Capítulo 2
La casa estaba llena de policía científica, policías y federales. El equipo había llegado hacía unos minutos. Ya había hablado con la policía, pero también necesitaban que hablara con ellos. Erin estaba en el salón, sentada en una silla, y aunque tenía una manta sobre los hombros, temblaba como una hoja. Llevaba puesta una sudadera gris, unos leggins negros y unas zapatillas también de color negro. Miraba por la ventana, a la negrura de la noche, pero tenía la mirada perdida y vacía. Morgan y Hotch estaban con ella.
-Erin, sé que esto es difícil, pero necesitamos que nos lo cuentes todo -dijo Hotch con la voz más suave y tranquilizadora posible.
-¿Todo? -murmuró ella al borde del llanto, mirándolo por primera vez desde que había entrado.
Él asintió despacio, no queriendo hacer eso, pero sabiendo que era necesario. Le partía el corazón ver a su jefa en ese estado, y juró que encontrarían al hijo de puta que le había hecho eso.
-Debería ponerse un poco de hielo en la cara, se le está hinchando mucho -intervino Morgan, que se acercó a la puerta y mandó a un policía por una bolsa de hielo.
-Morgan te hará la entrevista cognitiva. Es el mejor en esto -Erin asintió-. Os dejaré solos.
-Puedes quedarte si quieres, no me importa -dijo con una voz apenas audible.
Morgan y Hotch intercambiaron una mirada, y el agente moreno asintió. Hotch se colocó al fondo, junto a la ventana. Morgan estaba junto al piano, grande, blanco, imponente, y no pudo evitar tocar unas notas al azar.
-¿Puedes dejar de hacer eso? -pidió Erin, frotándose las sienes.
-Claro. Lo siento. No sabía que tocaba el piano.
Iba a contestar cuando entró el policía con la bolsa de hielo. Morgan se la dio y volvió a su lugar anterior, junto al piano. Cerca de ella, pero dándole su espacio.
-¿Lista para comenzar? -preguntó Morgan amablemente. Ella negó con la cabeza, sabiendo que nunca lo estaría, pero que tenía que hacerlo-. Cierre los ojos y respire hondo -esperó a que lo hiciera, y cuando la vio un poco más relajada, comenzó-. Llegó a casa sobre las 18:30, ¿notó algo extraño al llegar a casa?
-No. Todo estaba como siempre. Cerré la puerta que comunica el garaje con la casa con fuerza, que no encaja bien, después de dejar las bolsas en la cocina. No había nada raro, nada fuera de lo común. Guardé la compra y cené. Apenas salí de la cocina.
-De acuerdo. Avancemos un poco. Está trabajando en el sofá, ¿qué ocurre que llama su atención? -preguntó Morgan. Inmediatamente, notó la tensión en la mujer. Dejó la bolsa de hielo sobre su regazo y abrió los ojos.
-Escuché un ruido. Cogí la pistola del bolso y…
Durante los siguientes minutos, los dos agentes escucharon la narración del peor momento vivido por su jefa. Se les encogió el corazón al escucharla. Erin volvía a temblar y lloraba en silencio. Sus ojos estaban tan vacíos que era imposible creer que alguna vez habían estado llenos de vida.
Reid se acercó al salón, y llamó la atención de Morgan, que lo acompañó fuera. Hotch aprovechó para acercarse a Erin. Se arrodilló frente a ella, y extendió las manos en el aire, sin atreverse a tocarla. No quería asustarla, no sabía cómo se tomaría ella en esos momentos incluso aunque fuera un pequeño toque.
-Lo has hecho muy bien, Erin. Sé que son momentos duros y difíciles, pero es necesario para atrapar a ese hombre. JJ te acompañará al hospital, para el examen médico ¿de acuerdo? Luego podrás ducharte y todo habrá terminado.
-Esto no ha hecho nada más que empezar, Aaron -murmuró mirándolo con tristeza.
Hotch no pudo aguantar su triste mirada y se levantó. Morgan lo llamó en ese momento. Se apartaron un poco de ella y hablaron en voz baja.
-Reid dice que el sudes entró por la ventana del baño de abajo. Hay cristales en el suelo. También debió de salir por ahí, no han encontrado ningún otro sitio por el que pudo haber escapado. No hay nada forzado ni huellas en ninguna parte.
-¿Entró por el baño de abajo? -Morgan asintió-. Sabes lo que significa eso ¿verdad?
-Que ya estaba aquí cuando ella llegó -Morgan echó un vistazo rápido a su jefa.
-Mañana quiero que Prentiss y Reid vayan a interrogar a Mark Strauss. Tal vez haya escuchado algo y no logre ubicarlo -Hotch miró de reojo a Erin, que apretaba la manta sobre su pecho, intentando entrar en calor. La bolsa de hielo estaba en el suelo.
Erin les había contado que cuando llamaron al timbre, estaba segura que había sido su ex marido. La había llamado esa tarde, para decirle que necesitaba las zapatillas de ballet de Olivia y un libro que Nora necesitaba para estudiar. Ella le dijo que se pasara sobre las 19:30, que lo tendría preparado. Morgan recordaba haber visto las dos cosas en el mueble del recibidor.
Minutos después, un policía llevaba a JJ y a Erin al hospital. La mujer se acurrucó en el asiento trasero, mirando por la ventanilla. JJ la miró de reojo todo el camino.
Cuando llegaron al hospital, JJ informó de porqué estaban allí, e inmediatamente las pasaron a una habitación. Una enfermera pelirroja, menuda y con los ojos verdes como las esmeraldas, de cara y sonrisa amable se presentó como Amy. Unos minutos después, una doctora alta, morena y también con una bonita sonrisa entró en la habitación. La doctora Rachel Coleman se encargaría del examen médico. JJ salió discretamente mientras le explicaban a Erin cómo iba a ser el proceso. Ella simplemente asintió.
Mientras se desnudaba y la examinaban, Erin tenía la mente en blanco. Asentía y contestaba cuando debía, pero todo en piloto automático. Le habían robado la dignidad, se sentía vejada y vacía por dentro. Las manos gentiles de la enfermera y la doctora, que hacían su trabajo con la mayor delicadeza posible, no eran suficientes para hacer que se sintiera ni siquiera un poco mejor.
JJ rebotaba nerviosa el pie contra el suelo mientras esperaba. Debido a su trabajo, se había encontrado en esa situación más veces de las que le gustaría, pero en esa ocasión, siendo su jefa, era todavía más doloroso. No tenía una relación cercana con Strauss, es más, solía causarle indiferencia, pero saber que había pasado por algo así, siendo mujer, le hacía hervir la sangre. Esperaba que pronto pudieran coger al hombre que le había hecho eso.
La puerta se abrió y salió la doctora.
-Ya hemos terminado. Prepararé el informe para que se lo lleven. Y los resultados de los análisis estarán por la mañana. Puede pasar ya si quiere.
-Gracias, doctora Coleman -sonrió JJ. Esperó hasta que la mujer se alejó para entrar en la habitación.
Erin estaba acostada de espaldas a la puerta. La enfermera, que estaba terminando de recoger el material médico, sonrió a la agente cuando entró. JJ esperó hasta que terminó y salió para acercarse a la cama.
Carraspeó un poco para llamar su atención, pero Erin apenas se movió. Así que JJ se colocó en el otro lado de la cama, frente a ella. La rubia la miró con una expresión totalmente vacía en su rostro.
-El director nos ha dado carta blanca para investigar mientras no tengamos otro caso. Colaboraremos con la policía de Arlington para encontrar al que le ha hecho esto.
Erin se limitó a mirarla, y JJ extendió su mano con cuidado, hasta tocar su brazo. Respiró tranquila cuando no se apartó, así que se aventuró a coger su mano y darle un apretón. Ella se lo devolvió. Se quedaron así hasta que Erin se quedó dormida unos minutos después y JJ salió de la habitación.
Continuará
