PAREJA: Harry x Draco

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3

ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (qué tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿Qué haces aquí? x9), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. ¡Están advertidos!

Como nota extra, les advierto que en este Fic tomo casi todo lo establecido del libro 1-7 (sin el epilogo) como canon, solo que habrá una ligera variación. Draco tuvo otro destino a partir del libro 6 cuando tenía 16 años. :D (Después explicaré que fue lo que le pasó :P)

Si me equivoco en continuidad, horrores de ortografía o las cosas canónicas, ¡me disculpo de antemano! (porque no podré hacer nada xD)

Notas de la Autora: Hola estrellitas! lamento muchísimo haber demorado bastante, pero no he estado al cien y la inspiración no se presentó de forma dócil -w-U sin embargo estoy aquí con un nuevo capi que espero y sea de su agrado :D

Mil gracias por sus hermosos comentarios: blackladymoon (aww no te preocupes, me alegra que estés por aquí y que te siga pareciendo interesante :D cualquiera se quedaría anonadado y deseoso de mas con un beso de DracoGod *W* tu también cuídate mucho :*), Gisell neko (jeje te entiendo, tambien cuando leo fics me sigo de corrido y mientras me pregunto el ¿porque lo dejó ahi? se me va el santo al cielo y ya ni comento xD y que bueno que notaste la referencia xD y ya caerá, dale paciencia nwn), xonyaa11 (mejor explicado? imposible. Siempre hubo esa atracción, pero pues nuestro Harry estaba ocupado salvando su propio pellejo jugando al heterosexual que nunca se dio cuenta XD), AnaM1707 (claro que era Harry, de quien mas buscaba su atención si no era del de ojos esmeralda *O* sin embargo por un poco de "dignidad" Draco no le va a decir de buenas a primeras que siempre soñó con besarlo jijiji pero si vaya que si Harryto se dejará llevar sabroso~) y ribeiro. pipe26 (jeje pequeño pipe, no lo hice con afán de torturarte, solo fue que no tenía el capitulo terminado y pues lo que llevaba, no era suficiente para un buen adelanto (y lamento romper tu burbuja, pero por el momento no hay nada sexual, tal vez si Merlín se apiada, en el siguiente jojojo) para tu mala suerte no le tengo miedo a los fantasmas jeje son mis compañeros en mis largas noches que tengo ansiedad XD y pues si, así son muchos niños y Harry no es de piedra para cumplir caprichos jeje y si! claro que les conseguirá un dragón de verdad, pero mas adelante ;) y sabes, no te imaginaba como alguien que escuchara maná, es interesante descubrir esas nuevas facetas jiji y no te enojes por la canción, solo fue un chiste, seguro Draco ni conoce que es una canción, mucho menos como se llama la mujer esa XD pero me pareció gracioso mencionarlo porque esa canción era una que el chef, con el que tomé mi glorioso curso de 1 año, cantaba a las señoras de vez en cuando con una letra modificada decía, era super divertido x9 también es de mis canciones favoritas fighter! yo te adoro más! :*)

A leer se ha dicho!


Ensalada Caprese

Ese miércoles se levantó a las seis de la mañana, su hora usual de despertar. Por más que intentara volver a pegar la pestaña, no podía. Su cuerpo estaba tan habituado a no dormir más de cinco horas, que ya lo hacía en automático sin necesidad de un despertador.

Salir a trotar nunca fue su plan en sus años de opulencia, pero era un buen ejercicio para vaciar su mente y tranquilizar cualquier pensamiento negativo que amenazara con romperlo. Sea lo que sea, siempre se levantaría, ya se lo había demostrado y ese pensamiento era la luz que necesitaba que se cristalizara en su interior.

La calle estaba desierta y aún no había señal del sol.

El sonido del puerto soñoliento era reconfortante con esos hermosos tonos perla y plumbago amenizados con el helado mar, era una preciosa vista cual cuadro de Descals.

La gente saludándolo en la central de abasto era agradable y podía hacer su encargo con libertad. El bullicio de los vendedores acomodando su mercancía, el golpe de colores y olores siempre conseguía sacarle una sonrisa. Sussex era un organismo vivo y ahí residía su corazón.

El restaurante tenía años haciendo pedido en el mismo sitio "El huerto de Santi", quienes siempre se deshacían en atenciones y le daban pequeñas muestras de la frescura de sus productos, que con gusto llevaba a Ru en sus bolcillos.

No sabía si se debía a su propio manejo o el respeto que le tenían a Papi. "Podrían ser los dos" se dijo jocoso pensando alto de sí mismo. Joe Darcy fue un buen líder de gran corazón, pero el restaurante bajo su mando había crecido su clientela exponencialmente gracias a sus proyecciones de venta y su propia valía.

La pitahaya y el limón eureka estaban preciosos en ese momento del año y le daba una idea para el siguiente menú de la temporada primavera- verano. "Perfectos con un pato confitado" se dijo con seguridad deleitándose con la acida piel del cítrico.

Tras un ligero desayuno y una larga ducha con sales naturales, decidió ingresar por la chimenea de su oficina ya que no tenía ganas de darle toda la vuelta al restaurante. Tenía que arreglar su oficina y darle los últimos toques a su balance general del fin de mes. Todo iba viento en popa como los meses anteriores.

-Buen día Sarah Rose- saludó a la dama que vertía en forma de hilo ese jarabe natural recién hecho para el merengue italiano. Esa mini tartas Alaska seguro quedarían perfectas. Un postre ostentoso y laborioso, pero tan asombroso que cuando lo vio, supo que quería tenerlo en el menú.

-Que hay, Draco cariño- la mujer le dio un beso en la mejilla –llegaste temprano-

-Tenía cosas que hacer, ya sabes que trabajo como esclavo- se alzó de hombros quitándose una pelusa imaginaria de la filipina.

-Ya. Tu jefe es un explotador, no me sorprende- sonrió ante la ironía de ser su propio jefe.

Claro que siempre pensó en ser un magnate dueño de su propio tiempo e ingresos, pero jamás pensó que sería mediante un restaurante en un sencillo barrio muggle.

Dándose una vuelta fuera de la cocina, dio su visto bueno a la limpieza del lugar. Pulcro y brillante, nada fuera de lugar. Cada mesa y tapicería, los cubiertos impecables y la entrada estaba perfectamente pulida. Paul era efectivo en todos los ámbitos y era una suerte que aun siguiera deseando seguir trabajando ahí.

"Solo espero que Elise no se le ocurra clavarle las garras porque me lo va a distraer" se dijo divertido.

Revisó su reloj y notó que Harry ya llevaba 10 minutos de retraso. Torció el gesto y decidió esperarlo en el lugar de siempre.

Ya estaba ahí recargado sobre la pared con la mirada clavada en el suelo. Eternamente desaliñado con sus sneakers desgastados, sus raídos vaqueros desteñidos, sus abrigos de tercera dos tallas más grandes de las que necesitaba su maldito cuerpo musculoso "¿porque se esfuerza tanto en ocultarlo?" se preguntó cruzándose de brazos.

Sus ojos se conectaron y en su mente se removieron espacios intrínsecos que tanto deseó olvidar. Ese verde esmeralda, tan brillante y abrumador que estaba seguro que de seguir viéndolos se le cortaría el aliento. Antes de poder decir algo, Harry se prensó a su boca sorprendiéndolo en el acto.

Abrió sus ojos de par en par y definitivamente no era lo que esperó tan temprano en la mañana. Sus labios estaban fríos por el viento matinal, pero no le importó, se sentía tan jodidamente bien. Cerró sus ojos dejándose llevar en la sensación.

A diferencia de la cocina, tenía muy buena técnica, se movían deliciosamente bien sus labios contra los suyos, jugueteaba encantador, su lengua traviesa incitaba a la suya, probándolo con gula, enrollándola con maestría para arrancarle un tenue gemido, que sus rodillas como hacía años no le pasaba, temblaron.

-Buenos días- saludó con seriedad haciéndole reír. No lo entendía, pero no deseaba hacerlo. Le bastaba con lo que veía y notó que estaba avergonzado por el asalto.

No que le hubiera molestado. "En lo absoluto" se recalcó lleno de sí mismo.

-Buen día- dijo acomodando el gorro negro sobre su cabeza, abriendo con la mano libre la puerta. Cuanto agradecía que sus chicos jamás llegaran antes del tiempo y que Sarah Rose no pusiera atención a otra cosa que no fueran sus bizcochuelos.

Una vez que entraron, relamió sus labios por última vez aun sintiéndolos tibios y puso su mejor expresión de póker dejando que esas hormonas hirvientes, se congelaran en su sueño helado nuevamente.

–Por cierto, llegas tarde- ahí dentro de esas cuatro paredes era su jefe y debía actuar como tal.

-¡Oye tú también!- respondió molesto por su cambio de tono.

-Al contrario, siempre llego al punto, pero para tu información, fui al frente a revisar la entrada. Ya te había dicho que podías pasar, aunque yo no te recibiera- el moreno bufó indignado -Que no se repita- pudo escucharlo gruñir y eso solo levanto aún más sus ánimos –bien, comencemos-

--EÏ3-

Ese día el café irlandés fue reemplazado por un delicioso carajillo o mejor dicho, su propia versión de esa maravilla española. Sus músculos se quejaban cada que se estiraba y cuanto agradecía que fuera el último día de esa semana.

Harry hablaba con mucho entusiasmo sobre sus hijos y Draco entrecruzó sus dedos deleitándose con esa pasión. A muy pocas personas conoció en su vida que pudieran brindar tanta efusividad en sus palabras con algo tan cotidiano como pasar el tiempo en familia, pero Harry era punto y aparte.

Mientras él mismo era devoto al restaurante que dejaron integro en sus manos, Harry vivía por y para sus niños.

-Como que estas muy parlanchín últimamente…- hizo el comentario sin malicia. Era extraño que abriera su boca para más que vanas conversaciones sobre el día a día en esas reuniones nocturnas, pero no le molestaba en lo absoluto que lo hiciera.

"¿Está teniéndome confianza? Quién lo diría" meditó con la ceja arqueada. Si alguien le hubieran dicho a los catorce que Potter tenía para él alguna otra frase que "cierra la boca, Malfoy" lo habría hechizado por temor a que la demencia fuera contagiosa.

Sonrió avergonzado.

-Lo siento… ehh ¿en serio estoy hablando demasiado? -

-Para nada, ni te molestes en disculparte- hizo un ademan para restarle importancia y se levantó de su mullido asiento –no estamos en horas de trabajo así que eres libre de decir lo que te venga en gana. Eso no quiere decir que te esté escuchando- Harry frunció el ceño notando segundos después que no hablaba en serio.

-Eres un…- suspiró cansado haciendo reír al rubio.

-Como sea. Espero que le compres de cumpleaños la escoba de practica que tanto te pide tu niño, si no es exigente, es bien portado ¿no se lo merece? Yo tuve una a su edad y fue el niño más dichoso del vecindario-

-Ya- dijo cansino dándole por su lado. No tenía más para reprocharle –claro que tendría que buscar un lugar para encantarlo y que practique porque de lo contrario solo la tendría arrumbada llenándose de polvo… y tienes razón ha sido un buen niño, es lo mínimo que merece…-

-Por supuesto, yo siempre tengo razón-

-Creído…- dijo el pelinegro rodando los ojos.

-Además tienes que agradecer que no te lo exigiera. Yo siempre lo he hecho-

-Me imagino. Todo lo que pides tiene que hacerse-

-Exacto- dijo con petulancia dando un paso hacia él. Fácilmente le sacaba media cabeza de altura, pero aun así esa presencia fuerte del héroe que era; era abrumador –y yo me imagino que por el contrario tu exiges lo mínimo a las personas por consideración de sus sentimientos y condiciones-

-Tal vez…- dijo en voz baja con mucha claridad –solo exijo cuando la situación lo amerita… y así me place- dudaba que siguieran hablando de lo mismo, que idear su siguiente movida de forma audaz era difícil, pero se arriesgaría al no tener nada que perder.

-¿Cómo en la mañana?- una sonrisa traviesa escapó de los labios del moreno y supo que se sentía culpable.

-No fue una exigencia. No tenías que corresponderme- dijo con inocencia –pero fue algo que decidí hacer porque quería hacerlo- un tremor recorrió su ansioso cuerpo. De poder se daría una cachetada por emocionarse por una tontería como esa, pero en ese preciso instante se encontraba anonadado.

-¿Y qué quieres hacer ahora?-

El moreno se tensó como cuerda de violín y sus labios volvieron a encontrarse con ferocidad. Era hambre y dicha esa turbulenta conexión que comenzaba a nublar su juicio. Su hábil boca sabía exactamente lo que hacía y el solo podía derretirse.

-Debería irme…- dijo Harry separándose a un palmo de su rostro arrebolado, pero Draco tenía otros planes y ahora fue su turno de volverle a besar.

Las amplias palmas de Harry reptaban su espalda produciendo deliciosos espasmos que le hacía olvidar donde rayos se encontraba.

Un largo beso seguido de otro que hizo que chocara contra su escritorio obligándolo a sentarse en él una posición más cómoda donde no tenía que inclinar la cabeza y siguió el ósculo haciendo impúdicos gemidos. Harry se acomodó entre sus piernas redoblando su ímpetu mordisqueando un poco sus inflamados labios, deslizando su lengua traviesa, probándolo.

Lo deseaba y no había vuelta atrás.

Su móvil sonó con estruendo, rompiendo en cientos de pedazos el momento que ya no regresaría; ambos quedaron petrificados como estatuas de marfil. "Estúpida compañía telefónica y sus tiempos compartidos" se dijo por la ironía de ser bloqueado por un mensaje pregrabado por una maquina sin alma.

Se hubiese enojado de no ser por la expresión acida del moreno que resultaba aún más divertida esa clara frustración. Era tan claro su sentir que le intrigaba como alguien podía ir por la vida mostrando las cosas tal cual las sentía.

-¿Siempre tienes que tener el último asalto?- preguntó agitado porque llevaban media hora despidiéndose y ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.

-¿En este caso? Si- dijo repasando su lengua con ese aire de rebeldía que tantas veces en la escuela erizó los vellos de su nuca haciendo que su fortaleza y esa mascara de indiferencia tambaleara en su rostro –hasta el miércoles… Draco-

--EÏ3-

La mansión Parkinson estaba tal y como la recordaba en su infancia. Esas cúpulas y largas hectáreas de construcciones entre parajes de bosque le daban ese aire de una abadía Renacentista. Un lugar de ensueño donde muchas veces jugó con Pansy cuando eran niños.

-Gracias Dray por ese caldo verde estuvo riquísimo- exclamó sirviendo crema en su té de cardamomo. Los elfos estaban flanqueando la mesa, en busca de la siguiente orden. Hacía años que el mismo no tenía servidumbre que se daba cuenta que no los necesitaba, él era autosuficiente y se sentía orgulloso por ello.

- ¡Si! Justo como el que preparaba mi nana que en paz descanse. ¡Es como volver a ser niño otra vez! – Blaise habló con ensoñación. Siempre era la misma expresión cuando cumplía ese antojo mensual.

-¡Y no miente! Solo le faltaba un popote porque prácticamente se la bebió nada más llegar a la casa- sonrió su vieja amiga –realmente tienes un don, mi amor-

-Lo sé, Pansy, lo sé. Soy un maldito genio culinario - dijo jactancioso sin sentir la necesidad de humildad. Tardó mucho en aprender, cuantas lagrimas silenciosas, sus pestañas quemadas y las cicatrices en sus dedos como para pretender que no había sido nada.

-Incluso saqué mis cartas para leerte tu futuro, cariño- le guiñó el ojo divertida –podría revelar que te deparan las estrellas sobre Potter- bailoteó sus cejas comenzando a barajar como una crupier profesional.

-No gracias Madame Pansy, no me interesa saber lo que me depara el futuro, la vida, el amor, los astros o que se yo. Estoy feliz viviendo en el presente- trazó su raya esperando que su amiga entendiera que no quería una lectura más; tantas cosas que le predijo en el pasado y que no se hicieron realidad como las hubiera esperado. "tu carta astral dice que aquel a quien tanto amas, te va a dar una sorpresa que marcará tu vida", "con cáncer en tu ascendente, habrá una nube oscura en tu casa, sin embargo te motivará a iniciar una nueva vida", no necesitaba una ilusión absurda –además, ya estoy haciendo mis propios avances con Harry-

-¡Oh por Merlín Draco! ¡¿te acostaste con él?!- chilló tan agudo que entrecerró los ojos. Ese registro debía ser nocivo para los perros.

-Mínimo un poco de frottage, Pans; porque Dray es lanzado, pero no tanto… Puede ser pudoroso con sus conquistas, seguro una felación si acaso e incluso algo de sexo intercrural dudo que haya llegado a los besos negros porque…-

-¡Son unos idiotas los dos!- el color le subió hasta el cabello –¡no todo es sexo en esa vida! ¿y tú de donde sacaste todos esos términos? - carraspeó alzando su nariz.

-Yo leo- se alzó de hombros como si fuera lo más natural del mundo –tú también deberías de hacerlo-

-Solo nos besamos…- dijo cruzándose de brazos, satisfecho recordando la pasión con la que lo hizo. Tan entregado con tanto fuego en su interior como siempre sospechó.

-¡Cierra la boca!- volvió a chillar la mujer con un trozo de scone aun en la boca.

-¡Cumpliste tu sueño Dray! ¡bien por ti! Nada más falta que te sientes en su cara para que puedas morir tranquilo-

-¿Y tú como sabes eso?- arqueó la ceja intrigado. Estaba abochornado, pero no se lo haría saber. Esas eran las profundas fantasías de un chico de 14 años, ingenuo, cachondo y absurdamente enamorado.

-Blaise cariño, ¿leíste el diario de mi Drakis?-

-Ojalá. Dray tiene la mala costumbre de hablar dormido y yo tengo la mala suerte de tener insomnio. No tienes idea de las cosas que te oí decir como "Oh Potter quiero tu leche en mi cara, déjame lamerte de arriaba abajo, golpéame con tu gloriosa polla"-

-¡Hey! Yo nunca dije ni pensé eso último, seguro es de tu cosecha amigo mío, ¿algo que quieras confesar? – su amigo había cavado su tumba y se aprovecharía de eso. Una forma rápida de quitarse el reflector de encima. Ya era hora de molestar a alguien más.

-No te conocía esos secretos ocultos, cariño- Pansy sonrió maliciosa –de saber esos "gustos" podríamos haber hecho un poco de pegging-

-¡Nooo, claro que no! Pansy. Soy 100% heterosexual y muy recto- la mirada de pánico de Blaise era una delicia que le hizo reír con ganas.

-Al igual que el espagueti hasta que se moja-

No quería pensar en su yo de 14 años que soñaba cosas absurdas con su archienemigo, el primer chico del que se enamoró y como ya le había demostrado su vida, siempre permanecería de forma unilateral.

Esa desviación los llevó a temas más placenteros como los toques finales de la boda que se pospuso por la enfermedad del viejo Parkinson quien reticente se negaba a que lo ingresaran en San Mungo, el negocio creciente de Blaise y las obras de caridad de Pansy.

Si era un encanto estar así con sus viejos amigos. Era como desconectarse por un par de horas de su realidad y viajar a esa dimensión desconocida, donde se vislumbraba aquello que su padre siempre esperó de él. Algo más superficial e idílico lejos de las pesadas labores manuales. Una vida en la que ya no podría encajar tras haber probado el éxito obtenido por su propio esfuerzo.

-Como sea, mi sol, a ambos nos gustaría que tuvieras a alguien… incluso toleraría a Potter de ser el caso, pero no quiero que estés solo-

-No estoy solo, mamá Pansy- dijo rodando los ojos. "¿Por qué siempre se esfuerzan en regresar a los temas innecesarios?" –tengo amigos, un excelente trabajo en el cual yo soy el dueño-

-Sabes que no nos referimos a eso. Hace años que no estas con alguien, desde Angelo… y ese traspiés con mi hermano-

-Ni me menciones esos dos. Ambos imbéciles interesados en mi cuerpo y no mis sentimientos- dijo echando la cabeza hacia atrás de forma teatral -No necesito a alguien. Si es por sexo hay hombres que lo hacen por dinero – "no que yo los use" se dijo sin querer decirlo en voz alta, no tenían por qué enterarse –y tengo toda la compañía que necesito en casa. Ru es un camarada incondicional-

-¿Rupert tu tortuga? ¿sabías que los reptiles no desarrollan apego ni sienten cariño? -

-Sí, Ru mi tortuga y estas equivocado, mi buen amigo, Ru es especial y me adora. Cada día que me despierto chapotea emocionado de verme, le acaricio la cabeza y si lo saco de su pecera, se acurruca a mi lado hasta quedarse dormido. Cuando regreso de trabajar me recibe feliz. Si eso no es apego, no sé qué sea-

- Esa es negación, amigo mío-

-No, es realidad. No necesito a nadie más, estoy muy bien- hizo una pausa pensando que estaba conforme con su situación –estoy bien-

--EÏ3-

El camino a casa de su madre era agotador, pero valía la pena esa hora de espera del trayecto y la larga revisión de sus pertenecías. Como si después de 9 años su madre no hubiera sido un record implacable y ahora a tan poco tiempo de que terminara su encierro, le apetecería fugarse. "Vaya estupidez" se dijo molesto.

-¿Windy dónde está mi madre?- preguntó a la vieja elfina que terminaba de hacer un potaje que olía particularmente bien. "Estragón, mostaza antigua, lima…" pensó reconociendo cada una de las notas que estimulaba su imaginación.

-La ama está en el jardín, amito Draco, ya sabe que a esta hora le gusta trabajar ahí- dijo dándole los últimos toques a su preparación –espero que quiera comer algo-

-¿Otra vez saltó la comida?- Windy apretó sus arrugadas manos volteando a todos lados con temor y asintió lentamente -Ve a descansar, le prepararé algo que estoy seguro le gustará-

Si había algo más fresco en un día soleado como aquel, era una simple y deliciosa ensalada capresse. La albahaca era una de sus especias favoritas ya que no solo da buen sabor a donde sea que la pongas, sino que sus propiedades digestivas como calmantes, la hacían una buena amiga.

Rebanó en rodajas unos tomates y un poco de queso mozzarella. Intercaló la albaca entre ellos en una combinación de rojo blanco y verde. El aceite de oliva charolaba con los rayos de sol y se deslizaba acariciando el vegetal. Con su agradable esencia.

Ahí la encontró en su pequeño jardín rodeada de maravillosas plantas perennes. Incluso en la mansión Malfoy era algo que siempre le gustó hacer; sembrar y ver crecer sus retoños. Por eso siempre olía a flores blancas.

-Hola mamá- abrazó a su adorada madre sintiéndose finalmente en casa.

-Mi niño, como me da gusto verte, pensé que no vendrías esta vez- dijo quitándose su sombrero de ala ancha –cada día te pareces más a tu padre- sus ojos azules se llenaron de lágrimas y sintió como se le quebraba su corazón conforme acariciaba su mejilla.

-Nunca dejaré de venir- dijo procurando que no se le notara lo triste que lo ponía ese comentario –mira lo que te traje- su expresión se tornó severa y arrugó la nariz.

-¿Tu lo hiciste?- su madre lo juzgaba por su decisión de quedarse en el mundo muggle, incluso en ese momento. No le importaba cuán lejos había llegado por cuenta propia, solo el hecho de que su padre nunca lo hubiera aprobado –solo los elfos domésticos deben de hacer cosas como esa… es trabajo de esclavos o gente pobre…-

-Debes de tener hambre- ignorando lo que acababa de decirle, acercándole un tenedor para que probara y preparación que degustó con recelo.

-Escuché que Blaise y Pansy van a casarse… Arabella Zabinni no deja de llenarse la boca con eso en sus cartas-

-Lo sé, seré el padrino- "además de organizador gratuito" se dijo para sus adentros -¿Te gustaría venir? Estoy seguro que ambos estarían felices de verte y puedo pedir un permiso en el ministerio, tu historial está en orden y…-

-No- sentenció al instante –sabes que no puedo salir de aquí hasta el siguiente año, dragón… he incluso aunque pueda salir ¿A dónde iría? No sabría qué hacer con mi libertad…- Draco suspiró –solo pienso cuanto me gustaría verte casado algún día… tu padre siempre pensó que las niñas Greengrass eran buenos prospectos, pero no sé, siempre pensé que Pansy sería parte de la familia…-

-Y lo es, es prácticamente mi hermana- dijo Draco queriendo aligerar las cosas. En otro tiempo habría pataleado con la idea de que lo casaran con alguien e incluso habría terminado aceptando por complacer a sus padres, pero ahora que era adulto, no podría hacerlo. Romper su propio corazón por alcanzar estándares imposibles de una pureza de sangre que ya nada valía la pena hacer mención en la comunidad mágica, no estaría dispuesto a hacerlo. Porque incluso de hacerlo, su querida madre jamás volvería a sonreír como antes…

-EÏ3-

-Hola grandote- saludó a su lindo Ru que chapoteaba ansioso, demandando su atención. Se quitó los zapatos para andar descalzo por su impecable suelo de mármol y cortó unos trozos de plátano para su quelonio amigo.

Con forme el alimento desaparecía de la rosada boca, Draco meditaba cansado la constancia de su vida.

Gente tan querida que lo instaba a estar en una relación como si fuera un desvalido y por mucho que les sorprendiera, no se sentía solo. Cuando realmente sintió el fuerte abrazo de la soledad y la desesperación fue durante los primeros meses en ese extraño mundo donde Vivian los muggle, valiéndose por su cuenta. Ganando su manutención con su esfuerzo, lágrimas y sangre.

Eso sí le hizo muchas veces desear tener alguien para compartir el peso, tirar la toalla y que fuera lo que Merlín deseara.

-Viejos tiempos…- se dijo sintiéndose tan cómodo en ese piso que ahora era todo suyo.

Todas las cosas que adquirió con el paso de los años era tan chocante su nueva opulencia comparado con lo poco que tenía hacia solo 9 años. Una vieja cama de paja con unas sábanas que pican, comida diaria y un techo sobre su cabeza.

Elise fue pieza importante para su cambio de perspectiva, una visión que terminaría por romper el esquema en el que estaba calzado. Ella en ese entonces era estudiante de gastronomía en las mañanas y en las noches le impartía su conocimiento pese a lo distraída que podía ser. Gracias a ella aprendió los conceptos, las bases, las mañas dentro de la cocina y Papi pudo verlo finalmente con otros ojos, ver su valía y lo que siempre le decía que tenía en su interior.

No fue fácil ese golpe de realidad donde no tenía nada, sin embargo, estaba consiente que de no ser porque dejó entrar a Elise y Papi en su vida, toda su confianza se habría venido abajo y habría llegado hacia un precipicio del cual jamás hubiera vuelto a subir. Empero una cosa buena siempre viene de la mano de una mala y probablemente jamás hubiera conocido a Angelo…


Notas Finales: Es todo por el momento pequeños! Quisiera decir que el próximo domingo les traigo el siguiente capi, pero no estoy segura uwu daré lo mejor de mi eso no hay duda! (y ni crean que dejaré en hiatus definitivo la historia, así que tranquilos :D)

Les mando un beso enorme, cuídense mucho y nos vemos prontito!