Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!

Este capítulo no está beteado, así que todos los errores son míos.


.: Veintinueve :.

La nieve cala tanto en mi sistema que me ayuda a salir del shock. Las lágrimas se congelan en mis mejillas ante el aire brutalmente helado, y me estremezco al cruzar la puerta de los elfos. Me giro hacia Edward en cuanto salimos. Está sangrando y se ve a punto de desmayarse, y su dolor inmediato me ofrece algo en que enfocarme.

—Tenemos que protegernos de este clima —le digo. Asiente, se ve aturdido—. Edward —digo en voz baja, rodeándole la cintura con un brazo. Parece que está a punto de colapsar—. Quédate conmigo, ¿de acuerdo? Tenemos que encontrar un lugar seguro donde resguardarnos.

Parpadea pesadamente y asiente. Gruño y lo jalo conmigo mientras avanzo tambaleándome a través del bosque. Estamos en la cúspide de un campo, y todo está cubierto en una manta fresca de nieve. No tengo idea de dónde estamos, pero no importa. Parece que el campo está delimitado por una cerca rota y eso significa que le pertenece a alguien, lo que significa que podremos encontrar ayuda.

Llevo a Edward conmigo a través del campo, intentando enfocarme en un paso a la vez.

Tardamos demasiado y Edward está a punto de desmayarse cuando veo un establo. Lo aprieto gentilmente para despertarlo.

—Hay un establo —le digo—. Vamos, nos quedaremos ahí esta noche.

Edward gruñe cuando lo arrastro a través del campo. Las puertas del establo no tienen candado y tengo que apoyar a Edward contra la pared para abrirlas. Adentro está seco y polvorosos con el aroma de paja y ganado. Estiro el brazo hacia Edward, lo agarro y lo llevo dentro del establo.

Hay unas pocas vacas y caballos ya acomodados para dormir, al igual que unas cuantas ovejas y cabras. Todos nos miran con curiosidad cuando arrastro a Edward dentro del lugar.

—Discúlpenos, por favor —le murmuro a los animales—. Necesitamos refugio.

Los animales no me responden de ninguna manera y me siento mejor luego de al menos haberles pedido poder compartir el espacio con ellos.

Dejo a Edward sobre un enorme montón de paja y me dejo caer cerca de él. Sus ojos se ven cansados cuando parpadea para mantenerse despierto.

—Necesito limpiar tus heridas —le digo—. Tenemos que empezar a extraer el veneno.

—Estoy bien —dice con voz rota.

Lo ignoro.

—Quédate aquí —susurro—. Iré por un poco de nieve.

Me pongo de pie incluso cuando protesta suavemente, y agarro una cubeta que está cerca de los caballos. Salgo y la lleno de nieve antes de cerrar la puerta del establo. Regreso con Edward, dejo ahí la cubeta y meto las manos en los bolsillos de mi pantalón. No tenía espacio para traer muchas cosas, pero si traje algunas de mis hierbas esenciales y justo ahora lo agradezco.

Derrito la nieve en mis manos, arranco tiras de tela de la orilla de la camiseta de Edward que todavía llevo puesta. Usando las hierbas en las heridas más infectadas, empiezo a limpiarlo. Se encoge por el frío, pero no protesta mientras trabajo.

Está en un estado peor del que me había dado cuenta. Su pecho está muy mal, pero no es nada comparado con las marcas en su espalda. Me horroriza ver que no puedo diferenciar cuáles fueron hechas por la Reina y cuáles por su bestia.

Las lágrimas me pican los ojos mientras lo limpio.

—¿Por qué nos llevaste ahí? —murmuro, parpadeando para alejar las lágrimas—. Nada podría valer la pena para pasar por esto.

Edward no responde y me doy cuenta que se quedó dormido. Sigo trabajando en él hasta que todas las heridas más severas están atendidas. Cuando tengo la certeza de que estará bien para pasar la noche, llevo mi atención a las marcas de garras en mi espalda. No son muy profundas, creo que no, y aunque el shock me ha ayudado a no sentirlas mucho todavía, sé que solo es cuestión de tiempo.

Las atiendo lo mejor que puedo y para cuando termino, ya no me queda mucho de la camiseta y ya me terminé todas mis hierbas.

Pongo una capa de paja sobre Edward antes de enterrarme en mi propio nido de paja para permitirme sumirme en un profundo sueño, alejando todos los pensamientos sobre monstruos y hadas para otro día.