Los Guardianes de la Noche

Capitulo 1: Una noche como todas

La noche se encontraba muy avanzada, serian mas o menos como las doce de la media noche. En un barrio de Japon, uno de esos barrios donde abundan los malhechores y los delincuentes, en un edificio destartalado en la habitación 215, se hallaban dos jóvenes los cuales descansaban luego de su arduo trabajo de placer. Un chico miraba con deseo la delicada figura de la mujer que se encontraba dormida a su lado. Miro hacia la ventana, hundido en sus pensamientos.
- ahhh… cinco años…
Se paro del lecho, y comenzo a vestirse. La chica con la que estaba al lado, se desperto de a poco por el ruido que el hacia. Lo miro extrañada.
- Que raro…otra vez te estas llendo, y a estas horas…es que no eres capaz de quedarte junto a mi por lo menos hasta la mañana?
- Sabes que tengo trabajo que hacer…ademas, lo que estamos haciendo esta mal
- Que esta mal? Que yo sepa, no estamos rompiendo la tregua
- Lo se, pero aun asi no deberia ser, es como…ofensivo… - la chica lo miro enojada, pero el no presto atención. Se paro, y lo abrazo por la espalda, impidiendo que se abrochara la camisa.
- Que sucede contigo? Acaso, dices que esta mal todo esto? – lo volteo para mirarlo a los ojos – acaso no te gusta estar conmigo? – iba a besarlo, pero el la retuvo, acomodandose la camisa que la chica comenzaba a desabrochar.
- No, no es eso, pero sabes que somos diferentes…
- De que hablas, Inuyasha? Que yo sepa, eso nunca antes te importo
- Inuyasha: lo se Kikyou, pero es asi. Tu eres una guardiana del dia, yo de la noche. Tu perteneces a la oscuridad, y yo a la luz. Pero aun asi, me gusta estar contigo si, pero no creo que sea correcto.
- Kikyou: vendras en la noche?
- Inuyasha: si no tengo trabajo si. Me tengo que ir, te amo – y dandole un fugaz beso en los labios, salio de la habitación de aquel edificio caido en miseria.

Caminaba por las calles de la ciudad, aquella noche, por entre las calles desiertas de personas, pero con unos pocos carros llendo y viniendo por la autopista. El cielo tenia la ausencia de la luna, y por supuesto, de las estrellas. Hacia un poco de frio, pero a el no le molestaba eso en lo absoluto.
- Vaya, con que estuviste otra vez con la señorita Kikyou, no es cierto?
- Inuyasha: como se nota que me conoces
- Sabes lo que opino de eso, no?
- Inuyasha: si, si lo se, no es necesario que lo repitas, pero…es un asunto delicado, sabes?
- No, no lo se, porque yo no estoy tan loco como para andar con una guardiana del dia siendo un guardian de la noche
- Inuyasha: no necesito que me retes Miroku, sabes muy bien que eso no me importa en lo mas minimo.
- Miroku: como digas. Quieres venir conmigo al bar de Myoga? Me dijo que esta noche habria un espectáculo con unas chicas hermosas. Capaz alli encuentras una que te guste
- Inuyasha: creo que no soy como tu, idiota
- Miroku: por lo menos estoy con una humana comun y corriente, y no con un ser de la oscuridad.
Llegaron a aquel bar, el cual estaba atestado de gente. Se acercaron a la barra, donde un hombre algo anciano los miro y los saludo con alegria
- Myoga: Miroku! Inuyasha! Que bueno es verlos por aquí
- Miroku: buenas, buenas, amigo mio!
- Myoga: que desean esta noche? La casa invita
- Miroku: eres muy amable. Bueno, por la linda ocasión, quiero que me des un Breeze Ice
- Inuyasha: a mi solo dame un whisky doble
- Myoga: en seguida
El bar de Myoga era uno de los mas populares de la ciudad, ya que a pesar del alcohol, tenia un ambiente unico y buscado por toda la población juvenil y que desea tomarse la vida de forma Light. Era una discoteca con todo lo metalico que podia dar, un DJ famoso, luces de lasers, sonido a full volumen, humo, y por supuesto, no podrian faltar las chicas con sus bailes.
- Miroku: bueno, voy a divertirme un poco. No deseas venir?
- Inuyasha: Sango te va a matar si se entera
- Miroku: no se va a enterar, ademas, ella esta de mision. Bueno, ya veo que no deseas diversión esta noche mas que la que tuviste con Kikyou.
Miroku agarro su botella de Breeze Ice, dejando a Inuyasha solo en la barra con su whisky doble, pensando en su situación con Kikyou.
- Inuyasha: maldición… - se tomo de un golpe aquel pequeño trago.
- Myoga: se ve perturbado esta noche, señor Inuyasha, le sucede algo?
- Inuyasha: si, Kikyou es lo que me sucede Myoga
- Myoga: Kikyou? No es esa chica que anda siempre con usted?
- Inuyasha: asi es
- Myoga: pero, que pasa con ella?
- Inuyasha: Myoga…eres un gran amigo de mi padre fallecido, y por supuesto tambien mio, por eso voy a confiarte esto, pero no debes pasarselo a nadie mas – el anciano Myoga asintió como comprendiendo la delicadeza de la situación – resulta que Kikyou y yo nos amamos, pero ella…bueno, podria decirse que no esta bien que estemos juntos, ya que ella es una guardiana del dia…
- Myoga: que? Usted esta enamorado de un ser de la oscuridad?
- Inuyasha: shhh! Si, lo estoy, pero ella nunca ha desobedecido la tregua.
- Myoga: pero señor Inuyasha, usted sabe muy bien que eso no esta bien
- Inuyasha: si, si lo se, pero…eso en verdad no me importa…
- Myoga: y no piensa hacer nada?
Inuyasha no le respondio. Se termino de beber su whisky, y dejo la barra. Salio del bar, decidiendo dejar solo a Miroku con su fiesta nocturna. Se encontro caminando nuevamente por las calles oscuras de Japon. Estaba lloviendo, y eso no le importaba, llevaba su cabeza cubierta por la capucha de su chaqueta. Llego a la casa, y se metio en la ducha de agua caliente. No fue exactamente un baño, mas bien era para sacarse el frio de la lluvia, y para que el agua que caia por su cuerpo le refrescara la mente. Aun seguia atormentado, desde hacia dos años lo estaba, y logico, era por su situación con Kikyou. Salio de la ducha, secando su cuerpo y su cabello plateado. Se quedo observando aquellas orejas que adornaban su cabeza.
- Inuyasha: por lo menos Kikyou fue la unica capaz de amarme con mi aspecto
Se puso unos short cortos, y se acosto en la cama. No queria pensar mas, por lo menos no el resto de aquella noche. Miro el reloj: las 3:30 am. Parecia que Miroku logro cumplir su objetivo de distraerlo unas horas. Luego, sin saber en que pensar, se quedo dormido sobre las sabanas blancas de su cama, esperando otro dia de tortura y martirio.