Capitulo 4: en busca del destino perdido
Pasaron 17 años desde el dia de pena de la luna y la flor de cerezo. Podemos apreciar que al otro lado del bosque Dandellaion, habia una cabaña de madera, que en aquel momento se podia escuchar una discusión.
No voy a ir!
Si, si vas! Tienes que ir! Es un favor que necesito que me hagas?
Y por que no va Miroku?
Porque Miroku no es tan fuerte como tu! Por dios, Inuyasha, madura!
No ire, y punto!
Salio de la cabaña dando un portazo, y sentandose en el suelo recostado en un arbol, se quedo de brazos crusados con la mirada baja de ira. Un joven de cabello negro lo siguió hasta afuera, sentandose a su lado.
No debiste hacer eso…
Feh! No molestes…'
Sabes que el ha cuidado de ti cuando eras apenas un bebe. Debes por lo menos ayudarlo. Ya no es tan joven como antes, Inuyasha
No es eso…
Ah…si, si se lo que es. Les tienes rabia a la gente de la galeria porque se burlan de ti, de ser un mitad demonio. Inuyasha, simplemente no les hagas caso. Aunque…lo que hiciste el otro dia de golpear a un muchacho estuvo mal, si muy mal…
Se lo tenia merecido! Ademas, aborrezco a las personas…
A mi no.
Inuyasha volvio a gruñir volteando su rostro a otro lado. Miroku sonrio, ya que dio en un punto clave.
Vamos Inuyasha, sin tu gran fuerza no podre traer los encargos del señor Jinengi.
De acuerdo, ire. Pero sera mejor que sea rapido.
Claro! Solo tu tienes que buscar los encargos, mientras yo intimido a unas cuantas mujeres lindas!
Inuyasha lo miro con ira, mientras el joven tenia sus fantasias con una cara de pervertido.
Maldito monje libinidozo, si es que monje te hacer llamar…
Eh? Dijiste algo Inuyasha?
No, que ya vamonos…
En camino a la galeria, no habia palabra entre ambos. Pero una pregunta siempre surgia.
Aun no entiendo, que siendo como eres, te hayas convertido en monje.
Un hombre tiene que tener prioridades, Inuyasha. Ademas, mi padre fue monje
Como lo sabes? Nunca lo conociste
En verdad, si lo conoci…
Inuyasha lo miro sorprendido. Nunca habia oido esa parte de la historia. Según lo que le dijo Jinengi, lo consiguió abandonado.
Recuerdo que mi padre estaba en peligro, suplicandole al dios de la luna que lo ayudara, pero la ayuda nunca llego. Dicen que cuando un dios no logra ayudarte, tu alma queda atrapada por las ninfas del mal. El dios de la luna no pudo hacer nada, y aparecio la ninfa de los vientos, se queria llevar el alma de mi padre. Yo queria impedirlo, pero como mi alma si estaba protegida por los dioses, me puso una maldición.
Miroku vio su mano derecha con algo de melancolia.
Inuyasha: tu agujero negro…. – Miroku asintio – pero no crees que es peligroso?
No, Jinengi me dijo que no me va a pasar nada, aun asi es una buena arma.
Inuyasha estaba de acuerdo. A pesar de no tener peligro mortal por transportar aquel agujero, pensaba que era peligroso para aquellos que se le enfrentaran al joven monje.
Colina abajo, lograron divisar la entrada de la galeria.
Inuyasha fue tienda por tienda, donde los empleados le entregaban los paquetes mientras le echaban una mirada de desprecio.
Mientras, Miroku se encontraba con un grupo de muchachas, las cuales estaban fascinadas por el atractivo del monje.
Tranquilas, tranquilas chicas, hay Miroku para todas.
Inuyasha miraba como Miroku les coqueteaba, y las jóvenes se volvian locas encima de el, como abejas sobre la miel.
De repente, Inuyasha tropeza con un señor, quien se le cayeron los paquetes que llevaba.
Niño tonto! No ves por donde caminas? Hibrido maldito, asqueroso!
Inuyasha escuchaba como los demas habitantes comenzaban a insultarle.
Un hibrido! No deberia estar aquí!
Vete asqueroso hibrido, vete al inframundo del cual viniste!
Que Naraku te lleve, halla es en donde deberias estar.
Inuyasha comenzaba a sentir ira, pero sabia que no podia lastimarlos, y simplemente, tenia que dejarse tirar cosas e insultar.
Miroku: no otra vez…
Miroku fue a su lado, gritandole a los aldeanos.
Ustedes no tienen derecho! El es un ser vivo tambien!
El no es un ser, el es un monstruo!
Inuyasha estaba sollozando, pero se clavo sus garras en su mano, haciendo que esta le sangrara, y con el encargo en sus manos, salio corriendo del lugar.
Ya estaba anocheciendo, y un hermoso atardecer se podia apreciar en el horizonte, viendo como la luz del sol se difuminaba con colores rojizos. Inuyasha se encontraba encima de una rama, viendo como Heos se ocultaba, mientras sus ojos se podian apreciar un poco aguados.
-"Hibrido…eso es todo lo que soy…por que me tiene que pasar esto a mi?"
- Inuyasha?
Miroku lo estaba buscando, cuando logro verlo sobre la rama. Se puso triste al pensar en como se sentia su amigo.
Inuyasha, Jinengi quiere hablar contigo.
Inuyasha no respondio, simplemente se bajo de la rama, para ir a la cabaña. Dentro, vio como Jinengi estaba sentado frente al fuego, con algo en las manos. Al verlo entrar, Jinengi le indico que se sentara.
Tengo que decirte Inuyasha, ahora que has cumplido tus 17 años, cual es tu origen, o cual creo yo que es.
Silencio, eso era lo unico que se oia dentro de la cabaña, lo cual le indicaba a Inuyasha que la información que le iban a dar era importante, y el cual le indicaba a Jinengi que debia seguir.
Yo escuche tus sollozos cuando apenas eras un bebe, casi recien nacido, llevabas algunos dias, quizas una semana y media. Cuando te encontre, fue la noche cuando la luna lloro petalos de cerezo.
Miroku se inmuto. Sabia que aquella noche era diferente a la de las demas, ya que la luna tenia un tenue y triste resplandor, y habia una suave lluvia de petalos de flor de cerezo. De lo que aprendio el joven monje, era que el dios de la luna y la diosa de la flor de cerezo lloraban, ya que perdieron a su hijo, el dios de la luna nueva. Pero Inuyasha seguia con su seria expresión.
Y eso que tiene que ver conmigo?
Esto – Jinengi le tendio el collar con piedras negras y colmillos blancos – lo llevabas puesto cuando te encontre.
Esto es… - Miroku tomo el collar algo emocionado – el collar que representa al dios de la luna nueva!
Jinengi: Asi es Miroku. Al principio crei que era imposible, pero luego pense que tal vez podria ser.
Inuyasha: ser el que?
Miroku: Inuyasha! Tu eres el dios de la luna nueva!
Silencio. Un silencio ensordecedor, en donde Miroku era el unico que se encontraba algo euforico por la noticia.
Inuyasha: eso es imposible! Si yo fuera un dios, tendria poderes especiales, en este caso del dios de la luna nueva, poderes lunares! Solo soy un hibrido con una gran fuerza, nada mas. Quizas ese collar llego hasta mi por pura casualidad.
Jinengi: no lo se Inuyasha, pero lo que si se es lo que tu alma desea hacer en estos momentos…
Inuyasha: …encontrar mi destino…
Jinengi simplemente lo miraba.
A donde tengo que ir?
No lo se, eso lo debes de saber tu. Aunque se de alguien que te puede ayudar.
Dime, y voy ahora mismo.
Bien…es una sacerdotisa muy famosa, llamda Kaede. Ella se encuentra en el interior del bosque Dandellaion. Su cabaña es difícil de encontrar, pero quizas lo logres, con tu gran habilidad de olfato…
Inuyasha tomo el collar, y se lo puso, el cual al hacerlo, hizo un ligero resplandor plateado. Le agradecio a Jinengi por todo lo que habia hecho por el, y le prometio que volveria. Jinengi simplemente le deseo buena suerte. Mientras salia de la cabaña, aprecio como la luna tenia nada mas la mitad de su esplendor.
No pensaras ir solo, verdad?
Como? – Inuyasha vio que Miroku iba detrás de el
Ire contigo. Somos como hermanos Inuyasha, los mejores amigos, y nunca te dejare solo. Si vas a una aventura, aunque sea en busca de tu destino, dejame vivirla contigo.
Inuyasha le sonrio. Ambos se quedaron mirando la media luna.
Miroku, si soy el dios de la luna nueva entonces….mi padre es el dios de la luna, el dios Inutaishou…
Asi es.
Y hay dios de la media luna?
Si, el dios Sesshomaru…
Miroku se volteo a verlo dandole una ligera sonrisa.
Tu hermano…
Ambos se dirigieron a la frontera, adentrandose en la oscuridad del bosque Dandellaion, para encontrar a la sacerdotisa Kaede, quien le indicaria a donde tenia que ir. La aventura comenzaba, para buscar su verdadero yo, Inuyasha tendria un gran valor, el valor que siempre lo represento…
