A medida que se iba acercando se sentía más nervioso. Pensaba en qué podía decirle. ¿Hablar del tiempo¿Del caso¿De lo estúpido y absurdo de su última conversación? Si quería arreglar las cosas, dejaría pasar ese tema. Cuando por fin llegó se paró a su lado. Ella pareció extrañarse ante su presencia.
- Al final no ha llovido… - Dijo mirando hacia su derecha mientras a su izquierda Cameron fruncía el ceño escéptica.
- Eso parece. – Replicó sin ninguna entonación.
- Bueno… Mañana será otro día.
Miró unos segundos hacia delante, tal vez esperando a que ella dijese algo y toda la tensión que su cuerpo acumulaba se desvaneciese. Pero ella no decía nada, y estaba allí, quieta, como si no le diese importancia al hecho de que House estuviese allí tratando de normalizar las cosas entre ambos.
- Si es por lo de esta tarde lo he olvidado. – Dijo con seguridad. – No tiene importancia.
-
Oh… - House estaba sorprendido. Por una parte hubiese querido que
pelease. – Yo ya me voy¿te vas a quedar aquí? – Preguntó curioso.
- No, también me iré. – Contestó esquiva.
- Hasta mañana. – Dijo antes de irse.
- Hasta mañana House. – Contestó educada.
Aquella noche casi no había dormido. Por un lado el caso del niño le estaba martirizando, el no encontrar una respuesta le estaba frustrando sobremanera. Cameron. Era una tortura pensar en ella. Esa mujer. Estaba molesto. Confuso. Cameron. Todo lo que pasaba por su mente para tratar de obviar el tema le recordaba a ella. El caso. Cameron. El dolor de su pierna que hoy era más intenso que nunca. Cameron. "No tiene importancia". ¿Qué no tenía importancia? Si había algo que definía a Cameron es que todo tenía importancia, daba igual la medida, pero todo tenía un significado.
Si no fuese por aquel niño moribundo esa mañana se habría quedado en la cama. Se habría escondido entre las sábanas. Se incorporó y cogió la Vicodina. Era la última que quedaba. La miró detenidamente y luego la tomó. Le costó incorporarse. Le costaba caminar, aquella última Vicodina no había ayudado mucho.
Al llegar al hospital Cuddy le esperaba en la recepción de las enfermeras. No estaba de humor para hablar con ella. No hasta que encontrase la cura para aquel niño.
- Tienes mala cara. – Evidenció Cuddy.
- Así que es por eso por lo que no he metido últimamente… - Contestó sarcástico.
Cuddy le dedicó una de esas miradas que no eran de jefa, le miraba como una amiga. Su preocupación por él iba más allá que la mera relación laboral. House ladeo la cabeza para luego mirarla de nuevo.
- El pequeño sigue igual. Foreman y Chase ya están trabajando en algunas pruebas. – Comentó Cuddy. – Hoy te eximiré de tus responsabilidades con la clínica.
House agradeció el gesto con una sonrisa, forzada porque era lo último que le apetecía en ese momento, pero sincera. Siguió caminando hasta el ascensor. Foreman y Chase. ¿Dónde demonios estaba Cameron? Otra vez ella. Entró en el ascensor y se puso de frente. Entonces frunció el ceño. Estaba desconcertado. Ahí estaba Cameron, en la puerta, con Joe. ¿Ahora todo se trataba sobre Joe? No pudo ver qué estaban haciendo porque la puerta del ascensor se cerró antes de que pudiese reaccionar. Se maldijo así mismo por preocuparse, por estar pendiente de ella, por pensar en ella.
-
Bueno, que pasa con Jaime¿alguna novedad? – Dijo quitándose la
cazadora y dejándola en el perchero. Chase y Foreman negaron con la
cabeza. No lo podía creer. - ¿Nos ha mirado un tuerto? – Preguntó
molesto.
- Lo siento. – Interrumpió Cameron. – Llego tarde.
- Ha tenido que haber un rollo cósmico importante para que llegue antes que tú. – Señaló House tratando de sonar apocalíptico.
Foreman y Chase se miraron cómplices mientras sonreían. Les divertían aquellas situaciones. House y Cameron enfrentándose. Él tratando de que ella cayese en sus burlas y juegos. Pero en el fondo sabían que Cameron hacía mucho tiempo que no caía en ellas y que no le daba importancia. House también lo sabía, pero se había dado cuenta muy tarde, tal vez demasiado.
Cameron no contestó a su broma y se sentó junto a Chase que la sonrió amablemente mientras parecía que con la mirada le quitaba importancia al hecho. Durante las siguientes horas siguieron tratando de averiguar qué es lo que estaba matando al niño. Nada de lo que tenían les daba una ligera pista. El puzzle era un rompecabezas demasiado complicado. Ninguna de las piezas encajaba en la mente de House. Los buscas de los tres empezaron a sonar. House les miró. Salieron corriendo de la sala. Maldijo su pierna más que nunca. Cuando llegó vio las caras de abatimiento de sus subordinados. Cameron parecía perdida y Chase tenía esa expresión de pena profunda. Por alguna extraña razón siempre le afectaban más los casos de los niños, no porque fuesen pequeños y más vida por delante. Era extraño pero nunca lo había dicho ni demostrado claramente.
- Le está fallando el corazón. – Dijo Foreman. – Y es por algo que hemos hecho nosotros.
House se llevó la mano izquierda a la cabeza. Esto estaba siendo demasiado incluso para él. El único cambio en el estado del niño y era por culpa suya. Algún medicamento estaba logrando el efecto contrario al deseado. Le estaban ayudando a morir antes.
Tocó la puerta un par de veces y desde dentro oyó una voz que le decía que pasase. Cuando la abrió no pudo más que levantar una ceja en signo de sorpresa. ¿Qué estaba haciendo Jimmy?
- Son para una paciente. Ella no sabe. – Dijo mientras liaba unos papelillos.
-
Que pena no tener cáncer. – Contestó. Wilson levantó la mirada de su
tarea dando permiso a House para que soltase lo que fuese que tenía
dentro. – Se muere. Le falla el corazón y es por algo que le hemos
dado. Joder, ni siquiera tengo ni idea de que puede ser. – Dijo cansado.
- ¿Y qué más?
-
¿Qué más? Te acabo de decir que un niño se está muriendo. Dios mío
Wilson, solo te importan los niños con cáncer… Que decepción. –
Contestó sarcástico.
- No creo que vengas aquí para decirme que un
paciente se está muriendo, no es el primero que tienes al borde de la
muerte. – Contestó Wilson tranquilo. – Así que debes estar aquí por
algo más.
- Siento que sea así pero no hay nada más. – Salía por la puerta.
- House. - Le paró Wilson y le hizo un gesto con la mano. House sacó el canuto de su bolsillo y se lo devolvió.
- Aguafiestas.
Wilson se quedó un momento mirando la puerta. A estas alturas era curioso ver como trataba de engañar a la única persona en la que tenía plena confianza. Sonrió y volvió a lo que estaba haciendo antes de que House le interrumpiese.
"¿Qué coño?" Es lo único que pudo pensar cuando sus ojos se abrieron de par en par. Si alguien hubiese estado a su lado le hubiese pedido que le pellizcase porque aquello no podía ser real. Frente a sus ojos, a unos diez metros estaba Cameron abrazada a aquel hombre. Otra vez Joe. Otra vez él… No podía pensar con claridad. No era capaz de mantenerse cuerdo. Notaba la sangre que fluía por sus venas. Ardía. Sentía los latidos en sus sienes. La fuerza con que su mano derecha sostenía su bastón. Se giró bruscamente y fue hacia los ascensores. Necesitaba salir de allí cuanto antes.
Cuando había logrado entrar en el ascensor y le había dado al botón una mano paró la puerta justo cuando iba a cerrarse. No podía ser cierto. Todo se podía complicar aún más. Cameron le sonrió ligeramente y entró en el ascensor mientras las puertas se cerraban tras ella. Demasiada tensión.
- House¿estás bien¿Te duele la pierna?– Lo había notado raro, con la cara desencajada y pensó que se trataba de su pierna.
- No. – Contestó secamente.
El aire estaba cargado. Necesitaba salir de allí ya. ¿Es que alguien había ralentizado aquel ascensor? Dejó de pensar. Las ideas no se ordenaban en su mente. Su cuerpo mandaba señales que su cerebro no era capaz de controlar.
- Cameron.
- ¿Sí? – Preguntó.
