PAREJA: Harry x Draco
DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3
ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (qué tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿qué haces aquí? x9), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. ¡Están advertidos!
Como nota extra, les advierto que en este Fic tomo casi todo lo establecido del libro 1-7 (sin el epilogo) como canon, solo que habrá una ligera variación. Draco tuvo otro destino a partir del libro 6 cuando tenía 16 años. :D (Después explicaré que fue lo que le pasó :P)
Si me equivoco en continuidad, horrores de ortografía o las cosas canónicas, ¡me disculpo de antemano! (porque no podré hacer nada xD)
Pastel Sacher
Draco sabía que estaba exagerando.
Miró como su reflejo en el espejo le devolvía una quisquillosa mirada; el pantalón de mezclilla oscura le daba mucha informalidad al asunto y esa camisa de satín negro le hacían lucir más pálido que de costumbre; furioso, arrojó las prendas de regreso a la cama que ya formaban un montículo descomunal que tambaleante amenazaba con desplomarse.
Infructuosas 2 horas de probarse ropa y no encontraba el conjunto ganador. Ser su propio juez era un calvario, pero no podía evitarlo, quería verse espectacular para esa noche.
No es que no fuera siempre espectacular, eso ya lo traía de nacimiento, pero quería dar la sensación de algo más. Era la primera "cita" que tenía con Harry, su amor no correspondido de la escuela por así decirlo y lucir como siempre no era una opción; era lo mínimo que le debía a su "yo" de trece años.
Verse excepcional y al mismo tiempo que pareciera que no se había esforzado en lo más mínimo por él, era una delgada línea que no debía cruzar porque era darle alas a alguien que no dudaría en restregárselo por una temporada.
Gruñó arrancándose esa insulsa gabardina color olivo y probó con su cachemira azul y botas de piel de dragón. La tan esperada cita era en 3 días y su closet no contenía algo digno de lucir. Estaría mintiendo si decía que no estaba muriéndose de los nervios.
Eran tan fácil seducir y tontear que se les hacía ridículo a esas alturas del partido tener una "cita". ¿Con que propósito si ya conocían todo el uno del otro? Ya hasta tenían un maldito mapa del cuerpo del otro y Harry le había visto hasta las entrañas… era algo innecesario de hacer.
"Un bobo gryffindor tenía que ser con sus detalles y cursis tonterías…" se dijo sintiendo sus mejillas arder.
-Esto si es ridículo- le dijo a su reflejo. Definitivamente nada de boinas para ese día.
"Te vez bonito" escribió Teddy en su libreta y Draco poniendo su mano sobre su propia cintura alzó su mentón y con una floritura de su varita todas sus prendas regresaron a su lugar.
-Lo se pequeño, pero no es el look que estaba buscando- el niño ladeó su cabeza y con una sacudida de su mano, preguntó en su lenguaje inventado de señas "¿porque?" –porque si he de brillar, debe ser por todo lo alto. Creo que tendremos que ir de compras-
--EÏ3-
Con un fuerte abrazo, Harry recibió a sus queridos amigos en ese viejo café que fue su centro de reunión semanal por más de un lustro.
Lucían tan contentos que supuso que las cosas en américa resultaron mucho mejor de lo que solían decir en sus video llamadas. "Probablemente ya están aclimatados" se dijo alegrándose por ellos. Era justo lo que necesitaban después de la pesadilla que todos habían vivido. "Es lo que merecemos" aseguró pensando que él estaba en una situación similar y sonrió al pensar en todo lo que Draco significaba para él.
-¿Cómo les fue en el viaje?-
Apenas habían llegado el día anterior y esperaba que no estuvieran muy cansados para lo que estaba por pedirles.
-¡Terrible! un tipo se propasó conmigo tocándome el culo y pensando que era Hermione, hasta le entrelacé los dedos pensando que estaba de humor…- dijo negando con la cabeza ganándose un "que dramático" de parte de la castaña –¡y ella en lugar de defenderme solo se burló de mí! ¿puedes creerlo? -
-Lo cuentas como si hubiera sido una atrocidad, el hombre incluso te pidió perdón- Harry rodó los ojos, por alguna extraña razón no era la primera vez que le pasaba a su amigo pelirrojo y casi sentía pena por él y su fobia a ser tocado por otro hombre –como sea, llegamos sanos y salvo-
-Habla por ti…-
-Mis papás estaban felices de vernos- dijo ignorando a su exagerado marido mientras abría el menú, lista para ordenar su usual cerveza de mantequilla –incluso Ginny nos mandó boletos para que fuéramos a ver a su temporada de quidditch, así que las vacaciones no podrían marchar mejor- ironizó. Hermione adoraba a Ginny, pero estaba seguro que esas horas de partido serían un buen momento para echarse una siesta.
-Cuanto me alegra-
-¿Y cómo has estado?- Harry les contó todo lo que se habían perdido, lo que pasó con el departamento de Seamus y Dean, la negativa de Molly por comenzar a hablar y el tan importante paso que dió Teddy al decidirse a volver a hacer uso sus dotes de metamorfomago.
"¿Porque llamarle Audra es tan difícil?" se preguntó reiterándose que al menos tenía que intentarlo.
Charlaron animadamente, pero con ese increíble don de Hermione notó su tendencia a acaparar la conversación para terminar de irse por las ramas. No estaba seguro como abordar el tema; no todos los días pedias a tus amigos que están de vacaciones un favor.
-Harry, por favor. Sé que tienes algo que decir así que dilo sin rodeos- sonrió su querida amiga que podía leerlo con la facilidad de un libro. Asintió. Procuraría ser lo más llano posible.
-Me gustaría que cuidaran a los niños esta noche, claro, si no tienen planes…-
-¿Tu tienes grandes planes camarada?- preguntó Ron curioso, con una sonrisa felina -¡Te felicito! ¿Alguien de quien nos quieras hablar?- "¿Cómo puede ser tan denso?" se preguntó negando con la cabeza mientras la castaña rodaba los ojos.
-No lo creo. Draco no es un tema que sea de tu agrado y aunque lo fuera, prefería no hacerlo- le pareció divertido como de un momento a otro su amigo palideció.
-¿Sigues con ese? Hermano, creí que…- se tensó con esa forma despectiva. "Y volvemos a las riñas de cuando éramos críos"
-Y seguiré con eso, por eso no quiero hablar del tema con ustedes-
-Y lo respetamos- agregó Hermione interrumpiendo nuevamente a su marido –sabes lo mucho que nos preocupamos por ti y por mi parte después de investigar sobre Malfoy y lo que estuvo haciendo estos últimos 10 años, me siento complacida de no encontrar más que la corroboración de lo que tú sabes y te ha contado. Sin registros penales, ni siquiera una multa. Expediente limpio y totalmente inofensivo, parece que el mundo muggle realmente lo reformó-
-Esa habilidad tuya de rastreo me asusta, Herms. Recuérdame porque no estudiaste para ser auror-
-Porque nuestra última "aventura" donde casi morimos fue suficiente por una vida, al menos para mí. Mi deseo de cambiar las cosas arcaicas, las leyes opresivas y retrogradas sigue vigente, pero encontré la mejor manera de hacerlo desde la comodidad de una oficina- sonrió con suficiencia –así que mis labores de investigación son meramente un hobbie-
-Ya la oíste camarada, si decides terminar con Malfoy, ella será la primera en enterarse con su sofisticado servicio de inteligencia que supera con creces al escuadrón de aurores, incluso antes que tu-
-¿Cómo podría terminar con él sin ni siquiera hemos comenzado algo? Yo soy el que esta absurdamente…- se interrumpió al instante lo que sea que estuviera por decir. Había estado demasiado cerca. ¿Acaso iba a decir enamorado? Su corazón una vez que tomaba una decisión era terco, testarudo y tan honesto que sentía que estaba en problemas –atraído por él. Me gusta mucho, pero no tenemos una relación más que de amigos con… derechos- dijo cabizbajo.
-Nunca entenderé a los amigos con derechos. Son amigos, comparten cama, pero ¿no sienten nada? ¿Cómo no puedes desarrollar algún sentimiento después de ver a la otra persona tal y como vino al mundo? Mínimo remover una fibra dentro de ti. La primera vez que Mione se quitó el sostén literalmente solté una lagrima… ¡Ouch! ¿Por qué fue eso? - chilló sobando su nuca.
-Porque estás diciendo cosas absurdas… ignora eso Harry- tosió avergonzada –con gusto cuidaremos a tus pequeños, diviértete mucho esta noche- le guiñó el ojo –recuerda usar protección-
-¡Mione!-
--EÏ3-
Antes de esa noche, el color rojo era un color que le recordaba con cariño su sala común. Los banderines, tapices y adornos de Gryffindor, la valentía y recuerdos del único hogar que tuvo hasta esa fecha; incluso en el cuartel de aurores, su escuadrón ostentaba con orgullo ese brillante color de la fuerza y el honor como si fuera su estandarte... sin embargo, al ver a Draco bajar las escaleras del conjunto de departamentos donde vivían juntos desde hacía solo 3 semanas, se quedó con la boca abierta.
El rojo ahora tendría un nuevo significado; la fantasía.
Una fantasía de pie ante sus ojos, que humedecía sus palmas y secaba su boca. Estaba seguro que por siempre recordaría la manera en la que se veía esa noche.
La gabardina roja como el vino tinto se ceñía a su cuerpo de manera insinuante acentuando su pecho y caderas, dando la ilusión que sus piernas eran más largas y esbeltas enfundadas en esos pantalones sastre color marfil, pero al mismo tiempo, estaba tan elegante que le cortaba la respiración.
Su cabello no traía ni rastro de gomina y flotaba a su alrededor con cada peldaño que bajaba.
-¿Esperaste mucho? Preguntó con media sonrisa. Estaba tan lleno de sí mismo que tenía que concederle esa, estaba radiante que casi se sentía avergonzado por no escoger algo más, sofisticado.
La franela y la mezclilla eran sus mejores amigos en su estilo dándole mucha tranquilidad y soltura que tal vez, si estaba un tanto informal para la ocasión. Había querido tener todo perfecto para Draco, los lugares por visitar que estuvieran en orden, la sorpresa que le tenía y sus niños a salvo.
-No, de hecho, acabo de llegar- dijo rascando su nuca no sabiendo por donde comenzar –te vez tan…-
-Gracias- exclamó alzando su nariz –tú no te vez tan mal. Igual que un leñador sexy- Harry rodó los ojos por la clara burla, pero lo dejaría hacer, su risa era encantadora incluso al salir por su culpa. Tomó uno de sus mechones sueltos y disfrutó la suavidad que tenía.
-Ya tienes el cabello largo…-
-Sí, le pedí a Elise que lo cortara, pero ya viste que prefirió hacerme trenzas a obedecerme- se alzó de hombros –de hecho, no es lo más largo que lo he tenido-
-¿No?- preguntó Harry comenzando a caminar para que lo siguiera. No estaba lejos donde harían la primera parada.
-No, para mí el cabello largo es una fuente considerable de estrés por el alto manteamiento que requiere y fue mi forma masoquista de motivarme a mejorar en la cocina, hasta que conseguí dominar los básicos elementos y habilidades pude cortarme el cabello y eso fue después de 3 años, así que te imaginaras que llegó a cubrir mi espalda- Harry emocionado imaginó la cascada de plata y pensó la lástima que era no poder verla y sumergir sus dedos en ella.
-Es una pena-
-¿Eres de los fetichistas que les gusta tirar del cabello durante el sexo?- bailoteó sus cejas volviendo a reírse a sus costillas.
-¿Por qué todo regresa al sexo contigo?- preguntó altamente acalorado intentando no imaginar lo que sería enrollar sus manos en esos sedosos cabellos mientras Draco se contorsionaba en esa dulce agonía… negó con la cabeza.
-Porque es divertido verte avergonzado y colorado ¿a qué te lo imaginaste? -
-Eres de lo peor…- dijo buscando su mano para entrelazar sus dedos. Esperaba que no lo tomara a mal, pero al instante, Draco aceptó sin rechistar –apuesto que lo mencionaste porque es una fantasía que te gustaría cumplir- sonrió con diversión.
-Tal vez-
--EÏ3-
Tenía que admitirlo, estaba sorprendido. Harry era atento y realmente escuchaba las cosas que le decía. "Quien diría que hasta allá llega su dedicación ¿no puede dejar de ser dulce por 5 malditos minutos?" meditó percibiendo como revoloteaban las mariposas en su estomago "contrólate, maldición" gruñó molesto, pero la emoción era fuerte.
Hacía mucho tiempo no asistía al teatro y ese tonto y tan querido ex –Gyffindor compró boletos para "Cats", una obra que conocía por su peculiaridad. Una ambientación estrafalaria, una premisa ridícula de gatos espaciales, pero con unas canciones magistrales que más de una vez cantó a todo pulmón con Elise.
Nunca la vio en vivo y por ello, poco le importó que, en el segundo acto, Harry estuviese apoyado sobre su hombro, roncando levemente en el sexto sueño. Se veía tan inocente y rejuvenecido mientras dormía, con una boba sonrisa a sabiendas que había hecho algo que conseguía estremecer su corazón.
Tanto poder estaba depositando en sus manos que le asustaba que se aprovechara de eso. Tal vez estuviera leyendo demasiado las cosas, confundiendo su innata consideración y aprecio por el mismo ardor de su amor que volvía a despertar como un ave fénix, darle esperanzas de algo que no debía sentir para después desaparecer de su vida…
"Él no lo haría" pensó con confianza mientras aplaudía a los actores que dieron todo de sí mismos en esa mágica presentación. Las luces se encendieron le dio un golpecito en los lentes a su acompañante, que con mucha pereza, frotó su ojo izquierdo.
-¿Descansaste, bello durmiente?- preguntó risueño.
-Mierda… lo siento, me quedé dormido. Solo pensé en cerrar los ojos un momento y…-
-Comenzaste a babear en mi hombro-
-¿En serio? ¡agh! Cuanto lo siento! Por eso Tim siempre decía que era un desperdicio de dinero traerme al teatro…- Draco endureció su sonrisa. "Tim…" pensó con acidez regresando a ver esa argolla en su anular. Ese maldito anillo que no se quitaba ni para dormir o bañarse, ese anillo que le recordaba lo mucho que ese malnacido insecto significaba para él, aun después de todo el daño que le hizo. Aún seguía como una espina clavada en su corazón.
-Si es un desperdicio, ¿Por qué me trajiste? -
-Porque a ti te gusta- dijo con una nota dulce –te veías tan feliz hablando de los musicales, el teatro y cine, que sabía que quería traerte. Y estaba en lo correcto. Estabas muy emocionado cuando el telón se abrió y comenzó esa canción de "jellycats" que estuviste murmurando al compás de los acordes- el rubor hirvió en sus mejillas.
-Ya… y el termino es "jellicle cats"- Harry asintió divertido, era una palabra absurda.
-¿Pero te puedo confesar algo? La interpretación teatral que hiciste en tu casa junto con Elise fue mucho mejor... erhh… por si no lo recuerdas, no me quedé dormido- soltó una risilla -consiguió que no quisiera perderme ni un momento de la historia y la canción que cantamos fue…- su corazón comenzó a aletear como un ave, tan rápido que sacudió la cabeza.
-Es una reacción natural a Wicked, una obra magistral y la canción "as long as your mine" tiene ese efecto. Un amor puro que arde con fuerza, condenado a terminar de forma trágica… ambos lo saben, pero sin importar nada, están dispuestos a disfrutar ese instante que les dio la vida…-
-No lo había visto de esa forma…-
-Como sea- dijo cortando el momento, no podía seguir por ese camino si terminaba por perder el equilibrio -¿A dónde vamos ahora?- Preguntó prensándose a su brazo con una familiaridad que esperaba volver a repetir en el futuro. La chaqueta de Harry olía a jabón y hierba fresca, era una fragancia que iba tan bien con su personalidad sencilla e intrépida.
-Ya lo verás-
--EÏ3-
Tal y como esperaba, la reacción de Draco fue invaluable nada más entrar a esa feria nocturna dedicada a la cata de platillos y bebidas de todo lo largo de Sussex. Restaurantes finos con emplatados impresionantes que desafiaban la física y otros bastante humildes y tradicionales que desprendían un agradable aroma.
Platillos típicos de ese lado de Inglaterra y otros intentos arriesgados con técnicas modernas como la cocina molecular. "Quien diría que todo un pato a la naranja cabe en un cubo del tamaño de mi pulgar" se dijo impresionando como en efecto sabía a lo que prometía.
El instinto competitivo de Draco brillaba por lo alto y ahora era el modo "chef" quien estaba desfilando con ojo crítico, probando un bocado aquí y allá de cada exhibición. Daba criticas tanto constructivas como destructivas a quien lo merecía como un juez imparcial. Nadie se lo pidió, pero el estaba mas que dispuesto.
-Azafrán, mostaza y arúgula, no puedo creer que no se me ocurriera antes... eso en el fondo son langostinos, no puede engañarme. Pera, manzana y queso azul; debo decirle a Elise que tome nota...- murmuraba deslizándose como un experto entre cada puesto -regaliz y aceituna negra con un toque de limón eureka, perfectamente balanceado ¿Cómo supiste de este mágico lugar?- preguntó ansioso. Estaba resplandeciente y sus ojos irradiaban una calidez impresionante que Harry deseaba tanto besarlo en ese momento.
-Cuando buscaba un lugar donde trabajar me topé con él, fue una suerte que nuestra cita hubiera caído justo el último domingo del mes- dijo genuinamente agradecido, ya que ir a cualquier otro lugar, palidecería con ese.
-Nada mal, Potter- dijo con ese tono que lo erizaba. De su boca siempre pronunció con desprecio su apellido, pero entonces ¿Por qué ahora lo excitaba tanto? –¡te luciste! ¡incluso ahí esta Enrique Olvera! el dueño de "Pujol" y me dio su numero para que compartiéramos experiencias- dijo mostrándole el papel con orgullo.
¿A acaso se refería al mismísimo Chef Olvera, el mejor chef de Sussex? ¿Cuáles eran las probabilidades de encontrarlo ese día? Harry no sabia si sentirse igual de emocionado, sorprendido o celoso por el cariño con el que sostenía ese numero telefónico.
-Pero yo me pregunto, ¿realmente disfrutas esto? Porque son cosas que a mí me gustan, sabes cuanto disfruto dar ordenes y mi valiosa opinión de las cosas, pero a juzgar por tu temperamento, lo dudo-
-Mi punto era impresionarte y es bastante difícil por tus gustos caros y sofisticados; pero esto me gusta, básicamente es comida gratis- dijo echándose un tentempié a la boca que tenia un sabor marino pronunciado ¿a caso era salsa de ostión? Draco solo arqueó una ceja incrédulo –además te vez muy feliz, como un pez en el agua- Draco desvió la mirada y le enterneció el rubor en sus mejillas.
-¿Cuál hubiera sido una noche impresionante para ti?-
-La verdad yo estoy bien con cualquier cosa…- el rubio se cruzó de brazos y supo que esa respuesta no era suficiente -pero creo que, si pudiera, escogería algo sencillo-
-Seguro una taberna de mala muerte- bufó sarcástico.
-Me gustan los pubs, sí. Buena comida, buena bebida y seguramente tendrán algún juego como el billar-
-¿Te gusta algo así?-
-Creo que es agradable y acogedor. Podría estar horas jugando dardos y de hecho lo hice cuando estuve en una misión en Estocolmo- se quedó recordando ese tiempo cuando era inexperto en su trabajo y las cosas intimas; la primera vez que se sintió abiertamente atraído por un hombre y que este le dedicara su atención con tal galantería… pasaban tantas cosas en esos "bares de mala muerte" que llamaba Draco –me gustan también las exhibiciones de escobas-
-¿A si? ¿Eres coleccionista? -
-No. Simplemente me gustan mucho. Verlas, olerlas, sentirlas, ver sus propiedades, su velocidad; pero estoy muy cómodo con mi "sagita 3000" no la cambiaría a menos que el sauce boxeador la vuelva trizas como mi nimbus…-
-Ya…- dijo sonriendo –el hombre de una sola escoba… muy original-
-¿Qué te puedo decir? Estoy chapado a la antigua- se alzó de hombros sintiendo ese intercambio ameno como esas primeras noches desde que se estableció su amistad, solo les faltaba ese delicioso café irlandés para entibiar su garganta –Y ya que estamos en la sesión de preguntas, te tengo una ¿Por qué preferiste quedarte cuidando a los niños como si fueras un niñero profesional? No me lo tomes como queja, me gusta cómo te llevas con los niños, te quieren muchísimo. Pero se te extraña en la cocina…- Draco asintió ladeando su sonrisa.
El rubio tomó una de las copas que desfilaban los meseros en su charola y aclaró la garganta.
-Hace tiempo papi me dijo que debía buscar algo para complementar mi tiempo. Un hobbie que me mantuviera ocupado, que me permitiera equilibrar mi vida en pequeños trozos para tener libertad, pero siempre pensé que eran patrañas. Luna fría era todo para mí y lo sigue siendo, pero finalmente comienzo a comprender lo que significaban sus palabras. En casi 10 años no me había alejado tanto tiempo del restaurante- rió con tristeza jugueteando con su copa a medio terminar.
–Ni siquiera en las vacaciones, siempre encontraba una forma de ir todos los días… sin embargo me he dado cuenta estos días que, mi vida no debería de girar a su alrededor. Vivir, comer, respirar por el… ¿eso es realmente vivir? tal vez si puedo hacer otra cosa que me emocione y siendo así, ¿Qué más puedo hacer? - podía ver las posibilidades infinitas que se barajaban ante él, era deslumbrante verle brillar -y yo también quiero mucho a tus niños que por cierto, ¿Dónde los mandaste? porque no los vi por ningún lado antes de salir-
-Están con Ron y Hermione, los traerán hasta la noche de mañana…-
-¿Planeas algo alocado por hacer?- esa clara sugestión era justo lo que estaba planeando.
-Por supuesto, llevo días deseando hacerlo, y sé que esto te sonará a tontería, pero por esta noche no quería sentirme como un padre. Amo a mis niños más que nada en el mundo, pero es complicado poder ser solamente Harry. Un hombre de casi 26 años sin obligaciones… suena tan egoísta cuando lo digo en voz alta…-
-Si eso es egoísta, entonces lo que diré sonará más egoísta aun… me gusta la idea de por una sola noche tenerte solo para mí y que cada uno de tus pensamientos sean sobre mi… jeez, no creí que fuera tan arrebatador decirlo…- mordió su labio ansioso.
-Entonces deberíamos irnos…-
--EÏ3-
Esa era la forma idónea de terminar una exitosa noche de cita. Harry devorando su boca a solo unos pasos de la puerta. Tanto deseo brotando de su cuerpo y vibrando en sus labios era suficiente para emborracharlo. Su lengua impúdica y mucho más arriesgada que su dueño se enrollaba con la suya, arrancándole jadeo tras jadeo que sentía que se iba a desmayar. ¿Acababa a sacar al león de su jaula? Estaba mucho más fogoso que otras noches que de no ser porque lo sostenía de la cintura, seguro sus rodillas se habrían doblado.
-De haber sabido que te pondrías así, no me hubiera quejado por no coger en días…- dijo con su respiración entrecortada tanteando la pared en busca del interruptor.
-No deberías encender la luz…- musitó contra su boca, deslizando su lengua por su inflamado labio inferior…
Draco iba a protestar por la interrupción de esos deliciosos besos cuando notó la delicada luz emanando de una cascada de velas pequeñas; eran al menos unas 50 que recorrían la estancia y flotaban a un ritmo parsimonioso; un aroma delicioso achocolatado llenaba el ambiente y una venda negra sobre el sillón hizo que se le erizaran los vellos de la nuca.
-Veo que pediste ayuda para un cierre con broche de oro…- no tenía palabras para describir lo que estaba sintiendo en su pecho; euforia, encanto, deseo, pasión, cariño y tantas cosas que le hacían sentir cálido, tan amado…
-Sí, Elise estuvo más que feliz de encender las velas y traer de su nevera mi arriesgada propuesta que espero te guste- sus gruesas manos retiraron de un movimiento su gabardina nueva que cumplió en punto su propósito y comenzó a deslizarse desde su cintura hacia su pecho, reptando lentamente que le producía pequeños estremecimientos.
-¿Cómo supiste que… no me atascaría de comida en la cata?- suspiró mordiendo su labio cuando repasó aún más lentamente sus pezones. Daba suaves movimientos circulares que enviaban señales de placer por todo su cuerpo. Era demasiado sensible y eso que no lo estaba tocando directamente –Harry…- cerró los ojos reprimiendo cualquier sonido que osara salir de su boca.
-Vamos. No hay que ser un genio para saber que disfrutas la comida. Solo pruebas bocados pequeños para que tus papilas gustativas reconozcan los ingredientes y disfrutes de su sabor-
-Sabelotodo…- dijo con las mejillas encendidas, echando la cabeza hacia atrás –no sabía que mi casa podría verse tan incitante…- el moreno acarició nuevamente su pecho y Draco soltó un gemido -¿Por qué estas solo jugueteando?- lo estaba torturando, quería más y se estaba tomando su bendito tiempo.
-Porque aún falta algo- estaba siendo impaciente y Harry se estaba divirtiendo de lo lindo. Cubrió sus ojos con la venda y Draco se sintió tan vulnerable pero excitado cuando lo sentó sobre el sofá. ¿Qué estaba planeando? –abre la boca y prueba esto…-
Introdujo en su boca con sus dedos desnudos algo a primera instancia esponjoso como un pastel y se removió en el sofá al sentir como sus dedos húmedos recorrían sus labios. No poder verlo lo hacía más estimulante, como si todos sus sentidos se hubieran tornado más receptivos.
Era un sabor dulce, el aroma predominante del chocolate provenía de ahí, pero era más complejo de lo que su olfato percibía. Era suave chocolate oscuro, un poco seco, pero con una sensación aterciopelada de chocolate con leche derretido. Tenía avellanas finamente molidas, muy pocas, pero el sabor estaba ahí, todo eso se rompía cuando chocaba con una jalea sedosa de chabacano. ¿Era acaso un toque de kirsch? Eso le pareció. Una combinación arriesgada, pero de cierta manera funcionaba. Un postre muy sensual digno de la ocasión.
-¿Es tu interpretación de un pastel sacher?- preguntó en un hilo de voz conforme escuchaba como su camisa se iba desabotonando lentamente. Su piel ardía con antelación.
-Era mi propuesta para la nueva carta… pensé en hacer unas modificaciones a la tarta banoffi, pero no sería suficiente… es un postre muy sencillo para representar lo que pienso de Luna fría y el chef que me ayudó a mejorar en la cocina-
-Que listo… Desarmando a tu jefe con lisonjas para que apruebe tu trabajo de esta forma…- Draco lamió ese dedo que traía un poco de ganache de chocolate; su lengua lo repasó con lentitud y lo envolvió con su boca, dándole un pequeño beso cuando llegó a la punta; él también podía jugar a ese juego de expectativas.
-No lo hice con esa intensión…- escuchó como Harry jadeó haciéndose para atrás y sonrió complacido -a lo largo del perfeccionamiento de la receta me convencí que no estaba representando para nada mi impresión del restaurante, sino lo que siento por ti… algo bastante intimo no podría permitir que se presentara en una carta, pero quería que al menos tú lo probaras…-
-Tienes toda la razón. Es dulce con toques amargos por la pureza del chocolate, es atrevido e insolente con las avellanas y kirsch, un claro desafío a la tradición y lo estipulado en los libros…- se estremeció al sentir como bajaba el cierre de su pantalón y que estaba juzgando su excitación y lo húmedo que estaba –me gustó mucho…- la cinta cayó de sus ojos y vio acalorado a Harry arrodillado a sus pies –¿vas a follarme ahora? - preguntó mientras su pecho subía y baja acelerado.
-Aun no… primero quisiera saborearte…- musitó acariciando su endurecida polla sobre su ropa interior, repasando la humedad del líquido preseminal y una expresión tan abrasadora que los dedos de sus pies se contrajeron.
- Estamos perdiendo tiempo valioso…-
-Al contrario, estamos bastante bien de tiempo ¿Por qué la impaciencia? si voy a cogerte tan duro durante toda la noche, que quedarás sin voz de tanto llorar…- se estremeció de solo poder saborear sus palabras. Cuanto amaba que un poco de alcohol desinhibiera al tímido y puritano Harry Potter.
Sus ojos verdes esmeralda, tan prístinos y concentrados parecían los de una bestia apunto de devorar a su presa. Cuanto ansiaba que cumpliera lo que estaba diciendo.
-¿Es una amenaza?-
--EÏ3-
Después del sofá, pasaron a la cocina donde un encuentro con el pastel sacher tornó sus cuerpos en una mezcla de frenesí, sudor y chocolate. Nunca fue partidario de juntar la comida con el sexo porque lo consideraba degradante para ambos rituales; empero al lamer el abdomen de Harry, sus duros músculos, su esencia junto con sus tan dulces gemidos… por Merlín ¡que equivocado estaba!
Era el mejor manjar que hubiera probado y Harry podía dar fé a ello. Lo chupaba y mordisqueaba con gula, dejaba un rastro húmedo de besos rojos que marcaban su piel. Sus manos acariciaban todo su cuerpo y lo envolvía con sus brazos como si pudiera fundirse en él con el calor que emanaba.
En otro momento le molestaría la sensación pegajosa de dulce sobre su cuerpo, pero en esa noche de ensueño, Harry conseguía que toda su atención se centrara a él y regresara con ese magnetismo arrollador.
-No… mghh…- jadeó ante la fricción del cuerpo macizo de Harry, la forma que frotaba su erección contra sus nalgas, su mano izquierda danzando sobre su torso desnudo, torturando sus pobres pezones que ya estaban enrojecidos de haber sido mordisqueados, y lamidos con tanta fiereza. Su otra mano moviéndose rítmicamente sobre su pene, acariciaba su glande, jugueteando con sus testículos, estimulándolo tan lentamente que creí que se volvería loco –por favor… hazlo… ¡ahh..!- gimió fuerte cuando volvió a penetrarlo.
-Draco… mmmm… - jadeó contra su oído envuelto en éxtasis. No había podido evitarlo, pero había vuelto a correrse, ya iban 3 veces y las que faltaban –mierda… aprietas rico…- bufó comenzando con largas y precisas embestidas. Sus manos se atenazaron en sus caderas marcando sus dedos a fuego sobre su piel, acompasando el vaivén con mayor fuerza; el sonido de su cuerpo colisionar con sus nalgas hacía eco con sus sollozos, sentía que lo rompería con su fuerza animal -¿ahí es donde te gusta? ¿Ese es tu punto dulce, Draco? - el rubio se estremeció volviendo a gemir.
-Oh si… ¡sí! ¡ahí! Ahh… ¡Ahh!- clamó sintiendo como nuevamente estaba duro y su pene goteaba. Harry se abrazó de su cintura, mordiendo su cuello, lamiendo y besaba con tanto cariño que contrastaba con sus fieros movimientos pélvicos. Entraba y salía de su ser que dudaba que alguien alagunaba vez hubiera estado tan dentro de él tanto física como mentalmente.
Harry, Harry, Harry… cuanto daría por poder decir que era suyo… sus ojos se llenaron de lágrimas, que no estaba seguro si se debía al inconmensurable placer o el inexplicable sentimiento que brotaba de su pecho.
Se corrió en su interior y erráticos estamos le siguieron, procurando llenarlo sin quedar satisfecho. Semen cálido goteaba y se deslizaba por sus muslos. Se sentía tan jodidamente bien; lo que necesitaba él se lo daba, pero en ese preciso momento, cuanto deseaba besarlo y ver su cara de deseo frente a él, contemplándolo.
Como si intuyera su pensamiento, tomó con delicadeza su rostro y besó sus labios, bebiendo sus gemidos, disfrutando los diminutos temblores del orgasmo.
-Ven aquí…- pidió Harry con voz ronca. Su interior se sentía tan solitario cuando lo abundó, que, con ojos embriagados, sonrió al verlo sentarse tan cerca de la cabecera. Estaban tan en sincronía que definitivamente Harry Potter era el dios del sexo.
Con descaro se puso en cuatro recargando su pecho sobre la cama, mostrándole una vista que el moreno comenzó a salivar –Merlín, Draco…- acarició sus nalgas con ambas manos, masajeándolas con devoción –eres bellísimo…- le dio un beso casto –pero voltéate…-
-¿Tanto quieres verme la cara?- preguntó recargando su espalda contra la cama, rejuntando sus piernas con descaro.
-Me encanta verte…- dijo abriendo sus piernas para introducirse entre ellas, agasajándose por lo largas y delgadas que eran. Su peso era considerable al recargarse sobre él, pero no le molestaba -tus ojos brillan como plata liquida… efervescentes en lujuria que no me gusta perderme ni un segundo… y cuando entro en ti, contraes la cara y cierras los ojos… así…- Draco mordió su labio –mghh… tan encantador…- entrelazó sus dedos con los suyos con una suave caricia –me enloqueces…no sabes lo mucho que me gustas…- recargó su frente contra la suya. Sus alientos chocaban el uno contra el otro y Draco se estremecía con cada estocada.
-Tú también me gustas…- acarició sus cabellos húmedos, besando su mejilla, estaba avergonzado porque ahora sí, estaba comenzando a quedarse afónico -pero en una competencia, él se lleva el primer premio…- sonrió desvergonzado acariciando su pelvis, divirtiéndose con la reacción del moreno. Estaba entre ofendido y divertido.
-¿Ah sí? Entonces tendré que esforzarme más…-
--EÏ3-
La tarde despuntaba por su ventana gracias al reflejo del espejo de pared que tenía en la esquina. De no ser por la infernal hambre que tenía, estaba seguro que seguiría durmiendo.
Gruñó sintiendo su garganta tan seca y pastosa, que al recordar todo lo que hicieron no podía estar molesto en lo absoluto, todo había sido espectacular, tanto que sentía que su piel relucía rejuvenecida.
Estiró su brazo y sintió el lado de Harry frío, como si hacia tanto tiempo que se hubiera levantado.
¿Había ido por los niños? ¿Por qué no le había avisado?
No escuchaba ningún ruido del otro lado de la puerta y temió que hubiera vuelto a hacer lo de la otra vez. "Pero no hay ninguna nota sobre la cama…" pensó desilusionado.
-¿Harry?- susurró tan despacio que en efecto, se había quedado sin voz. "¿Dónde estarás?" se preguntó cabizbajo.
--EÏ3-
Su reloj marcaba exactamente la 1 de la tarde y supuso que Draco para esa hora ya se había levantado.
Hermione ya se había reportado para asegurarle que sus pequeños pasaron buena noche y se encontraban perfectamente; podía sentirse más tranquilo.
Se acomodó su vieja chaqueta de auror, subiendo el zipper hasta arriba por costumbre. Siempre que ingresaba a ese infernal lugar por instinto se cubría del eterno frio, como si de esa forma, los vestigios de la parvada de dementores no pudieran hacerle daño.
Hizo un movimiento de cabeza a su amigo Nigel Wolpert, quien justo ese día le tocaba guardia y concediéndole su deseo como señal de la amistad que compartía de años, abrió la reja para que ingresara.
El ambiente olía a moho, suciedad salina y mucha soledad. Una muerte lenta siendo acompasada por el choque torrencial de la marea.
-Vaya, vaya, vaya… creí que te habías olvidado de mi… campeón- el individuo esbozó una amplia sonrisa y Harry se estremeció con ese viejo mote –me siento alagado. ¿me echaste de menos? – por reflejo se llevó la mano al anular que comenzaba a arder. El individuo acomodó su cabello oscuro y ceniciento que le llegaba a los hombros y mostró su rostro decrepito por el encierro y el gélido viento marino. Se estaba burlando aquel hombre con quien tanto compartió; un hombre que ahora no reconocía.
-Hola Tim…-
Notas Finales: chan, chan, chan! espero que les haya gustado tanto como a mi :3
Nos acercamos lentamente a la ultima fase (si, ya el final esta muy cerca! :O)
