Reflejos.
Modern Au: El nuevo grupo de amigos de Hiccup está pasando el tiempo con normalidad hasta que alguien hace una pregunta importante.
Hace ya varios años que Hiccup dejó de verse con sus antiguos amigos de la secundaria, en total unos siete años desde que no sabía absolutamente nada sobre ninguno de ellos a causa de su mudanza para realizar sus estudios universitarios en otro país, habían intentado mantener el contacto mediante las redes sociales, pero la falta de tiempo, el estrés de tener que mantener una beca y el conocer nueva gente provocó que las conversaciones se limitaran a saludos por cumpleaños o fiestas. Su nuevo grupo era genial, se entendía muy bien con todos ellos y siempre se sentía como un lugar seguro en el que ocultarse cuando la vida se veía complicada, pero mentiría si dijera que no había días en los que extrañaba los datos aleatorios que Fishlegs soltaba, las locuras de los gemelos Thorston, las bromas pesadas de Snotlout, las conversaciones profundas con Heather o la complicidad que había tenido toda la vida con Astrid.
La vida era buena para Hiccup Haddock, pero le encantaría poder tener ambas cosas... más o menos. Porque ahora no se imaginaba una forma de poder llamar mejor amiga a alguien que no fuera Rapunzel, que era tan amable y entusiasta como él en el arte; no se podía imaginar una vida sin las jugarretas en las que Jack le animaba a participar, tampoco se veía sin la sana competencia que tenía con Mérida, o sin los estudios que realizaba con Tadashi, las charlas amenas y sin sentido con Eugene también eran necesarias, al igual que los días que Kristoff los llevaba a todos a lugares rarísimos que siempre suponían una gran aventura, aguantar unos días sin Anna y su insistencia en quedarse con cualquier animal que se encontrase por la calle parecía una locura y vivir su día a día sin Elsa y todo el amor que le entregaba sencillamente no era vida para él.
Ellos habían sido sus fuertes puntos de apoyo cuando las dificultades de un país diferente se le venían encima, todos le habían hecho sentir como en casa desde el minuto uno... Hiccup no se imaginaba un futuro sin tenerlos a su lado.
Por eso aprovecha todo momento, como aquel que jugaba distraídamente al Uno con algunos de ellos mientras el resto miraba o jugaba con la consola de la casa de Mérida.
Jack y Anna solo miraban y comentaban de vez en cuando mientras una batalla épica era librada por Mérida y Eugene, por las risas que soltaba Jack y los gruñidos de Eugene, Hiccup podía adivinar fácilmente que el albino constantemente se aliaba con Anna para distraer a los dos jugadores, le parecía extraño que Jack y Eugene tuvieran tanta confianza entre ellos teniendo en cuenta que Jack salía con Rapunzel y Eugene había estado algún tiempo con la misma chica, pero si ellos se sentía cómodos él no tenía ningún motivo para meterse.
–Eh, pecas, que te toca –anuncia Tadashi lanzando una carta, Hiccup le alza una ceja.
–En este grupito eres el único sin pecas, Hamada –responde con obviedad mientras señala al pequeño grupo formado en la cama–. Te tienes que conseguir un mejor apodo, listillo.
Kristoff bufa. –¿Juegas o qué? –cuestiona al notar que Hiccup no parecía querer dejar de burlarse de Tadashi.
–¿Tienes carta o te voy pasando, cielo? –pregunta Elsa, mientras hace amago de acercarse al cumulo más organizado de cartas, Hiccup chasquea la lengua mientras tira la carta de cambio de sentido–, ¡venga ya! –suelta la albina–, entre vuestros bloqueos y reversas no me estáis dejando jugar –bufa mientras se tira hacia atrás levemente para dedicarle un puchero a su novio–. Dijiste que te pondrías de mi lado.
–¡Eh! –regaña Rapunzel mientras tira una carta–. Dijimos que nada de alianzas, parejita.
–Exacto –se apresura a decir Hiccup, con un tono burlesco–, por eso la estoy traicionando –bromea, guiñándole un ojo a su novia.
–¡Hiccup! –regaña frustrada y él, por instinto y costumbre, se cubre.
Porque es lo que hace desde que comenzó su amistad y luego relación con Astrid, a cada mala broma que él suelta, lo esperable es un golpe en el hombro o el estómago, la respuesta lógica a una burla...
Aunque Elsa no le había pegado ni una sola vez desde que habían comenzado a relacionarse y eso le parecía cada vez más extraño, pero se había limitado a suponer que algún día llegaría un buen golpe de parte de la albina después de tantos años de hacer el tonto.
–Oye, Hiccup –llama de repente Anna–, ¿por qué haces eso? –cuestiona dejando de prestar atención a su aliado de bromas y a los que juegan en la consola. Hiccup alza una ceja.
–¿Hacer qué? –pregunta mientras Kristoff tira una carta y Elsa se apresura a hacer lo mismo, aliviada de que al fin le permitan soltar la escalera de cuatros que había estado acumulando.
–Eso de cubrirte –dice mientras le señala y el resto de amigos comienza a prestarle atención–, cada cuanto lo haces, simplemente te cubres o te alejas de alguien, ¿es alguna especie de tic?
Jack abre la boca sorprendido. –¡Es cierto! –dice mientras zarandea a Eugene, obligándolo a pausar el juego– ¡Siempre haces eso!
–Ah, es verdad, lo haces sobre todo con Elsa –señala Rapunzel juntando sus cartas y dejándolas entre sus piernas.
Las mejillas de Hiccup se enrojecen al sentir a todos sus amigos mirándolo fijamente.
–Pues... bueno, no lo sé –murmura alejándose del círculo formado para jugar al Uno–, es un reflejo, supongo.
Tadashi alza una ceja. –¿Un reflejo de qué?
–Pues para que no me peguen –dice hundiéndose de hombros, con algo de obviedad.
Los ojos se dirigen rápidamente a Elsa de manera acusatoria, su novia rápidamente se ve preocupada.
–Yo nunca te he golpeado, ¿por qué piensas que lo haré? –cuestiona algo ofendida y angustiada.
Hiccup siente que algo está yendo mal en esa extraña conversación, pero aún así sigue contestando con total honestidad a cada pregunta que le lanzan.
–Honestamente... me sorprende que hasta ahora ninguno lo haya hecho.
Todos los presentes nuevamente están mirándolo fijamente, completamente escandalizados y confundidos. Es Eugene quien logra hablar luego larguísimo silencio.
–¿Por qué te golpearíamos? –cuestiona sin comprender absolutamente nada–. ¿Qué motivo podríamos llegar a tener para lastimar a uno de nuestros amigos? No se golpea a la gente que quieres bajo ningún motivo, y nosotros te queremos, tío.
Hiccup no sabe que hacer, por lo que recurre al humor. –Oh, bueno, no me lastimarías –bromeó nerviosamente mientras sus amigos seguían con la misma expresión de espanto–, soporto bien los golpes y ninguno de ustedes es realmente muy fuerte.
Se volvieron a quedar en silencio por unos largos e incómodos segundos.
–Entonces... ¿te has acostumbrado a recibir golpes? –pregunta Mérida con delicadeza subiéndose a la cama para sentarse al lado de Tadashi.
Hiccup se sentía tan extraño en ese preciso momento.
–No me está gustando esta conversación –murmura alejándose de sus amigos hasta golpear su espalda contra la pared a la que se pegaba un lado de la cama, estaba atrapado entre el muro y la mirada preocupada de sus amigos, con los nervios invadiéndolo dolorosamente, con el terrible sentimiento de que había hecho algo mal asfixiándolo.
–Amigo, creo que deberíamos hablar de esto –dice Jack intentando acercarse a la cama, siendo seguido por Anna. Hiccup se aleja al punto de tener las rodillas contra su pecho y sus brazos todo lo alejado del resto lo máximo posible.
Su respiración está acelerada, pero Hiccup siente que no le llega nada de oxígeno.
–Ne... necesito salir a tomar aire –logra farfullar tembloroso. A diferencia de lo que llega a imaginar, sus amigos, preocupados, se hacen a un lado para dejarle salir de la habitación hacia el balcón. Hiccup ni siquiera los mira cuando se baja rápidamente y, tropezando, corre hacia el balcón que había fuera de la habitación de Mérida.
Luego de Hiccup saliera dando un portazo, todos miran a Elsa.
–Creo que sería buena idea que lo siguieras –murmura Kristoff señalando la dirección que había tomado Hiccup, Elsa hace una mueca.
–¿Estás seguro? Tiene pinta de querer estar solo –responde a pesar de que ya se está levantando de la cama.
Rapunzel bufa mientras mira a la puerta por donde su mejor amigo salió. –Buah, yo creo que sí, Elsa, necesita soltar lo que tenga que soltar con alguien.
La albina asiente y comienza a caminar.
Hiccup pega un respingo al oír la voz de su novia llamándolo con delicadeza, ella también termina asustándose, aunque en su caso es por la brusca reacción de su pareja.
–Cariño, ¿estás bien? –le pregunta tiernamente mientras avanza hacia él, Hiccup tiembla mientras traga con dificultad.
Le da miedo no poder responder a esa simple pregunta.
Le da muchísimo miedo todas las ideas raras que se han empezado a formar en su cabeza por los comentarios de sus actuales amigos.
Así que limita a rasguñarse levemente el dorso de la mano mientras niega sin mirarla fijamente.
Elsa vuelve a avanzar, esta vez para tomar sus manos y así evitar que siga rascándose bruscamente.
–¿Quieres contarme algo, amor? –pregunta acariciándole lentamente.
Vuelve a negar con la cabeza.
Tiene que dejar todo muy claro en su cabeza... quiere dejar todo claro en su cabeza, pero una pregunta se le escapa casi por accidente.
–¿Realmente es tan malo?
Elsa parpadea confundida por unos segundos. –¿El hecho de que estés acostumbrado a recibir golpes? –Hiccup asiente avergonzado–. Pues sí, sí que es bastante malo.
Hiccup se abraza a sí mismo y se da vuelta para apoyarse en el barandal. Le reconforta sentir como Elsa se coloca rápidamente a su lado a pesar de que su último comentario le ha hecho temblar de pieza a cabeza.
–Siempre ha sido así, ¿sabes? –empieza contarle cuando se cuenta que su cabeza funciona mejor cuando pronuncia sus pensamientos en voz alta–. Desde que tengo diez años más o menos. Cada vez que alguno de los chicos nos burlábamos o hacíamos bromas pesadas a las chicas ellas nos golpeaban, sobre todo Astrid, que siempre fue la más fuerte –añade soltando algo que intenta ser una risa–. Y, bueno, cuando empezamos a salir las cosas aumentaron porque a mí me gustaba hacerle bromas pesadas... Realmente... realmente nunca me pareció algo malo... quiero decir, yo la molestaba, era normal que me golpeara.
Elsa le sujeta la mano. –¿Estás diciendo que te lo merecías?
Hiccup se angustia al escuchar el tonito de futura psicóloga que Elsa está usando con él.
–Haces que suene mal... –masculla nervioso.
–Dime una cosa Hiccup –le dice con cuidado–, si fuera ella quien hubiera hecho las bromas pesadas, ¿se merecería que la golpearas?
Las palabras de su padre salen disparadas de su boca. –Claro que no, no hay motivo alguno para golpear a una mujer.
Elsa alza una ceja. –¿Por qué entonces pueden pegarte a ti? ¿Estás diciendo que hay motivos para pegar a un hombre?
–Dioses... haces que parezca que fui maltratado o algo por el estilo. Pero no fue así, nos queríamos... –se detiene de inmediato al decir eso. Maldita sea, ¿que clase de idiota dice eso acerca de su ex-novia delante de su pareja actual?–. Quiero decir...
–¿Te has planteado que tal vez te quería mal?
Hiccup siente ganas de llorar y se regaña por eso.
–Nos queríamos –insiste, temblando–. Hacíamos buena pareja.
–¿Según quien?
–Ella no me maltrataba –masculla más para sí mismo que para Elsa.
Elsa intenta tomarle la mano, Hiccup huye del tacto, sumido en sus pensamientos.
–Creo que es mejor que me vaya a casa, necesito estar solo.
Elsa suspira levemente, pero le toma del hombro y le deja un beso en la mejilla.
–De acuerdo, amor, ¿quieres que te acompañe?
Hiccup la mira con algo de recelo.
–¿Seguiremos hablando de esto? –Elsa niega con una sonrisa comprensiva–, entonces sí.
Ella le toma del rostro con dulzura, es él quien se inclina para besarle los labios. Necesitaba eso, urgentemente.
–Te amo –le dice aún acariciándole las mejillas con delicadeza, Hiccup se deja llevar por el tacto–. Voy a despedirme de los chicos y por nuestros zapatos, ¿te parece bien? –Hiccup asiente y Elsa le deja un besito en la frente–, bien, ahora vuelvo.
Hiccup la espera mientras se repite lo mismo una y otra vez en la cabeza.
Astrid lo había querido, no lo había maltratado en lo absoluto.
Ellos exageran por completo.
Astrid no le había hecho daño ni le quiso de mala manera...
¿Verdad que no?
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Primero, la idea de que Rapunzel e Hiccup sean mejores amigos me encanta, sobre todo porque nunca me gusto eso de Jack e Hiccup siendo mejores amigos, siento que chocan muchísimo y no tienen muchas cosas en común a diferencia de Hiccup y Rapunzel.
La idea de que Eugene y Jack sean mejores amigos a pesar de que Eugene sea el ex-novio de Rapunzel y Jack sea su actual pareja me parece algo muy divertido con lo que quiero jugar más... sobre todo porque con Eugene en los Modern Au lo pongo como un chico arromántico que descubre su identidad al darse cuenta que no siente con Rapunzel lo que se supone que debería sentir.
Con respecto a al tema de este one-shot, no es que me disguste la pandilla de Hiccup en HTTYD –bueno, a veces sí, lo que se nota mucho en mi fanfic La cruzada de la última DunBroch–, pero es que nunca me he sentido cómoda con la idea de hacer humor a partir de la violencia contra los hombres, siempre me pregunto cómo reaccionaria el fandom si quien diera esos golpes fuese Hiccup y lo hiciera contra Astrid, sencillamente creo que es una parte problemática en esta relación que necesitaba ser señalada. Realmente tenemos que dejar de romantizar la idea de dar golpes por cualquier cosa y que esté perfectamente bien porque se trata de un hombre.
