PAREJA: Harry x Draco

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3

ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (qué tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿Qué haces aquí? x9), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. ¡Están advertidos!

Como nota extra, les advierto que en este Fic tomo casi todo lo establecido del libro 1-7 (sin el epilogo) como canon, solo que habrá una ligera variación. Draco tuvo otro destino a partir del libro 6 cuando tenía 16 años. :D (Después explicaré que fue lo que le pasó :P)

Si me equivoco en continuidad, horrores de ortografía o las cosas canónicas, ¡me disculpo de antemano! (porque no podré hacer nada xD)

Notas de la Autora: Hola pequeños míos! Ya estoy de regreso, aun algo confundida, pero con entusiasmo :D espero que estén muy bien y que no encuentren muy tediosa la historia y que sea aunque sea interesante -/-U (sorry si la espera no valió la pane uwu) (Me cansé de esperar tu comentario pipe ;A;)

Mil gracias por sus comentarios: Gisell neko (jeje ninguna de las anteriores, aun Harry esta muy verde para emplatar :P pero en un futuro ten por seguro que podrá hacerlo con un jefe BD y sobre Teddy bebe no puedo decirte TOT pero pronto Harry lo hará, no desesperes! te mando un besote :* PD me mataste con lo de hakuna matata! casi escupo lo que estaba tomando XDD), Nessie-sars (tal vez si te dice algo es destino jeje :9 ay es que los programas de cocina son adictivos! a mi me encanta bake off +w+ los postres me chiflan aunque sea malita para hacerlos xP pero si, cocinar en general es emocionante! has comido bibimbap? es glorioso! es el ultimo platillo que preparé y uff no tiene comparación *O* besos~) y AnaM1707 (jeje ese es el punto, que de hambrita jojo)

A leer se ha dicho!


Fase 2: Luna Llena

Patatas Gratinadas

*9 años atrás*

"Corría sin rumbo y con el corazón acelerado. El plan se cumplió como fue previsto, pero él no había sido el verdugo; lo único que sabía es que debía huir y rogar que no lo encontraran.

Una fuerte mano lo detuvo y tuvo un miedo atroz. Miedo de ser encontrado por aurores, de ser apresado por las fechorías que cometió ese año y por ser el causante de la muerte del viejo guardián de Hogwarts, no había sido su varita quien apagó su luz, pero formó parte de ello.

Quien lo detuvo era solamente su padrino para su alivio.

-¿Porque lo hiciste? — Preguntó al borde de las lágrimas -¡era mi misión, él me lo encomendó a mí! Mi madre... - pensar lo que el que no debe ser nombrado le haría a su madre congelaba la sangre en sus venas. Un destino peor que la muerte y todo era su culpa.

-Tu madre está a salvo. Ella me encomendó tu seguridad y cumpliré mi promesa- tiró de él y siguieron alejándose de ese viejo castillo que ahora solo albergaba amargos sentimientos.

-¡¿Cómo que está a salvo?! ¡Le tienen prohibido salir de la casa!- con su padre en Azkaban, su madre era su mayor responsabilidad, si algo llegara a pasarle no sabía que sería de él.

-Aprovechó este revuelo para buscar asilo en Francia... tiene una vieja tía que le ayudará; y tú vas a hacer lo mismo-

-¿Iré con ella? — preguntó esperanzado sorbiendo su nariz sin clase a sabiendas que su madre de verlo, le reñiría.

-No. Sería muy arriesgado que estén juntos. Un blanco fácil- el tirón en el ombligo lo hizo flaquear que de no ser por el fuerte agarre en su muñeca, se habría desplomado contra el suelo. Tenía muchas dudas. ¿Cuál era el plan de su padrino?

-¿Dónde estamos? —sus ojos grises buscaron alguna señal, algo conocido, que arrugó la nariz al darse cuenta el deplorable lugar donde se encontraban -¿el mundo muggle? ¿Qué hacemos aquí?-

-Aquí estarás a salvo Draco. Estamos yendo con un viejo amigo... Hablé con él y te recibirá. Te dará empleo y un lugar para vivir, pero no será fácil -

-¡Yo no quiero estar aquí! ¿Por qué no puedo ir contigo? ¿O con mi madre? -

-Draco, ¿estás escuchándome o no? No tenemos tiempo para tus niñerías-

-¡Padrino!- chilló desesperado.

-Hice un juramento inquebrantable con tu madre. Tu seguridad es mi prioridad número 1 y no planeo morir por una estupidez. El mundo muggle es el escondite perfecto en lo que la guerra se desata. ¿O prefieres estar en el frente como carne de cañón, tal cual lo planeó el Lord? -

-No...- dijo en voz baja. De todas las cosas que podría aterrarle en la vida era la idea de morir. Morir siendo tan joven e inexperto y con el corazón plagado de miedo. No, no podía permitirlo pese a que la idea de su padrino era absurda.

¿Él? ¿Con esa gentuza sin magia? ¿Por su cuenta sin ningún elfo domestico?

-Si quieres sobrevivir tienes que adaptarte, ser más inteligente y no tener miedo. Prométeme que lo intentarás. Promételo Draco- le estaba pidiendo una misión suicida. No estaba listo y dudaba por su propia seguridad, pero por su padrino, cruzaría su corazón.

-Lo... Intentaré... –

Entraron por una extraña puerta de latón en ese desagradable callejón mugriento donde se apilaba la basura. Su corazón golpeteaba rápido y con fuerza como un tambor. ¿Qué estaban haciendo precisamente en ese lugar y no en cualquier otro? ¿Cuál era el plan?

Su padrino daba grandes zancadas sin soltar su muñeca como si temiera que fuera a perderse o huir. Huiría si tuviera alguna idea de dónde ir sin ser atrapado. Ahora era una vergüenza para su familia; los planes de matar a Dumbledore fallaron y no podría dar la cara más en el mundo mágico; el señor tenebroso con seguridad lo mataría.

Tembló de solo pensarlo.

-Es la viva imagen de su odioso padre…- siseó la voz del hombre que se aproximaba a ellos con paso lento. Un hombre de unos cincuenta años con el cabello cano y barba larga "bien puede pasar por el hermano perdido de Dumbledore" se dijo molesto –no lo quiero aquí-

-¡Maldición, Joe! lo habías aceptado; quedamos en eso-

-No, dije que quería verlo para poder juzgarlo. No tiene las aptitudes que tanto le ensalzabas en las cartas. Engreído, mimado igual que el cobarde de Lucius Malfoy-

-¡No hable mal de mi padre! ¿Cómo se atreve?—

-¡Draco!- lo reprendió Snape –ni una palabra más, si no te hechizo- Draco se removió indignado por las acerinas en llamas que eran sus ojos.

-Y además de todo respondón- negó con la cabeza comenzando a rodearlo como un buitre –estas manos jamás han conocido el trabajo duro y no tendría las capacidades para trabajar aquí- la forma que hurgó sus palmas le hizo daño.

-Joe, dale la oportunidad. Draco aprende rápido, es listo y es excelente en pociones, de mis mejores alumnos y te lo digo yo que sabes que no le doy el visto bueno a cualquiera- el hombre mayor arqueó su ceja que le parecía un ciempiés patudo.

-No lo sé, parece que se quiebra con facilidad pese a estar fingiendo que no tiene miedo- Draco apretó sus puños. ¿Quién se creía para hablarle así? –Pero, gracias a ti rechacé a dos chiquillos que buscaban refugio y necesitamos un ayudante de cocina- rascó su espesa barba –te pondré a prueba pequeño Malfoy. Usa esto y despídete, que en menos de quince minutos comienzan a llegar mis muchachos- le arrojó una especie de mandil negro tan áspero que le dio nausea la baja calidad que tenía.

-Padrino, no me quiero quedar aquí…-

-Draco, quedamos que lo ibas a intentar. Tienes que hacerlo. En ningún otro lugar estarás mejor que con Joe. Es un viejo y confiable amigo. Parece duro, pero se preocupa por los muchachos que acoge, contigo no será la excepción-

-Pero…-

-¿Confías en mí?- su padrino no era de los que ruega y no lo haría, pero esa pregunta era lo más cerca de lo que estaría. Estaba angustiado por él.

-Si…-

-Bien. Mantente fuerte, cuídate y no le des motivos a Joe de echarte ¿está claro?-

-¿Tu a dónde iras?-

-Por tu protección no puedo decirte, pero estaré bien, al igual que tu madre. Buena suerte-

Sin saberlo aquel fue el inicio de su calvario.

--EÏ3-

Era difícil sobrevivir por su cuenta después de tenerlo todo en charola de plata. Elfos serviciales, el amor incondicional de sus padres, dinero para gastar a su antojo y ahora perderlo todo para salvar su propio pellejo.

No entendía porque de la idea absurda de su padrino por dejarlo ahí desamparado con tan solo dieciséis años, sólo en un mundo que desconocía.

Ganarse el dinero para su alimento, para el alquiler con el sudor de su frente y su esfuerzo no estaba dando resultados. No podía. Cada paso que daba, tropezaba, rompía platos, quemaba cacerolas, arruinaba la carne magra, se le secaban los caldos, cortaba sus dedos, un sin fin de errores que le acarreaban regaños y reclamos uno tras del otro.

-¡Eres un inútil! ¡Ni siquiera te estas esforzando, Draco!-

-¡Claro que me estoy esforzando! Me esfuerzo... - gimoteó como un niño pequeño apretando sus manos ahora callosas. Era la comidilla de los demás chicos en la cocina, podía verlos cuchicheando entre su por su pobre desempeño; pero poco podía importarle.

-¿Llamas a eso esfuerzo? Es un pobre intento de un niño mimado bueno para nada-

-¡No me llame así!-

-¡Es lo que eres! ahora deja de lloriquear y destaza esa langosta- el animal se removió casi tan aterrado como él. El cuchillo en la mano de Draco tembló. No tenía el corazón para matar algo vivo. No pudo ni cuando su vida y la de su querida madre corrían peligro, mucho menos en ese momento que solo le traería ofensas verbales.

-No puedo... - tragó duro - no puedo... -

-¿Cómo puedes ser un mequetrefe mal agradecido después de que Severus se la jugó por ti?-

-¡Que no me llame así! — pero el viejo lo ignoró y siguió su diatriba.

—Después de haber rechazado al polaco por dejarte entrar a ti ¿sales con esas tonterías? Severus dijo que eras un buen pocionista, vaya timo-

-¡Yo soy muy bueno!- exclamó con zozobra dejando el cuchillo en la mesa. Eso era un grandísimo error.

-¡Pues demuéstralo!- en un abrir y cerrar de ojos el cuchillo atravesó limpiamente el cráneo de la langosta y dejó de moverse. Joe Darcy lo fulminó con la mirada aventando el cuchillo de regreso a la mesa antes de darse media vuelta –si no mejoras, no me dejarás opción más que ponerte a fregar trastes-

El viejo mago se balanceaba al caminar y Draco con ira enredándose en su garganta lo siguió a su minúscula oficina que era más bien un agujero poco ventilado como ombligo del restaurante.

¿Lavar trastes y fregar pisos? Eso sería más humillante para él y no podía permitirlo. La poca dignidad que le quedaba tomó el mando y lo siguió azotando la puerta tras de él.

-¡Deje de humillarme, tratándome como un idiota! ¡Yo no puedo trabajar así! -

Con su espesa barba ocultó sus manos en una posición como si dormitara, pero no lo ignoró.

-Uno no trabaja en el lugar o en las condiciones que nos sean más fáciles. Ese es el privilegio de muy pocos- Draco tragó saliva con dificultad -Si quieres que deje de echarte en cara tus deficiencias, has algo al respecto, deja de quejarte como una niña. Bahh que ni siquiera mi nieta chilla tanto como tú - sus mejillas se encendieron.

-Yo no sé...-

-Sí, sí, siempre lo dices. No sabes cocinar, tenías esclavos para hacer el trabajo, eso lo sé de sobra. Pero lo que no has entendido es: ¿Cómo alguien que tiene todo lo necesario para aprender no lo aplica? Habilidad, destreza, disciplina e intuición. Las pociones no distan mucho de la cocina. Tienes que juntar ingredientes, seguir una receta al pie de la letra, ni una vuelta más ni una menos, el tiempo adecuado, la calidad y la maña para hacerlo a la perfección... Pero si no te esfuerzas... -

-¡Yo me estoy esforzando!-

-Ni lo estás intentado, Malfoy, te estas quejando. Aquí a tu alrededor tienes gente que se equivoca y que aprende de sus errores, se levanta y crece. Pero tú te mantienes en la tangente autodenominándote un paria, que nadie sabe cómo sufres siendo que no conoces las circunstancias de los demás. Todos estamos huyendo de la guerra, unos en peores condiciones que otros pero a ti no te importa- los ojos de Draco ardieron por esa bofetada -no te das la oportunidad de conocerlos, de que te brinden su ayuda...-

Siempre le sacó la vuelta tanto a la estridente Elise Darcy como al incomodo hermano de Blaise, Franco Zabinni quienes lo buscaban sin falta nada más terminar turno, deseando entablar conversación con él.

-No necesito ni de Zabinni ni mucho menos de Darcy -

-Y ahí está tu error. En una cocina, al menos en la mía, todos necesitamos de todos para poder cumplir en orden y forma la jornada y es una realidad irrefutable. Llamarlos por sus apellidos es tu forma de negarte a abrirte y buscar ayuda. Date la oportunidad de conocerlos-…"

Saliendo de sus recuerdos, Draco atusó su cabello dejando caer dramáticamente sobre su sillón color chocolate tan mullido.

Después de no tener nada más que un mugriento ático donde dormir, ahora tenía lo suficiente para tener una vida plena y feliz.

Miró a la chica de cabello naranja y cara de luna que tanto lo siguió e insistió en volverse su amiga cuando estaba en su peor momento. Esa chica que aguantó sus desplantes y su ira, su zozobra y su desesperación, que lo escuchó cuando nadie más lo hacía; no sabría que habría sido de su vida sin ella.

-¿Qué tanto miras?- preguntó Elise pasándole un tazón de palomitas, lista para el karaoke y el maratón de películas que tendrían ese día -¿te gusta mi pijama?- dijo divertida haciendo una pose exagerada.

-Es divina- dijo Draco cruzando sus dedos –aunque se parece mucho a una que me encanta y la tengo en mi segundo cajón al lado de mi cama-

-¡Bah! pero se me ve mucho mejor a mí, a ti no te luce-

-Quisieras, querida. Cuando tengas estas increíbles piernas y cuerpo escultural, hablamos- ambos rieron.

-¡Oye! No me dijiste que ibas a enseñarle personalmente a Harry. Que picaron me saliste siendo el señor "jamás daré clases particulares"- bailoteó sus cejas divertida. Draco se ruborizó.

-¡¿Y tú como sabes eso?!- chilló más agudo de lo que esperó. "Ese Potter imbécil es un bocazas" se dijo avergonzado. No era algo malo darle clases, era su nueva adquisición y como tal era su responsabilidad pulirlo, un buen jefe lo hace, no era como si tuviera segundas intenciones o algo por el estilo. "Por qué no" se dijo acalorado.

-Tengo su celular y nos masajeamos de vez en cuando ¿tú no?-

-No tengo tiempo para esas cosas del demonio, Darcy- carraspeó –y no quiero hablar de trabajo en mi tiempo libre ¿Vas a poner la canción o escojo yo?-

-¡Wow! Eso sí es raro, bobo workahólico- dijo tumbándose boca arriba –bien, como quieras. No hablaré más del tema si no quieres, pero es una lástima porque parece que Harry se pone celoso cuando vas a echarte una fumadita con Franco…- Draco puso los ojos de plato.

-¡Cállate! ¿Cómo crees? - la sonrisa de Cheshire de su amiga le demostró muy tarde que cayó en su trampa -¡Eres una tonta!- le arrojó un cojín en la cara y comenzó a desternillarse de risa –Bien, si esas vamos, no te daré lo que te compré. Tendré que tragármelo todo yo solo- respingó indignado.

-¡No! ¿Compraste cerezas cubiertas de chocolate?-

-Claro, son tus favoritas, no sé porque te gustan si saben a medicina- torció el gesto recordando el sabor. El prefería cualquier otra cosa cubierta con chocolate a esas cerezas baratas, pero para gustos, los colores –aunque por decirme bobo no creo que te las merezcas- Elise lo tacleó quitándole la caja de dulces.

-¡Gracias Dray, eres un amor! ¡Por cómo me consientes, agradezco que seas mi mejor amigo!- Draco finalmente sonrió. Era todo un caso esa chica, pero no se arrepentía de haberla conocido.

-Gracias a ti, por insistir-

--EÏ3-

Ese miércoles ya estaba en las afueras del callejón esperando su llegada Harry. Desaliñado, con su cabello erizado, sus gafas torcidas y esos zapatos viejos que merecían una cristiana sepultura. De no ser que se veía arrebatador, le habría exigido que se cortara el cabello. Miró su reloj y sonrió; la puntualidad era una virtud que agradecía porque en un lugar así, hasta el más pequeño segundo contaba.

-Buenos días- saludó cordial.

-Buen día- dijo acomodando sus gafas en su lugar con ese aire distante que tan bien le conocía –Ehh, no sabía si entrar o no-

-Hubieras entrado, Sarah Rose es oídos sordos cuando se pone a trabajar- se iluminó mirando a la mujer que sacaba del horno esos hermosos biscochos de vainilla perfectamente esponjosos con un delicado aroma que se esparcía por todo el lugar. Traía sus audífonos puestos y tarareaba muy desafinado su versión de "Benny and the Jets"

-Aunque creo que es lindo que me hayas esperado- el moreno se estremeció.

-Como sea- dijo dejando en el fondo falso su mochila raída que no dudaba que pertenecía a un niño "Probablemente su hijo" se dijo recordando con claridad esa cursi argolla entre dorada y rojiza en su anular.

-Bien comenzaremos la clase que no tenemos tiempo que perder- Harry asintió con la cabeza -Muéstrame cómo picas este tomate- siempre que iba a la central de abasto solía llenar sus bolsillos de fondo expansivo con frutas y una que otra verdura para Ru. Una costumbre que su amigo quelonio siempre le agradecía.

Harry bufó indignado, por su expresión y la negativa que hacía con su cabeza sabía que comenzaba a mosquearse. "Tan predecible" se dijo sin poder disimular esa sonrisa de satisfacción.

-¿Que tiene como lo hago?-

-Tiene que quedarte claro una cosa. Todo lo que sabes hasta ahorita, está mal. Así que hazte un favor y deséchalo- hizo un ademan con sus manos como si con ello fuera más fácil; no lo fue para él cuando estuvo en su lugar, pero era parte de ser docente.

-Malfoy... -

-No, quieres mi ayuda y vas a escuchar obediente. La cocina puede parecer sencilla si juegas a la comidita como una mamá en tu casa, a tu ritmo y tu conveniencia, ¡pero no a estos niveles! tenemos que cumplir un horario, tiempos específicos con clientes llegando y saliendo esperando tener sus órdenes listas y a la par, ¿quedo claro?-

-Sí, chef-

-Bien, primer error, tu postura es incorrecta. Jamás te encorves, la mesa es lo suficientemente alta para la comodidad. Relaja los hombros, hacia atrás –al contacto de sus dedos sobre su espalda, Harry soltó un respingo -y la forma de tomar tu cuchillo también, segundo error. Mírame; observa como sujeto el cuchillo, no es fuerza sino maña para adquirir la destreza- Harry quitó su índice del metal e imitó como envolvía con su mano el mango negro del cuchillo -cuesta al principio acostumbrarse por la mala posición que tenías, pero de esta forma te cansas menos y tienes más velocidad-

Eso lo aprendió a la de malas y tras muchos callos en sus delicadas manos. Elise lo único que le dijo cuando se dio cuenta "Oops, jamás me fijé que agarrabas mal el cuchillo", dicho error él jamás cometía con sus empleados.

-Error número tres: nunca cortes nada sobre la mesa. Si tienes tu jerga, úsala. Acomódala debajo de la tabla de picar, así está no se mueve. Deja un extremo de tu lado para limpiar el cuchillo en una emergencia ¿Dónde está tu cuaderno?-

Harry hizo un gesto cansino y se apresuró a hacer rápidas anotaciones.

-Y error cuatro: jamás cortes de manera horizontal. Te puedes cortar porque no estás viendo lo que entra ni lo que sale de tu mano- hizo un ademán tomando el resto de jitomate -ve en forma diagonal. Siempre de esa forma y sujeta de esta forma para minimizar riesgos, si, como tomarías una quaffle-

-Creí que ya no usabas términos mágicos- dijo mirándolo por encima de sus horribles gafas. Era tan…

-Esas cosas no mueren fácil, incluso aunque pase una década o un siglo, seguirá en mi memoria- suspiró antes de carraspear. Hacía años que no utilizaba una escoba para otra cosa que no fuera barrer –Bien. Ya que señalé tus errores, te mostraré la técnica correcta para preparar unas patatas gratinadas y tú me imitarás. Una entrada clásica y por si no te diste cuenta, es una de las favoritas por aquí-

-¿En serio? ¿Unas patatas gratinadas? ¿Por quién me tomas? Todo el mundo puede hacerlas... -

-No, no son solo patatas gratinadas. Jamás comiste unas patatas como estas, no señor –dijo comenzando a picar en rodajas finas dos patatas amarillas y firmes. La variedad Monalisa era su favorita y con la mano izquierda sacó una cacerola mediana en la que añadió leche suficiente para cubrir los tubérculos.

Harry lo seguía, pero con mayor lentitud.

-Esta mezcla de las patatas bañadas con una crema infusionada con ajo, crema fraiche, sal, pimienta y nuez moscada, lentamente cocinados hasta una perfección derretida, es la reina de la comida de confort- dijo viendo como los discos de menos de seis milímetros ya estaban tiernos, listos para ser horneados -Y si le agregas queso gruyer al hornearlo es extremadamente delicioso... Y para tu información el nombre correcto es gratin dauphinois, viene de los Alpes franceses…-

Harry arqueó una ceja, escéptico cuando la preparación salió del horno. Era lógico que no conociera incluso el sabor de nada de lo que ayudaba a preparar día con día, así que esperaba que sus papilas gustativas estuvieran listas.

Pudo ver el cambio de su expresión, la reticencia de entrada, su escepticismo, como se transformó en asombro. Ese era un sentimiento que le gustaba generar con su comida.

-No está mal... - dijo acomodando sus gafas torcidas de regreso en el puente de su nariz.

-¿Sólo eso? – preguntó cruzándose de brazos. ¿Qué se creía diciendo eso? Llevó su cuchara a la boca y era justo el nivel al que siempre estaba acostumbrado; terso, aromático y muy cremoso.

—Bien, está delicioso, ¿satisfecho? –

-Más o menos. El sabor de tu preparación está ahí, pero creo que te falta más técnica, la crema esta sobrecosida y tus patatas están cortadas en diferentes grosores que algunas se batieron y otras forman olas- lo vio hacer puchero y disimuladamente sonrió –sin embargo, el corte está mucho mejor que cuando entraste; al parecer si hay capacidad de aprendizaje debajo de ese nido de pájaros-

-Malfoy...-

-¡Perfecto, continuemos!-

--EÏ3-

El café irlandés por las noches se había vuelto una especial costumbre entre los dos. Ninguno decía o pedía la compañía del otro, pero ahí estaban, frente a frente tomando esa mágica y sencilla bebida ideal para esas noches frías donde el viento corría con fuerza.

A veces charlaban del pesado día que habían tenido y otras tantas solo guardaban silencio en ese mutuo acuerdo de hacer las paces. Tal ver era parte de la animadversión del pasado, pero nunca tocaban temas remotamente personajes y no le molestaba. Es más, lo agradecía porque no se sentía dispuesto a abrirse con aquel hombre que representó tanto en muchos sentidos de su vida.

Además, un vistazo sin distracciones de esos ojos esmeralda y esos músculos que se marcaban atreves de sus playeras de mal gusto, no era el fin del mundo.

-¿Tenías que gritarme en frente de todo el mundo mi error?- dijo cansino terminando de un trago ese café que tanto le costó hacer para que quedara bonito. "Malagradecido" se dijo con un bufido de su nariz.

-¿De qué otra manera aprenderás si no lo hago?- equivocarse a esas alturas en un roux era un crimen que él no se quedaría de brazos cruzados. ¿De que servía un Roux oscuro para una salsa bechamel? Total pérdida de tiempo e ingredientes.

-No lo sé, ¿siendo amable, tal vez? Suena disparatado, pero piénsalo. Te lo dejo de tarea- soltó un sarcástico "ja" por esa ironía que no sabía que podía tener el héroe destronado -Me tengo que ir. Gracias por el café como siempre-

-Ya sabes, estoy a tus ordenes- respondió con sarcasmo poniéndose también de pie. El moreno sonrió.

-Lo dudo, pero es una buena imagen-

Ese día decidió acompañarlo a la salida por un insano deseo de fumar; era ansiedad la que lo corroía por dentro y esa era la única explicación. Se estaba yendo y verlo alejarse tras despedirse lo dominó un impulso que creía extinto en él.

Al cruzar el umbral le dio un pequeño tirón en su brazo con tan poca fuerza que le pareció increíble como cedió y lo que sucedió a continuación. Besó su boca en un arranque de curiosidad y un sentimentalismo que poco había dejado escapar a lo largo de los años. Un pequeño sueño cumplido de su chico de 14 años que tanto imaginó como sería probar aquellos heroicos y distantes labios.

Lo tomó por sorpresa, fue más que evidente, pero no importaba porque no se repetiría. Su mejilla estaba cálida al igual que su boca envinada.

-¿Qué fue… eso?- preguntó en hilo de voz cuando sus bocas se separaron. Esos increíbles ojos verdes resplandecían como esmeraldas prístinas, ojos que pocas veces lo miraron sin odio o recelo. Por breves instantes le pareció ver un sonrojo en sus mejillas, pero estaba seguro que eran ideas suyas.

-Simplemente me arriesgué- se alzó de hombros –demándame si quieres- dijo poniéndose su cigarrillo mentolado entre los dientes.

-Creí que tú y Elise…- de no ser porque el sereno estaba descompensando su cabeza caliente, se habría doblado de risa. Esa era una idea que jamás se le hubiera cruzado por la cabeza.

-Ella y yo vamos en sentidos contarios- solo consiguió decir divertido –creí que todo el mundo sabía del franeleo que tuve en los baños con Theo Nott en el quinto año. Fue todo un escándalo- dijo decidiendo de último momento guardar ese cigarrillo para otra ocasión –nos vemos el próximo miércoles, Harry- chasqueó la lengua volviéndose a recluir en su oficina, dejando ensimismado en medio de la acera al salvador del mundo mágico.


Notas Finales: Es todo por el momento pequeños! Que estén muy bien y nos leemos la próxima semana :D

Les dejo un pequeño adelanto del capitulo que se llamará "Caldo Verde" (Y no porque este pasado, sino así se llama un platillo muy famoso en Portugal xD)

"–Yo solo… no se… quería comprobar algo- suspiró. No tenía idea de lo que estaban jugando.

Era peligroso entremezclar cosas personales con el trabajo, porque de desvanecerse la línea divisoria, perdería todo lo que había conseguido hasta ese momento.

-¿Y lo comprobaste?-

-Si…- le había gustado más de lo que era preciso reconocer, algo había en su subconsciente que no podía ponerlo a la luz –me genera muchas dudas y no sé si sea correcto-

-Si sientes eso, probablemente no lo sea-"

Les mando un beso enorme y hasta el siguiente domingo! :D