- Perfect enemy, TATU.
CAPITULO SIETE:
CAE EL TELÓN
SORA
Lo siento.
Lo lamento, de verdad que sí, pero tenía que hacerlo. Si sirve de consuelo, no lo disfruté tanto como solía disfrutar estas cosas. Tal vez sí haya cambiado en algo después de todo.
Hace varios minutos que espero a que despierte, sin dejar de apuntarle con el arma. Ya se me está entumeciendo el brazo, pero no tiene sentido tanta precaución. Cuando despierte no podrá moverse, atado de pies y manos no tiene a donde ir.
Supongo que podría terminar con todo ahora, dispararle de una vez y llenar la cuota. Pero no puedo, tiene que estar despierto, tiene que despertar y darse cuenta de lo que ha pasado, de lo que he hecho. Tiene que darse cuenta de cómo lo he traicionado y tiene que doler.
Ese es el trato, así es como debe ser. Lo siento, pero tenía que hacerlo. Por Raph.
Lentamente, con pequeños movimientos, empieza a volver en sí. Abre los ojos despacio... Por unos segundos se queda inmóvil, con la vista fija en el piso, tratando de entender qué está pasando. Está confundido y desorientado, acaba de darse cuenta de que está inmovilizado y no entiende porqué, no aún, pero no pierde el control. Casi podía ver su mente como luchaba furiosa por descifrar qué diablos estaba pasando, pero por fuera no pierde la calma. Eso, hasta que comienza a recordar.
Sus ojos se abrieron enormes.
Su boca se preparó para decir algo, pero al levantar la cabeza y verme, enmudeció.
Mi brazo tembló un poco al ver su cara, pero fue sólo un poco, luego volvió a sostenerse firme, apuntando el arma siempre a su cabeza. Había hecho eso tantas veces antes, tantas y esta, a fin de cuentas, era sólo otra más. A fin de cuentas era sólo otra más y pronto terminaría.
No sentía nada, mentiría si dijera que sí.
No sentía nada.
Casi como en los viejos tiempos.
LEONARDO
Quise decir algo, pero no supe cómo expresar con palabras semejante confusión. Mis manos estaban atadas tras mi espalda y era un buen nudo. Igual que el de los tobillos, no podía moverme.
Y Sora me estaba apuntando con un arma, directo a la cabeza.
Interesante.
Intenté incorporarme, aún de rodillas todavía podía hacer algo, pero al primer movimiento me sentí de inmediato débil y mareado. No pude moverme, tuve que volver a mi posición anterior ¿Drogado? Lo más probable.
Necesitaba algunas respuestas.
.- ¿Qué está pasando?- Pregunté, luchando por formar palabras. Me costaba enfocarla, mi visión era borrosa, pero no había duda de que era ella y no había duda de que eso en su mano era una pistola.
Sora tardó bastante en responder, o tal vez fuera que mi percepción del tiempo estaba alterada también, no lo sé. Lo que sea que me hubiera dado, era más fuerte de lo que había pensado.
Se me quedó mirando durante un buen rato, mientras yo trataba de leer en su expresión, pero simplemente no tenía ninguna. Estaba ahí, sólo mirándome, sin alterarse en lo más mínimo. Recordé de pronto todas las veces en las que había pensado en que algo me ocultaba…
Debí seguir mi instinto y ser más cuidadoso, pero qué sacaba a esas alturas con recriminarme: de haberme dejado guiar por la inteligencia durante todo este asunto, no estaría ahí. No estaría atado, drogado y con un arma contra mi cabeza.
¿Qué pasa, hermosa? ¿Por qué quieres matarme ahora? ¿No hay suficiente dolor aún?
Necesitaba tiempo, tiempo para que el efecto de la droga se disipara un poco más y poder hacer algo.
.- Debes creerme...- Dijo al fin, y su voz era plana y sin emociones.- No era esto lo que quería. No era mi intención hacerte daño, pero me temo que tendré que hacerlo de todas formas.
.- ¿Qué estás haciendo?- Pregunté otra vez y mi voz salió lenta y pausada, tratando de sobreponerme al adormecimiento.- ¿Por qué haces esto, qué es lo que quieres?
Ella sonrió.
.- Todo lo que quería era que te entregaras. Y lo hiciste.
.- No entiendo…
.- Lo harás. Es parte de la diversión de esta noche, amigo mío. – Dijo, todavía con su sonrisa.- Sé que eres lo suficientemente astuto como para que nada de esto te resulte una verdadera revelación, pero jamás sentí nada por ti. Me temo que nada de lo que pasó antes fue verdad.
No pude evitar sonreír. Su sutileza era la de un balde de agua fría. No puedo decir que su confesión me haya tomado realmente por sorpresa. Lo sabía, siempre lo supe, creo, pero su honestidad me resultaba dolorosa después de todo. A decir verdad, escucharlo de su boca me hacía pedazos…
Y comprobar que efectivamente había sido tan estúpido como había pensado, lo hacía todo ligeramente peor.
.- Pero la idea era que lo creyeras, aunque fuese un poco. – Siguió y se acercó unos cuantos centímetros más, agachándose frente a mí. Su expresión había cambiado al fin, ahora había en su linda carita algo muy parecido al desprecio.- No sabes el esfuerzo que tuve que hacer para montar este numerito.
.- ¿Por qué? - Pregunté, mientras mis manos trataban de encontrar algún punto débil en la soga, pero como dije antes, era un buen nudo y una muy buena soga. Una excelente soga.- ¿Por qué todo esto, Sora, para qué?
No podía soltarme, no tenía fuerzas, mis manos no servían de nada, estaba demasiado débil.
Ella no respondió a la pregunta, se limitó a mirarme con desprecio ¿Por qué? No podía decir que no me dolía, a pesar de que mi situación demandaba otras preocupaciones, no podía decir que no me estuviera doliendo. Por un minuto pensé que mentía, que no podía ser verdad, que "algo" debía sentir por mí... Pero en su cara sólo había ese desprecio ¿Por qué?
Apenas podía soportar mirarla ¿Era verdad? ¿De verdad me odiaba tanto? ¿Por qué? Estaba dolido, no entendía nada, no podía hacer nada, pero de todo, era eso lo que me estaba matando.
.- ¿Esfuerzo dices?- Dije al fin, tratando de sonreír.- No vi que te costara tanto, ya sabes, hace un rato… no vi que la estuvieras pasando tan mal.
Su cuerpo se crispó de inmediato. Si volvía a mirarme de esa forma, no iba a hacer necesaria la pistola… Dios, me odiaba. Bien, era mejor que esa inexpresividad de antes, aunque no sabía si provocarla así me había a hacer ganar más tiempo o sólo me lo iba a acortar aún más.
.- Sólo estaba fingiendo. Sólo eso. No te hagas ilusiones, no fue nada para mí.
.- ¿Por qué entonces? Sólo dilo de una vez ¿Por qué?…
Sonrió.
.- De verdad te destruiría ¿no? si nunca te lo digo, si nunca llegas a entenderlo…
.- ¡¿Por qué?
.- Sólo estaba jugando contigo, pero ya se volvió aburrido. Ahora voy a matarte.
Se puso de pie otra vez, acomodó el arma en la mano. No parecía con ganas de seguir hablando.
.- ¿Y Raph?.- Mi mente trabajaba lo más rápido que podía, pero era difícil concentrarse.- ¿También estás jugando con él? ¿Es esto lo que vas a hacerle?- De pronto pensé bien y sentí miedo ¿Qué tal si lo había hecho ya?
Al escuchar su nombre su cuerpo volvió a tensarse.
.- A él no lo metas en esto.- Dijo simplemente.
No, Raph estaba bien. Lo vi en sus ojos, a él sí lo amaba. Sentí alivio, al menos Raph no iba a terminar en la extraña situación en la que me encontraba. Dolió un poco, sin embargo, no lo negaré: sus sentimientos hacía él resaltaban la falta de ellos hacía mí. Era simplemente triste.
.- Así que de verdad te importa. – Dije.- Tienes una forma bastante especial de demostrarlo, poniendo tanto esfuerzo en llevarte a su hermano a la cama.
Ella sólo sonrió.
.- Tenía mis razones y te aseguro que mis sentimientos no tuvieron nada que ver con ellas. Fue todo bastante práctico al fin y al cabo.- Se volvió hacía mí con una mirada de genuino aborrecimiento. Más odio aún, no dejaba de sorprenderme ¿De dónde venía? ¿Por qué yo?- Pero si de lo que se trata es de apuntar con el dedo, me temo que tienes los pies demasiado cubiertos de barro, amigo mío. Cómo te atreves a acusarme de nada, acabas de traicionar a tú propio hermano y lo hiciste sin una gota de remordimiento.- Volvió a sonreír.- Bueno, era parte del encanto de todo esto y debo decirte que cumpliste con tu parte en forma esplendida.
No podía entender. Trataba y no lo conseguía.
¿Qué era todo eso? ¿Un elaborado plan para demostrar mi bajeza moral? Hermosa, no era necesario, te lo aseguro. Ya estoy perfectamente consiente de los subniveles que puedo alcanzar, de los que he alcanzado ya. No puedo sentirme más nada de lo que ya me siento.
Y aún así, duele darme cuenta de que tiene razón. Mi conciencia no se metió en lo absoluto hace un rato atrás, cuando estaba sobre ella. Sólo pensé… sólo quise…
Sólo…
Ni siquiera sé lo que pasa conmigo, ni siquiera sé lo que quiero. Ni siquiera sé por qué lucho. Tal vez ni siquiera valga la pena salvarme de esto.
.- Tengo que decir…- Volvió a Hablar.- Antes de que todo esto termine, que me sorprendió bastante. No pensé que resultaría así de fácil tenerte en esta posición. Todos te tienen por alguien lleno de cualidades, todo moral, todo perfección. Ellos no lo saben realmente ¿verdad? Ellos no tienen idea, de lo que pasa en verdad, de la confusión, del desastre que hay allá adentro, de lo quebrado que estás en verdad. Tú no les dejas saber, nunca lo haz hecho. Me pregunto qué pensarían de ti de saberlo, de saber lo que acaba de pasar aquí. Donde quedaría su héroe entonces… Convertido en una gran decepción, nada más.
.- ¿Lo fue?- Pregunté y de verdad quería saber.- ¿Fui una gran decepción?
Ella pareció pensarlo por un rato.
.- Casi me lo creí yo también. Casi creí que estabas tan alto como decían… pero al final, sólo actuaste como cualquier hombre que busca satisfacer sus necesidades. Sólo eso. Resultó que no había nada de impresionante en ti después de todo. Nada de perfección, nada de altura moral. Sólo un pedazo de basura egoísta como el resto de nosotros.
.- No…- Me impulsé hacía adelante sin pensar, tratando de que me mirase, pero ella de pronto esquivaba mi mirada.- No, no fue eso, nunca lo fue ¡nunca! Jamás fue eso lo que quise ¡Maldita sea!
Sora lanzó una carcajada y por fin me miró.
.- ¿Y qué fue, entonces? ¿Me amabas, Leo? ¿Es eso?- Volvió a reírse.- Por favor…
Sí, hermosa.
Sí…
.- ¿Por qué haces esto?
Ella retrocedió unos pasos, mirándome desde arriba.
.- Como te dije antes, tengo mis razones. Lo siento, pero tengo que matarte.
.- Nada pierdes entonces. Responde la pregunta…
Se quedó con la boca abierta, sin saber qué decir… por primera vez sin palabras.
.- ¿Te duele?- Preguntó y me tomó por sorpresa. Por un segundo me pareció que su expresión se había relajado, que su desprecio se había aplacado un poco.- No podía simplemente matarte, lo siento, debía hacerte sufrir un poco primero ¿te duele?
.- ¿Saber eso te haría feliz?
.- No.
Le creí.
.- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres matarme?
.- No quiero. Pero tengo que hacerlo.
Me volví a mirarla. Su rostro se había relajado por completo ¿Dudaba? El arma seguía firme en su mano, pero su expresión era de incomodidad.
.- No me odias realmente ¿Verdad?
Ella negó con la cabeza y ahora su cara era de tristeza.
.- Lo siento. No hago esto porque te odie.
.- Entonces no lo hagas. Háblame, dime qué está sucediendo. Encontraremos la forma de solucionarlo.
Volvió a negar con la cabeza y su expresión volvió a endurecerse.
.- No. No hay nada que puedas hacer. Esta es la única forma. Debo llenar la cuota.
Apoyó el cañón del arma contra mi frente. Me hubiera gustado una explicación antes de que me volara los sesos, pero, honestamente, si en ese momento hubiera jalado el gatillo, no creo que me hubiera importado un comino.
Simplemente me pareció el final apropiado.
.- Lo siento.- Repitió.
Necesitaba de una razón para defenderme y en ese momento no encontraba ninguna. Cerré los ojos y por un segundo volví a ver a la chica rubia del callejón…
Dispara, hermosa. Si morir es lo que quieres que haga, entonces eso haré…
.- Baja el arma.- Rugió una voz.
Sora se volvió en redondo con el espanto dibujado en la cara. Lo encontró parado a unos metros de nosotros, su sombra recortándose junto a la ventana...
Raphael.
.- Baja el arma ahora.
No estaba solo. Junto a él había otra sombra, una sombra alta, que me resultaba muy familiar también.
Sora se quedó dándome la espalda, congelada.
.- Baja el arma y aléjate de él... Ya.- Volvió a repetir Raph, cargando más la voz, pero sin llegar a gritar.
La chica pareció despertar de su asombro y obedeció. Sus ojos desorbitados se paseaban de Raph a la sombra que estaba junto a él. Raphael no se movió ni dijo nada. Sora cayó al suelo de rodillas, como si de pronto no tuviese fuerza suficiente para estar de pie.
.- Raphael... –Comenzó, casi a punto de echarse a llorar, luego se volvió hacia la otra sombra.- Maldito seas, teníamos un trato.- Le gritó. La sombra dio unos pasos hacia delante, haciéndose completamente visible para mí.
Era el hombre de la azotea, el que había seguido a Raph la noche anterior.
.- Verás, hermana, a último momento decidí cambiarlo. Pensé que sería mucho más divertido de esta forma.
.- Raph.- Sora se volvió nuevamente hacia Raphael, quien le miraba ceñudo, sin ninguna expresión.-No sé lo que te dijo, pero todo lo que he hecho, lo he hecho por ti. Tienes que dejarme explicar…
.-Por favor.- Dijo Raph, interrumpiendo los balbuceos de la chica.- Hazlo.
.-
Fin del cap.
