Capitulo 7: encuentros inesperados
Donde crees que estamos?
No lo se, este bosque es un total laberinto…
Pero tu olfato no sirve?
No de mucho. Aquí hay muchos tipos de arboles y flores, me es difícil poder olfatear algo diferente a eso…
Era de tarde, y Miroku e Inuyasha divagaban por el bosque Dandellaion en busca de la sacerdotisa Kaede que alli vivia, pero parecia que estaban algo perdidos.
Mira Inuyasha! Acaso ese sonido es de agua?
Inuyasha paro sus orejitas, y asintio confirmandole a Miroku que estaba en lo cierto. Ambos se dirigieron un poco rapido, hasta que llegaron a un gran claro. Alli, pudieron apreciar un hermoso lago, que tenia una larga pero pequeña cascada. Las aguas se veian frescas y muy cristalinas.
Miroku: vaya…es hermoso…
Ambos bebieron un poco de la refrescante agua, que por alguna extraña razon, les hacia sentir como si hubieran recuperado todas las energias perdidas.
Miroku: Inuyasha, no se te hace algo extraño este lugar?
Inuyasha: de que hablas?
Miroku: esta laguna….despide una especie de poder purificativo…
Inuyasha: oye Miroku, que tienes? Que tiene este lugar? – le preguntaba algo desesperado, ya que el monje tenia una cara de sorpresa y gran admiración.
- Esto es un lugar sagrado…
De la nada, aparecio una flecha que le rozo la mejilla a Inuyasha. Miroku salto, pero una cadena le amarro todo el cuerpo, haciendo que cayera al suelo. Inuyasha, quien estaba agachado en su lugar, levanto la mirada, y logro ver dos siluetas oscuras. Se levanto.
Inuyasha: quienes son? – no hubo respuesta – Salgan cobardes!
De las sombras de los arboles y los arbustos, salieron dos muchachas. Una, tenia un traje negro algo apretado, con cascos y adornos en rosado y oro, y con botas negras. La otra, llevaba un traje de guerrera, un mini vestido de color marron claro de cuero, con la falda en tablillas, y un grueso cinturón negro en su cadera con un medallón plateado con una estrella de cuatro puntas, y con sandalias de tiras cruzadas en sus blancas piernas. Inuyasha y Miroku pudieron apreciar la belleza de ambas guerreras, una con el pelo marron oscuro amarrado en una cola alta con una cinta rosa, y sus ojos marrones, y la otra con el cabello largo y suelto, de color negro azabache, y aquellos resplandecientes ojos café. La muchacha de traje negro tenia en sus manos el otro extremo de la cadena que tenia preso al monje Miroku, y la de cabellos azabaches, apuntaba a Inuyasha con otra flecha puesta en su arco.
Bueno, que crees que sean?
No lo se, lo unico que importa es que son forasteros y que no deberian estar aquí
Miroku: oh, vamos lindas jovencitas. No nos haran daño a nosotros
Miroku
gimio ante el apretón de las cadenas que le habia dado la
muchacha.
- Digan quienes son y que estan haciendo aquí?
Inuyasha: nosotros solo somos dos jóvenes que vinimos del otro lado de este bosque. El es mi amigo Miroku, es un monje
Un monje! – la muchacha enseguida le solto de las cadenas, haciendo que Miroku se parara con algo de dificultad masajeandose las partes entumecidas de sus brazos y piernas. La muchacha se le acerco en seguida, dandole una reverencia – mil disculpas, excelencia, yo no sabia…
Miroku: no te preocupes, es logico que ustedes nos hayan atacado al ser forasteros, como bien dijeron.
Inuyasha seguia siendo apuntado por la flecha de la otra joven, quien le exigio una vez mas que se presentara.
Yo soy Inuyasha
Eres un mitad demonio, verdad?
Si, lo soy… - Inuyasha sintio una punzada de ira y tristeza en su estomago ante aquello, pero Miroku se interpuso entre el y la flecha que se resignaba a amenazarlo con darle a su corazon.
Mrioku: vamos, no les haremos daño, se los aseguro, solo vinimos en busca de la famosa sacerdotisa Kaede
Estan buscando a la anciana Kaede?
Inuyasha: anciana Kaede?
Miroku: acaso la conocen?
Pues claro! Ella nos entreno y nos cuido. Vivimos con ella.
Miroku: pues, serian tan amables de llevarnos con ella?
Claro!
Miroku: pero primero… - acercandose a la joven que tenia todo el traje negro – por que no nos dicen sus nombres?
Plaf!
Pues, mi nombre es Sango… - dijo con la mano levantada, la cual habia dejado una marca rojiza en la mejilla del monje - soy una guerrera
Y yo soy Ahome – dijo poniendo su flecha devuelta en el carjac – y soy una arquera, aunque tambien podria decirse que soy guerrera. Vamos, los llevaremos con la anciana Kaede.
Recorrieron un tramo un poco largo, hasta que en un pequeño claro, lograron divisar una cabaña, de la cual la chimenea estaba expulsando un ligero humo grisaceo. Al entrar, encontraron que la cabaña era muy espaciosa, mucho mas que la de Jinengi. En la mesa habian varios ingredientes de lo que seria un estofado de verduras. Al entrar, lograron ver a un pequeño zorrito, el cual salto a los brazos de la joven de cabellos azabache, sorprendiendo al joven mitad demonio, y al monje.
Ahome, volviste!
Ahome: hola Shippou, jaja! Y la anciana Kaede?
Shippou: esta preparando la cena.
Sango: que bueno, ya tenia hambre – decia mientras cerraba la puerta detrás de ella. Una anciana se les acercaba lentamente.
Vaya! Sango, Ahome, por fin volvieron. Y ellos quienes son?
Miroku: nosotros somos Miroku e Inuyasha, y usted debe ser la famosa sacerdotisa Kaede – le decia con una reverencia.
Inuyasha: venimos de parte de Jinengi.
Kaede: hmm…un monje y un mitad demonio…si, conozco a Jinengi, el y yo somos muy amigos. Pero pasen, pasen, la cena ya esta casi lista…luego, podran contarme a que han venido.
Agradeciendole varias veces, Inuyasha y Miroku se sentaron en la mesa, y comenzaron a compartir con sus nuevas amigas. Aun asi, la duda de en que forma la anciana Kaede podria ayudarles estaba presente, pero eso, vendria después
