Disclaimer: DBZ no me pertenece, los debidos créditos al Gran Akira Toriyama.
Capitulo III:
Preguntas necesarias y respuestas incompletas.
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Años oscuros trajeron una lluvia interminable.
Afuera en el frío me perdí, pero
salió el sol y te trajo a través de
una vida llena de palabras que decir.
Crimson Day — Avenged Sevenfold.
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Todo estaba oscuro. Oscuro, frío y desolado, así que era prácticamente una noche perfecta. La muchacha de algunos 13 años acomodó la improvisada cama que había hecho en una cueva que sería su nuevo techo, y se puso a mirar el cielo. Este no tenía nada de estrellas y la luna estaba oculta tras grandes nubarrones de lluvia que no tardaron mucho en explotar, haciendo que pareciera que el mismo cielo iba a caerse.
Llovía con furia, y ella no hizo más que dedicarse a observar por mucho tiempo, disfrutando de una paz que pocas veces tenía y anhelando cosas que sabía que no podrían ser nunca. Volvió su vista hacia atrás, donde sus escasas pertenencias estaban y frunció el ceño. Realmente no tenía nada más que fuera suyo, ¿y todo por qué? Por culpa de…
Y ahí estaban esos ruidos que indicaban que su tiempo de descanso había terminado. Sin pensarlo mucho, se levantó, corrió hacia afuera de su refugio muy a pesar de la lluvia y alzó el vuelo. El agua y los rayos de la tormenta dificultaban un poco el camino, así que ella tardó un poco más de lo debido en llegar a la pequeña ciudad que estaba siendo atacada por dos demonios mecánicos.
Se concentró en sentir la energía de ambos pero no hizo falta, ellos solos se mostraban. Los ataques de energía que lanzaban a la ciudad iluminaban el cielo y llenaban el ambiente de un ruido ensordecedor a la par con los rayos propios de la lluvia. La chica voló un poco más lejos y pudo verlos.
Pero también pudo ver que no estaban solos.
Había ahí un guerrero que luchaba, pero cuyas fuerzas ya se había acabado. Atónita, ella observó los últimos recursos de este al pelear, que desgraciadamente ya no le servían de nada.
¿Cómo es que no se había dado cuenta de que estaban ahí? ¡La pelea parecía tener horas y ella recién se enteraba! Y podría echarle la culpa a la lluvia en parte, pero también había estado desconcentrada pensando en cosas que no podían ser nunca, ¿por qué no había estado enfocada?
Se maldijo aún más cuando vio al guerrero enfundado en un gi naranja caer de manera estrepitosa entre escombros. Un guerrero que no era otro que Son Gohan.
Al instante, ambos androides procedieron a atacarlo en conjunto y continuamente, logrando lo que habían querido desde un principio: matarlo definitivamente.
La chica no pudo hacer más que quedarse mirando completamente estática y con los ojos muy abiertos. Ese muchacho era una luz de esperanza para el mundo que poco a poco se consumía, ella realmente había esperado que él derrotara a los androides con ese desconocido poder que poseía pero…
Ambos androides se reían a carcajada limpia, felices por su fechoría. Ella tenía ganas de ir y golpearles para callarlos y hacerlos pagar, pero cuando se decidió a hacerlo estos emprendieron el vuelo lejos de ahí.
Perseguirlos no era una opción ahora que se habían retirado.
Sin más que hacer, se quedó mirando desde la distancia el cuerpo inerte de Gohan. Caminó hacia donde él estaba y checó su pulso para comprobar lo que de todas formas ya sabía: estaba muerto. Ya no había esperanza.
Se dejó caer de rodillas a un lado, mientras las lágrimas hacia un desconocido rodaban por sus mejillas. No había hablado jamás con Gohan, ni sabía qué clase de persona había sido, pero debía ser una buena persona como para dar su vida por una causa que, después de todo, parecía perdida. Sabía su nombre por 17 y 18, quienes le decían casi en todos sus encuentros que ella parecía estar hecha de la misma moral que Gohan y sus compañeros. Los cuales, por cierto, también habían muerto hacía mucho.
¿Ahora qué? Ya no había quien le hiciera frente a las amenazas, porque ella no hacia eso. Solamente trataba de distraerles dejando que la usaran como saco de boxeo para salvar todas las vidas que pudiera, pero no era una rival para ellos. Tenía más poder, claro, pero no servía de mucho cuando se desgastaba tanto…
Perdió el hilo de sus pensamientos cuando sintió a alguien más dirigiéndose hacia donde ella estaba. Se levantó de un salto, y dedicándole una última mirada de admiración al joven guerrero caído, se alejó de ese lugar por si las dudas. El lugar ideal para observar sin ser detectada fue una edificación caída no muy lejos de ahí.
Esperó por quién sea que llegara y se sorprendió cuando vio a un chico de más o menos su edad. Era más alto que ella, por supuesto, y su cabello era de un curioso color lavanda según podía observar.
Miró cómo el muchacho se arrodilló a un lado del cuerpo con cara de incredulidad, para luego comenzar a llamarlo a gritos. Gritos que hicieron que algo dentro de ella se rompiera en miles de pedazos pequeños. El eco que estos producían era más ensordecedor que los rayos, cargados de tanto dolor que se veía tentada a taparse los oídos y hacerse un ovillo en sí misma, llorando como una niña. El chico lloraba como quién pierde un padre, o un hermano. ¿Quién era él? No se parecía mucho a Gohan, de hecho casi nada desde donde ella estaba, pero aun así exponía su dolor de una manera auténtica.
Ella agradeció la lluvia y los truenos, porque de otra manera el de cabello lavanda podría haberla oído llorar junto a él. Sus lágrimas caían a chorros por sus mejillas mientras se tapaba la boca para silenciar al máximo sus sollozos que empezaban a tornarse ruidosos en demasía.
Un último grito de parte de él se escuchó y resonó hasta lo más profundo de su alma.
Pero lo que pasó a continuación logró sorprenderla demasiado.
La tierra comenzó a temblar como si los androides atacaran y un poder que antes no estaba se disparó de pronto. Atónita, ella miró como al muchacho lo rodeaba un aura de energía pura, un brillo dorado de poder crudo y recién adquirido. Observó como su cabello originalmente lavanda fue tornándose a rubio, alzándose en puntas hacia el cielo oscuro, justo igual al poder misterioso que poseía Gohan. Entonces si estaban emparentados…
Aunque, a pesar de su transformación, el chico se volvió hacia Gohan y se dejó caer en su pecho, llorando como un niño pequeño con el corazón roto. Ella no pudo seguirobservandoo y se dio la vuelta para irse con la tristeza habitando en su propio corazón pero con una nueva y cálida luz de esperanza.
Si ese muchacho que poseía el mismo poder que Gohan algún día hacia lo que él, entonces tenían salvación.
Sus orbes azules se abrieron de forma repentina, despertandola del sueño en el que estaba sumergida. Parpadeó repetidas veces acostumbrando sus ojos a la luz para luego mirar a su alrededor y darse cuenta de que seguía en la misma habitación blanca en la que estaba la última vez que despertó.
Suspiró profundamente, pero se arrepintió al instante porque ambos costados protestaron en un dolor idéntico al que tenía cuando sus costillas se rompían. Se abrazó a sí misma con el brazo izquierdo debido a que el derecho estaba totalmente inmóvil debido al yeso y cabestrillo que le habían colocado.
Elevó sus ojos al techo blanco y comenzó a recordar todos los hechos previos a que se desmayara. A su mente acudió el recuerdo de cuando ayudó a la mayoría de las personas de esa ciudad a evacuar y esconderse de los androides, cuando salió e intentó detenerlos, su enfrentamiento hasta casi morir y la llegada afortunada de Trunks.
Seguido de eso estaba la primera vez que había despertado y él le había confirmado que los androides por fin habían desaparecido gracias a él. No pudo evitar sonreír y sentirse enormemente aliviada por ello.
Justo en ese instante se abrió la puerta de la habitación, dandole paso al mismo Trunks. Inmediatamente ella comenzó a sentirse nerviosa por la mirada que él le dedicaba. Podía, prácticamente, tocar la desconfianza y la tensión.
Él la miró y ella a él, y fue entonces cuando comprendió que estaba ahí porque él la había llevado. ¿Quién más si no? Trunks era tan bueno como para hacerlo, y deseaba agradecerle por ello pero no se sentía tan valiente si él la miraba de esa manera.
Finalmente y luego de un rato, él carraspeó antes de hablar.
—¿Cómo te sientes?— le preguntó, siendo amable. Ella abrió la boca para responder.
—M-mejor, muchas gracias.
Trunks asintió y volvió a quedarse en silencio, solamente mirándola y a la ventana de vez en cuando hasta que decidió sentarse en una silla que había al lado de la misma para mirar el panorama de la ciudad.
La rubia también deseo tener que mirar la ventana para evitar sentirse terriblemente incómoda por el silencio del muchacho. Ya sabía que él estaba ahí para interrogarla, ¿por qué no comenzaba de una vez?
La puerta volvió a abrirse una vez más, dejando ver que se trataba de la mujer de cabello azul que había visto antes. Era una mujer guapa y amable en apariencia, lo cual pudo confirmar cuando le sonrió de manera amistosa aun cuando no la conocía. Su parecido con Trunks era mucho, así que ella tenía que ser su madre.
—Veo que has despertado, ¿cómo te sientes?— preguntó también, acercándose a los pies de la cama.
—M-uy bien, mucho mejor— contestó sonriendo tímidamente de vuelta—. Muchas gracias.
—¡Pero qué muchacha tan amable!— le dijo, ensanchando su sonrisa— ¿Le has preguntado su nombre, Trunks?
Ambas miraron al chico, quién negó con la cabeza mirando a la mujer.
—No, mamá— respondió. Ella le frunció el ceño.
—¿Y eso por qué? Es muy descortés no preguntarle su nombre para saber a quién te diriges, hijo— espetó, para luego mirar a la rubia otra vez y volver a sonreírle—. Disculpa al maleducado de mi hijo, tiene las malas costumbres de su padre… Pero en fin, ¿cómo es que te llamas, cariño?
El instinto maternal de la mujer era evidente, e hizo a la chica sentir una calidez extraña en el pecho. Así que así se sentía tener una madre…y ser aceptada.
—Mi nombre es Marron, señora— contestó ella.
—¡Que nombre tan precioso! Bueno, entonces es un gusto Marron. Mi nombre es Bulma— se presentó. Marron iba a decirle que era un placer, pero Trunks no la dejó.
—Mamá, ¿podrías dejar de lado tanta amabilidad?— pidió, y si bien fue en un tono contenido, su antipatía era palpable.
Y aunque Marrón entendía, la hacía sentir mal.
—¿Por qué? Está muy bien que no confíes en Marron, Trunks, pero tampoco necesitas tener esa actitud.
Él ya no dijo nada y procedió a mirar por la ventana con el ceño fruncido.
—Sé que sabes que es lo que voy a preguntarte, así que te pido que respondas con la verdad— soltó.
Marron asintió, mirándolo—. Así será, tienes mi palabra.
Trunks por fin despegó la mirada de la ventana para clavar esos profundos y desconfiados ojos azules en ella, haciendo que se sintiera pequeña de pronto. De reojo, Marron observó que Bulma suspiró y tomó asiento en un sofá que ahí había para escuchar.
—Tú… ¿estabas peleando contra los androides antes de que yo llegara?
—Si—respondió la rubia, suspirando—. Había estado peleando, pero me derrotaron antes de que tu llegaras, y 17 me hubiera asesinado si no lo hubieses detenido. Gracias.
El semi-saiyan solo asintió y prosiguió con el interrogatorio.
—¿Estás relacionada de alguna manera con los androides?— muy a su pesar, Marron asintió—. Entonces si eres un androide del Dr. Gero.
—Oh, no, no soy una androide… al menos, no por completo— respondió ella, haciendo una mueca.
—¿A qué te refieres con ello?
—A que no soy una máquina, no estoy hecha de hojalata ni tengo cables como venas. Mi cuerpo es enteramente humano— relató, suspirando con pesadez por quien sabe cuanta vez—. Sin embargo, mi estructura celular no es la de un humano normal.
—Eso es notable porque tienes habilidades como las mías, y tu ki es muy alto— razonó Trunks.
—Sí. Lo cual quiere decir que soy un experimento de laboratorio de igual manera, pero uno distinto de los androides… aunque no muy alejada de 17 y 18.
Ambos volvieron a quedarse en silencio, sopesando las cosas. Trunks intentaba comprender a la chica y Marron intentaba explicarle las pocas cosas que sabía de sí misma a él de manera entendible, aun cuando ella no terminaba de entender por completo.
—Entonces se te dieron las habilidades de 17 y 18 pero en un cuerpo humano— expuso él, y ella asintió—. Creo que empiezo a comprender, pero me gustaría que me dijeras en qué consiste el hecho de que tengas habilidades como las nuestras.
—Bueno… no sé mucho sobre eso, pero intentaré explicar lo que descubrí en el laboratorio del Dr. Gero— inquirió, mirándolos a ambos y recibiendo asentimientos para que continuara—. Según lo que encontré sobre mi misma y otro experimento fue que ambos fuimos manipulados genéticamente desde antes de nuestro nacimiento, pero mientras yo nací de una manera normal, este otro experimento fue creado desde cero por el Dr. Gero.
» Yo estuve en su poder desde que salí del vientre de mi madre, a la cual nunca conocí. Hizo experimentos conmigo aunque era solamente una bebé y logró lo que quería: modificar la estructura de mi adn para darme habilidades que normalmente no tendría.
» Mis recuerdos comienzan desde que tenía 2 años, y desde entonces el Dr. Gero me entrenó y manipuló de todas las maneras posibles para moldear esos poderes que me había dado. Y ahí terminan esos recuerdos, porque de mi posterior niñez no hay nada de nada. Creo que es porque me encerró en una de sus cápsulas de crecimiento, en donde me quedé hasta que cumplí 12 años.
El gritito ahogado de Bulma interrumpió su relato, haciendo que la observara. Tenía una cara de horror por completo.
—¡Eso es… horrible! ¿Cómo se atrevió ese maldito viejo a hacerle eso a una pequeñita? ¡Es atroz! ¡Inhumano!
Marron asintió hacia ella, con un terrible nudo en la garganta. Nunca se acostumbraría al hecho de que estuvo encerrada durante toda su niñez en una cápsula creada por un psicópata que la manipuló genéticamente. Pero bueno,¿quién se acostumbraría al hecho de ser el experimento de un viejo científico demente?
—De verdad eso es terrible— espetó Trunks, haciendo que ella lo mirara. Todavía podía ver la desconfianza en sus ojos, pero ahora había algo más. Compasión, quizá—. Ese doctor si que tenía pensamientos retorcidos como para hacer tal cosa… Pero he podido sacar algunas conclusiones de esto, sin embargo, ¿podrías decirme cómo es que no te uniste a los androides y su destrucción?
—Simplemente me negué— musitó, dejando caer los hombros—. Eso estaba en mi… digamos, programación, pero pude comprender que no estaba bien. Mi lado racional y humano sabía que no podía hacer eso por más que pudiera, y fue por eso que me dí a la misión de perjudicarlos en vez de ayudarlos.
—Eso es muy dulce, Marron, tomando en cuenta lo que Gero te hizo, tienes un buen corazón— musitó Bulma sonriendo con ternura para luego mirar a su hijo—. ¿A qué conclusiones llegaste, hijo?
—El otro experimento del que ella habla probablemente sea Cell— contestó el muchacho simplemente. Y parecía no tener importancia, pero el que no hubiera dicho su nombre decía que seguía sin sentirse bien hacia ella.
Marron decidió no concentrarse en eso para responderle.
—Si, el nombre de ese otro experimento era Cell según los archivos—contestó— ¿Qué saben sobre él? ¿Ha salido ya de su cápsula?
—Tengo que buscarlo y destruirlo en este tiempo también— dijo Trunks, levantándose—. Iré afuera, necesito procesar todo esto. Vamos, mamá.
Bulma también se levantó pero negó con la cabeza.
—Ve tú, hijo. Me gustaría quedarme a platicar unos momentos con Marron— dijo, pasando a tomar asiento a los pies de la cama. Trunks gruñó.
—No puedo y no te dejaré aquí sola, mamá. Por favor, vámonos.
El tono molesto, desconfiado y antipático que él estaba usando hizo que el temperamento de Marron saliera a la superficie. Le molestó que luego de haber escuchado su historia no tuviera ni una pizca de confianza. Y era mucho pedir, vale, lo sabía, pero no hacía falta tanta descortesía.
—Puedes estar seguro de que jamás lastimaría a tu madre— siseó ella, frunciendo el ceño—. Sé que es duro confiar, pero juro que no tengo intenciones de lastimar a nadie que no sea enemigo.
Trunks también la miró con el ceño fruncido, y ambos se batieron en un duelo de miradas duras. Él estaba consciente de que estaba siendo rudo, pero no podía permitirse ser confiado. Sin embargo… ella parecía sincera. Su historia era algo disparatada pero con fundamentos si tomaban en cuenta a Gero.
—Esta bien, confiare— dijo él, a regañadientes—. Pero un sólo movimiento o alteración en tu ki…y no dudaré en acabar contigo.
Con expresión estoica, ella asintió—. Me parece bien.
Y sin más, él salió de la habitación. Bulma suspiró profundamente.
—Debes entenderlo, para él no es fácil nada de esto.
—Lo sé, señora Bulma— dijo Marron con pesadez, diciéndole adiós de golpe a todo el carácter que había sacado a la superficie por Trunks—. Sé que para él sigo teniendo la etiqueta de enemigo.
—Yo no diría eso. Ese mal carácter que mostró Trunks podrá ser muy de su padre, pero también heredó algo de mi y sabe que dices la verdad— relató la científica, sonriéndole con ánimos a la muchacha.
Marron también le sonrió de manera más tímida, asintiendo.
—De todos modos me iré en cuanto termine de curarme.
—¿Cómo?— cuestionó Bulma, alzando una ceja—¿Tienes a donde ir?
—B-bueno, no, pero… Pero pensaba viajar, conocer más del mundo sin tener que estar al pendiente de ese par de androides psicópatas— relató ella, encogiéndose de hombros—. Penso ayudar, también. Todo tiene que ser como era antes.
—Estoy de acuerdo con eso, y me parece bien. Eres una jovencita muy bonita, es normal que quieras salir a conocer el mundo libre de amenazas— dijo la peliazul, suspirando—. Me haces recordar mis años de juventud.
—¿De verdad? ¿Por qué?
—Bueno, pues verás…
Y el momento que Bulma le había dicho a Trunks que platicaría con Marron se tornó en horas.
La dueña de la Corporación Cápsula pasó toda la tarde hablandole a Marron de sus aventuras de joven. Le contó acerca de sus amigos, sus búsquedas y sus extravagantes aventuras que siempre terminaban en un lío que al final se resolvía.
La chica escuchó todo con tremenda curiosidad, imaginando a detalle las aventuras de Bulma Briefs y todos sus amigos. Escuchó los nombres de sus amigos, suponiendo que ellos eran los guerreros que les hicieron frente a los androides años antes. La peliazul hablaba con tanta nostalgia que Marron temió que llorara en algún momento, pero siempre mantuvo esa sonrisa de recuerdo en su cara.
Ambas establecieron un extraño vínculo esa tarde, fue como si ya se hubiesen conocido de antes y hubieran compartido mucho. Como si Marron, de alguna manera, hubiera estado con ella en aquellas aventuras.
¡Heeeeeeeey! Antes que nada, les debo una disculpa. Se supone que debí actualizar entre Martes y Miércoles, pero no pude hacerlo porque haré unos exámenes este Domingo y tenía que estudiar, bleh. Se supone que tengo que hacerlo ahora, pero necesitaba escribir este capítulo y debo decir que me gustó mucho. No tiene mucha profundidad la historia de Marron aun, pero todo eso se verá en los siguientes capítulos. Se me han ocurrido cosas sobre su origen sobre las que se sorprenderan (?).
Basta de chachara… ¿Les ha gustado? Espero que sí, y muchisimas gracias por todos sus comentarios, ¡son un motor muy bueno para la inspiración!
H 'U.
