Capítulo 5
Hermione estaba preparándose para regresar a su casa cuando alguien inesperado entró en su oficina.
− Saliendo temprano del trabajo, cualquiera diría que has perdido el toque Hermione.
La bruja abrió los ojos sorprendida. No lo podía creer. Luna estaba en frente de ella, hacía más de 2 años que no la veía. Luna se había embarcado a una aventura alrededor del mundo para buscar criaturas mágicas y no habían tenido noticias de ella desde entonces, en algún momento llegó a pensar que le había pasado algo pero, la chica mantenía contacto de vez en cuando con su padre y gracias a él sabía que todo estaba bien.
− ¡Luna! – Hermione corrió a abrazar a su amiga −. ¿Qué haces aquí? Creí que no volvería a verte.
− Solo me fui por dos meses. – Luna sonrío.
Hermione la miró con incredulidad. − ¡¿Solo dos meses?! ¡Te fuiste por dos años, Luna!
Luna se encogió de hombros y le sonrío, otra vez. – Para mí se sintieron solo dos meses.
La castaña rió. Su amiga no tenía remedio, en verdad la había extrañado.
− Te extrañé mucho Luna. – Hermione la abrazó de nuevo.
− Yo también, Hermione Granger.
− Terminaré de guardar mis cosas y podemos ir a tomarnos un café, aún tengo algo de tiempo antes de ir a pasar por Charlotte.
− La pequeña Lottie. ¿Cómo está ella?
Hermione sonrió y terminó de empacar sus cosas.
− Muy bien, también te ha extrañado. – Le dijo a su amiga y la guío para que salieran de allí, rumbo a la cafetería que había en frente del Ministerio.
− ¡¿Qué vas a hacer qué?! – Hermione casi escupió su café. No sabía si había escuchado bien.
− Me voy a casar en un mes. – Le dijo tranquilamente.
− ¿Estás segura de lo que estás haciendo? – Hermione sonaba insegura. Luna estaba comprometida desde hace 3 años con Rolf Scamander, un magizoologista muy reconocido y nieto del famoso Newt Scamander. Pero a pesar de llevar tanto comprometidos casi no se conocían, los dos se la pasaban viajando por el mundo. Cada quien por su lado y casi no se veían.
− Llevamos mucho tiempo comprometidos. No sé por qué te sorprende, Hermione. – Luna seguía tranquila, comiendo su pastelito de fresa.
Hermione externó sus pensamientos.
− Tal vez sea cierto lo que dices, pero tenemos una conexión muy profunda. – Y le sonrió, mientras sacaba algo de su bolsa; la invitación a la boda.
Hermione suspiró, al final de cuentas ella no tenía derecho a juzgar a nadie y si esto hacía feliz a Luna, entonces ella también sería feliz por ella.
− Además, eso no es todo Hermione, quiero que tú y Ginny sean mis damas de honor.
Hermione le sonrío conmovida, sería un honor para ella ser su dama de honor.
− Claro que sí, Luna. Me encantaría – Hermione le dijo sonriendo –. Un momento… − su sonrisa se borró de la cara – Ginny se va a molestar porque me dijiste antes que a ella.
Luna rió y le contestó.
− No te preocupes, fui a verla a ella primero. En realidad, quería venir conmigo a darte la noticia y que fuéramos a ver todos los detalles de la boda, prácticamente estaba planeando mi boda en ese momento. Así que la detuve, le dije que fuera a tomarse un té y a descansar y que después hablaríamos de eso.
Hermione imaginó la escena, Ginny probablemente estaba muy emocionada, amaba las bodas y más si una de sus mejores amigas era la protagonista.
− Ginny no tiene remedio. – Hermione sonrió y vió su reloj. – Luna, lo siento pero tengo que ir por Lottie.
− No te preocupes, Hermione – Le dijo su amiga −. Además, nos veremos el fin de semana.
− ¿El fin de semana? – La castaña la miró confundida.
− ¿Olvidas que desde hace un año Rolf es el Jefe de Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas?
La verdad es que Hermione lo había olvidado, era raro que los Departamentos se relacionasen unos con otros, excepto por eventos y casos de emergencia. Además del hecho que ella no iba a los eventos, nunca se había llevado bien con Rolf; no es que no le agradara. Simplemente no habían convivido lo suficiente cuando Luna empezó a salir con él y realmente nunca creyó que su relación con Luna fuera a prosperar. A pesar de estar comprometidos y que Rolf claramente hacía feliz a Luna, no veía demasiado interés de su parte, pero al parecer solo eran imaginaciones suyas.
− Oh, ya veo. – Hermione suspiró −. Entonces, ¿nos veremos en la fiesta para Malfoy? – Hermione miró preocupada a su amiga −. Luna, después de lo que pasó ¿estás segura de…?
− No te preocupes. – La rubia interrumpió a su amiga y le sonrío de manera tranquilizadora a Hermione −. Todo quedó en el pasado, aunque yo debería preguntarte lo mismo, ¿crees poder soportarlo?
− Estoy más preocupada por los snob del ministerio que por la Mansión Malfoy.
− Tranquila. No deberías preocuparte por ellos, sabes que la mayoría está lleno de torposolos.
Hermione se río, en verdad había extrañado a su amiga. La castaña le dio un último abrazo a su amiga y se despidió de ella. Ya casi era hora de llegar por Charlotte y no quería que pasará por otra crisis.
− Nos vemos el fin de semana, supongo. –Aunque Hermione no estaba del todo segura aún.
Luna sonrió.
− Claro. Hasta el fin de semana, Hermione Granger.
El fin de semana había llegado y con él, la fiesta de bienvenida para Draco Malfoy. Aunque se había resistido al final terminó accediendo a ir, después de la insistencia de Ginny, y de Ron, quién había llegado en la mañana.
− En serio, no puedo creer que me dejé convencer – dijo Hermione mientras se probaba distintos vestidos.
− Ginny y yo podemos ser muy persuasivos – le dijo el pelirrojo sonriendo mientras su mejor amiga lo fulminaba con la mirada –. Vamos, Herms. Prometo que no será tan malo.
− Lo que en verdad me sorprende es que accedieras a ir, más aún, sabiendo que es en la Mansión Malfoy. – La chica seguía probándose vestido tras otro.
− En cualquier otro caso ni loco pisaría ese lugar, pero… − Ron suspiró −. Tú sabes que es bueno para ambas, Herms. Lo único que haces con Lottie es pasar el tiempo con ella en casa o en la Madriguera –. Su amigo se acercó a ella y pasó un brazo sobre sus hombros −. Y aunque sé que las dos disfrutan mucho de eso… Necesitan salir. Y tú tienes que quedar bien con el ministerio.
Hermione rodó los ojos, la tenía sin cuidado la opinión del ministerio, pero ella sabía que era necesario. La presión social podía ser demasiado fuerte algunas veces.
− Ten, ponte este −. Ron le tendió a Hermione un vestido muy lindo; hecho de holanes, color azul, con una pequeña cinta blanca en la cintura. Le llegaba un poco más debajo de la rodilla. Era perfecto para la ocasión, y muy cómodo.
La chica lo miró de manera sospechosa y le sonrió. − ¿Desde cuándo tienes tan buen gusto?
Ron se sonrojó. – No sé de qué hablas. Siempre he tenido bueno gusto.
− Ajá, claro. – Su amiga lo dejaría pasar por esta vez pero creía que una chica estaba involucrada.
− Me cambiaré y después despertaré a Lottie. ¿Podrías hacer el desayuno?
Ron hizo una mueca pero asintió.
− Gracias, eres el mejor −. La chica le dio un beso en la mejilla y entró al baño para arreglarse mientras Ron hacía el desayuno. Al ser un evento familiar, la fiesta iba a comenzar temprano, a las 12 pm. Tenían el tiempo suficiente para desayunar y pasar un rato tranquilo antes de ir a lo difícil.
Hermione terminó de arreglarse y fue al cuarto de su hija para despertarla. Sin embargo, cuando entró al cuarto vió que no iba a ser necesario, debido a que Charlotte ya se encontraba despierta, estaba leyendo un libro.
− ¿Qué haces despierta tan temprano, mi amor? – Le preguntó Hermione a su hija pero Lottie simplemente la miró un momento para después seguir con su lectura.
Hermione suspiró y le sonrió a su hija. – Entonces, ya que estás despierta vamos a vestirte. ¿Recuerdas que te mencioné lo de la fiesta del trabajo?
Charlotte asintió.
− ¿Estás lista?
Charlotte negó con la cabeza.
Hermione acarició el cabello de la niña y le dio un beso en la frente. – Todo va a salir bien. Nos vamos a divertir. Te lo prometo.
Su pequeña hija sonrió un poco. Hermione dejó la ropa que su hija iba a usar ese día sobre la cama; un vestido azul con pequeños círculos blancos de estampado, con un moño rosa sobre la cintura. Charlotte desde hace poco tiempo había empezado a vestirse completamente sola, le molestaba que su mamá le ayudará, por lo que después de dejar la ropa lista, Hermione salió de la habitación de su hija para reunirse con Ron en la cocina.
Ron estaba poniendo los platos sobre la mesa, había hecho un pequeño desayuno que consistía en huevos revueltos, jugo de frutos rojos; favorito de Charlotte. Un poco de fruta y café; era lo que ella más necesitaba en este momento.
− Muchas gracias, Ron – le dijo su amiga antes de darle un sorbo a su café –. Está delicioso.
− Cuando quieras, Herms – le dijo sonriendo −. Pero, espero que no quieras muy seguido, sabes que detesto cocinar. – bromeó Ron.
Ron terminó de poner la mesa y en ese momento entró Charlotte, quién al verlo fue corriendo a sus brazos. Ron la tomó y le dio vueltas en el aire mientras la abrazaba. Lottie estaba muy feliz, después de su mamá y la abuela Molly, el tío Ron era la persona que más quería.
− Que bonita te ves hoy, Lo – le dijo Ron mientras la ponía en el suelo.
La pequeña sonrió y dio una vuelta para mostrar su vestido. Hermione sonrío al ver la escena, Charlotte regularmente se aislaba mucho, Ron era de las pocas personas con las que se comportaba como una niña de su edad. No era todo el tiempo pero había días buenos, como hoy. Se alegraba que Ron estuviera aquí, sino probablemente no hubiera accedido a ir a esa fiesta.
Se sentaron a desayunar, Ron y Hermione charlaban de todo lo que habían hecho durante el tiempo que no se habían visto, mientras Lottie sonreía de vez en cuando. Estaban disfrutando de unos momentos de tranquilidad antes de ir la guerra. Hermione suspiró. Se preocupaba demasiado, probablemente todo estaría bien.
Al llegar a la mansión Malfoy fueron recibidos por Theodore Nott, quien al parecer era el anfitrión de la fiesta.
— Hermione —Nott saludó con una sonrisa—.Ron. —ambos hombres asintieron con la cabeza, finalmente el pelinegro se inclinó a la altura de Charlotte para saludarla con una sonrisa—. Hola, tú debes ser la princesa Granger. — Theodore estiró la mano para alcanzar la de Charlotte, sin embargo la niña lo miró con extrañez en su rostro.
— Lottie, él es Theodore, un compañero del trabajo y el anfitrión de la fiesta, es amigo de mamá —le dijo su mamá a la pequeña. Charlotte finalmente sonrió y extendió su mano hacia Nott, quien la sacudió con una sonrisa.
— Pasen por aquí —Theodore los llevó por un camino que daba hacia el lago— la recepción es en el jardín. Por este lado se encuentran los adultos— señaló hacia el lado donde se encontraban unas mesas blancas jardineras muy bonitas, había música en vivo y la mayoría de los invitados ya habían llegado— y por aquí se encuentran los pequeños. — hacia el otro lado del jardín se encontraban unas mesas más pequeñas para los niños, había una mesa de dulces y distintas áreas para que los niños jugarán.
— ¿Área de niños? —Hermione preguntó nerviosa, no podía dejar a Charlotte sola.
— Tranquila Hermione, los adultos están justo en frente, además en todo momento hay elfos que se encargan de vigilar a los niños. — Nott la tranquilizó.
— De acuerdo. — Hermione no estaba convencida, pero tenía que respetar las reglas de los anfitriones.
La chica se agachó para estar a la altura de su hija. — Lottie, mamá tiene que ir a sentarse con los adultos, tú tienes que sentarte con los niños de tu edad porque son las reglas de la fiesta. ¿Entiendes, mi vida? — La pequeña miró a su mamá a los ojos, se notaba que se sentía nerviosa pero entendía que su mamá le estaba pidiendo que la obedeciera, por lo que asintió. — De acuerdo, si tienes algún problema solo tienes que pensar en tío Ron o en mamá y vendremos a ayudarte. — Hermione había encontrado un hechizo que permitía conectar los pensamientos de las personas, como Charlotte no hablaba tenía que encontrar la manera de poder protegerla si se perdía o sucedía algo, por lo que los pensamientos de Lottie estaban conectados a los de su mamá, su tío Ron y su abuela Molly, simplemente bastaba con pensar en que necesitaba su ayuda y ellos recibirían una señal.
Lottie asintió, le dio un beso a su tío Ron y a su mamá y caminó hacia el área de los niños, por suerte la pequeña había traído un libro consigo, era un regalo que le había dado el tío Ron en la mañana, un libro del mundo muggle llamado Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes. La pequeña se sentó en el único lugar que quedaba vació, a lado de unos gemelos rubios, los pequeños parecían ser mayores que ella, tenían alrededor de 7 años.
— ¿Cómo te llamas? ¿De quién eres hija? — Preguntó a Charlotte uno de los gemelos.
Como era de esperar, la niña no contestó, los miró por un momento y se dispuso a leer su libro.
— ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el ratón? ¿Porqué no le contestaste a mi hermano? — El que parecía ser el mayor de los gemelos reclamó enojado a Lottie.
La pequeña hizo caso omiso y prosiguió con su lectura.
—¿A caso no sabes quiénes somos? Somos hijos de Zacharias Smith. -El pequeño habló con altanería. Sin embargo, Lottie hizo caso omiso y continuó con su lectura.
Los niños se molestaron con ella, pero sabían que no podían hacer nada en frente de los padres por lo que iban a tener que esperar para vengarse por cómo habían sido tratados por una mocosa. La fiesta continuó su rumbo; los adultos disfrutaban de la música en vivo mientras charlaban de trivialidades, a la vez que los niños habían comenzado a esparcirse para jugar en distintas partes del jardín. Charlotte permanecía sentada leyendo su libro, mientras los gemelos la observaban a distancia, estaban tramando una travesura.
—Levi… — el mayor de los gemelos convocó a su elfo doméstico, tenía un aire de nerviosismo y lucía joven.
—¿En qué puedo servirle, amo? — el elfo doméstico saludó con una reverencia.
—¿Ves a esa mocosa que está leyendo un libro? — preguntó el más chico de los gemelos.
El pequeño elfo asintió.
— Quiero que tomes su libro sin que nadie lo noté y lo traigas a mí. — le ordenó el mayor de ellos.
Levi lucía sorprendido. — Pero amo… — Levi fue interrumpido por el mayor de los niños.
—Haz lo que te dijo mi hermano, ¿o quieres que le digamos a nuestro padre que no obedeciste nuestras ordenes?
Levi asintió y desapareció, sabía que lo que le habían ordenado sus amos estaba mal pero tenía que obedecer. En menos de 5 segundos el elfo estaba de regreso con el libro en sus manos, el cuál entregó a los niños.
—Ya puedes irte. — Levi realizó una reverencia y volvió a desaparecer.
La pequeña Charlotte estaba confundida, el libro que tenía en sus manos había desaparecido repentinamente, la niña alzó la cabeza y observó a su alrededor, no tenía idea que había pasado hasta que vio a los niños de hace un momento, la observaban mientras reían, uno de ellos tenía su libro en su mano. Lottie bajo de su asiento y se acerco a los niños, que se encontraban a orillas del pequeño lago que había en el jardín, estiró su mano para pedir su libro de regreso.
—¿Qué? — el pequeño la miró con una sonrisa burlona.
—¿Qué quieres? — el otro niño preguntó enojado.
Charlotte volvió a estirar sus manos hacia ellos, apuntando al libro.
—¿Quieres esta porquería? De acuerdo… — el mayor de ellos hizo ademán de devolverle el libro, pero giró su cuerpo y lanzó el libro hacia el lago.
Lottie parecía al borde del llanto, sabía que debía pedir ayuda, pero no quería molestar a su mamá, por lo que trato de callar sus pensamientos, era fácil para ella, no hablar, no pensar. Lottie se acercó al lago para tratar de recuperar el libro, no podía perderlo, era un regalo de su tío Ron, lo veía cerca de la orilla, estaba flotando. Lottie estrió su brazo, ya estaba cerca, ya casi lo tenía en sus manos, se acercó un poco más, lo tomó en sus manos y resbaló, cayendo al lago. Los gemelos viendo la escena comenzaron a reírse, hasta que se dieron cuenta que la pequeña no salía y decidieron escapar.
Lottie estaba asustada, pero no se movía, no encontraba las fuerzas para hacerlo, su pecho se sentía pesado y sus ojos estaban cerrándose, de repente sintió que alguien la tomaba en brazos y volvió a sentir aire en sus pulmones. La pequeña comenzó a toser y se aferró a la persona que la había tomado, abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba en el cielo, porque estaba viendo a un ángel.
