Nota de la autora:
Este es mi primer fanfic, en realidad no solo eso, si no la primera historia que he escrito en general, siempre he tenido muchas historias en mi cabeza pero nunca he podido plasmarlas en palabras. Me gusta mucho leer libros y por supuesto fanfic, he estado en el fandom de Harry Potter desde hace años y leído Dramione también desde hace años, estoy feliz con las parejas canon, pero el Dramione es uno de mis más grandes OTP de la vida, simplemente no puedo superar esta relación. Sin más preámbulos los dejo para que disfruten de este primer capítulo.
*Esta historia se sitúa 6 años después de la Batalla de Hogwarts. Algunos de los acontecimientos que ocurrieron en el séptimo libro no pasaron en este AU, tales como la muerte de un personaje muy querido que estoy segura que todos se darán cuenta de quien hablo.
Disclaimer: Todo lo que reconozcas como parte del Universo de Harry Potter es propiedad de JK Rowling, yo solo se lo he pedido prestado. Las demás ideas extrañas son solamente mías y de mi cerebro freak.
Capítulo 1
Se despertó exactamente a las 5:59 am, un minuto antes de que sonará su alarma, como venía haciendo desde hace 5 años, aunque desde hace 4 no tenía que despertarse solamente ella, sino también esa pequeñita que desde que llegó a ella había sido su motivación para vivir y aguantar el trató que le daban en el "Departamento de Aplicación de la Ley Mágica", a pesar del prestigió que había obtenido después de su activa participación en la guerra, repentinamente luego de convertirse en madre soltera los tratos hacia ella comenzaron a cambiar, al parecer no era bien visto que tuvieras un hijo fuera del matrimonio, tonterías, los prejuicios en el mundo mágico no iban a terminar nunca.
Después de ducharse y vestirse para un nuevo día, Hermione fue a preparar el desayuno para ella y su hija, a pesar de poder cocinar con magia ella siempre prefería cocinar su propia comida, sobre todo porque quería que Charlotte supiera lo que era el sabor de la comida hogareña, le recordaba a cuando ella era una niña y su madre cocinaba para ella, extrañaba mucho a sus padres, fueron una de sus más grandes pérdidas durante la guerra.
Luego de terminar los hotcakes y ponerlos en la mesa, puso agua para su café y fue hacia el dormitorio del fondo, donde se encontraba su princesa que dormía profundamente, era el ser más bello que había visto nunca, su viva imagen, salvo por el color dorado de su cabello, que era rizado como el de ella, solo que el de la pequeña no era un descontrol como el de su madre y también estaba el color de ojos, los ojos de la niña eran de un precioso azul claro, eran tan expresivos, Hermione había aprendido a leer todo lo que sentía su pequeña con solo mirarla a los ojos, ya que, por alguna extraña razón Lottie no había dicho palabra alguna desde que nació, habían sido 4 años de absoluto silencio.
Movió uno de los pequeños rizos que surcaban la cara de la pequeña y se acercó para besar su frente, así era como la bruja más brillante de su generación despertaba a su hija, Charlotte se retorció entre las sábanas y abrió los ojos, cuando vio a su mamá en frente de ella sonrió, así era como decía buenos días.
−Buenos días, cariño. – Le dijo con una dulce sonrisa la castaña a la rubia− ¿Lista para otro día de diversión con los Weasley?
Lottie asintió con ganas.
A pesar de que Hermione tenía un puesto bien pagado en el Ministerio, su salario se iba en el psicólogo de Charlotte, después de haber visitado distintos sanadores en el mundo mágico, ninguno había podido explicar porque Lottie no hablaba, no era un problema físico y no servía de nada someterla a hechizos en su cabeza que podrían afectarle gravemente, por lo que Hermione decidió probar con un psicólogo infantil del mundo muggle, había estado llevándola desde hacía casi 1 año, y por fin descubrieron que tenía, se trataba de un Trastorno de Ansiedad Infantil, llamado "Mutismo Selectivo". Charlotte era una niña muy inteligente para su edad, pero había algo que le impedía comunicarse verbalmente, era una decisión de ella no hablar, según el especialista probablemente se debía a algún episodio traumático que pudo haber tenido Lottie cuando era más joven, pero hasta ahora no habían podido averiguar a qué se debía, Hermione no recordaba nada que hubiera podido afectar a su hija de esa manera, lo que la frustraba demasiado.
Debido a que el salario de Hermione se iba en el psicólogo de su hija, ya que la diferencia entre el dinero muggle y el mágico era muy grande, no podía contratar a una niñera, sin embargo, Molly Weasley, aquella señora que la había acogido tantas veces en su casa, era una segunda madre para ella y amablemente cuidaba a la pequeña en su casa mientras ella iba al trabajo.
Después de desayunar con su hija, ya que la duchaba por las noches solamente tenía que vestirla, aunque ella en realidad no hacía mucho, Lottie había aprendido a ducharse y vestirse sola a los dos años y medio, aunque aun así a Hermione le gustaba ayudarle. Lottie se vistió con un vestido rosa claro de holanes y su mamá le hizo dos coletas en cada lado, se veía como una muñequita.
Tomo su bolso y la mochila de su hija, donde guardaba algunos juguetes, todo lo que Molly podría necesitar si ocurría algo y por su puesto libros, ya que la pequeña Charlotte hace unos meses había comenzado a leer y le encantaba, se notaba que era hija de su madre. Se encaminó hacia la chimenea que estaba conectada a la Red Flu y se trasladaron por medio de ella a la Madriguera, al llegar, lo primero que vieron fue a Molly que ya las estaba esperando con una enorme sonrisa y un plato de galletas.
− Buenos días dulzuras ¿cómo están la niña más linda de todas y la mamá más trabajadora que conozco?- Les saludó Molly con alegría.
−Ese puesto te lo llevas tú Molly –río suavemente− ¿Cómo estás tú? ¿Has tenido noticias de Ron?
Molly bufó−Ni me hables de ese muchacho, tiene una semana de vacaciones y no quiso venir, según él necesita practicar duramente porque ya se acerca la temporada.
−Ya conoces lo terco que es cuando se trata del Quidditch.
Ron al terminar la guerra había tratado de convertirse en auror, pero debido a la gran fama que con junto Harry ganamos, se le ofrecieron un contrato como guardián en el equipo de Quidditch "Chudley Cannons", a Harry también se le fue ofrecido un puesto como buscador, pero él no aceptó, prefirió seguir con su sueño de ser auror.
Ella y Ron después de la guerra probaron un tiempo tener una relación, pero se dieron cuenta de que su cariño se confundió, no estaban enamorados, se amaban sí, pero solo como un hermano y una hermana lo hacen, por lo que su noviazgo duro muy poco y ahora se le veía pocas veces al pelirrojo, ya que se la pasaba viajando. A pesar de todo seguían siendo los mejores amigos, incluso cuando se enteró del embarazo de su amiga de toda la vida y que el padre no iba a hacerse cargó, le pidió que se casara con él, le dijo que él cuidaría a Lottie como si fuera su hija, pero Hermione no aceptó, no era necesario que Ron hiciera esa sacrificio. Y al final todos los Weasley trataban a la pequeña como si fuera una de ellos, la adoraban, sobre todo Fred y George, los gemelos se la pasaban jugando con ella y haciéndola reír, en verdad estaba muy agradecida con esa familia, les debía mucho.
−Lo sé querida, pero podría tener un poco de compasión por su madre, todo lo que he hecho por él y es así como me paga, no lo he visto desde hace meses. –Suspiró dramáticamente.
−Sabes que él te adora, simplemente el Quidditch es su pasión y le gusta hacerlo lo mejor posible. Es genial que al menos alguien disfrute de su trabajo. –Dijo lo último con un deje de tristeza en la voz.
−Hermione, si realmente no soportas ese trabajo deberías dejarlo – le reprendió la señora Weasley – encontraremos la manera de seguir llevando a Lottie con ese doctor muggle si verdaderamente está ayudándola, pero tú no tienes que hacer tantos sacrificios.
Y claro que el doctor estaba funcionando, a pesar de que aún no conseguían que Charlotte hablara, se había vuelto más alegre, más abierta con los demás, seguía siendo muy tímida, sobre todo con los desconocidos, antes de su terapia no sonreía tanto, ni trataba de comunicarse con los demás, pero ahora era diferente, el doctor la estaba ayudando y claro que haría los sacrificios que fueran, tener que aguantar a unos magos elitistas no era nada comparado a la felicidad que le producía el bienestar de su hija.
−Estoy bien Molly, solo tengo que soportarlos 10 horas al día, 5 días a la semana, puedo aguantar.
−Eres admirable Hermione.
−No es nada que cualquier madre no haría por sus hijos. –Bajo la mirada y sonrió hacia la pequeña que estaba sostenida de su mano, quien se veía ansiosa, de seguro moría por probar las galletas de Molly, eran sus favoritas, en esta casa la consentían demasiado.
−Creo que es hora de irme, no puedo permitirme llegar tarde. –Se agachó a la altura de la pequeña y le dio un beso en la frente. –Te quiero mucho Lottie, cuídate y obedece a Molly ¿está bien?
La niña asintió y le dio un pequeño abrazo, después se soltó y fue directo a la señora Weasley, quien finalmente le ofreció una galleta la cual aceptó gustosamente.
−Nos vemos Molly, gracias por todo, vendré a recogerla a las 5 como siempre.
−Claro que sí querida, cuídate y no trabajes demasiado. – La mujer le sonrió.
La castaña se despidió con la mano y desapareció por la chimenea.
Al llegar al Ministerio, exactamente 5 minutos antes de las 7:00 am, su hora de entrada, subió al segundo piso, donde se encontraba el Departamento de Seguridad Mágica, Hermione trabajaba en la Oficina del Uso Incorrecto de la Magia, tenía un puesto respetable, ya que las autoridades seguían agradeciendo su colaboración en la guerra, con ellos no tenía problema, los problemas eran con sus demás compañeros de trabajo, la mayoría magos viejos y brujas chismosas, que se dejaban llevar por los prejuicios y lo que según la sociedad del mundo mágico era inmoral.
En el camino a su oficina pudo darse cuenta de las típicas miradas despectivas que le daban cuando ellos creían que no se daba cuenta o también los típicos mormullos con comentarios desdeñosos que hacían como si ella no escuchará. La hacían rememorar su época en Hogwarts cuando los Slytherin hacían lo mismo salvo que llamándola ramera en lugar de sangre sucia o lo que sea que se les ocurriera, ni si quiera podían ingeniarse con buenos insultos, al parecer la gente no madura con el tiempo.
Pasó por el escritorio donde se sentaba su secretaria, Emma, era una muchacha muy linda, que llevaba poco más de 6 meses trabajando para ella, era de las pocas personas con las que se llevaba bien, a decir verdad eran buenas amigas, la chica era muy responsable, no tenía ningún problema con ella, salvó tal vez el hecho de que era una cotilla de primera. Al llegar a su lado, la rubia saludó a la castaña con una gran sonrisa y mucho entusiasmo.
− Muy buenos días Hermione ¿ya te has enterado de las nuevas noticias?
− ¿Qué noticias? – A pesar de que a la rizada no le interesaban mucho los chismes, no podía evitar sentir curiosidad, era algo que llevaba en ella desde niña, siempre que tenía una duda o alguna inquietud no podía evitar preguntar, además de que el cotilleo de Emma siempre era una divertida distracción, nunca sabías con lo que iba a salir esa mujer.
−No puedo creer que siempre seas la última en enterarte de todo ¿ya olvidaste que nuestro Jefe de Departamento regresó a Brazil ya que le ofrecieron el puesto de Ministro de Magia?
−No, no lo había olvidado, así que asumo que tus noticias tienen que ver con el nuevo Jefe de Departamento, me extraña que estés interesada en algo como eso, creí que solo te interesaba quien se estaba acostando con quien.
−Hermione, Hermione – suspiró Emma como si estuviera hablando con una niña de 5 años – me decepcionas, sabes que esas cosas no son mi prioridad. – De repente su semblante se puso muy serio. – En la cima de las cosas importantes se encuentran los jóvenes ricos y guapos, obviamente.
La castaña rodó los ojos, francamente no entendía ese afán de Emma en soñar que algún día iba a encontrar su príncipe azul, en los últimos meses había estado saliendo con tantos chicos creyendo que todos eran el amor de su vida y al final resultaban unos imbéciles queriéndose aprovechar de ella, la chica era muy inteligente pero era tan noble y confiada que todos jugaban con ella, aunque era admirable que aun así no se rindiera en la búsqueda de su otra mitad.
−Ve al grano Emma.
−Claro, claro jefa, olvidaba lo amargada que eras algunas veces.
−Emma… − Se estaba exasperando.
−Ya, ya, lo siento. – Le dijo con una pequeña sonrisa. – El punto es que escuché que nuestro nuevo Jefe de Departamento es un joven heredero muy reconocido y guapo, que había estado trabajando en el Ministerio de Magia de Francia los últimos 5 años, al parecer gracias a él las relaciones con Londres y Francia se afianzaron mucho y decidieron ascenderlo y trasladarlo de nuevo a Londres. Gracias a Merlín que lo hicieron así nosotras podremos disfrutar de tal hermoso paisaje.
− ¿A caso lo conoces? ¿Sabes quién será? – Pregunto algo escéptica Hermione, ni si quiera Emma podría enterarse de tal información, de seguro que todo era muy confidencial, según la última junta que había tenido con todos los directores del departamento y el Ministro, el nuevo Jefe no iba a llegar hasta la próxima semana y no había querido revelar ningún nombre, según él quería que todo fuera una sorpresa. Hermione detestaba las sorpresas.
−Por supuesto que no Hermione, pero yo sé de estas cosas, tengo una excelente intuición cuando se trata de jóvenes exitosos y solteros.
Hermione rió. En verdad está chica era todo un caso.
−Ni si quiera sabes si está soltero.
−Ya te dije, yo sé de estas cosas. – Dijo y le guiñó un ojo.
Sacudiendo la cabeza con una pequeña sonrisa, Hermione se encaminó hacia su oficina para otro largo día de trabajo, realmente las ocurrencias de su secretaria y amiga le hacían los días laborales más llevaderos. Se sentó en su escritorio y se puso a elaborar un informe sobre un menor de edad que habían descubierto haciendo magia solo porque quería impresionar a una chica muggle.
−La juventud de estos días es tan irresponsable… −Dijo para sí misma y abrió los ojos de golpe. – He sonado como una anciana amargada.
− ¿Necesitas algo Hermione? – Se escuchó la voz desde afuera de Emma.
−No, no, todo bien Emma, gracias – Hermione suspiró, realmente necesitaba relajarse, con tanto trabajo y los insoportables de sus compañeros su carácter estaba empeorando, esperaba que con un nuevo Jefe las cosas cambiaran, si era tan maravilloso como lo había descrito su amiga tal vez podría mejorar algunas cosas para que el Departamento fuera más efectivo y no se atarearan con tanto trabajo.
Lo que Hermione no imaginaba es que la llegada de ese joven heredero si iba cambiar las cosas, pero no solamente a su trabajó, sino también a ella, iba a poner su vida patas arriba, los cambios no siempre son buenos pero son necesarios.
Nota de autora:
Se que tal vez los primeros capítulos les parecerán un poco aburridos, pero los necesito como introducción, después se pondrá lo intenso.
Espero que si les gustó me dejen un review, ya que si no veo ninguna reacción pues no veo razón alguna para actualizar.
¡Gracias por darme una oportunidad! Se aceptan todo tipo de críticas y tomatazos virtuales, solo tengan un poco de piedad, es lo primero que escribo :)
