¡Hola! Aquí estamos otra vez, gracias por leer el fanfic me alegra de que les aya gustado, si tienen alguna duda o comentario al respecto no duden en dejarme un review.

Aclaración: Los personajes de esta historia le pertenecen a J.k. Rowing, yo solo juego con ellos.


¿Que ella que?

POV:HARRY.

No me pregunten como fueron las cosas después de ese momento, porque no lo se. A partir de ahí, mi memoria se convierto en un torbellino de pánico, desesperación y confusión. Resultó que alguien había llamado a la ambulancia muggle porque unos minutos después James y yo estábamos dentro de la ambulancia con Ginny en una camilla y doctores revisándola, dirigiéndonos a toda prisa a un hospital muggle.

No se cómo pero logre contactarme con mi mejor amiga Hermione, tartamudeando logre comentarle más o menos lo que sucedía y tres horas después estábamos toda la familia Weasley en un hospital muggle esperando alguna noticia para poder trasladar a Ginny a San Mungo.

Molly lloraba desconsoladamente en el pecho de Arthur, Angelina trataba de calmar la desesperación de George, Percy nervioso, no paraba levantarse y volver a sentarse mientras su esposa Audrey Weasley trataba de calmarlo, Bill y Fleur habían decidido que lo mejor sería llevar a los pequeños- Teddy, Victoire, Dominique, Louis, Molly segunda, James y Fred segundo-devuelta a la madriguera hasta recibir noticias, Charlie ya se encontraba en camino desde Rumania y Ron y Hermione se mantenían cada uno a mi lado. Hermione no paraba de llorar, no sollozaba, pero las lágrimas caían solas por pura desesperación. Y yo, bueno, me encontraba en un especié de trance, tratando de contener las ganas de entrar a la sala de cirugía y pedir respuesta.

Pareció que pasaba una eternidad hasta que un señor con una bata blanca entró y automáticamente todos se pusieron de pie.

—¿Familiares de Ginevra Weasley de Potter?— preguntó con voz cansada, como si hiciera esto varias veces al día.

—Somos su familia.— alcanzó a decir Arthur, pálido como un fantasma.

—Por favor dígame cómo está mi hija.— lloro Molly.

—Se encuentra estable.— reconoció el doctor.

Nueve suspiros de alivio hicieron eco por la habitación.

—Pero…—continuó el doctor.

Y nueve personas volvieron a contener el aliento.

—La emos diagnosticado con Amnesia disociativa.— finalizó.

Los suspiros fueron cambiado por confusión en la cara de todos.

—Disculpe ¿Que?— hable por primera vez en casi cinco horas.

Sin embargo, Hermione soltó un grito ahogado y se tapó la boca con las mano con los ojos bien abiertos.

—¿Que ella que?— preguntó.

—¿Que es la Menesia dicorativa?— preguntó Ron, tan confuso como todos los demás.

—Es…— empezó el médico pero fue interrumpido por mi amiga.

—Es Amnesia disociativa, Ron, y produce…— Hermione palideció antes de decir.—Perdida de memoria por algún trauma.

—¿Perdida de memoria? ¿A que te refieres exactamente?— pregunté. Ya me hacia una idea de lo que significaba y no, no me gustaba.

—Eso mismo.— Hermione me miro con pena.—Perdió la memoria por algún trauma en el accidente.

—Si, esto puede sonar raro pero…— comenzó el doctor fulminado con la mirada a Hermione.—La señora Potter presenta un caso grave de pérdida de memoria. ¿Acaso a sufrido antes algún trauma?

La mirada de pánico que todos le dimos debió ser respuesta suficiente, suspiro y asintió.

—Si, eso me tenía. Ah despertado unos momentos luego de la cirugía y se ah puesto a gritar, cosas sin sentido. Como ¿donde están mis padres? Y ¿Por que no estoy en Hogwarts? Pero hemos tenido que volverla a anestesiar, no sabremos hasta que punto es la gravedad hasta que se encuentre totalmente despierta. Pero ahora debe descansar, les aconsejo que hicieran lo mismo.

—¡Espere!— exclamó antes de que se fuera.—¿No podemos verla? Por favor.

Para mi mala suerte el negó con la cabeza.

—Ella necesita descansar, no se aceptarán visitas hasta mañana por la mañana.

—Pero…— trate de insistir.

—Harry cariño…— habló entonces Molly con voz suave, parecía averse recuperado un poco al saber que su hija estaba bien.—Vamos a casa a descansar esta noche, mañana temprano vendremos a verla.

—Pero…—volví a tratar.

—Vamos colega.— dijo Ron, pasándome un brazo por los hombros.—Me haré cargo del cuartel mañana y tú podrás venir a visitarla a primera hora. Pero tienes que descansar.

Suspire, no iba a llegar a ningún lado discutiendo con ellos, así que me limité a asentí con la cabeza.

*

Luego de que Ron y Hermione se fueran hacia el ministerio junto con James para dejarlo en la guardería, me quede impacientado esperando a Arthur y Molly, que habían decidido venir conmigo, Teddy se había ido con su abuela Andromeda la noche anterior y yo le había prometido que el próximo viernes sin falta lo recogería y pasaríamos el fin de semana juntos.

Percy, Bill y George pasarían a visitar a Ginny esa misma tarde, primero tenían que dejar todo en orden en sus respectivos trabajos, al igual que Charlie que llegaba esta misma tarde a la Madriguera.

—Ya estamos listos, Harry.— me dijo Arthur, tan desesperado como debía encontrarme.

Molly iba a su lado nerviosa, asentí y los tres nos aparecimos junto al hospital, habíamos solicitado un traslado de hospital para que puedan atender a Ginny en San Mungo, y se suponía que se llevaría acabo hoy.

Aparecimos en un callejón junto al hospital muggle, caminamos hasta la entrada y solicitamos ver a Ginny.

La secretaria que nos atendió se portó muy amable y nos indicó que Ginny había despertado y el número de habitación. Casi corrí hasta llegar al cuarto tropezando con un montón de personas por el camino. Nos detuvimos frente a la puerta de la habitación, que tenía una pequeña ventanilla de cristal por donde se podía observar el interior de la habitación.

Suspire de alivio cuando la observe sentada en la cama con el ceño fruncido eh intentando responder a las preguntas que un doctor le hacía a toda prisa.

—¿Como te llamas?

—Ginny Weasley.— fue su respuesta.

—¿Cuantos años tienes?

—No me acuerdo.

—¿Con quien vives?— siguió el doctor.

—Con mis padres. ¿Y donde…?

—¿A que edad…?— pero Ginny lo interrumpió antes de que continuara.

—¿Donde están mis padres?— preguntó. El doctor frunció el ceño , molesto por el cambio de papeles en la conversación.

—¡Ginny cariño!— exclamó Molly entrando en la habitación seguida de su marido.

—¡Mama! ¿Que está pasando? ¿Donde estoy? ¿Y quien es este señor tan raro…?— preguntó ella a toda prisa.

—Ginny, cielo, se que es confuso pro te lo explicaremos todo ¿vale?— le dijo Arthur.

El doctor asumiendo que era un momento familiar privado, decidió salir al pasillo donde me encontraba aún observándola medio embobado. Su presencia me devolvió a la realidad.

—¿Que pasa con el traslado? ¿Cuando podremos llevárnosla?

El suspiro.—Ahora mismo puedo darle la autorización y si quiere algunas sugerencias de tratamiento.

Considerando que se trataría en un hospital mágico, supuse que Ginny no las necesitaría.

—Solo la autorización, por favor.

Asintió con la cabeza.—Regresó en un momento.— dio la vuelta por el pasillo y se alejó.

Respire hondo con el corazón en la garganta y entre en la habitación.

Apenas la puerta volvió a abrirse Ginny me observo y yo la observe a ella. Traía una bata de hospital puesta y tenía cicatrices recientes en los brazos, también llevaba una venda en la cabeza y estaba conectada a algunos aparatos raros. Me acerqué a ella lentamente, un poco aturdido.

—Hola.— murmure bajito.

Ella frunció el ceño lentamente y en un tono extraño respondió.—Hola.

—¿Como estas? ¿Te duele algo?— se que probablemente eran preguntas estupidas, pero no se me ocurría que más decir.

—No me duele…nada.— se limitó a decir. Molly y Arthur nos observaban y desee que salieran un rato, para poder hablar a solas con mi pelirroja.

—Bien…— dije nervioso.—En un miento autorizaran la trasferencia y podremos llevarte a San Mungo.

Ginny se volvió hacia sus padres.

—¿A San Mungo? ¿Que ah pasado?

—Bueno… cariño es un poco difícil de explicar pero…te lo explicaremos todo cuando lleguemos a casa.

—¿Y eso cuando será?— preguntó.

—Pronto.— dije.—En cuanto te revisen en San Mungo nos iremos todos a casa. Seguro que tienes muchas ganas de ver a James.— le dije y sonreí de lado.

Sin embargo ella frunció el ceño.

—¿A quien?— preguntó.

Vale, eso no me lo esperaba.

—A James, nuestro…— me detuve en seco cuando las palabras de Hermione me taladraron el cerebro.

Perdida de memoria por algún trauma.

No, no, no, no.

De pronto me cuesta respirar. Entendía que había perdido la memoria por un trauma pero la pregunta era ¿cuál?

—Ginny… ¿no sabes quien en James?— murmuré bajito.

Molly se había tapado la boca con las manos y trataba de contener un sollozo y Arthur le apretaba la mano.

—Lo siento… no.— dijo.

—Vale…— respire hondo.—¿Y Teddy?

Sacudió la cabeza con aire confundidos

Contuve el aliento, esos eran siete años atrás… por los pantalones de Merlín. Ginny estaba algo pálida y evidentemente agotada. No quería pasarme el día preguntándole que recordaba y que no, sobretodo por que era obvio que necesitaba descansar. Así que solté la bomba. Me acerqué a ella y le tomé la mano.

—¿Te acuerdas de quien soy?— hasta ahí estábamos. Nos conocíamos hace más de trece años, tenía que recordarme.

Pero cuando bajo los hombros en señal de derrota y negó con la cabeza, sentí que el mundo se me caía encima.

*

—¿Hay algún tratamiento?— le pregunté desesperado al sanador.

Habíamos hecho el traslado a San Mungo y la habían revisado, las heridas del cuerpo fueron la más fáciles de curar dado que no fueron provocadas con magia. Las mentales por otro lado…

—La respuesta rápida a su pregunta: Si.— respondió el sanador. Al ver que yo ya habría la boca para hablar me interrumpió.— Pero es un proceso agotador y los resultados son distintos en todos los pacientes.

—¿A que se refiere?— pregunté como por quinienta vez en el día.

—Vera, señor Potter, el proceso se realiza con la legeremancia como factor principal. En los casos como los de su esposa la persona pierde los recuerdos debido a una situación traumática que quiera borrar de su mente, debido a los sucesos que ya me ah explicado que a experimentado la señora Potter, es de entender que la pérdida sea tan… grande.

Claro ¿como no? Cuando Voldemort utilizo a Ginny para abrir la cámara secreta ella apenas tenía once años… ningún niño de once años debería experimentar algo así y si, lo digo por experiencia. Lo peor de todo es que casi puedo ver al desgraciado burlándose de mi desde el infierno o donde sea que esta. Ni muerto deja de joderme la vida.

—Así que.— prosiguió.—Usando la legeremancia el sanador se adentra en los recuerdos del paciente tratando de…¿como lo diría? ¿Liberarlos? Algo por el estilo.

Medite sus palabra unos segundos hasta que finalmente dije.

—Pero si ella no tiene ninguna barrera de oclumancia, ¿para que servirá la legeremnacia?

—Ese es el punto, señor Potter.— el hombre parecía contento con que lo haya entendido.—El paciente no tiene ninguna barrera mágica… pero si mental. Nosotros sólo utilizamos la magia para romper esa barrera, pero como ya eh mencionado, al no ser una barrera mágica, los resultados varían dependiendo del paciente.

—Así que para resumir… un sanador entrará a la cabeza de mi esposa eh intentará que ella pueda acceder a sus recuerdos nuevamente.— dije.

—Correcto.— asintió el sanador.—Eso si, el proceso es delicado debido a la confidencialidad del paciente y sus memorias. Para llevarlo acabo se debe tener el consentimiento firmado tanto del paciente como de su tutor. En este caso, usted su esposo.

Suspire y me pase las manos por el pelo tratando de pensar. No me agradaba mucho la idea de alguien paseándose por la mente de Ginny y mucho menos viendo sus recuerdos pero por lo visto no había otra opción.

—Si aceptó esto será sólo bajo suma confidencialidad. No quiero a nadie divulgando nada de lo que se vea en la cesiones.— aclare.—Y quiero estar presente durante estas.

—Por supuesto, usted decide las condiciones siempre y cuando se respeten los acuerdos que haga con el sanador. Si gusta puedo enseñarle algunos de los mejores y más experiencia tienen.

Asentí y el sanador me recomendó a un tal Sebastián Morris. Era un hombre de treinta y dos años con especialización en la rama curativa de la mente a travez de la legeremancia, al parecer era uno de los más jóvenes pero sus trabajos siempre daban frutos.

—Puedo ajustarle la primera cita este viernes para que completen los acuerdos de el procedimiento, luego ustedes decidirán los días de tratamiento.

Asentí.—¿Entonces ya puedo llevármela a casa?

—Si.— dijo.—Pero una cosa más, la Amnesia disociativa si bien cuenta con que el paciente no tenga memoria a largo plazo, también está el hecho de que en la mayoría de los casos, tampoco tienen memoria a corto plazo. Es decir, puede ser que ya se haya olvidado todo lo que pasó esta mañana.

—¿Que quiere decirme con esto?— pregunté.

—Va a empezar a olvidar las cosas en el transcurso del día, como si empeorara antes de mejorar, yo le recomiendo que le ponga tareas fáciles de realizar como leer un libro o armar un rompecabezas, cosas que obliguen a su memoria o concentrase en lo que hace y poco a poco valla recordando.

—Entiendo. Gracias, sanador Robinson.— el asintió y me dispuse a salir de su oficina.

No me cabe la menor duda de que estos meses serán de locos.


Aclaración: Los temas de pérdida de memoria tratados aquí no son cuestión de juego. No planeo burlarme de la enfermedad ni minimizarla. Solo la uso en la historia y tratare de hacerlo más acuerdo posible a la realidad y lo que sufren las personas con esta enfermedad. Cualquier duda o pregunta que quieran hacerme pueden dejar un review y la responderé. Cualquier queja o recomendación sobre el tema en cuestión lo tomaré en cuenta. Gracias.