Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!

Este capítulo no está beteado, así que todos los errores son míos.


.: Treinta y cuatro :.

El agua me quema con la ferocidad de la frialdad. El pánico se apodera de mí, acelerándome el corazón, y pateo la mano que me está agarrando, pero es en vano. La luz de la superficie se apaga rápidamente de la existencia, la presión a mí alrededor se vuelve inmensa.

Voy a morir aquí abajo. Voy a morir y ni siquiera he besado apropiadamente a Edward.

Es una estupidez enfocarme en eso, pero es ahí a donde se dirige mi mente, a la superficie donde hombre que no es un hombre probablemente está gritando mi nombre y maldiciendo en cada lenguaje que conoce.

Mis ojos se tornan borrosos, empiezo a ver manchas negras, y sé que no duraré mucho tiempo más.

La criatura que me está jalando por el tobillo me libera y, durante un momento, me veo suspendida en el agua, ingrávida y desorientada.

Luego veo un destello azul plateado ante mis ojos. Algo se está moviendo a mi alrededor, dando vueltas, esperando.

El pánico se posa en mí y mi magia ataca, intentando con desesperación aferrarme a cualquier esperanza de sobrevivir. La criatura que se retuerce se detiene y me agarra el brazo, jalándome a ciegas por la oscuridad.

Casi no me queda aire y estoy a punto de jadear, a pesar de que sé que eso solo me llenará los pulmones de agua, cuando mi cabeza sale por la superficie.

El jadeo que escapa de mis labios es más bien un grito mientras manoteo e inhalo tanto oxígeno como me es posible. Está completamente oscuro, y no tengo idea de dónde estoy o qué estoy haciendo aquí; todo lo que sé es que puedo respirar.

Pues escuchar el agua moviéndose, y lentamente, las suaves luces azul luminiscentes cobran vida enfrente de mí, iluminando el espacio donde me encuentro. Es una especie de cueva submarina, aunque no puedo ver mucho ante la tenue luz.

Los puntos azules giran y se mueven, y me concentro en ellos, me doy cuenta de que son una cola, no solo luces al azar. Mis ojos siguen la forma que tienen, se me seca la boca cuando poso la mirada en el rostro que me observa.

Decir sirenita sería usar una palabra muy amable, y sirena es demasiado seductor. Esta criatura, lo que sea que es, es aterradora. Enorme, con ojos de pescado; una mandíbula enorme llena de dientes como los de un pejesapo; y una larga columna de espinas inclinada de un brillante azul.

Me llamaste, Mascota.

No sé si está hablando en voz alta, o si de alguna manera está hablando directamente en mi mente, pero su voz reverbera a mi alrededor, dentro de mí, hasta que estoy temblando por ello.

—N-no —tartamudeo—. No te llamé.

Su cola salpica sobre el agua con irritación. Sí lo hiciste. Te escuché, Mascota.

Trago con fuerza, mis piernas patean debajo de mí para mantenerme a flota. Responderé tus preguntas, pero se debe pagar el precio.

—¿El precio? —pregunto con voz débil.

Unos dientes afilados destellan en la oscuridad. Eso depende de tu pregunta, Mascota.

Siento como si un peso se posara en mi estómago. Inhalo una temblorosa respiración.

—¿Cómo rompo los juramentos de lealtad?

La criatura emite un sonido de chasqueo raspado. Pregunta equivocada, inténtalo otra vez.

Frunzo el ceño. ¿Qué significa eso? ¿Cómo es que es la pregunta equivocada? De eso se trata toda esta maldita búsqueda.

Inténtalo otra vez, urge la criatura.

Frunzo el ceño, mi mente revolotea hacia mis sueños, a la bruja. Pienso en Edward y en el Rey Hazel y la Reina Serpiente y de pronto lo .

—¿Cuál es el precio que se debe pagar por un alma?

La criatura sonríe, su cola se mueve a través del agua y envía ondulaciones de suave luz azul a mí alrededor.

Inclínate ante mí, Mascota. Intercambiaremos secretos.

Se me acelera el corazón, vadeo acercándome a la criatura. Unos dedos raquíticos me agarran los brazos cuando la bestia me acerca a él y hunde sus dientes en mi cuello.