Pokemon no me pertenece; esta es una historia creada por mí para fans sin ánimo de lucro.

Muchos científicos creen que existe un universo, pero otros han puesto la hipótesis de la existencia de otras realidades, es decir, la teoría del multi-universo. Se cree que son como las hojas de un libro que se entrelazan por un eje único, pero al mismo tiempo que todos esos universos son idénticos también son diferentes. Una persona en nuestro universo puede ser valiente, en otro puede ser cobarde, en otra tal vez no exista, en otra tal vez sea un niño o un anciano, o en cierta manera puede ser lo contrario de su género. Pero la teoría sólo se conoce en ciertos universos, por suerte en muy pocos, nadie ha podido descubrir la manera para cruzar a otro aunque... en un determinado universo. Se ha encontrado manera de romper esa barrera.

Esta es la historia en la que una misma persona de dos universos diferentes, descubre de perspectivas únicas y personales a enfrentar la vida de una nueva forma...

En algún lugar de la región Kanto, ocurría una batalla pokemon. Dos personas respectivamente, se encontraban en una habitación algo extraña, todo era blanco incluso las personas y sus pokemon se veían igual. Parecía que el lugar era devorado por sus colores. Uno de ellos era alto, de cabello largo, vestía un traje algo exótico y le acompañaban dos Growlite de aspecto muy feroz. El otro era un joven, vestía claro de manera más casual, portaba una gorra y le acompañaban un Raichu y un Rattata que sobresalían ya que uno en su vientre le adornaba una gran cicatriz, mientras que el otro roedor de cola enrollada tenía una en forma de cruz que le cerraba el ojo izquierdo.

La lucha entre ambos grupo era brutal, se notaba que el objetivo era más el de lastimarse uno al otro que el de ganar la batalla. Ambos percataron que en el techo y el piso de la habitación se estaban dibujando dos grandes círculos con extrañas figuras y símbolos. Entonces el sujeto de cabello largo empezó a reírse, mostrando gran satisfacción en su rostro, y el chico mostraba algo de confusión en el suyo.

-¡Qué rayos está pasando!- demando una respuesta el joven con respiración entrecortada.

-¿Acaso no te has enterado?- respondió el sujeto de cabellera larga al mismo tiempo que guardaba a sus perros de fuego en sus pokebolas- . Los ejes del prismoide blanco han empezado a moverse- mostro el sujeto levantando la mano con el objeto flotando encima de esta girando en un eje invisible. El joven de gorra apretó los dientes con un claro gesto indignado.

-¡NO PUEDE SER!, no puede activarse a menos que tú seas…- pauso el chico solo para ver al sujeto reírse como un maniático.

-¡Exacto, yo soy como tú!- hizo una reverencia dando unos pasos al centro de la habitación-. Ahora esto es inevitable; tenía planeado viajar solo pero creo que será más interesante si tú también me acompañas- extendió su mano libre hacia el joven entrenador que le miraba de manera imperturbable, dejando al silencio hacerse presente. Sus pokemon lo observaban con detenimiento, sin perder de vista al otro individuo.

-Claro, que si no quieres venir aun tienes tiempo de salir- enfatizó el sujeto al chico que parecía dudar mucho en salir de la habitación que empezaba a iluminarse más y más.

-Maldición…- murmuró el chico para sacar sus pokebolas guardando as sus pokemon. Al igual que el sujeto dio unos pasos hacia al centro, quedando de frente a su oponente que le daba una mirada casi de éxtasis al ver la decisión del joven.

-¡Excelente, será divertido! ¡No te parece!- exclamó casi gritando el sujeto de cabellera larga al de gorra roja que le respondió con una sonrisa algo altanera.

-¡Si detenerte significa morir en el intento, que así sea!- afirmó el muchacho para después mostrarle una esfera del tamaño de una canica al sujeto que contrajo sus pupilas en sorpresa al ver el objeto.

-¡EN QUE MOMENTO ME LA ARREBATASTE! - y en ese momento, una densa y cegadora luz los cubrió a ambos para después desaparecer, dejando de nuevo la habitación blanca en soledad perturbadora…

En tanto en otro lugar, Ash Ketchum se dirigía a enfrentarse al penúltimo Cerebro de la Frontera, acercándose cada vez más a su meta de vencer a la Batalla de la Fontera. Pero aún estaban muy lejos de su destino; el grupo decidió pasar por una ciudad en la cual May se inscribiría en una competencia de coordinadores, siendo preliminar para poder competir en el festival de Ciudad Cerulean, y poder conseguir su tercer listón. Mientras caminaban, Brock y Ash conversaban sobre el futuro de May ya que si ganaba, tendrían oportunidad de saludar a Misty. May al escuchar el nombre de la peli-naranja, no pudo evitar fruncir el ceño.

-¿Pueden darse prisa?- si llego tarde no podré inscribirme- Intervino May que apresuró el paso dejando extrañados al entrenador y al criador pokemon.

-¿Qué le ocurre a May?- preguntó Ash inocentemente.

-Desde que salimos de Hoenn ha estado comportándose de manera extraña- agregó Max complementando y respondiendo en parte la pregunta del azabache.

-¿Pika?- gruño pikachu al escuchar a Max.

-¿En serio?, pues para mí no se comporta de manera extraña. Me parece que sigue siendo la misma- afirmó nuevamente Ash con su pokemon amarillo en su hombro mientras Brock no le tomó importancia a la conversación. Sin embargo al darse cuenta de un problema hizo al instante detener a todo el grupo.

-¡Chicos, nos equivocamos de camino!-dijo el criador al examinar el mapa.

-¡QUE!- Exclamaron los demás.

–Pika…chuuu-el ratón amarillo gimió en suspiro con cierta frustración.

Al darse cuenta que ya casi iba a oscurecer, decidieron no continuar para armar el campamento. Brock se encontraba preparando la cena la cena con asistencia de Max, y Ash y Pikachu habían ido a llenar las cantimploras a un río cercano. May por su parte, se sentó detrás de un árbol aprovechando el momento de privacidad para reflexionar lo que había hecho. Se llevó sus rodillas hacia su pecho poniendo su barbilla entre ellas, y exhaló pesadamente un suspiró, comenzando a repasar lo que pasó momentos atrás.

-Lo volví hacer…- sentenció May ahogando la frase en sus labios-. No debí molestarme, de todos modos Misty fue la primera compañera que Ash y Brock cuando comenzaron su viaje- pensó en voz baja-. Ash ha pasado mucho más tiempo con ella que conmigo, es lógico que él sienta… mucha simpatía por ella- este último pensamiento hizo que May se molestara consigo misma que con el azabache.

-¡Pero qué estoy pensando! ¡Si es de Ash Ketchum del quien hablamos!- con una sonrisa triste la coordinadora apretó los puños; volcando nuevamente sus pensamiento hacia el entrenador.

-La única forma que él se fije en una chica es si tiene pokemon para enfrentarla en una batalla, después de eso todo tipo de contacto es nulo-afirmó tristemente May.

-¿Cómo me paso esto a mí?- se preguntaba una y otra vez así misma en su mente-. Claro, mamá ya me lo había advertido, si le hubiera puesto más atención, le hubiera pedido un consejo, pero ya es demasiado tarde... ¡Me enamoré de Ash Ketchum, el chico cuyo único interés en la vida es ser maestro pokemon! pero...- inmediatamente comenzó a recordar sus primeros meses de viaje con Ash.

En un principio, pensaba que los pokemon no eran de su interés; de hecho les tenía de miedo. Tomó su viaje como excusa para recorrer mundo y así poder encontrar su camino en el mundo, pero Ash le mostró gran parte de su camino el día que lo conoció. Al ver cómo salvó y cuidó a Pikachu le enseñó que ya estaba en el camino, solo que ella no lo sabía, necesitaba el empujón de alguien para descubrirlo y esa persona había sido el despistado chico de Pueblo Paleta.

Al comienzo veía a Ash como un despistado compañero de viaje, después lo vio como un buen amigo y mentor para que después ese sentimiento de amistad, poco a poco se convirtiera en algo más. Lo sintió justamente cuando Ash volvería a su casa en Kanto; sintió como su mundo se desmoronaba, pero el azabache la rescató de la tristeza al invitarla a visitar su región. En verdad no quería separarse de él y sin proponérselo la había salvado otra vez.

-Debería decirle lo que siento, pero… ¿por qué no me atrevo?- se preguntaba May metida en sus pensamientos, de los cuales salió bruscamente al escuchar una voz familiar.

-¿May te sientes mal?- La coordinadora buscó con la mirada a quien le hablaba, para ver únicamente a Ash frente a ella con un claro semblante de preocupación.

-¿Eh, decías?- rápidamente la chica contestó tratando de ocultar su estado de ánimo.

Ash notó esto.

-Bueno, últimamente has estado... algo extraña, ¿te preocupa algo?, hablar te puede tranquilizar un poco- le terminó aconsejando Ash con seriedad a la castaña esperando su respuesta. May miraba a Ash con algo de preocupación, después su rostro serio cambió a uno más aliviado al tiempo que formaba con sus labios una sonrisa; junto con unas bajas carcajadas que se le escaparon las cuales apenas Ash podía escuchar.

El azabache vio que la castaña le extendía la mano para que le ayudara a levantarse. El joven sin dudarlo accedió sujetándole la mano, y al estar ya de pie, sonrió. -¡Vamos, Max y Brock deben estar esperándonos!- dijo relajadamente May pero esto no parecía convencer al entrenador que la miraba aun con preocupación. - No te preocupes, ya estoy bien- exhortó la chica a Ash que se relajó al sentir sinceridad en sus palabras para así regresar ambos al campamento. Mientras caminaban May reflexionó un poco, tomando una decisión.

-He sido una tonta, no debí preocuparme por esas trivialidades, ahora mi meta será decirte lo que siento por ti Ash, pero no ahora lo haré en el momento indicado. Aunque tu respuesta no sea la que espero, la respetaré…

En ese mismo denso bosque, en lo más profundo, se encontraba una persona tendida en el suelo. Abrió sus ojos mucha dificultad, poco a poco se fue aclarando su vista. Intentó moverse, pero apenas pudo cabecear un poco. Examinó con los alrededores intentando averiguar su paradero. Por la oscuridad se dio cuenta que no solo era de noche, sino que también estaba en un bosque de árboles muy bien tupidos; decidió que debía salir de ahí. Intentó levantarse, y con mucho esfuerzo lo logró. Sus brazos y piernas le temblaban furiosamente, apenas caminando lentamente, el individuo dio con un claro, la luz de la luna iluminó la figura del personaje que la oscuridad ocultaba. Era un chico de cabello negro, piel clara y ojos rojizos que vestía un jeans de color azul. Portaba una gorra roja, con blanco en la parte frontal con un símbolo redondo, vestía una chaqueta roja de mangas cortas y blancas, una camisa de color negro, guantes sin dedos del mismo color y unos zapatos Tenis de color blanco con detalles en rojo.

Se detuvo un momento levantando la vista al cielo. Observó detenidamente la posición de las estrellas y dejó escapar un pesado suspiró. Bajó la vista y se acomodó un poco su gorra con cierto malhumor ya que lo que previó se había vuelto realidad.

-¡En dónde diablos me encuentro!- se preguntó en voz alta. Dio un paso y sintió como el mundo empezaba a girar una y otra vez-. ¡Rayos!- maldijo el chico sentándose en el suelo; su cuerpo no se sentía del todo bien para moverse, así que saco sus dos únicas pokebolas que portaba. Parecían pokebolas normales aunque lucían un poco extrañas. Las volteó apretó el botón, tomando su tamaño normal. De estas una pantalla emergió de cada una mostrando unos símbolos raros y una voz extraña salió de alguna manera de las pokebolas.

-¿instrucciones?...- se escuchó decir de ambas pokebolas.

-Hmn... Diagnóstico completo por favor- ordenó el chico a las pantallas translucidas para ver como unas fórmulas que aparecieron en estas, después salió un sonido raro, como un pitido agudo.

-Estado de pokemon, precaución estándar, procedimiento de sanación en función- dijo la primera pokebola-. Estado de pokemon, precaución estándar, procedimiento de saneamiento en función- dijo la segunda.

-OK, esto es bueno, solo necesitan descansar y estarán como nuevos mañana- las guardo, y observando detenidamente al sur descubrió que había una ciudad. Pero la idea en esos momentos fue descartada al sentir que el sueño se apoderaba de él -. Tendré que dormir aquí...- dijo y al instante cayó dormido sin darle tiempo de pensar más.

Por otro lado en la ciudad, todo mundo ya se encontraba dormido, despreocupados de lo que otros estuvieran haciendo. Sin embargo la mayoría no se daba cuenta que no todos se habían rendido al sueño. Un grupo misterioso personas que se encontraban en el lugar, ingresaron furtivamente a una bodega llena de vehículos pesados e industriales; de los cuales los sujetos se concentraron en uno para proceder a sacarlo del edificio sin que nadie lo supiera. Mientras que la mayoría hacía todo lo necesario para extraer el vehículo del edificio, el que parecía ser el líder de la banda se encontraba hablando por un celular.

-¡Claro señor!, el plan se realizará al antes del mediodía, el señuelo hará perfectamente su trabajo, cuando sepan que paso… ¡Será demasiado tarde, jajajajaja! terminó de conversar el sujeto con una carcajada…

Después de una buena cena y una noche de sueño, el grupo de jóvenes se dirigió a la ciudad. Al llegar se percataron de que no era como las demás ciudades que habían visitado ya que se podía a apreciar como la tecnología y la naturaleza convivía en armonía sin ver efectos secundarios.

-pika, pika-chu-decía Pikachu mientras jugaba con su reflejo del vidrio de un cartel que se encontraba en la entrada de la ciudad.

-¡Vaya cuidad Forents es grande, miren esos edificios!- decía Ash sorprendido por ver una ciudad tan grande rodeada por el espeso bosque.

-Según la guía, ciudad Forents se dedica a la investigación de arqueología pokemon, por eso han invertido mucho en los edificios, son centros de investigación y laboratorios especializados- explicó Max.

-¡Ah, ya entiendo!- respondió Ash con sencillez. Sus compañeros de viaje en respuesta contestaron con una gota de sudor. Se notaba que el chicó era un completo despistado.

-Bueno, Ash se toma todo a la ligera-dijo Brock al mismo tiempo que buscaba el centro pokemon en la guía de la entrada de la ciudad. Sin tener suerte dio un respiro al ver que posiblemente no había uno en la ciudad.

-Parece que no podré ver una enfermera Joy en esta ciudad- declaró con cierto lamento el criador pensando que no vería su enfermera favorita.

-¡Ay no, necesitaba llevar a Combusken, ayer se agotó mucho por el entrenamiento!

- ¿Acaso no pensaron que podía pasar un entrenador aquí?- reprochó molesto Ash con los brazos cruzados.

-Claro que lo pensamos, por eso se construyó el centro al oeste de la ciudad- Una voz femenina con cierto tono de autoridad agregó al instante. Todos voltearon la mirada a la dirección de la voz.

-¡OFICIAL JENNY!- exclamó Brock con felicidad al reconocer a la joven oficial de traje azul.

-¿Hay un centro?, pero no está en el letrero de guía- cuestionó Max curiosamente.

-Bien, eso se puede explicar en el camino, vamos acompáñenme, los llevaré al centro- dijo con tono servicial y atento la oficial con una sonrisa.

-Ahora entiendo, hace poco construyeron el centro pokemon, por eso no lo han puesto aun en el cartel- comentó alegremente May ya que sus pokemon iban a recibir la atención adecuada.

-Así es, como Ash decía, muchas veces venían entrenadores con sus pokemon heridos, al no haber centro pokemon, pasaron muchas dificultades, por eso el consejo de la ciudad decidió construir uno por su bien y el de los entrenadores- explicó Jenny tranquilamente al grupo.

-¡Pues a mí deberían construirme un puente en la ciudad para declararte mi amor!- Brock le declaraba a la oficial que en respuesta, una gota de sudor bajó por su nuca mientras este le sujetaba sus manos.

-Uh… no te entiendo Brock- respondió incomoda la oficial. El moreno pudo haber seguido continuando con sus insinuaciones, pero gracias a la intervención de Max pudo alejar al enamorado criador de Jenny para alivio de esta, a la vez que el chiquillo lo llevaba arrastras, jalándolo de una oreja.

-A ti deberían construirte un manicomio para ti solo- sentenció con los ojos cerrados Max.

-¡Ahi está el centro pokemon!- apuntó May al ver el edificio.

-¡Bien, May, vamos a curar nuestros pokemon, ven pikachu!- llamó el azabache a su amiga a la vez que acariciaba en la mejilla a su pokemon ratón que descansaba en su hombro.

-¡Pikaaaa!- respondió con cariño Pikachu mientras entraban al edificio.

Pero al entrar al centro, se detuvieron de golpe al escuchar a alguien discutir fuertemente con la enfermera Joy.

-¡Lo siento, pero no puedo darte una habitación, necesitas ir a ver un médico! –sugirió la enfermera Joy muy preocupada a quien estaba en la recepción.

-¡Ahg, olvídelo! , ¡Este centro pokemon es una porquería y usted es la enfermera más ineficiente que conocido!- gritó alterado el entrenador que se veía muy molesto con la enfermera que intentaba detener su retirada del edificio.

-¡Espera, no te vayas!- la enfermera Joy intentó pararlo poniendo unas de sus manos en su hombro, pero el joven apartó su mano bruscamente haciendo que la enfermera cayera al suelo. Esto hizo enojar a los que presenciaron principalmente el Ash y Brock haciendo intervinieran, a la vez que May y Max se concentraron en ayudar a la enfermera.

El joven de gorra solo los ignoró, y comenzó a dirigirse a la salida, pero fue interceptado por Ash y Brock que le impidieron el paso buscando una justificación por su acción tan grosera.

-¡Oye que te pasa!- le reclamó Ash sujetándole la chaqueta. El chico por reacción puso su mano sobre la suya y comenzó a apretársela con fuerza, lo cual no solo hizo que Ash lo soltara, sino que también lo hizo ponerse de rodillas.

-¡AH!, ¡me va romper la mano!- Brock apresuradamente fue su rescate al igual que Pikachu al ver a su amo en problemas; sus mejillas comenzaron a chispear.

-¡Oye suéltalo, o te la verás conmigo!- al escuchar esto el pelinegro buscó con la mirada a quien lo había amenazado Al ver a Brock, abrió sus ojos con mucha sorpresa, soltando al instante a Ash que inmediatamente centro su atención a su maltratada mano.

-¿Brock?...- preguntó con sorpresa el chico al criador que se detuvo al escuchar su nombre.

-¿Uh?, ¿nos conocemos?- preguntó Brock con confusión al joven que aparentemente le conocía. El criador sin embargo no lo reconocía de algún lado o lo había visto antes, en otras palabras, era un completo desconocido a la vista de él.

-Brock!, ¿tú conoces a este patán?- intervino May que a su lado estaban la enfermera Joy y Max. El pelinegro se centró en la May y al verla, sintió como su tembloroso cuerpo se paralizaba.

-¿Saphire?- preguntó sorprendido el chico con un tono algo desesperado. Todos quedaron en silencio ante la pregunta.

Brock intentaba recordar joven que le resultaba extrañamente algo familiar, pero no daba con el detalle de quien era. May por su parte estaba algo intrigada con el muchacho, notó que cuando le dijo Saphire su comportamiento cambió radicalmente y la veía profundamente. May no sabía que decir ante su mirada tan penetrante. Le observó de pies a cabeza, sus detalles, sus ojos, y al igual que Brock se le hacía conocido, ¿pero dónde?

Ash ya recuperado de su mano, intentó tomar partido de nuevo.

-¡No me importa quien seas, pero te haré pagar por todo lo que has hecho! ¡TE RETO A UNA BATALLA POKEMON!, Y POR SI NO SABIAS YO SOY...- pero no terminó el entrenador al ser interrumpido.

-¿Ash Ketchum de Pueblo Paleta?

-¿Cómo lo sabes?- preguntó al instante Ash confundido, no solo porque el muchacho lo conocía, también porque conocía el nombre de su hogar. Examinándolo con detalle, notó a Pikachu al lado del azabache que lo veía con mucho desprecio por lo que había hecho a su amigo y entrenador, el joven simplemente se agachó y dirigió su mano derecha al ratón eléctrico.

-¡Oye espera, Pikachu puede electroc...- pero Ash no pudo acabarde advertirle ya que se calló en seco. Al ver como la mano del chico tocaba la mejilla de Pikachu se sorprendió tanto que no pudo decir nada. Conocía bien a su pokemon y si algo sabía es que Pikachu no era tan flexible con los extraños, en cambió con el joven no solo se comportaba de manera fraternal, estaba también disfrutando de las caricias que el misterioso muchacho le hacía, acariciando una de su mejillas sin electrocutarlo o hacer algo en su defensa.

-Chaaaaaa- gimió Pikachu que ya había olvidado por que estaba molesto con el chico de chaqueta roja.

-¿Cómo hiciste eso?, nadie sabe que le gusta ser acariciado en su mejilla- expresó Ash que no salía aun del asombro. El joven sólo se levantó, y con tono nostálgico le respondió al azabache.

-¡Tienes razón, casi nadie sabe!- suspiró por un momento para dirigir su atención hacia la enfermera.

-Enfermera Joy, le pido disculpas, en verdad he sido todo un patán- dijo el chico de manera muy sencilla y calmada.

-No, no te preocupes, estabas muy alterado, y además…- pero fue interrumpida.

-Fue mi culpa, jamás he sabido tratar a una linda chica- esto último hizo sonrojar a la enfermera Joy, mientras Brock sintió celos al ver como el muchacho hizo sonrojar a la linda enfermera.

Después de disculparse el joven entrenador observó brevemente a todos y se dispuso a irse, pero de nuevo la enfermera Joy intentó detenerlo sorprendiendo a los demás.

-¡Espera no te vayas!- le sujeto uno de sus brazos apresuradamente al joven que le miró con seriedad.

-¡Oh no, Joy se enamoró de él y no de mí!- lamentó Brock con una nube sombría a su alrededor mientras Max lo veía con una gota de sudor y algo enfadado por el comportamiento de su amigo que se comportaba de manera patética ante la situación.

-¡Ojala fuera verdad!, ¡tal vez aprenderías a callar tu bocata!- los demás que vieron la escena solo se limitaron a reír nerviosamente.

-¿Ahora qué?- se quejó el joven a la enfermera que no le soltaba el brazo.

-¡No puedes irte con esa fiebre que tienes!- esto tomó por sorpresa todos ya que no habían notado el semblante del chico que sudaba mucho, sus mejillas estaban un poco enrojecidas, y sus brazos y piernas temblaban levemente.

-No es nada, además debo irme- terminó por decir el muchacho.

-¡Estás loco, acaso te quieres morir!- Ash le argumentó mirándolo seriamente y mirando a todos esperando que lo apoyaran, pero antes de contestar vio a May de manera pensativa.

-No se metan en mis asuntos- respondió soltándose de la enfermera para comenzar a dirigirse a la salida.

-Oye...- Brock intentó detenerlo, pero se detuvo ya que la oficial Jenny le bloqueo la salida al chico de gorra roja.

-Oficial Jenny, supongo...

-Supones bien, he visto desde afuera, ignoró que te ocurre muchacho pero es mi obligación detenerte para que te atiendan, caminar por ahí enfermo no es bueno así que coopera y dirígete a la enfermería del centro o si prefieres te llevare al hospital de la ciudad- sentencio de manera muy seria la oficial Jenny intentando intimidar al peli negro que la veía con detenimiento.

-¿Me arrestarás si me niego?- retó el chico a la oficial notando su agresividad. Era evidente que le llevaría la contraria a cualquiera. La oficial no quería demostrarlo pero la firmeza del muchacho la ponía nerviosa.

Siguió viendo firmemente a los ojos a la oficial hasta que sintió que alguien le tomaba una de sus manos. Al volver a encarar a la persona que lo sujetaba, esperaba que fuera la Enfermera Joy, pero no era quien se esperaba.

-Enferme...- no término ni la primera palabra de reclamó a ver que quien lo sostenía.

-No seas terco, deja que te atiendan- pidió May sin exigencias; solo era una petición. El chico la miró con sus ojos rojos, apartando la mirada con discreción al igual que de la mano de May para buscar la salida. Pasando al lado de la oficial Jenny, la coordinadora quiso insistir pero Max la detuvo sujetándola de una de sus manos. La castaña le volvió la mirada a su hermano menor que le negó con la cabeza. Sólo pudo responder con una expresión apesarada.

Justamente cuando la puerta del centro pokemon se abrió a un paso de salir del lugar…

-¡PIKAPI, PIKA, PIKACHU!- Se escuchó a Pikachu rogándole a muchacho que no se fuera, él solo lo vio encima de su hombro para ver a Ash sostener a Pikachu en uno de sus hombros. Un cruce de miradas se dio entre ambos chicos, se notaba que ninguno iba a ceder. Con seguridad, evitando que su pokemon roedor fuera hacia el misterioso joven, decidió hablar.

-¿Al menos puedes decirnos tu nombre?- preguntó el azabache. El entrenador misterioso bajó la mirada de manera nostálgica y desapercibida.

-No saben rendirse, ¿verdad?- murmuró el muchacho frunciendo el ceño. De repente una explosión hizo temblar el Centro Pokemon hasta sus cimientos, tomando por sorpresa a todos los presentes.

-¡Eso viene del Ala oeste!- exclamo alterada la enfermera Joy que corrió sin titubear los corredores del centro.

-¿Que hay ahí joy?- preguntó la oficial que le siguió al instante.

-¡Están los contenedores de los huevos pokemon!

-¡Hay que ir a ver qué ocurre!-sugirió Ash mientras se disponía a seguir a las dos mujeres.

-¡Tienes razón, quizá podamos ser de ayuda!- agregó Brock que corrió al lado del entrenador.

-¡Vamos Max!- ordenó la coordinadora a su hermano que le siguió.

-¡Espérenme!- se quejó Max siguiendo al grupo dejando solo al entrenador que atestiguó la escena con frialdad.

-Hmmm…- murmuró con seriedad el joven mientras observaba como el grupo desaparecía al final del corredor.

Al otro lado del lugar, un pequeño grupo de individuos con una maquinaria pesada habían derribado la pared del ala oeste del edificio. Todos abrían los contenedores y cargaban los huevos en unas cajas que parecían estar echas para su trasporte.

-¡El Equipo Rocket!-la oficial Jenny gritó sorprendiendo a los sujetos que se pusieron alertas a su presencia; el líder del grupo observó detenidamente a la oficial y a la enfermera para soltar una carcajada.

-¿Deben estar bromeando, ustedes vinieron a detenernos?- preguntó con sarcasmo el sujeto alzando su pecho

-Por supuesto que sí, ¡ve Scizor, detenlos!- ordenó la oficial Jenny lanzando su pokebola, pero el líder del grupo de delincuentes hizo una seña a sus subordinados quienes sacaron una pokebola cada uno.

-¡Vayan Torkoals!- y seis tortugas de fuego aparecieron formando una línea de defensa.

-¡Oh no Scizor está en desventaja!- señalo preocupada la enfermera Joy

-¡No, igualamos el marcador!- Ash y los demás llegaron con pokebolas en sus manos.

-¡Ve Pikachu, ve Sceptile!- ordenó Ash a sus pokemon.

-¡Ve Combusken!

-¡Ve Golem! - Y cada uno de los pokemons invocados se dirigió al combate.

-¡Debí suponer que el equipo rocket, tenía que ver en esto!- exhortó el azabache con ánimo justiciero-

-¡Ja, ni siquiera tendremos que comenzar esta pelea, porque ya la ganamos!- declaró burlona y victorioso el delincuente.

-¡Que!- preguntaron con confusión. Escucharon un ruido familiar; una explosión ocurrió justamente a unos metros de donde se encontraban el grupo de Ash y los pokemon. Intentaron protegerse, pero estos últimos debido a que recibieron todo el impacto, quedaron inconscientes, dejando a los demás quedaron aturdidos por la onda expansiva, dejándolos esparcidos por el suelo.

-¡jajajajajaja, fue buena idea poner una trampa por si las moscas!- uno de los tipos comentó con malicia.

-¡Bien, tomaremos a esos pokemon como bono de esta misión!- ordenó el que líder el grupo.

¡Entendido jefe!-

-¡Y ustedes!- el sujeto se dirigió a los Torkoals. -Si uno de esos mequetrefes se mueve, ¡fríanlos!

Los agentes del equipo Rocket se dispusieron a cargar con los pokemon de los chicos, el primero de ellos fue Pikachu.

-¡PIKACHU!- gritó Ash intentando levantarse; pero su cuerpo no respondía, nada más para poderse arrastrar hasta el delincuente y hacia su pokemon amarillo.

-¡Ja,ja, ha miren al tonto, quiere salvar a su Pikachu!- bufó el que tenía al pokemon amarillo; pero una piedra le dio en el rostro terminando su burla

-¡GAH!- gritó el sujeto soltando a pikachu el cual fue sujetado por Ash antes de caer al suelo.

-¡Qué diablos paso!- exclamó el líder del equipo al ver caer a su subordinado desmayado al lado de Ash que sujetaba a su pokemon.

-¡Será mejor que se vayan, o se arrepentirán!- Una voz firme y seca se escuchó en la habitación.

-¡¿QUIEN DIJO ESO!?- reclamó uno de los individuos, mientras buscaban con la vista al intruso.

-¡Aquí estoy estúpidos!- respondió el chico de gorra roja saliendo de la nada. Los agentes del grupo criminal lo observaron incrédulos.

-¿Y quién es ese niñato?- exclamó uno de los sujetos.

- Ash, ¿están todos bien?- preguntó el chico de ojos rojos al azabache que asintió.

-Sí, solo algo aturdidos, pero nuestros pokemon por protegernos, están lastimados- explicó el entrenador al recién llegado que examinó la escena, tomando una decisión con rapidez.

-¡Qué esperan entonces!, ¡llámenlos yo me haré cargo de estos idiotas!

Así Ash y los demás con dificultad guardaron a sus pokemon, mientras la oficial Jenny discretamente llamaba a la jefatura por su comunicador, y la enfermera Joy noto que el equipo Rocket estaba haciendo mal el procedimiento de almacenaje de los huevos pokemon.

-¡No, si esos huevos no regresan a los contenedores, van a morir!- sentenció angustiada.

-¡Y eso que nos importa!, ¡Torkoals acaben con ellos!- ordenó el líder pero el joven de chaqueta roja se interpuso entre ambos grupos.

- ¿Ya olvidaste que yo soy tu oponente?- replicó el joven mostrando su pokebola de manera retadora. Max al notar la extrañeza del objeto exclamó intrigado.

-¡Qué clase de pokebola es esa!- comento Max al notar lo diferente que era el orbe metálico.

-¡Espera podemos ayudarte!- decía Ash mientras le daba Pikachu a May para sacar una pokebola de su cinturón.

-¡Quédate ahí!, yo sabré arreglármelas- le detuvo el chico para acto seguido, arrojar su pokebola.

-¡RATTATAA!- gruño un Rattata de color gris. Todos estaban sorprendidos por el pokemon shining del chico.

-Ja,ja,ja,ja, Debes estar bromeando, esa cosa no podrá ni con uno de nuestros pokemon- exclamó uno de los sujetos al recuperarse de la sorpresa.

-¡Tienes razón!- respondió el joven al mismo tiempo que Ash y los demás miraron con desconcierto, que parecían haber aceptado su derrota.

-El acabara con todos... ¡STRIKER HYPER RAYO A TODOS!-

El pokemon roedor que obedeció sin titubear; ante la mirada incrédula de todos. Sorprendentemente lanzó el rayo en contra de los Torkoals, provocando una gran explosión levantando una humareda que al desvanecerse se pudo contemplar a los todos los Torkolas inconscientes, habían recibido de lleno el ataque.

-¡Pe-Pero no puede ser!, ¡Un Rattata no puede usar eso!- replicÓ unos de los delincuentes, mientras que su líder estaba paralizado de la sorpresa y posiblemente de temor.

-¿Eso no fue el Hyper Rayo?- dIJO May mientras sosteniendo a Pikachu.

-¡Pero eso es imposible, Rattata no posee la habilidad para aprenderlo!- declaró Max incapaz de admitir lo que acababa de ver.

-No sé si sea posible, pero eso tomó por sorpresa al Equipo Rocket, ¡ya no tienen la ventaja!- con suma satisfacción admitió Brock al ver como los delincuentes estaban confundidos.

Ash por su parte, no decía nada, estaba verdaderamente emocionado por haber visto ese increíble ataque y de que un Rattata lo hubiera realizado lo tenía muy sorprendido.

-Parece que ese chico es un gran entrenador- le comentó la Oficial Jenny a la enfermera Joy que había recuperado la esperanza.

-¡Hay que darse prisa o esos huevos morirán!- replicó con urgencia la enfermera.

-¡No te preocupes enfermera Joy, esos huevos van a nacer!- exclamó el chico con mucha seguridad mientras su Rattata rasgaba el piso con una expresión de severa seguridad, dando fuerza a las palabras de su entrenador.

-¡Que hayas vencido a nuestros Torkoals no es nada!- retó uno de los sujetos del Equipo Rocket.

-¡Así es, no te lo tengas creído!- agregó con una sonrisa maliciosa.

¡Ahora te enfrentaras al pokemon del jefe!- termino otro de decir.

El líder del grupo se puso al frente de sus subordinados para sacar una pokebola, arrojándola para mostrar al pokemon que contenía.

-¡GGGGGRRRRROOOOAAAAAAAARRRRRRRRR!- El rugido de un Charizard se escuchó por los alrededores del centro pokemon. Al ver al dragón de fuego era obvio que el pequeño Rattata no tendría oportunidad contra la masa de músculos que tenía como adversario lo que hizo dudar de que el pokemon roedor pudiera serle frente.

-¡No ese Rattata no podrá con Charizard, es mucha diferencia de nivel!- declaró Brock preocupado sacando una pokebola. Sin embargo, fue detenido por Ash que le dio una mirada seria al criador, extrañándolo- ¡No te metas Brock!- le decía Ash-. No sé por qué pero confió en que el ganará.

-Yo también creo eso Ash- uniéndose May en la fe que Ash sentía por el triunfo del desconocido.

El azabache le dio una mirada de reojo a la castaña, y le sonrió para mostrarle su agradecimiento. Esto hizo que May se sonrojara algo apenada.

-¡Miren, Charizard atrapó a Rattata y va hacer…

-¡EL MOVIMIENTO SISMICO!- Exclamó Ash al reconocer el movimiento.

-¡Eso, acaba con esa sabandija!- dijo riendo el dueño del pokemon dragón. Al ver esto, muchacho de chaqueta roja, con su mano derecha, guiñó la paleta de su gorra tapando sus ojos con mucha seriedad.

-¡Aunque cubras tus ojos, mi Charizard destrozará a tu rata de pacotilla!- el joven al escuchar al sujeto solo sonrió.

El pokemon dragón realizó el movimiento sísmico haciendo que el polvo se levantará obstruyendo toda visibilidad sin saber que había pasado. El dueño del Charizard estaba tan feliz que no pudo dejar se sonrerir mostrando los dientes. Su altanería había crecido al pensar que el pokemon de fuego había acabado con el pokemon roedor, todos esperaban lo peor para el pobre Rattata. Pero al disiparse la cortina de polvo, reveló lo que nadie esperaba. La sonrisa que adornaba momentos al sujeto se volvió añicos mostrando un escenario jamás esperado: Rattata encima de Charizard incrustado en el piso de la habitación.

-¡QUE DIABLOS!- gritaron al unísono los miembros del Equipo Rocket.

-¡Pero qué paso!- Se preguntaron todos mentalmente.

-¡No puede ser!, ¡Charizard le aplicó el movimiento sísmico a esa rata y el termino en el suelo!, ¡Cómo es posible!

-¿De verdad creíste que ese ataque tan fácil de evadir iba a vencer a mi amigo?- pregunto el joven de ojos rojos al que era su oponente, mostrándole una sonrisa triunfadora.

-¡Qué dices!, ¡Cómo que el ataque sísmico es evadible!, ¡Es falso!

-¡Claro que lo es!, sólo un pokemon idiota se dejaría estrellar contra el suelo, y solo un novato cae en ese tipo de estrategias!- afirmó el chico con pose triunfante.

El Equipo Rocket se sentía atrapado. Les costaba creer que un muchacho, sólo un muchacho pudo derrotarlos sin el más mínimo esfuerzo, la derrota más humillante que jamás habían presenciado, por lo que el líder les hizo disimuladamente las señas para huir con los huevos que estaban en el vehículo pesado que había utilizado desde un principio. Pero antes de poder subir, vieron como un rayo de hielo congeló unas de las orugas del vehículo para después romperse al instante inutilizando la pesada maquinaria.

El líder del grupo Rocket veía eso de forma incrédula; ese Rattata había lanzado un rayo de hielo.

-No te hagas el inocente, crees que no me había dado cuenta que les hacías señas a tus rufianes amigos para escapar, si no me tomas en serio te vas arrepentir- reprochó el joven al sujeto que chasqueo sus dientes al ver descubiertas sus intenciones.

-¡Lo logro, ya los tiene atados de manos!- exclamó alegremente May, admirando al chico que no solo había demostrado ser buen entrenador, sino también que era listo.

-Vaya este chico sí que nos da muchas sorpresas enfermera Joy- comentó la Oficial Jenny a la enfermera, pero esta no le ponía atención, estaba completamente enfocando su atención al muchacho.

Max y Brock solo veían calladamente el espectáculo que les brindaba el chico. Todos observaban al misterioso entrenador. Ash sentía que ya no podía contener la emoción, le temblaban sus puños, conteniendo con todas sus fuerzas sus deseos de saltar enfrente del y retarlo a una batalla. Quería luchar con él, sentir la emoción e intercambio de fuerza, pero el momento no se lo permitía; aun así quería hacerlo. May lo observó, sonriéndole adivinando lo que estaba pensando el azabache.

-Oye niño, ¿quién eres tú?- pregunto el líder del grupo, con sudor en su frente.

El misterioso chico con la mano levantó un poco la paleta de su gorra y con una mirada firme respondió: -¡Me llaman Red!- terminó de decir con una sonrisa.

Continuará...