Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!

Este capítulo no está beteado, así que todos los errores son míos.


.: Treinta y ocho :.

Ella no volvió a ser la misma después de que regresó del mar.

Nadie sabía lo que le había pasado, qué había visto o hecho, pero una cosa era segura: algo le había pasado ese día. Algo que no podía superar.

Ignoraba a su hija – la bebé a la que solía adorar todas las horas del día. Después de ese día, difícilmente podía voltear a verla.

Se encerró en sí misma, cubriéndose en un manto de fatiga y angustia. No hablaba; no comía, pero frecuentemente se encontraba derramando amargas lágrimas.

Conforme se acercaba la luna llena, se sentía más y más angustiada. Gritaba de terror en la noche, y en la mañana se quedaba sentada en la ventana con fantasmas en sus ojos vacíos. A veces, solo a veces, murmuraba algo, en voz demasiado baja para escucharla, y a veces grandes lágrimas caían por sus mejillas, goteando en el chal que mantenía alrededor de sus hombros. Nadie sabía qué hacer por ella.

La noche de la luna llena fue por su hija que dormía pacíficamente envuelta en la manta que ella le había hecho durante los días en los que todavía estaba hinchada con vida y esperanza.

Tomó a la bebé durmiente en sus brazos, las lágrimas caían por su cara y aterrizaban en la perfecta piel de porcelana de la bebé. Sin decir ni una palabra, sacó a la bebé de la casa y entró al bosque.

Sus pisadas se sentían pesadas al vagar el conocido sendero entre los árboles. Su amante estaba ahí en el claro, esperándola, y cuando vio a su amor con su hija en sus brazos, él cayó de rodillas.

Oh, estrellas del firmamento. Se sintió dominado.

Se encontró con su amante en la barranca, le ofreció a su hija sin decir palabra. Él tomó a la bebé en sus brazos y nació en él un amor diferente a todo el que había conocido antes.

Ella es todo —le dijo su amante—. Ella será nuestro todo.

Ella intentó no llorar mientras él hablaba, pero las lágrimas salieron de sus ojos, cayendo sobre sus labios temblorosos.

Ella puede liberarte —dijo suavemente, con voz temblorosa. Su amante la miró—. Ella puede otorgarte la libertad que deseas.

Su amante se quedó mudo a causa de esto.

¿Sigue siendo lo que deseas? —preguntó.

Él bajó la vista a su hija.

Más que nada —susurró.

Las lágrimas silenciosas de la mujer ganaron fuerza.

Muy bien —susurró y, de su falda, sacó una navaja maldita. Su amante, tan perdido en los ojos de su amada hija, no vio el brillo de la plata al estar suspendida en el aire, ni el destello que hizo al bajar y perforar el corazón de su hija.

No fue hasta que la sangre le llenó las manos que él alzó la vista hacia su amada. Shock, traición y enojo se agitaron en él en una furia demasiado oscura para ponerle nombre.

Un alma por un alma —le dijo ella, sus palabras se rompieron a causa de los sollozos—. Un amor más grande que cualquier otro, sacrificado. Ese es el precio de tu libertad.