Aquel hombre frente a ella era alto, de complexión fuerte y de sonrisa bonachona. Su mirada no dejaba lugar a dudas sobre su felicidad y sorpresa al verla allí. Cameron se quedó helada. Su cuerpo se paralizó y sintió que se derrumbaría allí mismo si no fuese porque estaba demasiado tensa como para caer. El hombre hizo amaga de acercarse para abrazarla y ella reaccionó tarde pero también le abrazó como si fuese uno de esos familiares de pacientes que eran tan efusivos que lo agradecían todo con abrazos y de las maneras menos esperadas.

- Dios Allison, estás fantástica. De haber sabido que te encontraría aquí… ¡No lo puedo creer! – Dijo separándose y mirándola de arriba abajo.
- Yo… - dudo un segundo.- Yo tampoco puedo creerlo. – Continuó perpleja. – Pero¿estás bien? Quiero decir¿has venido por algo serio? – Preguntó dándose cuenta de que estaban en la consulta.
- No te preocupes, es un simple resfriado. – Dijo quitándole importancia.

Cameron quiso comprobar que lo que le decía ese viejo conocido era verdad y que solo se trataba de un resfriado. Le tomó la temperatura y le hizo todas las pruebas necesarias para evidenciar que en efecto solo se trataba de una gripe normal y corriente. Durante aquello minutos su mente no podía dejar de pensar en lo extraño de aquella situación y que de no haber sido por House no estaría ahora mismo allí, examinándole. Se sentía incomoda y contrariada.

- Aquí tienes la receta, tómalo durante una semana cada ocho horas. – Dijo extendiendo la mano amablemente con la receta para dársela.

Alguien abrió la puerta.

- ¿Cuánto tiempo necesitas para diagnosticar un simple resfriado? – Preguntó House ignorando la situación.
- Estoy en ello. – Contestó Cameron mirándole implacable. – ¿A ti no te dolía la pierna? – Preguntó evidenciando su engaño y señalando.

- Oh, eso, es milagroso lo que la ciencia puede conseguir. No te imaginarías lo mucho que ha avanzado. – Dijo poniendo un tono de incredulidad.
- Y la vicodina… - Murmuró enfadada.
- Bueno amigo, – se dirigió a Joe – veo que mi lacaya le ha extendido una receta así que su tiempo de consulta ha terminado. Ahora si no le molesta... – Señaló la puerta con el bastón para que se fuera.
- Discúlpale Joe, - House la miró sorprendido al ver como se dirigía hacia ese paciente. – no suele tratar mucho con la gente…
- No te preocupes. – Contestó Joe sonriendo. – Aquí tienes mi número – le dio una tarjeta. – Llámame y nos ponemos al día.

Cada vez entendía menos de qué iba todo. ¿Por qué aquel hombre le daba su número? Cameron lo cogió y le echó un vistazo antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón. House seguía anonadado y mirando perplejo aquella situación que se producía ante sus ojos.

- Gracias. – Dijo Cameron sonriendo.
- Me alegro de haberte visto Allison, llámame¿de acuerdo? – Insistió.
- Lo haré. – Confirmó Cameron.
- Hasta pronto Allison. Adiós. – Se dirigió a House antes de salir.

Cameron no pareció darle importancia al hecho de que House hubiese interrumpido y hubiese sido testigo de aquello, aunque en el fondo no se sentía nada cómoda en ese momento y quería salir de allí corriendo para que su jefe no la acribillase con un interrogatorio interminable sobre la identidad de aquel paciente que le trataba de una forma tan familiar. House intentaba asimilarlo antes de preguntar nada y no fue hasta que salieron de la consulta cuando por fin lo hizo.

- ¿Desde cuando ligas con los pacientes? – Preguntó intentando que no notase que estaba en parte molesto.
- Has debido tomarte un bote entero de Vicodina. – Contestó Cameron aún enfadada porque House la había mentido.
- Yo he preguntado primero. – Dijo House como si se tratase de un juego de niños.

Cameron paró en seco y le miró. A House le bastó eso para darse cuenta de que estaba enfadada de verdad y que no quería hablar sobre el tema, lo cual le motivó para seguir con el interrogatorio.

- Sé que te preocupas en exceso por tus pacientes, que eres amable con ellos y te dejas la piel, pero de ahí a seguirles viendo fuera del hospital…- arqueó las cejas y puso una mueca socarrona. – Tienes un serio problema con el acoso sexual. – Concluyó sarcástico.
- ¿Cómo? – Dijo sorprendida e indignada.
- Ya sabes, primero a mí, luego Chase y ahora un paciente...
- Eres un cabrón. – Dijo mirándole a los ojos con toda la furia que tenía dentro y se alejó caminando apresurada.

Se quedó allí parado, mirando como se iba y preguntándose que importancia tendría aquel tipo que hacía que estuviese a la defensiva. Pensó que por la familiaridad con que él la trató y por lo incomoda que ella parecía estar cuando apareció por la puerta debía ser alguien que había tenido un significado importante en su vida. Se dio cuenta de que Cameron se había ido sin terminar de pasar las horas de consulta e intentó huir de allí lo más rápido posible antes de que nadie se diese cuenta también y entonces tuviese que cumplirlas él mismo.

Las puertas del ascensor se abrieron. "¡Mierda!" pensó cuando vio a Cuddy.

- ¿A dónde crees que vas? – Preguntó saliendo del ascensor y frenándole el paso.
- A mi despacho… - "vamos, piensa rápido", se dijo.
- ¿Cómo que a tu despacho? – Volvió a preguntar.
- Si, ya sabes, el lugar donde suelo trabajar. – Contestó.
- Sé que en tu despacho lo que más haces no es trabajar precisamente, pero sé de un lugar donde si puedes hacerlo es la clínica. – Contestó. – Cameron me ha dicho que ya no te duele la pierna y que vas a pasar tú las consulta.
- Vaya… - Alcanzó a decir. Se sentía sorprendido de que Cameron hubiese sido capaz de vengarse de esa forma.
- Además parece que el dolor de tu pierna ya no es tan intenso. – Era consciente de que Cameron se había dado cuenta de su engaño y se estaba divirtiendo. – Te queda una hora todavía. – Y le señaló en dirección a la sala 1.

Miró hacia su jefa implorando pero ella no parecía que fuese a ceder. Sería estúpido pensar que iba a ceder cuando siempre le obligaba a pasar sus horas de consulta.

- Tengo un caso importante. – Era su último recurso.
- Sé que lo tienes, yo te lo he asignado¿recuerdas? – Contestó Cuddy. – Pero que no pases una hora de consulta no hará que tu paciente mejore.
- Pero me sentiría culpable si durante esa hora muere porque yo he estado mirándole los mocos a un crío. – Dijo poniendo cara de terror.
- Me arriesgaré. – Y le guiñó un ojo antes de irse.

House no tuvo otra opción que rendirse ante las órdenes de su jefa e ir a pasar la maldita hora de consulta.

Cuando por fin pudo liberarse fue a la sala de diagnóstico y no vio a ninguno de los tres. Supuso que estarían haciendo pruebas al paciente o trabajando en lo que fuese. En ese momento no le interesaba. Solo había una cosa que rondaba en su mente curiosa y ávida de saber. Salió a la terraza y vio a Wilson ocupado con un paciente en su despacho. Empezó a hacerle señas para que saliese. Su amigo se percató de su presencia y le hizo un gesto para que esperara. Tras cinco minutos por fin salió.

- El que tu no veas a tus pacientes no significa que los demás tampoco, lo sabes¿verdad? – Preguntó Wilson.
- Pensaba que visto un paciente de cáncer los habías visto todos.- Contestó con sorna.

Wilson le miró entre desesperado y a la vez hecho a la idea de que jamás cambiaria.

- ¿Tú no tenías un nuevo caso? – Preguntó.
- Sí, pero ya están los niños trabajando en ello. No te preocupes, tengo todo el tiempo del mundo para ti. – Levantó las cejas y le miró coqueto.
- Suena tentador pero no creo que hayas venido para ver qué tal me va… - Wilson le conocía mejor que nadie, mejor que él mismo casi.
- Que bien me conoces Jimmy. – Señaló sonriendo. – Necesito tu consejo.
- ¿De qué se trata esta vez? – Preguntó interesado.
- Uno de mis subordinados ha estado ligando con un paciente, te lo cuento a ti porque sabes más que nadie del tema, y me preguntaba si debía decírselo a Cuddy…
- ¿De qué demonios hablas? – Interrumpió Wilson.
- Te lo he dicho, uno de mis niños, mis subordinados, mis coleguitas ha estado ligando en la consulta. – Cuchicheó como si fueran niñas de 16 años en un instituto.
- Ah… - Wilson se dio cuenta de lo que hablaba. – Te refieres a Cameron¿no? – Concluyó, y en su mirada se podía ver la picardía y lo divertido que era para él ver a su amigo mostrando interés por ella.
- No, se trata de Chase. – Intentó engañarle irónicamente.
- Sé lo mucho que te preocupa Chase, te desvives por él, pero la única persona que ha pasado consulta esta mañana ha sido Cameron. – Dijo Wilson.
- No se te escapa ni una¿eh? – Le miró con los ojos entrecerrados.
- ¿Con quién estaba ligando? – Preguntó.
- Un tal Joe. – Su tono intentaba quitarle importancia pero el hecho era que de verdad le importaba y que Wilson sabía que era así.
- Joe… - Dijo para sí Wilson.

Intentaba buscar en su mente un recuerdo, algo que relacionase con ese nombre, con aquel hombre. House le miraba esperando una respuesta porque era obvio que su amigo sabía algo, aunque en ese momento no lo supiese o no lo recordase. Se impacientaba. Golpeaba ligeramente el suelo con su bastón, golpes pequeños, Casi imperceptibles. De pronto Wilson abrió los ojos y la boca como si hubiese visto un fantasma y señalaba a su amigo moviendo insistentemente su mano.

- ¿Qué¿Qué¡¿Qué! – Preguntó House intrigado.
- Sé quien es ese tío. Lo que no sé es si decírtelo… - Dijo Wilson disfrutando como nunca de aquella situación.