Disclaimer: DBZ no me pertenece. Los debidos derechos al gran Akira Toriyama.


Capitulo IV:

Olvido sofocante, recuerdos dolorosos.

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viene en oleadas.

Cierro los ojos, aguanto la respiración y dejo que me entierre.

No estoy bien.

Y no está bien.

Drown — Bring Me The Horizon

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Trunks se hallaba sentado en el edificio más alto de lo que quedó de la Corporación Cápsula, buscando la manera de sopesar y tomar las cosas que estaban ocurriendo.

El mundo, por una parte, disfrutaba de un periodo de paz inimaginable gracias a que él había derrotado a los androides. Nadie sabía que era él quien había desaparecido a las máquinas infernales de destrucción, pero todos agradecían a un "Guerrero Dorado". Las noticias así le habían apodado por su condición de saiyajin, y porque no tenían otra manera para referirse a él. Se sentía dichoso de que las personas por fin salieran a campo abierto, de que no tuvieran que esconderse para salvar sus vidas, pero aún le faltaba mucho por sanar a él mismo.

Salvó a otros pero todavía era incapaz de salvarse a sí mismo.

Miró hacia el cielo casi totalmente oscuro, el atardecer había pasado hacía poco. Pocas estrellas salpicaban el oscuro cielo y le daban más luz ante la ausencia de la luna, que no parecía querer salir de detrás de los feos nubarrones que empezaban a formarse y amenazaban con explotar en cualquier momento. Como él.

No podía dejar de pensar todavía como si los androides estuvieran vivos. Sentía que en cualquier momento la paz que tenía le sería arrebatada de golpe y que todo volvería a ser como antes, aunque no fuera a suceder. Sus sentidos agudizados estaban más que en alerta para actuar en cualquier momento, sobre todo cuando sentía el ki de cierta joven en el hospital de la Corporación. Como la chica estaba apenas reponiendose, su ki tendía a cambiar de intensidad por ciertos periodos, sobre todo si estaba platicando con su madre.

Cualquier alteración lo ponía fuera de balance y lo hacía perder la cabeza. Ya varias veces había ido hasta la habitación de hospital a la velocidad inhumana de los saiyajin para encontrarse con que ambas se estaban riendo de algo que probablemente su madre había dicho; y por exagerado, según la científica, salía hasta regañado.

La muchacha nunca decía nada, pero el fastidio en su cara era bastante notable ante su desconfianza. Pero no tenía derecho a pedir que confiara en ella dado de donde viene y los acontecimientos pasados.

De hecho, era ella quien lo tenía así.

Marron podía pregonar estar en el bando de los buenos todo lo que ella quisiera, pero él no podía confiar así como así. ¿Cómo hacerlo, si vivió bajo el yugo de la opresión de esos malditos androides durante toda su vida? ¡Ella tenía el mismo origen que ellos, y un poder incluso mucho mayor! Su cabeza era un auténtico desastre siempre.

Los recuerdos venían en oleadas y él solamente cerraba los ojos, aguantaba la respiración y dejaba que lo enterraran. Él sabía que no estaba bien. Y no estaba bien.

Pero tampoco podía olvidar así como así, sin mencionar que era muy pronto aún. El olvido le resultaba sofocante. No podía olvidar toda una vida de horror en un parpadeo de paz por muy permanente que está fuera, ¿verdad? Además eso ni siquiera era seguro.

Durante el tiempo en el que estuvo en el pasado, se enteró de que los Guerreros Z se enfrentaban a bastantes amenazas en diferentes épocas. No podía dar por sentado que los androides eran la única amenaza de la suya.

Soltó un suspiro acompañado por un gruñido ante su propia frustración, y luego sintió y ki.

Ese ki.

Giró la cabeza hacia un lado y la vio, levitando para llegar hasta él en ese techo.

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Por su parte, Marron lo miró de manera neutral al principio. Ella no estaría ahí de no ser porque Bulma le pidió buscarlo para que fuese a cenar, y no podía decirle que no. Él también la miró, pero en esa mirada azul faltaba algo…

No había desdén, ni reproche ni desconfianza; no había más que… ¿cansancio?

—Ya iré— espetó Trunks, levantándose.

La rubia solamente asintió de manera leve y se dio la vuelta para volar de regreso a donde había estado: el comedor de la casa de Bulma y Trunks debido a que ya estaba bien, y no había necesidad de que estuviera en el hospital. Ella ya estaba preparándose para una batalla con el Briefs sobre por qué no podía comer con ellos, ni estar cerca de Bulma. La científica, por su parte, lo regañaría por ser tan pesado con la chica y demasiado desconfiado.

Sin embargo, al llegar lo hicieron al mismo tiempo, y Trunks ni se molestó en abrir la boca durante la entrada, ni durante la cena, ni nada. Bulma tampoco habló porque estaba ocupada lanzándole miradas de preocupación a su único hijo, e incluso la misma Marron se encontró haciéndolo.

¿Qué le pasaba? ¿Qué era lo que lo tenía así de… retraído? ¿Así de triste? Normalmente comía demasiado según Bulma, y apenas y había acabado con la mitad de su plato.

La pregunta estaba en la punta de su lengua, pero no se atrevió a soltarla. Sabía que él no le respondería, y que si lo hacía, sería algo borde. Y a todo esto, ¿por qué se preocupaba por él? si lo veía bien, estaba mejor que estuviera callado porque tanta batalla verbal con él la agotaba.

Marron volvió sus ojos azules hacia el plato de comida frente a ella, y empezó a remover los vegetales. Empezaba a parecerle interesante el brócoli cuando el chirrido de una silla arrastrándose en el suelo la hizo alzar la vista para ver a Trunks levantarse y recoger su plato.

—Me retiro a dormir, mamá— dijo, y Bulma asintió sin mucho ánimo, pero continuó sin decir nada.

Él miró a Marron también, pero ella seguía sin ver nada que no fuera cansancio. Cansancio emocional, mental, de ese que ella solía ver en sus ojos cada que se miraba al espejo; más bien, cada que podía mirarse al espejo. Y eso era causado por los androides y su apocalipsis de destrucción.

Pero ellos ya no estaban, y ella sabía que Trunks sabía que no era una amenaza. Entonces, ¿qué era lo que él tenía?

—Aún le cuesta creer que puede levantarse por la mañana sin preocuparse por detener la destrucción del mundo.

Marron miró rápidamente a Bulma, que tenía una triste mirada puesta por donde Trunks había desaparecido.

—Incluso a mi me cuesta— susurró ella, observando también el camino que tomó el pelilila—. Pero creo que un nivel diferente…

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La luz de los rayos de la recién iniciada tormenta se colaba por su habitación, iluminándola parcialmente. Las sombras jugaban, con la luz y su mente, porque miraba al techo y veía perfectamente a un par de espectros cobrar vida para mirarlo con sus ojos rojos.

Trunks, cansado de tantas maneras que costaba creerlo, usó su antebrazo para cubrir sus ojos y dejar de ver aquello. Sin embargo, de poco servía, porque aun con los ojos cerrados aquellos monstruos se dejaban ver por él, porque ya los tenía en la mente. El muchacho soltó un suspiro audible y decidió tratar de dormir.

Tratar, en el pleno sentido de la palabra, porque nunca lo conseguía. Sus sueños lo atormentaban reviviendo esas escenas del pasado una y otra vez, y no había nada que él pudiera hacer para evitarlo. De todas formas era dormir algunos minutos en paz o pasar la noche en vela teniendo esas pesadillas despierto.

Se cubrió con la manta y cerró los ojos, a la espera del infierno en su cabeza.

.

.

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Los truenos resonaban en la distancia cuando los rayos caían, y eso le dejaba la piel erizada. Era un chiquillo de nuevo, y corría de nuevo por las calles de esa destruida ciudad. Sus pies lo guiaban sin necesidad de detenerse pues se sabían el camino de memoria, justo como él.

Esquivaba escombros, saltaba encima de cosas de las que no quería saber si eran cadáveres o no, y justamente cuando el alivio lo inundaba por creer que esta vez sería distinto, lo veía en la distancia. Inerte, en una posición que gritaba que fue violentamente lanzado desde las alturas, siempre a él primero.

Y corría, en cuestión de segundos el camino que los separaba no era nada y sus ojos podían contemplar con horror que su maestro estaba muerto y que él no había hecho más que desmayarse. Quería gritar, pero claro, su garganta se desgarraba pero no emitía sonido alguno. No todavía.

Sus ojos azules se posaban hacia el frente, donde veía otros cuerpos sin vida. Y conforme se acercaba confirmaba el mismo sus identidades: Krilin, Yamcha, Piccolo, Ten Shin Han, Chaos, incluso Yajirobe. Por supuesto, cuando creía que la pesadilla había llegado a su punto más terrorífico, estaba equivocado.

Un orgulloso grito de batalla le hacía mirar hacia arriba, para ver el momento exacto en el que la vida de su padre era llevada a su fin. Tenía el grito en la garganta, en los pies el impulso de saltar para emprender el vuelo y en los ojos el horror propio de la situación pero justo cuando todo pasaba, sus ojos fueron protegidos de la pesadilla.

Un menudo brazo rodeó su pecho, mientras una gentil mano se posaba en su nuca y le hacía apoyar la frente en un delgado hombro. Y aunque el pelo rubio de la persona que le privaba de aquella horrible visión le hacía cosquillas en la nariz y las mejillas, él estaba seguro de que no iba a alzar la vista.

No mires y todo estará bien— le susurró esa voz femenina dulce y melosa que podía oír aun por encima del furioso rugir de la lluvia—. Pronto acabará.

¿Lo prometes?— se escuchó preguntar con debilidad, aun cuando antes no había podido hablar.

Ella no respondió nada, pero sintió sus manos tomar su rostro para separarlo de ella y que pudieran mirarse. De inmediato se vio perdido en aquel mar azul de aguas tranquilas que ella tenía como ojos, y en su conciliadora sonrisa.

Te lo prometo.

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Esta vez su despertar no fue agitado, ni con un angustiado quejido. El sol le recibió con alegría justo en el rostro y se dio cuenta de que estaba fresco, no había nada de sudor en él.

Trunks se sentó en su cama y rememoró su pesadilla. O más bien, el final inesperado de esta. Era ella… ¿Qué hacía ella en sus pesadillas prometiéndole que todo estaría bien? ¿Por qué su subconsciente la había manifestado?

¿Y por qué gracias a ella y a su intervención todo había sido diferente esa vez?

—Definitivamente estoy perdiendo la cabeza— se dijo a sí mismo, dejándose caer en la cama otra vez y tapándose hasta la cabeza.

Tener a Marron cerca definitivamente estaba afectándole. Tanto negativa como positivamente.

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Author Note: ¡Hola a todos! ¡Miren quién ha podido actualizar el capítulo cuatro de esta historia! No lo creerían, pero hasta hoy pude quedarme en casa para ponerme a escribir. Sé que dije que sería un maratón, y aun sigue en pie, pero no será ahora. ¿Por qué? Por que es de madrugada para seguir escribiendo, y porque el cuaderno con las notas para los capítulos lo dejé en donde he estado quedándome. Sin embargo, hay una noticia que garantiza el futuro maratón: ¡por fin mis padres se dignaron a comprar una computadora nueva! Nueva, nuevecita, así que ya no más batallas para escribir nada. Futuramente, cuando regrese, escribiré lo que les debo aunque trabajé, nada impedirá que termine.

Bueno, enfocandome en el capítulo, ¿ven el avance? Al principio no tenía idea de como escribir la pesadilla de Trunks y pensé que me quedaría horrible, pero fue cuestión de dejarme ir e inspirarme con The Offspring, Linkin Park y Ed Sheeran. ¿Extraño, eh? Pero efectivo. Bien, ¿qué les pareció? ¿Le faltó? Todo eso pueden comunicarlo en un review bbs(?). Y me disculpo por lo corto que está, también. Se ve más largo en word :(

Espero que les guste.

Helenna 'Uchiha.

PD. Me he hecho una página para facebook para ir comunicando avances, a veces un pedacito de los próximos capitulos y fechas de publicación de todos los disparates que aquí escribo. Si gustan entrar es: www. facebook Helenna - Uchiha / 424972204331200

Sin espacios, claro.