Hola, ¿qué tal va su día, excelente? Espero que si, o al menos digerible.

Buenas noches o momento del día en en que te encuentras leyendo esto; esta es la primera vez que subiré algo aquí y que escribo sobre esta serie, así que de antemano te doy las gracias por darme una oportunidad y leer. Aclaraciones:

Uno, esta fic es un AU.

Dos, en un mundo humanizado y de época escolar.

Tres, aquí habrá relaciones chicaxchica, chicaxchico, chicoxchico.

Finalmente, esperando les guste. Nos vemos abajo.

Desclemier : Steven Universe NO me pertenece, derechos y créditos a sus respectivos. A mi solo se me ocurren ideas y comparto algunas.


Titulo : No siempre lo que brilla es oro.

Prologo.

Hace 2 año atrás.

La luz era demasiado molesta, como siempre queriendo picar a los que llegan. Me preparo un té de limón de lo único que no me aburro, y paso a tomar asiento en donde mis ojos no siente quemarse.

—Gracias por acompañarme.—Dijo la mujer de cabellos azules y que sin duda se ponía cada día mejor, ¿cuantos años tiene?

—Bueno, mi agenda estaba vacía, y me dijiste que mantenerme ocupada ayuda a no sentir deseos malos.—Dijo una rubia que jugaba con la piedra en su cuello.

—Es cierto.—Sonrió al ver que lo tímida ya se había quedado en su personalidad.—Además ayudar a otros también hace que las heridas cierren.—Comento sacudiendo su cabello. Para luego voltear al ruido que se dirigía a la sala.—Podrías ser la guía de alguno, inténtalo.—Pidió sonriendo para calmar a la joven que solo se cruzo de brazos.

—¿Son todos?—Pregunto al ver cinco sillas vacías y desde siempre ponía la cantidad exacta de las personas que tenia en su lista.

—Lo siento, me perdí y entre en otra sala.—Dijo un joven de complexión ancha, y aun con el maquillaje la ojiverde, dando a entes que ocultaba moratones grandes.

—No hay problema aveces sucede, cierre la puerta joven y tome asiento donde guste.—Dijo la peliazul que se levanto y saco una pelota pequeña de su pantalón, para sin aviso lanzar a Peridot que imaginaba seria la primera.—Peridot, comienzas la sesión.—Pidió unos minutos al ver que la joven no reaccionaba.

—Claro...—Murmuro levantándose.— Me presento, me llamo Peridot; cumplo 15 la próxima semana; me gusta el verde; y la razón por la que estoy aquí es que me gusta cortarme cuando los problemas me superan... por ejemplo cuando mi madre me insultaba o me dejaba sin comer todo un día. Esos cortes me hacen sentir "bien", limpiando mis deseos de escupirle en su cara. Pero se que hago mal, y que solo me lastimo más.—Dijo entre dudas y bebiendo de su té al ver que los presentes solo la veían. Y como siempre los ojos de todos estaban llenos de pena, o eso creyó al ver el pelinegro que le intentaba sonreír diciendo "te entiendo, la vida es una mierda".

—Gracias, Peridot.—Dijo para que esta volviera a su lugar.— Me presento, soy Zafiro y soy quien dirige este grupo de apoyo, donde podrán compartir sin miedo, y aprender al mismo tiempo que no están solos. Peridot, lleva conmigo un año y podemos ver que hay un avance. Cuídenla porque ella seguirá viniendo, así como estará en su espalda cuando ocupen algo.—Se presentaba mientras entregaba a los presentes un par de hojas junto a una pluma. Mientras la rubia gritaba internamente, al desconocer eso de que seguiría yendo.—Este papel es para que escriban su carta compromiso, y la que guardare para que el día que sean guerreros con una visión diferente, vean si el cambio esperado esta ya en su mano. La segunda es para que la dividan en dos secciones, una para sus miedos, y en la otra lo que les gusta. Por hoy sera todo, tenemos dos horas.—Termino tomando asiento a lado de la ojiverde que la miraba con muchas dudas.

—¿Yo también?—Expreso al ver solo oír una risa de la mujer.

—No, primero debes terminar la del año pasado.—Respondió mientras sacaba una tira de calcomanias y sin esperar algún comentario de la chica coloco una estampa de una cabeza de alíen en la frente de esta.— Además que acabo de marcar tu agenda sin aviso.

—No, me gusta que hagas eso...—Dijo, pero vacilo al ver el dibujo que adornaba su frente.—Me puedes dar una más para mi cuaderno.—Pidió levemente sonrojada.

—Es para ti, desde que las vi supe que te gustaría y es para agradecer que hablaras de esto pese a que las heridas aun son frescas.—Dijo entregando la plantilla completa.

—¿Tendré que seguir también con Chris?—Pregunto mientras toma aquello con cuidado.

—Si. Has hecho avances significativos, es aquí donde hay que cuidarte para que no pierdas el camino.—Explico su plan al ver cierta expresión de las que aun no descifraba.

—Iré por un té, ¿quieres?—Pregunto y esta vez solo recibió una afirmación con la cabeza.

Camino con cuidado entre sus compañeros y noto que pocos tenían algo en sus hojas, sabia que mirar era violar su confianza, pero pocos se veían interesado en ella pasando cerca suyo. Como siempre era vista como un punto negro en un papel del mismo color. Suspiro mientras esperaba se llenara su vaso con el agua caliente. Pero su mirada choco con los ojos cafés que transmitían concentración y esperanza. Sin duda el había venido por su gusto, y no para llenar una hoja para ser aceptados en una escuela.

—Tu madre es una mierda.—Dijo cuando al fin salio de su mundo y vio que era observado.— Todos lo somos, pero se puede cambiar, ¿verdad? ¿No tenemos que ser un reflejo de sus errores o miedos?—Pregunto algo avergonzado al notar que solo lo miraban.

—Sí, no tienes que ser un verdugo más. Y estas en el lugar correcto, siempre y cuando busques ayuda porque quieres.—Dijo al fin Peridot que extendió su mano.— Ya diste el primer paso, felicidades.—Susurro estrechando con gusto aquella mano. Ahí también, pensó al notar el maquillaje.—Peridot, un gusto.

—Steven, el gusto es mio.—Dijo apartando su mano para regresar a su hoja.—Felicidades, por llegar aquí.—Agrego para entrar de lleno a terminar.

—Toma.—Dijo para entregar el vaso a la mujer con una gran sonrisa que perdió al dar el primer sorbo.

—Olvidaste el azúcar.—"Regaño" levantándose para ir ella misma y estirar un poco sus piernas.

...

—El tiempo termino.—Indico cuando sonó su alarma programada.— Peridot, podrías recoger las hojas por mí.—Pidió a lo que solo obtuvo un resoplido antes de que la joven se levantara.—Bueno, las sesiones serán en este horario, hoy sábado; mañana también de 12 a 2, así que son dos reuniones por semana; pero de haber un cambio serán notificados, y su asistencia obligatoria es mínimo de 13, mas la que diga su psicólogo, para que firmemos las carta de "buena conducta" si es la razón por la que están aquí. Si no, espero, verlos crecer y superarse, no lo olviden no están solos.— Y tras esto sonó otra alarma que indico a los presentes que podían retirarse.

—¿Te acerco a tu casa?—Cuestiono mientras guardaba sus cosas.

—No, iré a la biblioteca.—Dijo tomando su mochila sin muchas ganas.

—Vamos... por lo menos saluda a Ruby, ella extraña tu alborotado cabello.—Dijo hasta que noto que había alguien mirándolas.—¿Quieres hablar de algo más?—Pregunto con tono amable y poniéndose en cuclillas para quedar más cerca del rostro del joven.

—Puedo quedarme un rato más aquí.—Dijo con cierto miedo en su voz.

—Lo siento, amigo pero el lugar no me deja estar más de lo establecido; pero podemos ir fuera y esperar que el tiempo pase.—Sugirió al ver una amarga expresión.

—No, hoy es tu aniversario, cierto.—Recordó Peridot que saco un rojo en las mejillas de la mujer.—Steven y yo encontraremos que hacer, ¿verdad?—Pregunto con una sonrisa y estirando su mano para ayudarlo a levantarse.

—Sí.—Afirmo al fin y aceptando la ayuda.—Por cierto felicidades, doctora...

—Por favor, dime Zafiro.—Pidió un poco mas roja y con una sonrisa por el hecho de que Peridot se ofreciera a pasar tiempo con alguien por su propio gusto.

—Siguen aquí.—Dijo una mujer pelirroja que entro con una sonrisa enorme.—Perita, hasta que me dejas verte.—Grito corriendo a abrazarla.

—Hola, Ruby...—Logro decir cuando recuperaba el aliento.—Que tengan un buen día...—Dijo agarrando al pelinegro y corriendo para salir de ahí.

—Son agradables.—Dijo Steven que soltó una carcajada.

—Lo son, pero me sofocan.—Expreso tras unas risas. ¿Cuanto había pasado desde que reía frente a otra persona? —¿Y ahora, gustas un helado?

—Seria genial.—Acepto siguiendo sus pasos, pues sabia la heladería no esta lejos.

—¿Algún sabor en especial?—Pregunto cuando entraron; y es que tener una conversación sin invadir el espacio personal era lo que se formulaba en la mente de Peridot que al final mantuvo callada.

—Chocolate.—Respondió tomando asiento.—Puedo decirte algo...—Dijo cuando volvió la chica y recibía su cono. Con una expresión rara acepto con la cabeza, pues estaba concentrada en su paleta de limón.—¿Te gustan las cosas de alienigenas o solo traes la sudadera para cubrir tus heridas?—Pregunto con el tono mas neutral pues no quería parecer metiche o morboso.

—Tu eres curioso.—Comento con cierto sarcasmo.

—No, es solo... deseo tener una conversación pero no es que pueda preguntar las cosas mas triviales... no tienes que responder... yo solo, es la ansiedad por no fumar... genera que pregunte estupideces.—Dijo derrotado y acomodándose en la mesa.—Por eso consumo calorías casi al igual que respirar...

—Hey, bromeaba.—Dijo tomando su mano para que la escuchara, pues parecía encerrarse en su mundo.—Mira no me importa, yo pensaba lo mismo de tus moretones pero no quería incomodarte. No soy normal.

—¿Qué es "normal" en este mundo?—Pregunto en un susurro. Sacando unas carcajadas a Peridot.

—Creo que solo una palabra.—Dijo mas calmada.— Ya se tu preguntas, yo pregunto. Sin miedo o prejuicios.—Recibiendo una sonrisa tímida de Steven que recuperaba si postura.—Como empezaste tú, me encanta... tal vez, es solo una de tantas cosas con las que escapo del lodo en el que vivo; pero me encanta ese misterio de no saber con exactitud que hay más allá del espacio. Y como vez mi gusto es patético en moda, pero soy mas de vestir cómoda. El punto extra es lo de tapar las heridas que en su mayoría no se notan tanto.—Respondió mirando a todos lados pues el llevar años sin tener una conversación de mas de 4 lineas, esforzaba por no trabarse o equivocarse en una palabra.

—Vaya, pues a mi me gusta tu estilo, es muy relajado pero los lentes suman a tu panorama "inteligente".—Dijo colocando sus manos como fotógrafo.

—Yo... solo se cosas porque los libros no juzgan.—Dijo avergonzada y siendo ella ahora quien ocultaba su rostro en la mesa.

—Cierto, ¿ibas a la biblioteca?—Pregunto para acabar con su helado.

—Si. Hoy llegaban algunos libros de la sección de tecnología.—Respondió para mirar su reloj.

—Puedo acompañarte, y de ahí me iré a casa.—Se ofreció con una sonrisa que Peridot reconocía.

—Puedes entrar conmigo, aun falto yo por preguntar y no te libraras de mi tan fácil.—Dijo metiendo su cartera en su mochila.—¿O tienes que llegar temprano?—Pregunto con un tono que daba a entender "te apoyare en lo que decidas".

—Mi padre estará fuera toda la semana así que vamos. Y pese a como me trata, no me gusta estar solo casa.—Respondió con un tono amargo.

—Sí, estas seguro de que no tendrás problemas, no me importa tener compañía.—Dijo al solo recibir una afirmación.

—Bueno, ¿te toca preguntar?—Dijo Steven que no se echaría para atrás en su determinación por cambiar.

—Fumar, ¿es por eso que llegaste aquí?—Pregunto curiosa, pues no era fácil ignorar el temblor del cuerpo del chico, denotando que algo le hacia falta.—¿Cuanto llevas sin probar uno?

—No, fue por violento... aunque no lo aparente, estaba en el equipo de basquetball de mi escuela, pero al hacer una prueba y dar positivo a consumir tabaco me expulsaron del equipo, por culpa de una rata chismosa. La pelea acabo cuando reacciones que lo estaba matando... no me enorgullece esa parte de mi. Papá busco un lugar para que entrara a la preparatoria así que ahora tengo que pasar el control de cada semana para que sepan que no consumo; recuperar mi condición para entrar al equipo de la escuela; y que eso calme a mi viejo de golpearme.—Acabo tomando algo de aire.

—Es increíble lo que haces en un año... y lo que arruinas en un día.—Dijo Peridot que bien a bien, no tiene palabras para consolar a nadie.—Hola, señora Cenpi.—Saludo a una mujer de vestimenta azul que solo la miro, y asintió para que pasara.

—Recuerda que los libros los reviso.—Dijo cuando dio un par de pasos la joven que ya conocía de años. Y aunque se le hizo extraño verla acompañada, no le interesaba meterse en la vida de nadie.

—Ya pedí disculpas.—Dijo avergonzada la de lentes que camino a paso seguro de donde iba, porque pare verse pequeña la edificación, si que tenia varios estantes. Pero ahí iba cada que podía para agotar sus horas sin ver o escuchar a su madre, así que conocía todos los pasillos.—Dime Steven, ¿cuál es tu tipo de lectura?

—Si te soy honesto, solo conozco los libros de la escuela. Nunca me ha llamado la lectura.—Confeso rascando su nunca.

—Imposible.—Grito incrédula, pero al recibir el "shiii" de la bibliotecaria sudo frió.—Un libro menos,—comento para si—entonces llego el día, algo encontraremos que te mantenga entretenido.

—Puedo intentar.—Dijo el chico de chaqueta amarilla y que sabia que no perdía nada.

—Bueno, entonces yo te ayudare con lo de tu regreso triunfal al basquetball.—Dijo con una sonrisa y gran determinación es sus ojos.

—Sabia que esa voz era tuya.—Dijo una chica de cabellos morados que no dudo en abrazar a Peridot.

—Que les da a todos para abrazarme.—Dijo entre sus intentos de que la soltaran.—Amatista, para.—Pidió rendida y con la mejillas algo infladas.

—Ya,ya, perdón, pero es que eres adorable.—Dijo la chica que algo resignada soltó a su amiga.—Hola, ¿y tu eres?¿la estas molestando?—Pregunto con tono intimidante.

—Es un amigo, así que tratalo bien.—Respondió Peridot al ver que Steven se petrifico.

—¿Amigo?—Pregunto sorprendida Amatistas que paso a "inspeccionar" de cerca al muchacho.—No te creo, tu eres demasiado selectiva.—Dijo "guardando" su libreta y mas relajada.

—Pues Steven me agrada y es mi amigo. ¿Algún problema?—Pregunto cruzándose de brazos.

—No, al contrario alguien más al equipo.—Dijo Amatista que sintió nostalgia al ver a su amiga defensora.—Espero que no sea igual de nerd que tu en libros y cosas muy complicadas.—Agrego extendiendo la mano al chico que solo sonrió, pero se notaba nervioso.

—Pues soy mas de basquet,o patinetas; y cómics...—No siguió pues de la nada era abrazo.

—Genial, tu me agradas. Bienvenido.—Dijo Amatista.

—Ahora me siento ignorada.—Susurro la ojiverde que no tardo en tener encima a la chica de cabellos morados.

—Tu también eres mi amiga.—Dijo alzándola del piso.

—Bájame.—Pidió "enojada" aunque por dentro aquellas palabras la hicieron feliz.

.

.

.

.

.

Hoy.

La campana sonó sacando a todos los jóvenes un suspiro de alivio, bueno a una gran parte. La desesperación era otra emoción notoria en el salón, y es que el tiempo del examen había acabado. Una de las excepciones, nuestra chica de cabellos amarillos y ojos verdes que se mantenía escribiendo.

—Okey, bajen sus lapices,—ordeno la profesora que bajo al fin su libro y miro a sus estudiante con una sonrisa— pasen sus hojas al compañero de enfrente y este me la dará a mí.—Indico pasando al otro lado se su escritorio y así quedar cerca.— Revisen que su nombre estén, señorita Peridot.

—Si, lo puse esta vez.—Dijo avergonzada ante las carcajadas de algunos de sus compañeros.

—Bien, guarden sus cosas y podrán salir. Los veo la siguiente semana.—Se despidió mientras tomaba su portafolio y sin esperar algún comentario salio de ahí.

—Lapis, ¿terminaste?—Pregunto una chica de cabellos negros y ojos cafés cuando vio el asiento de enfrente de su amiga vació.

—Claro que sí, que tal Connie, ¿fácil?—Pregunto a la chica de tez morena que sonreía satisfecha.

—Demasiado.—Respondió y miro a la chica de cabellos azulado claro a lado de ella.— Perla, ¿cómo te fue?—Pregunto sacándola de su meditación.

—Seguro consigo el mejor lugar está vez.—Respondió con calma pero su mirada guardaba algo de odio a una rubio que no entendía como era capaz de ser buena, pues su facha estaba demasiado preparada.

—Esa meta no ha desaparecido.—Comento Connie algo cansada.

—No hasta que la acabe.—Aclaro tomando su mochila, pues sabia que la "hora" de la comida no duraba mucho.

—Calma, competir sanamente.—Dijo Lapiz que miro a la pantalla de sus celular.— Vamos a la cafetería, muero de hambre.

—Yo las alcanzo, mamá quería le marcará.—Dijo Connie que regreso a su asiento para tomar el pequeño aparato que sus padre le habían conseguido.

—Vale, no tardes.—Dijeron a la par ambas chicas de cabellos azules que esperaban alcanzar alguna cosa buena.

—Oye Perita, ¿segura que no olvidaste escribir tú nombre, otra vez?—Pregunto un pelinegro que tomaba asiento a lado de su amiga la cual notaba demasiado callada.

—Steven, agradece que eres mi amigo o tendrías media silla partida a la mitad en estos momentos.—Dijo con tono irritado.

—Hey, calma que aquí el violento soy yo.—Susurro dando un leve codazo para que lo mirara.

—Hay días que me frusta tu presencia.—Dijo golpeando su frente en el pupitre. Aquello asusto a Connie que era ignorada por sus tres compañeros.

—Alguien anda de un humor, como si el diablo se lo estuviera llevando.—Dijo Amatista que se acerco a su par de cómplices, y saber que pasaba. E intentando tomar sus manos que parecían tramaban algo.

—¿Quién?—Pregunto sobresaltada, y haciendo a Connie pensar si dejar el salón era buena idea; porque si una pelea iniciaba los profesores no se enterarían... pero esos tres son amigo, ¿cierto? —Amatista...—Susurro mas calmada.

—Oye tranquila amiga, la mesa no tiene la culpa.—Dijo con una sonrisa y resistiéndose a sacar el grito de dolor por el golpe a su espinilla.

—¿Estás bien?—Pregunto Steven que al iguala que Amatista observaba la manos de su amiga con rasguños, algunos con rastros de sangre.

—Yo... mamá otra vez... y esto es mejor que lo otro no...—No completo ninguna de esas frases, pero ellos no lo ocupaban, solo saltando a abrazarla.

—Eres muy fuerte.—Susurro Amatista que guardaba sus lagrimas para cuando salieran de la escuela.

—Te queremos. No, nos iremos tan fácil.—Agrego cuando se aparto del abrazo y dedicando su mejor sonrisa.— Muy bien hoy invito las malteadas.—Declaro con un suspiro "resignado". Para esto ellos ya se encontraban solos.

—¿A las dos?—Pregunto amatista que abrazo y miraba con "rudeza" al joven que se limito a sentir.

Pero eso sera historia de otro día. O tal vez, nunca.


Bien, yo quedo aquí. ¿Qué les pareció? Espero de verdad les gustara.

En mi caso cualquier apoyo que des a esta historia es más que suficiente para hacerme feliz y saber si en un futuro traer más.

Observaciones, sugerencias y comentarios son recibidos...

Mil disculpas si hay algún error ortográfico...

Sin más, me despido; excelente día.

By : E.Y.79