Shock cultural.
Snotlout escupe esa bebida morada que le habían dado a probar mientras observa a Hiccup correr hacia su nueva esposa. Astrid se atraganta con la comida exótica que le ofrecieron mientras Fishlegs tapaba bruscamente sus ojos. Los gemelos reían incómodos, lo cual no era terriblemente preocupante y sorprendente, mientras Heather se quedaba congelada y sonrojada admirando, queriendo y sin querer al mismo tiempo, aquella escena.
–¡Daros la vuelta, pervertidos! –grita Hiccup cuando logra al lado de Elsa, tapando el delicado y pálido cuerpo de ella con el suyo propio.
Los vikingos, en su mayoría, obedecen rápidamente, exceptuando Heather, a quien le tiene que dar la vuelta Astrid porque la berserker sigue impactada por lo que sus ojos habían alcanzado a ver. Mientras se escucha el portazo, Heather comenta algo de que Hiccup era muy afortunado, todos los presentes asienten a excepción de Astrid, que, celosa, le da un golpe en el hombro a su pareja.
–Elsa, cielo –masculla el vikingo mientras la saca de la habitación y acomoda el vestido de su mujer–, ¿qué haces?
Elsa parpadea confundida. –¿Iba a comer? –responde con algo de obviedad, cuestionándose por qué Hiccup seguía acomodando su escote–. ¿Qué pasa?
–Amor –exclama en lo bajo y desesperado–. Estás mostrando… ah –realmente intenta buscar algún término no muy vulgar–, todo, ah, toda la mercancía.
La reina emérita de Arendelle vuelve a parpadear repetidas veces por la confusión.
–¿Acaso hablas de mis senos? –pregunta algo incrédula.
Hiccup se sonroja tanto que parece un tomate maduro. –Ah, que lo habías notado –es todo lo que puede salir de entre sus labios.
–Pues sí, creo que soy capaz de sentir la brisa mañanera en mi pecho, Hiccup.
El vikingo se pasa las manos por la cara, despertado y avergonzado, esto último más que nada porque, por mucho que lo intentó, el vestido de Elsa sigue muy abajo. –¿Por qué narices llevas eso puesto?
Elsa alza una ceja, ¿dónde había quedado eso de la libertad femenina de la cultura vikinga?
–¿Perdona?
–Es decir –Hiccup se sonroja más ante la mirada acusativa de su mujer acompañada con la vista de esos maravillosos montículos de pálida piel al descubierto, el vikingo tiene que tragar saliva constantemente para que no se le escapará nada por los labios–, a lo que me refería es que...
Elsa chasquea los dedos y levanta el mentón de Hiccup. –Mis ojos están arriba, cariño –el vikingo está a punto o de derretirse o de estallar. Se está cuestionando fuertemente si lanzarse en ese preciso momento hacia su magnífica mujer y su grandioso cuerpo o continuar con sus intentos de entender por qué narices ha sucedido esa escena.
–¡Sí! ¡Por supuesto! Lo siento... Ah, lo que quería decirte es que, bueno, Dioses –suspira, peleando fuertemente por dejar de verle el busto–... ah, ¿por que estás con el pecho al aire?
–Entiendo tu pregunta, mi vida –responde con obviedad–, lo que no entiendo es por qué te parece tan impresionante que vaya con los senos al descubierto.
Ahora es turno de parpadear con confusión. Señala entonces los pechos de su mujer mientras traga saliva dificultosamente. –Bueno, no me apetece que mis amigos te vean así. Verlo en privado tampoco me importaría mucho que digamos, pero, delante de todos es...
–¿Que más da que tus amigos me vean así?
Hiccup extiende los brazos. –Elsa, son tus tetas –señala con obviedad.
–Lo sé, Hiccup, créeme, conozco esa parte de mi cuerpo.
–¿Por qué estás dejando que se vea? Juraría que ustedes los cristianos eráis extremadamente vergonzosos con todo el tema sexual.
–¿Qué tienen que ver mis pechos con el tema sexual, Hiccup?
Marido y mujer de detienen en silencio para observarse confundidos el uno al otro.
–¿Para ti esto es sexual? –pregunta Elsa con la cabeza ladeada, finalmente comprendiendo qué era lo que pasaba con su marido.
–¿Para ti NO es sexual?
Se vuelven a quedar en silencio. Hasta que Elsa habla.
–Eso explica alguna de las cosas que haces en cama –murmura por lo bajo, recordando la manía de su marido de manosear esa parte de su cuerpo, sonrojando a Hiccup hasta las orejas.
–¿Puedes taparlas, por favor? –pregunta mirando de reojo los preciosos senos de su mujer–, realmente preferiría que nadie más te viera así... porque nadie más te ha visto así, ¿verdad?
Hiccup se espanta al ver como su mujer parece estar recordando.
–Kristoff ya me ha visto así –confiesa con normalidad.
–¿Qué? –suelta con brusquedad el vikingo–. ¿él ha hecho que cosa?
Elsa rueda los ojos. –Aquí es muy normal, Hiccup. No es nada.
–De acuerdo, de acuerdo, aquí es normal... pero entre mi gente no lo es en lo absoluto, ¿te importaría intentar taparte frente a vikingos y cuando vayas a Berk? Te lo ruego, Elsa.
La reina emérita suspira pesadamente para luego proceder a acomodar el escote de su vestido.
–No volverá a ocurrir, no te preocupes –asiente mientras se acerca a darle un beso en la mejilla–, ¿ya me dejas ir a desayunar?
Hiccup finge pensárselo por unos segundos para luego dedicarle una sonrisilla traviesa a su mujer.
–En verdad... yo diría que primero tenemos que atender unos serios asuntos –murmura tomándole con fuerza de la cintura–, ya sabes, a solas, en nuestra habitación.
Elsa le da un manotazo en la mano derecha que hace que Hiccup la suelte de inmediato. –Tengo hambre, voy a comer –le dice con firmeza, aunque con una sonrisa algo cruel, mientras se da la vuelta hacia las cocinas –porque entrar al comedor en ese momento no sería lo mejor–. Hiccup suelta un quejido lastimero mientras intenta volver a acercarse–. Tal vez tenga ganas de atender esos "asuntos serios" de los que me hablas luego de meterme algo en la boca.
–Yo tengo algo que te puedes meter en la boca.
–Eres asqueroso.
–Sí, bueno, tú te has casado con este "asqueroso".
–No hagas que me arrepienta, Hiccup, no hagas que me arrepienta.
¿Sabíais que antiguamente los pechos estaban tan poco sexualizados que incluso hay pinturas de reinas con las tetas al aire y se sabe que en los bailes las mujeres no les importaba que se le salieran los pechos del vestido? Honestamente no tengo ni idea de que cómo reaccionaban los vikingos ante la desnudez del pecho femenino, y no he investigado por temor a que me desmonte la idea entera de este one-shot –también está el hecho de que no sé cómo buscar algo como eso–, así que simulemos que es algo así.
