The saddest part of me.
Pop Star! JackUnzel
Se detiene justo a tiempo antes de tocar la puerta, se detiene con la respiración entrecortada y dándose cuenta que está tiritando por el frío, se detiene mientras siente sus lágrimas deslizándose por su rostro en una cruel danza que se combina con la casualidad de la gélida lluvia que lo ha dejado calado hasta los huesos ¿Qué diantres estaba haciendo en medio de la calle, completamente empapado por la torrencial lluvia y descalzo? ¿Qué diantres creía que estaba haciendo?
Le daba mucha rabia admitirlo, pero Elsa, la única amiga verdadera que le quedaba en todo el mundo, tenía razón al decir que él nunca pensaba correctamente cuando se emocionaba demasiado con algo, no se equivocaba al decir que en dramático sentimentalista que cuando algo le superaba, le enfurecía o le encantaba no se detenía ante los evidentes límites que separaban lo correcto y lo incorrecto, era un testarudo que cuando escuchaba noticias como aquella su acción inmediata era salir sin pensarlo de su cuarto del hotel en el que se quedaba en ese momento, cerrando la puerta de un portazo y correr y correr hasta llegar a la casa de ella. Sin importar que no estaba del todo seguro de si seguía viviendo allí, sin importar que no sabía si ella estaba en casa en ese momento, sin importar que estuviera lloviendo de tal manera que el cielo parecía estar sollozando por las mismas penas que él, sin importarle absolutamente nada.
Solo corrió hacia donde creyó que la encontraría, ¿para qué?
¿Para reclamarle que hubiera seguido con su vida luego de tantos años en los que apenas estuvieron en contacto?
¿Para ponerse de rodillas y jurarle que, tal y como debió de hacerlo hace mucho años atrás, dejaría todo lo que tenía atrás para poder hacerla feliz¿
¿Para fingir que se alegraba por ella y por el idiota que tenía como prometido?
¿Para verla una última vez antes de que se convirtiera en una mujer casada?
¿Para qué había corrido con un alma que se la lleva el diablo hacia la casa de su antigua novia?
Esto era un error... como todo lo demás en su vida.
La fama era un error, su carrera era un error, haber preferido esa oportunidad en lugar de a ella fue un error, todos esos años en los que fingió que todo lo que importaba eran esas caras anónimas que chillaban y lloraban al verlo fueron errores... errores, todas y cada una de sus acciones. Hace unos cuantos años se había dicho que la falta de buenas figuras paternas y su incredulidad como adolescente necesitado de atención eran las excusas perfectas de por qué había permitido que lo moldearan como un producto de exhibición que cantaba cuando tirabas de la cuerda, pero ahora, ahora que estaba rozando los últimos años de ser un veinteañero no le quedaban más excusas supuestamente válidas.
Había dejado a Rapunzel porque le habían dicho que era lo apropiado, que tenía que verse accesible para vender mejor y llevar su carrera a límites nunca antes se hubieran dicho. Había cambiado por completo su imagen porque le habían dicho que algún día su carita de niño encantador envejecería y tenía que buscar otra imagen pronto. Había dejado de comer, había practicado hasta caer desmayado... lo había sacrificado todo, ¿para qué? ¿por qué? ¿Cómo, en aquel momento, el amor de un millón de desconocidos le pareció más importante que el amor de ella?
Había abandonado su ciudad natal, su barrio, las zonas que conocía y que tanto amaba porque le habían dicho que necesitaba algo más grande y mejor. Había interactuado con gente que le parecía repulsiva, había aceptado ser sexualizado cuando a penas era un muchacho, había estado en miles de relaciones falsas para subir algunos escaños de fama, había permitido que las cámaras le gobernaran la vida. Aceptó todo ese sufrimiento de saber que jamás volvería a ser normal y que jamás volvería a tenerla entre sus brazos... ¿exactamente por qué? ¿Por qué mamá y papá habían insistido que su vida de clase media-baja tenía que acabar por las buenas? ¿Por qué el pequeño Jackson Overland estaba cansado de tener a gente a su alrededor fingiendo que no existía? ¿Por qué todo preadolescente soñaba con ser alguien famoso?
Nunca debió aceptar que lo llevaran a esa audición.
Nunca debió dejar que sus padres firmaran ese contrato.
Nunca debió escuchar las palabras de ese hombre.
Nunca debió concordar con el consejo de su propia novia.
Nunca debió abandonar su lado.
Y nunca debería de volver.
¿Qué culpa podría tener Rapunzel de que, después de más de diez años, él no fuera capaz de superar sus sentimientos por ella?
Estar ahí era un error, un terrible error.
Y él se había jurado hace muchísimo tiempo no volver a cometer errores que la lastimarán... y eso la lastimaría, y la lastimaría mucho.
Mordió su labio inferior hasta sacarse sangre, retrocedió torpemente unos cuantos pasos sin mirar por dónde iba para luego darse vuelta y caminar hasta el único lugar seguro que conocía en todo el mundo. Lo hizo cabizbajo, arrastrando un poco los pies, con un ritmo mucho más lento con el que había llegado hasta la casa de Rapunzel. Porque, después de todo, su corazón quería seguir allí, su corazón quería estar cerca de ella.
Elsa quedó espantada cuando lo vio en el marco de su habitación de hotel, creando un enorme charco de agua de lluvia en el suelo, con el cabello blanco teñido cubriéndole un poco los ojos azules, con restos de sangre bajando desde su labio inferior hasta el cuello, tiritando, descalzo, con tan solo un pantalón vaquero y una camisa celeste mal acomodada refugiando su cuerpo del frío.
–¿Qué diantres ha pasado contigo Jack? –le pregunta alarmada, casi gritándole, mientras tiraba de él para adentro de la habitación y corría en busca de toallas–. ¿Cómo se te ocurre bajar con este clima? ¿Qué te has hecho en el labio? –a pesar de que todavía no encuentra una toalla o algo con lo que su amigo pueda secarse, la muchacha se detiene de golpe–. Oh, dioses, dime que no te has metido en una pelea –Jack se limita a negar con la cabeza mientras avanza algo incómodo por la habitación, no había pensado en que dejaría todo empapado–. Siéntate si quieres –le dice al verlo dudar de dónde colocarse–, no es como si no fueran a limpiar este lugar.
Jack, aún incomodo, se sienta en el borde de uno de los cojines del sofá blanco que había en medio de esa pequeña sala, a la espera de la toalla que Elsa no deja de buscar.
Al paso de unos segundos más, Elsa llega con dos inmensas toallas grises, unos cuantos algodones blancos y un frasquito muy pequeño de etanol, tan pequeño como los típicos botes de shampoo o gel de baño que dejan en los baños. Su amiga le pide que se levante un momento, así lo hace y ella deja de inmediato una de las grandes toallas por toda una parte del sofá para que él se pudiera sentar con comodidad, la otra toalla, en cuanto él vuelve a su sitio, la deja sobre su cabello. Intenta ser ella quien frote la prenda contra la piel de Jack, pero él rehúye de su tacto y comienza a secarse por cuenta propia.
–¿Arderá mucho? –le pregunta al verla poner un poco de etanol en un cacho de algodón.
–No creo –dice insegura, no la culpa de su falta de conocimiento, no es como si alguno de los dos supiera algo aparte de como verse bonito, romantizar la tristeza y el sobresfuerzo y hacer creer a los fans que esa canción romántica va para ellos–. ¿Qué hacías afuera?
Dejando la toalla sobre sus hombros, Jack suelta una risilla amarga y dolorosa. –Fui a correr –bromea con dificultad, recibiendo de inmediato una mirada enojada de su amiga–. Se va a casar –confiesa, con una voz mucho más destrozada y ronca de lo que él quería que fuera. La ve fruncir el ceño por la confusión para luego, a penas con unos segundos de diferencia, abrir los ojos y la boca al comprender qué era lo que estaba pasando.
–Dioses, Jack, cuanto lo siento –es lo primero que logra decir mientras extiende su mano derecha para tomar la mano de Jack, él suspira pesadamente al sentir el tacto de su amiga.
Tiembla al darse cuenta de que estaba llorando, tiembla, sobre todo, porque ha hecho falta que Elsa le limpiara las lágrimas de las mejillas para que él se diera cuenta de que estaba llorando.
–Quería pasar todo mi vida con ella –confiesa mientras mueve su rostro lejos de las manos de su amiga–, quería ser yo quien se quedará a su lado... pero ahora lo hará él... tuve la oportunidad de elegirla y no la tomé. Me alejé...
Elsa retrocede un poco ante el sollozo que se le escapa al cantante de los labios, intenta volver a acercarse, para intentar consolarlo de alguna manera, pero Jack se remueve y se oculta tapándose con la toalla gris, flexionando su torso sobre sus piernas, intentando apartarse lo máximo posible de la vida real que lo rodeaba en ese momento.
Quisiera no estar empapado, sentado en el sillón de un sofá cualquiera, de un un sofá sin más historia ni carisma que el registro de traseros famosos que reposaron sobre él –mira tú, Jack Frost, el cantante melancólico que solo escribe sobre esa ex-novia que extraña de la que nadie sabe, podía añadirse al enorme historial de aquel sencillo sofá–, quisiera no estar atrapado en esa vida de focos, cámaras y gritos emocionados de gente sin rostro, quisiera tener a más gente en la que apoyarse que no fuera una cantante tan desgraciada y atemorizada por las cadenas de la fama como él. Quisiera que cuando el mundo se le viniese encima de esa forma, fuera Rapunzel quien lo consolara y no alguien a quien veía como una hermana.
–Debería irme –masculla con la voz rasposa–, me daré un ducha con agua caliente, lo prometo –dice en cuanto parece que Elsa quiere regañarle porque sigue helado y empapado–. Si me quedo a dormir aquí volverían a sacar rumores de nosotros, ¿no crees?
La ve apretarse las palmas con sus largas uñas. La última vez que la prensa rosa insistió que entre los dos había algo el público de Jack se tiró como pirañas a acosar digitalmente a Elsa de todas las maneras posibles. Incluso sus representantes y productores desistieron en volverlos la pareja del momento por el bien de la pobre Elsa que había tenido que poner todas sus redes sociales en privado hasta que la cosa se calmara. Además de esa mala experiencia, Elsa finalmente había parecido encontrar a alguien decente que no parecía importarle ni interesarle en lo más mínimo su fama. A alguien que no le estresaban los flashes de las cámaras ni sonreía encantado con la llegada del dinero. Alguien que solo la quería y no le importaba nada más... Jack sabía a la perfección que Rapunzel hubiera podido ser ese alguien para él.
–¿Vas a estar bien? –le pregunta mientras lo ve levantarse y encaminarse hasta la salida.
Jack se detiene nuevamente con el brazo extendido hacia una puerta, a apenas unos centímetros de tomar el pomo. Vuelven a resbalarse lágrimas por sus mejillas así las limpia bruscamente, toma aire y se voltea para sonreírle con dificultad a Elsa.
–¿Estar bien? ¿En la noche más solitaria de mi vida? –pregunta con sorna y con un montón de rabia acumulada que no quiere descargar contra ella–, por supuesto que sí, voy a estar bien.
–Jack...
–Buenas noches y perdona las molestias.
Cerró la puerta detrás de sí, con un un poco más de fuerza de lo que esperaba
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No tenéis ni idea de lo mucho que quería tocar un Pop Star Au, no tenéis ni idea de lo mucho que quería hacer puramente JackUnzel (aunque en verdad esto podría ser perfectamente un HiccElsa genderbend, pero quería que fuera acerca de estos bebés). Había intentado cosas por mucho tiempo pero no conseguía nada que me convenciese o pudiera acabar... pero de momento a otro llegó The loneliest de Maneskin a mi vida y todo sencillamente encajó.
Os diría que le dierais una oportunidad a Where is my freedom? del autor queerfrost en Wattpad si os ha gustado la idea y quisierais un fanfic que la explore a la perfección... pero, por motivos que desconozco y que rompen mi corazón hace ya un tiempo que sus capítulos fueron borrados y el autor solo dejó el prólogo de la historia publicado... así que, supongo, que podría mejor recomendaros Jack Frost is weird del mismo autor, una historia terminada y que es sencillamente maravillosa... la única advertencia que os daría es que Elsa e Hiccup son un dos pedazos de idiotas que ni siquiera están juntos y que eso os podría tirar un poco para atrás, pero incluso yo pude ignorar ese detalle para disfrutar esa novela, así que no es podéis negar a algo tan bueno solo por eso.
Nada más que comentar, así que creo que aprovechare para responder a algunos de los comentarios que me han dejado.
Primero que nada, si tengo que elegir entre una camisa de fuerza y un besito en la frente, creo que me quedo con el beso, muchas gracias (aunque tampoco es como si la camisa de fuerza os fuera a salvar de mis ideas, vamos que si hace falta aprendo a publicar mis one-shots incluso desde el más allá).
Segundo, entiendo que algunos no puedan vincular canciones como Unholy con el HiccElsa, pero, gente, somos la versión hispanohablante de un fandom que ya ha tenido su época dorada y ahora está en un limbo de estar muriéndose o intentar revivir, no relacionar todo con nuestro ship hará que en algún punto no tengamos contenido y yo me niego a estar sin contenido de estos dos... además de que en el caso de Unholy vi un Tiktok de alguien que había hecho un edit de la canción de Astrid e Hiccup con las dos primeras estrofas y pensé en lo bien que quedaría un Elsa amante... nuevamente demostrando que yo haría cualquier tipo de contenido para este ship si supiera cómo.
Por último, y para promocionarme un poquito, vengo a decir que las referencias y los vínculos que se pueden ver entre diferentes one-shots y Multiverso es una forma de pavimentar el camino para algo más grande que tendría que ver con todas mis novelas, desde la trilogía de Destino, pasando por La cruzada de la última DunBroch hasta los diferentes fanfics genderbend que tengo. Será algo enorme que me enorgullece decir destaca en locura.
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Que me acabo de dar cuenta que ya hay la misma cantidad de capítulos en esta novela que en Huyendo del Destino... que fuerte.
