Intentaba buscar en su mente un recuerdo, algo que relacionase con ese nombre, con aquel hombre. House le miraba esperando una respuesta porque era obvio que su amigo sabía algo, aunque en ese momento no lo supiese o no lo recordase. Se impacientaba. Golpeaba ligeramente el suelo con su bastón, golpes pequeños, Casi imperceptibles. De pronto Wilson abrió los ojos y la boca como si hubiese visto un fantasma y señalaba a su amigo moviendo insistentemente su mano.

- ¿Qué¿Qué¡¿Qué! – Preguntó House intrigado.
- Sé quien es ese tío. Lo que no sé es si decírtelo… - Dijo Wilson disfrutando como nunca de aquella situación.

House le miró por un instante. ¿A qué demonios estaba jugando? Por su parte, su mejor amigo realmente tenía dudas sobre si contárselo a House, y no por hacerle sufrir si no porque era algo que Cameron le había contado y no sabía hasta que punto era una confidencia.

- Vamos no me jodas. – Soltó House desesperado pero intentando disimular su interés. – Sabes algo de Cameron y no quieres contármelo. ¿Vas a romper conmigo por ella? Si es así dímelo antes de que me ilusione más de la cuenta… - Bromeó.
- ¿Y por qué te interesa saberlo? – Preguntó Wilson tratando de pincharle.
- Porque trabaja para mí.
- Chase trabaja para ti y no te interesa demasiado…
- Sé que Chase me es fiel. A pesar de los malos momentos del pasado aprendió la lección y jamás me traicionaría de nuevo. Además no creo que al tal Joe le gusten los rubios ricos y con pony.
- Sabes House, por una vez no seré yo quien te lo cuente. – Contestó con firmeza. – Si quieres saber quién es ese Joe pregúntale a Cameron.

No había duda de que no le contaría nada. House ladeó la cabeza y volvió a mirar a su amiga que tenía dibujado en su rostro el triunfo, la victoria de haber dejado a House con la duda y siendo absolutamente consciente de que no sería capaz de preguntarle directamente a Cameron al menos por ahora. Era lo que siempre hacía. Primero tanteaba el terreno, jugaba con la gente y preguntaba sutilmente lo que quería saber. Sabía como hacer que la gente le contase lo que quería. Solo que esta vez debería empeñarse más.

Chase apuntaba unos datos en una carpeta. Parecía concentrado. Al menos disimulaba muy bien si no lo estaba. Cameron estaba frente a la pizarra. Ella misma había escrito los síntomas y todas las posibles opciones que se les había ocurrido sobre qué podía tener aquel niño. Jaime era el nuevo caso que tenían entre manos, un niño de apenas ocho años que había ingresado con unos síntomas hacía un par de horas y que ahora mismo estaba ciego. Tenía las manos apoyadas en su cintura de manera que parecía una jarra desde la perspectiva de Chase que volvía a bajar la cabeza y a leer la historia médica de Jaime. Se mordió el labio superior y cerró los ojos unos segundos para volver a abrirlos.

- Foreman está tardando demasiado. – Dijo sin darse la vuelta.
- Hace tan solo veinte minutos que se ha ido… - Contestó Chase sin levantar la cabeza del informe.

Tenía razón. Tan solo veinte minutos que a ella le habían parecido una eternidad. Se había sentido rara desde el encuentro con Joe. Desde que House le había preguntado por él y ella no había sabido que contestarle. Tan solo había sido capaz de decirle "eres un cabrón". Pensó en lo estúpido de su contestación. En que por mucho que hubiese cortado aquella situación de esa manera la cuestión volvería más tarde o más temprano. No podía pensar con claridad. Sentía presión en el pecho, la angustia que produce lo incierto, lo que uno había creído olvidado y que vuelve para darte más fuerte.

- ¿Dónde coño está House? – Preguntó Chase trayéndola de nuevo a la sala de diagnósticos.
- ¿Tanto me echabas de menos? – Preguntó House entrando. – Te daré una foto mía si tanto te gusto.

Chase ni miró. Giró la cabeza ligeramente a la izquierda y puso un gesto de desganas. Cameron pudo advertir aquello a pesar de lo paralizada que se encontraba al ver a House como si nada. Se dijo así misma que era estúpido sorprenderse cuando se trataba de House en ese sentido. Él era así.

- Conozco esa g y ese rabillo. – La dijo House mirándola mientras levantaba la ceja izquierda. – Estás tomándote muchas libertades. Primero me robas las horas de consulta y ahora los rotuladores.

Cameron le miró pero no transmitía nada. No estaba enfadad y tampoco le molestó mucho aquel comentario. Todo había quedado claro. Él la había engañado y luego ella había usado sus amados rotuladores. Eran detalles insignificantes en comparación con lo que tenía en su cabeza. House se dio cuenta de aquello. Normalmente Cameron le hubiese mirado decepcionada, enfadada, incluso con cierta bondad y brillo en los ojos porque sabía que le gustaba, o al menos hasta hace un tiempo así había sido. Pensó que la broma sobre las horas de consulta no había sido muy oportuna, de hecho sus comentarios nunca eran tan oportunos como él creía, pero sabía cuando tenía que parar y ese era el momento.

- Bueno¿y qué pasa con…? - Miró ha Chase que parecía ser el único que estaba en la sala de diagnóstico y dispuesto a trabajar.
- Jaime. – Contestó. – Lo que en un principio parecía un ataque epiléptico no lo es.
- ¿Y qué coño es? – Preguntó House.
- No lo sabemos. – Sentenció Foreman mientras entraba y extendía la mano con unos papales a House.

Este los cogió, lo miró por encima y miró contrariado a Foreman. Volvió a leerlos y los tiró sobre la mesa. Cameron dio un pequeño bote en su silla mientras Chase lo había cogido y lo leía con cara de no entender qué demonios decían aquellos papeles. House se quedó mirando por unos segundos a Cameron. Estaba claro que no estaba allí pero no era normal en ella dejar que algo externo a su trabajo influyese en él. Ella era la primera que había recriminado muchas veces a su jefe el hecho de que sus asuntos personales interferían en su trabajo.

- Rehacer esos test. – Dijo sin dejar de mirar a Cameron.

Ni Foreman ni Chase objetaron nada. Aquellos test no clarificaban nada y nunca estaba de más repetirlos. Cameron se levantó para seguirlos.

- Cameron. – Dijo House a su espalda antes de que pudiese salir de la sala de diagnóstico.

Se paró. No quería girarse, su mente se negaba a hacerlo. No quería dar la cara frente a él. No quería hablar con él, en ese momento no. Pero su cuerpo no obedeció y se dio la vuelta para mirar a su jefe que parecía mirar a través de ella con sus ojos azules. Sabía que estaba pensando en algo, que su mente tramaba algo.

- Si es por lo de esta mañana – comenzó Cameron – ya está olvidado. No me gusta que me engañes para pasar consulta pero no voy a estar eternamente enfadada contigo por eso. Así que tranquilo y…
- No es eso. – Dijo House tajante.

Cameron se quedó helada. Se decía así misma que ese no era el momento, si llegase el momento en que tendría que contarle a House toda la historia, no debía ser ahora. No se sentía ni con fuerzas ni con el suficiente ánimo como para contarle por qué realmente se sintió tan mal y afectada por aquel caso, por qué odió a aquel hombre que abandonó a su mujer cuando había estado a punto de morir… Aquella mujer que hubiese muerto antes de reconocer una infidelidad. House creía saberlo todo pero aquello era un secreto que llevaba dentro durante mucho tiempo y no podía dejarlo salir tan fácilmente.

- ¿Qué? – Preguntó por fin armándose de valor.