Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!

Este capítulo no está beteado, así que todos los errores son míos.


.: Veintiséis :.

Me arrastran por una serie de pasillos serpenteantes antes de que eventualmente me echen dentro de una habitación. Es grande, casi del tamaño de mi apartamento en Brooklyn, con altas ventanas de arco que están enmarcadas por raíces y ramas, igual que todas las puertas. Es como si todo el castillo estuviera formado de árboles vivientes. Me giro hacia mis captores, pero ellos cierran la puerta de golpe en cuanto estoy adentro, y el pesado clic del seguro deslizándose en su sitio hace eco a mi alrededor.

Me aparto de la puerta e intento descubrir qué es lo que quieren de mí y por qué mi muerte está siendo prolongada hasta el anochecer.

La decoración de la habitación es relativamente sencilla. Hay una cama grande en la que muero por acostarme, al igual que una cómoda con un peinador enfrente. Una silla pequeña está situada enfrente del peinador, pero aparte de eso no hay más cosas en la habitación. El piso bajo mis pies es de musgo suave, como una alfombre viviente, y al bajar la vista flexiono los dedos de los pies.

Se abre el seguro de la puerta y me doy la vuelta para encontrar a tres criaturas pequeñas usando mandiles entrar a toda prisa a la habitación. Una de ellas estira la mano hacia mí, jalando mi ropa.

—Sucia, sucia —se lamenta—. Tenemos mucho por hacer. —Chasquea la lengua, haciéndome parpadear.

—¿Disculpa?

Me ignora y empieza a darles órdenes a las otras dos. Una asiente y se apresura hacia la pared junto al peinador, revelando una puerta en los paneles de la pared que no había visto antes. La abre y capto el vistazo de una enorme tina de latón.

—¡Desnúdate! —me ordena la criatura que tengo enfrente. La miro, pero antes de poder decirle algo, ya me está quitando la ropa. Chillo a modo de protesta, pero sus manos son firmes y fuertes y me tiene completamente desvestida en cuestión de momentos—. Al baño, ¡ya! —Me empuja hacia la habitación con la tina donde una de sus ayudantes está llenando la tina de latón con agua. Me empujan dentro de la misma y aunque el agua no esta caliente, está tan limpia que me hace querer llorar. En cuanto estoy dentro de la tina una de las ayudantes me echa agua sobre la cabeza mientras la otra prepara una bandeja con cremas. La líder del pequeño grupo me agarra el cabello, quejándose de los nudos.

Me tallan y me maltratan hasta el cansancio. Las criaturas son tan eficientes que batallo con mantenerme atenta a su discusión, mucho menos puedo intervenir con mis preguntas.

Al fin encuentro una oportunidad.

—¿Por qué están haciendo todo esto? —exijo saber, mirando sobre mi hombro a la encargada.

Me voltea la cabeza de regreso a su posición para poder seguir desenmarañándome el cabello.

—Al Rey le gustan las cosas de una manera específica —dice, sus largos dedos deshacen mis nudos—. Y la Reina quiere hacer un espectáculo cuando te mate.

Trago con fuerza.

—¿Así que voy a morir?

—Oh, sí. —Me jala el cabello.

—Y harán un espectáculo de eso. —Estoy demasiado cansada para conectar emocionalmente con mis palabras, lo cual, supongo, es un pequeño favor.

Me jala el cabello otra vez.

—Lo que sea que te haya traído aquí, espero que valiera la pena.

Mis ojos se llenan de lágrimas calientes que arden, y meto la cabeza entre mis rodillas dobladas, sin molestarme en responder.

Luego de tallarme, peinarme y acicalarme adecuadamente, me envuelven en una bata y me regresan a la habitación.

—Vendremos a vestirte justo antes de que empiece —dice, mirándome. Asiento mientras ella y sus asistentes se retiran.

El cansancio me vence, y aunque es mi último día con vida, me muevo hacia la cama y colapso sobre ella para poder dormir al fin.