Música:

As if you say nothing- Kiss of the Dragon OST

Weak and powerless- A perfect circle.

Panic Switch- Silversun Pickups

Capítulo Cinco:

Débil e indefenso

LEONARDO

Raphael no volvería esa noche, no dijo por qué. Al menos tuvo la decencia de llamar e informar que seguía vivo. No quiso decirme nada del extraño, me dejó bastante claro que no era asunto mío, lo que por mí estaba bien, trataría de dominar mi curiosidad… cuando sintiera alguna. Sabiendo que Raph estaría bien, no quería tener nada más que ver en el asunto, volví a casa pensando en dormir un poco, algo así como unos mil años…

La encontré en la cocina, tratando infructuosamente de servir una taza de té, accidentalmente se tiró el agua caliente sobre la mano, al quemarse soltó la taza y esta fue a parar al piso haciéndose añicos. Parecía un poco obvio que estaba bastante nerviosa.

La miré durante toda la escena en silencio y ella no advirtió mi presencia. Usaba un vestido corto, negro, sin mangas, sin tirantes, su piel relucía aún más blanca que de costumbre en contraste. La oí soltar una sarta de maldiciones, agachándose y haciéndose a un lado el pelo para recoger los restos del piso. Pensé que si me daba media vuelta y desaparecía, ella jamás sabría que estuve ahí. Lo pensé, pero no lo hice.

Eventualmente se volvió en mi dirección y me vio ahí parado.

Se quedó mirándome con la boca abierta, lívida, con los pedazos de taza todavía en la mano. Me dieron ganas de reír, estaba por asegurarle que podía relajarse, no iba a tratar de besarla, no esa noche al menos.

.- Lo siento.- Dijo al fin, sacudiéndose la impresión.- Hice un desastre.

.- No tiene importancia.- Respondí.- ¿Estás bien? Tú mano…

Se volvió a verse la mano. Estaba toda enrojecida, pero terminó encogiéndose de hombros.

.- No es nada.- Respondió con una sonrisa. Le devolví la sonrisa y avancé un par de pasos hacia ella, extendiendo mi mano.

.- Déjame ver.- Pedí.

Sora me miró un par de segundos, tal vez evaluando si era prudente acercarse. Sonreí apaciblemente… Tranquila mujer, que no corres peligro.

Finalmente accedió y estiró su mano hacia mí. La tomé por la muñeca y la miré con cuidado.

.- ¿Qué haces acá?- Pregunté mientras la examinaba.

.- Buscaba a Raph, he tratado de comunicarme con él desde hace horas…

.- No te preocupes, él está bien. En alguna parte.

.- Si, es sólo que…

Sora no continuó, lo que fuera que estaba pensando se lo dejó para ella y yo no insistí. Volví a concentrarme en su mano. Efectivamente, no era gran cosa, pero al menos debía dolerle un poco. La conduje hasta el lavaplatos, abrí la llave del agua fría y sostuve su mano bajo el chorro. El primer contacto con el agua la hizo soltar un quejido, pero luego el dolor fue cediendo.

.- Mantenla ahí por un par de minutos.- Le dije y ella asintió obediente. Estaba por dejarla continuar sola, pero descubrí que me miraba con atención.

.- ¿Cómo estás?- Preguntó en voz baja. Lo pensé un poco antes de responder. Supongo que había bastante material como para elaborar un poco más, pero sólo asentí con la cabeza.

.- Bien.- Mentí, siempre es lo más fácil.

.- He estado pensando mucho en ti. No debí dejarte así la última vez, no sabiendo como te sentías…

.- Qué otra cosa podías hacer después de como me porté.

.- Entré en pánico…

.- Es comprensible.

.- No debí hacerlo.

Sus ojos se quedaron en mí y yo sentí que de a poco toda la serenidad que había logrado reunir para pararme delante de ella se caía a pedazos. Traté de relajarme, de estar tranquilo, de soltar su mano y dar un paso atrás, pero no podía, cómo evitarlo, estando tan cerca de la persona con la que había fantaseado toda la tarde.

.- Leo…- Me llamó con voz suave. No quería volverme, no a la distancia a la que estábamos uno del otro. Ella se quedó esperando, traté de ignorarla, pero finalmente no me pude resistir, aunque sabía que ese sería mi fin. Después de eso, lo más probable es que terminara intentando nuevamente una tontería.

Me encontré mirando sus ojos, sus labios entreabiertos, como si fuera a decir algo… todo tan nítido, tan real, tan cercano. El momento se prolongaba sin que ella pareciera querer interrumpirlo.

Todavía tenía su mano entre la mía bajo el agua. La saqué de ahí, la llevé hasta mi pecho y la sostuve contra él y ella me dejó hacer, sin intentar oponerse, sin decir nada, sólo me miraba ¿Por qué? ¿Qué había cambiado en ella? estaba tan cerca de mí, podía sentir el calor de su cuerpo llegar hasta el mío, su mirada tan intensa, por qué lo hacía, qué quería de mí, por qué me miraba de esa forma. Me acerqué un poco más. Despacio, me incliné un poco más sobre ella, tomé su hombro y la acerqué a mi cuerpo, esperando a cada instante la señal para detenerme, pero nunca llegó. Sora no hizo nada, no hubo rechazo, no hubo tensión, me estaba dejando hacer ¿Por qué? ¿Por qué me dejaba avanzar? dejaba que la tensión creciera sin hacer nada al respecto ¿acaso no imaginaba las consecuencias que podía tener? Pasé mi brazo por su cintura y la atraje hacia mí, quise besarla, quise tocarla, quise mis manos sobre ella, el deseo era tan fuerte que se hacía insoportable, rogaba por liberación, estaba parado ahí delante, ansioso, mareado, respirando como un animal, apenas conteniéndome y ella no hacía nada para apartarme, sólo me miraba, como si quisiese que lo intentara, como si me retara a hacerlo.

.- Sora…- Logré balbucear, pero eso fue todo lo que conseguí decir. Iba a hacerlo, si ella no me paraba, iba a hacerlo, ya no aguantaba más. Pero ella lo sabía, tenía que saberlo, era cosa de ver cómo estaba, a punto de estallar.

Pero no. Finalmente no lo hice. No estallé. No sé cómo lo hice, no sé como logré detenerme, cómo fue que se filtró ese instante de lucidez en mí, pero fue suficiente para darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

Me aparté de un tirón, quizá demasiado bruscamente. Sora se me quedó mirando sobresaltada. Desvíe la mirada, ella hizo ademán de acercarse, pero me moví antes, decidido a dejar la habitación.

.- No, espera. Espera, por favor… - Escuché su voz y muy a pesar obedecí. Me volví a verla, ella me miraba afligida. Dios… se veía tan hermosa, cómo decirle que no….- No te vayas.- La miré igual de afligido, esperando a que entendiera, a que entendiera por qué no podía estar cerca. Estaba a un paso de no ser capaz de controlarme.- No quiero que te vayas.

.- Sora…- Dije y sonó más como una súplica. No estaba tan lejos, estaba al borde de la desesperanza.- Sora, qué me estás haciendo…

.- Quédate. Hablemos de esto.

Negué con la cabeza.

.- No. No me lo hagas más difícil de lo que ya es.

.- No es fácil para mí tampoco.

La miré con cuidado, comenzó a acercarse despacio, otra vez era esa niña frágil y vulnerable a la que moría por proteger… yo sólo esperé por ella, qué otra cosa podía hacer, no podía resistirla. Llegó hasta mí, se recostó sobre mi pecho, pude sentir el latir de su corazón, el subir y bajar de su respiración.- Pero prefiero descubrir qué es esto a tener que esconderlo.- La vibración de su voz se sintió junto a mi cuello. La abracé, la envolví en mis brazos, la estreché contra mí.

.- Esto no está bien.- Dije. Ella se volvió a verme, levantó un poco la cabeza y su boca quedó junto a la mía. No me moví.

.- Entonces pídeme que me vaya.- Dijo, alcancé a oír que decía antes de que sus labios se posaran sobre los míos. Cerré los ojos, me estaba besando…

Era tan suave, delicado, tan intenso como lo que había sentido instantes atrás, pero distinto… profundo ¿De verdad sentía algo por mí? Mi mano fue a acariciar su cara, la deslicé por su mejilla, la detuve en su cuello. Era distinto, sí, pero todo conducía al mismo deseo de tenerla. Estaba por acelerar el ritmo, cuando ella me detuvo. Se separó de mí, dejándome boquiabierto.

.- No. No aquí.- La miré en silencio, paralizado.- A medianoche, en mi casa.

No me dio oportunidad de responder, se fue alejando de mí hasta desaparecer de mi vista y de pronto me encontré solo en la habitación.

Me dejé caer contra la pared, me deslicé por ella hasta llegar al piso. Caí sentado, sin oponer resistencia. Una pequeña vocecita en mi cabeza gritaba desesperada no vayas, Leo, por lo que más quieras, no vayas.

Pobre pequeña vocecita…

.-

Little angel go away
Come again some other day
The devil has my ear today
I'll never hear a word you say
He promised I would find a little solace
And some piece of mind
Whatever just as long as I don't feel so
Desperate and Ravenous
I'm so weak and powerless
over you

RAPHAEL

Me quedé casi toda la noche fuera, sólo pensando. Horrible concepto para algunos, pero no quise ver a nadie, especialmente a ella, no después de todo lo que tuve que escuchar. Supongo que debería confiar en ella, darle el beneficio de la duda, es sólo que no confío en nadie. Ni en ella ni en este extraño hombre.

Está por verse si puedo confiar en Leo.

Aún así, si tuviera que escoger sin pensar, diría que es el extraño quien dice la verdad, aunque sólo hay una forma de descubrirlo, y si tengo razón, no tardaré en saberlo.

No estoy furioso, ni enojado, me lo estoy tomando bien y tranquilo, al menos por el momento. No sé después, cuando sepa la verdad lo sabré, por ahora no tengo ganas de matar a nadie, aunque si lo que dijo este sujeto es verdad, si tiene razón, entonces tal vez todo eso cambie. Maldita sea, casi me sentía bien, casi me atrevía a pensar que las cosas podían funcionar y luego este imbécil se aparece de la nada con todo esto.

No puede ser cierto, no puede. Necesito saber la verdad, necesito saber de qué se trata todo esto ¿y después qué? No sé, no sé…

Sólo me queda esperar, aquí en la oscuridad.

.-

TBC