonó amigable como siempre, tan despreocupada, con afecto como siempre, pero había algo lo cual Grayfia estaba sintiendo en la voz del rubio, lo cual no podía identificar como era tal cual, ¿Fue aquella molestia?
Posiblemente sería la primera vez que escuchaba aquel tono de parte del rubio, no era evidente como tal, pero tampoco era lo cual se podía dejar pasar, no cuando Naruto jamás le habló de una forma que no fuera amable o con tranquilidad total.
―Yo…―Grayfia no pudo responder, un beso que ella correspondió al instante fue dado, la mano del rubio subió y abrió la camisa de la mujer en la parte superior, haciendo que cayese a los lados del hombro, dejando a la vista el pecho de la mujer solo resguardado por su sostén.
Grayfia se quedó quieto, abrió la boca para argumentar algo, pero las palabras no salieron, esto no era como Sirzech, no es que el hombre fuese malo, todo lo contrario, el satán carmesí era todo menos impotente abajo, pero había algo que siempre faltó.
Aquella calidez que se generaba en ella ante el contacto, las manos del rubio recorriendo su piel blanca suave, casi como si se derritiese ante el contacto.
Naruto parecía que estaba más que feliz de la acción que tomó la mujer a la hora de desabrochar el sostén.
Naruto mordió el cuello de la mujer. Otro gemido salió de la mujer que ahora estaba abrazándolo y rodeándolo con las piernas.
Poco a poco ambos se perdieron el uno con el otro.
Y el pecado nació.
…
―Te ves especialmente espaciado el día de hoy ―Freed alzó la mirada y vio a la persona que caminó hasta estar frente suyo.
Kiba caminó y se sentó al lado del antiguo sacerdote. Este estaba en sentado en las escaleras de uno de los parques. El hombre estaba fumando, tenía el cabello atado y una mirada que daba a entender que no estaba presentado atención a nada de su alrededor.
―¿Por qué crees que Dios nos da algo para luego quitárnoslo? ―el hombre tiró el cigarrillo al suelo cuando los pasos con cautela de Koneko se dieron hasta ellos.
―No lo sé, Dios no me ayudó mucho, bueno, al menos sus seguidores solo me causaron problemas ―la sonrisa de Kiba no flaqueó― ¿Hoy es el ¨cumpleaños¨ Kalawarner?
A Freed ni siquiera le importó decir algo más, solo se quedó quiero, llevó su mano hasta el bolsillo en el pecho de su camisa. Miró a Koneko unos instantes antes de bajar el brazo.
A veces el deseaba nunca volver a estar cuerdo.
Las cosas eran más fáciles cuando solo necesitaba cortar a cualquiera.
―Es raro que te encuentres en esta zona de la ciudad, supongo que este parque es donde murió, ¿No? ―la pregunta de Kiba hizo que la sonrisa de Freed volviese.
―Lo es, parece que lo olvidaste, no eres tan diferente de mí después de todo ―ambos hombres se sonrieron antes de estallar en carcajadas. La de Kiba más moderada y la de Freed una frenética.
Koneko frunció el ceño ante aquello, ella no entendió que era lo que fue tan gracioso que causó que ambos se rieran. Además, el hecho de que se entendieran también…Koneko lo sabía, por mucho que quisiera mucho a Kiba, que el joven rubio tenía cierta tendencias…psicópatas que estaban dando a florecer cada vez más.
―El sabio parece que te reformó bien, ¿Te arrepientes de eso? ―la pregunta de Kiba hizo que Freed se quedase quieto unos instantes antes mirar a otro lado.
―Era mejor estar en la ignorancia, no es que me importen las personas, pero posiblemente de las pocas personas que realmente me interesaron ahora está muerta, ah, la bendición de Dios no duró mucho, después de todo, ¿Qué placer más grande hay para un sacerdote que el poder tirarse un ángel?
La enorme sonrisa del hombre hizo que Koneko diera un paso atrás por eso, instintivamente se quedó detrás de Kiba y miró el rostro de su compañero.
El horror llegó a Koneko cuando vio una sonrisa demasiado grande para ser la misma sonrisa del rubio. Ambos, Freed y Kiba estaban compartiendo una sonrisa demasiado grande para una conversación sobre la muerte de un amigo.
―¿Lo que más te arrepientes es que no estuviste ahí no? ―la pregunta de Kiba hizo que la sonrisa de Freed se ensanchara.
―¿Ya te mencioné que eres mi demonio favorito?
…
Issei estaba parado al lado de Rias, se suponía que tenían que recibir a un invitado importante el día de hoy, más no hubo algún indicio de Rias para que le mencione con claridad de quien se trataba.
―¿Ves bien Issei-kun? ―la pregunta de Akeno hizo que el joven girase sus ojos y mirase de reojo a la joven de cabello negro.
Issei volvió a mirar al frente ignorando a la mujer. El joven se sintió raro, ¿Por qué no sentía nada viendo a Akeno? Rias miró aquello y Akeno se sintió algo mal por el hecho de haber sido ignorada.
Issei había estado actuando raro últimamente.
Desde su incremento, no solo de altura y masa muscular al igual que la perdida parcial de algo de su visión, el joven de cabello castaño había estado actuando…
Demasiado cordial por no decir menos, era casi como si los modales le fuesen forzados al joven, aún podía verse eso, como Issei parecía dudar en su accionar, pero terminaba haciéndolas, como parecía que se reprimía de algo, pero al final terminaba haciendo eso.
Fue bastante raro el ver como poco a poco, Issei intentaba reprimirse cada vez más, si bien sus palabras, él decía que quería aquello.
No movía ningún músculo.
Algo parecido a una limusina se detuvo frente a donde estaban parados los demonios de Gremory. El largo auto negro se detuvo donde estaban los presentes y pasó hasta dejar a la puerta principal donde primero se bajó una mujer en traje gris antes de caminar hasta la puerta principal.
Issei que había tenido una mirada aburrida en todo este tiempo, se ajustó las gafas circulares que tenía, eran de un gran tamaño. La luz del interior de la limusina se reflejó en los lentes haciendo que el tono verde que brilló en los ojos del joven de cabello castaño no fuese visto.
Una mirada que no pertenecía a Issei.
La mujer de pelo platino que abrió la puerta no notó la mirada de total interés del castaño, mucho menos la sonrisa que se le dio. Rias logró ver de reojo la sonrisa de Issei, era una criptica, ella no pudo discernir en que pensaba el castaño al momento de sonreír, pero…
¿Issei siempre tuvo los colmillos y caninos tan pronunciados como para poder verlos?
…
―Odín ya está en la academia, por lo que sé, lo más probable es que el resto de lideres lleguen pronto, el plan de Vali y Loki sigue en curso, ¿No?
―Lo están, Odín es un aliado, sí, es por eso que puede importar menos los planos de ellos, Vali no va a morir, así que no me des esa mirada ―Naruto contestó viendo a Kaguya que estaba volando frente a él.
Kaguya se preocupaba más de lo que alguna vez admitiría por el portador de Albion. Después de todo, lo vio crecer y cuidó de él, ¿Ella?, no importaba.
Además, estaba el hecho de que el mismo Vali la solía llamar "Mamá" cuando no pensaba en la situación. Al rubio le fue divertido como la pobre le daba vergüenza aquella acción.
―Sé que no va a morir, después de todo, yo mismo intervendré en el peor de los casos, ¿Ya se encontró con el portador de Ddraig?
―Hace unos días, antes de que lo despertara, o, mejor dicho, antes de que empezara a despertar a Ddraig, fue divertido, fue como mencionamos, Ddraig está tomando a Issei, es lento, sí, aún sigue siendo por completo Issei, el cambio fue casi en su totalidad físico.
―¿No enojará esto a Mittlet? Prácticamente estás matando a Issei a beneficio de Ddraig ―Kaguya voló hasta uno de los estantes y tomó una botella de vino junto con una copa, para luego servirse.
―Viste lo mismo que yo, sabes porque lo hago, Tiamat, no Azure, la reina dragón del caos está en mi casa en este momento ―la copa que estaba por tocar los labios de Kaguya se detuvo a medio camino antes de mirar al rubio una vez más.
―¿Fue esta una de sus peticiones? Me sorprende que pusiera el deseo de ella sobre el de Mittlet.
El silencio de parte de Naruto llegó al instante en que Kaguya mencionó eso. Naruto cerró los ojos y caminó hasta el ventanal. Estaba en el edificio de Kaguya en este momento. Naruto caminó y tocó el cristal que conectaba con el exterior. Fue una vista de todo lo que estaba debajo, las personas caminando y viviendo su vida como un día más.
Todo eso era algo bastante hermoso, un mundo para los humanos.
Hecho para los humanos y solo para ellos.
Naruto parpadeó ante aquel pensar.
―Eres racista, sí ―la voz de Kaguya llegó de fondo.
La indignación en el rostro de Naruto llegó al instante.
―¡¿Racista?! No soy-
―No me refiero a los humanos, para ti los humanos son humanos, al igual que para mí, todos son lo mismo, eres racista con las criaturas sobre naturales.
El rubio cerró la boca al instante. Si bien tenía mucho en ese pensar de terminar con las demás razas para dejar libertad completo a los humanos, también estaba el hecho de que no quería que nadie más sufriera.
―Masacraste a todo mi clan.
―Los tuyos se lo merecían.
―En eso estoy de acuerdo ―Kaguya asintió con la cabeza, bebiendo poco después el vino. Naruto arrugó el rostro por las palabra de la mujer.
―No es que quiera matar a todos los seres sobre naturales ―la voz de Naruto fue tranquila.
―Solo a los que no te puedes follar entonces.
―¿Ahora también tú?
―Lo aprendí hace poco, es bastante divertido la verdad, esos dos términos para referirte los aprendí hace poco. El que eras un bastardo que se tiró a todo dragón femenino en el imperio del dragón rojo.
El silencio de parte de Naruto fue prologando mientras que le dedicó una mirada de asco a Kaguya.
―¿Realmente es así? ―la pregunta del rubio hizo que Kaguya asintiera.
La puerta sonó antes de que tres hombres con traje negro entraran. Lo que más era remarcable era el velo blanco con el símbolo de una luna roja en medio de este.
Los tres hombres hicieron una reverencia antes de quedarse dentro de la habitación y arrodillarse.
―Tenemos todo preparado para los movimientos que nos pidió ―uno de los hombres habló.
Naruto pudo notar algo de ellos. No es que fueran peladores, dos de ellos tenían físico a la cúspide humana, sí, era también posible ver como podían usar chakra. El rubio miró a la diosa unos instante, ¿Kaguya estaba mostrándoles a los humanos una vez más su uso? Divertido.
El tercer, el que habló, era delgado.
Un sensor.
Aquello fue lo que Naruto pudo decir. Esas tres personas frente a él, no podían ser unos don nadie si es que Kaguya les permitió entrar en su piso.
―¿Personas con poder en el mundo humano?
―Un presidente y dos directores de empresas internacionales ―la respuesta de Kaguya hizo que Naruto levante una ceja ante aquello.
―¿Citación para?
―¿No querrás el levantamiento de los humanos?
―Un país y dos empresarios siguen siendo una representación bastante pequeña ―Naruto suspiró.
La sonrisa que le dio Kaguya dio a entender que algo no estaba bien en lo que mencionó.
―¿Has visto la luna? ―el rubio se confundió, más decidió mirar afuera y…
Una luna roja.
―No pensé que caerías en el intento vano de controlar a los humanos una vez más ―la confianza de Naruto iba a Kaguya, eso era algo lo cual nadie podía quitar.
Pero estaba cuestionando con sinceridad esto.
―No estoy manipulando a nadie, bueno, no otra vez, a aparte de borrarte de la historia como tal para que ni siquiera los que estuvieron en tu encuentro te reconozcan, lo único que voy a hacer es dar una mano guía a los que están a cargo.
―Aún no sé si agradecer o no ese hecho, ¿Azazel ya sabe que soy el sabio como tal? ―la pregunta de Naruto hizo que Kaguya se encoja de hombros.
―No lo sé, ¿Quizá? Él no te vio directamente también, tiene sus sospechas, pero no creo que piense que eres el sabio en sí, lo más probable es que piense al igual que la niña hermana de Serafall. De que estás siendo controlado por el sabio casi en su mayor parte ―la mujer voló y se puso al lado del rubio, mirando el exterior.
Un tarareo salió de Naruto al girarse y ver a Kaguya frente a él.
―¿Qué piensas hacer? Puedo sentir la presencia de Grayfia por todo tu cuerpo ―Naruto abrió los ojos ante el cambio repentino de tema.
―¿Qué? ―la pregunta de Naruto fue por haber sido tomado por sorpresa.
―¿Te rendiste después de tanto tiempo y en la meta final? ―la pregunta de Kaguya hizo que el rubio frunciera el ceño.
―¿Por qué mencionas esto? ―Naruto caminó hasta uno de los sofás del interior. Fue seguido por Kaguya quien se sentó a su lado una vez el rubio tomó asiento.
―Es por Azure, Tiamat, como quieras llamarla ahora, la emperatriz dragón, supongo que como siempre, apestas con las mujeres ―después de aquella mención el ceño del rubio se frunció incluso más. Era demasiado evidente la disconformidad que presentaba.
―Supongo que no puedo hablar como tal, al no comprender correctamente como piensan ustedes los seres con emociones completas, pero sé lo que está mal y que es lo que es incorrecto ―Kaguya llevó una mano alrededor de los hombros del rubio antes de mirarlo fijamente― ¿Cómo crees que me sentiría si tuviera que tener un cuerpo deforme por cicatrice y la persona que me aceptó ahora se relacionado con una mujer la cual posee un cuerpo perfecto?
Silencio. El rubio se quedó callado ante aquellas palabras llenas de lógica de la mujer.
―Oh…―la boca de Naruto se abrió en sorpresa y entendimiento― ¿Te volviste más inteligente ahora?
Kaguya hizo un puchero ante aquella pregunta del rubio.
―Siempre fue el pináculo del conocimiento, es por eso que siempre te llevé la contraría cuando hacías una estupidez que no comprendías ―Kaguya se acomodó en el regazo del hombre antes de recostarse en el pecho de este y cerrar los ojos.
―Pareces cansada ―la voz de Naruto sonó preocupada. No creía que algo pudiera herir a la mujer, pero esto…
¿No presentaba demasiado cansancio?
―Esto no es como un genjutsu como lo llaman, la luna, si bien puedo usarla como catalizador para todos, por mil años estuve gastando chakra constantemente para que no te reconocieran, puede que en un principio parezca fácil, pero sabes que la taza de recuperación de chakra de este mundo es bastante pobre ―la voz de la Diosa sonó cansada ante aquello.
Naruto abrió los ojos ante aquella mención. La sorpresa lo golpeó por el hecho de que era la primea vez que escuchaba de esto, no pensó que algo como esto afectara a Kaguya.
―No todos somos monstruos como tú, hay entidades…que son muy molestas, sabes muy bien que en este mundo al menos, esconder algo de Odín es absurdamente difícil, si bien los "Dioses" como tal no son tan fuertes como uno puede imaginar, ellos siguen teniendo puntos fuertes en donde son bastantes molestos, la mayoría es en esto ―Kaguya chasqueó la lengua ante aquella mención.
―¿Estás cansada por entonces…? ―Naruto pregunto a la diosa.
―No he dormido en mil años ―Kaguya comentó con desagrado― Puedo dormitar, el intentar lo posible para disimular el descanso, no necesito dormir, lo sé, pero es un placer que-
―Te hace más humana ―la voz de Naruto vino acompañada de una sonrisa y un tono alegre.
De verdad.
La diosa había crecido para ser una existencia que podía comprender al humano.
La mano del rubio subió y le dio unas palmaditas en la cabeza a la mujer.
―¿Y eso?
―Te lo mereces por el esfuerzo.
―Es desagradable… ―silencio llegó ante la pausa del rubio― ¿Por qué te detienes?
…
El grifo del baño derramaba agua constantemente. La ducha estaba funcionando de igual manera.
E Issei estaba vomitando en el baño. El castaño se sentía cansado, mareado, fuera de sí en estos últimos días. No era como siempre, no fue como solía sentirse en nada.
Era como si alguien le estuviese poniendo más presión que nunca.
―¿Issei-kun? ¿Estás bien? Ya ha pasado bastante tiempo, a no ser…¿Te sientes algo solo? ―una suave risa llegó del otro lado de la puerta, Issei miró de reojo como el pomo de esta se movía solo para ser detenida por estar cerrada.
―Ddraig, ¿Qué está pasando? ―la pregunta de Issei llegó a oídos sordos cuando no hubo respuestas una vez más. Era como si repentinamente el dragón rojo dejase de existir.
¿Era esto por lo cual se lo llamaba el dragón de la pereza y la glotonería? De verdad, glotón rojo le queda bastante bien.
Issei se puso de pie y se empezó a limpiar con el agua de grifo antes de entrar a la ducha y refrescarse.
Casi un minuto después de eso algo llegó a la mente del castaño. Era pervertido, no estúpido.
―¿Glotón rojo? ―la pregunta de Issei fue dada a nadie en particular.
El castaño miró su mano donde solía aparecer su sacred gear. Escamas y garras suplantaban a la carne y uñas. No era como cuando el sacred gear salía de manera forzada, no, aquello no era tan simple ahora.
Era como si su mano ahora fuese la de un verdadera dragón.
―¿Ddraig? ¿Por qué no respondes? ―la voz de Issei sonó más desesperada que antes, la razón del miedo fue por el hecho de los cambios de su cuerpo, al principio recibió bonos. Fue visto como un galán en estos últimos días por su estirón, el musculo que se desarrolló y las gafas que completaban su apariencia ahora más…
Adulta.
Issei no supo que decir cuando se miró al espejo y notó que a duras penas podía decir que estaba pasando por un joven de su edad. Era como si hubiese envejecido hasta los veinte de golpe.
Otra cosa que no le gustó al castaño fue el hecho de que dejó de disfrutar algo que le estaba dando tanta felicidad y alegría.
Los pechos estaban empezando a perder su interés. Issei movió sus manos y se golpeó las mejillas. Aquello no podía pasarle, no después de tantos años de dedicación a su causa y su perversión…
¿Por qué de golpe lo único que le llamaba su atención eran las mujeres que no eran demonios? Era como si su cuerpo rechazara la idea de estar con una…
La valquiria que llegó le generó esa emoción que perdió con Rias y Akeno. Mittlet dejó de ser algo lo cual viese como algo lo cual podía espiar o sentir algo por su cuerpo.
Poco a poco, sus gustos estaban siendo distorsionados. El castaño lo sabía, era por eso que negaba con todo su ser el que no le estuviese gustado el contacto con las chicas.
¿Por qué Asia ahora no significaba nada lo cual pudiera llamar como más allá de adorable?
Cerrando la llave de la ducha, el castaño caminó hasta estar frente al espejo una vez más. ¿Por qué en su cuerpo aparecían tantas cicatrices?
Issei pasó con cuidado la que más le asustó. La cual era una que pasaba justo sobre su corazón.
¿Qué era todo esto?
…
―Me sorprende que se acerque incluso a sabiendas que los lideres de las tres facciones pueden saber algo con respecto a esto ―Naruto extendió su mano e hizo un para que se sentara a la persona frente a él.
―Oh, ¿Está mal ver a un viejo amigo? ―Odín fue quien habló para caminar dentro de la oficina del director. Detrás del hombre, la valquiria de pelo plateado entró.
Naruto estaba parado en medio de la habitación. Una vez que Odín tomó asiento y la valquiria de igual manera. Caminó hasta la silla detrás del escritorio para luego sentarse y mirar con detenimiento a sus invitados.
―Kiba, ¿Puedes serviles algo? ―valquiria miró con cautela a ambos rubios. Un joven, un estudiante, fue lo que pensó ante el uniforme que llevaba puesto el joven. El joven…¿Estaba con los ojos cerrados? Fue raro, la sonrisa amigable todo el comportamiento del joven gritaba amabilidad.
¿Quizá ella estaba siendo demasiado paranoica?
―¿Uh? ¿No es ese un demonio de los Gremory? ―Odín se rascó la barba mientras que veía al joven de pelo rubio.
―De hecho, Kiba Yuuto, soy un caballero de Rias Gremory ―el joven dio una reverencia y habló con elocuencia.
Educado, fue lo que la valquiria pensó.
―¡Jaja! No hace falta tener tal comportamiento, al menos no en esta sala, por cierto, ¿Cuánto tiempo más piensas estar sin presentarte? ―Odín le reclamó a la mujer a su lado.
Un sobre salto llegó en la mujer antes de mirar a todos lados en confusión al recordar que efectivamente…ella no se había presentado.
―Soy…Rossweisse, una de las valquirias al servicio de Odín ―haciendo una reverencia la mujer llevó una mano a su pecho al momento de presentarse.
Una reverencia solemne fue dada por la mujer.
―Entiendo, pero este tema es con el viejo y yo, por lo cual, ¿Qué tal si acompañas a Kiba-kun y caminan un poco por el lugar? ―Naruto miró a Kiba quien asintió.
―Me temo que tengo que estar a al lado del señor Odín todo- ―la mujer de cabello platino fue interrumpida cuando el Dios levantó la mano en signo de que guarde silencio.
―Está bien, conozco a este bastardo desde hace tiempo ―la sonrisa de Odín creció― No es alguien del cual debas preocuparte.
Los pasos de Kiba fueron lo siguiente que se escuchó posterior a las palabras de Odín.
Extendiendo su mano y mirando a la valquiria, invitándola a que salgan.
Kiba sonrió y esperó a que ella corresponda.
La duda se plantó en la joven de cabello platino al momento de ver tal ofrecimiento, además de que era alguien con una apariencia bastante aceptable…no, no estaba bien, que era, ¿tres años menor que ella?
Pero no era tanta la diferencia de igual manera…
Odín estalló en risa al momento de ver a la valquiria en tal duda, los balbuceos no se hicieron esperar. Kiba levantó su otra mano y se tapó el rostro para evitar mostrar cómo se estaba riendo.
La valquiria de cabello plateado parecía a punto de llorar ante la risa de los tres hombres en la sala.
Era como si estuvieran burlándose de ella.
―Está bien, acompáñeme, Rossweisse ―la voz de Kiba fue calmada mientras que volvió a extender su brazo hacia la valquiria.
Rossweisse miró la mano. Dudó por unos momentos más antes de tomarla y salir con el rubio.
―Tiene un guardaespaldas bastante peculiar, ¿La trajiste contigo para burlarte de ella? ―Naruto preguntó con una sonrisa.
―¡Ja! No, aunque no lo parezca, su nivel de habilidad es de primer nivel, solo que es algo como acabas de ver, el portador de Sword birth es uno en los que más confías, le tengo fe que la pequeña Ross no le pasará nada ―Odín se reclinó en su asiento antes de mirar por la puerta una última vez― Aunque es bastante raro que este tan dispuesto a esto…
Naruto no dijo nada, en los últimos días Kiba estuvo mucho más distante, más fuera de sí, como si esperase algo que no estaba llegando.
¿Era por reprimirse a la hora de golpear o ir en contra de Saji? Probablemente Kiba se estaba empezando a cansar de los golpes de Saji, si bien no eran un daño como tal, seguía siendo algo lo cual podía generar molestias si seguía presente.
Se alegró de que se burlase un poco de la compañera de Odín, al menos que se distraiga un poco…
Últimamente Kiba estaba actuando demasiado raro, después debería hablar con él.
―Entonces, que piensas después de todo esto, por tú forma de planear y como acutas, además de tu plan, ¿No es tú primer exterminio en masa verdad? ―la pregunta de Odín sacó a Naruto de sus pensamientos y vio al Dios que lo veía sonriente.
―No, no lo es ―fue una respuesta simple, una respuesta que lo significaba todo.
El testimonio que el humano llamado Naruto Uzumaki dejó para todos los habitantes de su mundo.
―Oh, algo lo cual podía haber previsto, pero, ¿No quieres hacer lo mismo aquí? Kaguya mencionó que no tiene problema con el exterminio de los demonios y ángeles, quiere que la humanidad se independice cualquier ser sobre natural, pero sabes muy bien a donde va eso.
―Lo sé ―Naruto asintió― No lo vamos a hacer, sé lo que puede causar eso…pero los humanos tampoco deberían vivir con tanta influencia de parte de los seres sobre naturales.
Odín asintió con la cabeza ante aquello.
―Me agradas en parte, los nórdicos se separaron de los humanos para no dejar nada, no hay legado, no hay bendiciones, no hay privilegios, se aislaron y dejaron que la humanidad vaya como quiera ―Naruto habló con calma. Caminando por los alrededores de la sala, el rubio miró los libros que estaban en los estantes.
Tomando uno de los libros, volvió a su asiento y miró a Odín.
―La guerra es algo triste, ¿No?
…
Ahora, quería terminar esto antes, pero estoy un problema en las muñecas, a duras penas logré llegar a los 11k de los 12k que quería, pero también ya estoy incumpliendo mi palabra de actualizar si me retraso más…
Como sea.
Por cierto, para los que suben historias a Youtube.
¿Les cuesta demasiado el poner un link de mi perfil o algo relacionado conmigo? Lo sé, soy el primero que dice que soy feliz que compartan mi historia, pero una cosa es eso y otra ver que se ha subido de más de veinte formas con no sé cuántos nombres…no está como tal.
Obviamente hay quienes hacen bien y apoyan esto, pero por favor, no pido mucho el que dejen al menos el link de mi perfil, no es mucho, pero hasta cierto punto es bastante molesto. No digo que se detengan, solo…por favor, al menos un poco de notoriedad…
Ahora, empieza la carrea, ¿Cuál auto correrá hasta el final? Las tres competidoras están en fila, a ver cómo se va esto.
Quería alargar esto más, pero como mencioné, mis brazos no están en su mejor momento.
Les deseo lo mejor y para la siguiente ya comenzaré a responder los reviews otra vez.
Rey de picas fuera.
