Capitulo 2: La Tregua entre la Luz y la Oscuridad
"Toc,
toc, toc…
-
Si, digame?
-
Si, señora, soy el joven que la llamo hace unas horas
en la mañana
-
Trajiste la foto?
-
Si… - el chico metio por entre la rendija de la puerta un
sobre amarillento, que la señora al otro lado recibio. Se
escucho el sonido del papel
-
Hmm…muy bien, pasa.
La
puerta se abrio por completo, y el joven pudo pasar. La habitación,
bastante pequeña, estaba completamente desordenada. El joven
paso como pudo, llendo a la cocina donde la señora le indico
que pasara.
-
Me tendras que perdonar hijo mio, pero la casa anda algo
desordenada. No te molesta que te diga hijo mio, cierto? Para mi,
todos son mis hijos…
El
joven no le prestaba mucha atención a lo que la anciana decia.
La cocina estaba llena de ollas y cubiertos como todas, pero habia
algo mas; extraños frascos de colores, algunos con objetos que
él nunca antes habia visto, y en aquel momento no queria
averiguar lo que eran.
-
Bueno, como ya sabras, me puedes llamar anciana Urasue
-
Si, lo se
-
Urasue: viniste por ella? – señalo a una hermosa
joven en una foto que se hallaba dentro del sobre que le entrego a
ella. El chico solo asintio con la cabeza – se cual es tu problema
– le decia, revolviendo el contenido de una olla – tu y ella eran
muy felices, se amaban mucho, tanto que se entregaron lo mas
preciado, y justo cuando se iban a casar, ella te deja, no es asi?
-
Si, asi es…
-
Urasue: Dejame decirte su estado especial; ella esta
embarazada, pero no de ti – el chico bajo la cabeza con tristeza.
No sabia que responder – bueno, si has venido hasta aquí
para pedir mi ayuda, eso quiere decir que…
-
Lo que usted hace es real?
-
Urasue: Claro que lo es! Pero dejame decirte, que el tratar de
matar a una criatura es un pecado. Lo aceptas? – le dijo, mirandolo
de frente
-
Aceptar que?
-
Urasue: pues el pecado! Una vez que se haga, no podras ir para
atrás – le tendio la mano – entonces, aceptas? – el
joven dudo, y la anciana lo noto, pero no dijo nada. Fue entonces…
-
Si – tomando su mano – acepto
-
Urasue: muy bien – sonrio con malevolencia. – lo primero
sera debilitarla.
Tomo
la mano del joven, y con un cuchillo, le hizo un corte en la palma.
Lleno un pequeño envase con la sangre, y agrego varios
ingredientes mas, repugnantes en la opinión del joven. La
anciana termino de hacer lo que parecia ser, aunque imposible, una
especie de solucion magica, o algo similar.
-
Urasue: tomalo – el joven miro el frasco con una expresión
de asco intenso. La anciana parecia desesperarse – que te importa
mas? Los ingredientes o el efecto? – el joven miro una vez mas el
frasco
-
El efecto – y lo tomo de un solo golpe, sintiendo el
repugnante sabor.
Mientras, que en otro lugar…
-
Pero dime por que no?
-
Ya te dije que amo a otra persona, si vine contigo sin
avisarle es porque necesitabas mucho mi ayuda. Ademas, el y yo nos
vamos a casar en unos dias. Yo ya cumpli con mi parte – y se
fue.
De
regreso a Japon…
-
Urasue: ya esta. Ahora debemos hacer que pierda a la criatura,
no es eso lo que quieres?
-
Asi es.
-
Urasue: muy bien – la anciana cerro sus ojos, y comenzo a
murmurar variadas palabras en un idioma extraño que el joven
no podia reconocer. Luego, vio como la anciana hacia unos movimientos
con la mano, como si estuviera retorciendo y aplastando una figura u
objeto invisible. Cada vez que aumentaban la violencia de sus manos,
el joven sentia un dolor fuerte en su pecho, que no sabia de donde
provenia ni como evitarlo.
En un barco, algo lejos de alli…
Una
joven miraba con ojos soñadores el cielo azul y el oscuro y
profundo mar por la borda.
-
No te preocupes amor mio, pronto estare contigo…
De
repente, comenzo a sentir un dolor en su vientre muy fuerte. Comenzo
a gritar desesperadamente, tratando en vano de calmar aquel dolor que
le llego de golpe. El dolor era insoportable, tanto que la obligo a
echarse al suelo, apretando con fuerza su vientre y gritando cada vez
mas fuerte. Luego, sin poder aguantar mas, cayo inconciente.
-
Nooo!
Un
joven corrio hacia ella presurosamente, arrodillandose junto a su
cuerpo, rogando que lo que el temia fuera mentira, pero no lo era.
Bajo el cuerpo de la joven, salia poco a poco un gran chorro de
sangre, haciendo un charco alrededor de ella. El joven estaba
asustado, a pesar de todo, no queria que eso le pasara a ella, ya que
su felicidad acababa de ser destruida. Todos estaban arremolinados
alrededor. Un doctor llego, y verificaba el cuerpo de la chica.
Luego, miro al joven, creyendo que era su pareja.
-
Lo siento mucho joven, pero la chica ha perdido al bebe… -
le decia, con voz melancolica. El joven no reacciono de ninguna
forma.
Se
paro diciendole al doctor que la llevaran sana y salva a Japon.
Luego, camino por la popa del barco, con una mirada de odio en sus
ojos, un odio grande y profundo.
-
Urasue…
Devuelta
en Japon…
-
Maldición! No pudimos pararla!
-
Que querias que hiciera si te la pasas en donde no deberias
estar?
-
Lo se, lo se! Pero es que…ahhh! Por que no pudimos
detenerla, maldita bruja?
-
Ya callense los dos! Ahora, hay que dictar la sentencia…
El
joven estaba en la misma cocina de la anciana, arrodillado en el
suelo, y una oscuridad rodeandolo. Lo que lograba recordar a medias
eran los ultimos movimientos violentos de la anciana, y como al
final, aplaudia, y…un destello que destruyo parte de la sala y la
cocina. Ahora se hallaba apoyado contra la pared, bañado en
sudor, escuchando unas voces lejanas. Le costaba respirar, ya que el
ambiente estaba cargado de humo de nicotina.
-
Bueno, ya me calmo…
-
Asi esta mejor Miroku, debes controlar mas tus impulsos.
Ademas, Sango tiene razon, de no haber sido por ti, hubieramos
llegado antes y haber detenido el hechizo de la anciana.
-
Sango: pudimos haberla salvado, no lo entiendes?
-
Miroku: yo…lo siento, es que…
-
Ya, mejor calmense.
-
Sango: la bruja sera destruida, Sesshomaru?
-
Sesshomaru: por supuesto, ella violo la tregua
-
Miroku: destruir a una criatura de esa forma…
-
Sesshomaru: y lo peor, esta clase de seres oscuros utilizan su
magia engañando a la victima…
-
Sango: osea, que ese joven que estaba aquí fue metido
en una trampa?
El
joven siguió escuchando aquellas voces como lejanas…
-
Quien….quienes son..ustedes? – le costaba hablar.
-
Miroku: que…el nos puede ver y oir?
-
Sango: parece que si…Sesshomaru?
-
Sesshomaru: si, en efecto, parece ser…un Otro…
-
Un…que…?
-
Sango: tranquilo, todo va a estar bien – el chico sintio
como una mano le cerraba los ojos – tranquilo…
Luego, un grito desgarrador de una joven, aquel grito que sonaba por el dolor y el sufrimiento que sentia, y que unos segundos mas tarde, lo acompaño otro lamento con el mismo sentimiento…
-
Ahomeeeee!"
-
Ahh! Noo!
Se
desperto en su habitación oscura, empapado en un sudor frio.
Sus ojos abiertos por el miedo y la sorpresa mirando el vacio, y su
respiración agitada, que poco a poco volvia a su nivel
original.
-
"Vaya, hace tiempo que no tenia ese sueño…y hace
tanto tiempo que paso…"
Miro
el reloj junto a su cama en la mesa de noche, y vio que eran las once
de la mañana. Pesadamente, se paro de la cama, y comenzo a
vestirse, con la misma ropa que siempre viste; unos pantalones
negros, unas botas negras, una camisa sin mangas color rojo sangre, y
encima, una chaqueta de cuero negro. Luego, se sento en lo que seria
la sala de estar, donde en la biblioteca, consiguió un libro
en particular, y que a pesar de haberlo leido muchas veces, no lo
lograba comprender…
El
libro no tenia titulo, era simplemente de color negro con bordes
dorados. El joven abrio una de sus paginas, leyendo nuevamente
aquella historia sin fin.
"Hace
millones de siglos, han existido la raza humana, y entre ellos, los
que eran nombrados los Otros. Los Otros eran humanos, pero con
poderes y especialidades unicas en ellos. Estaban divididos en dos
bandos; los Otros de la Luz, y los Otros de la Oscuridad. Desde el
inicio de la vida, el Bien y el Mal han estado combatiendo por
siempre, y es aquí en donde contamos esta historia. La anciana
Kaede, una sacerdotisa, jefa del bando de la Luz, y Naraku, un
demonio que comandaba las fuerzas de la Oscuridad. Estaba escrito que
ambos bandos se encontrarian en un puente para luchar a muerte. Y asi
fue; hechiceros, guerreros, humanos, demonios y bestias combatieron
con toda su energia. Naraku se regocijaba del placer, mientras que la
anciana Kaede lloraba, lloraba lagrimas de sangre por todos aquellos
que habia perdido. Fue cuando ella se dio cuenta que la magnitud del
bien y del mal estaban igualadas, fue entonces que se le ocurrio una
idea para que aquella guerra no continuara, y no quedara un alma;
paro el tiempo, y se acerco lentamente a Naraku. Ambos, el Bien y el
Mal crearon un acuerdo, una tregua; que cada ser y cada Otro tenia la
oportunidad de elegir entre el bien y el mal. Ademas, se crearian
permisos que la Luz le daba a la Oscuridad, y viceversa, para hacer
ciertos actos que tenian que ver con sus poderes. Y para vigilar
ambos bandos, se crearon varios agentes; los de la Luz, serian los
Guardianes de la Noche, y los de la Oscuridad, serian los Guardianes
del Dia. Asi, ambos bandos se asegurarian de que todos cumplen con la
tregua, ademas de defender a aquel que se halla metido por accidente
por su camino. Esa tregua se mantendría estable con el pasar
del tiempo, equilibrando la balanza entre lo bueno y lo
malo…"
Inuyasha
cerro el libro de golpe.
-
Inuyasha: "si…desde hace cinco años que me paso
aquel accidente con la bruja Urasue, me he convertido en un Guardian
de la Noche…"
Fue
cuando su celular comenzo a sonar.
-
Inuyasha: si?
-
Inuyasha?
-
Inuyasha: que quieres Sesshomaru?
-
Sesshomaru: mas respeto! Presta atención; hay vampiros
en la ciudad, parecen que estan usando el llamado con un humano.
-
Inuyasha: el llamado? Que es eso?
-
Sesshomaru: el llamado es lo que los seres de la Oscuridad
siempre usan para atraer victimas. Uno de los síntomas es que
el llamado produce una presion muy fuerte a la persona que lo
escucha, produciendo un derrame sanguineo interno pero no grave. Lo
unico que se, es que es un chico, supongo que tendra menos de diez
años. Buscalo, puede estar en cualquier parte de la ciudad.
Recuerda, sabras si es el solo si tu tambien escuchas el llamado.
-
Inuyasha: ahh…entiendo…
-
Sesshomaru: quiero que te lleves la linterna, y mas te vale
que esta vez uses el foco correcto
-
Inuyasha: el negro, no?
-
Sesshomaru: si, el negro. Te sientes mal? No te oyes nada
bien…
-
Inuyasha: si, estoy bien - decia con una ronca voz, que
lógicamente daba a entender que no estaba nada bien
-
Sesshomaru: te lo tomaste? – le pregunto, en un tono de
reprimenda. Inuyasha abrio la nevera, sacando un frasco grande de
vidrio donde se puede contemplar que antes estaba lleno de un liquido
rojo oscuro. Alzo el frasco, bebiendo unas ultimas gotas
-
Inuyasha: maldición, esta porqueria se me acabo…me
podrias conseguir mas?
-
Sesshomaru: tratare, pero sabes que la sangre de humano no es
tan facil de conseguir
-
Inuyasha: si, lo se
-
Sesshomaru: bueno, quiero que vayas ahora. Si tienes algun
problema, hablales a Sango y a Miroku, que en este momento estan
supervisando la ciudad. Y si no, me llamas
-
Inuyasha: de acuerdo. – colgo el telefono, y guardo la
linterna en el interior de su chaqueta de cuero. Se puso unas gafas
oscuras, y salio del apartamento – "Y como siempre, otro dia de
trabajo…"
