Faberry Week 2022 DAY 7 - Free Day
Summary: si no tienes un free day, pues te lo tomas, o varios. Faberry. One shoot.
Descargo de responsabilidad: no poseo derecho alguno sobre el show y/o sus personajes, sólo la de esta historia que tiene perfecto sentido en mi cabeza y en todo aquel o aquella que decida compartirla conmigo.
DAY 7 - Free Day
- ¿Alguna vez has pensando en los Ángeles?
- Todo el tiempo.
- ¿En realidad?
- ¿Soy una chica católica?
- Por supuesto.
- Ahí tienes tu respuesta.
- Hmmm – asintió ella.
Un minuto de silencio para nada incómodo pasó.
- Haces demasiado ruido, deja de pensar.
- Hecho.
- De sobre pensar entonces.
- Imposible.
- Dime lo que estás pensando, entonces.
- Estoy pensando en los Ángeles.
- Ajam.
- Sí
- ¿Qué hay de ellos?
- Estoy pensando en ellos.
- ¿En qué?
- En lo que tú estabas pensando de ellos.
- Ahhh
- Sí.
Una miró a la otra bajo ese halo de luz tan precioso y naranja propio del atardecer de verano.
- ¿En qué?
- Gee… - bufó con un ruidito de lo más delicioso.
- ¿En qué?
- En los Ángeles.
- ¿En?
- En que hacen en sus días libres…
- Yo sé lo que hizo uno en su día libre – sonrojada la miró de soslayo, ambas sentadas justo ahí, justo en el punto en el cuál hablaron por primera vez.
Varios días antes…
Inicio de flashback:
Martes por la tarde…
Quinn de 17 años esa tarde, pasadas las 3pm salió hecha mierda de la escuela, con lágrimas derramadas por su rostro – hijo de perra, jodido hijo de perra – maldecía a su padre, un hijo de puta a toda ley que ni bien vio la oportunidad, la tomó, denigrando a su hija, expulsándola de su hogar y humillándola en todo sentido, en el colegio.
¿Por qué?
Porque cometió el terrible error, ante sus ojos, de amar a una mujer.
Y no cualquier mujer.
Sino a una preciosidad, a una belleza prístina, delicada, brillante, una maravilla andante, su amor, su hermoso amor, una criatura descendida del mismo cielo.
- Ella no es católica, aun así, ¿Desciende del cielo? – se preguntó internamente pensando que, si ella no profesaba esa religión, entonces ¿Creía en los ángeles? ¿Existía los ángeles a su pensar o modo de percibir su realidad?
Rayos, aún en su más grande ruina, seguía sobre pensando.
- Me libré de un embarazo no deseado o repentino, pero no de amarla, mierda – gimió negando con la cabeza, se limpió las lágrimas de su carita viendo que el hijo de perra de su padre tomaba su auto y se lo llevaba también ninguneándola con la mirada, como diciendo "Te quedas sólo con lo que tienes puesto y ya" – "El que no cae, resbala" – soltó sintiéndose peor que basura, no por lo que pensaba su papá que de por sí, si era un golpe enorme a su corazón, ya que él fue su héroe gran parte de su vida, más de la mitad de su vida o de su madre, quien significaba el mundo para ella, sino también por ella, por su amor, por su musa.
¿Qué iba a pensar ella?
¿Y si era demasiado y si la dejaba?
Eso la aterraba.
- Mierda- soltó llorando mientras se retiraba humillada de la escuela.
Y aprovechando que el Señor Schuester dijo que estaría con Emma de vacaciones una semana se coló a su casa, sintiendo que lo urgente sería asearse, lavar su carita del maquillaje corrido, talvez comer algo, dormir algo, para luego pensar.
Más al llegar, lo primero que vio fue un gran espejo en el cuál se miró, totalmente hecha mierda y con eso en mente volvió a llorar recordando lo jodido que fue la escena que hizo su padre en su colegio, por lo que buscó algo de alcohol y sin vaso ni nada, la tomó directamente de la botella, acabando una botella mediana siguió a la siguiente sin importarle si estaba mezclando alcoholes o que.
Sentada en medio de la cocina, empezó a tomar y tomar.
Varias horas después, recostada en el suelo en un charco de no saber qué, si sus lágrimas, el alcohol o una mezcla de ambas, escuchó un ruido en el patio trasero y con cero miedos encima ni precauciones, se arrastró gateando hacia el sonido, unos cuantos metros.
- ¿Eh? – preguntó mirando hacia arriba entrecerrando los ojos por la luz misma de una lámpara, siendo para esa hora poco más de las 8pm.
- Hola – creyó Quinn que ella decía, porque era ella ¿Verdad? Quinn no tenía ni idea, estaba tan ebria que esa chica, ¿Era una chica? O eran dos o varias, ya ni idea tenía, estaba hablando y moviendo sus labios, pero no podía entender que decía.
- Mierda – soltó y ella rió, eso sí lo escuchó – hey ¡ - se quejó cuando esta chica, sí, tenía que ser una chica por lo delicada que se sintió sus manos sobre sus hombros, aunque en ese momento, pudo haber sido simple toque o un vaivén maniaco, ya ni segura estaba. En fin, ésta mujer, la tomó de los hombros y le haló hacia una pared cercana, recostando su espalda en la misma.
- ¿Tienes hambre? ¿Comida? – le habló la extraña o eso pensó Quinn viendo como arrodillada a su visión, dijo aquello repitiéndolo, ella no entendió y entrecerró sus ojos con lo que la mujer sonrió y negó con la cabeza diciendo – quédate ahí – pidió e intentó quitarle la botella, pero Quinn no la dejó, incluso haciendo el amague de morderla si se la quitaba – gee – soltó la mujer riendo.
"Ayyy que hermosa risa" así debe ser la voz de un ángel – soltó en su mente Quinn bebiendo para no pensar en el espectáculo que debió estar dando.
Quince minutos después la mujer regresó y en la parrilla empezó a preparar algo – tocino – susurró Quinn olfateando el aire como un lindo leoncito.
- Awww – le arrulló la mujer siguiendo cocinando en lo que Quinn viéndola dejó la botella en un lado intentando acercarse, se puso de pie, sin ver dónde estaba qué, se dio un gran golpe debajo de una maceta colgante – Quinn ¡ - escuchó ella gritaba antes de que todo se ponga negro y la extraña mujer la reciba en sus brazos.
Miércoles…
Al despertar 1pm del día después, Quinn se vio recostada en la cama que sería de su profesor, pastillas a un lado, un vaso de agua y nadie cerca - ¿Qué mierda pasó? – se preguntó pensando toda esa tarde aquello sin lograr recordarlo del todo salvo escenas random por la inmensa resaca que tenía.
Al pasar las horas, lo dejó estar, se acomodó en la cama, tomo una ducha, lavó su ropa y se puso la misma, ya que ni loca se iba a poner una de Emma o de la anterior esposa de su profesor que lo abandonó y dejó sus cosas ahí, comió muy poco dado su estado y vegetó toda la tarde frente al enorme televisor, viendo películas y usando el internet.
Jueves temprano…
Regresó a su casa, encontró a su padre con su amante, con su amante ¡ - hijo de perra ¡ - le gritó, discutió con él, su madre llegó y le creyó a él y no a ella.
- ¿Cómo mi decoradora va a ser su amante? Joder Quinn, a lo que has llegado ¡ - le gritó su madre haciéndole mierda el pedacito de su corazón seguía funcionando.
Quinn se fue hecha papilla de ahí.
…
Por la noche regresó jodidamente ebria a su casa sabiendo que sus padres tendrían un compromiso programado semanas antes para ese día y hora y con toda la ira y alcohol encima decidió hacer mierda todo, tal cual ya estaba su corazón.
Quinn puso su toca disco a todo volumen con la canción clásica preferida de su padre y con su bate de colección procedió a romper todo – ahhhhhh ¡ - gritó iniciando por la cristalería haciendo añicos todos mientras gritaba groserías a ambos de sus padres, deteniéndose sólo para tomar unos sorbos del whiskey de su madre.
- Toma, toma hijo de puta ¡ - gritaba cuando acabó con el primer piso e iniciaba con el segundo piso a destruir los premios tan atesorados de su madre.
Quince minutos de destrucción después…
- ¿Pero qué carajo haces? – preguntó una mujer asustando de muerte a Quinn que sacudió su bate contra ella, salvándose al agacharse a tiempo – mierda Quinn, ya para.
- ¿Quién coño habla? – pensó mirando que no había nadie, pero la mujer estaba en el piso.
- Ya para, te vas a lastimar – dijo, pero Quinn no vió a nadie por lo que siguió destrozando cosas alternando dormitorios.
- Mierda – gimió la mujer intentando cogerle y quitarle el bate, pero no podía al Quinn moverse erráticamente.
La mujer demoró un tanto, pero cuando alcanzó su hombro y logró arrebatarle el bate - ¿Quinn? – preguntó al mirarle – ayyy mierda – gimió ésta vez, pero con mucha preocupación.
¿Por qué?
Porque al Quinn haber estado destrozando cosas en el estudio de su padre, sin querer encontró la "sustancia mágica blanca" de su padre, la hizo mierda y sin querer, se drogó al aspirarla en el aire, al respirarla y sin haberla probado nunca, pues se puso muy high, mucho y muy rápido.
- Maldita sea Quinn, tengo que llevarte con mi papá, él es doctor, te cuidará, no te preocupes, no se enojará… carajo ¡ - gritó cuando escuchó sonidos de sirenas a la distancia y creyendo alguien había llamado a la policía por los altos ruidos, cogió su mano y la arrastro por la casa tratando de huir, salieron por la puerta trasera, ambas corrieron bajo la luz de las linternas a lo lejos por el bosque trasero, inicialmente ambas cogidas de la mano.
- Corre, corre ¡ - gritaba ella, sólo dejando de correr cuando llegó a su casa asustada, cerrando la puerta de golpe.
- ¿Qué pasó amor? – preguntó su padre al verla así cerca de las 10.15pm.
- Ella y yo…
- ¿Quién es ella? – preguntó Leroy mirándole preocupado cuando Rachel volteó a mira a su lado y gritó – mierda ¡
- Idioma mi niña – corrigió severamente su padre viendo que Rachel salió corriendo retrocediendo sus pasos.
¿Qué había pasado?
En algún momento ella le soltó de la mano y se quedó en algún punto del bosque y por la adrenalina misma Rachel no se dio cuenta.
Rachel persiguió sus pasos y su padre los de ella al verla actuar erráticamente, pero ninguno encontró a - ¿Qué estamos buscando? – preguntó él sin aliento sin entender la preocupación enorme gravada en su mente.
"Debe de haberse ido a algún lado, pero está hecha mierda, eso es peligroso" – pensó y antes de que dijera algo, cualquier cosa, su padre a lo lejos vio a los policías y fue hacia ello.
Los Fabrays declaraban frente a la policía que había habido una invasión de su hogar, pero Russell no decidió declarar nada más, ni permitir su ingreso o algo más sabiendo que había "algo adicional" en su estudio.
Rachel ese día no pudo dormir absolutamente nada pensando en dónde estaba Quinn o cómo, en qué estado, sumado a ello, desde el "incidente" del martes Quinn no cogía ninguna llamada o mensaje suyo.
Recién cuando sus padres la dejaron en la escuela como siempre al ella no poder manejar, Rachel ni bien los vio partir, tal cual había estado tomándose días libres para estar con Quinn, vigilarla a la distancia, dado su orgullo, cuidarla y así, lo hizo también ese día, hecho a correr hacia dónde creía debía estar – porfavor tienes que estar, tienes que estar – soltó mientras corría repitiéndolo tal cuál mantra.
Viernes temprano.
Rachel fue a la casa de Mr Schuester, viendo que esta estaba destrozada siendo obvio Quinn estuvo ahí - ¿Fue Quinn? No creo, ¿Por qué destrozaría el lugar dónde se estaba quedando? - pero ya no estaba – maldita sea – soltó pensando en que otro lugar podía estar.
Ella buscó hasta pasado medio día por todos los lugares que se le ocurrió.
Y ya al punto de las lágrimas sin saber dónde buscar y evaluando la posibilidad de decirle todo a sus padres dado que la seguridad de ella era su prioridad, regresó caminando por el bosque sollozando sólo para escuchar un gemido y quejidos de dolor.
- ¿Quinn? – preguntó con esperanza quedándose en silencio para escuchar mejor y aunque débil estaba ahí, Rachel repitió su llamado y esperó al siguiente ruidito para buscarla y seguir repitiendo lo mismo hasta encontrarla – oh mierda – soltó llorando ésta vez de alegría.
- ¿Eh? – preguntó Quinn que había caído a un hoyo.
- ¿Qué tienes ahí cielo? – preguntó Rachel derritiéndose de amor por ella mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de su mano.
- Un conejito, mira – le mostró Quinn que no sabía si estaba ebria o drogada, pero sí que todo se movía y su, hmmm, Rachel, se veía muy bonita y duplicada o triplicada.
Rachel rió con ternura, deslizándose por el agujero vio la forma de ayudar a Quinn, ésta tardó hasta a noche, no porque fuera difícil salir de ahí, sino porque recién la sacaba, Quinn se deslizaba de nuevo, o el conejo y hasta en una ocasión se durmió ahí y Rachel divertida y agotada no pudo evitar esperarla.
- Ayyy mierda – soltó ya afuera ambas con el conejito de Quinn envuelta en su polera, Rachel arrastrando a Quinn decidió que tenía que llegar sí o sí a su casa antes que sus padres.
Arrastrándola porque entre tanto vomitar por toda la mierda que tenía dentro, ya sea emocional o por lo obvio, Quinn se deshidrató y desmayó.
Rachel logró llegar a su hogar, subir las escaleras y recostar a su Quinn en su cama para que descanse, riendo cuando recordó las caras de dos porristas que la vieron arrastrar a Quinn en el bosque, como si la hubiese matado.
- ¿Rach, bebé, por qué hay un conejito en la sala de estar? Y muy sucio, pobrecito – preguntó Leroy.
Rachel gimiendo, salió de su cuarto igual de sucia y agotada, salió e inventó algo creíble para sus padres, ella no los convenció.
Esa misma noche Rachel les dijo todo lo ocurrido y Quinn fue llevada al hospital.
Fin de flashback.
Un día después, sábado por la tarde, ambas con las manos entrelazadas Quinn recostada en una cama de hospital, ya en camino a reponerse de todo su viaje psicotrópico, deshidratación golpes aleatorios, Rachel sentada a su lado, ambas mirando el atardecer por el gran ventanal, conversaban…
- …en que hacen en sus días libres…
- Yo sé lo que hizo uno en su día libre – sonrojada la miró de soslayo, ambas sentadas justo ahí, justo en el punto en el cuál hablaron por primera vez.
- No soy un ángel, mi Quinnibear – susurró deseando con todas las ganas besar a su novia pero sin saber si hacerlo dado todo lo ocurrido al su padre enterarse y destapar su gran enamoramiento por ella – oh rayos – añadió al Quinn tan sólo hacerle un gesto con su boquita, verse mucho más tentada a hacerlo.
- Si tú no lo haces, lo haré yo – replicó ella apunto de reincorporarse y como el doctor había dicho que no, que tenía que descansar, Rachel se inclinó y se besaron dulcemente para pronto escalar a un beso apasionado, tanto como había deseado hacerlo desde que la vio salir corriendo de la escuela y aunque ella salió corriendo atrás, no la encontró hasta llegada la noche en la casa de su maestro.
Ambas se besaron tanto como pudieron, dado el estado de Quinn, separándose sólo cuando los padres de Rachel carraspearon al entrar al cuarto – que sepan que ambas están castigadas - acotó Hiram tratando de parecer rudo y serio, pero no podía al ver tanta ternura frente a ellos – por tomarse tantos días libres de la escuela y por no considerar que las podíamos ayudar desde un inicio.
- Ya mi amor, ya lo saben y Quinn – el otro papi de Rachel.
- ¿Sí señor?
- Te quedarás con nosotros mientras tus padres son investigados por negligencia infantil, te dejaron al aire y terminaste aquí en el hospital y así, obvio no pueden hacer eso, añadido a aquello está lo de la droga, más de un kilo, ¿Qué hacía con tanto? – preguntó a su esposo que levantó sus hombros, él no sabía, un kilo era mucho, por suerte Quinn no murió al aspirarla al reventar la bolsa con el bate – ah y un policía ya descartó sobre el destrozo en la casa de tu maestro, al parecer no puso llaves en la puerta y cualquiera pudo destrozarla a la par de beber todo, rayos – añadió retirándose con su esposo para traer algo de comer a las chicas, ambas se miraron.
- Yo sólo tome, amor – susurró Quinn y Rachel asintió, pensado que Quinn no podía haberlo hecho, dado que estaba hecha mierda en el agujero del bosque.
- ¿Por qué estabas tan asustada? – preguntó después de varios minutos de mimos y caricias entre ambas, Rachel besando su manito, sobre todo las heridas que se había hecho al volar los vidrios al romper todo en su casa – osea sí, tu padre da miedo y todo lo que hizo en la escuela da miedo, pero, ¿Él te dio tanto miedo? Porque si es así mi padre es abogado y puede hacer algo, obvio que lo va a hacer, pero más y …
- Estaba asustada por ti.
- ¿Qué? ¿Yo te di miedo?
- No, me dio miedo perderte, que fuera demasiado para ti…
- Jamás sería demasiado para mí, te amo.
- Y yo también te amo, por eso tengo miedo, ¿Entiendes?
Y claro que Rachel lo entendía, su familia era altamente homofoba, su padre un tremendo hijo de puta, Judy estaba relegada a todo lo que decía su esposo y Frannie adoraba los pasos de su padre, sumado al poder que tenía su familia, al dinero e influencias, claro que entendía el miedo y la ansiedad de Quinn.
- Pero te amo más que el miedo – añadió y eso era todo lo que deseaba Rachel oír.
Siempre que hubiera amor, todo era posible, dado que el amor es la fuerza que pone al mundo en movimiento.
…
Fin.
