Eh? Que no tocaba un itagaa? bueno a ver… yo tengo la lista, y cuando me de por una pareja que tenga apuntada pues lo hago y ya esta, llevar un orden es una tontería porque para escribir algo en lo que no esté inspirada y me salga mal pues mejor no hacerlo XD. Y bueno me lo pidieron hace poco y me dio el venazo de escribirlo, tampoco es cortito a ver que pensáis. Dadle una oportunidad, que yo creía que no estaba mal pero ahora me gusta mucho, de verdad sorprende, no es la imagen que te haces de la pareja, solo probad a leerlo y casi seguro que no os arrepentís, o eso espero XD. Dedicado a zahia, esther y nayru para vosotras soles n.n
CALIDEZ
Gaara comenzó lenta y dolorosamente a abrir los ojos, le dolía la cabeza y algo el costado. Sus muñecas estaban entumecidas por tenerlas atadas a la espalda, y sus tobillos sufrían el mismo destino. Se quejó un poco y se levantó como pudo, hasta quedar sentado con la espalda apoyada en la pared, cualquier otro movimiento le era imposible.
-Akatsuki…-, gruñó secamente, observaba fijo la puerta que dejaba entrever un hilito de luz.
Esperó a que alguien acudiera mientras observaba la estancia. Un simple cubículo formado por cuatro paredes y sus respectivos desconchones, nada más. Un lugar bastante penoso donde sabía que moriría. Por lo menos algo aliviaba su pecho, el poder haber salvado a Suna de cualquier ataque, pues él era el objetivo, si no estaba en medio ella no correría peligro, y para protegerla estaban sus hermanos.
La puerta terminó de abrirse y un hombre alto y joven entró por ella. Gaara lo miraba de acercarse, sentía que le recordaba a alguien, aunque su distintiva capa delataba que era de la organización. Este siguió avanzando hasta quedar bajo la luz que se colaba por la pequeña y única ventaba que nacía en el cuarto, ese fue el momento en el que el Kazekage reaccionó, no... imposible… no podía ser él.
-¿Uchiha…?-, encogió el rostro sin saber porque le había venido él a la mente, pero… eran dos gotas de agua.
-Bueno…-, unos ojos rojos escrutaron el estado de su prisionero, -si soy un Uchiha, pero no el que tu piensas-, agregó para darse a entender. Gaara únicamente guardó silencio y le devolvió la mirada fríamente, -soy Uchiha Itachi, su onisan-, su voz sonaba seca y profunda, provocándole una reacción casi imperceptible de temor al pelirrojo.
No habló, guardó silencio. Giró su cabeza y contempló por largo rato la ventana, casi ignorándole, de todas formas su final seguía siendo el mismo. El mayor seguía con el mismo temple, aunque una arruga en su frente demostraba su enojo, le gustaba pasar inadvertido pero que él hablara y le ignoraran no era de su agrado, ¿con quién se creía ese demonio que estaba hablando?
Gaara notó que se acercaba y acuclillaba frente a él, sin embargo seguía la dirección que había tomado sin volverse, no le daría coba a alguien que le arrebataría la vida. Su piel se erizó al notar el tacto de una mano cálida y suave entremezclada con su flequillo. Su mente retumbaba, una caricia… aquel ser le había acariciado… a él. Era algo difícil de procesar.
-¿Porque?-, preguntó ásperamente, ahora regalándole la mirada que tanto deseaba Itachi.
Curvó una sonrisa cuando los profundos ojos verdes le investigaban el rostro en busca de respuestas, le agradó. Volvió a entremezclar sus dedos en los mechones rojos de su cabello y lentamente se aproximó a su odio. Susurrándole con calidez.
-Porque me gusta ver sufrir a mis presas-, aquel hilo de voz cruzó su pecho en un impulso acelerado de su corazón. Gaara seguía sin entenderlo.
-¿Y porque crees que acariciándome me haces daño?-, quería saber mas cosas de aquel extraño hombre, aun sabiendo que era su verdugo producía un misterio incesante en él.
Itachi le sujetó bruscamente de la barbilla y chocó ambas frentes, los cabellos azabaches se mezclaron con los rojizos y él lo disfrutó. Que linda era la tortura.
-No es el acto si no el significado-, su candente aliento chocó contra los labios de Gaara que seguía observándole sin expresar emociones, -pensar que nadie se ha preocupado de tus sentimientos, que nadie te ha dedicado ningún roce afectuoso y que el único que lo ha hecho es alguien que acabará con tu vida, tiene que ser doloroso, muy… doloroso…-, se recreó en el rostro del pelirrojo, tenía los ojos opacos vacíos, ahora lo entendía, comprendió lo que aquel ser le quería mostrar, y en verdad dolía, dolía mucho.
Después de unos segundos en que parecía no reaccionar, se mordió el fino labio y recobró la fuerza en su mirada aguamarina, retándolo.
-Si no vas a matarme, márchate. Si quieres torturarme, adelante. Disfrutaré cada momento como si fuera él ultimo. Me dolerá pero será cariño después de todo. Más que una tortura será un consuelo. Atrévete-, No sabía que quería conseguir él mismo con todo aquello. Pero no se hundiría, no lo haría, cierto rubio le había demostrado que había que luchar contra los miedos, enfrentarse a ellos, aunque tuviera que tirarse en un agujero negro sin salida, y eso estaba haciendo. Arrojándose a los brazos de la oscuridad y el temor.
Itachi satisfecho rodeó su cara hacia la izquierda, siempre sujetándole con fuerza, y le lamió la pálida mejilla. Poder sentir como se estremecía bajo aquel simple contacto le animaba a seguir, notar el terror recorrerle le avivaba su trágica alma.
-Acepto. Te haré el amor viéndote sufrir, que contradictorio y exquisito a la vez…-, recalcó las palabras clave y con otro ligero movimiento colocó la boca rosada de su presa contra la suya, devorándola.
Introdujo su fogosa lengua en aquella virgen entrada, marcando como suyo todo aquel territorio. Lo agarraba de ambas mejillas para presionar mas el brusco contacto, succionaba sus labios y los mordía, tirando de ellos con deseo y ansias. No era solo vulnerable sicológicamente, si no que también tenía un toque pasional que le volvía loco. Había tenido suerte, mucha suerte.
Gaara recibió el blandito músculo en su boca sin oponerse, notó la variación de saliva y la calidez de los incesantes roces. El cabello azabache que bañaba ahora su cara, le hacía cosquillas en una rica sensación. Era la primera vez y se permitió abrir los ojos y observarle, le apretaba la cara y movía sus labios con fluidez, en un beso fogoso y apasionado, si… no se equivocaba, lo estaba disfrutando y mucho, se sentía bien, querido, aunque fuera por el poco tiempo que durada aquello.
Itachi se retiró y lo observó para buscar sentimientos en él, seguía con el mismo semblante, solo que un pequeño rubor, más bien escaso cubría las inmaculadas mejillas. Sonrió. Era exquisito ver como su corazón latía por él y se destrozaba por el dolor, ambas cosas a la vez, con fuerza e indecisión.
-Te diré algo antes…-, rodeó su cintura y agarró los finos y punzantes hilos que ataban las muñecas del pelirrojo, -da igual que huyas porque no podrás escapar, lo hago para facilitar las cosas, no me des problemas-, se abrazó a él pegándose a su cuerpo y comenzó a quitárselos.
Por la cara de Gaara pareció correr bastantes pensamientos, finalmente agachó la cabeza he intentó apoyándose con una mano en el suelo para poder huir. Nada. El Uchiha se volteó y le estrelló el rostro contra el suelo, cogiendo de nuevo sus manos.
-¡Kuso!-, se quejó, no debería de haberlo echo, sintió como de nuevo lo tiraba hacia la pared y le volvía atar las manos esta vez delante de su cuerpo.
Bruscamente y acompañado de una sonrisita, Itachi le sujetó del cabello y le estiró para que lo mirase, estaba realmente enfadado y seguramente no continuaría tan suavemente como antes.
-¿Como pensabas correr con los tobillos atados?-, arqueó sus labios nuevamente, aunque volvió a relajar el rostro, -deja de pensar esas cosas… iré con delicadeza, así te haré sufrir mas, tu estas acostumbrado al maltrato, pero no… yo iré con calma… mucha calma…-.
El kage no habló, bajó la vista y se quedó completamente quieto, a la merced de su depredador. Eso le gustaba mucho mas al moreno, esa sumisión le producía calambres por el cuerpo. Volvió a acercarse a su oreja y la lamía, Gaara intentó no suspirar pero se sentía demasiado agradable, al final tuvo que morderse el labio para no sucumbir. Complacido el Uchiha acarició el torso desnudo, ya que lo único que llevaba puesto era los pantalones, y tocó débilmente la puntita de un rosadito pezón.
-¡Ah!-, jadeó ronco y bajito, su cuerpo se estremeció y ahora se permitió mirar a su atacante.
Ambos miradas se conectaron, ya ninguno sonreía, solo sentían un brillo extraño, un deseo caluroso. En un acto reflejo el pelirrojo bajó su cabeza y chocó su frente con la de Itachi, este quedó quieto, esperando a ver que hacía, aunque lo ocultaba estaba algo sorprendido.
-Me gusta sufrir, si todas las torturas son como esta-.
Se inclinó un poco más y acarició su mejilla contra la del moreno, siguió rozándose con la carita contraria hasta chocar sus narices y besar delicadamente sus labios. No entendía porque lo hacía, ¿era como un consuelo antes de morir? ¿así lo veía? Puede ser.
Itachi se lo llevó de nuevo hacia atrás, para ser él, el que dominara la situación. Reposó su cuerpo completamente en el del kage y volvió a devorar aquella pequeña y sensual boca. Se había sentado en su cintura y mientras le besaba se dedicaba a acariciar todo su cuerpo, no dejando un extremo de piel libre de su suave contacto.
-No sabía que me iba a gustar tanto, Kazekage-, le susurró ahora en el oído.
Bajó hasta el cuello y lo lamió con pequeñas succiones y mordidas. Los jadeos del pelirrojo incrementaron cuando volvió a pellizcarle los pezones, además de sentir la enorme dureza contra la suya. Ahora veía que el infierno no era tan temible como pensaba.
El Uchiha descendió su mano hasta el cierre del pantalón, desabrochó el cordón que lo mantenía puesto y estirando con una sola mano mientras que con la otra apretaba su pezón izquierdo y con su boca mordía el derecho, los arrancó de su presa, dejándola aun mas vulnerable de lo que ya lo estaba.
-Mmm… duele…-, curvó sus brazos y con las manos atadas se tocó el pecho. Le dolía tremendamente el corazón.
Itachi le agarró las manos y las distanció de su cuerpo. Con un aspecto serio y mientras lo miraba directamente a la cara, comenzó a acariciarle su erección sobre la tela. Gaara se sonrojó aun más y jadeó. Notaba esa parte arder exageradamente igual que las yemas de los dedos de aquel moreno que quería desprenderse también de la ultima prenda, alzó un poco el trasero y le dejó que lo hiciera, esperando ansioso lo que venía a continuación.
El mayor lo observó, realmente era bello aquel muchacho. Se acercó un poco a su cara y lamió sus labios mientras observaba el brillar de aquellos ojos verdes. Después se volvió a distanciar para agacharse y desatarle los tobillos, no podría hacer mucho en aquella postura.
-¿Por qué me desatas?-, con la nuca recostada en la pared y los ojos entreabiertos lo miró, sin peder detalle de sus movimientos, -¿Te da igual que ahora si pueda correr?-.
-Je, para lo que te quiero hacer no puedo mantenerte los tobillos juntos, y cuando esté dentro de tí seguro que tu último pensamiento será escapar-, abrió las pálidas piernas y se arrodilló entre ellas, colocando ambas manos en el pálido torso mientras mordía cálidamente su cuello, -tendrás el placer de que te folle un Uchiha, no creas que todo el mundo lo puede llegar a conseguir-, le bordeó la orejita con la lengua y escuchó el sensual jadeo que escapó de los finos y blanditos labios.
-Creo que al ritmo que llevas…-, tuvo que tomar aire al notar como Itachi agarraba su erección y comenzaba a agitarla fuertemente con su mano, -no te será difícil dejar a poca gente deseándolo… mmm… ah…-, hipó y echó la cabeza hacia atrás.
El Uchiha sonrió, ¿eso le había sonado a lo que él creía? Parecía interesante esa reacción. Bajó hasta colocar la boca sobre la erguida erección y sopló cálidamente en ella, disfrutando de los exquisitos estremecimientos que el pelirrojo ejercía con su cuerpo. Sacó la lengua y comenzó a chupársela, metiéndola en su boca y tragándola sin cuidado alguno. Gaara instintivamente se abrió más de piernas y curvó su espalda, dándole facilidad a su amante y él poder recostar los hombros en la fría pared. Mantenía la boca abierta invadida de bajitos y sensuales jadeos, los ojos contemplaban el techo sin realmente verlo.
-No creo…-, la sacaba y la apretaba antes de volver a metérsela en la boca, -que te importe a quién me tiro, ¿a no ser que te hayas enamorado de mí a primera vista?-, mientras conseguía que aquel trozo de carne tremendamente fogoso invadiera por completo su boca, llevó dos dedos a la entrada de Gaara y comenzó a introducirlos con velocidad redondeándola y presionándola.
-¡Ahh!-, gimió llevando al instantes las manos unidas a los cabellos ahora sueltos del azabache, -no digas tonterías y sigue… mmm…-, se sorprendía a si mismo por decir aquello, pero tenía que exigírselo, tenía que hacerlo o perdería la cordura.
Aquel tremendo aullido quedo impregnado en los sentidos de Itachi, esa voz tan ronca y sensual era lo mas provocador que había oído en su vida, quería seguir oyéndolo gritar, cada vez mas fuerte, cada vez mas brusco.
-Me parece bien, me dejaré de tonterías-, se levantó ante la mirada escrutadora de Gaara y de un brusco movimiento lo dejó de rodillas, con ambas manos pegadas a la pared, -ahora empieza lo bueno-, le susurró al oído y se colocó a su espalda.
El Kazekage no sabía que pensar, bueno tenía claro que es lo que se proponía hacer el Uchiha, pero por muy insensible que fuera tenía que aceptar que estaba algo nervioso y sobre todo ansioso de probarlo. Escuchó el deslizar de sus pantalones, sintió las manos calientes de Itachi separar sus nalgas y volver a presionar su ahora dilatada entrada. Sus eróticos suspiros cuando se la agitó para metérsela. La presionó contra él, notó como engullía la punta y aquella fogosa cavidad la tragada entera y sin dificultades. Se permitió jadear por la molestia, aunque no sentía dolor alguno. Pronto el cuerpo pálido de Itachi cayó sobre su espalda y le rodeó la cintura, susurrándole despacio.
-¿Estas preparado para que te reviente?-, formuló atrapando entre sus dientes la curvatura de su oreja y el pelirrojo volvía a suspirar.
-No seas…-, clavó sus ojos verdes en la blanca pared y calmó su respiración, -tan creído, Uchiha-, soltó sin siquiera mirarlo, nadie le hablaba así, aunque sabía que moriría, ante todo estaba su orgullo.
El moreno se sorprendió, pero más que enfadarse se lo tomó como un reto, haría chillar de placer a ese enano sea como fuese. No contestó, se limitó a empezar a moverse, primero despacio por la tremenda estrelles que envolvía su miembro, sentía sus mejillas arder por aquella presión ejercida de forma tan exquisita. Se aferró más aquel pálido cuerpo y comenzó a embestirle de forma más rápida y dura. Gaara alzó el rostro y cerró los ojos mordiéndose el labio, la sentía tan profunda, tan potente saliendo y entrando de él que parecía que lo desollara por dentro, era tal rapidez con la que salía y volvía a entrar golpeándolo en aquel sitio tan placentero que creía desfallecer, era lo mas profundo que había padecido nunca. Le volvió a golpear y gimió, agarrándose como pudo a la lisa pared.
-Más… más…-, gemía con su ronca e incitante voz.
-Mmm… tienes un culito…-, apresó una de sus nalgas entre sus dedos, apretándola con brutalidad, -tan exquisito… mmm… que me gustaría morir dentro de él…-, tiró del cabello rojizo y después apoyándose mas sobre su cuerpo le pegó la cara contra la pared, -di mi nombre…-, Gaara sentía su mejilla caliente contrastar con el frío de la construcción, entreabrió los ojos y suspiró, -¡he dicho que lo digas!-, gritó apretándole aún mas, provocando que un hilito de saliva se escurrieras por los labios del kage.
Este dio un pequeño gruñido, se sentía bien ser poseído por aquel moreno pero de ninguna manera atendería sus peticiones egoístas. Itachi ante tal rebeldía, empezó a chocar bestialmente su cuerpo contra el suyo, metiéndosela de la forma mas brutal y agresiva que podía, el pelirrojo gritó, clavó las uñas en la pared y se intentó resistir, pero estaba vez no lo conseguiría. Siguió dándole duró, casi levándole la rodillas con aquel ritmo desenfrenado, le mordía la espalda y con las dos manos que antes permanecían en la cintura ahora agarraban sus miembro, agitándolo y masturbándolo con precisión y crueldad.
-Di mi nombre…-, le susurró con voz un poco calmada, no obtuvo respuesta, eso le enfureció, -¡dilo!-, con aquella orden practicó un enorme pellizco a la punta de su excitación.
Una ola de placer cegó a Gaara, curvó su espalda y dejó completa facilidad para que siguiera embistiéndole. Quitó las manos de su amante de aquella zona y comenzó a meneársela con fuerza, se relamía los labios e intentaba mantener los ojos abiertos. Se sentía al máximo, no podría aguantar por mucho más todo aquello.
-I… ta… chi…-, suspiró como pudo, casi tragándose las sílabas.
Un electrizante placer recorrió todo el cuerpo de Itachi, haciéndolo estremecer, como adoraba esa voz tan ronca y sensual, era realmente excitante. Echó al pelirrojo hacia atrás y lo apoyó sobre su propio miembro, seguía dándole fuerte mientras acariciaba con las manos lascivamente todo su cuerpo y lamía aquel cuello brillante por el sudor. Gaara no podía más, su reparación estaba demasiado alterada, el movimiento veloz de su mano lo hacía gruñir secamente, sentir la calida saliva de aquel tipo en su piel, como rodeaba su cara y le besaba con pasión, con deseo. Estaba llegando, el placer se contenía en una única y placentera zona, comenzó a moverse mas rápido, gimió gravemente y se vino, invadiendo toda su mano mientras las últimas estocadas de aquel moreno conseguían que cayera hacia delante, notando la semilla escurriéndose por sus paredes internas y el rico y sexy quejido, profundo y ronco que daba aquel atractivo moreno.
Quedó desnudo y sudoroso, echado sobre el frío suelo lleno de semen. Sus ojos aguamarina contemplaban los movimientos de su amante, como se vestía intentando no mirarle. Sabía que Itachi había notado la misma conexión que él, la misma atracción, el mismo sentimiento recorriéndolo y por ese motivo lo evitaba. Cuando se colocó toda la ropa, se dirigió hasta la puerta y la abrió, se echó el pelo hacia atrás y le dirigió una única mirada, débil y sin expresión, aunque el brillo de sus tremendos ojos carmesí ya no estaba.
-El destino no se puede cambiar-, concluyó saliendo y dejándolo solo.
Gaara cerró los ojos e intentó dormir, en pocas horas lo perdería todo, hasta lo último que había conseguido y no podía hacer nada. Absolutamente nada.
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Comenzó a abrir sus ojos, la luz que creía que había perdido su vida, se alzaba de nuevo sobre él, llenándolo. Lo primero que vio fue a Naruto, contento de que estuviera vivo, después a todos los shinobis de su aldea angustiados por él. Una oleada de calor invadió su cuerpo, se sentía querido, por segunda vez en su vida.
Con un poco de ayuda se levantó y halló frente a él a sus hermanos, que se sentían totalmente realizados por su regreso. Aquello era algo irreal, pero absolutamente cierto, cuando la cosa se relajó, se permitió quedar solo en aquel lugar y mirar hacia atrás, hacia su escaso pasado.
"Uchiha Itachi. Eres alguien difícil de olvidar, pero espero no tener que cruzarme de nuevo contigo, serían muchos sentimientos encontrados que no tengo ganas de traducir. Lo dejaremos así, te recordaré como, mi primer sentimiento cálido"
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Demasiado cursi el final no? XD bueno puede pero yo que se, parecía soso dejarlo después del polvo XD (soy fina eh? XD) Pareja rara la verdad, pero a mi me gusta mucho, me da morbillo, y ver a Gaara de uke dios XD tengo un complejo, me encanta poner a los súper seme de auténticos ukes, y no me preguntéis porque, pero es que me gusta XD deja que le toque el turno a mi Itachi juas juas, gemirás como nunca lo has hecho, muajajaja, uff la vena sádica se me escapa XD. Buenos mis tres niñas, ya sabéis que para vosotras, que lo disfrutéis.
