Olaf presenta: la historia de Hiccup y Elsa.
Acabo de verme los nuevos cortometrajes de Olaf y... sencillamente no he podido evitarlo, está escrito muy a las prisas, así que no va a ser algo precisamente profundo y rebuscado, pero, hombre, alguna risilla espero sacaros.
Delante del grupo de amigos vikingos y la pequeña familia de Arendelle, acompañado de un reno, un enorme monstruo de nieve y pequeños muñequitos del mismo elemento, Olaf sonríe lleno de felicidad infantil hacia el grupo de humanos. La mayor parte de los vikingos están aguantando tanto como pueden las carcajadas, pero a penas pueden contenerse, mientras que la pequeña familia de Arendelle se limita a asentir y sonreír cálidamente –con incomodidad oculta– al muñeco de nieve tal y como están acostumbrados a hacer. La nueva presentación de Olaf ha sido, sin duda alguna, una representación inolvidable.
Se han cumplido ya dos años desde aquella vez que Olaf tuvo la amabilidad de resumir toda la vida de Elsa y Anna en una divertida interpretación –aunque en aquel entonces no les hizo gracia alguna– frente a todas las gentes encerradas entre los árboles y niebla del Bosque Encantado. Con el pasar del tiempo, Olaf pilló la costumbre de interpretar un pequeño resumen de los libros que leía en su tiempo durante los días de reunión familiar –los cuales, debido a todas las obligaciones que cada miembro de la familia tenía, se volvieron cada vez más escasos, para tristeza de la familia real de Arendelle– y esta era la primera vez que llevaba a cabo uno de sus teatrillos delante de los vikingos presentes.
Hace poco había ocurrido la boda entre Hiccup y Elsa, el quinto espíritu de la naturaleza a penas y se estaba acostumbrando a su nueva vida en la isla vikinga de su esposo, a penas y estaba creando lazos amistosos con el resto de jinetes –quienes siempre encontraba una forma u otra de dejarla incómoda y preguntándose porque no se quedó en el Bosque Encantado– y a penas y había logrado explicarles a los vikingos por qué diantres había un muñeco de nieve parlanchín en su castillo al que todo el mundo trataba como un miembro más de la familia real de Arendelle. Por lo que este era el primer viernes de juegos en los que Elsa los traía para, finalmente, hacerles conocer un poco de sus costumbres y sus seres queridos.
No había dicho nada cuando Olaf le había comentado lleno de emoción que llevaría a cabo una de sus interpretaciones frente a los vikingos, incluso le gustó la idea. Si Hiccup podía sencillamente aceptar y disfrutar una de las partes más ridículas de su vida, entonces significaba que definitivamente había tomado una buena decisión eligiéndolo como su compañero de vida. Pero, tenía que admitir, jamás se había esperado esto.
Olaf hoy presentaba: La historia de amor de Hiccup y Elsa.
O, como Elsa había decidido renombrarlo, la inesperadamente cruel recopilación de todos los errores en la vida de Hiccup y Elsa.
Olaf comenzó copiándose un poco, haciendo referencia a la vez que resumió la vida de Elsa y Anna.
–Todo comenzó con dos niños que nadie se hubiese esperado jamás que se llegaran a conocer. Una nació con poderes mágicos, el otro sencillamente nació prematuro y con unas grandes posibilidades de ser un larguirucho enclenque toda su vida –fue con eso que la primeras carcajadas salieron de las bocas, para molestia de Hiccup–. Ella era una princesa, él era el hijo de un jefe vikingo.
Un corte inexplicable, de esos que solo sucedían cuando Olaf contaba sus historias, ocurrió. Luego apareció Olaf en el centro de la sala, con un chaleco marrón que imitaba, aunque Elsa no lo sabía, la antigua ropa de Hiccup.
¿Cómo demonios consiguió eso? Se preguntaron en silencio los vikingos entre ellos, con algo de miedo creciendo en su interior.
–Hola, soy Hiccup y, a pesar de que no dejo de arruinar todas mis oportunidades, se que lograre matar a un dragón algún día y hacer que mi padre esté orgulloso de mí –el vikingo abrió los ojos como platos mientras que escuchaba a su lado y detrás de él a sus amigos riéndose–. ¡Anda! ¡Mira! Un Furia nocturna, voy a darle con esta rara maquina que es muy interesante y útil pero, por algún motivo que no entiendo, nadie en la isla parece importarle –Olaf representó la "rara máquina infravalorada" de Hiccup con los carboncillos de su cuerpo. Fue entonces, que, del otro lado, Sven fingió caer y quejarse como lo había hecho Toothless años atrás.
–¿Cuanto va a durar esto? –preguntó en un susurro Hiccup hacia su esposa mientras veía cómo Olaf representaba el momento en el que no pudo matar al dragón.
–Lo que tenga que durar –le responde Elsa con ese tonito de reina que siempre lo deja sin palabras.
–¡Tengo una idea mejor! Te haré una nueva cola artificial para que podamos volar juntos y ser los mejores amigos del mundo. ¡Anda! Pero sí conocerte mejor me ha ayudado en mi entrenamiento de matar dragones, ese al que mi padre me obligó a apuntarme antes de que se fuera a una misión suicida, y ahora el pueblo entero me quiere.
La rapidez con la que Olaf caracterizó tan rápido a Astrid le sacó una sonrisilla a Hiccup y lo siguiente provocó que le doliera el estómago de tanto retener las carcajadas.
–¡Pues yo no! Soy Astrid y quiero saber cómo es que te has vuelto tan bueno en tan poco tiempo. Estoy muy enojada. Gruño, gruño, gruño.
Segundos después, ayudándose de un pequeño muñeco de nieve que tomaba el papel de Astrid, subido a los lomos de Sven, Olaf interpretaba la ocasión en la que Hiccup y Astrid volaron juntos por primera vez, en un sorprendente silencio tranquilo.
–Esto hubiese quedado mucho mejor con una buena canción romántica –finge susurrar al muñeco que hace de Astrid.
Luego, los humanos ven a Olaf interpretando, mediante muchas alteraciones de su cuerpo de nieve y añadiendo más ramas en su cara, al mismísimo Estoico.
–Acabo de volver de una misión suicida y ahora me voy a otra porque he descubierto que mi hijo ha estado entablando una amistad con un dragón, que ha engañado a todos en la aldea y que sabe dónde está el nido de dragones, ese lugar que llevo años buscando. Estoy muy enojado. Gruño, gruño, gruño.
Mientras Hiccup se pasa una mano por la cara, Olaf ya estaba interpretándolo nuevamente.
–¡Oh no! Tenemos que hacer algo. Chicos que se han estado burlando de mí durante todos estos años, ¡seguidme! Por algún motivo ahora todos estamos en buenos términos y dispuestos a morir por cualquiera de los demás.
Los jinetes parpadearon al final de esa parte, ¿que se suponía que significa eso?
Son los miembros de la familia de Arendelle los que ahora se ríen, cuando ven a varios muñequitos de nieve y a Olaf interpretando a los vikingos presentes y a la pelea que llevaron a cabo tantos años atrás mediante gritos sin sentido y movimientos tontos y violentos.
–La pelea ha terminado, los vikingos han ganado –relata Olaf con más seriedad y dándole la espalda al público–. Pero ¿a que costó? –se tira al suelo de manera dramática–. Hiccup está a las puertas del frío y solitario mundo de los muertos –el muñeco de nieve se toma unos segundos de silencioso dramatismo hasta que se levanta con una sonrisa tonta y de un brinco–. ¡Pero no muere! Solo pierde una pierna de una forma tan traumática que, dentro de los parámetros del resto del mundo, no tiene sentido que eso no le haya dejado ninguna secuela psicológica y que, desde el primer momento, esté tan preparado para hacer bromas acerca de su pérdida...
Un silencio recorre la sala e Hiccup incluso llega a preguntarse si debería de sentirse mal por la pérdida de su pierna.
–Bueno, las ventajas de ser vikingo. Luego de que se despierta se da cuenta de que su pueblo ahora podrá vivir en completa armonía... Hasta que, claro, las consecuencias de haber establecido la paz con los dragones de una manera tan abrupta llegan y unas cuantas guerras llegan a sus tierras...
Lo siguiente es un resumen mucho más apresurado que el anterior que trata de la vida de Elsa.
–Soy Elsa y, aunque todavía no lo sé, voy a casarme con un amable vikingo que llegará de momento a otro a mi vida –la nueva pareja sonríe gustosamente ante aquella linda parte–... Estaré a punto de matar a mi hermana dos veces y moriré ahogada para luego revivir gracias a mi hermanita menor, quien fue quien me advirtió de que no me ahogase en primer lugar.
–Esa parte se la recomendé yo –le susurra Anna a su hermana mayor sin mirarla a los ojos. Elsa le manda una mirada acusatoria a Anna, quien ignora el gesto.
–Mis padres me han encerrado durante trece años en mi habitación. ¡Ahora temo la capacidad de mis poderes! No sientas, no les dejes ver, una buena niña he de ser.
Elsa no puede evitar sentirse incómoda por tal exposición de sus temores antiguos frente al grupo de amigos de Hiccup. Al notar aquello, su esposo le rodea los hombros con un brazo y la apega delicadamente a su cuerpo.
–¡Oh no! Mis poderes han salido a la luz ya que perdí los papeles luego de que mi hermana me dijera que no sé nada del amor. ¡Tengo que huir lejos!
Por supuesto, lo siguiente fue una mención a la canción que cantó en la montaña del norte y el palacio de hielo que se construyó para si misma. El resumen del descongelamiento de Anna y el trato que recibió el príncipe Hans fue bastante más corto que la vez anterior, el muñeco de nieve llegó rápidamente al inicio de su aventura en el Bosque Encantado.
–Tranquilos –dice mirando a los muñecos de nieve que interpretan al teniente Mattias y a Yelana–, voy a liberar a este bosque de la niebla. ¡Mirad! El Ahtohallan, iré allá yo sola, dejando atrás a mis fieles y queridos acompañantes.
Elsa interrumpe a Anna antes de que ella le diga nuevamente que esa parte fue contribución suya.
–¿Hay algo que no le hayas "aconsejado" tú? –pregunto algo irritada Elsa mientras escuchaba reír a su marido por cómo Olaf narraba su muerte y su resurrección, esto último gracias a su "valiente y súper inteligente hermana menor" y su "extremadamente maduro y encantador amigo".
–Ahora vivo con los northuldra y estoy trabajando en mejorar mi autoestima.
–Ah, que va a seguir burlándose de nosotros –susurró Hiccup a modo de broma, sacándole una risilla a Elsa.
Después de ello, Olaf representó lo mejor que pudo la ocasión en la que Hiccup y Elsa se conocieron por accidente lejos de los límites del Bosque Encantado. Lo incómodo que fue intentar explicar al otro cómo funcionaban sus mundos y la corta amistad rara que tuvieron después de eso. Todo hasta llegar en la ocasión donde, a lomos de Sven, Olaf simuló junto a un muñequito de nieve el primer vuelo de Hiccup y Elsa.
–Esto hubiese quedado mucho mejor con una buena canción romántica –repite Olaf, esta vez interpretando a Elsa.
–Gran manera de ligar –susurró Astrid burlonamente mientras se colocaba por un momento entre los recién casados–. Dar un paseo en dragón con la chica que te gusta, muy interesante método.
–¿Me lo está diciendo la chica que no solo cayó por ese truco, sino que también me lo copió? –respondió burlesco Hiccup sin ni siquiera voltear a ver a Astrid. Se siguió riendo incluso después del golpe que su amiga le brindó.
–Elsa... yo me estoy enamorado de ti –dice Olaf dramáticamente mientras interpreta a Hiccup–. Yo también, Hiccup –dice ahora caracterizando a Elsa–. Pero, a diferencia de ti, los eventos terribles de mi vida me han dejado lógicos traumas, por lo que ahora me siento no solo incapaz de amar correctamente, sino que también creo que no merezco ser amada.
–¿Por qué tu muñeco de nieve insiste en que debería tener un terrible trauma por lo de mi pierna? –murmura el vikingo hacia su mujer.
–Es solo algo raro en estos lugares, la gente no se adapta tan rápido a la ausencia de una parte de su cuerpo, Hiccup.
–Pero, te quiero mucho –decía Olaf mientras seguía interpretando al vikingo–. Oh, bueno, de acuerdo –se responde ahora como Elsa.
Lo siguiente fue una interpretación muy cómica de su boda, con Olaf caracterizando a Hiccup y Elsa siendo representada por unos muñequitos de nieve y Malvavisco haciendo de oficiador de la boda.
Y ahí concluyó el resumen de Olaf.
–Eh, que todo el tema de enamorarla fue mucho más complicado que eso –debatió Hiccup antes de que iniciaran los aplausos típicos de la familia de Arendelle.
–Ya, pero yo no lo sé todo –fue todo lo que respondió Olaf con una sonrisa inocente. Hiccup estaba a punto de preguntarle cómo era que entonces sabía todo lo demás, pero su mujer lo interrumpió.
–Ha sido maravilloso, Olaf, muchas gracias por tomarte el tiempo de preparar todo esto –felicitó dulcemente Elsa, mientras Hiccup intentaba no refunfuñar tanto.
Mientras el nuevo matrimonio camina lentamente hacia sus aposentos en el castillo de Arendelle, Elsa decide que es buena idea hablar de todo el tema de una vez.
–Entonces, ¿que te ha parecido? –pregunta mientras deshace su trenza.
–Me parece que se va a convertir en la fuente de bromas crueles durante mucho tiempo –bromea pensando en cómo sus amigos, en cuanto la familia de Arendelle terminó de felicitar a Olaf, se acercaron al muñeco de nieve para darle recomendaciones en medio de carcajadas.
–Sí... tiene pinta de que así será... –murmura tímida, sin saber si debería seguir insistiendo en la opinión de Hiccup, quien, para sorpresa de Elsa, de momento a otro la toma de la cintura y la acerca a él.
–Pero creo que vale la pena, tengo que admitir que el pequeño se lo ha currado bastante, ha sido muy divertido de ver.
Elsa le dedicó a su marido una hermosa sonrisa, de esas que le decían a Hiccup que su esposa apreciaba cada vez más el haberlo elegido como su compañero de vida. El vikingo entonces abraza firmemente la cintura de la reina emérita, se inclina levemente y planta un tierno, delicado y lento beso en los helados labios de su mujer.
Al separarse se miran a los ojos, sonrientes, encantados de haberse conocido y haber aceptado, a pesar de todas las dificultades que hubo por el camino, el inmenso amor que sentían por el otro.
